La administración pública pone el acento de sus prácticas en los ciudadanos, para que sean ellos quienes evalúen y garanticen la legalidad y transparencia en la actuación del gobierno y, al mismo tiempo, fomenten su incorporación hacia nuevas formas organizacionales con el objetivo de proyectar estrategias incluyentes que resuelvan los múltiples retos de la transformación social en las grandes urbes. El análisis del desarrollo de las políticas públicas, su evaluación y en especial el seguimiento de resultados por parte de la administración pública y de la ciudadanía, son eslabones sumamente relevantes. Sin embargo, en los procesos de urbanización y bienestar, los impactos entre la planeación de programas de carácter social y la construcción de obras en los espacios urbanos muestran que, aunque bien intencionados, en su desarrollo se trastoca la calidad de vida de los habitantes. Las imágenes capturadas en la Ciudad de México y entidades vecinas muestran el largo trecho entre la demanda ciudadana, la planeación y la consecución de programas en instituciones y espacios públicos: su ineficacia, ineficiencia y falta de sensibilización; la mirada está en el impacto de las molestias temporales o permanentes de las acciones públicas. Este trabajo considera los daños colaterales a partir de la puesta en marcha de la planeación de programas públicos y de sus huellas, como negligencias apropiadas en espacios ajenos, señalamientos que nos recuerdan de tiempos pasados e ilusiones que forman parte del paisaje urbano; remembranzas del enorme cuerpo de la administración pública en acción, cuyo infortunio contempla el largo plazo y no el impacto inmediato que poco satisface la expectativa ciudadana, que dejan a un costado y a lo largo del camino su propio bienestar. A la espera del resultado final, el sujeto sobre-vive ilusionado o aterrorizado del desarrollo que se expande e impone frente a sus ojos.