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Revista del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias

versión impresa ISSN 0187-7585

Rev. Inst. Nal. Enf. Resp. Mex. vol.19 no.2 México abr./jun. 2006

 

Revisión

 

Alteración de la actividad inflamatoria regulada por TH1–TH2 en asma

 

Alteration of the inflammatory activity regulated by TH1–TH2 en asthma

 

Imelda Martínez–Ramírez* Alejandro Aviles–Salas Hector Nava–Reyes* María del Pilar Ramos–Godínez Guillermo Carvajal–Sandoval* Pedro Zamudio–Cortes* Elías Parra–Hernández*

 

* Departamento de Investigación en Genética, INER Ismael Cosío Villegas.

Departamento de Patología, Instituto Nacional de Cancerología.

 

Correspondencia:
Dr. Ellas Parra Hernández.
Departamento de Investigación en Genética, Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas.
Calzada de Tlalpan 4502, colonia Sección XVI. México, DF., 14080.
Teléfono: 5666–45–39, extensión 256.

Correo electrónico: elias27eph@yahoo.com

 

Trabajo recibido: 22–11–2006
Aceptado: 11–V–2006

 

RESUMEN

El asma afecta entre 100 y 150 millones de personas en el mundo. En la actualidad, esta enfermedad se puede controlar por diversas terapias, pero no se puede curar y representa una de las enfermedades más costosas y frecuentes en los sistemas de salud en muchos países, por lo que son necesarias estrategias de prevención eficientes para reducir la morbimortalidad y costos económicos; esto requiere, entre otros, de un conocimiento detallado de los mecanismos inmunológicos y fisiológicos involucrados en el asma. Esta revisión sintetiza el conocimiento sobre la inflamación mediada por T H2 en asma y se discute el origen d elas células CD4+ T H'2 y el papel de las citocinas T H2 en la producción y mantenimiento de la inflamación de las vías respiratorias en esta enfermedad.

Palabras clave: Asma, citoquinas, CD4+, inflamación, inmunología, T H,T H1,T H2.

ABSTRACT

Asthma affects between 100 and 150 million people around the globe. Currently, it is a disease that can be controlled by diverse therapeutic approaches; unfortunately, it cannot be cured. In many countries asthma is one of the most expensive and frequent diseases for the healthcare systems. Therefore, effective preventive strategies are greatly needed to reduce individual morbidity, mortality and economic burdens. This requires, among others, a detailed knowledge of the immunoiogicai and physiological mechanisms involved in asthma. This review synthesizes our understanding about the inflammation of TH2–mediated asthma and discusses the origin of CD4 + TH2 cells and the role of TH2 cytokines in producing and maintaining airway inflammation in asthma.

Key words: Asthma, cytoquines, CD4+, inflammation. immunology, T H,T H1,T H2.

 

INTRODUCCIÓN

El asma es un desorden inflamatorio crónico de las vías respiratorias, cuya incidencia se ha incrementado afectando entre 100 y 150 millones de personas en el mundo; aproximadamente 180,000 personas que la padecen, mueren por año1. En México, su incidencia se ha incrementado un 30% en los últimos 10 años, lo cual significa que cerca del 10% de la población la padece2,3.

La enfermedad asmática se caracteriza por la constricción muscular de duración variable de los conductos respiratorios (espasmo respiratorio) y la aparición de sibilancias al respirar, tos, expectoración, opresión torácica y disnea4. Estos síntomas pueden ocurrir espontáneamente durante la noche o en las primeras horas de la mañana, correlacionándose con la exposición a ciertos inductores como alérgenos, ejercicio, inhalación de irritantes o durante las infecciones virales respiratorias5.

La inflamación crónica observada en el asma involucra una compleja interacción de células y mediadores que conducen a la formación de lesiones histopatológicas caracterizadas por un incremento en la producción de moco, obstrucción de vías aéreas, contracción del músculo liso, edema, descamación de células epiteliales e infiltrado inflamatorio6. Aunque el asma se conoce como una "enfermedad reversible", la evidencia actual indica que hay cambios estructurales permanentes en todas las vías respiratorias de los asmáticos que incluyen hiperplasia del músculo liso y de las glándulas, fibrosis subepitelial y formación de nuevos vasos, cambios asociados con el remodelamiento de las vías respiratorias5,6; todo ello contribuye a la patogénesis, severidad, progresión, falta de reversibilidad estructural de la enfermedad y pérdida de la función pulmonar, que puede conducir a la muerte del paciente asmático.

Aunque la naturaleza causal del asma y las razones de su severidad no se han establecido adecuadamente, se puede decir que es una enfermedad multifactorial, donde las condiciones ambientales desempeñan un papel importante5-7. Muchos estudios enfatizan esta naturaleza con interacciones de mecanismos neurales, inflamatorios (mastocitos, macrófagos, eosinófilos, linfocitos y neutrófilos), mediadores (histamina, leucotrienos, factor activador de plaquetas, sustancia P, endotelina, entre otros), anormalidades en el músculo liso y de la ruta del ácido araquidónico6. Estos estudios indican que los procesos inmunológicos involucrados en la inflamación de las vías aéreas en el asma se caracterizan por la proliferación y activación de un subtipo de linfocitos T, las células CD4+ cooperadora tipo 2 (TH2), capaces de secretar numerosas citocinas y contribuir a la regulación y activación de células efectoras/ proinflamatorias que liberan mediadores y oxidantes al entorno, contribuyendo al daño e inflamación observada en el asma5–7.

 

ORIGEN DE LAS CÉLULAS TH

Los subgrupos celulares TH1 y TH2 se originan a partir de un grupo general de células T conocidas como células T CD4+ virgen. La diferencia se lleva a cabo por la interacción entre las células T CD4+ y las células presentadoras de antígeno (APC). La presentación del antígeno a las células T CD4+ ocurre a través de moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC). A este proceso de diferenciación se le conoce como polarización8,9. La interacción entre las células T CD4+–APC requiere señales mediadas por el MHC (sobre las APC) y receptores de células T (sobre CD4+), además de señales coestimuladoras mediadas por CD40, CD80 ó CD86 (sobre las APC) y CD54 ó CD28 (sobre CD4+)10,11.

Al llevarse a cabo esta interacción, las células T pasan por un estado de preactivación (TH0) antes de diferenciarse en TH1 ó TH2 (Figura 1)8. La polarización de las células TH puede ser un indicador de una polarización más profunda del sistema inmune en general, ya que las células que tienen un contacto directo con el antígeno, como las células dendríticas (CD), monocitos, macrófagos y otras APC, comienzan una polarización tipo 1 o tipo 212. Esta reacción celular del sistema inmune es respuesta al tipo de antígeno presente y de esta forma regula funcionalmente la polarización de las células TH.

El proceso de polarización de las células T es dirigido, principalmente, por citocinas y CD12,13. Las CD inmaduras (CDi), ubicadas en tejidos periféricos, son células altamente endocíticas adaptadas para la captura de antígenos, aunque son APC ineficientes. Al llevarse a cabo el encuentro con el antígeno, las CDi reducen dicha interacción, migran a los nodos linfáticos y aumentan la expresión de moléculas del MHC, adhesión y moléculas coestimuladoras, convirtiéndose en CD maduras (CDm). En este estado de maduración las CD son potentes APC que despliegan una capacidad única para activar y polarizar las células T virgen14–16.

Asimismo, las CD pueden polarizar las células T por mediadores inflamatorios presentes en el microambiente periférico. Estos mediadores controlan la producción de citocinas por CDm después de migrar a los nodos linfáticos17. Por ejemplo, las CDi que son expuestas a un estímulo de maduración y a IFN (interferón)–y producen cantidades elevadas de IL (interleucina)–12, un factor crucial en la inducción de la respuesta TH1 cuando alcanzan los nodos linfáticos; asimismo, esta diferenciación a TH1 se da por la interacción de señales coestimuladoras CD28–CD8010,11,18,19.

Contrario a esto, la presencia de prostaglandina E2 ó IL–10 en el sitio de inflamación resulta en CDm que poseen una capacidad limitada para liberar IL–12 y una tendencia a la polarización TH2, lo que se ve reforzado por la interacción de las señales coestimuladoras CD28–CD86 en las células T CD4+ y CD, respectivamente10,11,20,21. Los niveles de IL–12 derivados de las CD son un mecanismo de balance en la polarización TH1–TH2, pero también pueden estar involucrados factores adicionales, como la cantidad y duración de la estimulación antigénica o la naturaleza de las moléculas coestimuladoras11,22,23.

 

EL TIPO DE CITOCINAS DEFINE LA DOMINANCIA TH1–TH2

El lenguaje de la inmunidad, una clase de transmisión de información química, es realizado por la comunicación célula–célula a través de pequeñas moléculas. Cada célula del sistema inmune está equipada para sintetizar y liberar una serie de moléculas que viajan a otras células (inmunes o no inmunes) y las estimulan (señales moduladoras) para que aumenten o disminuyan su actividad. Este lenguaje químico es realizado por las citocinas13.

Las citocinas son proteínas o péptidos que pueden tener unidas moléculas de azúcar; incluyen a interferones, interleucinas, varios factores estimuladores de colonias (CSF), factores de necrosis tumoral (TNF) y factores transformantes del crecimiento13. El patrón distintivo de cada una de las citocinas depende de su concentración y unión a receptores específicos en la superficie de las células blanco para llevar a cabo la activación de la maquinaria celular12,13.

La polarización por estimulación antigénica a TH1 induce la liberación de IL–12 (Figura 1), esta citocina induce la activación de las células asesinas (NK) que responden liberando IFN–y, reforzando la producción de IL–12 por las APC ayudando a que más células T virgen se diferencien a TH1. Al alcanzar la madurez, las células TH1 producen IFN–y (Tabla I), el cual (junto con el liberado por las NK) estimula a las APC y células T virgen a polarizar en más células TH1 sirviendo como una señal reguladora autocrina. Al igual que las células TH1, las células TH2 dependen de las citocinas de su ambiente. Su maduración probablemente sea iniciada por IL–6 de las APC, pero también por IL–4 liberada por las células NK, mastocitos y eosinófilos. Al alcanzar la madurez las células TH2 producen su propia IL–4 que,junto con la secretada por otras células, conforma su autorregulación comprometiendo a las células T virgen a diferenciarse en TH2. IL–6 es producido por múltiples tipos celulares, incluyendo, macrófagos, células endoteliales, fibroblastos y mastocitos8.

Una característica importante en el balance TH1 –TH2 es realizada por el bloqueo de maduración del tipo celular contrario; por ejemplo, el IFN–y secretado por las células TH1 puede impedir la proliferación de las células TH2 y por el contrario, altas concentraciones de IL–4 ó IL–6 pueden bloquear la generación de células TH1 de las T virgen. La presencia de células TH1 produce un tipo de inmunidad mediada por célula y la inflamación dependiente de fagocitos. A su vez, las células TH2 inducen una respuesta fuerte de anticuerpos (incluyendo la clase IgE) y la acumulación de eosinófilos, pero inhibe varias funciones de las células fagocíticas (inflamación independiente de fagocitos)8,24. Esta última es característica del asma.

 

EL PAPEL DE LA INFLAMACIÓN EN EL ASMA

El marcador patológico clave del asma, a pesar de todos los componentes alérgicos o mecanismos que la desencadenan, es la inflamación de las vías respiratorias4-6. En efecto, la severidad del asma refleja el grado de inflamación aun tratándose de formas asintomáticas de la enfermedad25. Los mastocitos y eosinófilos se consideran como las principales células efectoras en la enfermedad asmática, ya que estas células son capaces de generar una gran variedad de mediadores que conducen a la inflamación tisular. Otras células involucradas son los linfocitos, macrófagos y células epiteliales a través de interacciones célula–célula, pero en el centro de esta reacción inadecuada se encuentran las células T CD4+, especialmente las células efectoras TH226,27.

La inflamación asmática se atribuye a una sensibilidad anormal a distintos componentes que desencadenan una respuesta celular con un incremento en las citocinas tipo TH2 y disminución en las tipo TH128. En algunos casos, las células TH1 (dependiendo del modelo específico de enfermedad y del estado de inflamación, por ejemplo, por una activación de origen viral) pueden asistir a las TH2 en la iniciación de la respuesta inflamatoria29, aunque es la producción de citocinas dependientes de TH2 la que dirige y mantiene la inflamación asmática y la consecuente patofisiología.

Esta contribución patológica de las citocinas TH2 se debe a su capacidad para promover la maduración y activación de mastocitos, síntesis de IgE por las células B y a la infiltración de eosinófilos que conducen al daño epitelial y a la hiper–reactividad bronquial (HRB), con la sucesiva producción de moco y contracción del músculo liso (Figura 2)30,31. Sin embargo, las relaciones entre la activación de las células T y el patrón inflamatorio del asma con sus características clínicas de HRB no son del todo comprendidas. De igual forma, a pesar de la evidencia experimental que implica a las células TH2 en la patogénesis del asma, poco se conoce sobre los mecanismos que determinan la expansión de este tipo celular dentro de las vías respiratorias. El número de células que expresan citocinas TH2 se ve incrementado como respuesta a la inflamación alérgica32, pero en algunos casos las células T CD4+ de pacientes atópicos despliegan una producción aberrante de IL–4 y IL–5 en respuesta a antígenos que generalmente inducirían una respuesta TH133,34.

La especificidad antigénica de IgE en la iniciación de la respuesta inflamatoria asmática propicia que los mastocitos liberen diversos mediadores (histamina, leucotrienos, proteasas y prostaglandinas), amplificando dicha respuesta por daño tisular local y atracción de otras células inflamatorias. Esta inflamación provoca alteraciones en las vías respiratorias que contribuyen a la desregulación fisiológica observada en esta enfermedad.

La regulación de la producción de IgE involucra interacciones entre las APC y los linfocitos T y B35. Las APC, como las CD, al presentar un antígeno a las células TH2 induce la secreción de citocinas que magnifican la respuesta inmune. La producción de IL–4 por las células TH2 estimula la producción de IgE en las células B, mientras que IL–5 estimula la diferenciación y movilización de eosinófilos a los sitios de inflamación36. IL–10 aumenta el crecimiento y diferenciación de mastocitos e inhibe la producción de IFN–y. El tratamiento con anti–IL–5 en animales y el manejo de ratones IL–5 knockout ha permitido valorar el asma producido por alérgenos y la HRB, ya que la reactivación funcional de IL–5 restaura estas condiciones36,37. Por otro lado, el tratamiento de animales con citocinas TH1, como IFN–y disminuye el reclutamiento de eosinófilos durante el proceso inflamatorio35,37. Asimismo, la reducción de la síntesis de IL–12 influye en la inflamación alérgica y en la HRB por disminuir la producción de IgE in vivo e in vitro38,39. Estos estudios nos muestran que las moléculas capaces de disminuir los niveles de IgE, la producción de citocinas TH2 o de incrementar la producción de citocinas TH1 pueden inhibir la inflamación y reforzar la importancia que tiene la participación de las células TH2 en la inducción y mantenimiento de los eventos inflamatorios asmáticos.

El proceso inflamatorio también es promovido por la histamina liberada de los mastocitos40. Este mediador inflamatorio estimula la constricción bronquial y la producción excesiva de moco y tiene la capacidad de influir en el desarrollo de la respuesta adaptativa a antígeno por actuar directamente sobre las CDi. Evidencia experimental indica que la unión de histamina a su receptor en las CDi, durante la fase inicial de su maduración, desregula la producción de IL–12 por las CDm induciendo la polarización e incremento de células TH2 por la expresión de CD8640–42.

Por otro lado, un segundo mecanismo por el cual la histamina promueve la inflamación es por inducir la activación del factor de transcripción nuclear kB (NF–κB)43, ya que este factor activa genes los cuales dan lugar a proteínas que promueven la inflamación y maduración de las células TH, en modelos animales y en pacientes con asma. El empleo de antihistamínicos de los receptores de histamina, como cetirizina y azelastina y de ratones transgénicos indican que la inhibición de NF–κB en las vías respiratorias disminuye la inflamación, la expresión de mediadores inflamatorios dependiente de NF–κB, la disminución en la producción de citocinas tipo TH2 y de los niveles de IgE43–45.

 

CONCLUSIONES

El asma es una enfermedad invalidante que obliga a perder tiempo laboral y escolar, trastorna la calidad de vida personal y familiar, que puede ser mortal y que día con día aumenta su prevalencia en el mundo; México no es la excepción. Hoy contamos con suficiente información sobre su patología; sin embargo, desconocemos mucho sobre su prevención, tratamiento e implicaciones genéticas. La inflamación y la HRB son el centro de la patología asmática; se cree que estos procesos son resultado de una respuesta inmune inadecuada, regulada por una compleja red de citocinas, factores de crecimiento y moléculas de adhesión celular. En esencia, estos eventos están orquestados por la desregulación de linfocitos CD4+ TH2 en el sistema inmune de individuos asmáticos.

El mecanismo biológico que promueve la polarización y expansión de este tipo celular en asma no es claro. Las evidencias indican que la alteración en la producción de IL–4 ó IL–12 es fundamental en dicha polarización; asimismo, la liberación de mediadores por los mastocitos y eosinófilos son importantes en esta respuesta inflamatoria. El tratamiento convencional del asma, con el uso de esteroides o broncodilatadores, no resuelve el problema de fondo, ya que estas drogas no afectan la fase de inducción de la enfermedad, como es la sensibilización al antígeno y la diferenciación de las células T CD4+ a TH2. Las aproximaciones terapéuticas empleando componentes naturales, metabólicos, sintéticos o inmunoterapéuticos con la finalidad de impedir el establecimiento de una respuesta inflamatoria TH2 es importante para clarificar la patofisiología de la enfermedad asmática, así como orientarnos a la cura de la misma.

 

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* Nota: Para consultar las demás referencias, 45 en total, favor de solicitarlas al Dr. Parra Hernández a su correo electrónico: elias27eph@yahoo.com

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