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Tzintzun
Print version ISSN 0188-2872
Tzintzun n.48 Morelia Jan./Dec. 2008
Artículos
Testimonio, análisis y estrategia visual en torno al movimiento estudiantil de 1968: Los casos de Raúl Álvarez Garín y Gilberto Guevara Niebla
Testimony, analysis, and visual strategy of the 1968 students' movement: Raul Alvarez Garin's and Gilberto Guevara Niebla's cases
Témoignage, analyse et stratégie visuelle par rapport au mouvement d'étudiant de 1968. L'affaire de Raúl Álvarez Garín et de Gilberto Guevara Niebla
Alberto del Castillo Troncoso
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Correo electrónico: adelcastillo@mora.edu.mx
Recibido:13/05/2008.
Aceptado: 30/06/2008.
Resumen
A 40 años de distancia, el movimiento estudiantil del 68 ha generado una vasta reflexión historiográfica que abarca la recopilación de testimonios, análisis académicos y políticos, videos, películas y otros productos culturales. Una de las líneas de trabajo más productivas ha sido la publicación de crónicas, testimonios y análisis de los propios protagonistas del movimiento. Esta veta se ha enriquecido con las aportaciones de dos de los líderes del movimiento: Raúl Álvarez Garín y Gilberto Guevara Niebla. Cada uno ha construido su versión de los hechos, generando visiones coherentes y complejas que incorporan su punto de vista a una lectura global de los acontecimientos. En este ensayo destacaremos las diferencias y los matices entre los discursos y, lo más importante, desarrollaremos un primer análisis en torno a la manera en que los autores diseñaron una estrategia visual para darle sustento a sus respectivas reflexiones.
Palabras clave: Movimiento estudiantil, 1968 México, iconografía movimiento estudiantil, represión, delito político.
Abstract
After 40 years, the 1968 students' movement has generated great historiographic reflection which includes testimonies, academic and political analysis, movies, and other cultural products. One of the most productive works s has been the publishing of chronics, testimony and analysis made by the same leaders of the movement. These works have been enriched by the publishing of two leaders' testimonies: Raúl Álvarez Garín and Gilberto Guevara Niebla. Each one of them has given his version of the facts. These versions have generated coherent and complex visions which incorporate their viewpoint to a global reading of the facts. Differences and nuance are highlighted in this paper. And the most important, a first analysis on how the two leaders designed their visual strategy to support their reflections is developed.
Key words: Students' movement, 1968 Mexico, Students' movement iconography, repression, political crime.
Résumé
Ça fait déjà 40 ans que le mouvement d'étudiant du 68 a généré une vaste réflexion historiographique qui contiennent la récupération de témoignages, l'analyse académique et politique, des vidéos, des films et d'autres produits culturels. Un des points de travail les plus productifs a été la publication des chroniques, des témoignages et des analyses des propres protagonistes du mouvement. Cette recherche s'est enrichit avec les déclarations des deux leaders du mouvement: Raúl Álvarez Garín et Gilberto Cuevara Niebla. Chacun a construit sa version sur les événements, qui ont généré des visions cohérentes et complexes. Ces visions nous donnent un certain point de vue pour arriver à une lecture global des faits. Dans cet essai, on met en relief les différences et les nuances entre les discours et encore, plus important, on développera une première analyse par rapport aux auteurs; c'est-à-dire, comment ils ont dessiné une stratégie visuelle pour supporter leurs réflexions.
Mots clés: Mouvement d'étudiant, 1968 Mexique, iconographie, mouvement d'étudiant, répression, délit politique.
A casi 40 años de distancia, el movimiento estudiantil del 68 ha generado una vasta reflexión historiográfica que abarca la recopilación la recopilación de testimonios, análisis académicos y políticos, videos, películas y otros productos culturales de calidad y manufacturas de distinto calibre.1
Una de las líneas de trabajo más productivas en torno al análisis de los sucesos estudiantiles ha sido la publicación de crónicas, testimonios y análisis de los propios protagonistas del movimiento. En los últimos años esta veta se ha enriquecido notablemente con las aportaciones al género de dos de los líderes más relevantes del movimiento: Raúl Álvarez Garín (AG) y Gilberto Guevara Niebla (GN). Cada uno ha construido su versión de los hechos, generando visiones coherentes y complejas que incorporan su punto de vista a una lectura global de los acontecimientos. Entre ambas versiones existen múltiples semejanzas y concordancias. En este ensayo destacaremos las diferencias y los matices entre ambos discursos, y lo más importante: desarrollaremos un primer análisis en torno a la manera en que ambos personajes diseñaron una estrategia visual para darle sustento a sus respectivas reflexiones.2
La fotografía ha estado presente en la recreación y el análisis de los sucesos del 68 desde sus inicios. La cobertura de periódicos como El Heraldo, El Universal, Excélsior, La Prensa revistas como Life, Siempre! Y ¿Por qué?, para sólo citar algunos de los casos más representativos, fue muy diversa y siempre estuvo vinculada a los mecanismos de censura de la época, en la que un régimen autoritario controlaba los medios de comunicación, acotando, pero no asfixiando a una opinión pública que se manifestaba a cuentagotas a través de la prensa escrita.3
No obstante lo anterior, el análisis gráfico ha estado ausente, o por lo menos no ha gravitado como debiera en el análisis y el debate historiográfico sobre los sucesos. En este artículo ofrecemos una primera aproximación al análisis y la discusión crítica sobre el uso de la fotografía como parte del discurso y la visión del mundo de los autores de textos sobre el 68. En este caso, como ya he mencionado, el asunto es más relevante en la medida en que se trata de la reflexión generada por dos de los líderes más significativos del Movimiento.
Cualquier imagen admite la posibilidad de múltiples lecturas e interpretaciones, las cuales se van enriqueciendo en la medida en que los lectores se apropian de este tipo de documentación y la utilizan y manipulan de acuerdo a sus propios intereses. En este artículo intentaremos descifrar la lectura propuesta por los autores y los editores de las publicaciones. En esta medida, el contexto en el que aparecen publicadas las imágenes, los pies de foto, la configuración y la secuencia de las mismas y los criterios implícitos o explícitos de los autores para su elección constituyen el punto de partida para la construcción de este análisis.4
La estela de Tlateloco de Álvarez Garín
El texto de AG consta de tres capítulos. En la primera parte, titulada: "La epopeya de los estudiantes" se describen las vicisitudes del movimiento estudiantil, desde los enfrentamientos entre porros y estudiantes contra granaderos y soldados a finales de julio hasta el levantamiento postrero de la huelga a fines de diciembre.5 La segunda parte: "La discusión de antes y después" analiza la participación del Consejo Nacional de Huelga (CNH) en el 68 y el balance de los años posteriores. Constituye un análisis político de los contextos universitario y nacional en el 68 y el 71, enfatizando una lectura crítica de las ideas prevalecientes en la izquierda durante aquella coyuntura. Finalmente, en la tercera parte: "La intervención militar en el 68" se centra la discusión en el operativo del 2 de octubre, caracterizándolo como un crimen de Estado y un genocidio. Todo ello como parte de la discusión política generada a finales de los noventa, que busca fincar responsabilidades legales y penales contra los funcionarios y militares que participaron a distintos niveles en la matanza del 2 de octubre Tlatelolco.
En términos generales, el análisis de AG constituye una reconstrucción "objetiva" de los hechos en la que el autor analiza y describe los sucesos como parte integrante del Consejo Nacional de Huelga, apelando a su memoria pero construyendo un relato complejo, que se vincula con otros testimonios y documentos.6
La portada del libro esta representada por una fotografía de Carlos Cisneros que capta un momento del mitin realizado en la Plaza de las Tres Culturas en el año de 1988, para conmemorar los veinte años de la tragedia de Tlatelolco. Al centro de la imagen destaca una estela de piedra construida a manera de mausoleo con los nombres de algunas de las víctimas identificadas de la masacre (Imagen). El diseño de Enrique Mañón añade desde la óptica del presente una serie de elementos muy sugerentes para leer esta imagen. La estela iluminada irradia su luz sobre un sector de la multitud, el que aparece en la mitad superior de la fotografía, mientras que el resto permanece en la oscuridad total. El logo del movimiento olímpico del 68 se sobrepone a la fotografía, le imprime mayor dinamismo a la escena y produce la sensación de que la luz avanza gradualmente en oleadas iluminando a la multitud. El propio autor proporciona la clave para la interpretación de la estela:
Una estela es una huella en el agua, también es una historia labrada en piedra o la cauda de un cometa. En los primeros años posteriores al Movimiento del 68 parecía que la impronta de éste sería efímera, que sus huellas serían perdurables tan sólo como cicatrices del alma [...] Por eso, frente al vacío, el mensaje grabado en piedra hace permanente e indeleble el compromiso.7
Algunos de los hilos conductores de este trabajo se entretejen con esta portada. El énfasis está puesto en la lectura retrospectiva del presente y la manera en que el sacrificio de las victimas, lejos de quedar en el olvido, ocupa un lugar cada vez más importante en la historia contemporánea mexicana. Por otro lado, la multitud aparece como el protagonista central de esta historia. Se trata de una presentación inicial, que nos acerca a una historia social en la que los individuos, aunque aparezcan con nombre y apellido, adquieren sentido sólo en la medida en que representan a sectores más amplios.
El texto inicia y termina con un par de fotografías del mitin del 2 de octubre desplegadas a plana entera. Lo anterior destaca esta fecha como el episodio fundamental de esta historia. El prólogo de Félix Hernández y Alejandro Álvarez resalta la importancia del 2 de octubre y hace hincapié en que el texto de AG representa "una formidable herramienta de trabajo para la conducción de la averiguación previa".8 Se refiere al proceso judicial iniciado en el año 2001 en el que la Fiscalía Especial para la investigación de delitos cometidos por funcionarios públicos en contra de movimientos sociales y políticos del pasado buscaba fincar responsabilidades jurídicas y penales contra algunas de las autoridades involucradas en los episodios del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971.
El autor incluye un expediente o dossier gráfico compuesto por 75 fotografías, agrupadas bajo el título: "Una reconstrucción gráfica del Movimiento estudiantil". En la presentación de este dossier se explica al lector que las fotografías aparecen sin crédito debido a que en la época no se proporcionaba el mismo de parte de los medios por razones de protección a los reporteros gráficos. Sin embargo se proporciona una lista colectiva con los nombres de los autores de las imágenes, entre los que destacan los nombres de Nacho López, Rodrigo Moya, los Hermanos Mayo, Enrique Bordes Mangel, Héctor García y algunos otros.9
La explicación sobre la ausencia de crédito es parcialmente correcta. En algunas ocasiones los directores protegieron a los fotógrafos para evitar la represión gubernamental. Sin embargo, existen diversas excepciones, como el caso de los periódicos El Heraldo y La Prensa, que sí proporcionaron el crédito a los fotógrafos, el diario Excélsior que incluso informa a sus lectores en un recuadro publicado en la primera plana del 3 de octubre que su fotógrafo Jaime González fue agredido a punta de bayoneta por un soldado del ejército; la publicación Life, que contrató al fotógrafo Dávila Arellano, o La cultura en México, el suplemento de la revista Siempre!, que contò con los servicios reconocidos del fotógrafo Héctor García, entre otros ejemplos. También debe considerarse el hecho de que en la época no se acostumbraba darle crédito a los fotoperiodistas. No es casualidad que una de las reivindicaciones de una nueva generación de fotógrafos que conforman el llamado "nuevo fotoperiodismo mexicano" a finales de la década de los setenta sea precisamente la exigencia del crédito autoral.
Debido a lo anterior, considero que más que las razones políticas, lo que predomina en este caso es la práctica editorial generalizada de la época, que, como ya mencionamos, ignoraba los créditos de los fotógrafos en las publicaciones. Me refiero a la coyuntura global del Movimiento. Por supuesto, la excepción que prioriza las razones políticas está representada por la masacre del 2 de octubre y sus secuelas. Existen varios testimonios de fotógrafos que participaron en aquella trágica jornada que así lo acreditan. Por otro lado, debe considerarse que la mayoría de las publicaciones apoyaron la estrategia de control y manipulación orquestada desde el gobierno. En este contexto, muchas de estas imágenes no sólo no tuvieron una carga subversiva, sino que fueron leídas como parte del esfuerzo oficial por controlar la situación frente al elemento estudiantil, que aparecía con connotaciones negativas. Un ejemplo de lo anterior está representado por la revista oficialista Tiempo, dirigida por Martín Luis Guzmán, que recurrió a las fotografías de los Hermanos Mayo añadiéndoles algunos pies de foto que estigmatizaban y satanizaban a los estudiantes como terroristas y enemigos del orden.
El dossier esta impreso con el mismo tipo de papel del resto de la publicación, lo que demerita la calidad de impresión de las fotografías y dificulta su lectura como documento. Éstas aparecen sin pies de foto que las individualicen ni presenten la propuesta de lectura del autor. Lo que sí encontramos es una serie de títulos muy breves que van identificando cronológicamente el devenir de los sucesos. La acción comienza con el bazucazo del ejército que destruyó el 30 de junio del 68 la célebre puerta barroca de la Escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso. La lista continúa con el título: "Las primeras persecuciones y golpizas", que reconstruye la famosa secuencia publicada por la revista Life del estudiante herido a bayonetazos por el ejército. Posteriormente puede verse: "El rector Barros Sierra en defensa de la autonomía", que muestra diversas facetas de la marcha del rector y aparece reforzada con imágenes de la participación estudiantil en el evento. La famosa consigna "Únete pueblo!" agrupa un par de fotografías de la marcha del 13 de agosto en Reforma y "Zócalo, Zócalo" da cabida a la inmensa manifestación del 27 de agosto en la noche en el primer cuadro capitalino y las secuelas de la represión con los tanques persiguiendo a la multitud la mañana del día siguiente.
"La producción gráfica" abre el espacio para la presentación de fotografías y carteles que aluden al trabajo del diseño gráfico que apoyó al Movimiento. En otra plana, algunos miembros del CNH aparecen en una conferencia de prensa. En el centro destaca la figura de Marcelino Perelló con el micrófono. No hay pie de foto ni título alguno que identifique esta imagen. Por su parte, "La ocupación de Ciudad Universitaria" presenta algunas interesantes tomas en las que aparecen los estudiantes sometidos por las fuerzas represivas.10 "La toma del Politécnico" sigue un poco la tónica del episodio anterior y "Tlatelolco 2 de octubre" despliega una gran cantidad de fotos y fotogramas que narran los sucesos deteniéndose en algunos aspectos del mitin y la posterior represión y el terror de la gente en la plaza, así como el burdo amontonamiento de cadáveres en la morgue y los hechos ocurridos el día después en Tlatelolco, con el ejército ocupando la plaza. Raúl Álvarez, Gilberto Guevara y Eduardo Valle, "El Búho" aparecen tras las rejas sin crédito alguno que los identifique.
"En noviembre: por continuar la huelga" presenta un par de imágenes con los estudiantes votando en la explanada y en un auditorio haciendo la famosa "v" de la victoria. "En el juicio penal 272/68" se muestran algunas escenas de un juzgado capitalino en el Ministerio Público en las que aparecen, jueces, abogados y "coyotes" interactuando de acuerdo al ritual de la época, bajo la mirada burlona o indiferente de la policía y los gestos de fastidio o resignación de los detenidos, entre los que destaca el rostro de Heberto Castillo.11 La fotografía final aparece sin crédito alguno y muestra una panorámica de lo que parece ser la "manifestación del silencio" del 13 de septiembre. Esta tomada desde lo alto, a un costado del Ángel de la independencia, y deja ver la magnitud de la marcha que avanza por el Paseo de la Reforma rumbo al Zócalo capitalino.
En términos generales, se trata de una propuesta que recorre y atraviesa en un sentido cronológico los principales episodios que conformaron el movimiento estudiantil. La ausencia de pies de foto enfatiza el carácter documental de la imagen y su pretensión implícita de narrar un suceso sin mayor mediación que el apego a la historia misma de los sucesos. Sin embargo, la estrategia visual se apoya en una serie de planteamientos que detallaremos a continuación.
La secuencia de la represión abarca 42 imágenes, esto es, un poco más de la mitad, con el 56% del dossier, mientras que la resistencia de los estudiantes ocupa solamente 22 fotografías, que representan casi una tercera parte, con un 29% del expediente. Estos porcentajes no son definitivos en sí mismos, toda vez que el análisis cualitativo es más importante y puede destacar por distintas razones sólo algunas de estas fotografías como las más relevantes para el análisis. Sin embargo, lo que sí proporcionan de una manera muy clara es una referencia significativa sobre la propuesta global que nos indica hasta que punto el acento visual del autor y/o editor esta puesto en la acción de los aparatos represivos que encuentran su episodio culminante en los sucesos del 2 de octubre.
La figura del rector Barros Sierra constituye una de las pocas excepciones en las que el interés de la propuesta enfatiza el protagonismo de los líderes. El pie destaca la participación del funcionario en defensa de la autonomía. En las 4 fotografías que conforman la plana entera dedicada al personaje puede verse el rostro tranquilo y sereno de Barros Sierra, que proyecta un marco de legalidad a un Movimiento fuertemente estigmatizado por la prensa en su conjunto. Resulta importante destacar también que en todos los casos el rector aparece acompañado de los profesores y los estudiantes, tanto en los mítines como en las marchas y manifestaciones. Lo anterior refuerza el sentido del texto al subrayar la presencia de los individuos como sujetos sociales portadores de un proyecto colectivo12 (Imagen 2).
En términos generales, policías, granaderos y ejército constituyen cuerpos anónimos que no muestran la personalidad concreta de sus integrantes y que son captados por detrás o parcialmente ocultos en sus cascos. La fotografía que da inicio al dossier y que muestra a un par de soldados en la toma de San Ildefonso con la tristemente célebre bazuca que hizo famoso el episodio representa una muestra al respecto. (Imagen 3).
En el caso de los estudiantes, por el contrario, lo que predomina son los rostros particulares que pueden ser identificados plenamente dentro del contexto grupal o colectivo en el que las acciones se llevan a cabo. Existen varios casos significativos al respecto. La secuencia del estudiante golpeado que nos remite al trabajo de Dávila Arellano, publicado en la revista Life y reproducida en el texto de AG sin crédito es uno de ellos. Quizá la fotografía más representativa sea aquella en la que puede verse al estudiante sentado en el suelo cargando sus libros y gesticulando frente a la inminente agresión de un soldado sin rostro que le apunta peligrosamente con la punta de su bayoneta (Imagen 4).
Otro caso significativo es el de los estudiantes detenidos durante el operativo militar de ocupación de la Ciudad Universitaria la noche del 18 de septiembre. Los estudiantes acostados en fila boca arriba y boca abajo son custodiados por los soldados. Uno de los jóvenes que aparece en primer plano hace contacto visual con el fotógrafo y le dirige una significativa sonrisa (Imagen 5).
En otra sugerente imagen aparece una fila de mujeres detenidas caminando frente a la cámara con gestos de preocupación. Se trata de dos fotografías que ilustran actitudes y comportamientos de género con implicaciones muy distintas. Los cuerpos masculinos son sometidos por las fuerzas opresivas, que los obligan a recostarse en el suelo. Las mujeres, por el contrario, permanecen de pie, dueñas de sus cuerpos y vestimenta dentro del evidente contexto de opresión y adversidad. Por debajo de estas condiciones de aparente flexibilidad se oculta un complejo código cultural que considera a las féminas como víctimas pasivas hasta cierto punto inofensivas en contrapartida de sus colegas varones, considerados mucho más peligrosos, y por lo tanto sometidos a condiciones de mayor rigurosidad (Imagen 6).
Un tercer caso representativo lo encontramos en la matanza del 2 de octubre. Una plana entera muestra distintos aspectos del mitin. Sobresale la figura de un bebé encerrado en un círculo, lo que subraya la intención del editor de mostrar una escena familiar que denota el carácter pacífico del evento; una pareja de jóvenes sonrientes se toman los brazos y un padre de familia rodeado de sus hijos porta un significativo cartel que dice: "Mi esposa no vino porque está enferma, pero vinieron mis hijos" (Imagen 7).
Otro de los casos más importantes que ilustra este rubro que destaca la identidad de las víctimas está representado por una fotografía que muestra a dos jóvenes detenidos en calzoncillos y semidesnudos. El de la izquierda es el líder estudiantil Florencio López Osuna, que mira al fotógrafo con la cara deformada por los golpes y un gesto de desencanto y preocupación (Imagen 8).13
En la misma línea de la represión del 2 de octubre puede verse una de las fotografías más conocidas del episodio. En ella se observa a un soldado de espaldas, unos instantes antes de descargar un brutal culatazo en el cuerpo de un estudiante indefenso, que endurece el cuerpo para aminorar la represión. Dos jóvenes que vienen en la fila de atrás con los brazos en la nuca observaron atemorizados la brutal acción14 (Imagen 9).
El común denominador de este bloque está representado por la presentación de los estudiantes reprimidos como sujetos con una identidad propia, a diferencia de los soldados que por lo general permanecen en el anonimato.
En términos generales las fotografías no son tratadas en forma aislada, sino que forman parte de secuencias. Lo anterior proporciona mayor solidez la narración visual y permite cotejar imágenes y analizar los problemas planteados con un mayor grado de profundidad. Si bien es cierto que en muchos de los casos puede encontrase el rostro particular que sobresale entre la multitud y ello refuerza una visión política que destaca la importancia de los protagonistas como seres humanos de carne y hueso, también lo es el hecho de que la mayor parte de las ocasiones estos jóvenes forman parte de grupos más amplios que desembocan en la multitud. Con ello queda muy claro el sello del trabajo de AG, que constituye una historia donde el individuo es desde un principio un sujeto social.
La gesta de la manifestación del 27 de agosto en el zócalo metropolitano, la más grande de todo el Movimiento y de la historia del país en su momento, y la secuela de la represión y el acoso militar a la población en el mismo sitio en la mañana del día siguiente representa un buen ejemplo del planteamiento anterior (Imagen 10).
La diagramación editorial presenta ambos episodios como parte de un solo suceso. No se aprecia la acción directa de la represión física contra los manifestantes y los pocos acercamientos muestran el rostro sonriente y festivo de los estudiantes desafiando a las bayonetas. Los tanques son captados desde una panorámica que permite observar la estrategia militar que busca dispersar a una movilización estudiantil que se acerca a las imponentes máquinas como si fueran de juguetes de utilería. Con todo, el efecto atemorizante de la muerte y su destrucción no están presentes en esta secuencia. Las risas y el desenfado de los civiles que se toman de las manos o pegan la carrera no proyectan sentimientos de temor ni de pánico, sino de abierto desafío al orden establecido. Incluso, las imágenes de las tomas militares de la UNAM y el Politécnico carecen de este tipo de efectos. El peso total de este rango de sentimientos estará reservado en el expediente para el operativo militar de Tlatelolco en octubre.
El rubro de producción gráfica constituye un aporte importante del dossier. Dos fotografías remiten al proceso de producción de carteles del Movimiento y con ello documentan la manera en que los estudiantes utilizaron un poderoso instrumental gráfico dentro de sus objetivos políticos. Otras dos fotografías dan cuenta del uso mismo de los carteles en las marchas y manifestaciones. La inserción de algunos de los grabados y su juego visual con las fotos complementan el cuadro ilustrando distintas representaciones que aluden a la denuncia gráfica de la brutalidad policíaca. Sobresale un cartel con la figura del presidente Díaz Ordaz, que se inserta dentro de la figura de un granadero que proyecta la silueta de un gorila, uno de los leitmotivs del Movimiento. La ecuación proyectada por este tipo de representaciones, remite a la oposición inteligencia versus brutalidad que fue reivindicada públicamente por el propio rector desde el inicio de los sucesos15 (Imagen 11).
La secuencia de los cadáveres de estudiantes dentro de la morgue después de la matanza de Tlatelolco constituye la denuncia más cruda del dossier. La exhibición insólita de los cuerpos desnudos o desfigurados por las bayonetas desmiente la versión oficial que asignaba el único peso de la responsabilidad en los francotiradores apostados en los edificios y exentaba de toda participación al ejército. Como puede imaginarse, estas fotos no fueron publicadas en su momento. Su inserción en este dossier coincidió con su publicación 30 años después de los hechos en el periódico El Universal (Imagen 12).
Las imágenes de la represión de Tlatelolco ocupan tres planas completas con un número total de 22 fotografías y algunos fotogramas del documental de Oscar Menéndez. Esta relevancia gráfica coincide con la importancia asignada al hecho en el desarrollo mismo del texto. El episodio fundamental de la historia narrada por AG se registró el 2 de octubre. Dicha fecha marca un parteaguas en la política mexicana. El aplastamiento militar del Movimiento no significó para el autor su derrota política. Por el contrario, señala y enfatiza la manera en que la generación del 68 se integró a la vida del país y modificó la realidad política del mismo en las siguientes tres décadas.
La libertad no olvidada de Guevara Niebla
El libro de GN contiene una amplia reflexión sobre la coyuntura del movimiento estudiantil que se extiende de finales de julio a diciembre del 68 y un testimonio personal que guía elocuentemente toda la narración de los sucesos. En este espacio destacaremos solamente algunos planteamientos centrales del autor que se vinculan con su propuesta fotográfica.
Para el autor, el 68 significó la movilización de una insurrección cívica y democrática que protestó por medios pacíficos y públicos frente a un sistema político de corte autoritario y corporativo, acostumbrado a cooptar, corromper y eventualmente encarcelar o desaparecer a los disidentes políticos, pero nunca a negociar con ellos. El amplio conjunto de personas que experimentaron la libertad en este contexto autoritario y se convirtieron en ciudadanos reivindicando en forma al mismo tiempo festiva, lúdica y creativa un estado de derecho democrático, no podrán olvidar jamás las vivencias generadas durante ese verano democrático. Este es el acento principal del libro, reforzado en el propio título de la reflexión.16 La manera en que se va organizando la protesta estudiantil a principios de agosto, la toma de las calles por una multitud en las marchas colectivas del 13 y el 27 de agosto es narrada puntualmente por el autor, lo mismo que la célebre manifestación del silencio del 13 de septiembre, que representó la respuesta simbólica de los estudiantes a las amenazas y descalificaciones del informe presidencial de Díaz Ordaz.17
La versión de GN construye una imagen del 68 como escuela de civismo en un contexto autoritario que terminó aplastando los sueños democráticos de una generación y que trajo secuelas negativas en las décadas posteriores. El párrafo final del texto del autor resume de manera bastante elocuente de que manera la solución represiva impuesta desde el estado terminó con un ciclo de vida para iniciar otro: "Tiempo después advertí que la tortura de que fui objeto no sólo me había dañado el cuerpo, sino que me había destrozado el alma. En cierta forma, yo morí en el Campo Militar Número Uno, después del 2 de octubre".18
Una de las aportaciones más importantes del libro consiste en la autocrítica ejercida por el autor, que lo lleva a desmontar cualquier mito construido alrededor de la épica del 68 en las décadas anteriores. A contrapelo de versiones oficiales maniqueístas en torno a un 68 absolutamente libertario y democrático, la lectura de Guevara permite al lector atisbar claroscuros y matices que enriquecen la perspectiva del Movimiento y contribuyen a su puesta en escena como un fenómeno histórico complejo.
Por un lado, GN describe el perfil de un estado autoritario que responde con un discurso ambiguo y hermético a las demandas estudiantiles y que posteriormente utiliza todos los mecanismos de represión a su alcance para liquidar la disidencia.19 Por el otro, el autor describe con gran rigurosidad el surgimiento y la participación en el transcurso de los eventos de agentes gubernamentales infiltrados y provocadores al lado de líderes radicales y dogmáticos, que se encargaron de frenar la dinámica democrática del Consejo y de obstaculizar las posibilidades de diálogo con algún sector del gobierno. Entre los agentes infiltrados cabe destacar la presencia de Sócrates Campos Lemus y entre los líderes estudiantiles radicales el autor subraya el protagonismo excesivo de Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca.
El primero, quién era uno de los líderes más radicales del CNH, defiende en los momentos decisivos las posturas radicales contra el diálogo, ataca y siembra la desconfianza dentro del Consejo contra los líderes reformistas y democráticos, lleva armas a las asambleas y se ufana de ello ante los estudiantes, reivindica en reiteradas ocasiones la necesidad de integrar columnas armadas dentro de las manifestaciones, manipula los mítines y lleva al organismo dirigente a cometer enormes y graves errores históricos, como cuando induce al estudiantado en el Zócalo a exigirle a Gustavo Díaz Ordaz el diálogo público el 1º de septiembre.
El mismo personaje se autonombra maestro de ceremonias en distintas ocasiones y constantemente arrebata el micrófono en las manifestaciones públicas para agredir a Díaz Ordaz y enrarecer el ambiente. Al final recibe un trato distinto al de todos los demás líderes y estudiantiles el 2 de octubre en Tlatelolco y se dedica a delatar compañeros y a denostar al Movimiento en sus declaraciones a las autoridades.20
Como en ningún texto o investigación anterior, el caso Campos Lemus es analizado con rigor para mostrar la participación de agentes infiltrados del gobierno de Díaz Ordaz dentro del CNH y su protagonismo prefabricado para demoler toda acción democrática y contestataria de los estudiantes.21
Por su parte, la participación de Cabeza de Vaca, otro destacado líder del CNH, también es registrada por el autor en forma amplia y documentada:
Luis Tomás podía carecer de ideas, pero su apariencia física (gordo, calvo y bigotón, con un cuello portentoso) y su estilo personal de bronco norteño, "macho sin pelos en la lengua" lo proyectaron como una persona simpática y le atrajeron sobre todo el apoyo de los estudiantes más jóvenes, los preparatorianos, cuya presencia en el CNH había aumentado mucho al paso de los días.22
Cabeza de Vaca ataca a compañeros democráticos como Hernández Gamundi en el pleno de la asamblea y siembra la desconfianza al interior del Consejo, desobedece las órdenes dictadas por el mismo organismo e improvisa adjetivos y lugares comunes en los mítines, en lugar de leer los discursos planeados por consenso, fortalece las posturas radicales que dificultan la negociación democrática, lleva armas a las asambleas y alardea ante los preparatorianos legitimando de esta manera la vía de la violencia, entre otros comportamientos que lesionaron gravemente las posibilidades democráticas del Movimiento.23
Lo anterior tiene importancia en la medida en que repercutió en la dinámica del Consejo Nacional de Huelga, protagonista central del movimiento estudiantil. La versión historiográfica construida a posteriori de un Consejo totalmente democrático encuentra en el testimonio y el análisis de Guevara un poderoso y eficaz detractor que de nueva cuenta matiza y proporciona un mapa mucho más convincente en el terreno histórico:
Yo sostengo que el CNH tomó decisiones, unas veces acertadas, otras veces equivocadas, pero esas decisiones afectaron en conjunto el destino del movimiento. Por otro lado, es verdad que formalmente operaba un principio de democracia interna, pero su funcionamiento no fue nunca muy eficaz, y la comunicación entre el CNH y las asambleas escolares de la base fue, por momentos, casi inexistente. En esas circunstancias, la "democracia" del movimiento no pasó de ser un mito.24
Un CNH representativo del conjunto estudiantil, pero ineficaz para operar en la dinámica cotidiana, con delegados y representantes mayoritariamente democráticos, pero constantemente torpedeados por agitadores gubernamentales infiltrados en su seno y líderes radicales y dogmáticos se enfrentó al hermetismo del gobierno de GDO, que utilizó todos los mecanismos legales y clandestinos a su alcance para liquidar el surgimiento de una rebelión democrática que amenazaba con transformar por la vía pacífica a un sistema político vertical y autoritario que gobernaba a México desde cuatro décadas previas.
El error más grave del CNH consistió, desde la perspectiva del autor, en negarse a responder un par de llamadas telefónicas de Gobernación recibidas la noche del 23 de agosto por Campos Lemus, Hernández Zárate y Sostenes Torrecillas, que solicitaban el inicio de contactos para posibles negociaciones. Los propios delegados que recibieron el telefonazo se pronunciaron en contra y la votación fue decidida por el endeble argumento esgrimido por Cabeza de Vaca de que el propio CNH no podía responder porque no estaba preparado para negociar el pliego petitorio. Al negarse a negociar el Consejo se metió en un callejón sin salidas políticas.25 En los días posteriores, el gobierno diseñó una estrategia de represión que terminaría con el ambiente festivo del movimiento. Pese a ello, el empuje democrático de la rebelión estudiantil alcanzaría a manifestarse en las marchas del 27 de agosto y el 13 de septiembre.
La portada del texto reproduce una fotografía del Consejo Nacional de Huelga (Imagen núm. 13). Detrás de una larga mesa con un mantel rojinegro aparecen sentados algunos de los lideres más destacados del Movimiento, entre ellos Roberta Avendaño, la "Tita", Sócrates Campos Lemus, Gustavo Gordillo y los propios Raúl Álvarez y Gilberto Guevara. Todos ellos aparecen debidamente identificados en la página de presentación del texto. Uno de los líderes lee un documento frente a un público que no aparece en la imagen, pero que podría estar representado por los propios representantes del Consejo en una de sus sesiones de trabajo o por periodistas citados a una conferencia de prensa. Todos los personajes aparecen tranquilos y serenos, atentos a la exposición de su compañero. La utilización de esta fotografía sin crédito del CNH en la portada misma del trabajo remarca la postura del autor de priorizar la actuación de este organismo dentro del episodio estudiantil.
Otro dato importante consiste en el hecho de que la imagen ha sido coloreada para su publicación en el libro de Guevara por Leonel Trejo. El dato anterior le permite al autor enfatizar el valor de una interpretación histórica que se produce con varias décadas de distancia de los sucesos, lo que convierte al testimonio retrospectivo en análisis político y cultural nutrido y enriquecido por diversos factores que separan al presente del pasado, entre ellos, la apertura de diversos acervos documentales, los cambios en la biografía personal y en la trayectoria profesional, así como la repercusión misma de los acontecimientos, que lo mismo han ido generando claroscuros y matices, que la construcción de mitos y leyendas en torno a los hechos fundadores.
El uso del color añadido a la imagen en el presente remite a las inmensas posibilidades de regresar a un pasado en blanco y negro incorporando un universo conceptual de tonalidades más complejas, adquiridas a lo largo de casi cuatro décadas de distancia. Esta portada adelanta al lector que el acento de la reflexión estará puesto en el la importancia del liderazgo de los dirigentes y no solamente en la participación de las masas.26
El autor incluye un dossier de 20 imágenes fotográficas que ocupan la parte central del texto y al mismo tiempo aparecen totalmente diferenciadas del mismo. No hay un título que las agrupe y están cuidadosamente impresas en papel cuché, lo que permite una reconstrucción más escrupulosa de la fotografía como documento gráfico.
Las fotografías aparecen con 2 tipos de crédito autoral, según sea el caso: la firma del periódico El Universal o el registro del fotógrafo Héctor García.27 No específica cuales fueron los criterios para elegir las imágenes, ni a los autores de las mismas. Sólo se les incluye como parte de un registro documental que generalmente refuerza los planteamientos del autor en su exposición escrita, pero que introduce otros elementos de reflexión. Lo que resulta de mayor importancia es la incorporación de extensos pies de foto que no describen las imágenes, sino que remiten a citas del propio autor, con lo que se explicita la propuesta de lectura del mismo.
En términos generales, la narración visual propuesta por el autor sigue un orden cronológico. Inicia con los hechos del conflicto entre los estudiantes de la preparatoria Isaac Ochotorena y los de la Vocacional núm. 2 y concluye con una imagen del mitin del 2 de octubre en Tlatelolco. Sin embargo, no se trata de una recopilación convencional, ni ésta presenta un carácter exhaustivo. Las 20 fotografías elegidas configuran una especie de diario íntimo que sólo se detiene en algunos de los sucesos y omite otros episodios igualmente relevantes para la historiografía del Movimiento.
Lo anterior resalta el carácter personal de esta puesta en escena y sugiere al lector vincularla con el análisis y el testimonio del autor. Los tópicos que atraviesan las imágenes están claramente delimitados y se refieren entre otros aspectos a los siguientes puntos: La participación organizada de los estudiantes y su apropiación festiva de las calles en los primeros días de agosto; la colaboración fundamental de los dos ingenieros que tuvieron un peso significativo en la construcción misma de la organización estudiantil: el rector Barros Sierra y el profesor Heberto Castillo; la irrupción de la represión representada por el ejército ocupando el Zócalo y dispersando a la multitud con los tanques después del mitin del desagravio orquestado por el gobierno y que concluyó en el caos total aquella mañana del 28 del mismo mes de agosto. El expediente concluye con la presencia masiva de los estudiantes en el mitin del 2 de octubre en Tlatelolco, justo antes de la represión.
La estrategia visual de esta puesta en escena se apoya en un punto central: la correlación de las imágenes con pies de foto muy específicos, que constituyen citas del texto que ilustran claramente la posición del autor frente a los acontecimientos. Este aspecto permite configurar y explicar el tipo de lectura propuesto por Guevara para leer estas imágenes.
El carácter personal del relato de GN está confirmado con la presentación de la primera imagen del dossier, fechada en enero del 68 y que muestra un retrato de estudio de Gilberto que nos muestra al líder estudiantil en aquella época (Imagen 14). El cabello corto y la seriedad del semblante nos remiten a una cierta representación formal de la juventud más o menos convencional que convivió en la época con otras más heterodoxas o audaces.
La solemnidad de este retrato nos remite a la seriedad de la propuesta formal del autor y su autorepresentación dentro del relato que él mismo ha construido.28 El pie de foto nos proporciona la clave de la interpretación, ya que nos remite a una cita en la que Gilberto señala que nunca perdió la fe en la legalidad de las instituciones a pesar de haber sido testigo de las atrocidades de Tlatelolco. La confesión retrospectiva nos manda al lugar y época en que fue tomado el retrato y nos confirma la imagen de un joven convencido de la necesidad de reivindicar un estado de derecho pacífico y democrático. Lo anterior representa una de las piedras angulares del discurso de Guevara y su necesidad de diferenciarse de otros sectores de izquierda vinculados a propuestas revolucionarias, que veían al Movimiento como un medio para precipitar la caída del Estado burgués y sus instituciones.
Otra línea importante está representada por la participación masiva de los estudiantes. Aquí destaca la voluntad de reconocer el rostro humano de la multitud y señalar la participación de los estudiantes con sus gestos y actitudes personales. El individuo no pierde sus características personales al participar dentro de la masa. Por el contrario, las imágenes captan a los sujetos sentados tranquilamente en la explanada universitaria, solos, en grupos o en parejas, en actitudes festivas o de franca hilaridad (Imagen 15). Destaca aquí una de las propuestas analíticas del autor, que vincula el estallido del movimiento con una necesidad de liberación por parte de un sector de la clase media, favorecido por el gobierno, pero asfixiado por la mecánica de control institucional y una atmósfera conservadora que predominaba en la ciudad de México a fines de la década de los sesenta.29
El pie de foto destaca la participación organizada de los estudiantes a partir del 30 de julio, después de una semana de violencia y enfrentamientos entre distintos "grupos estudiantiles pequeños y vanguardias de militantes de agrupaciones cuya independencia política era dudosa". Con este planteamiento el autor pretende distinguir a los jóvenes pacíficos de la imagen de los aguerridos estudiantes preparatorianos que enfrentaron junto con los porros y otros grupos a la policía y los granaderos en los días anteriores.
El dato es importante y ha dado a lugar a interpretaciones diversas sobre el fenómeno. Para GN, la decisión de sacar a los soldados de los cuarteles para tomar las instalaciones universitarias en el Centro histórico fue un acto totalmente absurdo y desproporcionado. En la óptica del investigador Ariel Rodríguez Kuri, que ha revisado la dinámica de los primeros días del Movimiento, la agresividad de preparatorianos y porros doblegó a la policía capitalina y forzó al gobierno a utilizar el ejército.30
La idea de la civilidad y la lógica racional de los planteamientos estudiantiles está vinculada a la presencia y el protagonismo de Javier Barros Sierra y Heberto Castillo, que ocupan un lugar importante en el dossier (Imagen 16). El rector aparece encabezando la famosa marcha del 1º de agosto, flanqueado por 2 columnas de estudiantes entrelazados por los brazos y caminando al frente de varias filas de profesores y estudiantes que lo siguen disciplinadamente. Aquí el énfasis está puesto en la organización estudiantil que distinguiría al Movimiento de lo ocurrido en los días anteriores y le abriría la perspectiva de transformación y de cambio racional frente a la represión gubernamental.
El pie enfatiza lo anterior, caracterizando la marcha del rector como parte de una protesta que reivindicaba la defensa de la legalidad democrática y que permitió la ruptura pública de una percepción de uniformidad política en el país. La fotografía del Ingeniero Castillo lo muestra durante una intervención en el Consejo Universitario, al lado de otros investigadores que lo observan con atención y respeto. Una abrumadora mayoría masculina porta sus trajes y delgadas corbatas, mientras que una sola mujer permanece sentada casi en el centro del pequeño auditorio. El pie rescata el carácter "insólito" del apoyo de profesores y autoridades universitarias, que adopta las demandas estudiantiles, reivindica la autonomía y se coloca como posible mediador entre el gobierno y los estudiantes. De acuerdo al relato de Guevara, ambos personajes desempeñaron un papel estratégico para la construcción de una legitimidad y una voluntad democrática en el Movimiento. El pequeño dossier fotográfico del libro también destaca la importancia de estas dos figuras y subraya su participación por encima de otros personajes cercanos a los estudiantes.31
En otra de las fotos aparece el propio Heberto leyendo un documento en un mitin en la explanada central de la UNAM. El pie remarca la importancia de las aportaciones del personaje al Movimiento a través de una cita del propio Castillo en la que destaca la defensa del respeto a los derechos de expresión y manifestación en un régimen autoritario que desconoce la legalidad y la vigencia de estos derechos (Imagen 17). Frente a la foto de Castillo aparecen dos fotografías del CNH, producto de la lente de Héctor García. En la parte inferior puede apreciarse la mesa con el mantel que identifica al Consejo (Imagen 17). Varios de sus líderes responden a una decena de periodistas que lucen sentados de espaldas en un auditorio. Marcelino Perelló está tomando la palabra frente al micrófono, flanqueado por otros dirigentes como Cabeza de Vaca y Eduardo del Valle, "El Búho".32 En la parte superior, otra toma con telefoto muestra un acercamiento a Cabeza de Vaca en el momento en que responde a alguna de las preguntas con gesto enérgico, suavizado por el rostro sereno de Perelló que esboza una sonrisa apenas perceptible.
El pie de estas imágenes destaca el contenido "malicioso" de las preguntas de algunos periodistas y el carácter retórico de las respuestas del Consejo, que "parecían estar dirigidas a la masa estudiantil". Esa información, que evidentemente no se encuentra en la imagen, permite leer las fotografías desde una perspectiva crítica, que desmitifica la acción política del CNH y enfoca los reflectores sobre algunas de sus limitaciones. La referencia a Cabeza de Vaca en la fotografía no es casual. Como ya se mencionó, en el texto se construye una versión de este personaje como un sujeto voluntarista, torpe y muy limitado en lo político.
Una tercera fotografía del Consejo amplía y complementa la propuesta analítica del autor. Se trata de una notable imagen producto de la lente de algún fotógrafo de El Universal que muestra a los representantes de facultades y preparatorias del Consejo cómodamente instalados en las butacas de un auditorio universitario durante una de las sesiones plenarias (Imagen 18). Lo que destaca nuevamente es la voluntad de mostrar los rostros concretos de estos muchachos que habían puesto en jaque a los expertos operadores políticos de un régimen que llevaba en el poder casi 40 años. Llama la atención la aparente tranquilidad del momento.
No están presentes aquí las tensiones ni las arengas militantes de las que nos hablan múltiples lecturas y testimonios. Por el contrario, prevalece un ánimo sereno. Los rostros atentos voltean al frente y miran y escuchan con atención a un potencial orador del otro lado del estrado. La mayoría son hombres, aunque puede observarse un sector nada desdeñable de mujeres intercaladas en los asientos con los varones si se observa con atención la imagen.
El otro aspecto a resaltar tiene que ver con la escasa edad de la mayoría de los protagonistas, muchos de ellos todavía adolescentes. El pie de foto parece vincularse en este caso con el contenido mismo de la imagen y destaca el comportamiento infantil y el relajo prevalecientes en muchos de los momentos de las sesiones del CNH. Sin embargo, la ingenuidad no tiene aquí una valoración positiva. El mismo pie introduce elementos que de nueva cuenta no están en la foto e induce una cierta lectura de la misma al informarnos que en muchas ocasiones un desplante o algún chiste ingenioso desplazaron el análisis y determinaron el comportamiento y las respuestas políticas de los integrantes del Consejo.33
El final del portafolio está representado por una de las fotografías más conocidas de Héctor García, que capta a una parte de la multitud estudiantil en el mitin de Tlatelolco (Imagen núm. 19). En la composición de la imagen ocupa un lugar importante la coexistencia de las ruinas prehispánicas con la fachada del edificio "Chihuahua", lo que ubica el lugar de los acontecimientos y resalta la densidad histórica de la Plaza de las Tres culturas. Una parte de los estudiantes escuchan tranquilos y de pie al orador del momento. En un primer plano puede observarse a otro grupo que descansa plácidamente sentada en la explanada y que conversa en pequeños grupos o se acuesta con los brazos extendidos. El ambiente es bastante relajado. El pie enfatiza este aspecto y destaca que la atmósfera en que se registraba el mitin era de tranquilidad, alivio y alegría.
El propio autor recuerda en las páginas anteriores que resulta importante señalar en esta coyuntura que las instalaciones de la UNAM habían sido desocupadas por el ejército y la cercanía de las olimpiadas preveía posibles arreglos y negociaciones entre los estudiantes y el gobierno. La certeza del lector contemporáneo de que en el instante siguiente a esta imagen se desataría una de las represiones más crudas y violentas del siglo XX mexicano, le proporciona a esta fotografía una atmósfera ominosa que forma parte del horizonte de lectura desde el cual se revisaría inevitablemente esta imagen en las décadas siguientes. Se trata del instante previo a la tragedia, del momento de calma que precede a la catástrofe que describió puntualmente el escritor Ricardo Garibay un par de días antes de la matanza del 2 de octubre en su artículo titulado "La hora cero" del diario Excélsior.34
No podemos terminar esta lectura de la propuesta fotográfica de GN sin mencionar su postura respecto a la publicación de la revista Por que? de Mario Menéndez, que tuvo una importante influencia entre algunos sectores del movimiento y que recibe un tratamiento benigno de parte de AG, que la considera como un espacio crítico desde el cual se realizó una denuncia de la represión gubernamental contra los estudiantes. Por el contrario, para Guevara se trata de una revista amarillista, probablemente vinculada a Gobernación, que descalificaba la postura democrática del rector y exaltaba el lado oscuro de la represión, fomentando el temor y la inmovilidad entre los estudiantes. El entusiasmo que despertó entre algunos estudiantes constituye una muestra para el autor del escaso nivel de politización que privó entre una buena parte de los estudiantes e incluso de los dirigentes del CNH.
Consideraciones finales
A través de estas líneas hemos expuesto de qué manera las fotografías forman parte de la visión del mundo expresada por los autores en sus textos y reflexiones escritas. Lejos de complementar de una manera secundaria el pensamiento central de los autores, las imágenes contribuyen a identificar problemas y situaciones y constituyen uno de los vehículos más apropiados a partir del cual cada uno va construyendo su testimonio que es al mismo tiempo narración y crítica.
Ambos textos constituyen destacadas reflexiones sobre el Movimiento realizadas a la distancia de tres décadas, lo que les permite trazar hipótesis de trabajo mas amplias en torno a los orígenes y la dinámica de los sucesos y la finalización del mismo con la represión gubernamental. Los dos libros incorporan el testimonio personal del protagonista y elaboran un análisis objetivo y argumentado en torno a los hechos. De acuerdo a ambas versiones, el sistema político autoritario que predominaba en México a finales de la década de los sesenta no estaba diseñado para dialogar con los movimientos disidentes y nunca trazó puentes reales de comunicación con los estudiantes.
En la parte grafica se enfatiza la manera en que Álvarez Garín se acerca a la construcción de una épica en la que la multitud constituye el sujeto central del movimiento. El acento esta puesto desde la portada misma en la tragedia del 2 de octubre como capitulo central de esta historia. Dos planas completas con imágenes de Tlatelolco que abren y cierran la narración así lo confirman. La ausencia de pies de foto remite al lector a la secuencia misma de las fotografías enmarcadas dentro de títulos escuetos y dificulta una vinculación más directa con el contenido global de la investigación. La omisión de datos que identifiquen a los líderes del CNH en las fotografías nos remite al tono general de una narración que prioriza la figura del "nosotros" por encima del "yo". La ausencia de créditos individuales que permitan ubicar a los autores de las fotos pareciera formar parte de ese canto colectivo que predomina a lo largo del texto.
Por su parte, la narración visual de GN apuesta desde el principio por una historia que destaca la participación de los lideres del CNH como protagonistas fundamentales de la historia, los cuales incidieron en la misma a través de sus aciertos, pero también y de una manera bastante significativa- a través de sus errores. Los pies de foto remiten a citas del texto que ubican la postura del autor y no describen los hechos que aparecen en la fotografías. Lo anterior permite conocer de manera bastante clara la lectura de las imágenes propuestas por el autor. La definición de créditos autorales permite conocer la identidad del fotógrafo en el caso de Héctor García y remite en los otros casos de una manera más vaga al colectivo de fotógrafos que laboraba en el periódico El Universal durante la coyuntura estudiantil. La omisión final de cualquier escena de represión ligada al 2 de octubre marca también la decisión del autor de no priorizar esta fecha sobre el conjunto de los acontecimientos estudiantiles que ocurrieron en el año de 1968.
1 Una de las recopilaciones más amplias de los productos que ha generado el 68 puede verse en: Silvia Díaz (Coord.), Diálogos sobre el 68, Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, México, 1999. [ Links ]
2 Los dos textos consultados son: Raúl Álvarez Garín, La estela de Tlatelolco, Una reconstrucción histórica del Movimiento estudiantil del 68, Itaca, México, 2002 y Gilberto Guevara Niebla, [ Links ] La libertad nunca se olvida. Memoria del 68, Cal y Arena, México, 2004. [ Links ] Existen dos ediciones anteriores del libro de Álvarez Garín publicadas bajo el sello de Grijalbo en 1998.
3 Para un análisis del uso de la fotografía en los periódicos Excélsior y El Heraldo pueden revisarse mis artículos: "Historias del 68. La cobertura fotográfica de Excélsior, el periódico de la vida nacional", Revista Historias, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, sep/dic 2004 y "Fotoperiodismo y representaciones del Movimiento Estudiantil de 1968. [ Links ] El caso de El Heraldo de México", Revista Secuencia, Instituto Mora, México, sep/dic 2004. [ Links ] Ambos textos forman parte de una amplia investigación que actualmente desarrollo en el Instituto Mora, la cual abarcará la cobertura fotoperiodista general de los sucesos del 68.
4 Lorenzo Vilches, Teoría de la imagen periodística, Paidós, Barcelona, 1987. [ Links ]
5 De acuerdo a AG, la actitud de los estudiantes en el 68 puede equipararse a la de algunos indígenas rebeldes. La épica del EZLN en los noventa del siglo pasado constituye aquí un punto de referencia historiográfico desde el cual el autor reconstruye su propia memoria del pasado: "El movimiento del 68 lo hemos caracterizado como una insubordinación generalizada, como una negativa a obedecer los dictados del gobierno según el llamado "principio de autoridad". La actitud de los estudiantes del 68 podría equiparar con la expresión de "alzados" que se utiliza para describir a los indígenas insumisos, "respondones", que no se someten a las órdenes de los "amos", Álvarez Garín, Op. Cit., p. 47.
6 El lugar narrativo del autor se construye a partir de su liderazgo dentro del CNH. Si bien existen referencias explícitas de los nombres de otros líderes, en diversas ocasiones se omite el nombre de las personas y se privilegia el protagonismo del Consejo como sujeto. Debido a lo anterior, el análisis no está construido en primera persona, sino que gira alrededor de la primera persona del plural. El "nosotros" sustituye al "yo". Esta es una de las diferencias más importantes con el texto de GN, como veremos más adelante.
7 Alvarez Garín, Op. Cit., p. 21.
8 Ibid, p. iii
9 La lista completa incluye a los siguientes fotógrafos: Raúl Anaya, José Báez, José Dávila, María García, Raúl Hernández, Sergio Lavat, Manolo, Oscar Menéndez, Julio Pliego, Malaquías Ramírez, Alicia Reiner, Alberto Rodríguez, Andrés Silva, Armando Salgado, José Serrano y Belisario Torres. La documentación fotográfica estuvo a cargo de Ana María Muñoz.
10 La fotografía del CNH en el auditorio es de Héctor García y las imágenes de los estudiantes detenidos en la explanada de la UNAM son de los Hermanos Mayo.
11 La secuencia de los juzgados no ha sido recuperada desde la perspectiva de una historia gráfica. La riqueza del reportaje fotográfico en este tipo de locaciones nos remite a los célebres fotoensayos de Nacho López realizados en algunas delegaciones capitalinas en los cincuentas y que constituyen en la actualidad un documento significativo para una posible historia cultural que rescata actitudes y comportamientos de los distintos sectores en este tipo de espacios.
12 La fotografía del CNH en el auditorio es de Héctor García , y las imágenes de los estudiantes detenidos en la explanada de la UNAM son de los Hermanos Mayo.
13 El autor de esta imagen es el fotógrafo Manuel Gutiérrez, conocido como "Mariachito", el cual laboraba en aquella coyuntura para Luis Echeverría Álvarez, Secretario de Gobernación. La circulación de esta imagen es muy significativa. Después de treinta años fue publicada en el libro Parte de Guerra II. Los rostros del 68, de Carlos Monsiváis y Julio Scherer, publicado por la UNAM y Nuevo Siglo Aguilar en el 2002, sin el crédito de su autor y posteriormente en la revista Proceso, con un reportaje en el que se entrevistaba a López Osuna. Una semana después de dicha publicación, éste apareció muerto en un Hotel de paso. Los familiares han denunciado que Florencio recibió varias amenazas de muerte, pero las autoridades cerraron el caso un par de semanas después de ocurrido el deceso. Poco después el Centro de Estudios Sobre la Universidad de la UNAM compró el archivo fotográfico a la familia de Gutiérrez y la identidad del autor de estas imágenes ha sido aclarada plenamente.
14 Esta fotografía es de Carlos González y fue publicada en Excélsior el 3 de octubre. Constituye una de las escasas excepciones de imágenes de denuncia que sí fueron publicadas el día siguiente de la matanza. La postura ideológica del diario y la distancia crítica de algunos de sus colaboradores respecto al régimen explican la publicación de esta imagen. Ya se ha mencionado que otro reportero gráfico del periódico fue agredido por un soldado y que parte de su material fue destruido por las fuerzas armadas. En la diagramación editorial propuesta por el libro de AG esta imagen ocupa el ángulo superior de la página. En la parte inferior puede verse a los miembros del batallón "Olimpia" sometiendo a los estudiantes en el tercer piso del edificio "Chihuahua". Ambas fotografías están conectadas con la imagen que ocupa el centro de la página, en la que puede verse a un grupo de civiles huyendo de la plaza a contracorriente de dos soldados que corren hacia la multitud.
15 El énfasis en la producción gráfica como una de las actividades de resistencia generada por la organización estudiantil constituye una diferencia importante entre ambos textos. La propuesta visual de Guevara Niebla omite toda reflexión sobre este tema.
16 El título esta inspirado en el discurso que pronunció Eduardo Valle, "El Búho" en la manifestación del silencio del 13 de septiembre, una marcha cargada de símbolos, que representó la respuesta civilizada de un movimiento ciudadano a la represión de estado orquestada desde Presidencia y Gobernación. Por su parte, el texto de AG también retoma el texto de Valle y lo reproduce en uno de sus anexos.
17 A partir de septiembre la estrategia represiva del estado aumentó cuantitativa y cualitativamente. Dicha estrategia pasó por un control mucho más profundo de la prensa. En particular, la producción fotográfica disminuyó notablemente. Ante la escasa producción fotográfica publicada en los periódicos capitalinos durante aquella jornada cívica del 13 de septiembre, vale la pena subrayar el cartón gráfico de Abel Quezada titulado "Palabras en reposo" y publicado al día siguiente de la manifestación, el cual destacaba el papel simbólico de la marcha y su contraste con la retórica vacía del sistema político mexicano.
18 Gilberto Guevara Niebla, Op. Cit., pág. 321.
19 Uno de los capítulos más logrados del autor es aquél en el que desglosa y analiza puntualmente el famoso discurso diazordacista "de la mano tendida" pronunciado en Guadalajara el 1º. de agosto, que coincide en el tiempo con la celebración festiva de la marcha del rector y el discurso del Ingeniero Barros Sierra en torno a la defensa de la autonomía universitaria. Se trata de un análisis que evidencia los efectos perversos del discurso de poder del presidente que provoca alianzas y solidaridades obligadas de parte sindicatos y organismos oficialistas y su contraposición con el discurso democrático del rector, que despierta la solidaridad de una parte de la opinión pública, fenómeno político y cultural que no estaba contemplado por el estado.
20 Para AG la participación de Campos Lemus como agente infiltrado del gobierno no es tan clara ni contundente. "Sócrates era la cabeza visible y reconocida de los grupos más decididos y combativos que en su mayoría eran del Politécnico y lo que hicieron fue participar en la defensa de la Vocacional y del Casco [...] A muchos de los detenidos les consta que Sócrates se quebró el 2 de octubre, y que en el Campo Militar pasó por las celdas a identificar compañeros dirigentes que se mantenían con nombres ficticios", Raúl Álvarez Garín, Op. Cit., p. 175. Ambos autores coinciden en cambio en señalar a Áyax Segura Garrido, supuesto representante de la fantasmal escuela "Normal Oral", como agente encubierto de la Dirección Federal de Seguridad ( DFS ).
21 "El mitin comenzó al caer la noche (5 de agosto). La plaza semejaba un estadio completo repleto hasta los topes. Cuando yo llegué ya estaba en la tribuna Sócrates con el micrófono hablando sin parar. Campos Lemus hablaba a gritos y soltaba trivialidades como balas de ametralladora, en secuencias impresionantes. Su desembarazo ante la multitud era notable, pero su oratoria agresiva era paroxística y ruidosa. No era fácil deducir alguna idea de sus discursos. En cada intervalo Sócrates volvía a disparar sus ráfagas de epítetos llenando el espacio de sonidos cacofónicos que dejaban las mentes vacías[...] Sócrates y Nazar se lucieron en esa "sesión clandestina" (23 de septiembre) del CNH mostrando sus pistolas, maniobrándolas delante de todos y relatando sus anécdotas de enfrentamientos con la policía de Zacatenco[...]Sócrates confesó ( en la Facultad de Ciencias de la UNAM, el 1º de octubre ) que ya tenía dispuestas y organizadas columnas de jóvenes armados que estarían presentes en los subsiguientes actos de masas, con el objeto específico de proteger a los líderes[...]Al cruzar la entrada, del lado derecho se encontraba un agente de la DFS y me sorprendí cuando descubrí que, frente a él, sentado dentro de una suerte de clóset, estaba Sócrates Campos Lemus, quien no recibía el mismo trato que los demás detenidos: él estaba sentado con las manos al parecer esposadas y conversaba tranquilo con el agente de la Federal ( 2 de octubre )". Gilberto Guevara Niebla, Op. Cit., págs. 124, 219,224 y 321.
22 Ibid, p. 139.
23 Las alusiones al comportamiento errático de Cabeza de Vaca son múltiples. Una pequeña muestra: "Cabeza de Vaca se levantó de su lugar y sin más dio la espalda a la asamblea. Con sorpresa, los consejeros descubrieron que Cabeza tenía colgada en la cintura, por detrás, una pistola. Un ¡ah! Surgió del grupo. El aludido entonces se llevó la mano a la pistola y lanzó un discurso de esta ralea: "¡No se asusten, compañeros! Hablé con mi mamá en Los Mochis y me dijo: "Hijito, si van a pelear en serio, peleen!, no anden con mariconerías". Ibid, pág. 236. Por su parte, el texto de AG omite los señalamientos negativos en torno a este personaje. Por el contrario, destaca su valiente denuncia contra las torturas y arbitrariedades cometidas contra los estudiantes detenidos en el Campo Militar. Raúl Álvarez Garín, Op. Cit., p. 110.
24 Gilberto Guevara Niebla, Op. Cit., p. 100. Las cursivas son nuestras. "Con los años se haría un mito del CNH, pero en estricto sentido se trataba de una asamblea elemental, con dificultades enormes para desarrollar una discusión ordenada, susceptible a los recursos oratorios y cuya voluntad se movía de un lado a otro dependiendo de la influencia personal de tal o cual líder, o de los acuerdos de cúpula que adoptaban los grupos y las organizaciones". Ibid, pág.105.
25 "La deliberación sobre el diálogo le tomó al Consejo -¡nada más y nada menos!- tres días de trabajo. La resolución final se tomó la madrugada del lunes 26. En cuanto fue adoptada, un sentimiento de desasosiego, desconcierto y confusión se extendió por la sala. ¿Para qué se había hecho el movimiento si no era para ganar el pliego petitorio? ". Ibid, pág. 213.
26 La colorida rebeldía estudiantil y su enfrentamiento con un presente monótono blanquinegro es recreada por Marcelino Perelló, otro de los líderes del movimiento a través de la siguiente reflexión realizada 3 décadas después de su participación en los hechos: "La generación de nuestros padres fue una generación acobardada, una generación que vivió en el pasmo [...] ese pasmo no desapareció hasta la década de los sesenta. Los cuarenta y los cincuenta fueron un mundo sepia, un mundo en blanco y negro; y no sólo es una metáfora, cuando digo en blanco y negro, quiero decir en blanco y negro. Por ejemplo: todas las sábanas de todas las camas en todo el mundo eran blancas: a nadie se le había ocurrido que pudieran ser sábanas de colores, de florecitas o cositas. ¡no!, blancas. Todos los teléfonos eran negros, ¡todos!, toda la ropa masculina era blanca [...] Y de repente, en los sesentas todo cambió: el color irrumpió, pero no sólo en los teléfonos, en las sábanas, en la televisión y en los calzoncillos, ¡no!, el color irrumpió en las conciencias; entonces hubo una verdadera eclosión de rebeldía, insubordinación puesta en marcha que alcanzó a toda la sociedad. Marcelino Perelló, "El Movimiento", en Silvia González ( Coord. ), Op. Cit., pág. 42.
27 El trabajo fotográfico de Héctor García sobre el 68 ha circulado en distintas publicaciones a lo largo de varias décadas. "La cultura en México", el prestigiado suplemento de la revista Siempre! , publicó una secuencia de ellas en agosto del 68, en pleno transcurrir de los acontecimientos, con la cobertura de distintos artículos y ensayos de José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis y algunos otros destacados escritores. Desde entonces, esta parte de la obra de García se consagró como una documentación privilegiada asociada al punto de vista de los intelectuales sobre el Movimiento.
28 El subtexto ideológico del retrato como género fotográfico a lo largo de la historia ha sido puntualizado por diversos analistas, desde Sontag hasta Berger, pasando por Casanova, Massé, Negrete y Canales en lo que respecta al caso mexicano. En el caso concreto que nos atañe, la imagen está acotada por un pie que reivindica la lucha por las libertades democráticas a finales de los sesenta. La identidad del personaje es utilizada aquí para reforzar la verosimilitud del discurso construido en el texto.
29 Para una reconstrucción de la atmósfera política e intelectual de la época en la ciudad de México véase: José Agustín, La tragicomedia mexicana, Joaquín Mortiz, México, 1995. [ Links ]
30 Ariel Rodríguez, "Los primeros días. Una explicación de los orígenes inmediatos del movimiento estudiantil de 1968", publicado en Historia Mexicana, núm. 209, jul-sep 2003. [ Links ]
31 En este punto reside uno de los acuerdos visuales más significativos entre ambos textos.
32 Esta misma fotografía aparece en el texto de AG sin pie de foto. El dato confirma la diferencia de matiz entre ambos textos. Guevara editorializa las imágenes del Consejo resaltando la importancia del organismo, en tanto que Álvarez las inserta sin identificación alguna como un elemento más del proceso global.
33 Una lectura distinta de este fenómeno puede verse en Luis González de Alba, "La fiesta y la tragedia" en la revista Nexos. [ Links ]
34 Ricardo Garibay, "La hora cero", en Excélsior, 30 de septiembre de 1968. [ Links ]