Introducción
El sistema mediático cubano posee, entre otros rasgos, el predominio de medios con una relación estructural con el Partido Comunista y otras organizaciones paraestatales, así como la incidencia considerable de orientaciones y controles externos sobre la prensa. Este orden de cosas confiere relevancia a la prensa que por su carácter independiente de la estructura mediático-partidista propone romper con las condiciones en las cuales se ha desarrollado el periodismo oficial en la isla. En este marco otro rasgo importante del sistema de medios en el país se relaciona con la presencia de agresiones directas, así como de una violencia estructural y simbólica operante sobre los periodistas independientes (García-Santamaría, 2019).
En el artículo se parte del objetivo de analizar el modo en que se manifiestan las condiciones de producción periodística en medios independientes de la estructura mediático-partidista en Cuba (específicamente en dos organizaciones periodísticas relevantes: Periodismo de Barrio y El Estornudo) en modelos de referencia del ejercicio profesional.2
En este sentido se argumenta que en los medios estudiados se generan modelos oposicionales de intervención múltiple (concepto defendido en este trabajo) en tanto formas de concreción de las condiciones de producción periodística que parten de una crítica a la práctica profesional precedente y que encuentran un sustento en la participación horizontal de actores diversos en las dinámicas productivas de los medios. Al mismo tiempo se señala que estos modelos están constituidos por los siguientes rasgos:
Multisitualidad transnacional participativa: remite a la participación activa en la producción periodística de actores ubicados en distintos espacios nacionales.
Reactividad inclusiva: remite a la defensa de una ampliación de los marcos para el ejercicio de la profesión y una reconfiguración del orden estructural del sistema de medios.
Flexibilidad relacional autogestiva: remite a estrategias de relacionamiento con actores externos a los medios para sortear obstáculos en el ejercicio profesional.
Operatividad horizontal y policéntrica: remite a un aplanamiento de las jerarquías al interior de los medios de comunicación y a la condición multisituada de la producción periodística.
Discursividad (y representación) profesional antiautoritaria: remite a posicionamientos opuestos al ejercicio verticalista y represivo del poder en torno al periodismo.
Varios de estos rasgos coinciden con algunas características señaladas por la literatura anterior sobre medios similares a los cubanos pero situados en otros espacios nacionales y algunos se dotan de especificidad ante las particularidades de la isla, marcada por una serie de procesos típicos de un orden de cosas autoritario (Chaguaceda & Geoffray, 2015) que han incidido directamente en el desarrollo del sistema de medios en general y el periodismo en lo específico (Olivera, 2019). En este sentido puede apuntarse que el periodismo independiente de la estructura mediático-partidista en Cuba no es solo relevante por el presumible contenido crítico que propone en torno a la realidad del país, sino por las tipicidades en la materialización de los procesos productivos al interior de determinados medios en el contexto autoritario de la isla.
Durante la investigación que sustenta este trabajo se partió de referentes teórico-conceptuales para el examen de las condiciones de producción periodística en los niveles transnacional, de estructura y normatividad, de relacionamiento extramediático, operativo-organizacional e individual. Ello implicó un diálogo con aportaciones de áreas de estudios sobre transnacionalización de la comunicación, sistema de medios, producción periodística al interior de organizaciones mediáticas y emprendimientos periodísticos, entre otras. En el caso específico de antecedentes situados en el contexto cubano, se partió del reconocimiento de trabajos que aluden al desarrollo del periodismo independiente (Celecia-Pérez, 2020; Díaz, 2018; García-Santamaría, 2019; Henken, 2017; Morales, 2017; entre otros), así como del marco más amplio de la investigación sobre comunicación y periodismo en el país. Se pudo reconocer en este sentido que, aunque existen contribuciones anteriores orientadas al examen de los procesos de producción periodística en la isla, hay una zona explorada escasamente, desde la investigación empírica, sobre el modo en que estos se manifiestan en medios independientes de la estructura mediático-partidista.
En la indagación se asumió una perspectiva cualitativa y se recurrió como técnica fundamental a la entrevista en profundidad a 40 profesionales asociados a los medios estudiados. También se recurrió a la investigación documental para complementar los hallazgos generados a partir de las entrevistas.
Como parte de la estructura de este artículo, se propone una primera sección en la que se alude a los referentes en los cuales se ampara el trabajo y los desplazamientos que constituyen el sustento teórico-conceptual y metodológico del argumento del texto. Posteriormente se explica la estrategia metodológica para más adelante referir los resultados y conclusiones de la investigación.
Marco conceptual para el estudio de condiciones de producción periodística
En el caso específico de la investigación que sustenta este trabajo se asumió como categoría central la de condiciones de la producción periodística (en medios independientes de la estructura mediático-partidista). Estas pueden entenderse como procesos que delimitan y configuran el ejercicio profesional desde distintos niveles en organizaciones particulares con una ubicación específica en la estructuración del sistema de medios. Dan cuenta de procesos de institucionalización del comportamiento, acuerdos, negociaciones colectivas, tensiones y conflictos en el ámbito de producción periodística. En este trabajo el concepto se refiere a organizaciones periodísticas que no son controladas, sustentadas y/o reconocidas por el Estado y el Partido en el contexto cubano.
En el artículo se defiende la pertinencia de un enfoque integrativo, lo que implica dar cuenta de la posibilidad de asumir diversos niveles para el análisis de las condiciones de producción periodística, pero al mismo tiempo reconocer las relaciones entre ellos. La propuesta de niveles de análisis para el estudio de los medios puede encontrarse en aportaciones de la literatura previa (Dimmick & Coit, 1982; Hirsch, 1980; McQuail, 2000; Shoemaker & Reese, 2014), pero en este trabajo se realiza una construcción propia. Se hace alusión a los niveles trasnacional, de estructura y normatividad, de relacionamiento extramediático, operativo-organizacional e individual.
Con el nivel transnacional se alude a las condiciones que trascienden el territorio del país y, específicamente, a la condición diaspórica de los medios y la red de relaciones transnacionales creada en torno a ellos. Este nivel de análisis ha sido reconocido desde la investigación previa para dar cuenta de las reconfiguraciones comunicativas de lo público y de procesos que inciden en el ámbito periodístico (Heft et al., 2019; McNair, 2006; Reese, 2010; Reese & Shoemaker, 2016).
Por otro lado, con el nivel de estructura y normatividad se refiere la organización del sistema de medios y la legislación que condiciona el ejercicio profesional periodístico. Al mismo tiempo, con el nivel de relaciones extramediáticas se da cuenta del vínculo entre agentes relevantes para el ejercicio de la profesión, su reconocimiento y su legitimación en un contexto determinado.
El énfasis en la investigación que sustenta este trabajo en las relaciones extramediáticas y las condiciones estructurales y de normatividad encuentra, con alusiones directas o tangenciales, amplios antecedentes en la literatura anterior sobre el estudio de los sistemas de medios (Guerrero, 2014; Guerrero & Márquez-Ramírez, 2014; Hallin & Mancini, 2008; Siebert et al., 1963; entre otros muchos). Otros trabajos que se detienen específicamente en agentes y vínculos relevantes en el ejercicio del periodismo como, por ejemplo, los establecidos con las fuentes de información, también aportan a la comprensión del último nivel de análisis mencionado (Carlson, 2009; Gans, 2004; Manning, 2001; Sigal, 1993; entre otros).
Con el nivel operativo-organizacional, por otra parte, se da cuenta de condiciones asociadas a los procedimientos, rasgos estructurales-organizativos y exigencias editoriales de los medios estudiados. Dentro de los antecedentes que dan cuenta de las condiciones y dinámicas que tipifican el ejercicio profesional periodístico, se encuentran aquellas indagaciones que han aludido a los procedimientos y las dimensiones organizacionales, y que constituyen “clásicos” dentro del área de estudio (Fishman, 1983; Gans, 2004; Tuchman, 1983; entre otros), y otras que, centradas en este nivel de análisis también, han hecho aportaciones renovadas a este ámbito de indagación (Boczkowski, 2004; Domingo, 2008; Usher, 2014; entre otros).
Por último, con el nivel de análisis individual se alude a los rasgos generales de los profesionales vinculados a los procesos de producción periodística. Además de la referencia a rasgos sociodemográficos y formaciones y experiencias profesionales, la literatura anterior se ha detenido, entre otros aspectos, en el universo simbólico compartido por los profesionales de los medios como condición de la producción periodística (Deuze, 2005; Hanitzsch, 2007; Janowitz, 1975; Johnstone et al., 1972; Weaver et al., 2007; Weaver & Wilhoit, 1996; entre otros).
En la indagación en la cual se ampara este trabajo se atendió también a la literatura que ha referido el sustento material y profesional de nuevos emprendimientos periodísticos (Carlson & Usher, 2016; Naldi & Picard, 2012; Wagemans et al., 2016, 2019; entre otros). A partir de todas las fuentes mencionadas se plantearon varios desplazamientos en relación con algunos aportes centrales en la literatura anterior, que constituyen la base teórico-conceptual y metodológica del argumento de este artículo:
Del “funcionalismo organizacional” (Cottle, 2000) hacia el reconocimiento de la capacidad de agencia de los profesionales en los procesos productivos.
De la mirada centrada en la redacción periodística hacia el análisis de la condición multisituada de la producción (Wahl-Jorgensen, 2009; Witschge & Harbers, 2018).
Del énfasis en el Estado-nación hacia los procesos de transnacionalización que afectan el ejercicio profesional periodístico (Reese, 2010; Shoemaker & Reese, 2014).
Del énfasis de grupo de medios de élite hacia medios que se encuentran en los márgenes del sistema (de León, 2018; Wahl-Jorgensen & Hanitzsch, 2009).
Estrategia metodológica
La investigación en la cual se ampara este artículo recurrió a una perspectiva cualitativa que permitió asumir un marco reflexivo, inductivo e interpretativo. El diseño de investigación es el de un estudio de casos múltiples; en particular se acudió al examen de varios casos, teniendo en cuenta la importancia o revelación que aporta cada uno al estudio en su totalidad (Rodríguez et al., 1999). En la selección de los casos se tuvieron en cuenta los criterios de accesibilidad, disponibilidad temporal, probable aporte a la calidad y credibilidad del estudio, así como variedad y equilibrio entre los rasgos de los casos (Rodríguez et al., 1999).
Los medios analizados son Periodismo de Barrio y El Estornudo. El primero surge en 2015 comprometido con abordar la agenda sobre medio ambiente desde el periodismo de investigación. El segundo surge en 2016 con la intención de desarrollar un periodismo narrativo sobre la condición transnacional de la Cuba actual. Ambos son gestionados fundamentalmente por jóvenes periodistas, aunque son al mismo tiempo espacios de confluencia de profesionales con formaciones diversas (y en el caso del segundo con una intervención más marcada por profesionales de distintas generaciones). Sus periodistas han obtenido reconocimientos a nivel internacional como, por ejemplo, el Premio Gabo de la Fundación del mismo nombre o el Premio Especial Iberoamericano de Periodismo Ambiental y Desarrollo Sostenible, una de las categorías de los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España.
En la investigación se asumió como técnica fundamental la entrevista en profundidad por la posibilidad que ofrece de combinar estructura con flexibilidad, las potencialidades para lograr respuestas profundas en términos de penetración, exploración y explicación, así como por su condición generativa al crear nuevos conocimientos o pensamientos (Legard et al., 2003). En el caso específico de esta investigación, la entrevista en profundidad se realizó a 40 profesionales de los medios. Ello permitió reconstruir el contexto en el cual se desenvuelven los periodistas de Periodismo de Barrio y El Estornudo, los procesos productivos en el interior de los medios y los distintos sentidos con los que asocian el encargo social de la profesión. Las entrevistas tuvieron lugar entre febrero y septiembre de 2019.
Como etapas asociadas al uso de esta técnica se asumieron: 1) diseño del instrumento de entrevista a profesionales de los medios (en torno a los cinco ejes temáticos/niveles de análisis centrales en la investigación); 2) contacto e intercambio con los entrevistados; y 3) transcripción y codificación.
Como técnica complementaria se recurrió a la investigación documental sobre textos que pudieran dar cuenta de las condiciones de producción periodística en estos medios independientes de la estructura mediático-partidista en el país. La investigación documental se realizó entre agosto de 2016 y diciembre de 2020. Como etapas asociadas al uso de esta técnica se desarrollaron: 1) diseño del instrumento; 2) recopilación del material; y 3) análisis de los datos.
Condiciones de producción periodística en medios independientes de la estructura mediático-partidista en Cuba (Periodismo de Barrio y El Estornudo)
A partir del análisis de un nivel transnacional de las condiciones de producción periodística en Periodismo de Barrio y El Estornudo, se puede referir la concreción en estos medios de una multisitualidad transnacional participativa. Con ello se refiere al modo en que los profesionales vinculados a estas organizaciones mediáticas, ubicados en distintos espacios nacionales, desarrollan una participación activa en los procesos editoriales.
En el primero de los medios puede hablarse de una multisitualidad dada hacia el interior de Cuba, pero en determinadas coyunturas y etapas de los procesos productivos existe una influencia de procesos transnacionales. En el segundo medio se puede señalar una condición diaspórica manifestada tanto en la intención de abordar el carácter desterritorializado de la Cuba actual, como en la ubicación dispersa en distintos países como Cuba, México y Estados Unidos de actores relevantes para su funcionamiento.
Ello está mediado, a juicio de uno de los entrevistados, por un marco regulatorio que ha cambiado en los últimos años en torno a la emigración cubana, lo cual propicia un tipo de relacionamiento con el país y de itinerancia impensable en generaciones anteriores de profesionales residentes afuera de la isla: “esta nueva generación no vive el fenómeno de la misma manera, porque hay un fundamento legal para que sea diferente: la reforma migratoria del 2013. Esta otorga facilidades de residencia y de repatriación” (Entrevistado 1, colaborador de El Estornudo, 20 de mayo de 2019).
En El Estornudo la ubicación en diferentes espacios nacionales de actores relevantes en su interior genera varios beneficios de cara, por ejemplo, a su reconocimiento legal afuera de Cuba, su gestión y financiamiento: “es una revista cubana pero en otro país, es decir, nosotros tenemos que responder a las leyes de México. En Cuba no hay forma posible, no hay ley que permita hacer una empresa periodística independiente…” (Entrevistada 2, miembro de El Estornudo, 29 de julio de 2019).
Al mismo tiempo, en este medio, aunque la condición diaspórica genera la consecuencia positiva ya mencionada, entre otras, se puede señalar también una afectación negativa dada en la dispersión de los procesos de producción periodística, a diferencia de lo que sucede en Periodismo de Barrio en el momento del trabajo de campo de esta investigación. Este último medio se caracteriza por una reglamentación mayor de los procesos internos.
La mirada al nivel de análisis de estructura y normatividad de las condiciones de producción periodística, por otro lado, arroja que estas generan una reactividad inclusiva en los medios estudiados. Ello da cuenta de la defensa de la pluralidad mediática a través del cuestionamiento del orden estructural o normativo, o mediante el desarrollo de procesos productivos de colaboración entre diversas organizaciones periodísticas con características particulares dentro del sistema mediático.
En Periodismo de Barrio y El Estornudo la reactividad inclusiva se concreta como defensa de su posibilidad de existir en tanto medios con una oferta comunicativa y modos diferentes de hacer periodismo en un contexto signado estructuralmente por un predominio de la prensa oficial, un discurso propagandista de esta y la generación de una serie de restricciones para el ejercicio del periodismo independiente de la estructura mediático-partidista amparadas, en ocasiones, por decretos.
En Cuba, la Constitución de la República de Cuba (2019) no expresa un reconocimiento explícito de los medios independientes de la estructura mediático-partidista, lo cual los pone en una posición de especial vulnerabilidad y trae consecuencias negativas para el ejercicio profesional. Existen, además, otras complejidades que tienen que ver con el marco regulatorio que afecta a la comunicación. Entre otros decretos-leyes y resoluciones habría que detenerse en el Decreto-Ley No. 370 “Sobre la informatización de la sociedad en Cuba” desde el cual se delimitan las contravenciones asociadas a las TICs (Consejo de Estado de la República de Cuba, 2018). Este ha servido para penalizar a periodistas de medios independientes. La literatura previa ha destacado, además, el Decreto de Ley No. 302 como relevante para entender las complejidades en las que se da el ejercicio del periodismo. A partir de este se puede limitar la salida del país de los ciudadanos cubanos por motivos de defensa y seguridad nacional (Celecia-Pérez, 2020). A este último se ha recurrido también en las estrategias generadas desde el poder para enfrentarse a los periodistas independientes en el contexto de la isla.
La reactividad inclusiva se asocia con el reconocimiento por parte de los entrevistados de las diferencias de este tipo de medios en relación con otros situados en el país: “La visión de qué es el periodismo y para qué debe servir y el tipo de cosas que privilegiamos a la hora de hacer periodismo” (Entrevistado 3, miembro de Periodismo de Barrio, 27 de febrero de 2019), es algo que distingue a Periodismo de Barrio en la estructura mediática cubana, según uno de sus integrantes, lo cual fue reconocido también por los periodistas y colaboradores de El Estornudo.
Se ha destacado, además, que un periodismo diferente implica un distanciamiento de cualquier instancia empresarial o política que pudiera condicionar sus agendas. Se ha dicho también que, aunque son medios que intentan responder a demandas emergentes en el espacio público y condiciones específicas del entramado social o a la situación de los cubanos situados en otros espacios nacionales (en el caso particular de El Estornudo), su resistencia a las presiones externas no solo se asocia a la oposición a agentes políticos o económicos sino a los propios usuarios. Es un tipo de periodismo que “no está buscando a los lectores o ganar audiencias; no hace concesiones con ellas…” (Entrevistado 4, miembro de El Estornudo, 15 de febrero de 2019). Esta idea, compartida por los entrevistados de uno y otro medio, implica una defensa de la calidad de los textos periodísticos y seriedad en el trabajo profesional, así como una comprensión del encargo social asociada fundamentalmente a estos dos aspectos mencionados.
El énfasis en las distinciones señaladas en las entrevistas se vincula directamente a la demanda de los profesionales de la ampliación de los marcos para el ejercicio libre del periodismo en Cuba, lo que lleva a una reacción centrada en el reclamo del respeto a la existencia del medio de pertenencia. No obstante, la defensa de la posibilidad de existir en los medios estudiados no solo se da en torno a las propias organizaciones de pertenencia de los profesionales entrevistados, sino también alude a medios que se encuentran estructuralmente en sus mismas condiciones. La reactividad inclusiva se manifiesta, además, en la generación de redes de colaboración y en la renuncia a la idea de competencia entre medios independientes o la alusión a ella solo para dar cuenta de distinciones en torno a la calidad de los mensajes.
Al examinar las condiciones de producción periodística en un nivel de relacionamiento extramediático, la investigación arrojó en primer lugar que estos medios se desarrollan de frente a la hostilidad del poder y de otros actores con mayor o menor cercanía a este. En torno al contexto cubano se han referido agresiones directas, pero también violencia estructural y simbólica sobre el periodismo independiente (García-Santamaría, 2019). Ello se ha manifestado no solo en el discurso de descrédito generado por distintos agentes asociados al poder, al propio campo profesional y a la academia, sino también en intimidaciones, agresiones verbales, provocaciones en la vía pública, acoso, detenciones arbitrarias, interrogatorios, allanamientos de domicilios, decomiso de medios de trabajo y prohibiciones de salida del país, entre otras evidencias (El Estornudo, 2019).
Al mismo tiempo, en Cuba se hace evidente en ocasiones el rechazo y la sospecha por parte de potenciales fuentes vivas de información en torno a los medios independientes de la estructura mediático-partidista, precisamente ante la fuerza del discurso político desde el cual se cuestiona el capital simbólico de estas organizaciones periodísticas. Ello se relaciona también con los temores de los sujetos ante posibles represalias si se colabora proporcionando información a los periodistas de estos medios. A su vez, existen evidencias de posicionamientos contrarios a los descritos, tanto en las fuentes oficiales como en los ciudadanos, desde los cuales se genera un vínculo colaborativo con los periodistas de los medios estudiados.
Los entrevistados de Periodismo de Barrio han destacado que no siempre las fuentes oficiales se resisten al intercambio. Hay quien ha resaltado que existen aquellas fuentes que “no tienen nada que perder” (Entrevistada 5, miembro de Periodismo de Barrio, 24 de marzo de 2019) y colaboran con el medio, otras que brindan información off the record, algunas que permiten confirmar varios datos en los trabajos desarrollados por este medio independiente, así como aquellas que descuidan la trascendencia de la información proporcionada.
En relación con los ciudadanos como fuentes vivas, uno de los entrevistados de El Estornudo se detiene en varios procesos de reporteo concretos para dar cuenta de la diversidad de posturas de frente a estos medios. A partir de un accidente de avión en La Habana el 18 de mayo de 2018, el medio se propuso realizar un trabajo en el que se lograra registrar todo ese día. Al aproximarse a varios testigos que podían proporcionar sus relatos, estos se negaron a colaborar. En otro trabajo de El Estornudo sobre las “mulas”3 el periodista recuerda que los entrevistados dieron sus testimonios, pero se negaron a proporcionar su nombre por el carácter ilegal de su actividad, pues dejar al descubierto su identidad podría generar represalias por parte del poder. Este periodista señala, no obstante, que tras el paso de un tornado por La Habana, el 27 de enero de 2019, se dispuso a realizar un pequeño reportaje en el municipio Regla de la capital cubana. Entonces encontró mucha colaboración entre los vecinos: “nadie tuvo problemas en ese momento para dar su nombre y mostrar la situación que había allá” (Entrevistado 6, colaborador de El Estornudo, 14 de febrero de 2019).
Una relación importante para el funcionamiento de los medios independientes de la estructura mediático-partidista en Cuba es, por otra parte, la que se establece con las fuentes de financiamiento. Aquí habría que destacar dos imperativos que atraviesan a los medios estudiados: la necesidad de encontrar recursos para el financiamiento que no vienen por la vía pública en la isla y, al mismo tiempo, la pertinencia de sostener un ejercicio responsable de la profesión que no se vea afectado por la intervención de agentes externos a las organizaciones periodísticas. Periodismo de Barrio y El Estornudo se desarrollan atravesados por esta tensión.
A partir del análisis de estas condiciones, y otras, la investigación arrojó que en los medios estudiados se manifiesta una flexibilidad relacional autogestiva. Con ello se refiere la manera en que se dan las relaciones con agentes externos con la intención de enfrentarse a impedimentos para el desarrollo de las organizaciones periodísticas. La flexibilidad relacional autogestiva se evidencia, con sus matices en uno u otro medio, en la búsqueda de alternativas en el relacionamiento con actores externos a las organizaciones periodísticas como las siguientes: evitar la confrontación con agentes del poder en el ejercicio de reporteo; la denuncia de las agresiones; la publicación de trabajos en determinadas plataformas para hacerlos visibles a pesar del bloqueo de uno de ellos (El Estornudo) al interior del país; el recurso a fuentes documentales o la interacción con fuentes de información vivas dispuestas a colaborar en el trabajo periodístico más allá de la resistencia de fuentes institucionales o ciudadanos; el relacionamiento con instancias y agentes en el exterior del país que puedan proporcionar financiamiento para el sostenimiento de las organizaciones periodísticas, entre otras.
A su vez, al asumir un nivel de análisis operativo-organizacional en el examen de las condiciones de producción periodística, en la investigación se pudo determinar que estas se manifiestan, fundamentalmente, en términos de una operatividad horizontal y policéntrica en los medios estudiados. Ello alude a las relaciones dadas al interior de las organizaciones entre los distintos actores que las integran en los procesos de toma de decisiones editoriales, marcados por una participación activa de los sujetos y un aplanamiento de las estructuras de los medios.
Los profesionales de Periodismo de Barrio ponían varios ejemplos en las entrevistas de trabajo colectivo y horizontal en el ejercicio del periodismo, que atraviesa todas las etapas de los procesos productivos, desde la planeación hasta la divulgación de los materiales. Entre los ejemplos mencionados señalaban la realización del reportaje “Las aguas muertas del Havana Club”. Más allá de su autor, a este trabajo se le dio seguimiento por los otros profesionales del medio durante los nueve meses que duró la investigación y concepción del texto. La directora del medio resalta que este acompañamiento contribuyó a orientar la indagación. También precisó que el acompañamiento del consejo editorial de Periodismo de Barrio puede llegar en el caso de trabajos complejos hasta acordar la estructura que puede tener el material producido (Entrevistada 5, miembro de Periodismo de Barrio, 24 de marzo de 2019).
En torno a El Estornudo, se puede encontrar con frecuencia en las respuestas de los entrevistados el énfasis en la iniciativa individual de los profesionales, sujeta en ocasiones a las exigencias del colectivo y los debates que se dan en el interior de la revista. Se ha hablado de la “naturalidad” de los procesos productivos, lo que remite nuevamente a un aplanamiento de la estructura de este medio en particular (Entrevistada 7, colaboradora de El Estornudo, 28 de febrero de 2019).
Por otro lado, la referencia al policentrismo en las dinámicas productivas implica reconocer la centralidad de una mediación tecnológica que, en su articulación con otros procesos, es relevante para comprender el desarrollo de estos medios. En este sentido, las potencialidades que ofrecen las TICs son asumidas por los sujetos para la generación de nuevos proyectos o la inserción en aquellos establecidos en los últimos años, en un entorno en el que el control de los medios de comunicación ha sido monopolizado por el Estado y las necesidades de expresión de criterios por jóvenes profesionales buscan un camino para canalizarse. Estas potencialidades han permitido, a su vez, la confluencia de esfuerzos multisituados en medios que, como los estudiados, no cuentan con redacciones físicas y en los cuales se gestiona el trabajo en el entorno virtual a través de Messenger, WhatsApp, el correo electrónico o mediante aplicaciones como Trello.
Por último, el análisis de las condiciones de producción periodística en un nivel individual arroja que estas se concretan en términos de una discursividad (y representación) profesional antiautoritaria en los medios estudiados. Se hace alusión con ello a la manera en que los profesionales consideran el deber ser de la relación con el poder y los usuarios, así como la pertinencia o no de la intervención de sus criterios personales en los trabajos periodísticos.
En Periodismo de Barrio y El Estornudo, la discursividad (y representación) profesional antiautoritaria resulta de la confluencia de jóvenes formados como periodistas en la academia (aunque dentro de sus integrantes y colaboradores pueden mencionarse también sujetos provenientes de otros ámbitos profesionales y algunos que no forman parte de los grupos juveniles), con trayectorias profesionales particulares (en varios de ellos podría destacarse su vinculación al entramado oficial de la prensa en Cuba, otros medios independientes al interior del país y algunos extranjeros) y la inserción de procesos de socialización que trascienden las fronteras de la isla. La ubicación espacial diversa de los integrantes de estos medios, hacia adentro y hacia afuera de Cuba, como ya se ha reconocido, permite hablar de una red transnacional a la que se integran profesionales que poseen en común un ideal antiautoritario desde el cual generan sus prácticas periodísticas.
Es posible encontrar entre los profesionales de estos medios la defensa de un periodismo vigilante, cívico y apegado a los hechos. Uno de los entrevistados de Periodismo de Barrio destacaba que el periodismo debe “ofrecer información interesante, de relevancia a la hora de tomar decisiones por la ciudadanía” (Entrevistado 8, miembro de Periodismo de Barrio, 17 de febrero de 2019). Cuando se ha aludido a las funciones del periodismo desde este medio, se ha hecho énfasis también en la necesidad de que esta profesión se convierta “urgentemente” en un contrapoder, y se ha resaltado en este sentido la posibilidad que posee de “cuestionar y fiscalizar la administración y el discurso de los poderes supuestamente públicos en Cuba” (Entrevistado 9, colaborador de Periodismo de Barrio, 29 de marzo de 2019).
En El Estornudo, se ha comprendido a la profesión como “arma de la sociedad civil en contra de los poderes instituidos” (Entrevistado 10, colaborador de El Estornudo, 2 de abril de 2019). Es esta una función concebida desde un punto de vista confrontacional y asociada a la visibilización de actores y procesos sobre los que cae el amplio manto de la opacidad en Cuba.
La asunción y participación en los debates que conforman el entramado social cubano ha sido otro encargo asignado a la profesión por los entrevistados de El Estornudo. Los profesionales de este medio han resaltado la importancia de esta función incluso para poner a dialogar actores que ante la polarización que atraviesa a la sociedad cubana no intercambiarían (Entrevistado 11, colaborador de El Estornudo, 22 de febrero de 2019).
En la investigación en la que se ampara este artículo, como se ha destacado previamente, se defiende la presencia en los medios estudiados de modelos oposicionales de intervención múltiple, en tanto concepto de cierre del trabajo indagatorio. Estos dan cuenta de modos de concreción de las condiciones de producción periodística que tienen su origen en la crítica al (aunque podrían manifestarse continuidades también con el) desarrollo del periodismo en un contexto específico, así como se sustentan en la potenciación de la participación horizontal de múltiples actores en la toma de decisiones sobre la producción periodística. Estos modelos se encuentran constituidos, a su vez, por varios rasgos entendidos como formas de materialización de las condiciones de producción periodística en sus distintos niveles, las cuales han sido referenciadas con anterioridad (Tabla 1).
Niveles de análisis de las condiciones de producción periodística |
Rasgos de modelos oposicionales de intervención múltiple |
---|---|
Transnacional | Multisitualidad transnacional participativa |
De estructura y normatividad | Reactividad inclusiva |
De relacionamiento extramediático | Flexibilidad relacional autogestiva |
Operativo-organizacional | Operatividad horizontal y policéntrica |
Individual | Discursividad (y representación) profesional antiautoritaria |
Fuente: Elaboración propia
Conclusiones
La alusión a los modelos oposicionales de intervención múltiple como categoría de cierre de la investigación, en la cual se sustenta este texto, permite dar cuenta de una relación circular entre condiciones de producción periodística y modelos generados a partir de su concreción. Las primeras resultan en los segundos, y los modelos, con potencialidad de constituir el universo simbólico de los profesionales del ámbito periodístico, pueden formar parte, a su vez, de condiciones de producción periodística en medios particulares.4
La referencia a la multisitualidad transnacional participativa, en tanto rasgo de los modelos oposicionales de intervención múltiple, ha partido de la defensa de un desplazamiento teórico-conceptual y metodológico al interior del área de estudios sobre periodismo hacia el examen de las dinámicas que trascienden los límites del Estado-nación y afectan el ejercicio de esta profesión (Heft et al., 2019; McNair, 2006; Reese, 2010; Reese & Shoemaker, 2016; entre otros). No obstante, la mención a la reactividad inclusiva, como otro rasgo de los modelos oposicionales de intervención múltiple, se ha amparado en el reconocimiento, a su vez, de las características de los sistemas mediáticos en espacios nacionales específicos, más allá de la defensa de la necesaria atención a las dinámicas de transnacionalización para comprender los procesos de comunicación actuales (Mihelj & Downey, 2012).
Por su parte, la flexibilidad relacional autogestiva parte de la comprensión del relacionamiento extramediático en términos de resistencia y adaptación, al mismo tiempo que en términos de aprendizaje por parte de profesionales orientados a la creación y sostenimiento de nuevos emprendimientos periodísticos. En el caso de los medios analizados en este trabajo, esta flexibilidad relacional autogestiva se da de frente a posiciones hostiles del poder y de agentes con una mayor o menor cercanía a este. A su vez, emergen entre los profesionales nuevas pre- ocupaciones y modos de relacionamiento con agentes externos ante el imperativo de la gestión y mantenimiento de las nuevas organizaciones periodísticas. Esto último se puede ver, por ejemplo, en el caso de la relación con las fuentes de financiamiento, como ha documentado la literatura anterior en referencia a distintos contextos (Deuze & Witschge, 2020; Naldi & Picard, 2012; Singer, 2016), y al mismo tiempo se hace patente en los medios analizadas en este trabajo.
La alusión a la operatividad horizontal y policéntrica, por otro lado, también se ampara en la defensa de la pertinencia de desplazamientos teórico-conceptuales y metodológicos al interior del área de estudio sobre periodismo. Implica enfatizar en la condición multisituada de la producción (Singer, 2016; Wahl-Jorgensen, 2009; Witschge & Harbers, 2018) y la posible capacidad de agencia de los sujetos involucrados en el ejercicio de la profesión (Cottle, 2000). El énfasis en esto último permite referir un aplanamiento de los procesos productivos, aspecto que ha sido documentado en el análisis de otros medios en contextos diferentes al de Cuba (Deuze & Witschge, 2018). En los casos particulares de los medios estudiados, la alusión a la operatividad horizontal y policéntrica lleva a resaltar que el periodismo independiente en un contexto autoritario como el cubano propone no solo una fractura con el modo en que se expresa la prensa oficial en torno a la realidad del país, sino también en la forma de organizar los procesos productivos de manera más participativa.
Por último, la referencia a la discursividad (y representación) profesional antiautoritaria se sustenta en la idea de que, en casos como los estudiados, se parte de un “discurso metaperiodístico” (Carlson, 2016; Carlson & Usher, 2016) desde el cual los profesionales de los nuevos medios definen sus prácticas, su encargo en la sociedad y los límites en el ejercicio de la profesión con frecuencia en contraposición al ejercicio periodístico precedente (Carlson & Usher, 2016; Wagemans et al., 2016, 2019). Esta investigación manifestó una identificación con ideales vigilantes y cívicos del periodismo en los sujetos entrevistados. Ello también muestra continuidades con indagaciones desde las cuales se alude a otros contextos (Hanitzsch et al., 2011; Johnstone et al., 1972), pero al mismo tiempo destaca la especificidad de un discurso profesional reactivo ante las condiciones que han regido el ejercicio del periodismo en un país como Cuba.
La referencia a modelos oposicionales de intervención múltiple da cuenta tanto de la materialización de condiciones de producción periodística matizadas por rasgos específicos del contexto cubano, como refiere algunas coincidencias con aportaciones previas sobre el periodismo en otros espacios nacionales. La atención a este concepto podría ser el origen de diálogos en investigaciones futuras, situadas o no en la isla, sobre la emergencia y desarrollo de nuevos medios como los examinados en este trabajo.