SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue113Ramírez Velázquez, B. R. (2023). Encuentros disciplinarios y debates metodológicos. La investigación crítica sobre las relaciones espacio / territorioHawthorne, C. y Scott Lewis, J. (Eds.: 2023). The Black geographic: praxis, resistance, futurity author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.113 Ciudad de México Apr. 2024  Epub July 30, 2024

https://doi.org/10.14350/rig.60867 

Reseñas

Fernández Christlieb, F. (2023). Hacer Geografía. Un razonamiento histórico para el mundo que viene

Alma Patricia Montiel Rogel1 

1Posgrado en Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México

Fernández Christlieb, F.. 2023. Hacer Geografía. Un razonamiento histórico para el mundo que viene. México: Instituto de Geografía, UNAM, 186p. ISBN: 978-607-30-8097-2.


Por allá de 1980, un grupo de historiadores editaron el libro: Historia ¿Para qué? para abordar el porqué del discurso histórico y el para qué “se rescata, se ordena y se busca explicar el pasado” (Pereyra, 2005, p. 7). Un libro oportuno en su momento, cuando la Reaganomía y la debilidad de la URSS abrían el horizonte a un cambio de época, una marcada por la política mundial del libre mercado. Años después, el filósofo Gabriel Vargas volvía a la misma pregunta, pero centrando su análisis en la madre de todas las ciencias. Su libro: Filosofía ¿Para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo xxi, explicó: “los grandes desafíos que enfrenta hoy la humanidad y que dan lugar a los problemas que abordará la filosofía en las próximas décadas” (2013, p. 10). Dilemas ocasionados por la enajenación y el individualismo exacerbado, siguiendo su apreciación.

Exactamente una década después, es turno de otra gran y antigua disciplina de los griegos: la geografía. Hacer Geografía se nos presenta de la mano de Federico Fernández Christlieb. Aunque el título no expresa la misma pregunta planteada por los historiadores y los filósofos, bien nace de las mismas inquietudes sobre discutir el lugar de la geografía dentro del contexto de la crisis ambiental y social del siglo xxi; así como la generación de mecanismos de intervención.

Fernández Christlieb, doctor en Geografía y Ordenamiento Territorial por la Universidad de París-Sorbonne, es investigador del Instituto de Geografía de la UNAM y representante del enfoque de la geografía cultural en México y en América Latina. Con más de 30 años de experiencia como académico, ha trabajado con grupos de geógrafos internacionales en Francia, Inglaterra y Canadá, lo que ha cristalizado en numerosos artículos y libros sobre el paisaje de los pueblos de tradición indígena del Altiplano Central mexicano.

Con una visión panorámica del saber geográfico a través de la historia y su lugar en los retos de una sociedad cada vez más globalizada, Fernández presenta una ruta crítica para producir una geografía nueva. En este proceso, analiza una serie de etapas continuas y presentes en el razonamiento histórico geográfico. Tales momentos los simplifica en cinco verbos, materializados a su vez, en cinco capítulos: caminar, observar, preguntar, describir e intervenir. Aunque todas son relevantes para hacer geografía, el último acto (la intervención), la más larga del libro, formaliza un camino certero para guiar la acción presente y futura de geógrafos (e historiadores, también).

Con una bibliografía que mezcla los trabajos clásicos de Ratzel, Vidal de la Blache, Sauer, Lefevre, Braudel, Lacoste, Brunet, Claval, Harvey, Capel, Cosgrove y Dollfus; junto con los estudios más contemporáneos de Irasema Alcántara, Atlántida Coll-Hurtado, Key Anderson, Mona Domosh, Augustin Berque, Johanna Broda, Pere Sunyer, entre otros, el autor nos adentra a la evolución del razonamiento geográfico. Por este motivo, el material cartográfico que entrega induce a un viaje para apreciar algunas de las primeras representaciones de la ecúmene, es decir, el mundo habitado, como el mapa de Ptolomeo de circa 150, el mapa del Mediterráneo de Al Idrisi de 1154 y el mapa mundi de la Abadía de Westminster de 1265. Estas abstracciones, apunta el autor, fueron resultado de la unión de múltiples registros de viajeros que caminaron, observaron, cuestionaron y describieron la ecúmene. Estas acciones entrelazaron la corografía, es decir, la descripción de los lugares, con la cosmografía, entendida como la ubicación de los lugares sobre la Tierra con base en la observación del cielo a magnitudes estelares. Con la corografía y la cosmografía fue posible la producción cartográfica, a saber, la representación del mundo habitable en mapas.

Al mismo tiempo, el investigador muestra material cartográfico más contemporáneo que retoma las cuatro anteriores etapas para hacer geografía (caminar, observar, preguntar y describir) junto con la quinta etapa (intervenir) para ejemplificar el poder que tiene esta disciplina para incidir en los problemas de escala local. Tal como lo muestra con el mapa de riesgos de Teziutlán, Puebla del 2020, cuyo objetivo es identificar zonas de deslizamiento del suelo para reducir la construcción de vivienda en zonas de vulnerabilidad y evitar la tragedia de 1999, donde un deslizamiento de tierra sepultó varias casas.

Con estos elementos bibliográficos y cartográficos, el libro de Fernández invita al razonamiento geográfico para generar iniciativas desde la ciudadanía y resolver problemas inmediatos y urgentes. Aunque, advierte el autor, esta intervención debe comenzar por la escala local, ya que en ella los cambios son más efectivos. Pero, al mismo tiempo, es necesario construir lazos con otras comunidades para inducir la organización regional y, con ello, reducir efectivamente nuestra huella ambiental y fortalecer los vínculos.

Este razonamiento, que entrelaza el medio con los grupos humanos, comienza con el acto de caminar (pp. 31-44), el cual involucra un desplazamiento en el terreno a pie, pues es la forma más antigua de traslado, como las migraciones históricas dan cuenta. Otro tipo de desplazamiento a escala humana es la navegación con botes y el andar en bicicleta. El elemento que une estos desplazamientos es la posibilidad de localizar y describir puntos comprobables sobre el terreno, construyendo una corografía de los lugares que, al sumarlos, crean una imagen de la ecúmene. Asimismo, caminar permite que los sujetos y las colectividades reconozcan y se orienten en el espacio. Estos dos aspectos, como lo indicó Claval (1999), tejen una identidad con el espacio.

Una vez que se descubre el entorno al andar, se le percibe con la acción de observar (pp. 45-67). Sin embargo, señala Fernández, observar no es sinónimo de ver, pues se requiere de todo el cuerpo y sus sentidos para reparar en los detalles del entorno. El ver facilita la percepción espacial. Con el acto de observar, diría Cosgrove (2008) se construye un mundo resultado de percibir, imaginar y representar el entorno. En este proceso interviene una experiencia histórica y simbólica colectiva particularizada en el sujeto como observador. Así, el razonamiento geográfico se enmarca en diferentes escuelas que observaron y asimilaron el espacio desde su horizonte de enunciación histórico como el enfoque regional del siglo xix e inicios del xx, la corriente anglosajona de la cuantificación de mediados del xx, los geógrafos radicales y marxistas o el giro cultural de finales del xx. Esta última logró reunir las virtudes de esta disciplina en el paisaje, al entenderlo como objeto geológico, social-histórico y de percepción subjetiva.

Después de caminar y de observar el espacio, la siguiente etapa para hacer geografía es preguntar (pp. 69-90) por qué el mundo funciona de una determinada manera. Esta disciplina ha intentado responder a tres preguntas, mismas que han llevado su avance: sobre el propósito y la organización de la vida en la Tierra; en qué medida el entorno físico afecta la organización de los pueblos y cuál es la capacidad humana para modificar la organización de la naturaleza. A partir de estos cuestionamientos, han surgido trabajos como el de Cavalli-Sforza, genetista italiano que comparó los genes de los grandes grupos humanos. Con su trabajo afirmó la inexistencia de razas biológicas y determinó que las diferencias entre grupos se basan en cuestiones culturales.

Con los datos, cuestionamientos e hipótesis generados se procede al acto de describir (pp. 91-116) a través de la escritura, la pintura o la cartografía. Para ello, se adapta una metodología que es flexible, pues va desde lo cuantitativo a lo cualitativo, hasta el trabajo de gabinete, de archivo y de campo. A la vez se trabaja con una mirada micro, meso y global que recupera lo cotidiano vivido y lo alejado universal. Así, es posible escribir sobre el paisaje a través de notas de viajeros, epístolas, dibujos y grabados de las ciudades. También se produce cartografía a escala local que permite visualizar el uso de suelo y saberes de los pueblos, o bien mapas regionales para identificar comarcas y ordenar el territorio.

Por último, con la información dada por nuestro andar, sentir, cuestionar y narrar el paisaje, es posible intervenir (pp. 117-164). Para proponer proyectos es necesario hacer política, señala Fernández, pero no aquella que es partidista, sino la que nace de la ciudadanía que conoce de primera mano sus problemas inmediatos. Por ello, presenta una agenda geográfica para el siglo xxi donde esta disciplina jugará un rol esencial para abastecer de agua y de alimento, dotar de servicios y de seguridad a la población, crear espacios para socializar, generar energía sustentable y accesible y educar en la tolerancia. De esta manera, concluye el autor, el razonamiento geográfico al empezar por lo local, poseer una mirada multidisciplinaria y de larga duración, vincular al sujeto con el colectivo, generar la participación, reunir lo geológico, biológico y cultural a escala local-global, comprender la relación entre lo rural y lo urbano, utilizar el trabajo de campo y de gabinete, asimilar las nuevas tecnologías, con rutas o protocolos de fácil comprensión; así la geografía se coloca en un lugar central para abordar los problemas del siglo xxi. Un saber al alcance de quien lo necesite, pues, como apuntó Claval (2023), “el geógrafo no tiene el monopolio de la geografía: todos los hombres son, en mayor o menor medida, geógrafos”.

REFERENCIAS

Claval, P. (1999). Geografía cultural. Editorial Universitaria de Buenos Aires. [ Links ]

Claval, P. (2023). Nuevo ensayo sobre la evolución de la geografía humana. Col. Geografía para el siglo XXI. Serie Textos universitarios 40. Instituto de Geografía, UNAM. http://www.publicaciones.igg.unam.mx/index.php/ig/catalog/book/209Links ]

Cosgrove, D. (2008). Geography and visión. Seeing, imagining and representing the world. Tauris. [ Links ]

Pereyra, C. (2005). Historia ¿Para qué? Siglo XXI Editores. [ Links ]

Vargas Lozano, G. (2013). Filosofía ¿Para qué? Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa. [ Links ]

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons