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Revista mexicana de sociología
versão On-line ISSN 2594-0651versão impressa ISSN 0188-2503
Rev. Mex. Sociol vol.66 no.3 Ciudad de México Jul./Set. 2004
Reseñas y libros
Julie Charlip. 2003. Cultivating Coffee. The Farmers of Carazo, Nicaragua, 1880-1930
Renzo Ramírez Bacca
Cleveland: Latin American Series, núm. 39, Ohio University Press, 288 pp
Área de Historia de América Latina. Universidad de Antioquía, Medellín, Colombia.
En su libro, Julie Charlip explica el proceso de formación, consolidación y dinamismo de la industria cafetalera en la zona de Carazo, Nicaragua, entre 1880 y 1930. Pocas son las investigaciones que abordan el caso de la especialización agroexportadora nicaragüense y ésta es una de ellas. Se trata de un estudio relevante, digno de tenerse en cuenta en futuros estudios comparativos en el área de América Latina, cuyas temáticas se relacionen con los procesos de especialización agroindustrial en el siglo XIX.
Inicialmente, el enfoque hace un balance crítico sobre los estudios nicaragüenses que surgen a partir del triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional contra la dictadura de la familia Somoza. En particular revisa la posición de Jaime Wheelock Román, que atribuye a la introducción de la industria cafetalera la causa de la miseria y la opresión en Nicaragua. Del mismo modo hace un balance, con base en la explicación de David Kaimowitz, sobre el modelo agroexportador y el modelo capitalista campesino. El primero, utilizado por Wheelock y Jaime Biderman para explicar la aparición de un proletariado agrícola. Y el segundo, presentado por Eduardo Baumeister para resaltar la importancia de los sectores medios en el proceso. La posición de Charlip en este debate es neutral, pues considera "[...] that the history that informed it was wrong as well" (p. 5).
Pero Charlip también ofrece un balance de los conceptos "campesino" y "granjero", e intenta ofrecer una reconceptualización de los mismos. Para ello parte de las aproximaciones a tales conceptos de Michael Kearney, Eric R. Wolf, John Finch, e incluso tiene en cuenta a teóricos rusos como V. I. Lenin y A. V. Chayanov, para señalar finalmente que en el caso nicaragüense es preferible hablar de "self-working farmers, who self-exploited to succeed not just at subsistence, but also at growing commercial crops for the market" (p. 9). Su hipótesis es que el pequeño propietario se convierte en la fuerza laboral más importante del crecimiento cafetalero y que este proceso tiene relación con los intereses de la élite nacional.
El enfoque es extenso, detallado y está bien escrito. Parte de los antecedentes explicando la tradición precolombina en torno a las economías de autosubsistencia y orientación al mercado, para luego explicar el acomodamiento del patronazgo durante la Colonia, que se acentúa con la introducción del café. Esta figura daría lugar, según la autora, a distintas formas y tenencias en torno a la tierra y su producción, lo cual exige una gran demanda de mano de obra.
Analiza el proceso de distribución de tierras baldías y las diferentes formas de organización social. Explica las diferentes fases y formas de distribución a partir de una variada gama de conceptos tales como: ocupación, comunidad, plantación, ejido, cofradías y baldíos. Estas categorías analíticas ayudan a comprender el dinámico y contradictorio proceso de distribución, apropiación y el inicio de la formación de un mercado de tierras. Su tesis radica en que la apropiación de tierras generó nuevas dinámicas en relación con la fuerza de trabajo, cuya tendencia principal fue ofrecer tierras suficientes a los finqueros potenciales, como mecanismo de aseguramiento de fuerza de trabajo e incluso para las mismas necesidades de la plantación. En el caso de la población indígena, explica que su vinculación a la industria cafetalera se debió más a su propia iniciativa que al resultado de las anteriores transformaciones en la tenencia de la tierra.
Charlip analiza el dinamismo de las compraventas, no sin explicar y contextualizar el origen de las fuentes primarias, que en este caso son estadísticas rurales de archivos municipales de la zona de estudio. Estudia el carácter de la producción y del conjunto de propiedades, su fusión y desmembramiento; en fin, ofrece una comprensión sobre la diversidad de la tenencia de la tierra, que da origen a la formación del minifundio y la pequeña y gran propiedad. Es en este contexto que caracteriza su dinamismo como algo propio de un "mercado volátil" o, dicho en otras palabras, de un "mercado complejo y diverso".
Fiel al marco temporal escogido, la autora analiza la técnicas utilizadas en la producción de café, así como los métodos y costos de producción asumidos por los cafetaleros. Pero no se limita al café, pues incluye la producción de cacao, índigo, azúcar y del trapiche, y describe la fase semiindustrial de la industria cafetalera: el secado del café.
Un capítulo interesante del libro trata sobre las formas de financiamiento para la explotación del café. De manera sistemática y rigurosa explica el papel de los llamados "pactos de retroventa", de hipotecas, prestamistas, bancos y casas comerciales. En su estilo analítico explica los mecanismos de financiamiento, los cuales caracterizaron a los agentes inmersos en la industria en otras zonas latinoamericanas.
El conjunto de la fuerza de trabajo ocupada en la industria cafetalera no podía quedar fuera del enfoque. Por ello, luego de ofrecer una visión general sobre las redes de comercialización y financiamiento de la industria, explica el papel de los distintos agentes laborales, tales como jornaleros y contratistas, entre otros. Aborda también la fuerza de trabajo familiar, vista por la autora como generadora de una economía de autoconsumo pero con posibilidad de ofrecer algunos productos en el mercado local. El núcleo familiar le permite estudiar su función social, pero no sólo desde una perspectiva grupal, sino también desde la funcionalidad de sus miembros. Es por ello que toma en cuenta el papel de la mujer, tanto en su función de agente laboral y de reproducción, como desde su relación con la tierra y la propiedad, en un contexto de predominio legislativo liberal.
Finalmente, no podía faltar un análisis sobre el sistema político y las circunstancias legislativas y administrativas en las que participan los actores históricos. Se analiza el perfil político y la participación en el sistema de las comunidades indígenas, los trabajadores estatales, los grandes cafetaleros y algunas familias de la élite. Los derechos ciudadanos, en especial el derecho a votar y su relación con el acceso individual a la propiedad, son destacados en el último capítulo.
En términos generales, se trata de un trabajo de investigación bien presentado, cuyas fuentes primarias son archivos municipales, notariales y documentos oficiales, y cuyo potencial motivó a la autora a escoger el caso de Carazo como objeto de estudio. Charlip acude a una vasta literatura secundaria, de la que toma en cuenta los trabajos clásicos sobre el café de Ciro Cardoso, Héctor Pérez Brignoli, Mario Samper, Lowell Gudmundson, Carolyn Hall, Marco Palacios, pero también acude a literatura especializada reciente sobre el tema de la cafeticultura como la de los textos de John Finch, Mauricio Font, Alicia Gariazzo, Frans Schryer, Robert Williams y Doug Yarrington.
Los objetivos del trabajo, que están planteados más en problemáticas y áreas que en preguntas concretas, se desarrollan de manera descriptiva y analítica. En este sentido, el trabajo es un referente importante para los business historians que aborden el tema de la especialización cafetalera durante el siglo XIX en el contexto latinoamericano. Las puertas están abiertas para futuros trabajos comparativos sobre el tema y sobre la historia del café y el agro en el continente.