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Frontera norte

versión On-line ISSN 2594-0260versión impresa ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.27 no.53 México ene./jun. 2015

 

Artículos

 

Comportamiento sectorial del empleo en el condado de Cameron, Texas, 2007-2011

 

Employment Performance by Sector in Cameron County, Texas, 2007-2011

 

Rodrigo Vera Vázquez

 

El Colegio de Tamaulipas ecovera2007@gmail.com

 

Fecha de recepción: 8 de mayo de 2013.
Fecha de aceptación: 28 de mayo de 2014.

 

RESUMEN

En el período 2007-2011, la tasa de empleo en Estados Unidos de América fue de -4.4 por ciento. A pesar de este entorno contraído, el condado de Cameron, Texas exhibió una tasa positiva que pone al descubierto su perfil competitivo. Ese perfil a prueba de recesión o anticíclico se explica por su orientación hacia una economía de servicios, pero con fuertes indicios de intervención del gobierno, por lo que se distingue una falla del mercado. Para mostrar el comportamiento sectorial se aplicó la técnica de cambio y participación (shift-share), alimentándola con datos del U.S. Bureau of Labor Statistics.

Palabras clave: 1. empleo, 2. shift-share, 3. Cameron, 4. Brownsville, 5. Matamoros.

 

ABSTRACT

In the 2007-2011 period the unemployment rate in the United States of America rose -4.4 percentage points. Despite this negative environment, Cameron County, Texas saw its unemployment rate drop, revealing its competitive edge. That "recession-proof" or "counter-cyclical" profile is explained by its service-oriented economy, but with strong indications of government intervention, pointing to a market failure. To shed light on economic performance by sector, the shift-share analysis of changing occupational distributions and employment growth was applied, using U.S. Bureau of Labor Statistics data.

Keywords: 1. employment, 2. shift-share, 3. Cameron, 4. Brownsville, 5. Matamoros.

 

INTRODUCCIÓN

Conocer la evolución de los sectores productivos de los estados y condados estadounidenses en la frontera con México forma parte de la agenda de investigación que tiene que ver con los asuntos del exterior. Desde el campo de la geografía económica, en este artículo se busca agregar insumos que sean verificables y actualizables a fin de monitorear el comportamiento de las principales industrias que estimulan –pero también retractan– el capital en la región. La idea es añadir información que sirva para enriquecer los diversos estudios que se han hecho sobre el análisis de la región noreste de México y su vinculación con Texas (García, 2009; Chapa, Ayala y Hernández, 2009; Palomares, 2009; Quintero, 2009; Aguilar, 2007, Yoder, 2006).

En este marco, el empleo constituye la condición clave para entender el liderazgo sectorial por el que transcurre un territorio determinado; y es que el número de puestos de trabajo que se registran por sector es un indicador primario de la energía y/o "salud" de la economía local. En el caso del condado de Cameron, Texas, el acercamiento resulta relevante, toda vez que se ubica en las contigüidades geográficas de una de las ciudades industriales más dinámicas de la frontera norte de México: Matamoros, Tamaulipas.

Cameron se localiza en la porción más sureña del oriente de Texas, Estados Unidos de América. Es uno de los 254 condados de ese estado, uno de los 23 que forman frontera con México, y uno de los cinco que limitan con Tamaulipas. Colinda al norte con el condado de Willacy, al oeste con el de Hidalgo, al este con el océano Atlántico, y al sur con el cauce del río Grande (en México es conocido como río Bravo), que le sirve de frontera internacional. La sede del condado es Brownsville, siendo ésta su mayor ciudad. En el año 2011, el condado registró una población de 414 123 habitantes, de los cuales 178 430 (43 %) se aglutinaron en la ciudad de Brownsville que, además de fronteriza, es portuaria. Hay otra urbe de importancia regional ubicada en las contigüidades de la primera: Harlingen (64 849 habitantes). Entre ambas concentran 59 por ciento de la población total del condado. La mayor parte de ésta es hispana o latina, al registrar 88.5 por ciento de la población total, siendo los mexicanos el mayor grupo representativo (U.S. Census Bureau, 2013). El condado cuenta con cuatro puentes internacionales y un proyecto de reactivación del cruce ferroviario.

Desde el año 1990 hasta 2011, dicho condado ha presentado un patrón de crecimiento sostenido en sus tasas de empleo. No obstante, al interior de este amplio período se detectan algunas fases que han modificado la velocidad del crecimiento experimentado. Dentro de las fases recesivas se encuentran tres: la primera es la del período 1990-1991, cuando las importaciones de Estados Unidos disminuyeron por efecto del elevado costo del petróleo en pleno conflicto bélico en el golfo Pérsico; la segunda transcurrió de 2001 a 2004, en una época en la que se colapsó la cresta económica formada por el elevado número de acciones y bonos puestos en el mercado estadounidense; la tercera fase –y quizá la más controversial– fue la observada en el período 2007-2011, cuando la desaceleración económica del país se tornó en una tasa de desempleo de -4.4 por ciento. Una vez más el mercado financiero menguó, pero en esta ocasión la magnitud de las quiebras y ventas de firmas financieras estadounidenses tuvo alcances mayores. Cameron –como en las demás fases– resistió el cambio de velocidad, pero en esta última mostró de lleno su inclinación hacia una economía de servicios.

La percepción de las fases recesivas es que, si bien impactaron en el funcionamiento de la economía estadounidense, en realidad no fueron tan contundentes en el condado, toda vez que el incremento de plazas en el sector de la administración pública sirvió de amortiguamiento. Poner atención en el comportamiento del empleo sectorial local inmerso en la fase recesiva de la economía nacional circunscrita al período 2007-2011 conlleva a dilucidar que no todos los sectores se vieron igualmente impactados; tras la contracción de unos, otros dejaron ver su condición anticíclica. ¿Cuál es el patrón contemporáneo de la línea de empleo en Cameron? ¿El condado mostró solidez frente a un entorno nacional contraído en términos de empleo? ¿Qué sectores se ubicaron como los más estables? ¿En qué se basa su componente competitivo para contrarrestar la recesión? Estas son algunas de las preguntas que delinearon el análisis de la evolución del empleo sectorial en el condado de Cameron, Texas.

 

ASPECTOS TEÓRICOS

Para sustentar teóricamente los resultados arrojados por la técnica shift-share, aplicada al comportamiento sectorial del empleo en Cameron en una fase de contracción nacional dentro del ciclo económico, se utilizó un paradigma sociológico y una teoría explicativa de la conducta del sector de los servicios en su emergencia como actividad terciaria avanzada y anticíclica. El paradigma utilizado es la sociedad posindustrial (Bell, 1974), el cual encuentra anclajes en el debate contemporáneo que discurre al interior de la teoría del pleno empleo (Parkin, 1995; Krugman y Obstfeld, 1995; Ghosh, 2007).

El paradigma posindustrial

Esta perspectiva remite a las nuevas relaciones entre la teoría y el conocimiento empírico. Implica un cambio en la estructura social que es reconocido en diversas geografías del orbe que tratan de explicar cómo se está transformando la economía y remodelando el sistema de empleo. El razonamiento es que, en una sociedad industrial avanzada, diversos servicios tienden a aumentar debido a la demanda de refuerzos auxiliares para la producción, pero también por la necesidad de contar con benefactores de tipo social. Aunque no lo parezca, en economías avanzadas, el acento se coloca en los servicios públicos, asistenciales y educativos; claro está, sin menospreciar la huella que ha dejado la generación, uso y control de la tecnología y la información. Estos son, quizá, los puntos cruciales en el análisis posindustrial.

De acuerdo con Bell (1974:9), el concepto de sociedad posindustrial es una generalización amplia, pero descifrable en cinco dimensiones: 1) sector económico: se presenta un cambio de una economía productora de mercancías a otra productora de servicios; 2) distribución ocupacional: hay preponderancia de las clases profesionales respecto de la obrera; 3) principio axial: se distingue una nueva perspectiva económica y cultural que implica concebir la transformación del mundo occidental; 4) orientación futura: se atestiguan nuevas formas de control y uso de la tecnología; y 5) tomas de decisión: se crea una nueva tecnología intelectual a través de la economía de servicios.

Tales dimensiones ponen al descubierto un sector de servicios que deja atrás la productividad social marginal basada en salarios menores o iguales al sector fabril; esto es particularmente cierto, debido a que el modelo cerrado de control tecnológico en la actualidad es relativo. Sucede que la producción intensiva de capital ya no solamente se desplaza entre empresas que producen bienes de consumo (como pueden ser computadoras), sino que se presenta de manera consistente en aquellas que modifican los límites conceptuales de la producción de bienes de capital (el ejemplo más referido son las que producen software o información). En la actualidad se difumina esa brecha entre bienes de consumo y de capital, debido a que la demanda final se instaura durante todo el proceso de producción; tan es así que hoy, en el sector secundario, un componente importante del valor agregado está constituido por servicios.

Para Bell (1974:62), la información, el conocimiento y la creatividad son las nuevas materias primas de la economía. Esto significa que cuando se define el servicio como componente de la demanda final, como sector productivo o como factor de la producción, se atestigua una realidad basada en la terciarización de la industria. El hilo conductor, por tanto, es la formación de una nueva sociedad que basa su supervivencia en la oferta de servicios cada vez más especializados.

En la actualidad, la perspectiva de Bell resulta en una inercia empírica ampliamente difundida por el orbe. Se presencia un cambio en el precio de producción, que se traduce en la especialización de la función y la complementariedad, es decir, en la descentralización de operaciones. La sociología posindustrial de Bell muestra una nueva economía, donde el control del mercado deja de depender exclusivamente del tamaño de la corporación, otorgando jerarquía a los flujos que la irradian. Destaca que la propagación o activación de esos flujos no solamente se da por la libre fuerza del mercado, sino que sigue procurándose a través de bienes y servicios públicos; de ahí que el paradigma posindustrial abra una pequeña ventana a las fallas del mercado.

Hay otros pensadores que han sido más radicales en la perspectiva de la sociedad posindustrial. Uno de ellos fue Alain Touraine (1971:57-64), quien concuerda en el hecho de que en una economía abierta existen demandas internas funcionales que pueden estimular la autonomía de algunos sistemas, por ejemplo, gobierno, salud y educación; sin embargo, al analizar los servicios, su planteamiento se extiende hacia un proceso donde hay jerarquía de las funciones y advierte la propagación de nuevas clases y, por ende, de nuevos conflictos. Apunta que la formación profesional llega a convertirse en un multiplicador inútil de rango social, pero primordial para la carrera de la capacidad y, por consiguiente, para la ruptura histórica. Tan sugerente es su formulación, que ubica las fuerzas estudiantiles y profesionales como los nuevos agentes sociales de transformación del modelo capitalista, en tanto que los coloca como el nuevo poder dentro de la lucha de clases.

Pero retomando el punto del sector de los servicios como factor de la producción, ¿puede la terciarización de la industria perfilar estabilidad en una economía?; es decir, ¿pueden los servicios convertirse en un sector anticíclico? La hipótesis de la demanda agregada es una vía que permite responder a dicha pregunta, toda vez que reconoce al sector productor de servicios como parte de un mecanismo surgido de la política fiscal y monetaria con miras a reanimar el flujo circular de capital. En otras palabras, la demanda agregada se advierte como un estímulo temporal procurado por el Estado, cuyo efecto multiplicador sirve para mantener la "salud" de la economía; y es que en época recesiva algunos servicios se regeneran, incluso, a medida que se reduce la producción. Por tanto, las empresas buscarán proporcionar bienes que siguen siendo una necesidad.

El sector público es uno de los ejemplos anticíclicos más consistentes. El gobierno es una constante que se mantiene durante una recesión; una estructura económica no puede prescindir de sus servicios. De manera similar sucede con la demanda educativa, ya que se presenta positiva en todos los niveles a pesar de que el mercado de bienes de capital indique contracciones. En este sentido, los establecimientos escolares amplían constantemente su planta administrativa y docente. Por lo que respecta al sistema de salud, la compra de productos farmacéuticos, aunada a la firme demanda de servicios médicos, muestra estabilidad aun durante una recesión o crisis (Urquhart, 1984:18-19). No obstante, tal serenidad o efecto de equilibrio debe ser considerado con cautela. La teoría de pleno empleo pone al descubierto algunas advertencias.

Anclaje a la teoría general de la ocupación y el pleno empleo

De acuerdo con Parkin (1995:707-709), un equilibrio con pleno empleo es un equilibrio macroeconómico que se da cuando la curva de demanda agregada interseca la curva de oferta agregada a corto plazo en un momento intermedio de la fluctuación del producto interno bruto real. No obstante, anota que tal situación es momentánea y es seguida de un excedente de bienes y servicios, lo que implica la reducción de los precios hasta eliminar el excedente.

Ghosh (2007:20), por su parte, indica que la meta del pleno empleo se hace cada vez más compleja dado el predominio de trabajo excedente en relación con la demanda, sobre todo por el factor cíclico de corto plazo que lleva a niveles de desempleo que son corregidos con políticas fiscales y monetarias expansivas. Señala que la participación pública es una llave que puede aumentar la demanda a corto plazo y agrandar la base del capital de la economía; sin embargo, la naturaleza, dirección y eficacia de tal participación –sea a través de plazas públicas o gasto de inversión– implica que los efectos multiplicadores diferirán con las consecuentes repercusiones de crecimiento a largo plazo, según sea el caso. Al hacer referencia a los estabilizadores "automáticos" –especialmente importantes en épocas recesivas–, Ghosh (2007:38) refiere que las respuestas más comunes a la reducción del desempleo mediante la corrección de los desequilibrios agregados y sectoriales son las siguientes: programas de asistencia y protección social en los que se incluyen seguros de desempleo y protección al trabajador; sistemas de distribución pública de comida y otras necesidades; subsidio a los hogares donde la cabeza de familia son mujeres trabajadoras; acceso especial a crédito sin garantías, etcétera, los cuales aseguran, de cierta forma, que el consumo no disminuya en exceso durante una etapa recesiva.

Otros autores como Krugman y Obstfeld (1995:550-552) concuerdan con el hecho de que el mantenimiento del pleno empleo se basa en una expansión temporal monetaria y fiscal que, al aplicarse, incrementan la cantidad tanto de producto como de empleo. Pero ellos van más allá al señalar que resulta engañosa la facilidad aparente con la que el pleno empleo puede ser mantenido. Entre los problemas para hacerlo se encuentra el hecho de que el aumento del gasto público puede convertirse en déficit público, deuda que tarde o temprano deberá ser compensada mediante un nuevo cambio de política fiscal. Además, señalan que no existe garantía de que el gobierno cuente con la voluntad política de sincronizar este tipo de actuaciones con la evolución del ciclo económico: el transcurso del ciclo electoral puede ser más importante.

De ambos autores se observa un argumento que se contrapone al planteamiento keynesiano de fallas del mercado, es decir, al refutar la posibilidad de que el gobierno a largo plazo pueda ser más eficiente y producir mejores resultados en comparación con iniciativas privadas de mercado. Tan controversial resulta la aplicación keynesiana, que la ortodoxia considera que es la principal causa del creciente déficit fiscal de los Estados; no obstante, parece ser la estrategia más aplicada en fases recesivas.

En efecto, en el mundo desarrollado se constata la existencia de una revolución silenciosa en favor de la aplicación de políticas económicas activas de naturaleza keynesiana (Calderón, 2011:275). Este es el punto en el cual parece insertarse el actual modelo capitalista.

Por su parte, Stiglitz (2000:213-215), exponente de la corriente neokeynesiana, señala que en los países ricos el gran sector de la administración pública emerge de nueva cuenta como el agente que hace la función de amortiguador de fases recesivas, esto en virtud de su hegemonía innovadora de contratación de empleados, gasto de inversión y flexibilidad en la legislación fiscal. El objetivo es compensar el sistema en período de declive y asegurar el consumo. Esta corriente de pensamiento propone que, en momentos de estancamiento económico, el Estado estimula la demanda con mayores gastos, siendo los instrumentos decisivos la política fiscal y monetaria. Así, el sector de la administración pública juega, en general, un papel contracíclico en la economía: por un lado, estimulando la demanda en momentos de recesión y, por el otro, restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, los ciclos económicos se aminoran y no se transforman en crisis; sin embargo, hay controversia. Por ejemplo, Lucas (1977) considera perjudicial la intervención del gobierno en la economía, ya que los precios y los salarios son flexibles, por lo que ajustan automáticamente el sistema, equilibrando de manera espontánea la oferta y la demanda. El punto de Stiglitz (2000:145) es que ambos son necesarios. Cada uno puede complementar al otro, pero habrá que tomar en cuenta que ese balance será diferente, dependiendo de la época y el lugar.

 

METODOLOGÍA PARA EL CALCULAR LA DINÁMICA SECTORIAL DEL EMPLEO EN CAMERON

Para el análisis del comportamiento de la estructura económica local se utilizó el método de cambio y participación (shift-share) alimentándolo con información relativa al número de empleos por sector de actividad en el período 2007-2011. El fundamento para la aplicación del shift-share radica en su cualidad para determinar las alteraciones que experimenta una magnitud económica (como es el empleo) en una región y en un sector determinados, en particular, frente a su crecimiento esperado que deriva de la evolución de la economía nacional. Este crecimiento diferencial, denominado componente competitivo, constituyó el objeto fundamental de esta investigación.

Si bien el método ha sido criticado por su aplicación tanto en períodos cortos (menores de tres años) como en largos (mayores de cinco años), también ha sido cuestionado por el hecho de que se aplica para hacer intentos prospectivos (Bartels, Nicol y Van Duijn, 1982). No obstante, es un hecho que el debate técnico relacionado ha contribuido a minimizar la inestabilidad de la fórmula y, por ende, de los resultados arrojados.

Desde la década de los ochenta del siglo pasado se advertía de estas imprecisiones, pero también de los sesgos ocasionados por el elevado nivel de desagregación sectorial. En la búsqueda por reducir esas limitaciones inferenciales se ha consensuado por delimitar el período de estudio a cinco años y establecer una desagregación menor, pero ello no implica que cualquier intento de proyección tome sentido en el análisis; por el contrario, de hacerlo, aumentaría el sesgo (Casler, 1989; Arcelus, 1984; Stevens y Moore, 1980).

Mayor, López y Pérez (2005) advierten otra limitante que deberá considerarse al momento del análisis shift-share: el carácter estático del método. Para estos autores, el hecho de que se compare el valor de una magnitud económica en dos instantes temporales (inicial y final) sin considerar ninguna información adicional al interior del período investigado, constituye una debilidad de este procedimiento. En contraparte, subrayan que la técnica es idónea para examinar los cambios en retrospectiva. Concuerdan en que ofrece un panorama lo suficientemente certero de la dinámica y magnitud económica en una región determinada.

Ahora bien, para reducir la inestabilidad en desagregación sectorial y temporalidad se siguió la metodología de Shields (2003) considerando, por un lado, la descomposición del cambio en el empleo plasmada en los 11 grandes sectores que estructuran el producto interno bruto estadounidense y, por el otro, la aplicación del método tomando en cuenta un período de referencia de cinco años.

La característica principal del método se basa en el supuesto de que el funcionamiento de la economía local se explica por la combinación de tres componentes clave: 1) la cuota o participación del empleo total nacional (national share), 2) la cuota adjudicada a la diversificación sectorial de la economía nacional, también conocido como efecto sectorial comparado (industry mix), y 3) la capacidad o componente competitivo adjudicado a la estructura local (local share). En geografía económica estos componentes sirven de referente para proceder al análisis sectorial de una economía y su representación en el espacio.

La anotación que impera en la formula general es o , que refiere al empleo en la industria i en la región r o en la nación US al tiempo t; si no se señala la i, significa que es el empleo total o suma de todos los sectores. La fórmula general es:

SSi = NSi + IMSi + CLSi

Donde:

SSi = cambio y participación (shift-share).

NSi = componente nacional del empleo (national share).

IMSi = efecto sectorial comparado (industry mix share).

CLSi = componente competitivo local (competitive local share).

Las magnitudes por considerar en la aplicación de la fórmula general son las siguientes:

NTGR (national total growth rate) = • 100

NIGRi (national industry growth rate) = • 100

LIGRi (local industry growth rate) = • 100

Quedando así las ecuaciones para cada componente:

= número de empleos en la industria (i) en la localidad (r), al inicio del período de análisis (t-1).

= número de empleos en la industria (i) en la localidad (r), al final del período de análisis (t).

= número total de empleos en la nación (US) al inicio del período de análisis (t-1).

= número total de empleos en la nación (US) al final del período de análisis (t).

= número de empleos en la industria (i) en la nación (US) al inicio del período de análisis (t-1).

= número de empleos en la industria (i) en la nación (US), al final del período de análisis (t).

La técnica permitió dilucidar qué tanto cada componente contribuyó al crecimiento o contracción de los sectores de empleo en lo local. Además ayudó a identificar las industrias locales más importantes o competitivas en términos de generación de puestos de trabajo1 (los datos se obtuvieron del U.S. Bureau of Labor Statistics, 2012).

 

RETROSPECTIVA DE LA LÍNEA DE EMPLEO EN CAMERON, TEXAS

El primer aspecto que se debe considerar en la evolución del empleo en el condado de Cameron es el número total de puestos de trabajo registrados en un período más largo del que se pretende analizar. Ir atrás en el tiempo permite obtener un mejor panorama del comportamiento de la línea de empleo.

La pauta en ascenso de la línea de empleo en Cameron se muestra con un mínimo de 77 673 ocupaciones en el año 1990 y un máximo de 126 141 en 2011, es decir, una adición cercana a los 50 000 empleos en dos décadas (gráfica 1). En ese período hay fases caracterizadas por sus altas tasas de crecimiento en el empleo. Una de éstas es la que transcurrió del año 1991 a 1994, cuando se sumaron alrededor de 12 000 puestos de trabajo en el condado. Se había logrado nivelar el rubro de las importaciones contraídas por el país en una época que se caracterizó por el aumento del precio del petróleo en pleno conflicto bélico en el golfo Pérsico.

Otra fase surge a partir del año 1994, cuando se alinearon diversos factores que empujaron de nueva cuenta la economía local. En ese año se reactivó el comercio internacional por medio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) –North American Free Trade Agreement (NAFTA)–, proceso que se acompañó de una cresta en la tasa de empleo nacional. De 1994 –año en que se firmó el TLCAN– hasta 1999 –cuando comenzó la crisis hipotecaria de Estados Unidos de América–, el empleo nacional ostentó una tasa promedio anual de 12.8 por ciento, repercutiendo en un ensanchamiento de los puestos de trabajo del país, incluido el condado de Cameron; sin embargo, vendrían los ajustes.

Entre los años 2000 y 2003, la economía estadounidense se aturdió por el desempleo, ya que el país experimentó una tasa de empleo nacional negativa (-1.6 %). En esa época –particularmente en el año 2001– se colapsó la cresta económica formada por el elevado número de acciones y bonos en el mercado estadounidense ya no sólo de bancos, instituciones financieras, corporaciones y familias con elevado poder adquisitivo, sino también por personas individuales de la clase media con ingresos moderados que invirtieron tanto directamente como a través de fondos mutuales (Fernández, 2003:3). Por si esto fuera poco, se sumaron los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuya principal catástrofe se resintió en la destrucción de las torres gemelas ubicadas en la ciudad de Nueva York (símbolo de las finanzas globales), acontecimiento que tuvo repercusiones negativas en la confianza de los inversionistas y, por ende, en el clima de los negocios.

Ruiz (2002) indicó que ese hecho, si bien fue contundente en el descenso de la inversión privada bruta del cuarto trimestre del año 2001, la realidad de las finanzas enseñaba que se venía de una tendencia a la baja desde el último trimestre del año 2000. Señaló que el producto interno bruto, la inversión privada y las exportaciones mostraban preocupantes tasas negativas. Días después de los atentados que aquejaron a la ciudad de Nueva York, el gasto gubernamental a escala nacional ascendió de manera importante.

Contrario a los dictados de la política de libre mercado, el gobierno de Estados Unidos aplicó de inmediato una política de subvención para la recuperación de las industrias afectadas por los atentados. De acuerdo con Ruiz (2002:317), el primer gasto fue el subsidio del gobierno federal a las empresas United Airlines y American Airlines de 15 000 millones de dólares para evitar su quiebra. Otro fue la ampliación del subsidio federal a la ciudad de Nueva York por 20 000 millones de dólares y, claro está, el incremento al gasto militar federal por 40 000 millones de dólares, entre otros.

Al sureste del país, Cameron resistió este pasaje de la historia mejor posicionado que en el año 1991. En efecto, el condado soportó la desaceleración e incluso mantuvo una tasa de ocupación positiva, sumando poco más de 5 000 puestos de trabajo.

La situación fue diferente entre los años 2007 y 2011, cuando la tasa de empleo nacional declinó a -4.4 por ciento. De acuerdo con Dabat (2009:44), de nueva cuenta la crisis hipotecaria estadounidense arremetía, pero ahora "acompañada de un entorno económico altamente especulativo que dejó entrever fragilidades del capitalismo norteamericano ante la competencia internacional". Cameron resintió la desaceleración, pues su línea de empleo se contrajo en el año 2009 y se perdieron 2 000 puestos de trabajo. No obstante, la recuperación fue notable; en dos años este condado, además de rescatar los empleos perdidos, sumó nuevas plazas. Del año 2009 al cierre de diciembre de 2011 se pasó de 122 909 a 126 141 puestos de trabajo.

Si bien la línea de empleo se presentó positiva, el U.S. Department of Labor (2012) apuntó que al concluir el año 2011 la tasa de desempleo en Cameron se situó en 11.8 por ciento. La proporción puso al descubierto la rapidez con que creció la demanda laboral formal frente al empleo o plazas reales generadas e implicó un añadido de fuerza de trabajo joven o bono poblacional que avanzó a mayor velocidad, a diferencia del número anual de puestos de trabajo creados. De hecho, se sabe que la cantidad de personas residentes en el condado nacidas en el extranjero aumentó en el período, pues entre los años 2008 y 2012 su número creció en 24.7 por ciento, siete puntos porcentuales por arriba del presentado a escala estatal para el mismo período de referencia (U.S. Census Bureau, 2013).

Gráfica 2

La realidad local indica que la demanda laboral avanzó a mayor velocidad que la oferta; sin embargo, es un hecho que del año 2009 al 2011 el comportamiento general de la línea de empleo mostró solidez al momento de la recesión de la economía nacional, comportamiento que sugiere estabilidad. Tal peculiaridad conlleva a dilucidar que la estructura económica del condado no se basa estrictamente en sectores generadores de bienes de capital (materiales) procíclicos, sino más bien en actividades relacionadas con los servicios que, como se ha referido, forman parte de una renovada tendencia que tiene que ver con la amplificación del sistema de producción de bienes (inmateriales) anticíclicos.

 

SIMPLIFICACIÓN SECTORIAL DEL EMPLEO EN CAMERON

En el caso de Cameron, la retrospectiva de la línea de empleo dejó al descubierto una estructura económica local que ha librado los ciclos recesivos de la economía nacional. Ejemplo de ello es el comportamiento suscitado en el período 2007-2011, en el cual se pasó de 123 416 a 126 137 puestos de trabajo. Si bien esta realidad advierte holgura o afianzamiento de ciertos sectores, en el fondo enseña el declive o desgaste de otros.

Pero ¿qué tanto influyó la tasa general de empleo nacional? ¿Qué proporción de empleos fueron atribuidos al comportamiento sectorial nacional? Y derivado de las dos preguntas anteriores, ¿cuál es el componente competitivo que hizo de Cameron una región resistente a la recesión nacional? Para dar respuesta a estas interrogantes es preciso, primeramente, simplificar datos relativos al empleo por sector de actividad. El cuadro 1 es la base de entrada del método. En éste se presenta información agrupada en 11 sectores estratégicos, tomando como referencia el North American Industry Classification System (NAICS).

 

EMPLEOS EN CAMERON ATRIBUIDOS AL DINAMISMO NACIONAL

Desde el punto de vista de Kriesel (2012), en la economía estadounidense las empresas locales se caracterizan por estar al pendiente de cómo el clima de negocios les afecta en general. Un aspecto que se debe considerar es la tasa de crecimiento o componente nacional, toda vez que de su comportamiento depende en gran medida la estabilidad o volatilidad de uno u otro sector en el ámbito local. Y es que sucede que el efecto del componente nacional se hace sentir con fuerza durante las cúspides y bases del ciclo económico, es decir, durante los tiempos de bonanza y recesión.

En el período 2007-2011, el empleo nacional se contrajo preocupantemente a una tasa de -4.4 por ciento, lo que significó una pérdida de casi seis millones de puestos de trabajo (cuadro 1). Las cifras totales del país pasaron de 135 millones de empleos a 129 millones. Diversas causas son adjudicadas a este período recesivo, entre las que destaca la política económica implementada a principios del presente siglo, es decir, cuando el Sistema de Reserva Federal (institución responsable de la política monetaria estadounidense) decidió inyectar liquidez para reactivar la economía y, por lo tanto, reanimar los mercados.

Según Sánchez (2008), "esa medida llevó la tasa de interés a un históricamente bajo 1 %. Fue una burbuja especulativa que hizo que la obtención de créditos fuera muy barato, lo que generó aumento en la demanda de hipotecas y, por ende, de casas y propiedades inmobiliarias, las que subieron mucho de precio". Como la demanda siguió creciendo (y con ella los precios), se continuó con el otorgamiento de créditos hipotecarios a deudores con reducida capacidad de pago (proceso conocido como subprime mortgage o hipotecas de alto riesgo).

El punto de ruptura fue precisamente en el último trimestre del año 2007. Basta considerar el colapso de la banca de inversión estadounidense en el año 2008. El ejemplo más contundente fue la quiebra de Lehman Brothers, compañía global de servicios financieros de Estados Unidos y tercera en desaparecer o cambiar de dueños en un lapso de seis meses con consecuencias directas para el sistema económico del país.

Lehman Brothers se declaró en quiebra el 15 de septiembre de 2008 tras 158 años de actividad. El anuncio se hizo ante el fracaso de las negociaciones con las dos entidades que en un principio se perfilaban como posibles compradores: Bank of America y el grupo británico Barclays. Representa, al mismo tiempo, la quiebra más importante en Estados Unidos desde 1990, cuando presentó la misma declaración la firma bancaria Drexler Burnham Lambert, especialista en bonos de inversión (Pricewaterhouse Cooper's, 2009).

A la quiebra de Lehman Brothers –que reportó una deuda de 613 mil millones de dólares–, el Sistema de Reserva Federal añadió el rescate de otros gigantes de las finanzas como Bear Stearns, Merrill Lynch & Co., Washington Mutual, American International Group (AIG) y Morgan Stanley (Padilla, 2012: 104). El recuento indica que el libre mercado, por sí solo, no logró estabilizar la economía.

La estrategia del Estado para inyectar recursos al sistema financiero privado se basó en la aprobación de una ley denominada Emergency Economic Stabilization Act (EESA), expedida el 3 de octubre de 2008 por el 110th Congress (U.S. Government Printing Of fice, 2008). Dicho documento permitió la instrumentación del "Troubled Asset Relief Program" (TARP), creado para estabilizar los activos en problemas y reactivar el crecimiento económico (U.S. Department of the Treasury, 2008).

Dicha legislación, originalmente propuesta por el presidente George W. Bush, comprendió un paquete de ayuda de 700 000 millones de dólares a fin de recuperar la liquidez de diversas compañías estadounidenses afectadas por la crisis de las hipotecas de alto riesgo (Webel, 2013:1). La operación constituye la más fuerte participación del Estado en rescate de la economía, es decir, un inesperado giro de la política económica estadounidense afianzada, hasta ese momento, en la libre fuerza del mercado postulada, en particular, desde las corrientes de pensamiento de Friedrich Hayek y Milton Friedman. A partir de la quiebra de importantes bancos, el Estado ha tenido que buscar soluciones, como la nacionalización, para estabilizar el sistema.

En el caso del condado de Cameron, ese panorama recesivo se manifestó en la economía local. Todos los sectores de empleo se vieron impactados negativamente por el componente nacional. La velocidad del cambio fue tan contundente que al componente nacional se le adjudicó la falta de 5 399 puestos de trabajo en Cameron en el período 2007-2011. De entrada, el sector de los servicios educativos y de salud no pudo agregar 1 224 plazas, mientras que el grupo relacionado con el comercio, el transporte y los servicios al sector público no logró colocar 1 076 personas (cuadro 2).

A manera de contrarrestar el desempleo nacional, en el año 2011, el presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama, a través del Congreso, orientó un paquete de medidas para estimular los mercados. Una de las acciones de mayor impacto fue la reducción de los impuestos que pagan las pequeñas y medianas empresas. También plasmó inversiones para la industria estadounidense del gas y del petróleo, sin descuidar las energías renovables, esto con el objetivo de reducir la incertidumbre del ciclo exógeno. Aunado a ello se destino capital en infraestructura de gran escala2 buscando detonar negocios y atraer capital privado (CNN/Expansión, 2011).

 

EMPLEOS EN CAMERON ATRIBUIDOS AL COMPORTAMIENTO SECTORIAL DEL EMPLEO NACIONAL

Es un hecho que algunos sectores de la economía crecen más que otros, incluso con diferencias radicales en velocidad de cambios. En términos de empleo, la diversidad de industrias trae consigo dos aristas. La primera de ellas radica en que el comportamiento de un sector en lo nacional se verá reflejado de manera similar en lo local; es decir, si es negativo en lo nacional será negativo en el ámbito local. La segunda se basa en lo contrario, y es que en la esfera local bien pudieran estar aumentando empleos en un sector que en lo nacional presenta declive. Tras el análisis de ambas aristas, el componente o factor basado en la diversificación industrial (industrial mix share) toma sentido a la vez que abre una vía de entrada para dilucidar si se trata de una economía balanceada entre sus diferentes sectores.

Al factor relacionado con el comportamiento sectorial de la economía nacional se le atribuye una influencia positiva pero desproporcionada en Cameron. La cifra total de 3 135 empleos generados en el condado y que son adjudicados a la diversificación nacional ejemplifica lo antes dicho. Ese total significa que hay sectores económicos en el ámbito local que se consolidan a pesar de la tasa negativa nacional en el empleo; más aún, significa que hay sectores que están creciendo a mayor velocidad que el equivalente a escala nacional. Esta apreciación se basa en el cambio positivo ocurrido en el sector de los servicios educativos y de salud durante el período 2007-2011 a escala nacional. Tal bonanza sectorial irradió en Cameron, sobre todo si se toma en cuenta que 82 por ciento de los sectores que hacen funcionar la estructura económica estadounidense experimentaron declive.

Por lo que toca al segundo sector de importancia en términos de empleo –es decir, el de la administración pública (federal, estatal y local)–, se puede advertir que no se vio impactado por la baja nacional de empleos circunscrita al período. Dicho sector, a pesar de encontrarse ante un entorno negativo en la tasa de ocupación nacional, añadió nuevas plazas gubernamentales. Cameron, en buena parte, se sacudió la desaceleración económica por la cantidad de trabajadores ubicados en este ámbito.

Es importante resaltar la expectativa que están dejando ver otras industrias de la economía local como son el grupo vinculado al ocio y hospedaje y/o aquel relacionado con los servicios profesionales y de negocios. Ambos sectores se mantuvieron inmóviles frente a un entorno crítico nacional.

Los sectores restantes reflejaron el comportamiento negativo del entorno sectorial nacional. Los grupos más afectados en la esfera local fueron el de la construcción y el de la manufactura que, en forma respectiva, perdieron 1 016 y 832 puestos de trabajo.

Cuadro 3

 

EMPLEOS EN CAMERON ATRIBUIDOS AL COMPONENTE COMPETITIVO LOCAL

De acuerdo con Shields (2003:2), "durante los períodos de prosperidad el crecimiento es desigual"; lo mismo sucede en períodos de crisis. Algunos sectores en el ámbito local crecen más rápido que otros e incluso enseñan un dinamismo inusual. Esto es atribuido a ciertas ventajas como, por ejemplo, el desarrollo de mano de obra especializada, incremento o mejoramiento de infraestructura, un entorno institucional eficiente y vinculante, etcétera. Al funcionar en conjunto, se despliega la fortaleza de una economía local reactivando una región. Es por ello que al momento de indagar en el número o proporción de empleos generados o perdidos atribuidos al entorno local, se habla del componente competitivo (local share). Se trata de comparar la estabilidad o inestabilidad por la que transcurre un sector en específico. Para ello deberá considerarse el ritmo sectorial a escala nacional.

Al condado de Cameron se le confiere un buen desempeño en términos de generación de empleo. Esto tiene sentido sobre todo si se le compara con el déficit nacional de puestos de trabajo en el período. De ahí que el componente competitivo, reflejado en la adición de 4 985 puestos, constituya un identificador que refuta la presunción de un entorno marginal o en retroceso general (cuadro 4).

El componente local competitivo revela que en Cameron el sector relacionado con la administración pública (que incluye puestos federales, estatales y locales) constituyó el espacio con mayor velocidad de cambio positivo en el período, al presentar la agregación de 2 730 plazas, esto a pesar de que a escala nacional dicho sector mostrara inmovilidad de cambio. Le siguió en dinamismo la industria del comercio, transporte y servicios al sector público, la cual sumó 1 314 puestos de trabajo, también a pesar de que su equivalente a escala nacional revelara una tasa negativa. La tercera fuerza de cambio fue el sector de servicios educativos y de salud, toda vez que añadió 946 plazas. Cabe señalar que, independientemente del moderado cambio experimentado, en 2011 este sector figuró como el de mayor tamaño en términos de empleo, ligeramente arriba del sector de la administración pública.

Es importante mencionar que el sector de servicios educativos y de salud ha dejado ver su influencia positiva en el número de consultorios y clínicas locales, es decir, por la aparición de nuevas unidades económicas alternas a los grandes hospitales. La circulación de capital ha irradiado efectivamente en la cantidad de laboratorios y establecimientos farmacéuticos (en ambos lados de la frontera). Situación similar sucede con los servicios educativos, a la vez que la academia ha respondido con diversos centros de investigación científica vinculados al sector salud. Ambos han conformado un sistema que explica, en parte, el componente competitivo; sin embargo, hay un pasaje contradictorio que pone al descubierto el reto del sector educativo.

Según cifras del U.S. Census Bureau, en el período 2007-2011, en el condado de Cameron, 85.4 por ciento de la población de 25 años o más no contó con estudios concluidos en el nivel de bachelor (universitario). A escala estatal este indicador osciló en 73.9 por ciento, comparativo que deja ver el entorno al que se enfrenta dicho sector en ambas escalas.

Llama la atención un esfuerzo organizacional suscitado en 1999. En ese año, diversos grupos organizados de la sociedad (empresarios, asociaciones, académicos y funcionarios de gobierno) iniciaron acciones buscando ampliar el empleo en el condado de Cameron, pero también hacia el exterior, en específico, hacia la zona metropolitana de Matamoros en el estado de Tamaulipas, México. Desde entonces, representantes de organismos de investigación de Texas y el noreste mexicano han buscando instituir un traslape de la región fronteriza Texas-Tamaulipas. El ejemplo más concreto de esa organización ha sido el establecimiento del denominado Cross Border Institute for Regional Development, adscrito a la Universidad de Texas en Brownsville.3 En el año 2003, dicho esfuerzo derivó un reporte visionario basado en una serie de encuestas realizadas a líderes locales de opinión de ambos lados de la frontera. El reporte, además de destacar la importancia de fortalecer las industrias relacionadas con los servicios educativos y de salud, recomienda trabajar en el fortalecimiento del sector del comercio, transporte y servicios al gobierno y, en tercer lugar, en la industria del turismo de convenciones (Gibson et al., 2003).Esa última industria, a pesar de haberse detectado como clave en el documento, mostró retroceso en el período 2007-2011. Muy probablemente se deba al contexto de inseguridad relacionado con el narcotráfico que aqueja con fuerza inusitada desde el año 2010 al estado de Tamaulipas, México. Otros sectores en la esfera local corrieron con la misma suerte; basta con observar la cantidad de empleos perdidos por los sectores manufacturero (936 puestos de trabajo), de la construcción (320) y de recursos naturales, en el que se incluye la minería (263 empleos).

En contraparte, hay sectores no arraigados que se activaron en el entorno económico local. Tal es el caso de los 878 puestos de trabajo ganados en el ámbito de las actividades financieras, los 642 empleos en el rubro de la información y/o las 556 plazas añadidas en el sector de los servicios profesionales y de negocios. En estos tres grupos se promueve el desarrollo de nuevas empresas. Por ejemplo, en el rubro de la información se amplía la oferta de servicios en las ramas de producción, procesamiento y distribución de datos, siendo estratégicos para Cameron los siguientes rubros: telemedicina, educación a distancia y capacitación laboral. Desde el año 2003, tras el reporte que llevó a cabo el Cross Border Institute for Regional Development, se abrieron posibilidades de negocio en esas ramas. No obstante, aunque parezca lo contrario, el número de establecimientos se redujo. Los registros del U.S. Census Bureau (2010) muestran que la cantidad de empresas del sector de la información pasó de 80 en 2007 a 73 en 2010. Tal ajuste indica que el sector se ha especializado, quizá en detrimento de empresas más pequeñas. Así, tenemos firmas hi-tech (empresas innovadoras con tecnología avanzada disponible) que han venido expandiéndose, por ejemplo, Hi Tech Productions, Inc., Multimedia Production Center Texas, South Texas Internet y Aventura Entertainment Digital Maquila Creation, sólo por citar algunas.

A la par de este acontecer hay industrias, como la espacial, que vienen generando expectativa en Cameron y dejan ver el perfeccionamiento de la economía de los servicios. Se trata de la empresa SpaceX, que busca establecer, en la costa de este condado (playa Boca Chica), una de las pocas plataformas de lanzamiento comercial al espacio en el mundo. Este sitio es considerado por SpaceX debido a que la empresa opera un centro de desarrollo de cohetes en Texas (cerca de Waco), además de que cuenta con una fuerte base de proveedores locales.

Otra de las expectativas es la que incumbe al sector de recursos naturales y minería, toda vez que se ventilan cambios sectoriales por efecto de la exploración y explotación de hidrocarburos en la región. El hecho de que el condado de Webb –cuya sede es la ciudad de Laredo– esté figurando en el mapa mundial de los negocios por la riqueza natural encontrada en el subsuelo –shale gas y petróleo– implica, para el gobierno y empresarios de Cameron, adaptarse al veloz desarrollo del yacimiento transfronterizo conocido como Eagle Ford Shale. Este acontecer significa, entre otras cosas, que se tratará de integrar al puerto de Brownsville en el proceso de desarrollo de la industria del petróleo y gas en la región. Así, se ventilan potenciales inversiones privadas que dejarán atrás el año 2011.

 

CONCLUSIONES

La fase recesiva que aquejó a Estados Unidos de América en el período 2007-2011 fue resistida sin dificultades en el condado de Cameron. Muestra de ello fue el aumento de poco más de 2 700 puestos de trabajo, todos inmersos en una tasa de desempleo nacional de -4.4 por ciento. Si bien hubo puestos de trabajo que se perdieron en la región y que fueron atribuidos a la situación nacional, es un hecho que la estructura sectorial productiva del condado se presentó balanceada.

En efecto, 54 por ciento de los sectores en este condado se mantuvieron por arriba del umbral de desempleo, siendo los más estables aquellos relacionados con las actividades de salud y educación, además de los supeditados a la administración pública, sean puestos federales, estatales y/o locales.

Por lo que respecta a las actividades de comercio, transporte y servicios al sector público, éstas figuraron dentro de las más reactivas, es decir, dependientes del entorno nacional o ciclo exógeno.

Una de las explicaciones más convincentes del comportamiento anticíclico observado en el condado radicó en su orientación hacia una economía de servicios. Los resultados arrojados por el método shift-share muestran que 92 por ciento de los empleos totales presentados en Cameron en el año 2011 se basaron en actividades de servicios y comercio. Este porcentaje figuró por arriba de la magnitud nacional que, para el mismo año, ostentó una economía de servicios en 85 por ciento. En teoría se atestigua –en la dinámica de los sectores– la transformación organizativa de la producción (tanto de bienes materiales como inmateriales) que concierne a la creación de valor.

Los cambios en la estructura económica en este condado están demandando bienes intermedios, de ahí que se explique la expansión de los servicios financieros, legales, contables, de seguros, de negocios, etcétera; sin embargo, tras reconocer el componente competitivo local (local share), llama la atención la elevada proporción de plazas en el ámbito de la administración pública, lo que evidencia una falla de mercado. Este hecho ubica el análisis del perfil competitivo del condado de Cameron en una discusión y/o dimensión teórica neokeynesiana porque deja ver la intervención del Estado para mitigar las contradicciones que enfrentan las economías en cada cierto período: el ensanchamiento del número de puestos de trabajo en la administración pública en fase recesiva es ejemplo de ello. Este comportamiento también se evidenció en lo nacional a través de los subsidios estatales a las grandes empresas globales, sobre todo financieras.

El principal reto, por tanto, radica en reconocer las formas de adaptación a los cambios relacionados con la redistribución del empleo al salir de la fase recesiva. Este último aspecto deberá tomarse en cuenta al momento de aplicar el método shift-share en períodos o fases de recuperación. Lo mismo aplica para cualquier otra región económica que se sujete al análisis de su comportamiento económico basado en el empleo.

 

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Notas

1 En este artículo, un sector que está por arriba de la tasa nacional en términos de generación de empleo se considera importante y/o competitivo. Se usarán indistintamente los términos sector e industria.

2 Se trata de medios auxiliares para la reproducción del capital, como son vías férreas, carreteras, terminales portuarias, oleoductos, gasoductos, poliductos, plantas eléctricas de diversa índole, plantas de tratamiento de aguas residuales, etcétera.

3 Las instituciones educativas participantes fueron el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México, la Universidad de Texas en Brownsville (UTB), el IC2 de la Universidad de Texas en Austin y el Centro de Investigación Avanzada de Houston (HARC, por sus siglas en inglés).

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