El joven Schopenhauer tenía solo treinta años cuando terminó su Hauptwerk -su obra principal-, escrita en Dresden entre 1814 y 1818 y publicada por la editorial F. A. Brochhaus en Leipzig en diciembre de 1818 (pero fechada en 1819), que después presentó como tesis de habilitación en la Universidad de Berlín. Al cabo de unos años, decidió realizar una segunda edición, pero esto no convenció al editor y el proyecto se retrasó. La segunda edición no apareció sino hasta 1844 y con considerables adiciones a la primera versión. Schopenhauer pensó en una tercera edición, que apareció en 1859. ¿Qué edición lee el investigador contemporáneo?
La publicación aquí reseñada recoge las actas del congreso organizado por la Schopenhauer-Gesellschaft (Sociedad de Schopenhauer) en razón del jubileo de la publicación de la obra principal de Schopenhauer, Die Welt als Wille und Vorstellung -El mundo como voluntad y representación (en adelante, W)-, que tuvo lugar en la Universidad de Frankfurt del 26 al 28 de octubre de 2019. El texto está dividido en una introducción, cuatro secciones sobre los libros que componen W, y tres secciones más: una sobre la Religionsphilosophie (“filosofía de la religión”), otra sobre los focos actuales de investigación internacional sobre Schopenhauer y, por último, las Schlussvorträge (“conferencias de cierre”). Se trata de un compendio detallado y minucioso sobre la actualidad de una de las obras que dieron forma a la filosofía del siglo XX, cuyo interés continúa en el presente (cfr. Choque, 2023).
En la introducción, Matthias Koßler señala las deficiencias derivadas de la falta de una edición crítica de W. El autor se centra en el llamado “der eine Gedanke” (“el pensamiento único”) (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, pp. 21-24) que recorre los cuatro libros que componen W. Discute la cuarta edición de la obra a cargo de un seguidor de Schopenhauer, Julius Frauenstädt, publicada póstumamente en 1873, así como la edición oficial estándar a cargo de Arthur Hübscher. Koßler señala que inclusive las ediciones más recientes de W no se basan en una versión crítica de referencia que introduzca una discusión diferenciada a partir de la tercera edición de W, la última publicada en vida del filósofo.1 Afirma que esta obra es el único sistema acabado de la filosofía clásica alemana -en cuanto filosofar sistemático- (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 17) y que el lector no debe perder de vista que Schopenhauer perseguía una metafísica “inmanente”. Para fundamentar lo anterior, Koßler se detiene en los conceptos de “conciencia empírica” y “conciencia mejor” (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 18).
Aunque Schopenhauer solo reconoce explícitamente la influencia de Platón, Kant y los Upanishads en su pensamiento alrededor de los años 1814-1818, otras influencias deben ser destacadas, como el idealismo alemán y el Romanticismo. Koßler se remite a cada uno de los libros publicados por el filósofo y toma como punto de partida la noción de Wille (“Voluntad”) como concepto interconectado en un conjunto. Después esboza brevemente la recepción de Kant y la atención a la primera edición de W; enfatiza que la recepción inicial de esta obra fue, en líneas generales, positiva -se publicaron siete reseñas críticas al respecto (cfr. Piper, 1917)-, aunque luego siguió una etapa de silencio e impopularidad. Es notable la conexión de todas las obras de Schopenhauer en forma de hilo que lo une todo, como puede verse en sus propias palabras: “se muestra [un único pensamiento] como lo que se ha llamado metafísica, lo que se ha llamado ética y lo que se ha llamado estética” (ZA, W, I, p. 7).2
El Festvortrag (“discurso de apertura”) de Frederick C. Beiser explica las razones del auge de Schopenhauer y su influencia en la filosofía alemana de finales del siglo XIX. Para Beiser, esta popularidad se debe al hecho de que Schopenhauer ofreció una respuesta a la “crisis” sobre la identidad de la filosofía al prestar atención a las ciencias naturales y a la investigación científica. La imagen que se tiene de él en el presente acaso corresponde con la realidad: Schopenhauer fue el filósofo más conocido e influyente de Alemania desde 1860 hasta la Primera Guerra Mundial. Su recepción ha permanecido notoria a lo largo de los años gracias a, por un lado, las elevadas ventas (desde 1860) de sus obras, y, por otro, a su influencia en pensadores, músicos, escritores, etc. No es el caso, por lo demás, que el genio y la agudeza de Schopenhauer le hayan dado una superioridad frente al idealismo alemán, sino que se convirtió en una figura destacada precisamente en la confrontación y la discusión con tal tradición filosófica, es decir, gracias a la utilización de la ciencia natural, a la que los neokantianos no pudieron dar una respuesta positiva. Con su Rätsel des Daseins (“el enigma de la existencia”) (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 36) -argumento que se une a las razones de su fama-, Schopenhauer se diferenció de los sistemas filosóficos del idealismo alemán al intentar explicar el significado de la existencia, el mal en el mundo, y la razón de ser del sufrimiento. Fue precisamente a partir de la cuestión del sufrimiento que Schopenhauer llegó a replantearse el problema del mal.
Beiser presenta dos razones por las que la filosofía estaba en “crisis” en aquella época: el crecimiento del empirismo y el colapso de los sistemas filosóficos de Fichte, Schelling y Hegel. Describe, además, la relación de Schopenhauer con las posturas de los neokantianos. Schopenhauer fue un pensador inmerso en la discusión filosófica de su época; por ello, valdría la pena sospechar de la reputación que hoy comúnmente tiene: la del pesimista solitario -incluso si esta, al menos en parte, se debe a él mismo; después de todo, aceptó que se le considerase una especie de “Kaspar Hauser, quien vivió toda su infancia encerrado en un oscuro sótano” (Beiser, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 34).
Cada una de las cuatro primeras secciones del libro consta de tres contribuciones. En la primera sección, Erkenntnistheorie (“teoría del conocimiento”), la contribución de Jens Lemanski se centra en la Vernunftlehre (“doctrina de la razón”), dividida a su vez en tres partes: Sprache (“lenguaje”), Wissen(schaft) (“ciencia”) y praktische Vernunft (“razón práctica”), que corresponden a la primera parte de W, conocida como Erkenntnislehre (“epistemología”). Lemanski lleva a cabo un análisis meticuloso de las investigaciones recientes sobre la epistemología de Schopenhauer y desglosa siete valiosas tesis para comprender este apartado. Un aspecto que debe destacarse de esta contribución son las figuras y diagramas que utiliza para estudiar la obra de Schopenhauer -sobre todo porque acuden a la primera edición de W, en la que aún podían identificarse el uso de párrafos-.
La contribución de Monja Reinhart postula que algunas de las definiciones formuladas por el Círculo de Viena (alrededor de 1929) habían sido adelantadas por Schopenhauer en sus reflexiones sobre la filosofía de la ciencia; su argumento se funda en una comparación entre estas y el empirismo lógico. Reinhart, en otras palabras, aborda la pregunta de hasta qué punto la concepción de la ciencia de Schopenhauer se aproxima a la ciencia del primer empirismo lógico, cuestión que describe mediante ocho paralelismos. Por otra parte, la última contribución de esta sección, de Ana Carolina Soliva Soria, se orienta al estudio del modo en que el discurso filosófico revela la unidad en lo múltiple y lo múltiple en la unidad. Para Schopenhauer, la razón solo se refiere al conocimiento abstracto, a saber, al concepto.
La sección sobre Metaphysik (“metafísica”) empieza con la contribución de Dieter Birnbacher, quien afirma que la noción de “metafísica” de Schopenhauer es un concepto ambivalente (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 121): se mueve de forma diferenciada entre una hermenéutica intuitiva -o interpretación del significado del mundo- y una hermenéutica abductiva -o explicación de los fenómenos del mundo-. Para Birnbacher, existen diversas formas con las que puede identificarse dicha metafísica (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 120) -dos son señaladas (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, pp. 121-127)-. Su texto termina con un repaso breve de la historia del concepto de “metafísica inductiva”.
La contribución de Alessandro Novembre se centra en el análisis de la doctrina del carácter en el segundo libro de W. El autor profundiza en los argumentos medulares de la filosofía de Schopenhauer y, al mismo tiempo, en los principales focos de discusión de la investigación reciente. Llega a la conclusión de que Schopenhauer señala un camino circular con respecto a su metafísica, que podría reclamar una estructura orgánica desde el punto de vista epistemológico.
Martin Morgenstern presenta una detallada contribución sobre la metafísica de la Wille; se detiene en los tópicos de las así llamadas “afirmaciones explicativas” y “pseudoexplicaciones”. Para Morgenstern, la metafísica de Schopenhauer es un intento de comprender las cosas en sí mismas (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 154), una idea que puede comprenderse a partir de los aspectos tanto positivos como negativos de la metafísica. En mi opinión, se trata de un estudio detallado y finamente explicativo de la metafísica de Schopenhauer,3 la cual puede entenderse tanto de forma idealista como de modo realista. Morgenstern discute extensamente el significado de la Wille en las plantas, lo que le lleva a hablar de la relación de la naturaleza con la voluntad; termina explicando las discutibles y controvertidas tesis sobre tal concepto.
En la sección sobre Ästhetik (“estética”), Sandra Shapshay despliega la concepción de lo bello y lo sublime en Schopenhauer: ambos conceptos establecen una escala de lo bello en relación con la naturaleza, que a su vez es distinta de la jerarquía de las formas artísticas. Siguiendo la tesis de Cheryl Foster, la autora intenta argumentar que la teoría estética de Schopenhauer de la belleza natural está enmarcada en una “hibridez irreductible” (Shpashay, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 171). El aporte de Shapshay retoma las ideas de la estética de Schopenhauer a partir de las denominadas “estrategias de cognición” y “de no cognición” para, finalmente, analizar las implicaciones de la teoría estética híbrida (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, pp. 188-189).
La contribución de Tim Willmann parte de la idea de que el arte en Schopenhauer puede encontrarse en ámbitos complejamente interconectados (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 197). Por un lado, Willmann distingue entre cognición racional y estética; por otro, intenta mediar el platonismo y el trascendentalismo, la relación ambivalente entre lo bello en la naturaleza y en el arte. Su análisis acentúa algunas ideas sobre la fantasía, ese fantasma que quizás explicaría la idea del filósofo como Vernunftkünstler (“artista de la razón”).
El capítulo de Joshua Fox analiza el valor de la experiencia estética para Schopenhauer. Se trata de un texto breve y probablemente se asemeje más a una reseña crítica que a una contribución investigativa específica. Fox discute por qué encuentra convincente la tesis de que Schopenhauer rechaza la idea de que el aumento del valor de la vida pueda atribuirse a la orientación estética.
Gran parte de los textos que aparecen en la la sección sobre Ethik (“ética”) se centran en iluminar la cuestión del Strafe (“castigo”) en Schopenhauer. El escrito de Oliver Hallich está dedicado al tema del castigo estatal en el marco de la teoría de la prevención y del retributivismo en Schopenhauer -pues, a su juicio, estos existen en su filosofía-. Este aporte contiene una breve síntesis de las teorías sobre la justificación de la pena a partir de las teorías de la prevención (orientadas al futuro) y las teorías retributivas de la pena (orientadas al pasado).
Marie-Christine Beisel confirma que la teoría del castigo de Schopenhauer se enfoca en la disuasión y la prevención; según ella, dicha teoría defiende un tipo de castigo preventivo arraigado en la ética. Beisel aborda, centrándose en el § 62 de W, la cuestión de la violación de los límites por parte de otro sujeto en contra de uno mismo y, a la vez, la alteración o vulneración de la esfera privada entendida como injusticia. Por su parte, en su texto, Katja Stoppenbrink afirma que la prevención general no solo tiene aspectos negativos, sino también positivos, mostrando así que Schopenhauer defiende una “teoría suigéneris de la unificación” (Stoppenbrink, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 261). Un aspecto relevante de esta contribución es el examen detallado de la concepción de “justicia” de Schopenhauer. Stoppenbrink discute la “justicia temporal” y la “justicia eterna” como propuesta desde la teoría de la comunicación, un debate que puede clasificarse en el marco del pensamiento político de Schopenhauer (cfr. Choque, 2022).
La sección sobre Religionsphilosophie consta de seis contribuciones. Algunas de ellas no pertenecen directamente a las actas del congreso mencionado, sino que son trabajos derivados de la interpretación japonesa de Schopenhauer. Tsunafumi Takeuchi aborda la dimensión ética del pensamiento de Schopenhauer para luego tratar su filosofía de la religión. En su estudio, define filológicamente el concepto de “religión” y enfatiza que tal noción se comprende a partir de las razones por las que es necesaria y los lugares en los que arraiga. Analiza también la conexión entre la ética (de la compasión) y la soteriología (negación de la voluntad) para finalmente abogar por una diferencia de grado (Grad) -en lugar de un Sprung (“salto”)- entre la compasión y la negación de la voluntad.
En su aportación, Takao Ito examina la relación entre Schopenhauer y Hegel en el contexto de su primera confrontación, por un lado, y las ideas que unen a ambos pensadores, por otro. Para Ito, la primera disputa entre los dos filósofos se debió a la habilitación de Schopenhauer en la Universidad de Berlín. Como es bien sabido, Schopenhauer postuló en su disertación las “cuatro causas” de las que habla en Über die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde (Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente), publicada en 1813. Partiendo de las afirmaciones de Hübscher, Ito recorre y analiza las opiniones de Kuno Fischer, Georg Lukács, Max Horkheimer y Alfred Schmidt en este contexto. Por lo demás, entre Hegel y Schopenhauer hay también diferencias lógicas que pueden entenderse como una oposición político-teórica; según Ito, lo anterior puede notarse si se analizan el “teorema de la causa”, sus referencias a la “teoría del Estado”, y el concepto de “moral” de Schopenhauer a partir de las Berliner Vorlesungen.4 A partir de estos acercamientos, Ito concluye que la distancia entre ambos pensadores no es del todo abismal.
Yasunari Tsutsumida, con respecto al cuarto libro de W, discute la relación de Schopenhauer con la figura de san Francisco de Asís; menciona que el primero tenía una opinión positiva sobre el último -concretamente, como ejemplo de la “negación de la voluntad” (Tsutsumida, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 327)-. El texto al que se refiere Tsutsumida se añadió en la tercera edición de W, de 1859, por lo que la relevancia del santo de Asís no pertenece a una de las influencias primeras. En sentido estricto, las referencias a san Francisco son fragmentarias. Sin embargo, Tsutsumida reconstruye una imagen del santo de Asís a partir de los comentarios de Schopenhauer, quien sin duda leyó ciertas obras sobre la vida de san Francisco; en ese sentido, las hagiografías cumplieron una función importante, ya que no solo ofrecieron la descripción de milagros, sino que también hablaron de facetas de la personalidad del santo que interesaron al filósofo -cabe señalar que una de las hagiografías más relevantes fue la Legenda maior de Buenaventura (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, pp. 330-331)-. Schopenhauer consideró importantes tres elementos de la vida y pensamiento del santo: pobreza, ascetismo y compasión.
La contribución de Dennis Vanden Auweele se centra en la reinterpretación de la visión del mundo de Schopenhauer para arrojar luz sobre la cuestión del pesimismo. Aunque Schopenhauer “no calificó su filosofía como pesimista” (Vanden Auweele, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 342), no es necesario pasar por alto esta aportación para ver tal pesimismo; es difícil olvidar el fuerte talante pesimista de las ideas de Schopenhauer.
Tadahiro Oota analiza el papel del llanto en la filosofía de Schopenhauer. Es bien sabido que en W se distinguen diferentes elementos del llanto -así como de la risa- y se habla de sus diferencias en los humanos y los animales. Ante la ausencia de estudios o investigaciones sobre el llanto, Oota aborda dos aspectos de esta cuestión: a partir de la teoría de la piedad de Schopenhauer y de la negación de la Wille. Un tratamiento de este tema puede encontrarse en el § 67 de W; Schopenhauer habla del llanto como la compasión de uno mismo (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 359) y como la base de la cognición intuitiva (cfr. Birnbacher y Koßler, 2022, p. 360). Oota considera que el llanto no tendría cabida en la teoría de la cognición de Schopenhauer, pues, para este, la cognición capta un objeto como un todo.
La última sección está dedicada al análisis de la Einbildungskraft (“imaginación”) y la reflexión -además de la negación de la voluntad a través de la propia imaginación-. Kota Umeda propone una “ética de la conciencia” basada en la ética de la compasión. Su texto se enfoca en la interpretación del concepto de Gewissen (“conciencia”, en el sentido de “conciencia moral”). El aporte de Umeda se entiende como una doctrina de la Gewissen más que como una doctrina de la compasión.
En la sección Aktuelle Schwerpunkte der internationalen Forschung se encuentran cuatro textos de investigación contemporánea sobre Schopenhauer. El escrito de Maria Lúcia Cacciola es un recuento de la investigación schopenhaueriana en Brasil; discute sus inicios en el siglo XX y el ámbito de las traducciones, revistas y conferencias. En general, Schopenhauer tuvo una recepción positiva en Brasil por parte de pensadores, escritores y artistas, aunque no fue intensa en el campo de la filosofía. Domenico M. Fazio analiza la recepción de Schopenhauer en Italia en los últimos treinta años a partir de traducciones recientes; menciona también proyectos como la finalización de la edición italiana del Nachlass de Schopenhauer.
Yoichiro Takahashi habla del naturalismo crítico de Schopenhauer, como podría denominarse a su filosofía tardía; esto puede verse en un desglose de la ideas de Kant, como se discute en el texto. Tal filosofía tardía -dicho naturalismo- no comulga con el idealismo, principalmente porque el aspecto crítico de dicho enfoque impide que este último se adopte ciegamente. Christopher Janaway, por su parte, analiza la afirmación de que el mundo contiene un “significado moral” para Schopenhauer en la medida en que los seres humanos poseen una necesidad metafísica; su escrito discute las tesis de Friedrich Nietzsche a partir de su interpretación del sentido del mundo en Schopenhauer.
Las conferencias de cierre consisten en dos contribuciones: una de Robert Zimmer y la otra de Thomas Regehly. La primera se refiere a la cuestión de la metafísica de Schopenhauer en el contexto de la Modernidad. Para Zimmer, Schopenhauer no tuvo nada que ofrecer en términos de utopía, ningún “principio de esperanza”, y esto es evidente porque para él “la historia es el espejo de una voluntad que se desgarra” (Zimmer, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 444). Zimmer señala detalladamente que la relación de Schopenhauer con la Modernidad puede verse como Auf-Bruch (“salida”) y como Auf-Brechen (“ruptura”, “expansión”); tal relación posee dos sentidos: por un lado, como el cerebro de una clarividencia pesimista -se habla de las figuras de Thomas Hardy y Samuel Beckett- que se abre paso en la Modernidad; por otro, la expansión y la ruptura con la realidad, como quien expande el significado de estas en razón de una comprensión del mundo. Zimmer dedica un apartado a la recepción de Schopenhauer en Sigmund Freud y Henri Bergson, seguido de uno sobre la influencia del filósofo en la literatura y en las artes visuales. Considera que urge “liberar a Schopenhauer del rincón antimodernista” (Zimmer, en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 456).
La segunda contribución aborda las razones del traslado de Schopenhauer a Frankfurt (a raíz del sueño premonitorio que tuvo, además de la pandemia del cólera), su vida cotidiana, su rutina diaria de trabajo, así como su participación cultural y científica en la ciudad. En este capítulo se encuentra un cuadro descriptivo, muy recomendable para que el lector conozca mejor a Schopenhauer, que provee varios detalles bien documentados -vale quizás la pena citar el siguiente pensamiento de Schopenhauer: “La posteridad me erigirá un monumento” (en Birnbacher y Koßler, 2022, p. 460); quien camine por Frankfurt, al transitar por la Hanauer Landstraße se encontrará con tal monumento-.
En resumen, el texto aquí reseñado es un excelente comentario y una valiosa guía de lectura de la obra principal de Schopenhauer. Cada contribución discute su filosofía a partir de las preguntas presentes en la Modernidad, y en esto radica la principal contribución del compendio. En cada aporte se encuentra un resumen y palabras claves que ofrecen al lector una primera impresión de la exposición (junto con una bibliografía básica de referencia). Tal vez habría sido útil que el texto incluyera al final un índice de palabras relevantes, pero esto es una cuestión marginal. Es encomiable que los editores señalen que la universalidad del pensamiento de Schopenhauer pueda plasmarse en un trabajo colaborativo, el cual ha visto la luz gracias al apoyo que diversas instituciones prestan a este tipo de investigaciones, y lo productiva que puede ser la investigación conjunta. En general, las aportaciones de este volumen reflejan la actualidad de W mediante los matices de cada interpretación; inscriben, así, las ideas de Schopenhauer en el debate contemporáneo. Por todo ello, este compendio es sin duda recomendable a los lectores interesados y bien puede consultarse al lado de la obra principal de Schopenhauer.