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Argumentos (México, D.F.)

versión impresa ISSN 0187-5795

Argumentos (Méx.) vol.23 no.63 Ciudad de México may./ago. 2010

 

Crítica de libros

 

Amor y trabajo*

 

Wendy Bellanger

 

*Turid Hagene. Amor y trabajo: historias y memorias de una cooperativa y sus mujeres, Nicaragua 1983–2000, Plaza y Valdés, México, 2008.

 

Licenciada en antropología y psicología por la Universidad de Mobile, Estados Unidos y máster en antropología social por la Universidad de Manchester, Inglaterra. Es coordinadora en la Dirección de Investigación de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua y editora de la revista Encuentro de la UCA.

 

Los investigadores e investigadoras que han posado su mirada en las cooperativas nicaragüenses de la década de 1980 han orientado sus observaciones mediante preguntas de carácter político o económico y desde una perspectiva etic. Cada estudio describe la historia de la cooperativa, su funcionamiento e inserción en el contexto político o económico de la época, así como su ruina total o eventual adaptación al posterior ambiente neoliberal. En este contexto, el estudio de Turid Hagene destaca por su profundidad y complejidad, por su metodología y perspectiva innovadora. Es una lectura verdaderamente sugerente y estimulante. Su autora no se conforma con describir la cooperativa y reflexionar sobre su funcionamiento o su inserción en el contexto político. No se dedica solamente a detallar la organización del trabajo, la producción o los pormenores de las transacciones económicas de la cooperativa. Hagene asume el complejo y prolongado reto de explorar la construcción de significado en la vida de las cooperativistas y de escarbar a fondo en sus relaciones, su identidad y sus memorias. Su mirada etnográfica, honesta y detallada le permite formular reflexiones que nos invitan a saborear la complejidad de la realidad estudiada.

La investigadora se planteó objetivos muy diferentes de los que usualmente reflejan los estudios sociológicos que se realizan en Nicaragua, que pretendiendo delimitar el estudio, lo limitan. Los objetivos del estudio de Hagene dieron lugar a una metodología que exigió un contacto personal y prolongado entre ella y las cooperativistas, y estimuló la capacidad autoreflexiva de la investigadora. Como resultado, el estudio contiene reflexiones y hallazgos verdaderamente originales e innovadores.

 

UN ESTUDIO LIBRE DE CLICHÉS

Llama la atención que en medio del fervor que suscita la lucha por el "empoderamiento" de las mujeres del tercer mundo, Hagene señala que a las mujeres de La Esperanza, "no las ve faltas de poder".1 Gracias a esta postura, su investigación no acaba siendo secuestrada por objetivos que, al limitarse a buscar la solución de un problema, pasan por alto la complejidad de la vida de las personas, y lo difícil que es comprender sus relaciones y decisiones. Hagene se planteó "aprender, entender y escribir sobre las mujeres, y no ayudarlas ni cambiarlas", porque reconoció que ella como investigadora no está en la posición de conocer mejor "el problema" de las mujeres que las mujeres mismas.2

 

UNA METODOLOGÍA COMPLEJA COMO LA REALIDAD A LA QUE SE APROXIMA

¿Cuántas veces los investigadores se quedan con la versión oficial de las cosas?, ¿cuántas veces se conforman con el discurso, sin interpretar, sin contrastar, sin relativizar? Hagene es una investigadora que no va simplemente en busca de hechos. En efecto, gracias a la diversidad de técnicas que emplea, descubre "hechos" registrados en documentación oficial, que en realidad no ocurrieron.

A diferencia de la mayoría de los estudios que se realizan en el país, el de Hagene no utiliza la encuesta como fuente única o primordial de información. En su estudio prevalece la observación participativa que realiza en sucesivas ocasiones a lo largo de un admirable —y envidiable— periodo de ocho años,3 incluye el análisis de una gran diversidad de fuentes escritas, numerosas entrevistas, relatos de vida y hasta un seminario con las cooperativistas.

Es admirable cómo Hagene se libera de la tentación en la que caen muchos investigadores al decantarse por metodologías que simplifican al extremo la realidad que estudian y los alejan de las "peligrosas" ambigüedades de la vida. Los relatos de vida son utilizados por Hagene precisamente por su ventaja de "mostrar las ambigüedades y contingencias inherentes a las decisiones tomadas".4 Así, logra retratar a las cooperativistas también como mujeres con relaciones, no sólo como obreras organizadas.

 

UNA PERSPECTIVA AUTOREFLEXIVA

Hagene no intenta retratarnos la verdad sino las verdades, "interpretaciones situadas de lo que ocurrió".5 Acepta que su punto de vista está configurado por sus preconcepciones y opta por invitar a los lectores a ver o imaginar la perspectiva de las actoras involucradas. Hagene reconoce que los textos son producidos en conjunto por ella y sus entrevistadas.6 Nos advierte que seleccionó los relatos con los que trabajó, las partes que nos presenta, y que realizó una interpretación.

Además, la autora se pone a sí misma bajo la lupa, su reflexión toma en cuenta su propia cultura, su propio contexto. Reconoce que su bagaje personal explica las impresiones que vivió en su trabajo de campo. Expresa que para entender a las mujeres debía conectarse también con su propia vida —sus hallazgos están situados y dependen de su perspectiva,7 misma que también la conduce a una meditación sobre cómo las mujeres la percibían y cómo su estatus de extranjera —específicamente de Noruega, país del que provenían fondos para la cooperativa—8 influía en las cosas que estarían dispuestas a decir.9 Señala que contarle sus cosas a ella, "una mujer blanca, de clase media y de su misma edad o poco más, pudo haber condicionado la forma en que ellas reconstruyeron sus recuerdos y representaron sus vidas".10

La autoreflexividad de Hagene le permite presentarnos un análisis más honesto, más justo con las mujeres y, además, libre de la ingenuidad que pesa sobre otros estudios. Salta a la vista cuánto se aleja de la epistemología instrumentalizadora, basada en el paradigma de sujeto y objeto.11

En su estudio, Hagene se aparta de la instrumentalización del conocimiento que tiene al mercado como su gran legitimador12 y que debe probar su valor demostrando su utilidad y aplicabilidad. Gracias a esto, logra pensar la situación de las mujeres sin caer, por ejemplo, en el discurso del empoderamiento, omnipresente en el mercado de las consultorías y proyectos de la cooperación.

Hagene va más allá del paradigma de la acción comunicativa, introducido por Habermas —que dice que el conocimiento lo produce el diálogo intersubjetivo—, para incluir en su análisis la comunicación no verbal entre ella y las cooperativistas. La observación participativa le da la oportunidad de ir más allá del diálogo. Toma en cuenta el efecto de su identidad y sus sentidos en la investigación. Su perspectiva es la de quien acepta que nuestras reacciones a los estímulos las determina en gran medida nuestra identidad y su bagaje particular que incluye ideas sobre gustos, autoridad y posición social. Involucra sus sentidos en la experiencia y, como sugiere Bourdieu, "[convierte] la reflexividad en una disposición constitutiva de [su] habitus científico".13

 

UNOS HALLAZGOS PROFUNDOS Y NOVEDOSOS

No es la institución de la cooperativa la que ocupa el interés central del análisis de Hagene, sino las cooperativistas viviendo en un mundo más allá de la cooperativa. La metodología intensa aplicada por la investigadora y su contacto prolongado con las mujeres le permitieron asomarse a todas las facetas de sus vidas.

Esta visión holística reveló que las decisiones laborales tomadas por las mujeres son moldeadas por sus creencias religiosas, su vida emocional y los roles de género aceptados en su cultura. Al tomar decisiones en su vida económica, las cooperativistas no se remiten simplemente a un cálculo de costo beneficio, como muchos estudios de economía suelen asumir. La evidencia indica que, además de sus relaciones laborales, aspectos personales como las relaciones sentimentales de las cooperativistas, estaban inevitablemente ligados a sus vidas profesionales en la cooperativa.14 Al examinar las historias de vida de las mujeres se observa que muchas veces, en sus decisiones laborales pesaron más las razones emocionales que las materiales.

El patronazgo15 se convierte en la clave para comprender la percepción que tienen las cooperativistas del mundo que las rodea.16 Hagene describe cómo las mujeres entablan relaciones de patronazgo tanto en su práctica profesional como en la religiosa, y al analizar la forma en que se vive el patronazgo en esta última, logra comprender mejor las relaciones de patronazgo que se viven en la vida laboral. De esta manera, el lector logra percibir la complejidad del comportamiento y las relaciones entabladas por las mujeres en su vida laboral, que respondían al estilo de patrón percibido por ellas y la respuesta emocional que les provocaba.

 

UNA INVITACIÓN

La riqueza y profundidad de este estudio lo convierten en una lectura necesaria para investigadores interesados en el tema de las cooperativas, las relaciones de género, la cultura política, la cultura religiosa, la revolución sandinista, la globalización y la cooperación para el desarrollo. Además, es una lectura recomendable para reflexionar sobre metodología de la investigación en las ciencias sociales, ofreciendo en un solo estudio, una muestra de la capacidad de penetración de los estudios etnográficos y autoreflexivos.

 

BIBLIOGRAFÍA

Bourdieu, Pierre, El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad, Anagrama, Barcelona, 2003.         [ Links ]

Horkheimer, Max, Crítica de la razón instrumental, Trotta, Madrid, 2002.         [ Links ]

––––––––––y Adorno, Theodor W., Dialéctica de la Ilustración, Trotta, Madrid, 2004.         [ Links ]

 

NOTAS

1 Ibid.., p. 49.

2 Ibid.., pp. 48–49.

3 En 1992, 1996, 1997, 1998 y 2000.

4 Turid Hagene, Amor y trabajo..., op. cit., p. 259.

5 Ibid,, p. 44.

6 Ibid., p. 54.

7 Ibid., pp. 386–387.

8 Ibid., p. 258.

9 Ibid., p. 55.

10 Ibid., p. 258.

11 Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica de la Ilustración, Trotta, Madrid, 2004, pp. 59–64.

12 Max Horkheimer, Crítica de la razón instrumental, Trotta, Madrid, 2002.

13 Pierre Bourdieu, El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad, Anagrama, Barcelona, 2003, p. 155.

14 T. Hagene, Amor y trabajo..., op. cit., p. 169.

15 Entendido por Hagene como un concepto mediante el cual se "reconoce a alguien con poder, autoridad, estatus y legitimidad, capacidad para controlar el bien, dar protección, y servir como modelo" y que requiere de una relación de reciprocidad entre patrón y cliente. Ibid., p. 243.

16 Ibid., p. 216.

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