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Tópicos (México)

Print version ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  n.69 México May./Aug. 2024  Epub Aug 16, 2024

https://doi.org/10.21555/top.v690.2950 

Reseñas críticas

Sada, A., Rowland, T., Albino de Assunção, R. (2023). Ratzinger y los filósofos. De Platón a Vattimo. Encuentro. 523 pp.

Mario Arroyo-Martínez1 

1Universidad Panamericana. marroyom@up.edu.mx

Sada, A.; Rowland, T.; Albino de Assunção, R.. 2023. Ratzinger y los filósofos. De Platón a Vattimo. Encuentro, 523p.


Esta ambiciosa obra busca sintetizar el diálogo de Joseph Ratzinger -Benedicto XVI- con los principales pensadores de la humanidad. A tal efecto, los editores tienen que hacer un doble recorrido transversal entre el abundante corpus de Ratzinger: la Opera omnia, publicada en alemán por Herder y en español por la BAC, por un lado; por otro, los más representativos filósofos de la historia, comenzando por Platón y terminando con Gianni Vattimo, recientemente fallecido. Para conseguirlo, se sirven de veinte plumas distintas (especialistas en Ratzinger o en el filósofo correspondiente) que se confrontan con el pensamiento del teólogo bávaro. Entre ellas destacan tres ganadores del Premio Ratzinger de Teología: Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz, galardonada en el 2021; la editora Tracey Rowland, premiada en el 2020; y Pablo Blanco Sarto, ganador del 2023.

En total son veinticuatro los pensadores analizados y puestos en diálogo con Ratzinger. Entre ellos se pueden distinguir claramente tres grupos: el primero está conformado por algunos de los filósofos y pensadores más prominentes de la historia en general, como Platón, Tomás de Aquino, Kant o Hegel. El segundo estaría formado por el selecto grupo de pensadores que más han influido en la formación del ilustre teólogo o con los que ha mantenido un diálogo de par a par; entre ellos se podrían mencionar Buenaventura de Bagnoregio, Romano Guardini, Josef Pieper, Robert Spaemann o Jürgen Habermas. Un tercer grupo lo conformarían pensadores que no tienen una influencia tan directa en Ratzinger pero con los que este pensador comparte intereses comunes, como Edith Stein, John Rawls o Gianni Vattimo. Por otra parte, se notan importantes ausencias o “huecos” en la historia de la filosofía y del pensamiento mundial, como Aristóteles, Descartes, Pascal, Spinoza o Hume. Tal ausencia permite augurar una segunda entrega para completar el cuadro de diálogo del teólogo bávaro con el pensamiento universal.

En su conjunto, la obra presenta una profunda unidad, pues refleja con gran nitidez cómo la teología se alimenta de la filosofía y del pensamiento en general. Muestra también el interés de Ratzinger por confrontarse con el pensamiento más relevante a lo largo de la historia de la humanidad, pudiendo afirmarse, sin exagerar, que es un pensador dialógico. De hecho, como pone en evidencia Mariusz Biliniewicz, Ratzinger, a través de Martin Buber, está empapado del pensamiento dialógico. De esta forma, las 523 páginas del texto pueden servir como una apretada síntesis de la historia de la filosofía, de sus principales representantes y obras. Cada autor, en efecto, presenta una panorámica general del pensamiento del filósofo con el que se confronta o del que bebe Ratzinger: ofrece un (apretado) esquema de su obra, sus intereses y el impacto que ha tenido en el teólogo bávaro. Se requiere, en consecuencia, de un doble ejercicio en cada voz: presentar al filósofo en cuestión -sus temas, la estructura de su pensamiento, sus obras fundamentales- y, en segundo lugar, sumergirse en una búsqueda, a través del corpus ratzingeriano, para detectar su influencia -intereses comunes, citas y confrontaciones- en él.

Es verdad que, dada la amplitud del trabajo, algunas voces se sinceran y acotan su campo de análisis a unas pocas obras de Ratzinger o del pensador puesto a dialogar con el teólogo. También se utilizan, para delimitar el “terreno de juego”, temas comunes entre el filósofo y Ratzinger; es decir, no se aborda toda la obra de ambos, sino solo algunos puntos de interés compartidos. Cuando la influencia no es tan obvia, se hace un esfuerzo por encontrar simetrías, puntos en común, campos de reflexión afines, entre el filósofo y el teólogo. Tal sería el caso, por ejemplo, de Gianni Vattimo: si bien no hay una mutua referencia -citas directas entre ambos autores-, implícitamente se descubre cómo, sin decirlo expresamente, algunas de las intervenciones de Ratzinger solo se entienden con el pensamiento del filósofo turinés como telón de fondo.

Los editores, por su parte, se encargan también de ofrecer varias voces dentro del coro filosófico y teológico que representa la obra. Tracey Rowland desarrolla con particular maestría las relaciones del pensamiento de Ratzinger con Karl Marx -absolutamente fundamental- y con Ludwig Wittgenstein -menos relevante en el pensamiento de Ratzinger, pero no menos interesante-. Rudy Albino de Assunção explora las relaciones entre el teólogo bávaro y tres importantes pensadores: Hans Kelsen, Richard Rorty y John Rawls. Finalmente, Alejandro Sada se encarga del pensamiento existencialista -concretamente, Jean-Paul Sartre y Albert Camus-y su influencia en Ratzinger.

La obra incluye, además del prólogo de Rudolph Voderholzer (director del Instituto Papa Benedicto XVI de Ratisbona), un interesante estudio introductorio sobre “La comprensión de Gottlieb Söhngen de la Teología y la Filosofía”, a cargo de Christian Poncelet. No dejan de ser oportunas estas breves once páginas dentro del conjunto de la obra, pues ahondan en el pensamiento de quien fuera maestro y mentor de Ratzinger: Söhngen dirigió la tesis doctoral de Ratzinger -Pueblo y casa de Dios en la enseñanza sobre la Iglesia de san Agustín (de 1951)- e influirá decididamente en que este se habilitase como docente con la obra Revelación e historia de la salvación según la doctrina de san Buenaventura, a la que Michael Schmaus se oponía -debido a esa oposición, el texto fue publicado incompleto en 1957; solo hasta el 2009 apareció íntegramente en las Obras completas de Ratzinger-. De alguna forma, Söhngen sintetiza lo que el pensamiento de Ratzinger representa: un decidido diálogo entre fe y razón, entre filosofía y teología, que intentó mostrar cómo estos no se oponen, sino que se complementan y enriquecen mutuamente. Entender el pensamiento de Söhngen es, así, la mejor forma de adentrarse en el de Ratzinger y comprender por qué su lema -primero, episcopal; más tarde, pontificio- fue cooperatores veritatis (“cooperadores de la verdad”). En efecto, tanto la filosofía como la teología buscan por naturaleza la verdad y de ello dan buena cuenta las páginas de esta obra conjunta.

En su desarrollo, el texto aquí reseñado muestra un brillante conjunto de ideas novedosas. Eduardo Charpenel nos expone cómo, en realidad, Hegel y Ratzinger tienen más puntos en común de lo que se podría suponer. Manuel Schlögl, por su parte, nos enseña hasta dónde llega el platonismo de Ratzinger, así como la urgencia que, según el teólogo bávaro, Europa tiene de recuperar la visión platónica de la realidad. Emery de Gaál nos recuerda la audaz afirmación de Benedicto XVI, que, en lugar de considerar a san Agustín como el último clásico o el primer medieval, lo califica como “el primer hombre moderno.” Pablo Blanco-Sarto, por su parte, rompe con el cliché -basado en afirmaciones presentes tanto en su autobiografía, Mi vida (de 1998), como en el libro-entrevista La sal de la tierra (de 1997)- de que Ratzinger era anti-escolástico. En efecto, en aquellas obras, Ratzinger se refiere a la neo-escolástica propia de la época de su formación en el seminario como un pensamiento rígido y sin vida, esclerotizado. Blanco-Sarto recoge también la afirmación de Ratzinger de que le “apasionaron -también desde el principio- Tomás de Aquino y san Agustín” (pp. 97-98); la teología se enfrenta ahora al desafío de recuperar el espíritu tomista en su hacerse: “el primado del logos sobre el ethos, de la ortodoxia sobre la ortopraxis” (p. 112). Por su parte, Alejandro Sada nos sorprende con su afirmación de que “existe una afinidad metodológica que acerca a Ratzinger con el existencialismo” (pp. 415-416), señalando que los existencialistas y el teólogo bávaro comparten temas de interés.

El listado podría seguir. Baste con lo dicho hasta ahora para invitar, como una especie de aperitivo, a la lectura directa de este texto que, sin duda alguna, está llamado a representar un punto de referencia focal en cuanto al análisis de las fuentes e influencias del pensamiento del teólogo, cardenal y papa. Cabe añadir, además, que en el 2024 la obra aparecerá publicada por Bloomsbury en inglés, mientras que en alemán aparecerá en la colección Ratzinger-Studien, de forma que los lectores angloparlantes y germanoparlantes también podrán beneficiarse de tan preciosa síntesis. Por lo mismo, podemos augurar un impacto académico muchísimo más amplio -“universal”- para esta obra conjunta.

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