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Política y cultura

versión impresa ISSN 0188-7742

Polít. cult.  no.39 México abr. 2013

 

La dimensión subjetiva de lo político

 

El concepto de individualización en la sociología clásica y contemporánea

 

Gina Zabludovsky Kuper*

 

* Profesora adscrita a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México [ginaza@unam.mx].

 

Artículo recibido el: 30-04-12
Artículo aceptado el: 19-03-13

 

Resumen

El texto aborda el concepto de individualización en la obra de los clásicos de la sociología como Émile Durkheim y George Simmel; analiza las contribuciones de uno de los autores más importantes de mediados del siglo XX: Norbert Elias; y reflexiona sobre la herencia y novedades del uso de este concepto en pensadores contemporáneos como Zygmunt Bauman y Ulrich Beck. Por último, con la individualización como marco de interpretación, el artículo incorpora una interpretación de la realidad mexicana y destaca la importancia del trabajo conceptual para la comunicación y precisión en las ciencias sociales.

Palabras clave: individualización, diferenciación, modernidad, sociología, México.

 

Abstract

The text addresses the concept of individualization in the works of Emile Durkheim, George Simmel and Norbert Elias and reflects on the legacy and new developments in the use of this concept in contemporary thinkers as Zygmunt Bauman and Ulrich Beck. Finally, the article includes an interpretation of the Mexican reality and emphasizes the importance of the conceptual work in communication field for the social sciences.

Key words: individualization, social differentiation, modernity, sociology, Mexico.

 

INTRODUCCIÓN

El presente artículo explora el concepto de individualización y su pertinencia para el análisis de la sociedad contemporánea. El enfoque adoptado vincula el desarrollo de la individualización con el proceso histórico de diferenciación social que caracteriza a la modernidad y que se expresa en un conjunto de creencias, prácticas y normas sociales que han sido propias de las sociedades industrializadas. Este punto de partida, eminentemente sociológico, se distingue de las polémicas de corte político que contraponen al individuo con la sociedad o el Estado, y de los debates teórico-epistemológicos que optan entre el individuo o la estructura social como método de aproximarse a la realidad social, dando lugar a las controversias en torno al "individualismo metodológico" frente a la preeminencia de la "estructura" o la "totalidad social".

Desde esta perspectiva, a pesar de que, como lo han señalado varios autores,1 el concepto de persona puede rastrearse desde los griegos, el término "individualismo" es mucho más reciente y responde a los procesos que se manifiestan de forma más evidente a partir del siglo XIX. A juicio de Steven Lukes, el primero en utilizar el término fue De Maistre, pero los que lo trataron de forma más sistemática fueron los discípulos de Saint-Simon. En la cultura democrática moderna, el concepto adquiriría un peso decisivo con Alexis de Tocqueville, quien lo introduce en el tratamiento de la esfera pública2 y logra diferenciar entre el mero egoísmo y el individualismo de corte democrático.3

A partir de estos antecedentes, el presente trabajo explica los fundamentos de esta terminología en la obra de sociólogos clásicos y contemporáneos como Émile Durkheim, George Simmel, Norbert Elias, Zygmunt Bauman, Ulrich Beck, Gilles Lipovetsky y Robert Wuthnow. En los últimos apartados, se muestra cómo esta propuesta puede ser utilizada para el diagnóstico de la sociedad mexicana en la actualidad y se destaca la importancia que tiene la precisión conceptual para lograr la claridad necesaria en la comunicación.

 

LA TRADICIÓN CLÁSICA: DURKHEIM Y SIMMEL

Como lo ha señalado Lidia Girola, Émile Durkheim desarrolla el concepto de individualismo para referirse a la moralidad propia de las sociedades complejas e industrializadas de Occidente que se da a la par de la intensificación de la división social del trabajo,4 la descentralización profesional5 y de la consolidación del Estado y otras instituciones.

Este tema es expuesto de forma original en De la división social del trabajo,6 donde el autor asocia esta última a la "solidaridad orgánica o por diferencias" y explica cómo –en contraste a la mecánica o por similitudes– la solidaridad de tipo moderna es característica del proceso de diferenciación a partir de nuevas formas de colaboración que fomentan la iniciativa, la reflexión, valoración y autorrealización de la persona.

El individualismo se expresa así en los valores, creencias y prescripciones normativas que enaltecen la defensa y dignidad de la persona con base en un conjunto de derechos, libertades y responsabilidades que exaltan la libertad, autonomía, el respeto mutuo y responsabilidad cívica.7

El tema está presente a la largo de la trayectoria de Durkheim y se expresa en su obra en distintas etapas. En el conocido libro El suicidio el autor contrapone el egoísmo con el individualismo moral y explica que, mientras el primero suele ser resultado de una socialización desintegradora, el segundo conlleva a obligaciones y derechos de un miembro activo en la comunidad.8

En su célebre texto Las formas elementales de la vida religiosa,9 Durkheim aborda la cuestión enfatizando que el individualismo es una forma de conciencia colectiva propia de las sociedades modernas y que, como tal, debe distinguirse de las interpretaciones que lo equiparan a una nueva forma de disolución social. A contrapartida de estas argumentaciones, nuestro autor insiste en que se trata más bien de una "religión de la persona" que opera como fundamento de la identidad a partir de una moral que sacraliza y convierte a los seres humanos en objeto de culto.10

En la misma época que Durkheim desarrollaba estas concepciones que serían los pilares de la sociología francesa, en Alemania, su contemporáneo George Simmel, también realizaría importantes aportaciones a la concepción de individualismo en relación con el problema de la identidad del hombre moderno y su estatuto dentro de la sociedad de masas y la vida urbana en las grandes ciudades.11

El tema es tratado con especial riqueza en la Filosofía del dinero, y los textos compilados en el libro Sobre individualidad y las formas sociales, donde el autor explica las transformaciones en las apreciaciones valorativas de la sociedad a partir del desarrollo de la economía monetaria y los efectos que éste ha tenido en el proceso de diferenciación, el análisis del sentido de libertad individual, extensión del grupo social y la atomización de la personalidad.12

El dinero y las normas del mercado hacen posible una "libertad de trabajo inaudita" y fomentan la competencia que da pie a la "enorme individualización del hombre". La extensión del círculo económico determina una distinción cualitativa del trabajo y una especialización sin precedentes, que dota a sus miembros de una excepcional libertad y autonomía. Como lo señala el autor: "gracias al dinero, el grupo de la economía natural, pequeño, cerrado y uniforme, se convierte en otro cuyo carácter unitario se escinde en los dos aspectos de la ampliación y de la individualización".13

Como lo ha mostrado Gustavo Leyva, Simmel aborda la cuestión de la formación del individuo en relación con el desarrollo de un estilo particular personal y, desde esta perspectiva, el tema es también tratado en los ensayos sobre historia del arte donde se analiza la obra de Dante, Goethe, Rembrandt, Rodin y Shakespeare.14 En estos textos, Simmel enfatiza el papel de las vanguardias artísticas en el desarrollo de un ideal de personalidad propio del individualismo moderno, y afirma que esta manifestación alcanza su máxima expresión durante el Romanticismo, para el cual "el individuo es el último punto de referencia del acontecer del mundo".15

Como veremos a continuación, el tratamiento del individualismo adquirirá una nueva dimensión en las teorías que se elaboran hacia mediados del siglo XIX y dentro de las cuales las aportaciones de Norbert Elias (1897-1990) resultan de una particular importancia.

 

INDIVIDUALIZACIÓN Y CIVILIZACIÓN EN NORBERT ELIAS

Para Norbert Elias, lejos de responder al orden biológico y a la naturaleza humana, la individualización que caracteriza a la sociedad moderna, debe entenderse a la luz de una teoría del "proceso de civilización" que está presente en toda su obra.16

A semejanza de Durkheim, Elias considera que la individualización es producto de una transformación social ajena al control de las personas y resultado de sus relaciones mutuas, que se produce a la par de la creciente diferenciación de las funciones sociales y el dominio cada vez mayor sobre las fuerzas naturales.

Los procesos de individualización y civilización se caracterizan por el paso de pequeñas agrupaciones hacia grandes conglomerados humanos. La movilidad aumenta conforme disminuye el encapsulamiento dentro de familias, grupos ligados al parentesco y comunidades locales. El individuo deja de pertenecer a las pequeñas unidades sociales para integrarse paulatinamente a las grandes organizaciones. Las tareas de protección y control que eran ejercidas por uniones vitalicias e indisolubles, y grupos endógenos reducidos (como clanes, comunidades rurales o gremios) se transfieren a las agrupaciones estatales altamente centralizadas y cada vez más urbanas.

En el transcurso de este cambio, al llegar a la edad adulta, los seres humanos dependen cada vez menos de sus pequeñas colectividades para la protección de la salud, la alimentación, el salvaguardo de lo heredado y lo adquirido y las posibilidades de obtener ayuda y consejos. La cohesión y armonía comunitaria se relajan y la actuación desde la "perspectiva del nosotros" se ve sustituida por una conciencia de la importancia de tomar decisiones de forma individual dentro de una sociedad crecientemente diferenciada.17

Como de alguna forma ya lo había demostrado Max Weber,18 Elias considera que la diversificación social se produce con procesos paralelos de urbanización y burocratización. Los asentamientos rústicos se transforman primero en colonias urbanas y ciudades república, y posteriormente en conjuntos de ciudades o reinos con una organización política centralizada, que en el transcurso de la historia, dará lugar primero a los Estados dinásticos y luego al Estado-nación.19

A semejanza de lo que sostenía George Simmel,20 Elias afirma que el proceso de diferenciación y de individualización se vincula con la circulación del dinero. La utilización de piezas de metal cuyo peso y valor social están garantizados por el sello de un soberano, o de un poder central presupone ya un alto grado de organización social y el incremento de la circulación de moneda es una indiscutible señal de la ampliación de las cadenas de acciones y la intensificación de la división de funciones.21

Desde esta perspectiva, y a semejanza de como lo hará su alumno Anthony Giddens décadas después,22 Elias también enfatiza la importancia de la medición del tiempo. A medida que aumenta la especialización, se hace cada vez más necesaria la coordinación de funciones y actividades por parte de agrupaciones cada vez más grandes y centralizadas; y a la par, se desarrolla un proceso de autocontención social. El empleo del reloj se vuelve entonces imprescindible como instrumento que permite coordinar las actividades de muchas personas con un elevado grado de autorregulación.23

La creciente diferenciación y autorregulación social se da a la par del aumento de los márgenes para la elección individual. Los seres humanos obedecen cada vez más a sus propios dictados, sus ámbitos de deliberación aumentan y se multiplica el número de opciones. La elección se convierte entonces en un imperativo "No sólo pueden sino que tienen que decidir y ser independientes. En esto no cabe posibilidad de elección".24

Las múltiples alternativas posibles generan bienestar y desdicha. La elevada individualización abre a las personas particulares diferentes caminos hacia formas específicas de satisfacción, realización, alegría, bienestar y placer que se asocian con sentimientos de autosatisfacción y realización y otro tipo de recompensas como la adquisición de poder y posesiones o el aprecio de los demás.25

Sin embargo, las distintas opciones también generan estados de insatisfacción y vacío, dolor, desdicha, descontento y malestar.26 Estas frustraciones son resultado de sociedades con una competencia regulada y en donde se plantean objetivos que son inalcanzables para muchos.

El ser humano aprende desde edad temprana que debe diferenciarse, competir y destacar por sus propias cualidades para llegar a sentir orgullo de sí mismo, ser digno de aplauso y encontrar satisfacción en sus éxitos. Sin embargo, también es cierto que, en sociedades de este tipo, los ámbitos en los que uno puede sobresalir están rigurosamente delimitados y en muchas circunstancias lo que se espera del individuo es precisamente lo contrario. Descollar por encima de otros puede provocar desaprobación. No es fácil mantener el equilibrio justo entre la capacidad de ser semejante a los demás y la facultad para ser único y distinto, y los esfuerzos para lograr este balance generan conflictos.

Las posibilidades de elegir por uno mismo y buscar los anhelos personales mediante los propios esfuerzos, conlleva a una serie de riesgos particulares. Se espera que cada persona posea una amplia visión y una gran perseverancia, sea capaz de abandonar las posibilidades de felicidad momentánea y relegue sus impulsos inmediatos a favor de objetivos a largo plazo que prometen satisfacción duradera.27

Pero como es natural, uno también puede equivocarse y la amplia gama de aspiraciones también produce un gran número de frustraciones.28 De acuerdo con las distintas oportunidades y clases sociales, los individuos se enfrentan a diversas encrucijadas para optar por la dirección a seguir y tienen que "abandonar al borde del camino todas las alternativas no tomadas, las oportunidades desperdiciadas, las vidas no vividas, los papeles no desempeñados, y las vivencias no experimentadas".29 Si se vuelve la mirada hacia atrás, es fácil caer en la duda y lamentarse de las rutas no transitadas y de los talentos y dones que no llegaron a desarrollarse.

El afán de destacar sobre los demás, de buscar anhelos personales mediante los propios méritos se convierte en un componente fundamental de la identidad. El individuo vive como un proceso natural lo que se ha desarrollado mediante un aprendizaje social que en términos históricos se ha extendido paulatinamente. Primero sólo existía entre los hombres y en capas reducidas de la población y luego se hace extensiva a las mujeres y otros sectores.30

Así entendida, la individualización es una estructura de la personalidad propia de las sociedades industrializadas en la cual, como si se tratara de un anhelo evidente y natural, el "ideal del yo" busca diferenciarse de los demás. Las personas suelen experimentar la sensación de que la vida social les impide la realización de lo que son "interiormente" y "naturalmente". Desde esta perspectiva, la sociedad es percibida como una especie de carcelera, una madre poderosa, hostil y limitante que impone restricciones a su hijo y lo obliga a contener dentro de sí lo que sería capaz de hacer y expresar por su cuenta.31

Esta percepción se convierte en una convincente verdad emocional muy adecuada para las personas de nuestro tiempo que, debido al grado relativamente alto de individualización, se sienten como nómadas, como "sujetos" aislados frente a los que se encuentra el resto del mundo. En oposición a esta sensación, Elias explica cómo, en realidad, la percepción de no poder vivir la propia vida y la de estar esencialmente solo son aspectos de un mismo fenómeno. La construcción de este esquema básico de la personalidad es un producto de los procesos paralelos de individualización y civilización caracterizados por una mayor contención de los impulsos.32 Las pretendidas divergencias entre los requerimientos individuales y los colectivos, entre la propia personalidad y las estructuras sociales, forman parte de los problemas internos de las sociedades industrializadas altamente diferenciadas, donde la necesidad de estar solo va de la mano de la necesidad de pertenecer a la sociedad.

Estos procesos se hacen más evidentes en ciertas etapas de la vida como la adolescencia y juventud, y en especial a la hora de morir.33 Esta etapa es analizada con particular atención en el texto titulado La soledad de los moribundos, donde Elias explica cómo, lejos de ser una cuestión meramente biológica, la vivencia de la muerte responde a las distintas formas de autopercepción según los diferentes estadios de la civilización. En las sociedades estatales desarrolladas se vive una represión hacia la muerte generada, en gran medida, por el poderoso impulso hacia la individualización que se inicia en el Renacimiento y se prolonga hasta nuestros días.34 El motivo vivencial de la muerte en solitario responde a la idea que tienen los seres humanos sobre sí mismos como personas totalmente autónomas, separadas, distintas e independientes de los demás.35

A partir de estos argumentos, Elias desarrolla una constante crítica a la pretendida separación y/o antítesis entre individuo y sociedad que constituye el eje de muchas corrientes sociológicas. Para entender la forma en que los seres humanos se relacionan entre sí de una manera recíproca, es necesario repensar a las personas simultáneamente como el yo y el nosotros y contrarrestar la presión de una ciencia social que divide y polariza la concepción de lo humano a partir de una falsa dicotomía entre individuo y sociedad. A juicio de Elias, todos los conceptos de las ciencias sociales como los de "familia" y" sociedad" se refieren a grupos interdependientes, a figuraciones específicas de personas que se integran a otras personas y que, como tales, no pueden concebirse como ajenos al individuo.36

Una vez expuestas las ideas fundamentales de Elias y los pensadores clásicos a continuación se expondrá la forma en que la temática de la individualización es tratada en el pensamiento contemporáneo.

 

LA TEORÍA DE LA INDIVIDUALIZACIÓN EN LOS AUTORES CONTEMPORÁNEOS: BECK, BAUMAN, LIPOVETSKY Y WUTHNOW

Las propuestas de autores como Durkheim, Simmel y Elias, adquieren una nueva resonancia en las recientes formulaciones sobre el tema desarrolladas por autores contemporáneos como Gilles Lipovetsky, para quien el individualismo se vincula con la "hedonización de la vida" y la "lógica de seducción" propia de la "era del vació".37

El tema también ha sido tratado ampliamente por otros sociólogos como Zygmunt Bauman y Ulrich Beck. Ante un mundo que presenta, a la vez, una mayor incertidumbre y un mayor rango de opciones, los seres humanos se ven obligados a elegir entre una amplia gama de oportunidades. La intensificación del proceso de individualización, propio de la modernidad tardía, lleva a que la identidad deje de ser un "dato" para convertirse en una "tarea".

En la medida en que son los propios actores quienes deben cargar con las responsabilidades, las consecuencias y efectos secundarios de su actuación, "los hombres y mujeres de hoy en día ya no tienen a nadie a quien culpar por sus éxitos y fracasos y las condiciones de la vida colectiva deben renegociarse continuamente según los diversos casos".38

De acuerdo con las tesis de Beck, en el contexto de la individualización, la propia existencia es vivida como una biografía reflexiva y electiva, que se expresa en el mandato "hágalo usted mismo". La promesa de la modernidad "que nació de la reivindicación del poder del sujeto" se cumple con creces en las sociedades contemporánea y la necesidad de "llevar una vida propia", que antes era patrimonio de unos cuantos, se convierte en una exigencia para un creciente número de seres humanos que tienen que desarrollar su individualidad en un mundo desbocado. Los hombres y mujeres de hoy en día, se perciben como si estuvieran desincrustados de la sociedad. Viven intentando hallar soluciones biográficas a contradicciones sistémicas sin alcanzar a entender que el individualismo propio de la "sociedad de riesgo" es resultado del desequilibrio institucionalizado en las nuevas condiciones de globalización.39

En este contexto, las crisis dejan de ser percibidas en su dimensión social, las formas de vida se destradicionalizan y las personas luchan de forma compulsiva por vivir su propia vida en un mundo que cada vez se les escapa más y donde las recetas y los estereotipos sobre los roles han dejado de funcionar.40

Así, a semejanza de lo que habían sostenido los expositores de la teoría sociológica clásica como Durkheim y Elias, Ulrich y Elizabeth Beck consideran que, lejos de tener sus raíces en los propios actores, el individualismo moderno surge en el contexto de cambio colectivo y de una socialización compleja, contingente y con altos niveles de diferenciación. La imagen de un yo "humano y autárquico", que presupone que los individuos dominan por sí mismos la totalidad de sus vidas, se contrapone constantemente a la experiencia cotidiana y a la mirada sociológica que no puede concebir al individuo sino es en sus relaciones con el mundo del trabajo, la familia y las redes e instituciones globales.41

¿Hasta qué punto esta forma de individualismo se opone a los procesos de integración social y hasta dónde los hace posibles? ¿En qué medida esta individualización produce una merma de la ciudadanía, y de participación en asociaciones voluntarias y otras actividades altruistas?

Para pensadores como Zygmunt Bauman, el proceso de globalización y de individualización de la sociedad contemporánea apunta en esta dirección. A juicio de este autor, es muy difícil que los nuevos "individuos por destino" puedan ser empáticos con las inquietudes de los demás, por lo cual tienden a no involucrarse con problemas comunes. Desde este punto de partida, apoyándose en una interpretación de las tesis de Tocqueville en el sentido de que "el individuo puede llegar a ser el mayor enemigo del ciudadano", Bauman afirma que el "otro lado de la individualización parece ser la desintegración de la ciudadanía".42

Sin embargo, no todos los autores contemporáneos parecen compartir esta opinión. Desde una perspectiva más optimista, Lipovetsky considera que la posmoralidad nunca debe leerse como sinónimo de inmoralidad. En la sociedad actual, el relativismo no puede hacerse equivalente a un nihilismo. En la medida en que perdura un núcleo consensual de valores democráticos esenciales, la pérdida de las referencias tradicionales no se traduce en un caos social. A juicio de este pensador, la multiplicación de asociaciones de ayuda mutua y voluntaria, muestra que "la desaparición de la moral incondicional no se ha traducido en una proliferación de conductas egoístas en el conjunto del cuerpo social".43

Esta postura también ha sido desarrollada desde un punto de vista diferente por autores de otras latitudes como Robert Wuthnow quien, en una investigación sobre lo que ocurre en Estados Unidos, demuestra que la búsqueda de bienestar individual no vulnera necesariamente las actitudes altruistas.

El autor explica cómo la libertad y el esfuerzo para lograr un elevado triunfo propio constituyen algunas de las conquistas más preciadas de la sociedad en Estados Unidos. De hecho, los pilares del american way of life son precisamente: 1) la libertad para hacer lo que se quiere, 2) la valoración de la lucha por el éxito individual, y 3) la idea de que lo que se debe hacer es perseguir este provecho personal.44

En la cultura de Estados Unidos la convicción de que se puede tener éxito con tal de que se esfuerce uno en lograrlo, implica al mismo tiempo que "un fracaso puede ser atribuido a un error del individuo". Bajo la premisa de que "puedo logar todo lo que quiera, si me aplico lo suficiente para ello", más de la mitad de la población opina que "Los hombres son generalmente culpables de su propia desdicha".45

Sin embargo, a pesar de estas presuposiciones, Wuthnow sostiene que, en Estados Unidos existe también un importante núcleo de valores que gira en torno a la necesidad de preocuparse por los demás. Como lo muestra el número de horas que la población estadounidense dedica a las más diversas formas de ayuda voluntaria, un individualista a ultranza puede llegar a ser sumamente compasivo.46

Desde esta perspectiva, a diferencia de Bauman, Wuthnow considera que, por lo menos en lo que se refiere a Estados Unidos, el individualismo y el altruismo no se anulan mutuamente, sino que, en la realidad, éstos tienden a ser combinados de forma muy compleja. El fuerte interés en la autorrealización y el bienestar no es incompatible con las actividades de tipo voluntario sino que, muchas veces, las personas más individualistas pueden ser las que se muestren más abiertas, para ayudar a los demás. La postura característica del individualismo estadounidense, que se yergue sobre la convicción de que cada uno es responsable de su propia ventura, no conduce, necesariamente a aminorar la importancia que reviste la preocupación por las otras personas ni merma la adhesión a valores altruistas que llevan a comprometerse con actividades caritativas y de servicio a la comunidad.47 Para mostrar estos puntos, el autor recurre a los resultados de las encuestas que miden la participación activa en las organizaciones.

Como veremos a continuación, este tipo de indicadores también se han utilizado en el caso de México.

 

LA INDIVIDUALIZACIÓN DE MÉXICO

De acuerdo con tendencias mundiales, los estudios de valores en la sociedad mexicana también muestran que en ésta se ha producido un proceso de individualización y que una gran mayoría de las personas considera que su éxito personal se debe más a sus propias decisiones y esfuerzos que a otros factores.

A partir de una interpretación propia de los resultados de la Encuesta nacional de valores sobre lo que une y divide a los mexicanos (ENVUD),48 se pudo observar que los habitantes de nuestro país consideran que lo que más se necesita para ascender en la posición social es tener "preparación y estudios" (88%), "trabajar duro" (74%) y mostrar una "actitud ganadora" (43%). Como contraste, sólo 23% de los mexicanos(as) considera que sus propias circunstancias o posibilidades de éxito se explican por "tener fe" y sólo 15% cree que se debe a su "buena suerte".

Las anteriores respuestas muestran que, como en otros países, la forma en que los mexicanos(as) se conciben a sí mismos responde a una individualización de corte moderno que se yergue sobre la convicción de que el propio individuo es el responsable de sus conquistas y debilidades. Lo anterior se hace especialmente notorio en el caso de los jóvenes. De hecho, una considerable mayoría de la población menor de 30 años consideró que tiene una completa libertad de elegir y control sobre sus vidas, 67% calificó este rubro con evaluaciones que van del 8 al 10.49

Al respecto, conviene aclarar que el concepto de individualización aquí empleado es congruente con el que se ha sustentado a lo largo del presente trabajo, a partir de la recuperación de la tradición sociológica clásica y contemporánea. Como ya se ha señalado, este término no necesariamente se equipara con el egoísmo y, como lo muestra el caso de Estados Unidos, no siempre se vincula con el bajo índice de participación y pertenencia a grupos u organizaciones.

Así considerado, este concepto se diferencia del que han sostenido diversos analistas como Jorge Castañeda50 y Leonardo Curzio,51 quienes –lejos de concebir al individualismo como producto de la socialización característica de modernidad– retoman las tesis de Samuel Ramos y Octavio Paz y, desde una perspectiva un tanto esencialista, afirman que el individualismo mexicano es un símbolo de la "falta de rumbo"52 de nuestro pueblo, un factor de retraso propio del "ser de los mexicanos" o del "alma nacional" que se caracteriza por la aversión al conflicto,53 la resistencia a emprender acciones colectivas y por un tipo de desconfianza colosal concebida como una enfermedad que se expresa en forma de "sospechosísimo" que "lleva a ocultar parte de la verdad como estrategia de relación con los otros".54

Al respecto, concuerdo con las críticas expresadas por Alejandro Moreno cuando señala que el término individualismo no es el más apropiado para describir lo que Jorge Castañeda tiene en mente y que las estadísticas y encuestas que cita carecen, en la mayoría de los casos, de referentes de comparación55 para diagnosticar si son propiamente mexicanas o también se encuentran en otras sociedades.

Por otro lado, aunque parto de una definición distinta de individualización, coincido con ciertos criterios de Luis de la Calle y Miriam Jerade56 cuando afirman que algunos rasgos individualistas de los mexicanos son acordes con la modernidad. Al respecto, como ya se vio al analizar la obra de Robert Wuthnow, y como también lo advierten Suhayla Bazbaz, Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos,57 resulta conveniente cuestionar la lectura tradicional que necesariamente concibe al beneficio individual y a la acción colectiva como una dicotomía.

Lo anterior, sin embargo, tampoco debe leerse como una defensa del liberalismo económico más extremo, que sostiene que la competencia irrestricta y el bienestar individual necesariamente redundan en la prosperidad social. Como también lo ha mostrado Miguel del Castillo Negrete, las inequidades prevalecientes en México hacen evidente que esto no siempre ocurre.58

 

A MANERA DE CONCLUSIÓN: LA IMPORTANCIA DE LA REFLEXIÓN CONCEPTUAL

Como se ha demostrado en el presente artículo, el problema del individualismo y el de la individualización han sido recuperados de forma creciente para hacer un diagnóstico de lo que ocurren en la sociedad contemporánea.

En el caso de nuestro país, en varios textos publicados durante los últimos años, los términos se han utilizado para referirse a una pretendida pre-modernidad política y una especie de "alma nacional" del mexicano con supuestas características esencialistas desarrolladas a partir de un rescate contemporáneo de los textos de Samuel Ramos y de Octavio Paz.

Esta forma de caracterizar a lo mexicano que ahora se trata de mostrar a partir de una interpretación personal de cuestionarios y encuestas, responde más bien a una tradición ensayística y provocadora que, como tal, puede ser sumamente sugerente pero que no tiene como respaldo un trabajo minucioso de precisión conceptual que, desde nuestro punto de vista, sólo puede lograrse a partir de la reconstrucción del pensamiento clásico y contemporáneo.

Como se ha visto en este trabajo, la herencia intelectual de nuestra disciplina nos permite concebir la individualización desde una perspectiva sociológica en la cual, más que una fuerza "opuesta al desarrollo de la modernidad", se trata de una consecuencia de la misma que, como tal, no puede entenderse sino a la luz del desarrollo institucional y de un complejo proceso de socialización.

Esta perspectiva ha sido desarrollada ampliamente por autores contemporáneos como Gilles Lipovetsky, Ulrich y Elizabeth Beck y Zygmunt Bauman, quienes a su vez son herederos de la tradición sociológica de mediados del siglo XX presente en autores como Norbert Elias y de los pensadores clásicos que lo precedieron, entre los que destacan George Simmel y Émile Durkheim.

La revisión que se ha desarrollado en este trabajo, a partir de las líneas de continuidad y ruptura de estos autores, muestra la importancia de llevar a cabo una agenda alrededor de los conceptos que se utilizan cotidianamente en el trabajo de investigación y cuya continua reelaboración resulta prometedora tanto para el pensamiento teórico como para el trabajo empírico. La reflexión sobre los conceptos y su revisión en un proceso de actualización permanente, permite así "problematizar el mundo sin reificar las categorías y organizar la reflexión, a medio camino entre las leyes totalizadoras y la realidad empírica concreta".59

Como "unidades de pensamiento" dentro de un lenguaje especializado, los conceptos posibilitan establecer semejanzas y diferencias que hacen posible las relaciones lógicas en el quehacer científico y permiten tener una plataforma común y obtener una mayor claridad en la comunicación, tanto entre los especialistas como en la transferencia de conocimientos al resto de la población.60 Como lo apunta Luis Felipe Estrada: "la precisión conceptual permite una univocidad al lenguaje científico que lo aleja de las ambigüedades e imprecisiones del que adolecen las lenguas naturales". En ello radica la particularidad de los vocabularios especializados que –a diferencia de la diversidad de significados propios de la lengua natural– se constituyen como representaciones de la estructura conceptual más estable que caracteriza al conocimiento.61

Sin embargo, lo anterior no quiere decir que los conceptos sean homogéneos y estáticos ni que se rijan por leyes inamovibles y restrictivas. Por el contrario, éstos deben ser entendidos como sistemas dinámicos que se transforman conforme lo hacen "la cultura, la sociedad y la función comunicativa que ejerce la lengua en la realidad".62 En este sentido, conviene recordar que "todos los lenguajes especializados son sublenguajes de una lengua histórica",63 y constituyen "una selección de elementos lingüísticos y de las relaciones que mantienen en textos con una temática restringida".64

En la práctica, los límites no están tan bien definidos y en realidad existe un continuo tránsito entre la lengua común y la especializada.65 Si bien es cierto que, para no perder su capacidad explicativa y comprensiva, la estructura lógica de las ciencias sociales tienen que renovarse continuamente, también es verdad que los cambios deben tomar como punto de partida las categorías que forman parte del andamiaje de nuestro conocimiento y que en muchas ocasiones tienen su génesis en el pensamiento de los padres fundadores de la sociología.

Lo anterior resulta especialmente pertinente en el ámbito de las ciencias sociales contemporáneas caracterizadas por un discurso argumentativo donde confluye un amplio rango de desacuerdos persistentes y extendidos, que hace que podamos tener un conocimiento auténtico a partir de puntos de vista distintos y rivales.66 A diferencia de lo que ocurre en las "ciencias duras", en nuestras disciplinas nos enfrentamos constantemente al riesgo de la banalización que se produce cuando los términos especializados se introducen acríticamente al lenguaje cotidiano,67 desvinculándolos de la estructura conceptual que les dio origen.68 Esto suele ocurrir con bastante frecuencia cuando conversamos sobre asuntos de nuestra especialidad entre conocidos(as), ajenos a nuestra disciplina, cuando escribimos un artículo de divulgación de la ciencia, o cuando en los noticieros se aluden a problemas de la sociedad y la política.69

Como se ha mostrado en este trabajo, para contrabalancear esta tendencia es fundamental llevar una continua tarea de reconstrucción conceptual que pueda tomar en cuenta las líneas de continuidad y ruptura del pensamiento clásico y el contemporáneo.

Desde esta perspectiva, el rescate que se ha hecho en este artículo de los diferentes autores, ha permitido entender el concepto de individualización como resultado del proceso de socialización y de diferenciación social de largo alcance que son propios de la modernidad y que han llevado a que los seres humanos construyan su identidad a partir del aumento en el número de opciones y la ampliación en sus márgenes de deliberación.

La argumentación sociológica aquí desarrollada ha permitido cuestionar aquellos discursos que equiparan acríticamente la individualización con otras nociones como la de egoísmo, desconfianza, falta de participación en asociaciones o apatía social.

Por las limitaciones propias de este texto, no se ha podido incursionar en el pensamiento de todos los autores que abordan estas temáticas ni hacer un análisis más puntual sobre la forma en que los conceptos tratados pueden ser útiles para el análisis de la sociedad mexicana contemporánea. En la medida en que esta entrega es parte de una investigación más amplia, algunas de estas ausencias y limitaciones han sido incorporadas para seguir profundizando en ellas dentro de la agenda de un proyecto en proceso.

 

NOTAS

1 Véase al respecto de Lidia Girola, Anomia e individualismo. Del diagnóstico de la modernidad de Durkheim al pensamiento contemporáneo, México, Anthropos/UAM-Azcapotzalco, 2005, p. 150;         [ Links ] y de Stephen Lukes, El individualismo, Barcelona, Península, 1975.         [ Links ]

2 Helena Bejar, La cultura del yo, Madrid, Alianza, 2002.         [ Links ]

3 Gina Zabludovsky, "En torno a la democracia, la igualdad y la libertad. Un diálogo imaginario entre Lorenzo de Zavala y Alexis de Tocqueville", en Sociología y política. El debate clásico y contemporáneo, México, UNAM/Porrúa, 1995.         [ Links ]

4 Émile Durkheim, La división social del trabajo, Buenos Aires, Editorial Shapire, 1967; Lidia Girola, Anomia e individualismo..., op. cit., p. 153.

5 Émile Durkheim, El suicidio, México, Ediciones Coyoacán, 2000, p. 342.         [ Links ]

6 Émile Durkheim, De la división social del trabajo, Buenos Aires, Shapire, 1973.         [ Links ]

7 Lidia Girola, Anomia e individualismo..., op. cit., pp. 156-159.

8 Mark Cladis, A Communitarian Defense on Liberalis, California, Stanford University Press, 1992; Lidia Girola, Anomia e individualismo..., op. cit., pp. 149-165.

9 Émile Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa, México, Colofón, 1991.         [ Links ]

10 Mónica Guitián, Las semánticas del riesgo en la sociedad moderna, México, UNAM, 2010, pp. 98-99; Lidia Girola, Anomia e individualismo..., op. cit., p. 208.

11 Gustavo Leyva, "El problema de la individualidad en George Simmel", en Olga Sabido (coord.), George Simmel, una revisión contemporánea, México, UAM/Anthropos, 2007, pp. 43-45.         [ Links ]

12 Sin embargo, George Simmel señala que la individualización producida por la universalidad del dinero, también hace que, en la economía monetaria, la personalidad pueda diluirse, y llega a afirmar que "la personalidad es tan indiferente como la de un huésped, en una habitación de hotel". George Simmel, Filosofía del dinero, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1977, pp. 352-424;         [ Links ] y George Simmel, Sobre la individualidad y las formas sociales, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2002.         [ Links ]

13 George Simmel, "La expansión del grupo y el desarrollo de la individualidad", en Sobre la individualidad y las formas sociales, op. cit., p. 343.

14 George Simmel, Ensayos de filosofía del arte, Buenos Aires, Editorial Nova, 1950;         [ Links ] George Simmel, Goethe, Buenos Aires, Editorial Nova.         [ Links ]

15 Gustavo Leyva, "El problema de la individualidad en George Simmel", en Olga Sabido (coord.), George Simmel, una revisión contemporánea, op. cit., p. 52.

16 Norbert Elias considera que este proceso debe estudiarse como una transformación histórica, y desde esta perspectiva, critica a las tradiciones sociológicas presentitas por no tomar en cuenta los cambios de largo plazo. Esta postura se encuentra presente en sus obras: La sociedad cortesana, México, Fondo de Cultura Económica, 1982;         [ Links ] El proceso de la civilización, España, Fondo de Cultura Económica, 1987;         [ Links ] y "The retreat of sociologists into the present", Theory, Culture and Society, vol. 4, núm. 2, junio, Londres, Sage, 1987.         [ Links ] Para más información sobre el tratamiento de esta cuestión véanse: Mike Featherstone, "Norbert Elias and Figurational Sociology: Some Preliminary Remarks", Theory, Culture and Society, vol. 4, núm. 2, junio, Londres, Sage, 1987;         [ Links ] Gina Zabludovsky, "Notas sobre la visión de 'Occidente' en la obra de Norbert Elias", en Patrimonialismo y modernización. Poder y dominación en la sociología de Oriente de Max Weber, México, Fondo de Cultura Económica/UNAM, 1993, pp. 160-165;         [ Links ] y Gina Zabludovsky, Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología, México, Fondo de Cultura Económica, 2007, pp. 48-53.         [ Links ]

17 Norbert Elias, La sociedad de los individuos, Barcelona, Península, 1990, pp. 151-152.         [ Links ]

18 Max Weber, Economía y sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1983.         [ Links ]

19 Norbert Elias, El proceso de la civilización, op. cit., p. 160; véanse también Max Weber, Economía y sociedad, op. cit.; y Gina Zabludovsky, Intelectuales y burocracia. Vigencia de Max Weber, México, UNAM/Anthropos, 2009.

20 Véase George Simmel, Filosofía del dinero, op. cit.

21 Norbert Elias, La sociedad de los individuos, op. cit., pp. 156-157.

22 Elias fue profesor de Giddens en la Universidad de Leicester y algunos autores señalan que en la obra de éste hay una influencia no reconocida de su maestro. Sin embargo Giddens ha negado esta herencia intelectual y ha marcado su distanciamiento de las tesis de Elias a quien únicamente cita en sus obras más recientes. En Modernity and Self-Identity Giddens se refiere a la importancia de la obra de Elias para el estudio histórico de la separación entre lo público y lo privado y en el análisis que hace de los ritos acerca de la muerte en La soledad de los moribundos. En el libro de Giddens sobre las transformaciones de la intimidad también se encuentra una cita al pensamiento de Elias relacionada con el estudio de las reglas de etiqueta. Al respecto véanse Anthony Giddens, Modernity and Self-Identity, California, Stanford University Press, 1991; y The Transformation of Intimacy, California, Stanford University Press, 1992; Gina Zabludovsky, Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología, op. cit., pp. 95-96.

23 Norbert Elias, La sociedad de los individuos, op. cit., pp. 160-161; y Norbert Elias, Eric Dunning, Time, An Essay, Massachusetts, Blackwell Publishers, 1992.

24 Norbert Elias, La sociedad de los individuos, op. cit., pp. 143-144.

25 Ibid., p. 168.

26 Ibid., p. 153.

27 En estas tesis Elias muestra la gran influencia recibida de Sigmund Freud. De hecho, los argumentos centrales de El proceso de la civilización no podrían entenderse sin tener como antecedente los argumentos freudianos expuestos en El malestar en la cultura en torno a la agresividad del comportamiento humano y los mecanismos culturales para controlarla. Además, Elias participa activamente en grupos de psicoanálisis. Consúltese al respecto: Norbert Elias, Mi trayectoria intelectual, Barcelona, Península, 1995; Sigmund Freud, El malestar en la cultura, Madrid, Alianza, 1986; Gina Zabludovsky, Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología, op. cit., pp. 35-42.

28 Norbert Elias, La sociedad de los individuos, op. cit., p. 153.

29 Ibid., p. 154.

30 Ibid., pp. 154-155. A diferencia de lo que ocurre ahora, en las sociedades menos complejas generalmente sólo había un camino en línea recta para los seres humanos desde su niñez, uno para las mujeres y otro para los hombres. No existían tantas alternativas que aparecieran como oportunidades "desperdiciadas" desde una mirada retrospectiva. La obra de Elias contrasta con la de gran parte de los sociólogos del siglo XX que durante mucho tiempo no tomaron en cuenta, dentro de sus preocupaciones, el análisis de los vínculos asimétricos de poder entre hombres y mujeres. Elias estudia el cambiante equilibrio de poder entre los sexos y relaciona el proceso de civilización a las modalidades de emancipación de la mujer. Consúltese al respecto: Norbert Elias, La sociedad cortesana, op. cit.; Norbert Elias, El proceso de la civilización, op. cit., p. 327; Norbert Elias, "El cambiante equilibrio de poder entre los sexos", en Conocimiento y poder, Madrid, Ediciones la Piqueta, 1994; Gina Zabludovsky, Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología, op. cit., pp. 122-127.

31 Para fortalecer sus argumentos Elias cita el poema de Rainer María Rilke que dice: "Veo la vida desde mi celda", "Estoy más lejos de los hombres que de las cosas; lo hombres son accidentes, voces, miedos, pequeños gozos, siempre disfrazados, siempre embozados tras sus máscaras. Nadie vive su propia vida. Quizás existan en algún lugar tesoros donde todas esas vidas no vividas se amontonan como corazas, cunas o trajes, que nadie ha usado jamás. En última instancia, todos los caminos conducen a este arsenal de cosas muertas. Es como una prisión sin ventanas. Puertas con trancas de hierro y rastrillos guardan la entrada. Y los rastrillos los han hecho los hombres". Norbert Elias, La sociedad..., op. cit., pp. 150-151.

32 Elias Norbert, El proceso de la civilización, op. cit.

33 Estos temas son tratados con mayor amplitud en Gina Zabludovsky, Modernidad y globalización, México, Siglo XXI Editores/UNAM, 2010, pp. 103-135.         [ Links ]

34 Además de la individualización, la represión hacia la muerte depende de otras tres condiciones: 1) la prolongación de la vida individual; 2) la representación de la muerte como estación final de un proceso natural, que adquiere mayor importancia por el progreso de la ciencia médica y las prácticas sociales encaminadas a elevar el nivel de la "higiene"; 3) el aumento de la "pacificación" interna de las sociedades. Norbert Elias, La soledad de los moribundos, op. cit., pp. 59-60.

35 Ibid., pp. 75-76. Como nuestro autor señala: El ethos del homo clausus, del hombre que se siente solo, tocará pronto a su fin cuando deje de reprimirse la muerte, cuando se incluya este hecho en la imagen del hombre como una parte integrante de la vida. Si la humanidad desaparece, todo cuanto el hombre haya hecho, todo aquello que hayan luchado los hombres entre sí, carecerá de sentido; y también carecerán de sentido todos los sistemas de creencias: los seculares o los sobrenaturales. Ibid., pp. 83-84.

36 Para lograr estas metas, Elias propone los conceptos de interdependencia y figuración que concibe como constelaciones de seres humanos recíprocamente entrelazados en redes de interdependencia. Al respecto, véanse Norbert Elias, What is sociology?, Nueva York, Columbia University Press, 1978, pp. 135-136; y Gina Zabludovsky, Modernidad y globalización, op. cit., pp. 121-123.

37 Sebastian Charles, "El individualismo paradójico. Introducción al pensamiento de Gilles Lipovetsky", en Gilles Lipovetsky y Sébastien Charles, Los tiempos hipermodernos, Barcelona, Anagrama, 2006, pp. 25-39;         [ Links ] Gilles Lipovetsky, "La societé d'hyperconsommation", Le debat, núm. 123, 2003, p. 74;         [ Links ] Gilles Lipovetsky, La era del vacío, Anagrama, 2011.         [ Links ]

38 Bauman Zygmunt, "Individualmente pero juntos", en Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernsheim, La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas, Barcelona, Paidós, 2003, p. 20-22.         [ Links ] Consúltese también, de Zygmunt Bauman, The Individualized Society, Cambridge, Polity, 2001.         [ Links ]

39 Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernshein, La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas, op. cit., p. 33-31.

40 Ibid., pp. 69-81.

41 Ibid., pp. 29-49. Consúltese también de Ulrich Beck, La sociedad de riesgo. Hacia una nueva modernidad, Barcelona, Paidós, 2006; Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernsheim, El normal caos del amor, Barcelona, Paidós, 2001; Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash, Modernización reflexiva. Política, tradición y estética en el orden moderno, Madrid, Alianza, 1997.

42 Bauman Zygmunt, "Individualmente pero juntos", en Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernsheim, La individualización. El individualismo institucionalizado..., op. cit., pp. 24-25.

43 Sebastian Charles, "El individualismo paradójico. Introducción al pensamiento de Gilles Lipovetsky", en Gilles Lipovetsky y Sébastien Charles, Los tiempos hipermodernos, op. cit., p. 40.

44 Siete de cada diez personas en Estados Unidos consideran que la libertad personal es absolutamente necesaria, y es muy importante "poder hacer lo que uno quiere". Para 88% de los estadounidenses preocuparse por sí mismos es de gran relevancia. Robert Wuthnow, "Obrar por compasión", en Ulrich Beck (ed.), Hijos de la libertad, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, pp. 46-49.

45 Idem.

46 Ibid., p. 55.

47 En los sondeos de opinión, las preguntas más utilizadas como indicadores del comportamiento caritativo son: En la actualidad ¿participa usted personalmente en alguna actividad organizada por organizaciones de caridad o de servicio social ayudando a los pobres, a los enfermos y a los ancianos? En su texto Wuthnow analiza las tendencias sobre el tema en Estados Unidos en distintos años. Robert Wuthnow, "Obrar por compasión", en Ulrich Beck (ed.), Hijos de la libertad, op. cit., pp. 49-56.

48 La ENVUD es un estudio realizado por Banamex y la fundación Este País, con base en una encuesta a nivel nacional que se levantó a finales de 2010.

49 Para una mayor profundización en este tema, consúltese de Gina Zabludovsky, "Individualización y juventud en México. Educación, actitudes laicas y redes mediáticas", Este País, núm. 249, México, enero, 2012.         [ Links ]

50 Jorge Castañeda, Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos, México, Aguilar, 2011;         [ Links ] "Entre la percepción y la realidad", Este País, septiembre, 2011.         [ Links ]

51 Leonardo Curzio, "México invertebrado", Este País, octubre, 2011.         [ Links ]

52 Leonardo Curzio, "México invertebrado", op. cit., p. 59

53 Jorge Castañeda, Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos, op. cit.

54 Leonardo Curzio, "México invertebrado", op. cit., pp. 59-60.

55 Alejandro Moreno, "El misterio mexicano", Este País, septiembre, 2011.         [ Links ]

56 Luis de la Calle y Miriam Jerade, "Una sociedad más moderna y homogénea de lo que se piensa", Este País, núm. (falta), noviembre, 2011.         [ Links ]

57 Suhayla Bazbaz, Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos, "Valores y cohesión comunitaria", Este País, septiembre, 2011.         [ Links ]

58 Para ajustarme a los límites de este artículo, en este trabajo no traté la vinculación entre individualización, trabajo, estructura familiar, clases sociales y desigualdad social. Para un análisis interesante sobre esta temática consúltese Miguel del Castillo Negrete, "La individualización en México. Análisis del pensamiento de Ulrich Beck", tesis para obtener el grado de doctor en ciencias políticas y sociales con orientación en sociología, México, UNAM, 2011.         [ Links ]

59 Alejandro Portes, "La sociología en el hemisferio. Una nueva agenda conceptual", Nueva Sociedad, núm. 178, p. 33.         [ Links ]

60 Consúltese al respecto María Teresa de Cabré, La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártida/Emuréis, 1993;         [ Links ] Luis Felipe Estrada Carreón, "Una aproximación terminológica al concepto de multidisciplina. La banalización de un concepto", en Luis Felipe Estrada, Mauricio Pilatowsky y Alejandra Velázquez (coords.), La indisciplina del saber: la multidisciplina en debate, México, UNAM, 2010, pp. 32-35;         [ Links ] y de Eugen Wüster, Introducción a la teoría general de la terminología y a la lexicografía terminológica, Barcelona, UIA, 1998.         [ Links ] Eduardo Torres Espinosa, "Introducción", en Eduardo Torres y Juan de Dios Pineda Guadarrama (coords.), Reforma institucional en México. Avances y asignaturas pendientes, México, UNAM, 2009;         [ Links ] Giovanni Sartori, "¿Hacia dónde va la Política?", Revista Política y Gobierno, México, CIDE, vol. 11, núm. 2, 2004, pp. 349-354.         [ Links ]

61 Luis Felipe Estrada Carreón, "Una aproximación terminológica al concepto de multidisciplina. La banalización de un concepto", op. cit., p. 32.

62 Ibid., pp. 36-37.

63 Sin embargo, Felipe Estrada advierte que no todos los sublenguajes de la lengua histórica son lenguajes especializados. Idem.

64 Ibid., p. 35.

65 ibid., p. 38.

66 Jeffrey Alexander, "La centralidad de los clásicos", en Anthony Giddens y Jonathan Turner (coords.), La teoría social hoy, México, Conaculta/Alianza Editorial, 1987, pp. 22-70. Consúltese también en Gina Zabludovsky, "Clásicos y contemporáneos de la teoría sociológica. Entrevista a J. Alexander", en Gina Zabludovsky, Sociología y política, el debate clásico y contemporáneo, op. cit., pp. 279-297.

67 María Teresa de Cabré, La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, op. cit., p. 13.

68 Luis Felipe Estrada Carreón, "Una aproximación terminológica al concepto de multidisciplina. La banalización de un concepto", op. cit., p. 40.

69 Idem.

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