Una lengua particular está conformada por conjuntos de vocablos estructurados de acuerdo con códigos que el hablante utiliza en función de sus necesidades y de cada situación comunicativa. Hablamos de lenguaje de especialidad (o de lenguajes especializados) para referirnos al conjunto de códigos -parcialmente coincidentes con el código de la lengua común- caracterizado por peculiaridades propias y específicas de cada ámbito, incluso el conocimiento no científico cuenta con su propio código.
Uno de los puntos que permite establecer diferencias claras entre el lenguaje común y el especializado es el uso de un conjunto de términos ligados a una conceptuación específica. En el área de las disciplinas que se encargan del estudio de la información, particularmente de la bibliotecología, el interés por el estudio del lenguaje no es nuevo; en 1956 en México Juan Bautista Iguíniz señalaba sus inquietudes sobre la necesidad de analizar los significados y términos bibliotecológicos. Esfuerzos como el de Iguiñiz y Buonocore permitieron el desarrollo de diccionarios, que a pesar de que tienen bastante tiempo de existencia, siguen siendo fuente de consulta.
En un segundo momento, los acercamientos al lenguaje de la bibliotecología han sido mediante planteamientos conceptuales globales, en los que se ha tratado de analizar los conceptos incluso de acuerdo a las especialidades de la bibliotecología o al entramado conceptual de las disciplinas que estudian la información. En esa vertiente se encontraría el libro que nos ocupa en esta reseña.
En la introducción de la obra El problema del lenguaje en la bibliotecología/ciencia de la Información/documentación. Un acercamiento filosófico-teórico, Miguel Ángel Rendón Rojas, coordinador de la obra, menciona que es el segundo producto de una investigación colectiva e interinstitucional intitulada Un análisis teórico-epistemológico de la Bibliotecología y Estudios de la Información. Unidad en la diversidad: Bibliotecología, Documentación y Ciencia de la Información. Esta investigación -menciona- arrojó como primer resultado la obra El objeto de estudio de la Bibliotecología/Documentación/Ciencia de la Información. En ella los participantes se plantearon abordar el problema del objeto de estudio de la disciplina y se identificó la diversidad de visiones así como los principios comunes entre bibliotecología, documentación y ciencia de la información.
En este segundo producto colectivo se retoma la parte conceptual de las áreas analizadas en la obra antes mencionada; sobre este cometido, Rendón Rojas plantea algunas preguntas: ¿cuáles conceptos representan las categorías más importantes y cuál es su contenido? ¿Cuáles son las causas que originan la diversidad terminológica y conceptual en la bibliotecología?
Estas interrogantes marcan el rumbo de los capítulos que estructuran la monografía, aspecto que no es tarea fácil, en tanto que además de dilucidar sobre su área de origen, cada autor toma en cuenta las demás posturas. Asimismo, en la obra se muestran la complejidad y el disenso respecto al lenguaje de las disciplinas que estudian la información, al grado de que se analiza la archivonomía, la ciencia de la información y la bibliografía.
En el primer trabajo, "Filosofia da linguagem e Ciência da Informação na América Latina: apontamentos sobre pragmática e linguagem ordinária" ("Filosofía del lenguaje y Ciencia de la Información en América Latina: apuntes sobre pragmática y lenguaje cotidiano"), escrito por el profesor Gustavo Saldanha, investigador del Instituto Brasileño en Ciencia y Tecnología, y por la doctora Luciana Gracioso, profesora de la Universidad Federal de San Carlos, se reflexiona sobre la epistemología de la ciencia de la información mediante la identificación de los autores latinoamericanos que han analizado este aspecto y se reconocen sus influencias teóricas. Para ello los autores siguen un método de estudio bibliográfico, que permite identificar a los epistemólogos, y se usa la hermenéutica para interpretar el escenario de su pensamiento. Los datos que se analizaron arrojaron dos grupos de autores: los del llamado "post-estructuralismo" y los del "pragmatismo", en donde se distinguen especialistas de Brasil, México y Colombia.
Este primer capítulo de la obra refleja datos interesantes no sólo para científicos de la información, sino para reflexionar hacia el interior de diferentes comunidades epistémicas como la que se aglutina en derredor de la bibliotecología.
El segundo capítulo se titula "Principales denominaciones que se utilizan para nombrar los conceptos de la bibliotecología/documentación/ciencia de la Información", de la autoría de Agustín Gutiérrez Chiñas, profesor de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Aquí el autor pretende ubicar los principales términos con los que se representa a los conceptos de la bibliotecología/documentación/ciencias de la información.
Como marco para esta ubicación de términos, Gutiérrez Chiñas da un marco general en donde asevera que "la herramienta básica que cualquier idioma utiliza para establecer uniformidad y homogeneidad en el significado de cada una de las palabras que lo conforman se llama diccionario" (p. 35) y más adelante dice que "los significados registrados de cada palabra en el diccionario oficial de un idioma, en general, han sido aceptados en consenso por los miembros de una organización académica del idioma en cuestión" (p. 36). Lo que no queda claro, o al menos no se deja así, es si el autor considera que el diccionario de especialización se constituye y elabora de la misma manera que un diccionario sobre un idioma, situación con la que yo diferiría.
Básicamente el autor utiliza como base de su análisis de términos especializados en bibliotecología, documentación y ciencia de la información, la derivación de raíces griegas y latinas y concluye entre otras cosas que es necesario "rescatar el uso de los conceptos y de las ideas representadas en las radicales de las palabras que representen de manera sencilla y clara el significado que se quiera dar a cada uno de los términos [...]" (p. 44).
Si bien a simple vista esta propuesta puede parecer acertada, yo tengo al menos la siguiente objeción. Además de que el autor se concentra en la definición de forma pragmática, pues utiliza como base los vocablos que aparecen en planes de estudio, los términos bibliotecológicos derivados de raíces han suscitado diversas críticas tanto en torno a su formación como a su significado. Vuelvo a citar a Juan B. Iguíniz, quien en su artículo "La unificación de la terminología bibliotecológica y bibliográfica" afirmaba que, por ejemplo, el término hemeroteca está mal formado, pues en sentido estricto debería ser "efemeroteca", del griego ephemeris y theke. Pese a ello, decía, la palabra ha formado parte de nuestro lenguaje. Ante esto, Iguíniz aconsejaba aclarar los términos de nuestra especialidad pues "muchos de ellos son imprecisos, erróneos y se prestan a confusión". 1
Esta problemática se ve reflejada de manera muy clara en el análisis que hace Silvana Elisa Cruz Domínguez, profesora de la Universidad Autónoma del Estado de México, en el capítulo "La archivística: entre palabras, vocablos y términos". Allí la autora discute sobre algunos términos que derivan del concepto de archivo y otros términos relacionados, entre ellos "preservación". Resalta su énfasis en la importancia de ubicar estos términos en un marco interdisciplinario, lo que me parece interesante.
Finalmente se encuentra el capítulo "La bibliografía: materiali per un esame comparato dei termini fondamentali" ("La bibliografía: materiales para un estudio comparativo de los términos fundamentales"), escrito por Andrea Capaccioni, de la Universidad de Perugia, Italia. En este texo se hace una revisión de las acepciones del término "bibliografía" a partir de algunas obras de consulta y léxicos en bibliotecología, documentación y ciencia de la información. De estas fuentes la autora desprende los listados de términos relacionados con el área de la bibliografía. Quizá hubiera sido interesante analizar el término en conjunto con obras representativas que tratan el análisis de la bibliografía y que de hecho dieron pauta para la constitución de escuelas o corrientes bibliográficas a nivel internacional, como es el caso de la vasta obra de Alfredo Serrai 2 y el libro de Robert Harmon (Elements of bibliography: a guide to information sources and practical applications), que seguramente muchos conocen y que sin lugar a dudas daría pauta para un análisis más detallado y sobre todo a reflexionar a la luz del contexo actual en esta área. En general el texto puede servir para la formación ya que condensa conceptos básicos de la bibliografía.
Estos son, a grandes pinceladas, los contenidos que se desarrollan en la obra El problema del lenguaje en la bibliotecología/ciencia de la Información/documentación. Un acercamiento filosófico-teórico. Sería interesante que el lector se acercara a ella para discernir, conocer, alimentar su conocimiento en cuanto a lo que encierra el estudio conceptual de nuestra disciplina.