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Investigación bibliotecológica
versão On-line ISSN 2448-8321versão impressa ISSN 0187-358X
Investig. bibl vol.19 no.38 Ciudad de México Jan./Jun. 2005
Reseña
BÁEZ, FERNANDO. Historia universal de la destrucción de los libros: de las tablillas sumerias a la guerra de Irak
por Adolfo Rodríguez Gallardo
México : Debate, 2004. 386 p. (Arena abierta)
Fernando Báez hace en esta obra un recuento a lo largo de la historia, y en diferentes partes del mundo, de los muchos aspectos que han influido en la destrucción de libros, manuscritos, tablillas de arcilla, papiros e incluso inscripciones en muros y otros materiales.
Este recuento no es una narración que tenga un hilo conductor más allá de la destrucción de los libros y materiales documentales, más bien reúne información dispersa y le da sentido para explicar cómo la humanidad en todo momento ha obrado con descuido, por decir lo menos, y ha destruido inmisericordemente muchos materiales escritos cuya conservación resultaría de gran valor para entender mejor nuestra civilización. Porque resulta triste aceptar que la humanidad, en general y en todas partes, carezca de un concepto claro del valor que tienen los escritos y los destruya.
La obra está dividida en tres grandes partes. La primera aborda el tema en el mundo antiguo, el medio oriente, el lugar en donde se ha establecido que surge la escritura y cuenta cómo, desde el inicio de la civilización, fueran varios los motivos que llevaran a la destrucción de información, ya sea por razones políticas, económicas e históricas, o bien culturales y religiosas. Trata también sobre Egipto y su contribución a la cultura mediante la utilización del papiro, de lo delicado que resulta la conservación de éste y de cómo en los distintos periodos se produjeron documentos que por sus características fueron considerados prohibidos y por tanto condenados a la destrucción.
Estudia posteriormente la cultura griega y señala que la mayoría de lo que se produjo en ese periodo ha sido destruido, y puntualiza que cuando hablamos de nuestra herencia cultural griega realmente nos estamos refiriendo a una mínima parte, a aquello que conocemos por la existencia de alguna referencia en los materiales que aún se conservan o que han sobrevivido a la destrucción motivada por la intolerancia política o cultural. En esta parte de la obra es obligado que se aborde la destrucción de la biblioteca de Alejandría y las razones que produjeron esa enorme pérdida de materiales escritos; aunque el autor señala que si bien la destrucción de la biblioteca alejandrina no ha sido la única, sí ha sido desafortunadamente una de las pérdidas culturales más importantes.
De Israel toma el estudio de materiales como los rollos del Mar Muerto y la manera en que se han logrado conservar algunos otros documentos, a pesar de que la destrucción de los escritos ha sido constante en esta cultura como en todas las precedentes. China y Roma también son estudiadas aunque en forma superficial, posiblemente éstas sean las partes en que nos deja una deuda el trabajo de Báez. Aborda a continuación los orígenes del cristianismo y de cómo en él se darán cita dos corrientes opuestas: la primera, que desea que los materiales no cristianos sean destruidos por ser materiales heréticos y que sólo su desaparición justifica la preocupación por ellos, y aquella otra corriente que considera que los materiales no cristianos también forman parte de la herencia cultural de la humanidad y que deben ser preservados, aunque lejos de los ojos de los no especialistas, ya que éstos pueden correr el riesgo de ser contaminados con ideas heréticas.
La segunda parte de la obra cubre el periodo que va de Bizancio hasta el siglo XIX y está compuesta por diversos capítulos que cubren desde los materiales destruidos con el establecimiento del Imperio Romano de Oriente, hasta la existencia de distintos grupos de monjes que guardan los materiales y otros tantos que los destruyen en ese choque de culturas que representa Constantinopla. Se estudia el mundo árabe, y en el capítulo final del libro destaca la gran producción de materiales árabes, pero en este apartado se trata de forma superficial cuál ha sido el papel del libro en la cultura árabe.
Se estudia la destrucción de obras como las de Abelardo y la persecución que se hace del Talmud. Se aborda la destrucción de los escritos prehispánicos de México como una muestra más de la incomprensión del valor cultural de esos materiales y se señala a Zumárraga y Diego de Landa como los más destacados personajes en la desaparición de esos materiales.
Se estudia la labor de la Inquisición, tanto en Europa como en América Latina, y se describe cómo en algunos lugares esta institución jugó un papel destacado en la preservación de la fe cristiana y en otros fue menos rigurosa respecto a la destrucción de los materiales que no habían sido aprobados por ella misma.
Se estudia la labor de la Inquisición, tanto en Europa como en América Latina, y se describe cómo en algunos lugares esta institución jugó un papel destacado en la preservación de la fe cristiana y en otros fue menos rigurosa respecto a la destrucción de los materiales que no habían sido aprobados por ella misma.
La censura inglesa, la revolución francesa y los libros censurados en los Estados Unidos también son analizados en este trabajo.
Concluye la obra con una tercera parte dedicada al siglo XX y a los primeros años del siglo XXI. En ésta se analiza la destrucción de materiales durante diversos periodos históricos: la Guerra Civil española, el terrible episodio de la Alemania Nazi, la revolución cultural China, la dictadura militar en Argentina y las guerras de los Balcanes. Concluye este libro con un estudio de lo sucedido en Irak como consecuencia de la Guerra de los Estados Unidos para derrocar al gobierno de Hussein.
Este trabajo es un estudio dramático de cómo el hombre ha sido y sigue siendo el mayor enemigo de los materiales escritos, y de cómo por diversas razones religiosas, políticas, culturales, ideológicas y otras más, ha destruido una parte de la herencia cultural de la humanidad. El libro es un grito de angustia para que tengamos cuidado con nuestra herencia cultural y no sólo con la de nuestro grupo religioso, étnico o ideológico. Espero que este trabajo pueda ser complementado con estudios más profundos sobre cada uno de los tópicos que trata el autor. Desearía que el autor nos siguiera ofreciendo trabajos sobre el mismo tema y que esta obra fuera el inicio de un estudio más profundo sobre la destrucción de los materiales y de cuál ha sido el impacto que este fenómeno ha producido en la cultura en general.
Por último la obra nos muestra que la tolerancia no ha sido una de las virtudes del ser humano, y pone de manifiesto que en cualquier momento se pueden encontrar individuos o grupos que no valoran con objetividad la gran herencia cultural de la humanidad y que buscan la destrucción de los materiales escritos con propósitos literarios, religiosos, históricos, políticos, científicos y de cualquier orden.
Este libro nos deja la sensación de que los hombres debemos aceptar que todo escrito debe ser preservado independientemente de que estemos de acuerdo o no con su contenido, por el sólo hecho de que forma parte de la cultura universal, de la cual no podemos excluirnos, a riesgo de que al destruir los materiales escritos se dé lugar a una sociedad cada vez más pobre en ideas.
El autor logra con gran acierto crear conciencia en el lector de que la destrucción de los libros nos concierne a todos y de que es responsabilidad de todos prevenir sobre el valor que se pierde con su destrucción.