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Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.114 Ciudad de México Aug. 2024  Epub Dec 10, 2024

https://doi.org/10.14350/rig.60928 

Reseñas

Orozco, V. (2022). Cómo recorrer una ciudad sin despertarla

Alma Patricia Montiel Rogel* 

*Posgrado en Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México

Orozco, V.. 2022. Cómo recorrer una ciudad sin despertarla. México: Coordinación de Difusión Cultural, UNAM, 93p. ISBN: 978-607-30-7039-3.


Los diarios de viajes tienen una gran relevancia en la geografía debido al entrecruce entre la narración, la observación y la representación de los espacios a escala local (López, Nogué y Ortega, 2006). En particular hay un marcado interés académico por los textos de exploradores y viajeros como Alexander von Humboldt, Frederick Catherwood y Désiré Charnay que navegaron, caminaron y cruzaron por el México decimonónico.1 Sin embargo, hay otras literaturas que esperan ser inquiridas por el ojo geográfico.2 Una de ellas es la que inspira el ensayo personal y la crónica de viaje Cómo recorrer una ciudad sin despertarla al crear una reflexión sobre los símiles y las ausencias de los espacios urbanos entre Nueva York, Nueva Jersey, Montreal, Nueva Orleans y la Ciudad de México.

En voz de Violeta Orozco, una joven escritora del mundo hispano y anglófono,3 capaz de vincular sus estudios en Filosofía de la UNAM, Literatura Hispana de Rutgers University y Escritura Creativa y Literatura Latinoamericana y Latina de la Universidad de Cincinnati, con la práctica urbana de caminar como un ejercicio de apropiación literaria de la ciudad. Con este acto, desentraña los espacios cotidianos de la ciudad que pululan los encantos de la modernidad como las pequeñas calles, parques, museos, clubes y bares de los barrios. Pero no se olvida de aquellos paisajes desolados que reflejan la estética postindustrial de las periferias con sus tiraderos y las calles ocultas amenazadas de violencia y pobreza. En esta narración, Orozco no se encuentra sola, pues recurre a las murmuraciones de su memoria para rescatar el pensamiento de Federico García Lorca, Octavio Paz, Charles Baudelaire, T. S. Eliot, Lisel Muller, Mercedes Sosa, Efraín Huerta, Bernardo de Balbuena, Rockdrigo González, Italo Calvino, Mario Benedetti, Jorge Teillier, Frantz Fanon, entre otros, sobre el andar citadino.

A pesar de las diversas literaturas que colocan a la ciudad como escenario o actor narrativo,4 Orozco muestra una escritura refrescante y comparativa de ciudades desde el poder para relatar de la mujer latinoamericana, pues en la literatura sobre estos espacios es más prolífera la voz de mujeres anglófonas y, en menor medida, francófonas. A través de la lectura de la Tabla 1, se sitúa el horizonte amplio y particular de enunciación de Orozco. Identificamos en la primera columna algunas viajeras y, en la siguiente, sus obras más relevantes, como escritoras y periodistas del siglo XIX y XX, quienes a través de su escritura sobre viajes intercontinentales y recorridos en ciudades visualizan la práctica de caminar de la mujer (tercera columna), así como los procesos de apropiación del espacio urbano (cuarta columna).

Tabla 1 Las mujeres caminantes por la ciudad, siglos XIX y XX. 

Autora Título y año Escenarios priorizados Papel de la práctica de caminar
Delphine de Girardin (francesa) Crónicas parisinas (18361 y 19863) Antología de crónicas publicadas entre 1836-1848. Problematiza alrededor de las calles, ópera, teatro, barrios altos y bajos. Ironizar el lugar tradicional de la mujer en los espacios abiertos y públicos de la ciudad.
Flora Tristán (francesa) Peregrinaciones de una paria (18381, 19412 y 20223) Recorrido por Perú. Destaca las costas, iglesias, teatros, corridas de toro, jardines y calles. Visibilizar la pobreza y la desigualdad entre indígenas, obreros y la población adinerada.
George Sand (francesa) La ciudad negra (18601 y 19002) Recorridos por la región de Auvergne (sur de Francia). Resaltan las fábricas, minas, talleres, ríos, insalubridad de las calles y barrios obreros. Mostrar los contrastes entre la vida obrera y burguesa a partir de los desplazamientos de los trabajadores a las fábricas.
Ana María Elflein (argentina) Por los pueblos serranos (19181, 20203) Recorridos en las provincias de San Luis y Córdoba. Destacan las ciudades, pueblos, caminos poco transitables, parajes deshabitados y zonas agrícolas. Llamar a las mujeres para salir de la vivienda y apropiarse de los espacios públicos y abiertos de la ciudad.
Virginia Woolf (inglesa) Señora Dalloway (19251, 19702 y 20153). Paseos de día en Londres por mercados, calles, clínicas, edificios, casas y librerías. Describir las espacialidades que ocupa el hombre y la mujer en la ciudad.
Melina Marchetta (australiana) Looking for Alibrandi (19921, 20093) Paseos de día y noche en Sídney por los barrios, calles, escuelas, cines, transporte público y edificios históricos. Discutir con uno mismo como una oportunidad personal e íntima.
Elena Ferrante (italiana) Dos amigas (20111, 20122, 20153) Paseos al atardecer y al anochecer en Nápoles de mediados del siglo XX por los barrios, periferias, calles, escuelas, talleres de zapatería, bibliotecas, iglesias, plazas y playas. Ocupar los espacios abiertos urbanos se convierte en un acto de rebeldía de las mujeres.
Vivian Gornick (estadounidense) La mujer singular y la ciudad (20151, 20182, 3) Paseos de día en Nueva York por los barrios, departamentos, cafeterías, cines, restaurantes, metro, tráfico, puentes y rascacielos. Conversar con los otros y con uno mismo de lo que se vive en la ciudad como mujer.
Lauren Elkin (estadounidense) Una paseante en París, Nueva York, Tokio, Venecia y Londres (20161,2, 20173) Discute sobre los suburbios, universidades, calles, callejones, ríos, puentes, plazas, jardines y avenidas. Rescatar las experiencias de mujeres que han habitado las ciudades en otras épocas históricas.
Isabel Allende (chilena) Mi país inventado (20031, 20163) Recorridos por las ciudades de Perú, Chile, Bolivia, Venezuela, EUA, España. Destaca las diferencias en la disposición de las plazas, calles, viviendas, barrios ricos y pobres, caminos. Construir su propia biografía conlleva un acto de nostalgia.
Elizabeth M. Gilbert (estadounidense) La ciudad de las mujeres (20191, 2, 3) Paseos al anochecer en Nueva York por los barrios bohemios, teatros, bares, clubes y calles. Caminar y salir de noche es, no solo un acto de autodescubrimiento, también de críticas sociales impuestas a las mujeres de 1940.
Violeta Orozco (mexicana) Cómo recorrer una ciudad sin despertarla (2022) Paseos por Nueva York, Nueva Jersey, Montreal, Nueva Orleans y la Ciudad de México. Contrasta las periferias, barrios pobres y ricos, avenidas, jardines, restaurantes. Construir un relato contra la idea hegemónica de separar las ciudades a partir de encontrar las similitudes y las desigualdades.

1 Año de publicación en lengua materna.

2 Año de traducción y publicación en español.

3 Año más reciente de publicación.

A través del desarrollo de ocho apartados vemos a la autora ejercer la práctica urbana de caminar por la ciudad para elaborar un contrarrelato a partir de su propia experiencia. Tal como Ana María Iglesia, en su libro La revolución de las flâneuses,5 visibiliza el papel de la flâneuse (mujer caminante) del siglo XIX más allá del simple acto de caminar, sino de plasmar una resistencia a través de la escritura contra la explicación hegemónica citadina, aquella que separa a las ciudades entre desarrolladas y pobres o progresistas y tradicionales. Así, la práctica urbana de caminar y de escribir “propone una nueva mirada, una mirada incómoda, pues se detiene en las grietas y en las fisuras del espacio urbano” (Iglesia, 2021, p. 147).

Esto se observa a lo largo del ensayo de Orozco. En Ciudades insomnes (pp. 9-18) compara Nueva York y la Ciudad de México. A pesar de las descripciones que reflejan la sacralidad que tiene para ella recorrer las calles y las plazas de “La Gran Manzana”, capaz de transportarlas a la Ciudad de México, reflexiona que en el fondo ambas ciudades parecen enajenadas, “enfermas de soledad y todos sus bares, cantinas, cafés, congales, clubes de salsa y jazz, discotecas no sean sino barcos a los que nos aferramos para no ahogarnos en la soledad” (Orozco, 2022, p. 14).

Por otro lado, en Alfabeto de ausencias o la estética de las ciudades postindustriales (pp. 19-30) se adentra a la estética del abandono urbano con la descripción de la ciudad de Highland Park en Nueva Jersey (por el río Raritan), donde proliferan los desechos y las tierras baldías que dejaron las plantas industriales. En un esfuerzo de percepción visual rastrea los restos de los paisajes agrícolas que singularizaron estos sitios antes de la llegada de los altos hornos, los ferrocarriles y las fábricas. Esto la lleva a cuestionarse por los cambios de la capital mexicana en Los dos jardines de la Ciudad de México (pp. 31-40). En principio se resiste a nombrarla por su actual nombre, pues en la añoranza la denomina “Defe”, como si la niña de sus recuerdos que vivió y creció entre el jardín Centenario, el parque Xiconténcatl, los viveros de Coyoacán, los Dinamos, el Pedregal de San Ángel, el Bosque de Tlalpan, el parque Hundido y el Parque México se adueñara de su escritura. Se cuestiona por las rápidas transformaciones de la ciudad y descubre que la ciudad le parece extraña por los cambios devastadores hacia una modernidad inacabada. Para ella, los edificios futuristas parecen adornos, pues “frente a ellos parecen más reales mis recuerdos de lugares que ya no puedo tocar” (Orozco, 2022, p. 39).

Más adelante, en Grandeza de las periferias (pp. 41-50), hace un llamado a no olvidar las periferias. Estas zonas son para ella conocidas, pues su niñez transcurrió en la parte norte de la Ciudad de México (Tlalnepantla y la salida a la autopista a Querétaro), pero más allá de exaltar un relato experiencial busca visibilizarlas. La pobreza, la basura, los terrenos baratos, las calles hacinadas y las infrahumanas condiciones de seguridad son resultado del olvido del gobierno. En este sentido, como diría Ana María Iglesia (2021, p. 117): “la responsabilidad de la autora está, ante todo, con la propia escritura como espacio de escenificación no tanto de su vida privada, sino de una experiencia compartida”. En este sentido, Orozco obliga a voltear a ver a nuestras periferias al enfatizar que “la periferia siempre está presente. Es un lugar dentro de nosotros. Querer escapar a la visión de la periferia es como querer escapar de nosotros mismos” (Orozco, 2022, p. 45).

En Crónicas de una ciudad ajena (pp. 51-58) cambia de escenario hacia Montreal. Señala las virtudes conocidas de esta ciudad: cosmopolita, joven, vibrante, futurista, armónica, ordenada y limpia. Aunque manifiesta un sentimiento de empatía por el espíritu vivaz de la ciudad, también expresa sentirse ante una impostura, una estética artificial capaz de engañar al caminante más inexperto. Orozco sale de los trazos geométricos de ese ambiente límpido para cruzar la vía férrea que separa el mundo angloparlante del francoparlante. Así, se encuentra con el barrio de Saint-Laurent, con el fenómeno de la gentrificación, de la ausencia de la gente, del abandono de los puentes, de las fábricas por doquier, de “la verdadera desigualdad de una de las ciudades más ricas del mundo” (Orozco, 2022, p. 56). Con su práctica urbana de caminar y con su escritura, Orozco forma una contestación, una rebeldía al relato hegemónico de la ciudad como desarrollada y progresista, al mostrar la cara de la desigualdad, fenómeno común a las ciudades que ha transitado.

Para la escritora, las diferencias y las semejanzas entre las ciudades que la han visto crecer algunas veces se confunden a tal grado que habita entre ciudades inventadas y ajenas. Una muestra de ello lo ofrece en Memorias de un futuro macabro. El coronavirus en tiempos de desigualdad (pp. 59-66), donde los barrios y las calles de sus ciudades se vaciaron de gente, mostrando los límites del hacinamiento sanitario, del desorden y de las pérdidas. Sin importar la ciudad, faltaban “los que iban hasta enfrente” (Orozco, 2022, p. 64): los enfermeros, los operadores del transporte público, las trabajadoras domésticas, los trabajadores de la basura, los obreros, los mecánicos, entre otros. Un paisaje desolador que mostró la fragilidad con la que habitamos nuestras ciudades.

La mirada crítica de Orozco que busca las grietas y va más allá del escenario artificial e ilusorio de las ciudades modernas, invita a salir de los relatos hegemónicos de las ciudades en su último apartado, Liberación por el ritmo: el puerto de Nueva Orleans (pp. 67-87), a través de caminar los relatos locales que rompen con las grandes historias de bronce. Muestra de ello está en el seguimiento que realiza de Marie Levau, líder espiritual vodoo haitiana, quien cuenta con una tumba, la más venerada, en el cementerio de Lousiana. Comienza a ver los rastros de los ritos, de los imaginarios populares y de las historias de la esclavitud negra que se liberó a lo largo del tiempo en estos espacios del río Misisipi y del puerto de Nueva Orleans. Esta historia de la reina vudú haitiana le recuerda a la leyenda veracruzana de la Mulata de Córdoba, un relato popular que rememora el pasado de las comunidades africanas de México, igualmente invisibilizadas por los grandes relatos.

En suma, la lectura de Orozco es una invitación a la práctica urbana de caminar desde otra mirada, una que sea capaz de poner en duda los relatos hegemónicos de las ciudades, aquellos que buscan separarlos jerárquicamente en mundos distintos. Por ello, exhorta a construir puentes narrativos que conecten las ciudades a través de los relatos locales para describir las desigualdades, las periferias y, al mismo tiempo, las personificaciones singulares de los espacios. Asimismo, ofrece al geógrafo y a la geógrafa la oportunidad de recuperar los ensayos personales y crónicas de viaje como fuente y metodología para analizar y contrastar los espacios literarios de la mujer latinoamericana en su práctica urbana de caminar y de habitar las ciudades.

Referencias

Iglesia, A. Ma. (2021). La revolución de las Flâneuses. Wunderkammer. [ Links ]

López Ontiveros, A., Nogué, J. y Ortega, N. (2006). Representaciones culturales del paisaje. Y una excursión a Doñana. Universidad Complutense, Asociación de Geógrafos Españoles. [ Links ]

Ortega Cantero, N. (2006). Geografía y literatura. El descubrimiento literario del paisaje geográfico de España. En F. Pillet y J. Plaza (Coords.), El espacio geográfico del Quijote en Castilla-La Mancha (pp. 15-33). Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, [ Links ]

Suárez Japón, J. M. (2002). Geografía y literatura en los escritos de viaje de José Manuel Caballero Bonald. Boletín de la A.G.E., (34), 133-146. [ Links ]

Urroz Kanán, R. (2019). La construcción de una geografía cultural. La ciudad de México en Los bandidos de Río Frío (1889-1891) de Manuel Payno. Investigaciones Geográficas, (98). DOI: dx.doi.org/10.14350/rig.59762 [ Links ]

Villanueva Carmona, L. (2019). El espacio sagrado en la poética de Juan Ramón Jiménez. En Gómez Rojas, J. C. Arte, mito y territorio. México: ediciones del Lirio, pp. 117-134. [ Links ]

Wobeser, G. von (2024). Artistas, pioneras y aventureras. Viajeras en el México del siglo XIX. Relatos e Historias de México, XVI(185), 46-65. [ Links ]

1La geografía no debe olvidar los testimonios gráficos y narrados de mujeres viajeras en el México del siglo XIX. Algunas de ellas fueron Emily Elizabeth Ward, Frances Erskine Inglis, Adela Breton, Paula Kolonitz, quienes captaron en litografías y diarios de viajes sus impresiones de las ciudades, pueblos, caminos y relieve del país (Wobeser, 2024).

2En México hay un interés reciente por explorar el mundo de las letras desde el pensamiento geográfico. En especial la poesía (Villanueva, 2019) y la novela (Urroz, 2019). En otros países, como en España, existe una tradición más consolidada entre los diferentes géneros literarios y la geografía (Suárez, 2002 y Ortega, 2006).

3Recibió el Rising Stars Award por su texto The Broken Woman Diaries (2022). Asimismo, ganó el premio New Voices Poetry Award en Carolina del Norte por su poemario Stillness in the Land of Speed (2022).

4Algunas literaturas sobre la ciudad son: Charles Dickens, Historia de dos Ciudades (Londres y París); Paul Auster Brooklyn follies (Nueva York); James Joyce, Ulises (Dublín); Irvine Welsh, Trainspotting (Edimburgo); Ernest Hemingway, París era una fiesta (París). En lenguas romances encontramos a Julio Cortázar, Rayuela (París); Federico García Lorca, El Romance gitano (Granada); Jorge Luis Borges, Fervor de Buenos Aires (Buenos Aires); Pedro Juan Gutiérrez, Rey de La Habana (La Habana); Carlos Fuentes, La región más transparente (Ciudad de México), Manuel Payno; Los bandidos de Río Frío (diversos lugares, Ciudad de México). También llaman la atención las novelas de Orhan Pamuk, Ciudad y recuerdos (Estambul) y Haruki Murakami, Tokio Blues (Tokio).

5Véase la lectura de este libro de Valeria Consuelo de Pina Ravest en el número 111 de Investigaciones geográficas. Revista del Instituto de Geografía de la UNAM.

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