Introducción
A nivel nacional el uso de aguas residuales municipales para el riego de cultivos agrícolas se ha incrementado en los últimos años, principalmente en municipios como Tula (Hidalgo), Valle de Juárez (Chihuahua), Valsequillo (Puebla), Pabellón (Aguascalientes) y Durango (Durango) entre otros, debido al abatimiento de los mantos acuíferos y a la escasez de fuentes alternas de abastecimiento (Cisneros y Saucedo, 2016).
En México existen 2287 plantas de tratamiento de agua residual municipal en operación, tratando 105.9 m3 seg-1, lo que representa el 50.2% de cobertura nacional (CONAGUA, 2014). El uso del agua residual tratada puede ser una estrategia para el riego de cultivos agrícolas (Agrafioti y Diamadopoulos, 2012), disminuir el impacto del efecto climático (Trinh et al., 2013) y mitigar la desertificación (Barbosa et al., 2015), principalmente en las zonas áridas y semiáridas (Mizyed, 2013); sin embargo, es necesaria información sobre la generación, tratamiento y uso del agua residual (Sato et al., 2013) así como considerar las políticas institucionales para reducir los riesgos de su uso en la agricultura (Qadir et al., 2010).
Numerosos estudios han demostrado que el uso del agua residual con fines de riego de cultivos agrícolas ha contribuido a mejorar el rendimiento de los cultivos (Chávez et al., 2012; Mojid et al., 2012; Jung et al., 2014). Además, aumentan la concentración de algunos nutrimientos en el suelo como nitrógeno, fosforo y carbón orgánico (Singh et al., 2012; García-Orenes et al., 2015). Por otro lado, el uso del agua residual cruda o tratada genera varios problemas sobre las propiedades físicas del suelo (Bhardwaj et al., 2007; Zema et al., 2012); asimismo, se ven afectadas las propiedades químicas del suelo como el potencial de hidrogeno (pH), conductividad eléctrica (CE), capacidad de intercambio catiónico (CIC). (Herpin et al., 2007; Lado y Ben-Hur, 2009; Pinto et al., 2010) y causan modificaciones en la población microbiana del suelo (Al-Nakshabandi et al., 1997; Becerra-Castro et al., 2015).
Generalmente, el agua residual contiene metales pesados (Stark et al., 2015), lo cual, provoca acumulación y la contaminación del suelo por estos elementos (Cary et al., 2015; Al-Lahham et al., 2007; Rodda et al., 2011). Finalmente, son absorbidos e incorporados a las cadenas alimenticias (Al-Lahham et al., 2007; Rodda et al., 2011; Gatta et al., 2015), todo lo anterior, conlleva a un riesgo real a la salud humana (Becerra-Castro et al., 2015; Lu et al., 2015).
En la Ciudad de Torreón Coahuila, México, sitio del presente estudio, existe una planta tratadora de agua residual municipal, la cual, utiliza un proceso de lagunas de estabilización, con una capacidad instalada de 1900 L s-1, misma que se utiliza para el riego de cultivos agrícolas, principalmente forrajes desde el año 2003 (CONAGUA, 2011). En base a lo anterior el objetivo del presente estudio fue: determinar el efecto del agua residual cruda, tratada y mezclada (relación 1:1) sobre las propiedades físicas, químicas del suelo y en la acumulación de cadmio, plomo y cobre a tres profundidades del suelo (0-30; 30-60 y 60-90 cm).
Materiales y Métodos
Sitio de estudio
El presente estudio se realizó en terrenos agrícolas sembrados con alfalfa (Medicago sativa L.) del ejido Rancho Alegre, municipio de Torreón, Coahuila, México, a 50 m al norte de la planta tratadora, con la siguiente localización geográfica: 25° 30’ 50.3” N; 103° 19’ 16.8” O y 1125 m de altitud. El suelo del sitio experimental corresponde a un Xerosol Calcico, de acuerdo con la clasificación de la FAO/UNESCO. El clima es árido Bw (h)s, según Köppen, modificada por García (1998).
Muestreo del agua
Se tomó una muestra en la entrada y salida de la planta tratadora (agua cruda y tratada); y a la entrada de la parcela regada con agua mezclada relación 1:1 (agua tratada: agua de pozo). Las muestras fueron tomadas en recipientes de plástico de un litro de capacidad y almacenadas a 4 °C hasta su análisis, de acuerdo con las indicaciones de la Norma NMX-AA-051-SCFI-2001 (Norma Mexicana, 2001) (Cuadro 1).
En las muestras de agua residual cruda, tratada y mezclada, se determinó la concentración de: calcio, magnesio, sodio, carbonatos, bicarbonatos, nitratos, sulfatos, cloruros, pH, CE, RAS y la concentración de los metales pesados (Cd, Pb y Cu). Para determinar la concentración de aniones y cationes en el agua se utilizó el método volumétrico (USDA, 1954), para los metales pesados en el agua, se usó un equipo de espectrofotometría de absorción atómica de flama VGP Modelo 210 (EUA) (Norma Mexicana, 2001). En el caso de la CE (Norma Mexicana, 2000) y pH (Norma Mexicana, 2016), se utilizó un conductivímetro Orión Modelo 162 (EUA) y un potenciómetro Orión Modelo 420-A (EUA), respectivamente.
Muestreo de suelos
En cada sitio se tomaron cuatro muestras representativas, en forma de zig-zag con una distancia de 50 m entre ellas, en una superficie de aproximadamente una hectárea en cada una de las parcelas regadas con agua residual cruda, tratada y mezclada, tomando una muestra de aproximadamente dos kg en cada vértice a tres profundidades (0-30, 30-60, y 60-90 cm). Las 36 muestras fueron depositadas individualmente en bolsas de plástico, identificadas y transportadas al Laboratorio de Suelos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, donde fueron secadas al ambiente y cribadas en una malla de 2 mm hasta su posterior análisis, considerando la NOM-021-RECNAT-2000 (Norma Oficial Mexicana, 2002).
En las muestras de suelo se determinaron las siguientes características físicas y químicas: Da, pH, CE, CIC, MO, PSI y la concentración de metales pesados (Cu, Pb, y Cd).
El contenido de MO, se determinó con el método de Walkley y Black (SSS, 1995), la Da, por el método de la parafina (Klute, 1986), la CIC, por el método del acetato de amonio (Page, 1983); la CE y el pH usando un conductivimetro Orión modelo 162 (EUA) y potenciómetro Orión 420-A (EUA) en pasta de saturación (Page, 1983). Los metales pesados por absorción atómica (Norma Mexicana, 2001).
Tratamientos y diseño experimental
Para evaluar el efecto de los tratamientos se utilizó un diseño bloques al azar con arreglo factorial: tres tipos de agua de riego (agua residual cruda, agua residual tratada y agua residual mezclada) y tres profundidades de muestreo (0-30, 30-60 y 60-90 cm), con cuatro repeticiones (3 × 3 × 4). Los resultados obtenidos fueron analizados mediante un análisis de varianza y para la comparación de medias se utilizó la prueba DMS al 5% de probabilidad de error mediante el paquete Statistical Analysis Systems V 9.1.3 (SAS, 2008).
Resultados y Discusión
Análisis de agua residual
El resultado de los análisis reveló que la CE, del agua residual cruda, tratada y mezclada es alta (Cuadro 2) y de acuerdo a USDA (1954), corresponde a la clase 3 (C3) y en relación de adsorción de sodio (RAS), a la clase 2 (S2). En relación a la concentración de metales pesados Cd, Pb y Cu, estos se encuentran dentro de los límites máximos permisibles establecidos en la NOM-001-ECOL-1996 (Norma Oficial Mexicana, 1997), los cuales son 0.05, 5 y 4 mg L-1, respectivamente. El agua residual cruda y tratada presentan una alta concentración de sales solubles y sodio; sin embargo, el agua residual tratada al mezclarse con el agua de pozo (relación 1:1), la concentración de sales disminuye 15%, debido a las menores concentraciones de estos compuestos en el agua subterránea, los resultados de la CE y el RAS son superiores de los reportados por Singh et al. (2012), quienes encontraron en el agua residual cruda valores de 0.78 y 0.79 dS m-1, respectivamente. Por el contrario, reportaron concentraciones mayores de Cu, Pb y Cd (2.4, 7.5 y 2.1, respectivamente). Por otra parte, en relación con el agua residual tratada, Rusan et al. (2007), encontró niveles menores de Cu, Cd (0.01 y 0.02 mg L-1) y mayores de Pb (0.77 mg L-1).
Parámetro | Agua residual | Agua de pozo | ||
Cruda | Tratada | Mezclada | ||
Ca2+ (meq L-1) | 2.32 | 2.96 | 3.00 | 2.00 |
Mg2+ (meq L-1) | 3.48 | 2.80 | 1.76 | 0.56 |
Na+ (meq L-1) | 17.624 | 18.324 | 15.695 | 6.698 |
CO-3 (meq L-1) | N.D. | 0.96 | 0.46 | 0.20 |
HCO-3 (meq L-1) | 8.86 | 8.00 | 6.12 | 2.08 |
SO-4 (meq L-1) | 100 | 100 | 10.55 | 34.5 |
CL- (meq L-1) | 2.14 | 3.96 | 2.84 | 1.70 |
RAS | 10.35 | 10.798 | 10.174 | 6.698 |
pH | 7.48 | 8.07 | 7.49 | 7.29 |
CE (µs cm-1) | 1763 | 1833 | 1570 | 670 |
Cd+ (mg L-1) | < 0.1 | < 0.1 | 0.015 | N.D. |
Cu2+ (mg L-1) | < 0.5 | < 0.5 | 0.10 | 0.10 |
Pb+ (mg L-1) | < 0.2 | < 0.2 | 0.06 | N.D. |
NO-3 (mg L-1) | N.D. | N.D. | 34.63 | 31.15 |
N.D. = no detectado.
N.D. = not detected.
Propiedades físicas y químicas del suelo
El mayor contenido de MO está presente en el tratamiento que utilizó agua residual cruda para riego (2.40%), seguido por el agua residual mezclada (1.93%) y por último el tratamiento de agua residual tratada (1.52%) en la profundidad 0-30 cm del suelo; disminuyendo en términos generales a medida que se profundiza en el suelo (Cuadro 3). Estos contenidos de MO afectaron el valor de la Da del suelo, el cual presentó los valores más bajos en los tratamientos de agua residual cruda (1.21 g cm-3), seguido por el agua residual tratada (1.26 g cm-3) y finalmente el tratamiento de agua residual mezclada el valor más alto (1.50 g cm‑3); es decir la Da es afectada por el contenido de MO, siendo mayor a medida que aumenta la profundidad del suelo, esto se debe a la disminución del contenido de MO. Estos resultados coinciden con lo reportado por Rusan et al. (2007), quienes encontraron un incremento en el contenido de MO del suelo al usar agua residual para riego durante un periodo de diez años (1.3%) y una disminución en función de la profundidad del suelo, 1.3, 0.7 y 0.5% a profundidades de 0-20, 20-40 y 40‑60 cm, respectivamente.
Tipo de agua | Profundidad | Da | MO | pH | CE | PSI | CIC |
cm | g cm-3 | % | dS m-1 | % | meq 100 g-1 | ||
ARC | 0-30 | 1.21 | 2.40 | 7.92 | 3.12 | 2.12 | 17.25 |
30-60 | 1.30 | 1.82 | 8.03 | 2.31 | 1.46 | 13.00 | |
60-90 | 1.33 | 0.82 | 8.19 | 1.56 | 1.35 | 14.00 | |
ART | 0-30 | 1.26 | 1.52 | 8.66 | 1.74 | 4.47 | 13.50 |
30-60 | 1.35 | 1.56 | 8.58 | 2.00 | 4.20 | 17.50 | |
60-90 | 1.42 | 1.19 | 8.58 | 2.01 | 3.60 | 14.75 | |
ARM | 0-30 | 1.50 | 1.93 | 8.63 | 2.45 | 6.04 | 18.75 |
30-60 | 1.32 | 1.77 | 8.60 | 2.10 | 6.67 | 11.00 | |
60-90 | 1.34 | 1.60 | 8.45 | 2.18 | 6.62 | 16.00 |
ARC = agua residual cruda; ART = agua residual tratada; ARM = agua residual mezclada. Da = densidad aparente; MO = materia orgánica; pH = potencial de hidrógeno; CE = conductividad eléctrica; PSI = porciento de sodio intercambiable; CIC = capacidad de intercambio catiónico.
ARC = untreated sewage water; ART = treated sewage water; ARM = mixed sewage water. Da = bulk density; MO = organic matter; pH = hydrogen potential; CE = electric conductivity; PSI = exchangeable sodium percent; CIC = cation exchange capacity.
Concentración de metales pesados en el suelo
Las mayores concentraciones de Cd, Cu y Pb se presentaron en el tratamiento que utilizó el agua residual cruda con fines de riego y las menores concentraciones en el tratamiento de agua mezclada, disminuyendo en porcentajes de 37.5, 6.09 y 30.93, respectivamente (Cuadro 4). Únicamente se observaron diferencias significativas (P ≤ 0.05) para el Pb. Asimismo, se observó en términos generales una tendencia a disminuir la concentración de los metales pesados evaluados a medida que aumenta la profundidad del suelo, esto es debido a los menores contenidos de materia orgánica presentes en los estratos inferiores. Lo anterior se explica por el hecho de que la materia orgánica posee una gran capacidad de retención de metales pesados lo cual es fundamental en la disminución de la biodisponibilidad de los mismos (González-Flores et al., 2011).
pH y PSI del suelo
En la comparación de medias para pH y PSI (Cuadro 5), se observó diferencias significativas (P ≤ 0.05) entre los tratamientos para el pH, con el valor más alto en el tratamiento que utilizó el agua residual tratada para riego, sin embargo, estadísticamente fue similar al valor observado en el agua residual mezclada; esto concuerda con lo reportado por Pinto et al. (2010), quienes mencionan que la aplicación de agua gris por largos periodos de tiempo puede aumentar la alcalinidad del suelo.
Agua residual | |||
Cruda | Tratada | Mezclada | |
pH | 8.04 b† | 8.60 a | 8.55 a |
PSI | 1.64 b | 4.64 ab | 6.44 a |
† Medias con la misma letra dentro de filas son iguales estadísticamente (P ≤ 0.05). PSI = porciento de sodio intercambiable.
† Means with the same letter within rows are statistically equal (P ≤ 0.05). PSI = exchangeable sodium percent.
Por otra parte, se encontraron diferencias significativas (P ≤ 0.05) entre los diferentes tipos de agua residual estudiadas para el PSI, lo anterior coincide con lo reportado por Herpin et al. (2007) y Lado y Ben-Hur (2009), quienes reportan un alto riesgo de sodicidad en el suelo al utilizar agua residual tratada para el riego de cultivos agrícolas. Las diferencias entre el PSI de los suelos irrigados con agua residual cruda y mezclada, se explica debido a que la sumatoria del contenido de calcio y magnesio, es mayor que en el agua mezclada; por lo tanto, se reduce el PSI del suelo USDA (1954).
Densidad aparente
Al realizar la prueba de medias (Cuadro 6) se encontraron diferencias significativas (P ≤ 0.05) para la Da de los suelos irrigados con agua residual cruda y mezclada. Las diferencias significativas encontradas para la Da por efecto del riego con agua cruda, tratada y mezclada coinciden con los resultados encontrados por Travis et al. (2010) quienes, al utilizar aguas grises con fines de riego, reportan una disminución de la porosidad del suelo al usar agua residual tratada, repercutiendo en un aumento de la Da del suelo; esto se explica por un mayor contenido de MO en los suelos regados con agua residual cruda. Asimismo, se presentan diferencias significativas para los valores de la Da en función de la profundidad del suelo; observándose un aumento de la Da a mayor profundidad, en los suelos regados con agua residual cruda y tratada, debido principalmente a que, a mayor profundidad, menor contenido de MO y por lo tanto, mayor compactación debido a una menor acumulación de residuos orgánicos.
Profundidad del suelo | Densidad aparente del agua residual | ||
Cruda | Tratada | Mezclada | |
cm | |||
0-30 | 1.21 b† | 1.25 bc | 1.50 a |
30-60 | 1.30 a | 1.34 b | 1.32 b |
60-90 | 1.32 a | 1.42 ab | 1.33 b |
† Medias con la misma letra dentro de columnas son iguales estadísticamente (P ≤ 0.05).
† Means with the same letter within columns are statistically equal (P ≤ 0.05).
Concentración de metales pesados
En la comparación de medias para la concentración de plomo (Cuadro 7) entre las profundidades de suelo se observan las mayores concentraciones en el suelo irrigado con agua cruda (profundidad 0-30 cm), en seguida el suelo regado con agua mezclada y finalmente los suelos irrigados con agua tratada presentaron las menores concentraciones de plomo, 2.91, 2.17 y 1.70 mg kg-1, respectivamente. Lo anterior, se contrapone con la encontrado por Rusan et al. (2007), quienes no encontraron diferencias significativas al usar agua tratada con fines de riego a profundidades de 0-20, 20-40 y 40-60 cm, con concentraciones de hasta 45 mg L-1.
Profundidad | Agua residual | ||
Cruda | Tratada | Mezclada | |
cm | |||
0-30 | 2.91 a† | 1.70 a | 2.17 a |
30-60 | 1.38 b | 1.63 bc | 1.93 b |
60-90 | 1.04 c | 1.42 c | 1.37 c |
† Medias con la misma letra dentro de columnas son iguales estadísticamente (P ≤ 0.05).
† Means with the same letter within columns are statistically equal (P ≤ 0.05).
El suelo sub-superficial (60-90 cm) irrigado con agua tratada presentó la más alta concentración de Pb (1.42 mg kg-1), seguida por el suelo regado con agua mezclada (1.37 mg kg-1), la menor concentración de Pb en el suelo sub-superficial se encontró en el suelo irrigado con agua residual cruda (1.04 mg kg-1). No hubo diferencias significativas en las concentraciones de Cu y Cd entre tipos de agua y la interacción con las profundidades.
En la prueba de medias para la concentración de Cu y Pb en las profundidades de suelo estudiadas (Cuadro 8) se observó que existen diferencias significativas, presentando las concentraciones más altas en la capa superficial del suelo (0-30 cm) y las menores concentraciones en la profundidad (60‑90 cm); esto, se explica debido a la mayor cantidad de materia orgánica (Cuadro 3) presente en la parte superficial de suelo regado con agua residual cruda, lo cual provoca un incremento en la capacidad de adsorción de cationes. Lo anterior coincide con lo reportado por Rodda et al. (2011), quienes reportan que utilizar agua residual gris para riego genera un aumento en la concentración de metales pesados en el suelo y lo reportado por Al‑Lahham et al. (2007), quienes reportan un incremento en las concentraciones de metales pesados en el suelo (Cu, Mn y Fe), correlacionado con las altas concentraciones encontradas en el agua residual. No obstante, en este estudio, las concentraciones son menores a los límites máximos permisibles establecidos por la NOM-147-SEMARNAT/SSA1-2004 (Norma Oficial Mexicana, 2007), debido a que las concentraciones de los metales pesados en las fuentes de agua evaluadas son bajas. Respecto al cadmio no se observaron diferencias significativas entre las profundidades en promedio de los tres tipos de agua.
Profundidades de suelo | |||
0-30 | 30-60 | 60-90 | |
- - - - - - - - - -cm - - - - - - - - - - | |||
Pb | 2.26 a† | 1.64 b | 1.28 c |
Cu | 1.44 a | 1.16 ab | 0.98 b |
† Medias con la misma letra dentro de columnas son iguales estadísticamente (P ≤ 0.05).
† Means with the same letter within columns are statistically equal (P ≤ 0.05).
Correlaciones entre variables
En el análisis de correlación (Cuadro 9), los resultados indicaron que, en los suelos irrigados con agua residual cruda, existió una correlación positiva significativa (P ≤ 0.05) entre los metales pesados Pb y Cd y la capacidad de intercambio catiónico del Suelo (CIC) con valores de 0.61 y 0.64 respectivamente; esto se explica, debido a que al aumentar la CIC, aumenta la capacidad de adsorber los cationes, es decir aumenta la adsorción de metales pesados como el Pb y el Cd. Cortes et al. (2016) mencionan que al aumentar la CIC del suelo disminuye la movilidad de metales pesados como el Pb y Zn.
Fuente | Correlación | r | Significancia |
Agua cruda | CE - Cu | 0.79 | ** |
CIC - Cd | 0.64 | * | |
CIC - Pb | 0.61 | * | |
Cu - Cu | 0.64 | * | |
Cd - Pb | 0.72 | ** | |
Cu - Pb | 0.60 | * | |
Agua tratada | PSI - CIC | 0.64 | * |
PSI - Pb | 0.85 | ** | |
Pb - CIC | 0.54 | * | |
Agua mezclada | PSI - CE | 0.75 | ** |
Nota: solo se incluyeron correlaciones que mostraron significancia. * (P ≤ 0.05); ** (P ≤ 0.01). CE = conductividad eléctrica; CIC = capacidad de intercambio catiónico; PSI = porciento de sodio intercambiable; Cu = cobre; Pb = plomo; Cd = cadmio.
Note: only correlations that showed significance were included. * (P ≤ 0.05); ** (P ≤ 0.01). CE = electric conductivity; CIC = cation exchange capacity; PSI = exchangeable sodium percent; Cu = copper; Pb = lead; Cd = cadmium.
Asimismo, se observó una correlación positiva entre el Cu y el Pb con el Cd, con valores de 0.64 y 0.72, respectivamente. Por otra parte, existió una relación positiva altamente significativa (P ≤ 0.01) entre el Cu y la CE con un valor de 0.79.
En el suelo irrigado con agua residual tratada se presentó una correlación positiva significativa (P ≤ 0.05) entre la CIC y el PSI con un valor de 0.64; asimismo, una correlación positiva altamente significativa entre el Pb y PSI con un valor de 0.85. En cuanto al suelo irrigado con agua residual mezclada también se presentó una correlación positiva altamente significativa entre el PSI y la CE con un valor de 0.75; lo cual indica que existen sales en el suelo que contienen sodio (Na) en su composición, mismas que están interactuando con el complejo de intercambio del suelo.
Conclusiones
Los resultados de este estudio permiten concluir que el tipo de agua afectó las propiedades del suelo e incrementa la acumulación de metales pesados. Asimismo, el uso de aguas residuales crudas incrementó los valores de la materia orgánica, conductividad eléctrica y pH en el estrato superior del suelo. Por otro lado, los suelos irrigados con agua residual cruda presentaron las más altas concentraciones de plomo en la capa superficial del suelo, seguidos por el cobre y cadmio. Las concentraciones de metales pesados no rebasan los límites máximos permisibles establecidos en la NOM-147 SEMARNAT/SSA1-2004 (Norma Oficial Mexicana, 2007).
Disponibilidad de Datos
Los conjuntos de datos utilizados o analizados durante el estudio actual están disponibles del autor correspondiente a solicitud razonable.
Fondos
La fuente de financiamiento para el desarrollo de la presente investigación fue la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
Contribución de los Autores
Conceptualización: Dr. Mario García Carrillo, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles. Metodología: Dr. Mario García Carrillo. Software: Dr. Mario García Carrillo, Dra. María Gabriela Cervantes Vázquez, Dr. Uriel González Salas. Validación: Dr. Mario García Carrillo, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles. Análisis formal: Dr. Mario García Carrillo, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles. Investigación: Dr. Mario García Carrillo, Dr. Pablo Preciado Rangel, Dr. Uriel González Salas. Recursos: Dr. Mario García Carrillo, Dr. Pablo Preciado Rangel. Curación de datos: Dr. Mario García Carrillo, Dr. Pablo Preciado Rangel, Dra. María Gabriela Cervantes Vázquez. Escritura: Dr. Mario García Carrillo, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles. Preparación del borrador original: Dr. Mario García Carrillo, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles. Escritura: revisión y edición, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles, Dr. Pablo Preciado Rangel. Visualización: Dr. Mario García Carrillo, Dr. Pablo Preciado Rangel, Dra. María Gabriela Cervantes Vázquez. Supervisión: Dr. Mario García Carrillo, Dr. J. Guadalupe Luna Ortega, Dr. Miguel Ángel Gallegos Robles. Administración del proyecto: Dr. Mario García Carrillo. Adquisición de fondos: Dr. Mario García Carrillo.