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Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.113 Ciudad de México Apr. 2024  Epub July 30, 2024

https://doi.org/10.14350/rig.60869 

Reseñas

Pérez-Muelas, P. (2023). Homo Viator. El descubrimiento del mundo a través de los viajeros

María Fernanda Martínez Muñoz1 

1Posgrado en Historia, Universidad Nacional Autónoma México

Pérez-Muelas, P.. 2023. Homo Viator. El descubrimiento del mundo a través de los viajeros. ., España: Siruela, Biblioteca de ensayo 136, ISBN: 978-84-19744-43-2.


¿Quién lee algo antes de viajar? Los viajes comienzan en los libros y este es una invitación al lector a descubrir el mundo. En su primera obra, Pepe Pérez-Muelas (Lorca 1989), filólogo formado en Granada y actual profesor de literatura en Sevilla, demuestra que no hay nada más humano que viajar: desde la imaginación al leer hasta el caminar (p. 19). El objetivo del autor al escribir este ensayo, editado por Siruela, surge de la manera cómo se entienden los viajes: son muy personales, se viven, se sienten, se caminan y se escriben.

Fueron la propia experiencia, los recuerdos, la imaginación y la lectura puesta en los viajeros, las motivaciones de Pérez-Muelas para realizar este compendio titulado Homo Viator: el descubrimiento del mundo a través de los viajeros, donde queda claro que el ser humano descubrió el mundo para sobrevivir. La idea central del Homo Viator (hombre viajero) se presenta en dos vías: 1) entender la vida como un viaje y 2) hacer del viaje un modo de vida (p. 21). Y el autor pretende que en esta obra viajemos con él, es su travesía narrada a modo de ensayo, testigo y lector de los autores o viajeros literarios que cita en cada sección de la obra.

La estructura del libro corresponde a un orden geográfico del mapamundi de Urbano Monti, cada sección se abre con una parte del mapa. Comienza con la India y Asia, las civilizaciones más antiguas y orígenes del viaje, para luego situar Europa y el descubrimiento de los nuevos mundos (Tabla 1). A lo largo de la selección, el autor viaja en el libro, las distintas culturas y viajeros que enuncia dialogan constantemente sin un estricto orden cronológico. Su propuesta ordena los viajes y la espacialidad: sin temporalidad ordenada, donde ninguna cultura se antepone a la otra, lo destacable es que cada individuo o sociedad fueron portadoras de experiencias de viajar en la redondez de la Tierra y capaces de hacer cartografías.

Tabla 1 Estructura del Homo Viator (2023). 

Sección de libro Sección del mapa de Urbano Monti Viajero(a) o autor(a)*
Primera parte: donde nace el Sol India China y Japón El Himalaya Octavio Paz, Vasco da Gama, Isabella Bird, Alessandro Valignano, Fernao Mendes Pinto, Hervé Joncour, Isabella Bird, Paul Auster, Maurice Hertog, Edurné Pasabán, Rabban Bar Sauma, Pablo Neruda, Marco Polo.
Segunda parte: Oriente Egipto Mesopotamia La Meca Heródoto, Justiniano, Alejandro Magno, Ibn Battuta, Mark Twain, Pedro Páez, Dorothy Eady, Egeria, Federico Barbarroja, Mahoma, Elio Galo, Alí Bey.
Tercera parte: los pilares de Occidente Grecia Roma antigua El Camino de Santiago Aquiles, Helena, Príamo, Héctor, Homero, Ulises, Tucídides, Heródoto, Jenofonte, Pausanias, Eneas, Plinio el Viejo, Pulio Ovidio, Flavio Josefo, Alfonso III.
Cuarta parte: Las conquistas de nuevos mundos África América descubierta América dorada Diogo Cao, Bartolomé Díaz, Vasco de Gama, Cristóbal Colón, Américo Vespuccio, Hernán Cortés, López de Gómara, Vasco Núñez de Balboa, Bernal Díaz del Castillo, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Inés Suárez.
Quinta parte: Un viaje sin límites Siete mares: ciencia y navegación. Los polos Los cielos, la Luna y el desierto Fernando de Magallanes, Pigafetta, Juan Sebastián Elcano, Roberto de la Grive, Antonio de Ulloa, Jeanne Baret, James Cook, Malaspina, Julio Verne, Yuri Gagarin, Antoine de Saint-Exupéry, Armstrong
Epílogo Grecia y Roma Petrarca, Hernando Colón, Piranesi, Richard Lassels, Lord Byron, Stendhal, Schliemann.

*Los viajeros son una selección de todo el conglomerado, no hay orden cronológico en la presentación.

Algo es evidente: la necesidad de viajar y, por consiguiente, las migraciones, han sido inherentes al ser humano. Los viajes han formado parte de la vida de cada uno de nosotros, desde los que se van, hasta los que se quedan. En la antigua Grecia, según Paul Zumthor, el viaje tuvo una existencia triple: desplazamiento espacial, agotamiento del tiempo e iniciación de los mitos fundadores. (Zumthor, 1994, p. 165) Posteriormente, en el siglo VI a.C., los filósofos presocráticos comenzaron a ver los viajes como una posibilidad de ampliar el conocimiento, más allá de la mitología (Pérez, 2023, p. 195). ¿Qué significa ser un homo viator? Es aquel que viaja (Zumthor, 1994, p. 162). Si bien el autor no ofrece una definición de “viajar”, muestra que en la actualidad cada individuo tiene su propia perspectiva en torno a este acto, para salir, regresar o vacacionar. No se renuncia al viaje (Pérez, 2023, p. 434). El acto de salir pone en marcha nuestra capacidad para afrontar una alteridad, implica movilidad y es la primera conquista espacial que surge de un deseo de conocimiento en las antiguas civilizaciones (Zumthor, 1994, p. 163). Esto está en toda la estructura del libro, pues queda claro que los viajeros preguntaron, aprendieron y descubrieron, ya sea como testigos en primera persona o conocedores por medio de otras fuentes. Aunque no deja de ser una visión del viaje sumamente occidental (Pérez, 2023, p. 131).

Los desplazamientos en el libro se dieron por diferentes razones: comercio, religión, fe, trabajo, aventura, burocracia o simplemente por necesidad de experiencias. Los seres humanos se mueven y, un mérito del texto que revisamos, es que también se nombren mujeres viajeras. Esto nos permite a los lectores identificarnos, ya que todos somos viajeros, aunque este ensayo es un catálogo solo de algunos. Desde Marco Polo hasta Cristóbal Colón, ellos, ellas, fueron los que salieron, navegaron, caminaron e hicieron de su experiencia un conocimiento plasmado en algún escrito o en un discurso cartográfico.

Es por demás destacable que la narrativa concluya con un “viaje sin límites”, precisamente porque no hay lugar al que el ser humano no haya podido viajar: desde los mares y el cielo hasta la Luna. Y hay una ruptura en el entendimiento del viajero, pues se pasa de la aventura al conocimiento científico como principal motivador del salir a recorrer la Tierra.

Finalmente, en el epílogo acerca del redescubrimiento de Grecia y Roma, el autor regresa temporalmente a los orígenes de las civilizaciones occidentales, aquellos que percibieron el viaje en el mundo clásico. Es un ir y venir, en desorden temporal, de los mismos viajeros, lo que llega a ser anacrónico, ya que un solo espacio se vive en muchas épocas a la vez en cada sección. En resumen, destaco para el potencial lector o lectora que Homo viator no es ni tiene por objeto ser un libro de historia, es un ensayo divulgativo con pretensiones literarias, pues los viajes no sucedieron como están organizados. Inclusive, no se considera ese conjunto de obras escritas o acontecimientos conocidos como parte de un solo género, de los “diarios de viaje”, pues las circunstancias de origen, la intención y los medios de cada texto son profundamente diversos.

Por otra parte, ¿cuál es el lugar de los mapas en las aventuras de los viajeros? Este componente espacial es clave en la propuesta del autor: los viajes son formadores de mapas. “La geografía es un viaje anticipado” (p. 27). Por tanto, aunque el discurso escrito y la imaginación son fundamentales para entender el mundo, sin la producción cartográfica no se entendería la visibilidad y espacialidad del viaje. Para Pepe Pérez-Muelas, ver mapas es una manera de viajar a lugares desconocidos. Mientras que viajar es lo contrario a observar mapas, significa vivirlos (p. 20).

A medida que avanza la lectura, es evidente dicha postura del autor respecto de la importancia de la espacialidad y los mapas, pues fue el cartógrafo Urbano Monti y su Tratatto Universale,1 quien le inspiró a leer a los viajeros y realizar una geografía vívida con base en ellos. Este cartógrafo nunca salió de Milán, por lo que se basó en los testimonios de otros viajeros para realizar su mapamundi (p. 258). No obstante, parece que el acento se coloca en los relatos y los mapas terminan por ocupar un lugar meramente ilustrativo en el libro. ¿En dónde está la espacialidad que el autor tanto alude? En las palabras escritas, pero la producción cartográfica de su propia mano, o el análisis de algunos ejemplos, es inexistente. El acercamiento en torno a los mapas en la obra no deja de ser de aventura o de estética. No obstante, Pérez-Muelas señala que mirar un mapa significa poseer el territorio, por lo que se mantiene dentro de la postura que el discurso cartográfico es una representación de la realidad donde su valor no radica en la exactitud si no en la mirada, en cómo se lee y se interpreta (p. 179). Preguntemos, nos señala Harley, ¿cómo hacemos “hablar” a un mapa?

Recordemos que los mapas ubican las acciones humanas en el espacio, son una construcción, imágenes cargadas de intenciones, consecuencias y valores culturales (Harley. 2005, p. 61). Por esto el autor admite que es una de las deudas al señalar que “hay que encontrar el mapa adecuado” y esa tarea se la encomienda al lector (Pérez, 2023, p. 23). Queda abierta la invitación al que se sumerja en esas páginas, que realice sus propios mapas y escritos a través de sus viajes, y viceversa, que haga viajes por medio de mapas y lecturas. (p. 225) Al final, como indica Harley, los mapas también son un texto con la potencialidad de ser leídos, y Pepe Pérez-Muelas ya ha dado el primer paso al crear su propia geografía, caminada, leída e imaginada a través de los viajeros.

REFERENCIAS

Harley, J. B. (2005). La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía. Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Zumthor, P. (1994). La medida del mundo. Cátedra. [ Links ]

1Planisferio realizado en Milán (1585), insertado por la editorial en la cubierta y en las secciones del libro.

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