Introducción
Los servicios ecosistémicos constituyen un marco de trabajo para identificar y ponderar los valores sociales y ecológicos. Los beneficios intangibles que aportan tienen implicaciones sobre las formas de vida, y evidencian que los arreglos sociales, económicos y políticos juegan un rol importante para explicar los beneficios que las personas obtienen de su interacción con los ecosistemas (Chan, Satterfield y Goldstein, 2012). Los servicios ecosistémicos son producto de complejos sistemas socioecológicos interconectados, por lo que la consideración de factores sociales y ecológicos en los sistemas de planificación constituyen un aspecto de importancia para la efectividad de acciones de conservación (Knight et al.; 2010, Scholes et al., 2013). Así, los servicios ecosistémicos serían la propiedad funcional de los ecosistemas que, a través de la coproducción ambiente y sociedad, contribuyen al bienestar humano (Brummer et al., 2017). De hecho, diferentes servicios ecosistémicos contribuyen a diferentes aspectos del bienestar humano (De Groot et al., 2010; Daw et al., 2011), por lo que cuando el aumento de un servicio ecosistémico provoca el descenso de otro diferente se producen desbalances que repercuten directa o indirectamente en el bienestar humano (Bennett, Peterson y Gordon, 2009).
En este contexto, los servicios ecosistémicos, particularmente los de tipo cultural, adquieren especial importancia ya que su relevancia social puede ayudar a mediar conflictos y además pueden ser cruciales para la toma de decisiones al hacer énfasis en lo que es importante para las personas (Brummer et al., 2017).
Esto evidencia la relevancia que tiene el factor humano, sus interacciones y actividades en la estabilidad del sistema socioecológico. En tal sentido, en un contexto de cambio global que genera cada vez mayores presiones sobre ecosistemas clave para la provisión de múltiples servicios ecosistémicos, se hace necesario entender los procesos que pueden desestabilizar estos sistemas, y para ello, es importante considerar como elemento clave el reconocimiento de los múltiples valores, incluyendo aquellos que la sociedad asigna a la naturaleza (Van Riper et al., 2012).
Aunque existen dificultades incuestionables en la medición de los beneficios de los ecosistemas basados en la cultura (Chan et al., 2012; Satz et al., 2013), estos son claramente valorados por las personas, y el balance entre los valores utilitarios de los ecosistemas y el valor ecológico intrínseco ha sido destacado recientemente como uno de los principales retos en la gestión de áreas naturales. Particularmente debe tenerse en cuenta que, en la búsqueda por mejorar la producción de algún servicio en específico, la sociedad es capaz de provocar modificaciones directas o indirectas en los ecosistemas, lo cual está determinado por las dinámicas poblacionales, los sistemas económicos, tecnológicos y de gobernanza, así como la cultura, las actitudes individuales, los valores y las creencias en las que se enmarcan las estructuras sociales (Bennett, Peterson y Gordon, 2009; Dunham et al., 2018).
En consecuencia, la consideración del valor social ha adquirido relevancia en los últimos años, reconociéndose que los resultados ambientales dependen en gran parte de factores sociopolíticos. En particular, la forma en que las personas piensan sobre el ambiente ha propiciado que el concepto de valor se esté convirtiendo en un aspecto de relevancia en la toma de decisiones ambientales (Acuña, Hunter y Ruhí, 2017; Chan et al., 2012).
A través de extensas investigaciones, los servicios ecosistémicos han sido cartografiados o mapeados, usando enfoques basados en encuestas así como enfoques biofísicos, pero un enfoque comparativo de la valoración de las personas y aquellos que usan modelos cuantitativos son muy escasos (Bagstad et al., 2016). Recientemente diferentes metodologías están comenzando a considerar la importancia del valor social para evaluar los servicios ecosistémicos, así como el uso de cuestionarios, entrevistas o grupos de discusión para la obtención del valor social (García-Nieto et al., 2015).
La relevancia de capturar el valor social a través de su representación gráfica en el territorio en el marco de los servicios ecosistémicos es que permite ilustrar la forma en que las actitudes y percepciones de las personas modelan la demanda de distintos servicios ecosistémicos, relacionarlo con las áreas en la que los bienes y servicios son suministrados (Wolff et al., 2017), y apoyar la formulación de políticas más efectivas. De hecho, a escala regional y de paisaje los mapas son frecuentemente considerados como esenciales para una gestión adecuada de los ecosistemas y sus servicios, por lo que la incorporación del marco de trabajo de los servicios ecosistémicos en la planificación puede alterar los patrones de desarrollo urbano dominantes en la actualidad (Grêt-Regamey et al., 2017; Makovníková et al., 2016).
Las investigaciones más recientes han comenzado a mapear el valor social de los servicios ecosistémicos con la idea de hacerlos espacialmente explícitos. En este sentido, este tipo de mapeos ha sido incorporado gradualmente en los enfoques de valoración social a través del uso de múltiples modos de valoración (García-Nieto et al., 2015).
Ante lo expuesto, se plantea una revisión sistemática de los estudios desarrollados sobre el mapeo del valor social en el marco de los servicios ecosistémicos, con el objetivo de proveer un estado del arte que permita identificar las distintas metodologías empleadas e identificar y discutir los principals enfoques para abordar la temática.
Metodología
Se realizó una revisión sistemática de literatura (SLR) a partir de publicaciones que explícitamente abordan el mapeo de los valores sociales desde el marco de trabajo de los servicios ecosistémicos. Para ello se realizó una búsqueda exhaustiva de información en español e inglés en las bases de datos WoS (Web of Science) y Scopus. Los términos en inglés empleados en la búsqueda fueron social value, cultural value, mapping, ecosystem services. Se utilizaron los operadores booleanos “AND” y “OR” para encontrar los artículos que versaban sobre mapeo de servicios ecosistémicos y valor social o cultural. Con estos términos se construyeron las ecuaciones de búsqueda descritas en la estrategia de búsqueda representada en la Figura 1, sin considerar límites adicionales en la búsqueda.
A partir de un escaneo inicial de los artículos, se seleccionaron únicamente aquellos que aportaran definiciones, ejemplos prácticos o análisis del mapeo de los valores sociales en el marco de los servicios ecosistémicos. Por lo tanto, se consideraron como criterios de exclusión: 1) artículos que sólo mencionen valores sociales, o servicios culturales en el contexto de listar otros servicios ecosistémicos sin profundizar en el tema; 2) artículos que sean revisiones de literatura, y 3) artículos en un idioma diferente al inglés o al español.
Asimismo, se debe tener en cuenta que las publicaciones aquí consideradas no constituyen la totalidad de trabajos que hacen referencia al mapeo de los valores sociales en el marco de los servicios ecosistémicos; sin embargo, ofrecen una visión general de la literatura más significativa y permiten establecer conclusiones confiables sobre los enfoques recientes y evolución de esta temática.
Para cada publicación seleccionada para su análisis a profundidad se respondió una serie de preguntas, formuladas con base en los objetivos de la investigación. Entre las preguntas consideradas están las siguientes:
¿Qué se mapea?
¿Como se mapea?
¿Cuál es el grado de participación en la toma de decisiones (paradigma instrumental o deliberativo)?
¿Cuál es el tipo de metodología empleada (conceptual o empírica)?
¿Cuál es el término con el que se aborda el valor social?
Estas preguntas buscan obtener información básica de la literatura revisada, incluyendo cuándo, dónde, por quién, cómo y el porqué la investigación se llevó a cabo (Anexo).
Resultados
Se identificaron 27 artículos -publicados entre 2011 y 2018- que abordan el mapeo del valor social en el marco de los servicios ecosistémicos, observándose una tendencia hacia el incremento de este tipo de publicaciones, reflejando un área de creciente interés en el ámbito científico. De los 26 artículos identificados, la mayor parte se concentró en Norteamérica -principalmente en EUA con 4 estudios, y en Europa -particularmente en Europa del norte con 5 estudios- (Figura 2).
Análisis teórico conceptual del valor social
Para entender la importancia del mapeo del valor social es importante entender cómo se construye su conceptualización en el marco de los servicios ecosistémicos. Para ello se puede partir de la definición de valor del Diccionario de la Real Academia Española (RAE, 2014): “reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de alguien o algo”. En este sentido, se pueden identificar distintos entendimientos y aplicaciones del concepto de valor en el marco de los servicios ecosistémicos. Y es que dicha definición supone un proceso mental, y como tal involucra evaluar las situaciones, compararlas con algún valor de referencia y tomar decisiones bien sea para actuar o abstenerse de ello (Costanza et al., 2017). Al ser entendido como un proceso mental, el valor se puede diferenciar en dos tipos: el valor profundo “held value” y el valor asignado.
En esta sección se provee una aproximación a las definiciones usadas en la revisión de la literatura, y se describen las distintas formas en que el concepto de valor social puede ser operacionalizado en el marco de los servicios ecosistémicos. A partir de la revisión desarrollada se consideran diversos términos para referirse al valor social, como se muestra en la Tabla 1.
Término empleado | Definición | Autor |
---|---|---|
Valor social | “Aquellos valores asignados por las personas a lugares en el mundo, expresados como preferencias no-monetarias.” | Bagstad et al., 2016: 2006 |
“El valor agregado de la sociedad, o en términos operacionales, valor individual de los SEC agregados a una escala social.” | Raymond et al., 2014: 146 | |
Valor sociocultural | “Significados que son percibidos (como pensamientos, sentimientos, memorias y motivaciones -asociadas a un lugar específico-) y valores que los individuos, grupos sociales y comunidades tienen hacia la naturaleza y los ecosistemas.” | Kati y Jari, 2016: 538 |
Valor social de los servicios ecosistémicos | “El valor social por los servicios ecosistémicos es definido como la cualidad percibida del ambiente natural que provee beneficios (ej. Recreación, estético, espiritual) para apoyar el bienestar humano.” | Van Riper et al., 2012: 164 |
Sigue definición de Van Riper et al. (2012) | Brown, 2013 | |
“Valor asignado por la sociedad, o en términos operacionales, valor individual de los SEC agregados a una escala social.” | Raymond et al., 2014: 146 |
Tipos de valor social y su relación con los servicios ecosistémicos
El valor profundo hace referencia al sistema de creencias construido tanto a nivel personal como social, y por lo tanto se asocia a todos aquellos modos de comportamiento y cualidades que se relacionan con los valores e ideales que definen la preferencia por un modo particular de conducta o “modos deseables de conducta”, como la honestidad; o por un estado de existencia particular como la libertad (Brown, 1984; Nahuelhual et al., 2016; Van Riper y Kyle, 2014).
El valor surge de una relación de preferencia entre el sujeto y un objeto que se ve influenciada por el valor profundo del sujeto y determina la importancia relativa del objeto, resultando en que diferentes objetos tengan una importancia diferente; esta importancia es el valor asignado (Brown, 1984).
El valor asignado no es una característica propia del objeto, sino el posicionamiento de un objeto con respecto a otros, por lo que en el marco de los servicios ecosistémicos el valor puede definirse como la cualidad percibida de un ambiente que provee de beneficios materiales e inmateriales a las personas (Van Riper y Kyle, 2014). Bajo esta perspectiva, el valor asignado puede dividirse en dos grandes categorías: valores monetarios y no monetarios ( Klain y Chan, 2012). Sin embargo, en un examen detallado Van Riper y Kyle (2014) describen una tipología para el valor asignado de la naturaleza que incluye estéticas, diversidad biológica, cultural, económica, futuro, intrínseca, aprendizaje, soporte de la vida, espiritual, recreativo, terapéutico, científico. Esta tipología muestra una relación con los distintos tipos de servicios ecosistémicos de tipo cultural, y en ella se evidencia una de las formas en que las personas interactúan con el ambiente, afianzado por el rol que tiene el valorar en la forma en que las personas se involucran con asuntos de conservación y provee una conexión natural entre un lugar y la toma de decisiones (Costanza, 2017).
Lo anterior deja ver la existencia de un criterio claro en cuanto a la forma de conceptualizar el valor social, lo cual constituye un aspecto de relevancia para poder hacer un abordaje coherente y consistente del mismo, y que luego permita su mapeo de forma efectiva. Sin embargo, para que eso sea posible, primero es importante entender cómo se construye este valor; en tal sentido, Van Riper y Kyle (2014) explican que el valor social, al estar asociado con las interacciones entre la sociedad y la naturaleza, puede entenderse como una construcción social, y por lo tanto la visión de mundo que tengan los individuos es determinante en la asignación de valor. Estos autores parten de la premisa de que las distintas visiones de mundo pueden alterar la forma en cómo se le asigna valor a los servicios ecosistémicos, por lo que, al analizar las interacciones entre el ser humano y la naturaleza, se hace en el marco de un espectro del valor profundo que va del antropocentrismo al biocentrismo. Con base en dicho espectro, los intereses varían entre los distintos actores clave dentro de un mismo contexto.
Esta forma de posicionar el valor social revela la necesidad de hacer una distinción entre ambos tipos de valor para poder entender la forma en que el valor social es construido, y entender los factores que influyen en que las interacciones sociedad-naturaleza se enmarquen en un punto determinado del espectro del valor profundo expuesto anteriormente. En este sentido, adquiere relevancia el abordaje desde el marco de trabajo de los servicios ecosistémicos, pues permite reconocer la dependencia de la sociedad humana de los ecosistemas naturales al conectar los beneficios antropogénicos con aspectos biofísicos (Loc et al., 2018) al suponer que la forma en que se construye el valor social moldea las interacciones que se dan entre la sociedad y la naturaleza ya que, dependiendo de la posición dentro del valor profundo, el mapeo del valor social en el marco de los servicios ecosistémicos podrá enfocarse en favorecer la provisión de múltiples servicios a partir de un mejor entendimiento del contexto socioecológico.
El mapeo del valor social como herramienta para la gestión ambiental
Las visiones de mundo pueden potenciar la provisión de múltiples servicios ecosistémicos. Una de las formas en la que esto es posible es a partir de los servicios culturales, que si bien se posicionan en gran medida dentro de un espectro antropocéntrico por la connotación sociocultural de los mismos, su inclusión dentro de los procesos de planificación y gestión ambiental favorecería estrategias de conservación biológica en los ecosistemas a los que dichos servicios están asociados, fomentando políticas integrales de gestión ambiental con mayores probabilidades de efectividad.
En 2012, Klain y Chan desarrollaron un protocolo de entrevistas para el mapeo de servicios ecosistémicos culturales, encontrando que aquellas áreas con mayor belleza natural, vida silvestre y herencia cultural son asignadas con un mayor valor por las personas. Estos resultados revelan la importancia del mapeo del valor social como herramienta para la identificación de áreas prioritarias para la conservación, simultáneo con áreas de un alto valor social, facilitando la aplicación de políticas que reconozcan ambos elementos. De hecho, varias de las investigaciones identificadas en la presente revisión, al abordar distintos usos y aplicaciones, destacan la importancia del mapeo de los valores sociales en el marco de los servicios ecosistémicos como apoyo en la toma de decisiones (Brown, Pullar y Hausner, 2016; Brown, Hausner y Lægreid, 2015; Brummer et al., 2017; Bryan et al., 2013; Kati y Jari, 2016; Makovníková et al., 2016)
Sin embargo, las metodologías para mapear el valor social aún deben mejorarse, ya que en las investigaciones desarrolladas por Nahuelhual et al. (2016) a partir de narrativas, si bien logran identificar una diferenciación entre el valor asignado y el valor profundo, se observa que en el ejercicio de mapeo de ambos tipos de valor dicha diferenciación no se ve reflejada, debido a que el modelo típicamente empleado queda restringido al mapeo de los valores asignados de un objeto en el paisaje. Por lo que, a partir de un análisis crítico, explican las limitaciones prácticas del mapeo del valor social, con el propósito de tener un mejor entendimiento de la incorporación de este concepto en el marco de los servicios ecosistémicos.
De las distintas líneas metodológicas empleadas para el mapeo del valor social en el marco de los servicios ecosistémicos, se observó una clara predominancia de las metodologías empíricas y participativas, identificándose 17 artículos en los que se abordaban estas metodologías para el mapeo del valor social, que al no ser mutuamente excluyentes pueden ser combinadas (Tabla 2). De hecho, en torno al mapeo del valor social existe una dominancia de metodologías combinadas, lo cual responde a la necesidad de entender la complejidad que supone posicionar la construcción del valor social de la naturaleza. Esto refleja además la relevancia de la participación en la captura del valor social. Sin embargo, como se planteará más adelante, el grado de participación con el que se aborde el mapeo del valor social ofrece en mayor o menor medida un mejor entendimiento de las dinámicas subyacentes que determinan la construcción del valor profundo.
Autor | Tipo de metodología participativas para el mapeo |
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Mapeo participativo |
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SIG para la participación pública |
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SolVES |
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Modelaje participativo |
En este sentido, como afirma Davies et al. (2015), haciendo énfasis en distintos aspectos de la participación y su importancia en la incorporación de los valores sociales en los procesos de gestión, y al estar conectados a las actividades desarrolladas o a las aspiraciones de la sociedad, su consideración en el marco de los servicios ecosistémicos puede traducirse en prácticas que impactan las funciones de los ecosistemas.
Líneas metodológicas para el mapeo del valor social
Se identificaron cuatro grupos de métodos participativos para el mapeo del valor social. Esto incluye mapeo participativo, SIG para la participación pública, SolVES y modelaje participativo. Estos grupos de métodos describen la evolución de la temática aquí analizada, y todos ellos aplican metodologías participativas para la identificación de los valores sociales, entre las cuales se encontró la aplicación de entrevistas (semiestructuradas, abiertas y narrativas), cuestionarios (cara a cara y en línea) y procesos de mapeo participativo. Cabe mencionar que en documentos en los que se empleó más de un método se considera sólo el primero para la clasificación (Tabla 2).
Mapeo participativo
En lo referente al mapeo participativo se identificaron tres trabajos (uno en 2012, uno en 2016 y uno en 2017). Dicha técnica frecuentemente representa los distintos entendimientos sociales y culturales del paisaje, y se ha extendido con múltiples variantes y aplicaciones, no sólo en la gestión de recursos naturales sino por su utilidad para representar especialmente el valor social de los servicios ecosistémicos. Esta técnica de mapeo ofrece la posibilidad de aplicar un paradigma de valoración de los servicios ecosistémicos basado en el lugar contrario al paradigma basado en la economía (Brown, 2013).
SIG para la participación pública
Con la incorporación de tecnología geoespacial para apoyar la participación pública surge el SIG para la participación pública (PPGIS por sus siglas en inglés, Public Participatory GIS), técnica que en lo relativo al mapeo del valor social de los servicios ecosistémicos es la más relevante de acuerdo con la revisión aquí desarrollada, identificándose nueve estudios entre el 2013 y el 2017 basados en esta aproximación metodológica.
El SIG para la participación pública está siendo ampliamente usado para explorar cómo los valores de las personas son asignados a lugares en el paisaje (Brown, 2013), y otras formas de mapear el valor están siendo incorporadas en los procesos de planificación y gestión (McIntyre, Moore y Yuan, 2008).
SolVES (Social Values for Ecosystem Services)
Otro grupo importante identificado a partir de la presente revisión está representado por seis estudios entre 2011 y 2017 en los que se aborda la aplicación SIG denominada SolVES (Social Values for Ecosystem Services), desarrollada por Sherrouse, Clement y Semmens (2011) para evaluar, mapear y cuantificar el valor social percibido de los servicios ecosistémicos empleando índices de valor no monetarios. Dicha herramienta ha facilitado el mapeo de servicios culturales potenciales en agroecosistemas así como el valor de la biodiversidad en parques nacionales. Sin embargo, los estudios más recientes muestran la utilidad del mapeo del valor social para el desarrollo de políticas efectivas, por lo que se hace énfasis en el desarrollo de investigaciones que relacionen variables biofísicas del paisaje y el valor social para entender la demanda y provisión de los servicios ecosistémicos, facilitando la toma de decisiones. Asimismo, un aspecto relevante en el que destaca la utilidad del mapeo del valor social está en entender algunos conflictos socioambientales en el marco de los servicios ecosistémicos (Brummer et al., 2017; Kati y Jari, 2016).
Modelaje participativo
Aunque sólo se identificaron dos estudios en los que se aplicaba esta metodología, la misma constituye una herramienta complementaria al mapeo participativo que permite modelar escenarios futuros, como es el caso de la red bayesiana que constituye un enfoque de modelaje en inteligencia artificial, basado en estadística bayesiana, que busca proveer un marco de apoyo para la toma de decisiones de problemas que involucran incertidumbre, complejidad y razonamiento probabilístico. Dicho enfoque se basa en la conceptualización de un dominio de modelización.
Las redes bayesianas son paquetes computacionales que facilitan la representación gráfica de una pregunta o problema usando una serie de variables y su distribución probabilística conjunta, capaz de utilizar variables cualitativas y cuantitativas (Davies et al., 2015).
Por tratarse de un modelo que permite la incorporación de los valores de los actores clave en la toma de decisión, así como el creciente entendimiento de las preocupaciones de los actores clave y las características del sistema, Haines-Young (2011) demuestra en su estudio que vincular dicho modelo con herramientas como SIG ofrece la posibilidad de avanzar en la gestión de las complejidades espaciales y temporales asociadas con la evaluación de los ecosistemas.
Paradigmas deliberativo e instrumental
Entendiendo las dificultades que involucra capturar el valor social para su mapeo, los distintos abordajes pueden despejar el camino hacia una metodología capaz de mantener la diferenciación de los distintos tipos de valor social. En este sentido, Raymond et al. (2014) hacen una comparación de los principales paradigmas (deliberativo e instrumental) que dominan en las evaluaciones del valor social para los servicios ecosistémicos, demostrando que no hay un límite claramente definido entre ambos paradigmas, por lo que proponen el paradigma pragmático, que integra algunas de las cualidades de ambos.
En esta misma línea, Haines-Young (2011) explora un enfoque analítico-deliberativo para el mapeo de servicios ecosistémicos, considerando la inferencia bayesiana como una herramienta potente que ofrece la posibilidad de combinar análisis rigurosos con la complejidad interpretativa. Por lo que, en asociación con otras herramientas como SIG, apoyan el análisis multicriterio de los enfoques deliberativos, representando una alternativa para operacionalizar la incorporación del valor social en el marco de los servicios ecosistémicos. Siguiendo un enfoque similar, Loc et al. (2018) aplican técni cas de mapeo deliberativo para capturar el valor social de la abundancia y calidad de servicios ecosistémicos en el paisaje, encontrando que este tipo de técnicas permite facilitar la tarea de mapeo de los participantes, así como el análisis de los datos.
Otras aproximaciones de mapeo del valor social identificadas se focalizan en las preferencias como una aproximación para el mapeo del valor social de los servicios ecosistémicos, particularmente de tipo cultural (Brown et al., 2015; Darvill y Lindo, 2015; De Valck et al., 2016). Este tipo de aproximación, al integrarse con mecanismos ecológicos, permitiría describir las rela ciones que se dan en un sistema socioecológico en específico y como estas relaciones determinan la ocurrencia de desbalances en la provisión de servicios ecosistémicos.
Asimismo, siete de los artículos seleccionados buscan establecer relaciones directas entre los valores sociales y los recursos naturales, aportando una visión más integral de los servicios ecosistémicos, brindando de esta forma un apoyo para la toma de decisiones, así como para el desarrollo de políticas más efectivas (Al-Assaf et al., 2016; Bagstad et al., 2016; Brown, 2013; Brown y Hausner, 2017; Palomo et al., 2014; Van Riper et al., 2012; 2017).
Formas de participación en el mapeo del valor social
La percepción de las personas hacia los servicios ecosistémicos puede ser descrita y reflejada espacialmente a través del mapeo participativo, proceso que involucra, según García-Nieto et al. (2015), la participación de las comu nidades con diferentes niveles de influencia en los procesos de toma de decisión, empoderando de esta forma a los actores clave y generando una visión colectiva de la planificación del paisaje (García-Nieto et al., 2015).
Cada categoría de mapeo se puede asociar con un tipo de paradigma, sea este instrumental, el cual hace referencia a cuando el proceso de mapeo por lo general es individual y con poca participación en la toma de decisiones, o deliberativo, refiriéndose a los casos en los que el proceso de mapeo es grupal y se generan diálogos exponiendo no sólo las preferencias individuales sino comunitarias. En este tipo de paradigma, los actores involucrados en el mapeo tienen por lo general una mayor participación en la toma de decisiones.
En el mapeo del valor social, la participación del público, actores clave o expertos constituye un factor de gran importancia. Sin embargo, la forma en la que dicho proceso de participación se lleve a cabo juega un rol importante en el resultado final del mapeo. La aplicación de metodologías participativas para el mapeo del valor social puede involucrar, en algunos casos, enfoques instrumentales y deliberativos en distintas etapas del proceso de mapeo.
En este sentido, Davies et al. (2015) hacen referencia a una diferenciación importante en lo que se refiere a las categorías de mapeo, ya que de acuerdo con estos autores cuando se trata de la generación de representaciones colectivas, al emplear métodos que involucran individuos, los resultados pueden diferir con respecto a métodos que involucran grupos, y que por tanto son más deliberativos. De esta forma, el paradigma en el cual se desarrolla la investigación puede ser determinante, y debe ir en sintonía con el objetivo del proceso de mapeo. Estos autores exploran, además, distintos métodos de modelaje participativo para integrar el valor social en el marco de los servicios ecosistémicos, demostrando que el modelaje participativo -específicamente el modelaje mediado, mapeo grupal y modelaje mental/conceptual- permite mejorar el marco de los servicios ecosistémicos, el cual si bien provee un enlace entre lo social y lo ecológico ha fallado en considerar el importante rol que juegan las dinámicas sociales en la generación de resultados.
En general, en la revisión de la literatura se evidencia la predominancia de métodos de mapeo participativo, donde el proceso de mapeo es individual y que están enmarcados dentro del paradigma instrumental. Esta serie de estudios busca principalmente relacionar elementos físicos del paisaje con el valor social, como es el caso de quienes buscan identificar la asociación entre los valores ecosistémicos mapeados y las coberturas de suelo, así como identificar qué tipo de valores ecosistémicos pueden ser mapeados. Y es que se ha encontrado una correlación espacial entre múltiples valores de los ecosistemas, lo cual resulta de utilidad para explorar las potenciales asociaciones espaciales entre múltiples valores ecosistémicos agrupados espacialmente y los paisajes físicos (Brown, Hausner y Lægreid, 2015). Sin embargo, para poder capturar el valor profundo que es construido socialmente y permite entender mejor el valor asignado en el que se basan la mayor parte de estas investigaciones, los enfoques deliberativos se aproximan más a poder capturar este tipo de valor.
No obstante, sólo cinco de los estudios analizados se identificaron en el marco de una aproximación dentro del paradigma deliberativo, donde el mapeo es grupal o colaborativo (Brown y Raymond, 2014; Haines-Young, 2011; Kati y Jari, 2016; Palomo et al., 2012; Loc et al., 2018). En esta serie de trabajos los objetivos son más bien de tipo analítico y enfocados al desarrollo de herramientas que sean efectivas a nivel de políticas o que ayuden a promover diálogos inter y transdisciplinarios.
Limitaciones del mapeo del valor social
Las dificultades que supone el mapeo del valor social pueden estar vinculadas a que los servicios ecosistémicos pertenecen a un área dominada por las ciencias naturales, motivo por el que los mismos servicios ecosistémicos culturales han sido poco estudiados, y es que desde las ciencias naturales se da la desconexión con la interacción sociedad-naturaleza, por lo que el abordaje que aquí se está tratando supone la necesidad de aproximaciones interdisciplinarias. Estas dificultades radican principalmente en que, para explicar el valor que la sociedad asigna a la naturaleza así como los beneficios que son percibidos de los servicios ecosistémicos, la mayor parte de las investigaciones se han centrado en el empleo de metodologías empíricas, las cuales incluyen investigaciones de tipo cualitativo o cuantitativo y que permiten obtener un mayor entendimiento a partir de la observación y recolección de datos. Con este tipo de metodologías el conocimiento es adquirido a partir de observaciones del mundo real o a partir de experiencias en situaciones naturales. Asimismo, para la recolección de los datos se aplican principalmente cuestionarios y entrevistas, que son usadas con frecuencia en los casos de estudio como un primer paso para obtener información relativa a las preferencias, beneficios percibidos, áreas de mayor interés o valor, entre otros aspectos.
Las medidas cuantitativas de valor en el marco de los servicios ecosistémicos se han centrado principalmente en aproximaciones psicológicas (escalas psicométricas) y económicas (precio de mercado). En un contexto de conservación de la biodiversidad, por ejemplo, considerar el valor económico del ecosistema ha sido señalado como una estrategia para que algunos tipos de ecosistemas sean incorporados en las agendas de conservación (Richman et al., 2015). A pesar de los riesgos para la conservación que implicaría este tipo de enfoques, también ofrece múltiples ventajas, como es la de impulsar el desarrollo de investigaciones que permitan obtener información necesaria para mejorar la gestión ambiental y asegurar la integridad de los ecosistemas.
Sin embargo, las aproximaciones que están adquiriendo especial atención en los últimos años vienen de la sociología y la antropología, que al emplear técnicas cualitativas posibilitan una mayor profundidad en la comprensión del valor particular de una cultura o población. No obstante, limitar las investigaciones del valor social en el marco de los servicios ecosistémicos a este tipo de área de trabajo dificulta la generalización, que puede tener una importancia relevante en los procesos de toma de decisiones y gestión de paisajes naturales (Ives y Kendal, 2014).
Oportunidades para el mapeo del valor social
Klain y Chan (2012) identifican como un creciente campo de trabajo las investigaciones en torno a la valoración del paisaje, identificando como una oportunidad incluir la valoración de los servicios ecosistémicos culturales en la planificación a través de métodos como el protocolo de entrevista pro puesto por dichos autores. Resulta importante considerar diversos puntos de vista para informar la toma de decisiones en torno a la gestión de recursos, y esclarecer las relaciones conceptuales y empíricas entre múltiples conceptos de valor (Van Riper y Kyle, 2014).
Otra forma de considerar el valor social puede ser a través del valor de transferencia espacial como un método indirecto de estimación de valor, el cual involucra la descripción de las asociaciones espaciales entre los servicios ecosistémicos culturales y el paisaje físico en un área, y luego aplicando estas asociaciones a otras áreas o regiones (Brown, Pullar y Hausner, 2016).
En el trabajo más reciente de Loc et al. (2018) se propone una metodología para el mapeo del valor social, considerando la complejidad de las técnicas empleadas en el mapeo participativo para analizar los datos recolectados. Estos autores emplean tablas de contingencia para colectar el valor asignado por las personas a los servicios ecosistémicos, lo cual supone una ventaja al momento de analizar estadísticamente los datos, reduciendo la carga de trabajo en el procesamiento de los datos. Es importante reconocer que, si bien la percepción de las personas sobre los servicios ecosistémicos no necesariamente puede ser traducida, por ejemplo, en mediciones ecológicas, si da un entendimiento de como las personas interactúan con el ambiente en su vida diaria.
Conclusiones
Las investigaciones aquí consideradas revelan que el valor social constituye un aspecto de utilidad para tener un mejor entendimiento de las dinámicas sociobiofísicas en un lugar determinado, donde interactúan aspectos biofísicos propios del paisaje y aspectos sociales que surgen de la interacción de las personas con dicho paisaje. Teniendo esto en cuenta, incorporar este aspecto en el mapeo de servicios ecosistémicos ofrece la oportunidad de mejorar los procesos de gestión ambiental y apoyar una toma de decisiones mejor informada, lo que reduce la probabilidad de problemas o conflictos locales y sus consecuencias sobre el ambiente. Sin embargo, queda claro que no existe una metodología extensiva o estandarizada para su incorporación, principalmente porque estos dos elementos que describen la dinámica sociobiofísica son abordados predominantemente de forma aislada, y si bien muchas metodologías intentan hacer abordajes más integrales, en su aplicación quedan cortas en la consideración de las distintas complejidades.
Es por ello que ha aumentado la inclusión del valor social en las investigaciones desarrolladas dentro del marco de los servicios ecosistémicos, pues su consideración durante los procesos de mapeo permite identificar elementos que de otra forma serían invisibilizados, pero que tienen un rol importante en la efectividad de políticas públicas. Si bien el mapeo del valor social presenta dificultades metodológicas, el abordaje interdisciplinario y transdisciplinario permite sortear muchas de las dificultades que se presentan. La integración de múltiples disciplinas favorece la búsqueda de mejores formas de abordar simultáneamente en el mapeo de servicios ecosistémicos tanto las variables biofísicas como el valor social, y con ello se esclarecen estrategias para mapear los servicios ecosistémicos de tipo cultural.
El mapeo participativo bajo el paradigma deliberativo ofrece múltiples posibilidades que deben ser profundizadas en futuras investigaciones para mejorar la forma en que se captura el valor social de los servicios ecosistémicos, más que como una medida de valores ecológicos del ecosistema, para entender las dinámicas que determinan la construcción del valor profundo como base para el desarrollo de políticas que respondan adecuadamente al aseguramiento de servicios ecosistémicos al promover la concientización en tre la sociedad.