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Secuencia

versión On-line ISSN 2395-8464versión impresa ISSN 0186-0348

Secuencia  no.98 México may./ago. 2017

https://doi.org/10.18234/secuencia.v0i98.1362 

Artículos

Los paisajes del río São Francisco en las problemáticas del Brasil contemporáneo

The Landscapes of the São Francisco River in Contemporary Brazilian Issues

Elson de Assis Rabelo1 

1Universidade Federal do Vale do São Francisco, Brasil orcid: 0000-0003-2461-6128 elson_rabelo@hotmail.com


Resumen:

Este texto propone un análisis de determinadas cuestiones sociales relacionadas a la construcción de paisajes del río São Francisco, en el Brasil contemporáneo, y sus campos de intereses y conflictos, tales como: el crecimiento de la agricultura irrigada, el cambio programado de la dirección del flujo de las aguas, la contaminación ambiental y la mutación de las prácticas y modos de vida de los grupos sociales tradicionales. A partir de la discusión alrededor de imágenes y discursos sobre los usos técnicos y sociales de la naturaleza, del río y de sus márgenes, tratamos de hacer la discusión sobre la disputa geopolítica por la verdad sobre dichos espacios, en el momento de transformación de la mitología de la “integración nacional” brasileña.

Palabras clave: Río São Francisco; paisajes; Brasil contemporáneo

Abstract:

This paper proposes an analysis of certain social issues related to the construction of the landscapes of the São Francisco River in contemporary Brazil, and their fields of interests and conflicts, such as: the growth of irrigated agriculture, the planned changes to the direction of the water flow, environmental pollution and modifications in the practices and lifestyles of traditional social groups. On the basis of a discussion of the images and discourse on the technical and social uses of nature, the river and its banks, we provide a discussion of the geopolitical dispute over the truth about these spaces, at a time when the mythology of Brazilian national integration is being transformed.

Key words: São Francisco river; landscapes; contemporary Brazil

Los discursos y las imágenes literarias y visuales sobre la naturaleza brasileña estuvieron, en muchos periodos de la historia de Brasil abarrotados de cierto romanticismo propio por supuesto a los momentos en los que fueron producidos, pero capaces de revelar una insistente regularidad en la forma de percibir los espacios y construirlos socialmente. Los repetidos enunciados sobre la tierra “en la que en tanto que se planta todo nace”, de la primera carta escrita a un rey de Portugal sobre el territorio brasileño por Pero Vaz de Caminha, sobre la “cuna espléndida” cantada en el himno nacional compuesto en el periodo imperial, o sobre la “tierra buena y hermosa” de la clásica canción “Acuarela de Brasil” de Ary Barroso de los años 1930 denotan una mirada pacificadora sobre la grandeza geográfica de la nación, la sublimidad harmónica de sus paisajes, la disponibilidad algo edénica de los ríos, selvas, suelos, fauna y flora (Naxara, 2004). Dicha mirada fue a menudo recontextualizada como base para el optimismo de las elites nacionales y del Estado, mientras se borraban las tensiones por el acceso a la tierra, por su posesión, usufructo y significado (Fico, 1997).

Con el río São Francisco, tal naturalización de los espacios no ha sido diferente: este río es el más largo dentro del territorio brasileño, con 2.700 kilómetros de extensión, cruzando los estados de Minas Gerais, en la región Sudeste, y los estados de Bahia, Pernambuco, Alagoas y Sergipe, en la región Nordeste. El río ha sido llamado con los apodos de “río de la unidad nacional” y “río de la integración nacional”, que tienen que ver con una gran dosis de determinismo geográfico desde el siglo XIX, cuando se decía que dichos espacios fluviales eran la “matriz” histórica de la ocupación de las tierras del interior –denominadas “sertões”1–, y el factor simultáneo de desplazamiento y de condensación de poblaciones, de distribución y acumulación de ganado, de alimentos y bienes, o sea, como medio fundamental para que los portugueses pudieran asegurar la conquista entre la costa y la Amazonia. Dichos apodos esconden la dimensión social de los paisajes y su configuración, que estuvo relacionada a la dominación, a la violencia hacia los pueblos indígenas y a los conflictos, como en la constitución de los latifundios y el surgimiento de los poderes locales y su influencia en la organización del Estado nacional (Almeida, 2008; Moraes, 2005).

Un conjunto disperso de textos e imágenes se han producido a través del tiempo sobre todo por el trabajo de ingenieros (como Emmanuel Liais, Richard Burton, Heinrich Halfeld, Theodoro Sampaio, Vicente Licínio Cardoso, Luiz Flores de Moraes Rego, Agenor Augusto de Miranda, Geraldo Rocha, Apolônio Sales, Raimundo Pimentel Gomes, Delgado de Carvalho, Lucas Lopes) y geógrafos (como Orlando Valverde y Jorge Zarur), en sus expediciones de reconocimiento geológico, hidrológico, climatológico o económico y de intervención por medio de construcción de carreteras y telégrafos en los espacios fluviales del São Francisco. Ya sea por las dimensiones descriptivas o narrativas de sus trabajos, se ha construido la idea de que el río fue decisivo para la historia de Brasil, pero todo hubiera ocurrido, en el pasado, como una marcha victoriosa sobre las dificultades naturales, que es como se consideraba a las distancias, a los peligros tropicales y especialmente a los primeros habitantes (Rabelo, 2014).

En este artículo trataremos de discutir determinados aspectos de la configuración de paisajes contemporáneos del río São Francisco, a partir de la problematización de cómo se construyen los espacios en la sociedad, trayendo cuestiones referentes a sus usos sociales y a su construcción en el lenguaje y en las prácticas. De acuerdo con la historiografía brasileña contemporánea y en diálogo con la geografía, consideramos que los enunciados originados en los campos autorizados de saber y las técnicas inversionadas sobre los espacios, por distintos agentes sociales, son componentes de dicha construcción, así que, más allá de hacer mirar y planear los paisajes, son esas prácticas que constituyen los paisajes en espacios sociales (Albuquerque, 2006; Arruda, 2008; Maia, 2008; Santos, 2009).

El concepto de paisaje nació como género visual en la pintura y fue capturado por las imágenes técnicas modernas como la fotografía y el cine. Por lo mismo ha sido interpretado frecuentemente como sinónimo de inmovilidad espacial, de congelamiento de los cambios en una imagen representada (Carvalho, 2008). Para el filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel (1986) la experiencia y el concepto mismo del paisaje es un dato de la modernidad, un “proceso espiritual” en el que las imágenes pictóricas tuvieron poder de conformación y que fue posible con el surgimiento de un golpe de mirada capaz de separar el todo de las partes, o la totalidad de la naturaleza de sus fragmentos reunidos en un recorte más estrecho que llamamos paisaje, con las connotaciones estéticas que les atribuimos a los elementos del cosmos. Si bien Simmel propuso una nueva interpretación sobre el paisaje y su relación con la sociedad –que fue importante para la historia de los espacios y para la geografía moderna–, muchos campos de producción cultural siguieron viendo a los paisajes como estáticos. En la fotografía documental, por ejemplo, solamente en las últimas décadas del siglo XX se han propuesto ensayos sobre los paisajes transformados por los agentes sociales (Chevrier, 2006).

En este sentido, en nuestro texto, analizamos los paisajes en movimiento y en conflicto a partir de un grupo de imágenes y discursos de distintos orígenes sociales que, a su vez, someteremos a discusión sobre la dimensión social y política de la producción de espacios en Brasil, así como las representaciones y prácticas relacionadas a los espacios, su gobierno, sus habitantes y sus diferencias, y que se plasman en los enunciados verbales y visuales, como también más allá de ellos. En el corpus de los documentos seleccionados veremos: 1) un texto cuyo autor tuvo una relación institucional con una agencia del Estado responsable de los cambios e inversiones sobre el valle del río São Francisco, y aunque no sea un texto político o científico propiamente dicho, es una memoria de un importante agente de las prácticas sociales sobre el papel del Estado en relación con la sociedad y sus espacios; 2) dos textos de científicos contemporáneos del campo de la biología que presentaron a la Universidad, al gobierno y a la sociedad los resultados de su investigación en forma de libro donde las imágenes –sobre todo fotográficas– son importante recurso de visualización,2 3) el proyecto documental de un fotógrafo de los movimientos sociales campesinos que trata de producir imágenes de las luchas por la tierra y por derechos sociales, de los problemas tales como contaminación de las aguas y del impacto social y ambiental de la obra de transposición del río São Francisco. Con tal recorte, tratamos de proponer una pequeña muestra de la diversidad de miradas y saberes que concurren para la configuración y uso de los paisajes en el Brasil contemporáneo.

La California del “sertão”: sueño y pesadilla

El viajero que ingresa por tierra en la parte extrema occidental del interior del estado de Pernambuco, en el Nordeste brasileño, llega a la ciudad de Petrolina y ve un tipo de árboles extraños para esta zona. Son palmas que suelen ser típicas de algunos países del Oriente Próximo o de espacios como la California estadunidense y que surgen a pocos metros del río São Francisco junto a la vegetación nativa dentro de un relevante perímetro urbano.

Desde la segunda mitad del siglo XX, cuando llegaron con los proyectos de agricultura irrigada instalados en esa área, dichos árboles ayudaron a componer el imaginario sobre la California brasileña, espacio de éxito en las prácticas de irrigación, ubicada entre el norte de Bahia y la zona del sertão en Pernambuco –también conocida geográficamente como “Submédio São Francisco”–. Esa California tropical sería el resultado de esfuerzos del gobierno para el conocimiento de los suelos y de las condiciones ambientales para que se pudiera empezar la irrigación de las tierras secas con uso del agua del río, así como de las inversiones públicas y privadas en los proyectos, a partir de fines de los años 1960 (Cavalcanti, 1997; Silva, 2001).

Un libro publicado en 1999, por Airson Bezerra Lócio, trae una pequeña narrativa de memoria de esa transformación en aquellas zonas semiáridas. Su autor es licenciado en Derecho, técnico agrícola y ex presidente de la Compañía para el Desarrollo del Valle de los ríos São Francisco y Parnaíba (CODEVASF), así que su discurso viene a elogiar lo que es considerado como el papel fundamental de esta institución. Su texto tiene un acento a veces personal, pero se muestra abiertamente relacionado con la mirada y con la actuación de esa institución que fue determinante, incluso, del recorte geopolítico de los espacios del río São Francisco, desde su creación, en los años 1940. Sobre el cambio económico del sertão, se dice que: “De uma região seca, pobre e sem perspectiva, Petrolina/Juazeiro tornou-se um verdadeiro eldorado, nascido do trabalho da CODEVASF que, iniciado pela irrigação e complementado por uma série de outras atividades que contemplam aspectos sociais, técnicos e de desenvolvimento dos recursos humanos, hoje tem grande abrangência e sucesso reconhecido” (Lócio, 1999, p. 19).3

Lo que se puede notar es que la institución desarrollista es enunciada como redentora para la economía de aquellos espacios. La metáfora de Eldorado no es gratuita, pero, a diferencia del supuesto paraíso anterior a la colonización, la naturaleza del sertão no estaba simplemente lista, tuvo que ser transformada por la intervención técnica hasta volverse paradisiaca –en otros tramos, el autor habla que hubo un “rescate”, y que la región será introducida definitivamente en la economía, como si no hubieran prácticas económicas ahí, antes de la presencia de la CODEVASF–. Dicha idealización del espacio como Eldorado fue frecuente en los países de América Latina en donde los discursos y las prácticas del desarrollismo fueron hegemónicos en la segunda mitad del siglo XX (Escobar, 2007): a pesar de que la referencia mitológica viene del periodo de la colonización y del imaginario europeo sobre la tierra y las gentes americanas, la constitución desarrollista de este Eldorado necesita de los aparatos de los conocimientos modernos, tales como la agronomía, la hidrología y las ciencias de los suelos. Eldorado proyectado, aunque muy moderno, está basado en relaciones tradicionales de dominación para la manutención del territorio, en espacios que fueron históricamente constituidos por la predominancia del latifundio, cuando ocurrió su conquista a través de la expansión de la ganadería al interior de Brasil.

Así que la metáfora de la California estadunidense elegida para la referencia no toma la idea de un espacio de relaciones políticas progresistas, de comportamientos culturalmente liberados y de lucha por los derechos sociales de las minorías. La política de tradición familiar y el predominio de las instituciones del Estado han ayudado a promover una valoración del espacio sin conflictos, con el objetivo de alcanzar lo que se considera el desarrollo,4 pero manteniendo determinadas relaciones de poder, de propiedad de la tierra y de la tipificación de los dos agentes sociales. Eso se comprende en el mismo discurso de Airson Lócio (1999) cuando rechaza discutir ciertos problemas sociales, aunque reconozca la desigualdad de la concentración de tierra: “A CODEVASF, órgão público responsável pelas ações da União no Vale do São Francisco, não faz irrigação, e sim disponibiliza as infraestruturas que viabilizam a sua prática. Não é função da CODEVASF promover a reforma agrária, e sim reassentar os trabalhadores desalojados das terras adquiridas para a implantação de perímetros irrigados” (p. 32) [el subrayado es mío].5

Por ejemplo, cuando el autor habla de la implantación de un proyecto específico dice: “A ocupação da área [do Projeto de Irrigação Maria Tereza] se fez mais rápida do que o normal em razão dos apelos dos pequenos irrigantes ansiosos para iniciar o processo produtivo e, principalmente, por causa da ameaça de invasão pelo Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra” (Lócio, 1999, p. 34).6 Para una institución que se supone como neutra frente a los conflictos sociales, la emergencia de la cuestión agraria en los espacios que deberían ser ocupados por la técnica parece incómoda e inadecuada. Eso tiene que ver también con la visión construida sobre los habitantes, especialmente los llamados “sertanejos”, que son presentados de forma costumbrista, vaciada de sus luchas, como por la tierra y por condiciones justas de trabajo. Para proponer la transformación de los paisajes, el mismo libro hace un uso ilustrativo de fotografías de hombres, mujeres y niños, en tomas que se puede ubicar en cierta tradición del género del retrato más inclinada al registro folclórico o de carácter exótico de los agentes sociales: frente a una casa, un grupo formado por una mujer y seis niños mira la cámara, sus ropas son humildes, su mirada es curiosa, los pies están descalzos (véase imagen 1) (Grobet, 2006). Desde un punto de vista desarrollista, faltan grandes aparatos tecnológicos en el plano fotográfico, lo que explica e indica la pobreza. Si el grupo es una familia, falta una figura importante, el padre, que tal vez haya huido para una gran ciudad en busca de trabajo, durante las sequías típicas de la zona –una promesa de las instituciones desarrollistas era combatir el éxodo rural y fijar el hombre a la tierra–. El cuadro visual y social que la imagen muestra apunta para la necesidad de la intervención, que justificaría la actuación de la CODEVASF.

Fotógrafo no identificado

Imagen 1: Fotografía sacada de Lócio (1999) 

Al contrario del discurso de Lócio, es preciso decir que, de acuerdo con estudios recientes (Souto Jr., 2011), a pesar del crecimiento económico y del aumento de la oferta de empleos, como impactos traídos por la fruticultura irrigada, en esas áreas, todavía no han sido cambiadas de manera significativa las condiciones sociales de los trabajadores rurales, los que muchas veces no son asistidos en sus derechos fundamentales, o están expuestos a la contaminación con agrotóxicos –un problema ambiental que se ha configurado como de largo alcance, pues afecta al trabajador, al consumidor local y al global, así como al medioambiente ligados a la tierra y al río–. La efervescencia socioeconómica del Submédio São Francisco provocada por la irrigación, y luego por la red de servicios y otras instituciones, como hospitales, universidades y centros de investigación, parece favorecer la alianza entre el gran capital, con sus inversiones en los espacios rurales, y las estructuras sociales de las relaciones de poder local, que no sufren amenaza de cuestionamiento de sus lugares y posiciones, establecidos hace varias generaciones.

Entre tanto, realizados los proyectos de irrigación, abiertas las relaciones con el mercado global (Cavalcanti, 1997), la complejidad de las dinámicas sociales parece, cada día más, sobrepasar lo que estaba previsto y supuestamente disciplinado por el discurso de Airson Lócio. Destacamos, especialmente, el cambio de las interacciones entre campo y ciudad, los nuevos flujos de trabajo, de trabajadores y trabajadoras, las nuevas demandas de educación, salud y consumo, en espacios en donde los habitantes han visto sus presupuestos aumentados y su universo de sociabilidades potencialmente más ancho. Si en un plan más propiamente simbólico es difícil, en el Brasil contemporáneo, aceptar las imágenes estereotipadas, y un tanto victimizadas, de los “sertanejos” mostradas en los retratos del libro, las prácticas sociales están configurando espacios hoy llamados de rurbanos, que son una mezcla irreductible de rural y urbano. Todo eso indica que la celebrada California no se hizo solamente de sueños desarrollistas, sino también de nuevos y viejos problemas sociales (Cordeiro Neto y Bezerra, 2009).

La integración/transposición del río

El plan de desplazamiento de las aguas del río São Francisco, para que lleguen a otros ríos del Nordeste y los haga perenes, es otro, y quizá lo más polémico, recorte de paisaje sobre lo que vamos a tratar. Cualquier intento de definición que trate de explicar el plan técnicamente es complejo; de acuerdo con unos es una medida ancha y humanitaria que va a llevar agua a espacios secos del sertão, para otros es pretencioso y destinado a sufrir intervenciones políticas de muchos lados. De todos modos, es un proyecto característico de la presencia de diferentes sectores del Estado brasileño y de distintos grupos sociales en la disputa actual por el agua y el abastecimiento.

Efectivamente, mientras gran parte de la sociedad le llama al proyecto de “transposición”, la obra recibe del gobierno el nombre de Proyecto de Integración de las Cuencas del río São Francisco a las Cuencas Septentrionales de la Región “Nordeste” (PISF). Entre “transposición” e “integración”, el conflicto abre una crítica virulenta al concepto de “integración nacional”, al cual hicimos referencia y que fue fundamental para las políticas territoriales del Estado y para las más amplias prácticas de producción del espacio, en el pasado reciente.

Para hablar de las prácticas de integración nacional, se puede tomar el caso de la conexión y producción de espacios por medio de los transportes, en el Brasil moderno: tenemos entonces un recorrido que ha pasado por la construcción de ferrocarriles de finales del siglo XIX hasta los años 1930, por la apertura de carreteras, aumentada a partir de los años 1950, y retomada por los gobiernos militares (como por ejemplo, las carreteras Transamazónica y Cuiabá-Santarém). Se puede incluir, aún, como práctica de conexión espacial del territorio, la misma construcción de Brasilia y la transferencia de la capital para el centro del país, así como las sucesivas expediciones de periodistas, misiones científicas, de antropólogos, militares, los que dieron nuevas versiones a la mitología de la integración del país-continente como llave para su administración (Rabelo, 2014).

Así, la integración nacional, como concepto y como práctica, fue una hegemonía espacial en las visiones de Brasil y en las intervenciones sobre el territorio. O sea, el regreso contemporáneo del concepto de integración, aunque desde un punto de vista más bien hidrológico, para la gestión de las aguas del São Francisco y de las intervenciones en su curso, actualiza la relación naturalizada entre paisajes y agentes sociales, entre la gestión de los espacios y la gubernamentalidad de los habitantes. La principal crítica a esa hegemonía espacial es que, como muchos otros espacios brasileños, el río São Francisco se sigue pensado como si fuera disponible, “desperdiciado” por sus ritmos naturales. Las intervenciones no consideran que ahí viven grupos indígenas y comunidades quilombolas,7 pescadores y agricultores tradicionales (Coelho, 2005; Said, 2009, p. 26). Tal vez por causa de dicha hegemonía, oficialmente, la vulgar “transposición” sea alzada a la categoría de una “integración”.

De acuerdo con una amplia bibliografía sobre el tema, la idea de transposición no es nueva. Viene, al menos, de las expediciones de ingenieros enviados por el imperio brasileño para conocimiento del río, cuando también las sequías del Norte de entonces empezaban a configurarse como problema político para una región que, posteriormente, iba a tener contornos geográficos más precisos como Nordeste (Albuquerque Jr., 2006). En la década de 1930 se había propuesto transponer, incluso, aguas del río Tocantins para el río São Francisco, para complementar su volumen de agua y desviarlo a los ríos nordestinos, en un gran trazado de ingeniería que iba a hacer correr el agua por miles de quilómetros.

A lo largo del siglo XX, el énfasis en la construcción de presas monumentales para generación de energía eléctrica8 hubiera inviabilizado pensar en transponer el río São Francisco, incluso porque en muchos lados del Nordeste brasileño, instituciones del Estado nacional como el Departamento Nacional de Obras en Contra de las Sequias (DNOCS) y la Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste (SUDENE), actuaban en la región en el paradigma de combate a las sequías o a través de políticas que mantenían las relaciones de poder de las elites tradicionales, lo que al fin se ha mostrado como inocuo para el cambio de los espacios y de las condiciones de vida de los agentes sociales.

En los años 1980, después de la conclusión de los principales ciclos de presas, el proyecto de la transposición surgió otra vez, marcado tanto por un aspecto técnico como por el principio de la constatación social de la falencia de las obras en contra de las sequías. Pero solamente a fines de los años 1990, el llamado lobby de la transposición del São Francisco surge como fuerza política, por la conjunción de intereses del gobierno, de empresas privadas, políticos y propietarios de tierras locales. El mismo libro de Airson Lócio, sobre el que hemos discutido, traía un Plan de Desarrollo Sustentable de la Cuenca del río São Francisco y de la Zona Semiárida Nordestina, que iba a ser implantado por la CODEVASF. En este Plan está mencionada la transposición, con el posible desvío de aguas de la cuenca del río Tocantins, pero eso parecía una obra demasiado larga para la CODEVASF por sus costos e impactos socioambientales y, por ende, este Plan fue rechazado en aquel momento. Después de la compleja negociación en los bastidores de la política, de la prensa y de las empresas de consultoría y de ingeniería, la transposición vuelve como proyecto del Ministerio de la Integración Nacional, durante el primer gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, divulgada como solución definitiva para el problema de las sequías en los estados del Nordeste septentrional (Ceará, Paraíba y Rio Grande do Norte) (Ab’Saber, 2006; Suassuna, 2010).

Por su amplia dimensión espacial, por representar una gran inversión pública y tener grandes impactos sobre el territorio brasileño, uno de los pasos siguientes a la divulgación del proyecto fue la realización de estudios especializados sobre el río y su valle en las distintas áreas (hidrología, biología, arqueología, paleontología). Dichos estudios han involucrado a diversas universidades regionales y han destinado a la producción del conocimiento usos sociales específicos.

Por ese motivo, para discutir sobre esa transformación particular del paisaje del São Francisco, tomamos discursos y especialmente imágenes creadas y usadas para fines científicos, especialmente fotografías de los espacios en donde los canales de desvío de agua son ubicados, en el interior de Pernambuco. La noción misma de que es posible hacer ciencia con las imágenes –una idea que fue cabra a los modernismos, en el campo del arte y de la creación de nuevas formas de conocimiento– haz un planteamiento basado en cómo se decide representar la realidad y a partir de cuáles protocolos (Mauad y Lopes, 2014; Tagg, 2005). En nuestro caso, el uso del género fotográfico del paisaje para visualizar los cambios del río parte de una concepción no solamente ilustrativa sino documental, ante un cambio en la naturaleza que luego la iba a volver radicalmente distinta, lo que tiene que ver con el campo del saber en lo que nos referimos.

Estamos hablando del libro Flora das caatingas do rio São Francisco, organizado por el biólogo y maestro José Alves de Siqueira Filho (2012), especializado en la vegetación nativa de las zonas semiáridas brasileñas, una vegetación seca, llamada por los indígenas de selva blanca como “caatinga”, en lengua tupi. Este libro es la colección de textos más actuales, en el campo de las ciencias de la naturaleza, específicamente la biología de la conservación, sobre el impacto ambiental del cambio del curso de una parte de aquellas aguas fluviales.

Nacido en el seno de la investigación académica filiada institucionalmente al mismo PISF y a la Universidad Federal del Valle del São Francisco (UNIVASF), el libro trae –a través de imágenes manuales tales como ilustraciones de los periodos colonial e imperial, y de imágenes técnicas tales como fotografías del tiempo presente– una perspectiva científica sobre el impacto de la transposición sobre todo para la flora y su manejo por los grupos sociales de las zonas de caatinga. Pero además los textos permiten reflexionar también sobre la manutención de dichos grupos sociales en su relación con el río y la vegetación.

Dos de los textos, de la autoría de los biólogos José Alves y Renato Garcia, son los que más dialogan con nuestra discusión por acercarse a cuestiones políticas y sociales relacionadas a la producción de los paisajes. Especialmente el texto de apertura, escrito por el organizador, además de hacer un importante balance bibliográfico sobre el tema de la transposición, promueve una crítica de determinadas prácticas económicas, como la agricultura irrigada –que sustituye brutalmente la flora original, utiliza agrotóxicos y es inestable frente al mercado y al clima, habiendo resultado en la falencia de empresas que recibieron inversión pública–, la disminución de la navegación y de la pesca, afectadas por la construcción de grandes presas desde los años 1950, y la falta de una revitalización más efectiva del río y de la conservación de las selvas ciliares.

La crítica sorprende por su lugar de discurso y por el tono algo apasionado del autor: antes mismo que sean fornecidos datos que caracterizan el lenguaje técnico, el título y el principio del texto hacen un pronóstico sobre el futuro del río. O sea, el enunciado científico habla en contra de lo que podría permitir su lugar socioinstitucional cuando consideramos el interés del Ministerio de la Integración Nacional, responsable de la investigación y del PISF, en divulgar para la sociedad que más una grande intervención sobre el río sería viable (Stengers, 2002).

El texto de José Alves dice, en primera persona:

Ao que parece, todo saber disponível ainda é insuficiente para estancar a sangria das águas do Rio São Francisco, assim como a erosão biológica e genética de organismos únicos em todo o planeta.

[...]. Em nenhum lugar da terra há espécies como aqui. Contudo, estou convencido da extinção inexorável do Rio São Francisco. Eu gostaria de apreciar e documentar com maior precisão a biodiversidade desse pedaço do Brasil, mas não tive esse privilégio. A minha geração falhou na documentação do inventário da diversidade biológico e na conservação dos ecossistemas naturais. Agora restam-nos a restauração e a revitalização, mais dispendiosas, e a consciência de [que] resgatar a condição original é uma impossibilidade (Siqueira Filho, 2012, p. 28).9

Frente a la lucha de los movimientos sociales y a la sospecha de otros sectores de la sociedad brasileña sobre la posibilidad de manutención de la vida del río y de otras actividades relacionadas con él, como la electrificación, el pronóstico de la “extinción inexorable” es un tanto incómodo, al poner el saber científico en una posición delicada ante los poderes de la política. El tono trágico del texto de José Alves termina con un apelo para que los investigadores de diferentes áreas del conocimiento se movilicen en una tarea interdisciplinar de construcción de relaciones sustentables con la flora, la tierra y el río.

El capítulo llamado “Paisajes del sertão septentrional”, de Renato Garcia Rodrigues, empieza con un concepto de paisaje sacado de la obra del geógrafo brasileño Aziz Ab’Saber, de acuerdo con quien, “los paisajes son la herencia de procesos fisiográficos y biológicos, patrimonio colectivo de pueblos que históricamente les han heredado como territorio de actuación de sus comunidades” (Ab’Saber, 2006; Rodrigues, 2012, p. 112), formado “como un sistema ecológico, histórico y, por qué no decirlo, estético”. Tratando de captar esa dimensión del paisaje como “herencia”, el texto tiene el propósito de “registrar los paisajes del sertão septentrional de Brasil”, usando la fotografía como imagen documental que pueda servir para ver los momentos de la construcción de los dos ejes de la transposición, el Norte y el Este, que empiezan su tramo respectivamente cerca de los municipios de Cabrobó y Floresta, en Pernambuco (véanse imágenes 2 y 3).

Quizá podamos acrecentar aquí que el componente estético indicado por Renato Garcia, y que tiene que ver la dimensión visual discutida por Georg Simmel, no estaría ya listo en los paisajes, sino es producto de la mirada del biólogo, para cuya constitución la imagen fotográfica es parte fundamental. El paisaje natural como instancia estética y una noción parecida como la de región natural son idealizaciones románticas que ignoran la presencia de las camadas de cultura, del arte, de los conocimientos científicos, así como de las diversas intervenciones sociales sobre la naturaleza, aunque discretas, pero que componen el espacio como objeto y configuración (Bourdieu, 1989; Chevrier, 2006; Schama, 1996). Es decir, que el esfuerzo del biólogo por entrecruzar el levantamiento bibliográfico del trabajo de los geógrafos con el trabajo de un viajero en el campo configura otra memoria sobre este espacio, en la inminencia de su cambio. El autor mismo dice que pretende combatir la llamada “falta de memoria”, relacionada a la pérdida de los paisajes.

Fotografía de Renato Garcia Rodrigues publicada en Siqueira Filho (2012)

Imagen 2: Canal del eje Este en construcción, cerca del Reservatorio de Itaparica, en el río São Francisco. 

Fotografía de Renato Garcia Rodrigues publicada en Siqueira Filho (org.) (2012)

Imagen 3: Canal del eje Norte en construcción, cerca de la isla de Assunção, en el río São Francisco. 

La mirada de Renato García resulta de un trabajo casi cartográfico al recorrer cerros, islas y márgenes del río ya cambiados por los canales de los ejes Norte y Este de la transposición. Es una forma de representar espacios en movimiento desde arriba, como un gran panorama, como suele pasar en la arquitectura o en las grandes obras de ingeniería, que deben fascinar a aquel que ve por la dimensión. Pero en la visión de estos espacios que estaban al borde del cambio la ausencia inequívoca es la de los habitantes, de los agentes sociales, aunque la obra se haga por trabajo humano. Los ojos miran a los vehículos, a los surcos y rayas, donde va a pasar el agua del río allí cerca, en los planes más distantes, al fondo de las imágenes. Por dicha ausencia, las imágenes no solamente reactualizan la división incluso visual entre ciencias naturales y ciencias humanas, pero igualmente llevan a creer que el impacto de las construcciones es solamente ambiental y no social, por el supuesto vacío poblacional de esas zonas.

A la izquierda de la imagen 3, ejemplo, se ve la isla de Assunção, una importante comunidad indígena, de la etnia Truká, de las muchas comunidades afectadas por las nuevas dinámicas fluviales provocadas por la transposición, tales como el riesgo de disminución de la pesca y del acceso al agua. Aunque se acerque a una idea de objetividad y registro, la mirada documental del biólogo no alcanza ciertas cuestiones sociales puestas por el cambio de paisaje.

La imagen-denuncia

Un tercer grupo de enunciados, con lo que concluimos nuestra problematización de la producción de los paisajes, son los textos y sobre todo las imágenes del proyecto de documentación del fotógrafo João Zinclar, muerto en enero de 2013. Aunque largamente expuesta y relativamente extensa, la obra de Zinclar tuvo una publicación y circulación relativamente restringida, en su amplia trayectoria de viajero y en diálogo con los movimientos sociales campesinos. Sus proyectos fotográficos se inscriben en la disputa por la configuración y visualización de los espacios, como territorios habitados y transformados por quienes trabajan y luchan especialmente en las zonas rurales brasileñas. Después de grandes nombres en la fotografía brasileña preocupada en cuestiones sociales –como lo del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, reconocido internacionalmente por los trabajos de gran calidad técnica, envergadura temática e impacto político– , João Zinclar tal vez haya sido uno de los fotógrafos brasileños contemporáneos más sensibles a una estética política en la fotografía documental.

El libro Documentário sobre o rio São Francisco, de la autoría de Zinclar y del periodista Flademir Sant’Anna, quien escribió el texto, fue publicado en 2005 y, de acuerdo con su introducción, es “parte de un proyecto que tiene el objetivo de registrar en todo el recorrido del río la diversidad del ecosistema, los problemas ambientales, los conflictos relacionados con el uso de los recursos hídricos, las características culturales, la diversidad humana y el cotidiano de la población ribereña” (Zinclar y Sant’Anna, 2005 [traducción mía]). Una de las motivaciones para el trabajo de documentación pudo haber sido la divulgación de que iban a empezar las obras de construcción del PISF en el primer gobierno del presidente Lula.

El libro es una presentación del proyecto para patrocinadores, con la advertencia de que después de concluido el trabajo las imágenes se enviarían a ellos mismos y estarían disponibles para asociaciones populares y organizaciones no gubernamentales que luchan por la defensa del río.10 Por ende los viajes incluían visitas a dichas asociaciones, a sindicatos, a las oficinas de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) de la Iglesia católica, y se hicieron entrevistas con sujetos de muchos grupos sociales, como los indígenas Trukás, los miembros del Comité de la Cuenca Hidrográfica del Río São Francisco (CBHSF), pescadores, barqueros, motoristas y trabajadores rurales sin tierra.

El texto de Sant’Anna denota preocupación por el futuro del río en sus dimensiones naturales y especialmente sociales, a partir de la consideración de que son los múltiples usos del río lo que lo ha reconfigurado históricamente, desde la navegación y la construcción de presas hasta la actual contaminación de las aguas por la basura de las ciudades y por los agrotóxicos de la agricultura. Mientras se puede percibir en el texto una postura política para escuchar a los diversos sectores de la sociedad. Las imágenes, a su vez, ayudan a conformar una mirada de denuncia en las posibilidades del retrato, que en las fotos de Zinclar está estrechamente relacionado con los paisajes (Grobet, 2006). De hecho, si los géneros no parecen separados en esas fotografías es por causa de los encuadres que o ubican a los sujetos en un medio geográfico (ribereño, urbano, rural), o presentan espacios llenos de habitantes: niños jugando o trabajando, hombres y mujeres en embarcaciones o en la pesca. Los retratos dejan la centralidad del rostro humano y muestran pies o manos en el trabajo, hombre y tierra involucrados (véase imagen 4).

Fotografía de João Zinclar. En Zinclar, Sant’Anna (2005)

Imagen 4: Contaminación en la cuenca del río São Francisco. Mortandad de peces en lago entre Petrolina y Lagoa Grande (Pernambuco). 

La cuestión actual de la contaminación por basura o agrotóxicos es mostrada en los paisajes contemporáneos que rompen con la tradición naturalista o romántica que, hasta la fecha, ha solido construir imágenes de espacios del interior de Brasil como si estuvieran apartadas de los cambios tecnológicos, del crecimiento urbano, de problemas sociales (véase imagen 5). Es una mirada catastrófica, posdesarrollista: el progreso ha destruido la naturaleza, ha matado a los peces e impuesto duras condiciones de vida y trabajo a los grupos sociales, sobre todo a los más pobres, y ese es el motivo por lo que el río y tales grupos resisten durante siglos las intervenciones. Así, conocer al río, navegar por sus aguas, enterarse de sus mitologías parece ser, para Sant’Anna y Zinclar, un camino para que la sociedad brasileña pueda recuperar la “experiencia placentera e inusitada”, el encanto natural del São Francisco. La apuesta es que las imágenes fotográficas tengan fuerza para reconstruir este encanto, aunque hagan la denuncia.

Fotografía de João Zinclar. En Zinclar, Sant’Anna (2005)

Imagen 5: Basura tirada al río São Francisco-Petrolina (Pernambuco). 

En este texto tratamos de discutir cuestiones contemporáneas relacionadas a la configuración social del río São Francisco. Analizamos imágenes y textos que componen distintas miradas, como la de la memoria, del saber científico y de la fotografía de denuncia social, pues en nuestra comprensión, es tarea del historiador proponer la lectura crítica de estos tipos de enunciados verbales y visuales para la sociedad en su tiempo, especialmente en los impases políticos e identitarios sufridos con la fragmentación de las ideologías nacionalistas, como la de integración nacional, desde finales del siglo pasado en el difícil proceso de reconstrucción democrática brasileña.

Considerando que este río sufrió grandes transformaciones predominantemente en los dos periodos dictatoriales de la historia política brasileña, en el siglo XX –la dictadura del Estado Nuevo, en los años 1930 y 1940, y la dictadura militar, de 1964 hasta 1985–, nuestro objetivo fue poner en evidencia algunos de los desafíos que la sociedad democrática tiene que enfrentarse en sus políticas territoriales o mismo en su pensamiento espacial y sus formas de representación. En nuestra lectura crítica, la escritura de la Historia contemporánea debe construir una legibilidad posible para los eventos, que puedan hacer un cuestionamiento de las elecciones y opciones políticas del tiempo presente y problematizar el rumbo de sus direccionamientos, asumiendo el riesgo de tornar inactual para una sociedad que busca, al revés, estar actualizada con su propio tiempo, y a veces olvida las variables sociales que tiene en su alrededor (Agamben, 2009, p. 55-73).

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1El concepto de sertão elaborado por la lengua portuguesa remitía, inicialmente, a espacios dichos como vacíos, de grandes dimensiones y poco conocidos. Después, ha pasado a definir territorios sin límites fijos, todavía por conquistar y traer al dominio político. En la historia de Brasil el concepto de sertão surgió con la colonización, y fue muchas veces redimensionado, de acuerdo con el momento y con el lugar de observación de quien enunciaba, así que los espacios considerados como sertão siempre cambiaron. Desde fines del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX, el concepto reapareció con énfasis en la obra de diferentes intelectuales (Euclides da Cunha, Capistrano de Abreu, Djacir de Menezes) y en la producción cultural (la literatura romántica, la literatura regionalista, la música, el cine), como categoría fundamental de entendimiento del Brasil como nación y para la definición de sus regiones (Amado, 1995; Moraes, 2003).

2Este libro ha ganado el “Premio Jabuti” en la categoría de Ciencias Naturales. Dicho Premio es un gran reconocimiento en el mercado editorial brasileño.

3“De una región seca, pobre y sin perspectiva, Petrolina/Juazeiro se ha vuelto en un verdadero Eldorado, nacido del trabajo de CODEVASF, lo que ha empezado por irrigación y complementado por una serie de otras actividades que contemplan aspectos sociales, técnicos y de desarrollo de recursos humanos, y hoy tiene grande amplitud y éxito reconocido”. [Todas las traducciones son mías].

4Para el desarrollo de la cuenca del río São Francisco, también se ha creado en los años 1940 una institución responsable por la electrificación, la “Companhia Hidrelétrica do São Francisco” (chesf), y más recientemente una institución académica, la “Universidade Federal do Vale do São Francisco” (UNIVASF).

5“La CODEVASF, órgano público responsable de las acciones del gobierno en el valle de São Francisco, no hace irrigación, sino pone a disposición las infraestructuras que hacen viables su práctica. No es función de la CODEVASF promover la reforma agraria, sino reubicar a los trabajadores desplazados de las tierras adquiridas para implantación de los perímetros irrigados”.

6“La ocupación del área [del Proyecto de Irrigación Maria Teresa] se hizo más rápido que el normal, debido a los pedidos de los pequeños irrigadores ansiosos por empezar el proceso productivo, y sobre todo por la amenaza de invasión por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra”. El llamado MST es el más grande movimiento campesino brasileño, creado a finales de la dictadura militar por distintos grupos que luchaban por la reforma agraria.

7Quilombolas son las comunidades tradicionales formadas por procesos de ocupación heredados de los antiguos quilombos, es decir, las comunidades rurales de esclavos y sus descendientes huidos de las ciudades y haciendas. Su lucha política hizo que hoy la sociedad brasileña las reconozca como comunidades tradicionales, con derecho a la propiedad de la tierra y a políticas públicas como educación y salud.

8Son las presas de Paulo Alfonso, Sobradinho, Itaparica, Xingó y Trés Marías.

9“Parece que todo el saber disponible todavía es insuficiente para hacer cesar la sangría de aguas del río São Francisco, así como la erosión biológica y genética de organismos únicos en todo el planeta. […]. En ningún lugar de la tierra hay especies como aquí. A pesar de ello, estoy convencido de la extinción inexorable del río São Francisco. Me gustaría apreciar y documentar con más grande precisión la biodiversidad de este pedazo de Brasil, pero no tuve este privilegio. Mi generación ha fallado en la documentación del inventario biológico y en la conservación de los ecosistemas naturales. Ahora nos toca la restauración y la revitalización, más dispendiosas, y la conciencia de [que] rescatar la condición original es una imposibilidad” (Siqueira Filho, 2012, p. 28).

10El proyecto concluido fue publicado por Zinclar en forma de libro con el título O rio São Francisco e as águas no sertão, publicado en 2010. Por la cantidad de textos e imágenes producidas, dicho libro merece un análisis particular.

Recibido: 29 de Enero de 2016; Aprobado: 07 de Octubre de 2016

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