Desde el equilibrio hipotético de las masas terrestres y acuáticas propuesto por Ambrosius Theodosius Macrobius (siglo IV-V) hasta su encuentro por los exploradores ibéricos en el siglo XVI, el océano Pacífico es una concepción que antes de haber sido nombrado, encarna una tensión entre el mito y la realidad. El Pacífico ha sido conceptualizado históricamente entre esta tensión, así como trazado cartográficamente (Ramírez, 2018, pp. 88-89).
En tiempos recientes han adquirido protagonismo las historias oceánicas, aquellas que exploran las actividades y conexiones entre sociedades humanas dentro y junto a los cuerpos de agua extendidos por regiones terrestres (Olstein, 2019). Las unidades de análisis van más allá de las fronteras políticas y regionales al descubrir conexiones entre lo acuático y lo terrestre a partir de contactos, flujos y redes. Al revisar las producciones editoriales, notamos una cierta ausencia del Pacífico entre los espacios más grandes posibles para las historias oceánicas, a saber, entre el océano Índico y el Atlántico. La inmensidad del Pacífico es posiblemente la explicación ante esta situación, donde prevalece una aproximación cisoceánica (nacional, regional) y transoceánica (global), es decir, desde lugares particulares interrelacionados con los litorales o las comparaciones dentro de una costa oceánica, respectivamente (Armitage, 2002, pp. 14-15).1
Desde las aproximaciones mencionadas surge este libro, coordinado por Francisco Altable, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, que contiene seis artículos estructurados desde lo global a lo local para dar cuenta de las representaciones y conexiones, desde la exploración y colonización de la California hasta el comercio marítimo y la vida portuaria de la ciudad de La Paz. La estructura de la obra se organiza cronológicamente, del siglo XVI hasta principios del siglo XX, por lo que nos ofrece un panorama amplio para acercarnos equilibradamente al Pacífico septentrional, novohispano y mexicano. Lo anterior no debe extrañarnos, responde al espacio donde se sitúa esta obra, así como a los campos de investigación de los participantes.
La historia oceánica, considerando al Pacífico como un espacio geográfico e histórico, posibilita una riqueza particular, de ahí que este mar se pueda abordar desde distintas perspectivas para cumplir objetivos particulares como lo hacen los autores. Un primer abordaje es desde las mentalidades a través de las representaciones, que se hace desde lo macro.2 Esto sucede en el primer capítulo, “Las traviesas ninfas del Dios Oceanus. Mito, fascinación e interés durante la exploración del Pacífico californiano”, de Francisco Altable, en el cual el autor piensa el mito como fuerza dinamizadora en la expansión y exploración colonial. Resulta interesante que el autor señala a las expediciones transpacíficas como impulsoras de la cartografía, para lo que inserta una selección de mapas antiguos que dan cuenta de las particularidades geográficas; sin embargo, pensamos que no llegan a estar tan conectados con su propuesta de análisis enfocada en los mitos. El mito se vuelve una realidad necesaria para explorar y un anhelo de potenciales geográficos, así como de riquezas, conjuga en sí el “fraguar -realidades- a partir de fantasías” (p. 81). En esta perspectiva, se puede incluir el capítulo tres, “Estudios y relatos de viajeros extranjeros, sobre la costa del Pacífico norte de América. Geografía, economía y observación social entre 1791 y 1857”, de José Enrique Covarrubias. Este autor recopila impresiones de extranjeros europeos y estadounidenses desde los cuales plantea una imagen del Pacífico a partir de expectativas y suposiciones particulares que se pueden dividir en tres, las cuestiones geográficas, la económicas y las sociales, y todas comparten la idea de este espacio como un área de poder y desarrollo. Ambos autores recurren a fuentes documentales del siglo XVI al XIX.
El capítulo dos, “El Pacífico novohispano a partir de algunos proyectos marítimos y defensivos (siglo XVIII)”, de Guadalupe Pinzón Ríos, analiza tres proyectos para fortificar la armada novohispana e incrementar los contactos en el Pacífico que buscaban establecer conexiones entre diversos espacios oceánicos. La autora ve en estas propuestas, situadas en su contexto, un intento continuo de aumentar las navegaciones, activar la comunicación y la economía de la región. Como recurso metodológico agrega mapas antiguos para mostrar dichos proyectos y las continuidades que comparten. Debe señalarse que la autora caracteriza su trabajo con el uso de las fuentes de archivo para analizar los proyectos estudiados.
Relacionado con lo anterior, encontramos el capítulo cuatro. “Comercio marítimo e interacción portuaria en el golfo de California en los años treinta del siglo XIX”, de Dení Trejo Barajas. La autora indaga las redes de relaciones entre individuos y sociedades que hacen posibles los movimientos marítimos y que se consolidan en el periodo estudiado. Aprovecha la documentación del archivo para diseñar cuadros con la información aduanal, donde analiza las redes entre espacios y personas, en las sociedades comerciales entre extranjeros y nacionales que generaban el tráfico de mercancías, sin obstáculos. En los mapas temáticos, incorporados al capítulo, se observa la red compleja de intereses nacionales e internacionales, es decir, una perspectiva espacial de la vida comercial de la región.
Una última perspectiva desde lo local enfoca a la ciudad de La Paz desde la historia urbana. El capítulo cinco, “La Paz: una ciudad portuaria de fines del siglo XIX y principios del XX”, de Edith González Cruz, se propone a partir de la categoría analítica de “ciudad portuaria”. La autora analiza esta ciudad desde la función mediadora entre su entorno (hinterland) y más allá del mar (foreland). Para cumplir esto, describe el emplazamiento geográfico y las innovaciones de la infraestructura y las instituciones del muelle en relación con la ciudad; es por eso que incorpora los planos de los proyectos de modernización. Una vez transformado el espacio portuario empieza un entrelazamiento comercial que mueve mercancías y población, nuevamente, representados en los mapas temáticos que refuerzan un estilo de análisis espacial. El uso de fotografías y periódicos resultan clave para una interpretación visual y confirman lo siguiente: “el mar [era el] horizonte que le daba vida a la ciudad de La Paz como un crisol de rasgos culturales” (p. 225). El capítulo seis concluye con la construcción de un espacio habitable en la ciudad portuaria con contactos comerciales y migratorios. En el “Comercio y epidemias en el puerto de La Paz, Baja California (1876-1903)”, de Ignacio Rivas Hernández, se estudia la difusión de epidemias a partir de la descripción de tres casos: la viruela, la fiebre amarilla y la peste bubónica. El autor postula una hipótesis: “A mayor prosperidad mercantil y movimiento de embarcaciones, mayores riesgos para la salud de la población” (p. 243). Debe señalarse que no describe únicamente el proceso de enfermedad en la ciudad, sus alrededores terrestres y marítimos, sino que advierte de las consecuencias en la economía, la demografía y el comercio.
Al terminar el libro, sugerimos regresar a la portada que muestra el enigmático grabado de Gustave Doré titulado The Death Ship Nears, que deja ver a una aterrada tripulación en la proa del barco frente al mar. El Pacífico que el lector tiene en su mente al final del capitulado es diferente, es una propuesta multifocal que aborda el océano desde muchos lados y lo reconoce como un espacio geográfico e histórico. En sus páginas encuentra las representaciones que se han hecho a través de la cartografía y en las imágenes descritas por los viajeros, descubre conexiones transpacíficas, así como las redes comerciales de la ciudad portuaria de La Paz. Al final, como si el lector estuviera ante el océano Pacífico, se abre un escenario de posibles nuevas investigaciones, con las cuales continuar adentrándose en la vastedad de este océano. Dicha conciencia de la inmensidad entre los autores es el mérito del libro, en su enfoque diacrónico, al mismo tiempo que sincrónico, al presentarnos propuestas que se preocupan por las relaciones indisolubles entre geografía e historia.










nueva página del texto (beta)


