Las revistas, como unidades de textos, son uno de los principales productos de la escritura de la modernidad y de la manera en la cual ésta conjugó la diversidad de los discursos particulares-temáticos y especialistas- en unidades editoriales. La diversidad de textos es también la diversidad de autores.
Las revistas científicas de ciencias sociales van dirigidas, de manera directa y diferenciada, a los miembros de las comunidades sociales productoras de conocimiento y de ideología política, colectividades que forman los diferentes públicos receptores convocados por los problemas sociales y políticos de un tiempo dado y que se condensan en la primera condición del saber científico: en la formulación de las preguntas que construyen analíticamente los problemas del conocimiento y cuyas respuestas buscan explicar los sentidos de la reproducción del sistema social y de los regímenes políticos. Las preguntas formuladas por los miembros de las comunidades científicas culminan en los paradigmas vigentes, paradigmas analíticos que durante un tiempo se reproducen como válidos en los supuestos epistémicos que marcan los horizontes cognitivos en las comunidades académicas.
Las revistas científicas establecen el diálogo entre los integrantes del mundo académico y los especialistas del Estado encargados de diagnosticar los problemas sociales y políticos para dar sustento a las estrategias con que se diseñan las políticas públicas. En el diálogo entre académicos y consultores se plantean las preguntas que derivan en la racionalidad constructora del conocimiento y dan fundamento a las interpretaciones prioritarias del mundo social y político. Este diálogo político entre funcionarios de Estado y científicos en torno a problemas concretos y especializados tiene su concreción en los discursos ideológicos explicativos de las políticas públicas para la solución de problemas sociales concretos, en la cual se involucran las fuerzas de poder con representación civil y del Estado.
Las revistas científicas son parte de la dinámica de las instituciones académicas de investigación y docencia en las que se producen, entre ambas: entre revista e institución existe un indisoluble vínculo de identidad y prestigio que se retroalimenta: la calidad de la institución es también la calidad de su revista.
La Revista Mexicana de Sociología (RMS) es la publicación y el órgano editorial permanente e identificador del Instituto de Investigaciones Sociales (ISS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El IIS se creó el 11 de abril de 1930; fue la primera institución de su tipo surgida en la UNAM con la autonomía universitaria decretada el 22 de mayo de 1929. La autonomía proporcionó a la Universidad y al IIS una libertad que les dio origen y marcó su destino. Pocas instituciones en el mundo tienen la libertad y el respeto por la libertad de investigación que tiene el IIS. Esta condición de libertad y aceptación de la diversidad temática conceptual y metodológica ha dado forma a las páginas de la revista, libertad que preserva en sus escrituras el principio de respeto a la pluralidad, con la única condición de que los artículos posean la calidad científica acreditada por los criterios de evaluación de los pares académicos.
La RMS ha tenido una trayectoria de 80 años, camino que muestra la secuencia de los cambios sociales ocurridos en la nación, en la región latinoamericana y en el mundo. Estos cambios, así como las trasformaciones políticas, han constituido las prioridades del conocimiento académico y muestran su lugar correspondiente en las propuestas teóricas que vertebraron la interpretación del mundo. Interpretaciones comprendidas en los sistemas intelectuales que dieron forma a los macrorrelatos que estuvieron vigentes durante un tiempo y en espacios académicos y políticos distintos, como fue el caso del marxismo y los marxismos particulares construidos como interpretaciones del mundo y como ideologías para cambiarlo, proyectos de acción política ligados la más de las veces a versiones teóricas ideologizadas calificadas como científicas, que se volvían inapelables. La RMS guarda entre sus páginas testimonio de esta versión sobre la sociedad y la política con pretensiones universales; en ella hay textos de orientación marxista que corresponden a una época del conocimiento académico.
De igual manera, la RMS contiene trabajos sustentados en perspectivas teóricas que construyeron unidades analíticas para una región histórica y geopolítica, como fueron las explicaciones teóricas omnicomprensivas para América Latina entre finales de los años cincuenta y finales de los setenta. Estos fueron los casos del desarrollismo y la teoría de la dependencia, y el de las teorías explicativas de los cambios de los gobiernos a través de la explicación de la transformación de los regímenes políticos que tuvieron como correspondiente analítico la teoría de las transiciones de los regímenes autoritarios a las democracias de mercado.
Un recorrido por las temáticas centrales de la RMS es también una lectura de las agendas de investigación y de los problemas sociales y políticos prioritarios que vertebraron la necesidad de conocimiento en México y en América Latina, y hoy, en la sociedad global de mercado y el conocimiento de sus nuevos contenidos nacionales y regionales que han rehecho la agenda de investigación de las instituciones productora del conocimiento social y político, desde mediados de la década de los años ochenta hasta hoy.
El estudio de la sociedad global mercado ha establecido, cada vez más, el análisis comparativo entre regiones productoras de los fenómenos sociales que rebasan cualquier reducción a territorios de sociedades nacionales, fenómenos globales que circulan por encima de los países y que han vuelto porosas las fronteras nacionales, rebasando las capacidades institucionales para su control y erradicación, como es el caso de la producción de amapola en regiones tan distantes como la zona oriental de Afganistán y la sierra de Guerrero en México, o el sistema financiero internacional y su vínculo con el fenómeno económico producido por “el crimen organizado”. Los artículos con estas temáticas tienen su lugar en la revista.
La agenda de la RMS tiene los contenidos temáticos de los problemas sociales, pero también las formas discursivas a través de las cuales se estructuró y edificó la lógica de la exposición científica vigente; en un tiempo dado de la escritura del conocimiento y de la convicción de la verdad de la ciencia social se escribía de esa manera. La forma en que se ordena la exposición y se hace consistente el discurso científico sustenta la consistencia y cumple con los requisitos válidos para que los textos adquieran su condición científica, criterios establecidos y aceptados como válidos por la comunidad académica en su conjunto, que tiene esa convicción.
La condición de cientificidad tiene una doble relación. Por un lado, es una acción institucional; el conocimiento científico está ligado también con las formas con las que se construyen los criterios de verdad institucionalmente establecidos en el imaginario académico nacional y global. En segundo término, es un problema social: grupal de la comunidad científica que forma, en sus relaciones internas, la condición de pares evaluadores, con prestigio en un campo disciplinario y con una producción de conocimiento que los acredita como tales.
Este conjunto de hechos tuvo en México un punto de inflexión en 1993, cuando el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) elaboró el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica.
Los criterios para las revistas de investigación eran criterios de calidad en el contenido; se daba prioridad a artículos de investigación original cuya calidad estaba respaldada por un consejo editorial, la evaluación de pares y el formato de la publicación. La RMS contaba con un consejo editorial desde los años setenta, y a partir de los años ochenta, con un consejo asesor internacional. Desde que comenzó el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica, la RMS forma parte de él, condición que confirmó su presencia en el mundo académico.
Un hecho importante es el margen de autonomía de la RMS frente al Conacyt, que le daba su lugar en las ciencias sociales nacionales y su condición de ser un referente global. La RMS continuó con su tradición fundadora de crear números temáticos monográficos, números sobre aspectos sociales de actualidad y que forman la expresión de las polémicas sobre los grandes temas sociales y políticos en un tiempo dado.
Estos volúmenes monográficos son, hoy, los textos históricos que conservan las discusiones académicas de un tiempo sobre los grandes temas, pero también constituyen la secuencia de las preocupaciones de conocimiento del mundo académico mexicano e iberoamericano. Una secuencia de textos que dan forma y continuidad al conocimiento social y político nacional e internacional.
La RMS no sólo muestra nuestra historia académica, sino también nuestra tradición de cambio en el conocimiento y en las formas en las que este cambio se realizó a partir de las temáticas nuevas, las interpretaciones y los cambios metodológicos. Los números monográficos constituyen hoy volúmenes clásicos; éstos son los puntos de inflexión en la secuencia analítica del conocimiento social y político de la modernidad y la posmodernidad mexicana.
Pero las grandes temáticas sociales y políticas que constituyen los problemas del conocimiento y los cambios estructurales y sistémicos contenidos en la RMS no hacen de ésta una publicación de coyuntura; su temporalidad cognitiva no es el corto plazo, sino el sentido del cambio y la continuidad de los procesos sociales y su expresión en el contenido de la acción de los sujetos sociales que, transformados en actores políticos, dan forma a los movimientos sociales y a los movimientos de redes que vertebran las transformaciones del mundo.
El cambio global producido por la digitalización y la interconexión sincrónica del mundo incidió de manera directa en la RMS, tanto en el proceso de recepción de textos como en el dictamen de los trabajos propuestos para su publicación vía correo electrónico.
En 2012, la RMS ingresó en Scopus, la mayor base de datos de citas y resúmenes de bibliografía revisada sobre revistas científicas. Ese mismo año, se ubicó en el primer lugar de las 10 revistas más consultadas en español en la base JSTOR.
Una revisión sociológica de los criterios de validación científica de los artículos publicados en la RMS nos permitirá conocer un elemento constitutivo de la cultura integradora de la comunidad académica: la secuencia de los criterios de cientificidad en la historia académica del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Esta posibilidad analítica, única en la historia del conocimiento en México y en América Latina, sólo la brinda la RMS, que constituye la unidad de la secuencia académica de los criterios del saber científico en ciencias sociales.
Relativizar los absolutos, decodificar lo que sustenta la cientificidad, es uno de los sentidos esenciales de la creatividad científica y es la sustancia misma de la sociología como construcción racional del conocimiento, como la primera ciencia social de la modernidad, cuya sustancia es la crítica y cuya condición es la permanente autocrítica.
Con esta posición epistémica hacemos nuestra la petición de principio que dio sentido al trabajo de Norbert Elias, quien fue el puente tendido entre los fundadores de la sociología: los Weber y Simmel, la Escuela de Frankfurt y la consolidación de las ciencias sociales a la mitad del siglo XX. En el trayecto de la evolución sociológica, él estuvo ahí, con su cultura universal, con su capacidad analítica de rehacer los temas y los lenguajes de la sociología, como el creador que sabe que la materia del lenguaje es también la posibilidad del conocimiento.
Una riqueza original de la RMS -por su permanencia, su calidad, su prestigio y su aceptación en el mundo académico mundial- es ser también ser una fuente única del conocimiento de la cientifización de las sociologías mexicanas y latinoamericanas.
Pero la condición de la investigación no es sólo temática, sino también teórica y metodológica. La construcción del conocimiento es histórica y epocal, y está expuesta en la lógica con la que se ordena la exposición del texto científico y se crean los equilibrios internos entre la argumentación y la verificación, pero también está en el diálogo con las tradiciones del conocimiento particular que dan sentido y continuidad a las formas de conocimiento de lo social que forman su historia.
Un elemento significativo de la RMS es lo que significó y significa para el desarrollo de la sociología en México. Desde sus primeros números, difundió textos clásicos de sociología que fueron esenciales para establecer el vínculo con la formación teórica de los estudiantes. Hoy, la RMS forma parte de la bibliografía obligada en la formación de los estudiantes de licenciatura y posgrado.
Para terminar, quisiera establecer una paradoja: 1939 es indudablemente uno de los años más inciertos del principio del siglo XX, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el auge de los totalitarismos y, en México, el final del cardenismo y la institucionalización de los movimientos de masas, así como el principio del agotamiento ideológico de la Revolución Mexicana.
Hoy, a 80 años de distancia, la incertidumbre vuelve, constituida por la desagregación de las instituciones vigentes, la presencia de los regímenes populistas de corte autoritario, la difusión de la corrupción y el crimen organizado.
Pero hoy también tenemos la certeza de que la Revista Mexicana de Sociología continúa y continuará guardando lo mejor del pensamiento y la creación de las ciencias sociales.
Ella es, porque ha sido, la piedra firme en las tormentas de los tiempos.