Introducción
En la actualidad la producción científica española del profesorado universitario se encuentra sometida a la evaluación llevada a cabo por dos agencias: ANECA y CNEAI. Mientras que la primera de ellas se centra en los procesos de acreditación para acceder a figuras contractuales (Ayudante Doctor y Contratado Doctor) o funcionariales (Titular y Catedrático) de la carrera académica, la segunda se ocupa, en principio, de reconocer la labor investigadora dentro del sistema público en los tramos comúnmente denominados sexenios. No obstante, pese a que el objetivo de esta evaluación es reconocer a los investigadores en función de su productividad científica, en la actualidad está pasando a tener un carácter acreditativo para el profesorado que ya forma parte del sistema de investigación público, puesto que se está exigiendo justificar la dedicación a la investigación por medio de estos tramos de investigación.
Ante este panorama de continua evaluación de la función investigadora, cabe reconocer que la importancia de estas agencias y los criterios que establecen para determinar si la investigación realizada es válida y suficiente es fundamental, sin entrar a valorar críticamente lo que ello implica. Por lo tanto, los datos publicados oficialmente acerca de estos criterios suponen un punto de partida necesario para garantizar que se reconozca esta parte del trabajo del profesorado.
Los criterios utilizados por estas agencias se concentran principalmente en valorar la actividad investigadora por medio de las publicaciones en revistas científicas (ANECA, 2007, 2008), sobre todo aquéllas consideradas como de mayor prestigio por estar incluidas en determinados índices, como Journal Citation Reports (JRC), y bases de datos, como Web of Science (WoS), que incorporan bases de datos específicas de ciencias experimentales (SCI), ciencias sociales (SSCI) y ciencias humanas (AHCI), desarrollados y pensados para medir una serie de indicadores de la producción científica en el ámbito de las ciencias experimentales. Estas fuentes de información acerca de la producción científica forman parte de la plataforma ISI Web of Knowledge (WOK), propiedad de la empresa Thomson Reuters en la actualidad, de ahí que coloquialmente se suela hablar de "revistas ISI". Como consecuencia, la aplicación de estos criterios supone un problema cuando se evalúa la producción científica en los campos de conocimiento de las Humanidades, donde no existen los mismos indicadores para la mayoría de revistas científicas, se publica una buena parte de la producción en forma de libros, capítulos de libro y comunicaciones en congresos y no existe un consenso tan claro a nivel cuantitativo como en el caso de las ciencias experimentales por lo que toca a los criterios que determinan la calidad de la investigación que se publica. Además de la desigualdad en los criterios de inclusión en estas fuentes desde los distintos campos, las limitaciones por cobertura geográfica también hacen que las revistas procedan mayoritariamente del ámbito anglosajón, lo que perjudica la producción científica de territorios menos representados, como en el caso español (Borrego y Urbano, 2006).
Si bien es cierto que, como analizamos más adelante, tanto ANECA como CNEAI han intentado adaptar parte de los criterios a los indicadores de calidad existentes en las Humanidades, los principales avales (o criterios que más pesan cuantitativamente) siguen siendo los artículos publicados en revistas de reconocido prestigio según el criterio general de si una revista se encuentra indizada en las fuentes ISI o no.
Ante esta situación, el ámbito de las Ciencias Humanas en España ha intentado paliar este problema, tanto por parte de los comités editoriales de las revistas españolas -que intentan que sus revistas cumplan con el mayor número de criterios- (Franco Aixelá, 2012) como por medio de proyectos e iniciativas de grupos de investigación dedicados a evaluar la investigación. Fruto de estos esfuerzos son los resultados que persiguen mejorar la visibilidad y el impacto de las revistas científicas españolas en Ciencias Humanas y Sociales (Giménez-Toledo, 2011), como bases de datos (DICE o CARHUS), plataformas (RESH o MIAR) o clasificaciones de revistas científicas (CIRC o IN-RECH).
A continuación examinamos los principales criterios establecidos para evaluar la investigación en Humanidades que hacen las agencias de evaluación mencionadas anteriormente y los criterios que definen para valorar el impacto de las revistas científicas. Comentamos también algunas propuestas de evaluación de las revistas más enfocadas a las Humanidades. Posteriormente, nos centramos en los indicadores de calidad utilizados y cómo afectan, en concreto, al área de conocimiento de Traducción e Interpretación (TI). Finalmente discutimos los aspectos a tener en cuenta para adaptarse al sistema de evaluación actual y algunas de las posibles alternativas que mejoran la visibilidad y evaluación de la producción científica de las Humanidades y de la Traducción e Interpretación en particular.
Criterios de evaluación en humanidades
Los criterios exigidos por las agencias de evaluación se publican en los documentos oficiales correspondientes a los programas definidos por éstas o en los boletines oficiales donde se anuncian las convocatorias.
Criterios de ANECA para la evaluación de las publicaciones científicas
En el caso de ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), los criterios que examinamos se encuentran definidos en los documentos "Principios y orientaciones para la aplicación de los criterios de evaluación" del programa PEP, para figuras contractuales (ANECA, 2007), y del programa Academia, para figuras de Titular y Catedrático/a (ANECA, 2008).
En primer lugar, se identifican una serie de criterios de aplicación general a todas las áreas de conocimiento para medir la actividad investigadora por medio de publicaciones en revistas científicas y se establecen dos niveles de reconocimiento:
Publicaciones científicas en revistas indizadas con índice de calidad relativo.
Publicaciones científicas no indizadas o sin índice de calidad relativo.
El primer grupo incluye como revistas de reconocido prestigio aquellas incluidas en los listados por ámbitos científicos del Journal Citation Reports (JCR), del Science Citation Index (SCI), del Social Sciences Citation Index (SSCI) y del Arts and Humanities Citation Index (AHCI); es decir, las llamadas "revistas ISI", además de mencionar otros listados como Philosopher's Index o Répertoire Bibliographique de Louvain. Los subcriterios definidos para valorar las publicaciones de este grupo son el índice de impacto (a pesar de que este indicador sólo está disponible en JCR y el resto de listados simplemente enumeran las revistas incluidas en cada ámbito), el lugar que ocupa la revista en el conjunto de las que corresponden a un mismo ámbito de conocimiento (de nuevo, el único listado que ordena en función de criterios de valoración es el JCR, puesto que el resto de listados siguen un orden alfabético por nombre de la revista), el número de autores, la posición que ocupa entre ellos el solicitante, el tiempo transcurrido desde la lectura de la tesis doctoral y la coherencia de una línea de investigación bien definida y mantenida a lo largo del tiempo. Cabe destacar, además, que el principal índice de referencia, JRC, sólo incluye revistas de las Ciencias Experimentales (JCR Science Edition) y las Ciencias Sociales ( JCR Social Sciences Edition).
Toda aquella producción científica no incluida en "revistas ISI" forma parte del segundo grupo de reconocimiento, más concretamente, se especifican los siguientes tipos de publicación:
Artículos publicados en revistas no indizadas o sin índice de calidad relativo, de prestigio en la especialidad.
Artículos de divulgación científica.
Artículos publicados en revistas profesionales.
Fichas de catálogos y voces de diccionarios y enciclopedias.
En estos casos, para determinar el valor de la producción no existen subcriterios objetivos de aplicación general que se consideren "indicios de calidad" y vayan más allá de la inclusión de las revistas en bases de datos propias de cada campo del saber o de referencia general en el ámbito geográfico español, como la base de datos dice, que evalúa y clasifica las revistas científicas españolas en Humanidades y Ciencias Sociales. Lamentablemente, este indicador de calidad está en peligro en la actualidad, puesto que desde febrero de 2013 ha dejado de actualizarse al perder la financiación estatal que hacía posible su desarrollo.
Como ya hemos comentado en la introducción, las bases de datos de la WoS se crearon a partir de un modelo de evaluación de la actividad investigadora para los ámbitos de las ciencias experimentales, donde un gran número de revistas contaban con indicadores cuantitativos como los que utiliza el índice JCR. Como consecuencia, la cobertura de revistas científicas es muy desigual entre los ámbitos de las Ciencias y las Humanidades, o incluso las Ciencias Sociales. La Figura 1 muestra el número de revistas en cada una de las bases de datos de la WoS y en ella se puede observar que del total de re-vistas incluidas en la WoS sólo un 13 % corresponde a Humanidades (AHCI), mientras que las revistas del ámbito de las Ciencias Experimentales (SSCI) representa un 64 % del volumen total.
En un intento por paliar los problemas originados al utilizar los criterios de revistas ISI para evaluar la producción científica en Humanidades, ANECA incorporó una serie de criterios específicos para el campo de las Humanidades: los denominados indicios de calidad (ANECA , 2007, 2008). Para la producción publicada en forma de artículos de revista se considera poseedora de más calidad la que se encuentra incluida en una serie de bases de datos 1 y la que, como ya se indica en los criterios generales, está incluida en la base de datos DICE para el caso de las revistas españolas. En el caso de que no se encuentren incluidos en estas bases de datos, también se consideran indicios de calidad que las revistas cumplan los siguientes criterios: la existencia de evaluación externa por pares, que dispongan de un comité científico internacional, que publiquen un porcentaje elevado de artículos cuyos autores no mantengan vinculación directa con la revista a través del consejo de redacción o de la institución editora, que tengan una periodicidad y una antigüedad superior a tres años, que contengan exclusivamente trabajos de investigación, que aparezcan reseñadas en los repertorios y boletines bibliográficos más vinculados a su especialidad y que publiquen trabajos en más de una lengua.
Las otras dos formas de publicación habituales en las Humanidades, en relación a contribuciones a congresos y libros o capítulos de libro, también se tienen en cuenta por parte de ANECA en estos criterios específicos de las Humanidades. Se contemplan los trabajos correspondientes a congresos organizados por asociaciones internacionales o nacionales, de periodicidad fija y sede variable, que publican regularmente como libros de actas las contribuciones seleccionadas mediante evaluación externa y de forma completa, siempre y cuando tengan ISBN. En el caso de los libros y capítulos de libro, la calidad viene avalada por el número de citas, el prestigio de la editorial, los editores, la colección en la que se publica la obra, las reseñas en las revistas científicas especializadas, la extensión y las traducciones a otras lenguas. Además, se indica que se valoran preferentemente los libros que tengan ISBN y que se publiquen en editoriales especializadas de reconocido prestigio que garanticen un riguroso proceso de selección y evaluación de los originales.
Criterios de CNEAI para la evaluación de las publicaciones científicas
La CNEAI (Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora) es la agencia encargada de evaluar la actividad investigadora de los funcionarios de carrera que constituyen los cuerpos docentes universitarios (profesores titulares y catedráticos) con el objeto de que les sea reconocido un complemento de productividad (sexenio). Los criterios establecidos a este fin se publican anualmente en el Boletín Oficial del Estado, por lo que en la última convocatoria se aplicaron los criterios publicados en la Resolución del 19 de noviembre de 2012 (BOE , 2012).
En primer lugar se establecen una serie de criterios de carácter general que se aplican a todos los campos del conocimiento. Concretamente, en lo que se refiere a la validez de las aportaciones, éstas tienen que significar un progreso real del conocimiento y no ser trabajos puramente descriptivos o reiterativos de trabajos previos, y además el profesorado solicitante tiene que haber participado activamente y presentar un mínimo de cinco aportaciones. A continuación se matizan los criterios generales para cada uno de los 11 campos de conocimiento, que en el caso del campo 11 (Filosofía, Filología y Lingüística) determinan lo siguiente: que las aportaciones representen algún tipo de avance del conocimiento o una innovación de carácter metodológico, que presenten estudios analíticos y comparados preferentemente frente a los puramente descriptivos, que no sean reiteraciones de trabajos previos a no ser que contengan elementos innovadores, que no exista un número elevado de autores (salvo justificación por complejidad y extensión) y que contengan una serie de indicadores de calidad referentes a las publicaciones en revistas y en libros, los cuales detallamos a continuación.
Además de la inclusión en las bases de datos ISI (JCR, AHCI y SSCI), se valora la inclusión en el listado del European Reference Index for the Humanities (ERIH) de la European Science Foundation (ESF), así como en la base de datos Scopus, y en otras bases de datos nacionales o internacionales (por ejemplo, INRECS, DICE) o en los listados de revistas acreditadas por la FECYT, siempre y cuando cumplan con los criterios de calidad (editorial, científica y de difusión) definidos en el apéndice I de la resolución (Figura 2).
Para los trabajos publicados en libros y capítulos de libro también se valoran los criterios de la Figura 2 y se detallan los siguientes indicadores de calidad: número de citas recibidas, prestigio de la editorial, los editores, la colección en la que se publica la obra, las reseñas en las revistas científicas especializadas, las traducciones a otras lenguas y su inclusión en bibliografías independientes del autor y de su entorno. Además, también se valoran como investigación las ediciones críticas de libros; es decir, aquéllas que presenten un estudio razonado de la fijación del texto, con la correspondiente mención de las fuentes y las variantes textuales.
En el campo de las Humanidades se ha intentado elaborar directrices que permitan clasificar las revistas siguiendo criterios similares a los de la CNEAI. En un informe elaborado por un grupo de trabajo de la FECYT y la ANEP se partió de los esfuerzos parciales, ya realizados por administraciones e instituciones públicas, para reaprovecharlos y determinar criterios de categorización para las revistas científicas españolas de Humanidades que conciernen a su calidad, tanto editorial como de gestión científica, y a su difusión en bases de datos internacionales (Ley y Pérez Sedeño, 2007). En este informe se clasifican las revistas en cuatro categorías (A+, A, B y C) en función de criterios formales o editoriales.
Otros estudios han demostrado que según los índices de calidad que clasifican las revistas españolas en función de su impacto, en el campo de Humanidades en España todavía tienen un peso significativo las revistas situadas en la categoría B (Rodríguez-Bravo, Alvite-Díez y Barrionuevo, 2009).
También cabe destacar otros esfuerzos por aunar criterios, como el realizado por Torres-Salinas et al. (2010), que proponen una clasificación cualitativa de revistas científicas especializadas en ciencias sociales y humanas que integren los indicadores bibliométricos de las diversas bases de datos (Figura 3) y que denominan Clasificación Integrada de Revistas Científicas (CIRC).
Los indicadores de calidad en traducción e interpretación
Al evaluar la productividad investigadora en el área de conocimiento de Traducción e Interpretación, como ocurre de manera generalizada en el resto de las áreas de Humanidades, se presentan dos problemas principales en el sistema de evaluación de publicaciones que hemos comentado: por un lado, la escasez de revistas científicas incluidas en los índices de calidad ISI; por el otro, la utilización habitual de canales de difusión de los resultados de investigación que sean distintos a los artículos de revista, como la publicación de libros, de capítulos de libro o en actas de congresos.
Estudios sobre las revistas científicas en TI
Se han realizado pocos estudios al respecto, pero destacan dos trabajos recientes que se han ocupado del estado de las revistas de TI: uno centrado en revistas españolas (Franco Aixelá, 2012) y otro sobre las revistas de TI incluidas en bases de datos ISI (Rovira Esteva y Orero, 2011).
El estudio de Franco Aixelá parte tanto del trabajo iniciado en el ámbito (Franco Aixelá, 2010) y que se refleja en la base de datos bibliométricos BITRA (Bibliography of Interpreting and Translation), que recopila sistemáticamente la producción en TI, como del hecho de que existen numerosas revistas españolas en el ámbito, lo que es atribuido en parte a la proliferación de universidades en las que se imparten estos estudios (Franco Aixelá, 2012). El estudio analiza los criterios de 19 revistas españolas, desde septiembre de 2011, en las bases de datos DICE, Latindex, CARHUS y ERIH. La principal conclusión del trabajo es la falta de visibilidad internacional y un factor de impacto reducido. Esta falta de visibilidad y la inclusión de las revistas en los índices de revistas internacionales han provocado un mayor esfuerzo editorial por parte de los comités de las revistas españolas del ámbito académico para cumplir con los requisitos formales y editoriales que les permitan ser indizadas (por ejemplo, véanse en la Figura 4 los criterios de calidad editorial de la revista MonTI (Franco Aixelá, 2009) en la base de datos RESH), aunque no ocurre así entre aquellas revistas con orientación más profesional. También destacan otros dos factores clave para favorecer la visibilidad a nivel internacional: la política lingüística de las revistas de TI españolas, que hace que la presencia del contenido en inglés sea inferior al 10 %, y la encarecida recomendación de hacer uso de la publicación de las revistas en línea bajo una política de acceso abierto.
El estudio llevado a cabo por las investigadoras Rovira Esteva y Orero, en colaboración con la Biblioteca de Humanidades de la Universitat Autónoma de Barcelona, analiza algunos parámetros objetivos de las 9 revistas de TI incluidas en las bases de datos AHCI y SSCI (Rovira Esteva y Orero, 2011). Se parte de un análisis de representatividad de las revistas de TI en los índices y bases de datos de evaluación internacionales que se sirve de un listado de 90 revistas de TI, y de otro que amplía este número a 141 con revistas del ámbito de la lingüística y la comunicación. Destaca aquí la baja presencia de revistas de TI en las bases de datos, y en las conclusiones se destaca también el hecho de que la mayoría de las fuentes, entre las que se encuentran las "fuentes ISI", incluyan las revistas de TI dentro de categorías muy amplias (como Filología o Lingüística), por lo que su presencia y peso representativo se diluye en un mar de disciplinas afines, pero considerablemente distintas a la TI. Además, delimitan su corpus a 38 revistas de TI que se encuentran en algunas de estas bases de datos y realizan un análisis más detallado de las 9 revistas de TI que sí están contempladas en esta categoría (Tabla 1). Como resultado se concluye que, pese a la heterogeneidad de criterios de evaluación objetivos y subjetivos, es importante publicar en revistas que estén indizadas y que es necesario contar con listados de revistas que reflejen la inclusión en índices y bases de datos de evaluación.
Aplicación de los criterios de evaluación a TI
¿Cómo afectan los criterios de evaluación al área de TI en lo que se refiere a la publicación de artículos de revistas y libros? Si tenemos en cuenta los criterios de evaluación de las agencias españolas (mencionados en apartados anteriores) y tratamos de aplicarlos a la realidad particular de TI, nos encontramos con que la ya mencionada baja presencia de revistas (en particular españolas) en los índices de calidad y bases de datos de primer nivel supone un importante escollo si se quiere publicar según los cauces de mayor reconocimiento. A pesar de que no existen revistas de ningún área de conocimiento de las Humanidades en el principal índice, JCR, sí se incluyen revistas en las bases de datos AHCIy SSCI, así como en otras bases de datos y listados de menor reconocimiento, como Scopus, Latindex, Dialnet, Redalyc, DICE (Figura 5), RESH y el listado de revistas acreditadas de la FECYT.
El número de citas recibidas por los trabajos publicados en TI es importante tanto para los artículos de revista como para los libros o capítulos de libro. En el primer caso, hay que tener en cuenta que aunque un artículo no esté publicado en una revista indizada en bases de datos de WoS o Scopus, estas bases de datos sí pueden incluir otros artículos con citas a ese artículo. Estas fuentes incluyen funciones de búsqueda de citas, como Cited Reference Search en WoS, o para crear avisos que informen automáticamente a los autores cuando se publica una cita de su trabajo, como las funciones Set alert o Set feed de Scopus. En el caso de los libros, además de las funciones de búsqueda de citas en artículos incluidos en las bases de datos de WoS también se está haciendo cada vez más uso de otras fuentes que contienen información acerca de las publicaciones en forma de libro, como Google Books y GoogleScholar (Torres-Salinas et al., 2009; Kousha et al., 2011).
La producción investigadora publicada en libros o capítulos de libro también está experimentando una mayor atención por parte de grupos de trabajo centrados en la evaluación de la investigación, como es el caso del grupo de investigación EPUC (Evaluación de Publicaciones Científicas), que ha desarrollado SPI Scholary Publishers Indicators in Humanities and Social Science (Giménez-Toledo et al., 2012), un ranking de editoriales basado en la opinión de expertos españoles en Humanidades y Ciencias Sociales. El objetivo de esta herramienta no es ofrecer un ranking de evaluación definitivo, sino realizar una aproximación a la evaluación de la calidad de las editoriales de libros científicos y "ayudar a objetivar la utilización del indicador 'prestigio de la editorial' al que se refieren las agencias de evaluación" (Giménez-Toledo et al., 2012: s. pág.). Para ofrecer esta medida objetiva clasifican las editoriales en un ranking general y otro por disciplinas en dos categorías, "Editoriales españolas" y "Editoriales extranjeras", en función de un valor que han denominado "Indicador de Calidad de Editoriales según los Expertos (ICEE)" y que se calcula a partir de los datos recogidos de investigadores españoles (Figura 6).
Las empresas que elaboran las bases de datos internacionales también parecen estar avanzando en este sentido, como Thomson Reuters que ha incorporado a WoS una base de datos específica para incorporar el contenido de libros académicos: Book Citation Index (BCI). La cobertura de esta herramienta a enero de 2013 es de 30 000 libros de contenido científico incluidos desde el año 2005 y con énfasis especial en Ciencias Sociales y Humanidades. Según un estudio publicado recientemente por el equipo de investigadores del EC3, las cifras correspondientes al área de conocimiento Language & Linguistics son de 760 libros y 10 708 capítulos de libro, con un total de 7 932 citas recibidas (Torres-Salinas et al., 2012). Este estudio destaca varios problemas especialmente importantes en el caso de las Ciencias Sociales y Humanas: 1) la predominante presencia de editoriales comerciales en lengua inglesa (y escasa presencia de editoriales universitarias); 2) la escasa representación de países con un historial considerable en estos campos, como Francia, Italia o Alemania; y 3) la ausencia de las editoriales de mayor prestigio en cada país, como Ariel o Alianza en España, o incluso a nivel internacional, como John Benjamins o Peter Lang (Torres-Salinas et al., 2012).
Adaptación al sistema de evaluación y alternativas posibles
Queda claro que para tener éxito dentro de los sistemas de evaluación de la investigación vigentes es necesario publicar y, a ser posible, hacerlo en revistas científicas que cuenten con los indicadores de calidad prioritarios para las agencias de evaluación. Esto no quiere decir que la producción en otros canales habituales en las Humanidades y la TI no cuenten o vayan cobrando cada vez más peso. De una manera u otra, la exigencia de justificar tanto lo que se publica y dónde se publica como la repercusión científica de esta producción hace que cada vez sea más necesario tener bajo control los mecanismos que nos permitan acreditar el valor de esta producción investigadora.
Necesidad de gestión del impacto científico de la producción investigadora
Este trabajo de control de la producción implica tanto saber si las publicaciones cuentan con el valor añadido de la presencia en índices de calidad de las revistas científicas como hacer uso de aquellos indicadores de calidad que también añaden valor a los trabajos científicos, como el factor de impacto o el número de citas recibidas. En este sentido, conviene tener en cuenta las siguientes prácticas:
Ejercer una vigilancia continuada de las publicaciones para saber si están incluidas en los índices y bases de datos consideradas de calidad por los sistemas de evaluación. Es importante, por tanto, contar con esta información en el momento de la evaluación, pero también si se producen cambios o movimientos en estas fuentes que afecten a las revistas en las que se ha publicado o se va a publicar, o si los criterios exigidos por las agencias de calidad se modifican o amplían su cobertura, sobre todo en lo que respecta a campos como las Humanidades.
Ejercer una vigilancia continuada de citas sobre nuestros trabajos que incrementen su valor añadido (es decir, su impacto). Para ello es práctico hacer uso de los avisos automáticos de las bases de datos de evaluación (mediante el envío de alertas por correo electrónico o la suscripción a canales RSS) y utilizar perfiles investigadores en línea que permitan mejorar la difusión de la producción, como, por ejemplo, los ofrecidos por Researcherid, Academia.edu o Google Scholar.
En caso de contar con publicaciones en revistas que estén incluidas en el JCR, realizar una consulta anual en octubre. El motivo de este momento del año se debe a que este índice se publica anualmente cada junio y se actualiza en septiembre, por lo que es recomendable consultarlo tras esta última modificación por si ha habido salidas o entradas que puedan afectar directa o indirectamente -desplazando a las revistas en las que tenemos trabajos publicados- a nuestras publicaciones.
En caso de contar con publicaciones en el JCR, utilizar convenientemente el Factor de Impacto (FI). Como este indicador se calcula a partir de la media de veces que en un año determinado fueron citados los artículos publicados por esta revista en los dos años anteriores, conviene tener en cuenta el FI del año en el que se publica el artículo, pero también el de los dos años siguientes -si cabe con más razón-, puesto que durante ese tiempo es cuando el artículo publicado está contribuyendo a incrementar el FI.
Destacar si el número de citas es alto en comparación con otros artículos de la revista. En línea con lo expuesto en el párrafo anterior, si un artículo recibe citas es uno de los responsables de que se incremente el FI de la revista, por lo tanto el número de citas respecto a la media de citas de la revista puede ser un dato que dote a una publicación de mayor valor añadido.
Utilizar la posición relativa de la revista en los índices de calidad relativos de la forma más beneficiosa. Además de la posición absoluta de una revista en un índice, los cuartiles en los que se dividen los listados determinan las distintas categorías de las revistas. A pesar de que la mayoría de recursos que ofrecen evidencias de calidad sobre las publicaciones las ordenan en cuartiles, en ocasiones se pide el tercil, por lo que conviene tener esto presente y si no se pide una posición según una división determinada puede interesar utilizar un punto de referencia u otro (cuartil o tercil). Además, conviene tener en cuenta el riesgo que supone la publicación en revistas próximas al límite entre un tercil/ cuartil y otro, y que, por tanto, puedan ser desplazadas por la entrada de otras revistas o cambios en el FI de la misma revista. En este sentido, algunos indicadores como la tendencia del FI pueden darnos pistas acerca de la variabilidad de la posición de cada revista.
También hay que destacar que la publicación en revistas multidisciplinares puede ser una opción más que interesante para la mayoría de investigadores, más si cabe en un ámbito ya de por sí multidisciplinar como es la TI. Pese a este carácter interdisciplinar las revistas de traducción no tienen prácticamente presencia en bases de datos de campos afines de las Ciencias Sociales (Rovira Esteva y Orero, 2012), lo que refuerza todavía más la necesidad de aprovechar canales de publicación de otras disciplinas que cuenten con mayor reconocimiento que los de TI o de Humanidades en general.
Consulta de las bases de datos que se utilizan para evaluar la producción investigadora y de las alternativas posibles
No cabe duda de que si se pretende defender la producción científica ante un sistema de evaluación es necesario saber consultar los índices y bases de datos que nos permitan aportar los indicios de calidad más favorables para nuestros trabajos. No obstante, como en el caso de las Humanidades y de la TI en particular, esto puede resultar un tanto complicado debido a la escasez de lugares en los cuales publicar con indicadores considerados de calidad por las agencias. Por lo tanto no sólo es necesario saber consultar y encontrar la información correspondiente en las fuentes de la WoS, sino también en otras secundarias, como Scopus, o alternativas que puedan ir cobrando cada vez más peso o al menos proporcionen indicadores alternativos que sí recojan la producción investigadora de esta área. Un ejemplo de este último caso podrían ser bases de datos como IN-RECH (Revistas Españolas de Ciencias Humanas), que no contabiliza citas, pero añade valor a los trabajos por estar indizados y distribuir las revistas en cuartiles.
Google Scholar, pese a no contar con suficiente reconocimiento por parte de las agencias de evaluación, puede ser una de las alternativas que cobre mayor fuerza con el tiempo (Cabezas-Clavijo y Torres-Salinas, 2012). De hecho, ya se han realizado propuestas que destacan los beneficios de utilizar este recurso para evaluar la producción (Torres-Salinas et al., 2009). Este grupo de investigadores destaca el potencial de Google Scholar por su amplia cobertura de la producción científica, por la gran capacidad y velocidad de crecimiento que tiene y por contar con la transparencia frente al control como medida de autorregulación.
Otras alternativas para medir el impacto de las revistas de Humanidades también se aprovechan de recursos como Google Scholar con iniciativas como la presentada por el grupo de investigación EC3 mediante la herramienta Journal Scholar. Esta propuesta sugiere una alternativa internacional, gratuita y de libre acceso que permite medir el impacto de las revistas de Arte, Humanidades y Ciencias Sociales (Delgado López-Cózar et al., 2012).
Iniciativas para promover la visibilidad de la producción científica
Finalmente cabe destacar que las prácticas llevadas a cabo por los investigadores deben acompañarse de esfuerzos que permitan incrementar la visibilidad de la producción científica en TI. Un claro ejemplo lo representa la base de datos BITRA, que además de recoger la producción científica del área también lleva un tiempo incluyendo información sobre las citas recibidas (Franco Aixelá, 2012).
De manera más general, la realización de jornadas y congresos centrados en la calidad de la investigación deben continuar impulsando la producción científica en Humanidades, como la I Jornada de revistas científicas de la Universidad de Murcia (2011), la 2ª Conferencia sobre calidad de revistas de ciencias sociales y humanidades (CRECS 2012) celebrada en Valencia el 10 de mayo de 2012 o el x Foro Internacional sobre la Evaluación de la Calidad de la Investigación y de la Educación Superior organizado desde la Universidad de Granada en junio de 2013.
Igualmente, cabe destacar la promoción de publicación científica de acceso abierto como canal de mayor visibilidad, ya que el acceso abierto contribuye decididamente a situar los trabajos en el escenario internacional (Franco Aixelá, 2009, 2012).
Conclusiones
En los procesos de evaluación de la producción científica a los que se encuentra sometida la comunidad académica se valora esta producción, principalmente en función de las revistas académicas en las que se publica. Es decir, prima en qué revista se publica por encima de lo que se publica, además de menospreciar desde el punto de vista cualitativo otros canales de difusión del conocimiento habituales en las Ciencias Humanas, y que en su mayor parte surgen como fruto de investigaciones de largo recorrido, como los libros y las ponencias en congresos.
En este escenario, existen tres indicadores fundamentales que se utilizan para medir la calidad de la producción científica: la presencia en determinados índices y bases de datos publicados por ISI Thomson Reuters, el factor de impacto de las revistas en las que se publica, que determina la posición en los rankings de esta empresa, y el número de citas que reciben los trabajos publicados. En ausencia de estos indicadores, como ocurre para la mayoría de revistas científicas, libros y ponencias en congresos de Humanidades, se tienen en cuenta otros (como la presencia en bases de datos o el cumplimiento de ciertos criterios), pero se les otorga un valor menor en las evaluaciones.
Además, los indicadores como la cantidad de citas que recibe un trabajo en las fuentes ISI se valoran en las Ciencias Humanas del mismo modo que en Ciencias Experimentales: sólo añaden valor las recibidas durante los dos años siguientes a su publicación al considerarse que tras este plazo habrá quedado obsoleto (ventana de citación). Sin embargo, el conocimiento generado en las áreas de conocimiento de las Humanidades (Giménez-Toledo y Torres-Salinas, 2011), como la Traducción e Interpretación (Franco Aixelá, 2012), cuenta con un ciclo de vida más largo y los trabajos suelen seguir siendo válidos y citados después de este plazo, en especial los de carácter teórico.
Como punto y seguido a este trabajo nos planteamos una serie de interrogantes abiertas que puedan permitirnos avanzar en la promoción de la visibilidad de la producción científica en Traducción e Interpretación y el reconocimiento del trabajo de investigación realizado:
¿Existen alternativas posibles? ¿Conviene fijarse en lo que se ha hecho en Ciencias Sociales, con un problema similar, pero más camino andado apoyándose en la Bibliometría?
¿Se debería reivindicar que otras fuentes de indicadores de calidad con mayor cobertura o criterios más afines a las Humanidades (Scopus, Google Scholar, IN-REHS, Latindex...) tengan tanto valor como las "fuentes ISI"?
¿Es necesario adaptarse al sistema y jugar con las mismas reglas que en las Ciencias Experimentales, que claramente no son naturales para el ámbito humanístico, o intentar trabajar en propuestas e iniciativas que luchen por defender la tradición académica de las Humanidades y de la Traducción e Interpretación en particular?
Aunque se intente funcionar como una "ciencia pura", ¿seguirá pesando la perspectiva de que las Ciencias Humanas no generan conocimiento científico? ¿Qué consecuencias puede tener el no considerar la traducción (y la labor investigadora y docente que se realiza en las universidades) como una actividad científico-técnica que produce resultados?