Descripción, localización e importancia
El documento que lleva por título “Asunto: Rinde informe relativo al movimiento revolucionario en Michoacán” es un escrito marcado como copia del original, mecanografiado, de 9 hojas enumeradas, tamaño oficio, dirigido al “Ciudadano General de División en Jefe Don Álvaro Obregón” y firmado por el general José Rentería Luviano,1 el 5 de junio de 1920 en la ciudad de México, D. F., lleva al lado superior izquierdo un membrete que dice: “Ejercito Liberal Constitucionalista, Jefatura de Operaciones en Michoacán, Cuartel General” y tres sellos en color azul, el primero de la Secretaría de Guerra y Marina, el segundo del Departamento de Justicia, Archivo y Biblioteca y el tercero del fondo Cancelados. Se encuentra integrado en el expediente personal del revolucionario huetamense, en el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (AHSDN), Fondo Cancelados, con el número X/III/3-2624, fojas 264-272.
Este escrito fue redactado por Rentería Luviano, en su calidad de jefe de las Operaciones Militares de las Fuerzas Rebeldes que apoyaron el movimiento obregonista en Michoacán, tuvo como finalidad informar de manera puntual al general Obregón sobre las actividades militares que se habían llevado a cabo y reconocer las acciones de los jefes y oficiales que habían secundado el movimiento en el estado.2
Gran parte de su valor, como fuente de primera mano, consiste en el hecho de ofrecer una versión del desarrollo de la rebelión obregonista en Michoacán, por parte de un protagonista de este acontecimiento, asunto que también expuso Pascual Ortiz Rubio en sus Memorias3 y Rodrigo Pérez López en su obra El movimiento obregonista en Michoacán,4 ambos autores pertenecientes a una corriente política opuesta a la del general José Rentería Luviano y que, por lo tanto, intencionadamente trataron de disminuir la importancia de su participación.
Contexto histórico en el que se inscribe el documento
Venustiano Carranza y Álvaro Obregón iniciaron su enfrentamiento insertos ya en la dinámica de la sucesión presidencial, hacia el verano de 1919, cuando el general Francisco Serrano lanzó públicamente la candidatura de Obregón y dio a conocer, el 1 de junio, su “Manifiesto de Nogales” en el que se deslindó de Carranza y acusó a su gobierno de inmoral.5 Los apoyos a la candidatura de Obregón se desataron imparables en todo el país y, pese a ello, Carranza se empeñó en fabricar su propio candidato “civilista” que fue Ignacio Bonillas6 para oponerlo al caudillo sonorense. Luego para reforzar esta candidatura de continuidad, Carranza convocó a los gobernadores de los estados a una reunión en la Ciudad de México, del 6 al 7 de febrero de 1920, y a la cual asistieron 17 invitados. Entre los ausentes estuvieron Enrique Estrada de Zacatecas, Adolfo de la Huerta de Sonora, Carlos Greene de Tabasco y Pascual Ortiz Rubio de Michoacán. Todos obregonistas definidos.7 A principios de abril de 1920, Carranza desconoció a De la Huerta como gobernador de Sonora y nombró un gobernador provisional, Ignacio Pesqueira, acto seguido envió 8,000 soldados federales a someter al gobernador destituido de Sonora.8 Según Pedro Castro, el presidente Carranza actuó contra Sonora basado en la presunción de que la rebelión preparada por Obregón tendría a este estado como punto nodal de su organización.9 Sonora, en correspondencia con la actitud punitiva de Carranza, se puso en pie de guerra y su gobierno lanzó el 13 de abril el llamado “Manifiesto de los tres poderes” en el que se explicaban las razones del rompimiento con Carranza y se pretendía darle una perspectiva al movimiento más allá del ámbito estatal. Este manifiesto reflejó la gama de compromisos políticos que los sonorenses tenían ya a lo largo y ancho de la geografía nacional.10 El Plan de Agua Prieta lanzado el 23 de abril de 1920, que se proclamó solemnemente, recogió, en lo fundamental, lo planteado por el “Manifiesto de los tres poderes”, pero también dio cauce e impulso a un movimiento militar que ya había estallado en Sinaloa, Michoacán y Zacatecas.11
Mientras estos sucesos se desarrollaban en el norte, Obregón se encontraba en la capital del país y ahí recibió las noticias enviadas por Calles sobre la difícil situación en Sonora y sus preparativos para defender la soberanía estatal ante el embate de Carranza. Obregón se sintió en peligro en la capital, pues, era cierto que había venido tejiendo una conspiración de alcances nacionales para iniciar un levantamiento armado contra Carranza. Para iniciarlo, debía llegar por cualquier medio a Guerrero, donde ya lo esperaban algunos de sus asociados en el levantamiento. Sobre el escape de Obregón, Dulles relata lo siguiente
Después de cenar, el 11 de abril, Obregón abandonó la casa en que había estado residiendo y salió en automóvil en compañía de los licenciados Alessio Robles, y Rafael Zubaran, y el líder laboral de cara de luna, Luis N. Morones. Percatándose de que cuatro o cinco motociclistas del gobierno seguían el automóvil, Obregón cambió su conspicuo sombrero de paja por el sombrero de Zubaran. Cuando llegaron a uno de los parques, Obregón saltó del automóvil en marcha y se ocultó entre los árboles. Poco después subió a un Ford que allí esperaba listo para partir, preparado por Margarito Ramírez y Faustino Gutiérrez, dos ferrocarrileros que trabajaban en el tren México-Iguala. Obregón fue a casa de Margarito Ramírez, donde cambió de indumentaria, calando sombrero de ferrocarrilero y llevando en la mano una linterna de mecha. Un abrigo grande hizo imperceptible la falta del brazo. Con la ayuda de sus amigos ferrocarrileros, encontró lugar para esconderse tras de algunos guacales con gallinas en un furgón de ferrocarril que salió de la estación de Buenavista para Iguala, Guerrero, a las 6 de la mañana del 12 de abril.12
La huida de Obregón de la Ciudad de México fue la señal del inicio de la rebelión para los gobernadores y militares conjurados con el caudillo. No había ya nada que esperar sino tomar las armas. En el caso de Michoacán, la rebelión obregonista fue organizada e iniciada por el gobernador Pascual Ortiz Rubio, quien era uno de los apoyadores más fieles a la candidatura presidencial de Obregón. Desde su paso como funcionario en la Secretaría de Guerra y Marina, Ortiz Rubio tenía una excelente relación con Obregón, quien era el titular.13 También era consciente del apoyo que tenía el héroe de Celaya entre los jefes militares, las milicias y gran parte del pueblo, además, cómo estaba enfrentado con el presidente Carranza, su inclinación hacia el proyecto político de Obregón era inobjetable.
Obregón visitó Michoacán durante la segunda fase de su campaña electoral y para el 17 de diciembre de 1919 estuvo en Tlapujahua donde fue vitoreado por más de 8,000 personas, luego visitó Maravatío, Zitácuaro, Acámbaro, Guanajuato y finalmente llegó a Morelia, el 21 de diciembre, para continuar hacia Pátzcuaro y Uruapan. El día 1 de enero de 1920 regresó a Morelia donde lo recibió el gobernador Ortiz Rubio, quien hospedó al ilustre visitante en su propia casa.14 La incursión de Obregón en campaña electoral por Michoacán abarcó 26 días y demostró el gran arraigo y simpatía generalizada que tenía su candidatura en el estado. Por su parte, Ortiz Rubio “brindó toda clase de seguridades al candidato sonorense demostrando su franca militancia y desafiando al poder central; la reiterada afinidad y amistad entre ambos políticos fue manifiesta para todos”.15
Entre la campaña de Obregón en Michoacán y el recrudecimiento del conflicto entre el gobierno federal y el de Sonora, Carranza convocó a la famosa reunión de gobernadores en la Ciudad de México, para pedirles su apoyo para él y su candidato Bonillas, y a la cual Ortiz Rubio no asistió, pues, para ese momento el gobernante michoacano se jugaba ya el todo por el todo con el general Obregón.16
Después de la abierta rebelión del gobierno de Sonora contra Carranza con el “Manifiesto de los Tres Poderes” y de la huida de Obregón de la Ciudad de México, en Michoacán los sucesos políticos se aceleraron. Para ganar posiciones en el estado, el presidente Carranza nombró al general Bruno Neira como jefe de las operaciones militares en sustitución de José Rentería Luviano. La inminente llegada de Neira con un gran número de tropas a Morelia obligó a Pascual Ortiz Rubio a salir de la capital del estado, el 15 de abril, a las siete de la noche, acompañado de sus partidarios que no pasaban de unos 200 hombres. Con esta acción, Ortiz Rubio rompía desde ese momento con el Pacto Federal.17 Y como no tenía fuerzas suficientes para defender la capital decidió internarse en la Tierra Caliente, por el rumbo de Nocupétaro y Huetamo, para organizar sus apoyos. En el campamento de Chirimo, en San Antonio de las Huertas, municipio de Nocupétaro, el 16 de abril, Ortiz Rubio emitió un manifiesto justificando su rebeldía ante Carranza y declarando la soberanía de Michoacán.18
Algunos comentarios derivados del análisis del documento
El general José Rentería Luviano, según lo señala en el documento que presentamos, desde el 5 de abril había sido notificado de su remoción de la jefatura de operaciones militares y comisionado para marchar al norte con sus fuerzas integradas por los elementos del 100º y 13º regimientos, lo anterior por una “marcada desconfianza” que se le tenía por parte del gobierno del centro. Al enterarse de estas decisiones que le fueron notificadas por el general Diéguez, Rentería se desplazó a Huetamo para traer al 100º regimiento que se encontraba localizado en aquella plaza y, a la vez, aprovechó para llevar armamento a su pueblo natal ante la probable rebelión que se avecinaba y en el cual dejó con “instrucciones reservadas” al ingeniero Salvador Alcaraz, su fiel partidario, para que se levantara convenientemente en los próximos días. El día 16 de abril, José Rentería Luviano y Pascual Ortiz Rubio se encontraron en Arroyo Hondo, ranchería cercana a San Antonio de las Huertas, ahí el gobernador le enteró de la situación del estado y de la escapada de Obregón de la Ciudad de México, José Rentería, a su vez, aún y que “se sintió por completo desorientado” con estas noticias y, en particular, por “no haber recibido ninguna indicación de Obregón” sobre el inicio de la rebelión cuando “ya había compromisos que los ligaban”, resolvió apoyar la rebelión de Pascual Ortiz Rubio; pero prosiguió hacia Morelia para cerciorarse personalmente de la situación y tratar de acarrear más contingentes para el movimiento. Ciertas o no estas intenciones, Rentería Luviano llegó a Morelia el 17 de abril y desde allí envió dos mensajeros a buscar a Obregón al estado de Guerrero, donde se presumía que se encontraba, para que el general invicto de Celaya le enviara “sus superiores instrucciones”. Los mensajeros fueron el capitán Alejo García Márquez y el civil Justino Bermúdez, ninguno pudo cumplir su cometido.19 Ese día 17 de abril llegó también el general Bruno Neira a Morelia y asumió el mando de la jefatura de operaciones militares ordenándole a Rentería Luviano que se presentara en la capital para recibir instrucciones de sus superiores. El general huetamense cuenta que acudió el 19 de abril a la Ciudad de México, permaneciendo estrechamente vigilado hasta el día 26 en que se regresó a Morelia a donde llegó el 28 de abril en la madrugada. Para esta fecha, la Ciudad de las Canteras Rosas ya estaba ocupada por las fuerzas rebeldes del general Anacleto López y del gobernador Ortiz Rubio. Ese mismo día por acuerdo del gobernante michoacano y los principales jefes rebeldes se nombró a Rentería jefe de operaciones revolucionarias en el estado y con ese cargo dirigió las acciones militares en el territorio de Michoacán y estados aledaños hasta el triunfo del movimiento obregonista. Sobre cómo se llevaron a cabo estas acciones, la participación de los distintos jefes y contingentes, los movimientos que se hicieron y los triunfos que se lograron, es lo que trata el contenido del informe que José Rentería Luviano envió al general Obregón, para que él, en su calidad de jefe de las fuerzas del ejército liberal constitucionalista, estuviera debidamente enterado de cómo se había llevado a cabo la rebelión obregonista en Michoacán.
Acerca de las razones por las cuales Rentería Luviano, estando en Morelia, prosiguió su camino hacia la Ciudad de México en lugar de reunirse con Pascual Ortiz Rubio en la Tierra Caliente, donde se encontraba en plan rebelde y apoyarlo, hay varias suposiciones. El historiador nicolaíta Eduardo N. Mijangos, y otros autores, señalan como una de las causas la “ambigüedad de la conducta” de José Rentería Luviano;20 yo creo, sin embargo, que mucho tuvo que ver, en primer lugar, la mutua desconfianza y enemistad que se profesaban con el gobernador Ortiz Rubio; en segundo lugar, la vertiginosidad con que fueron ocurriendo los acontecimientos desde la repentina huida de Obregón de la Ciudad de México; y, por último, aunque no menos importante, el hecho de no haber recibido de parte de Obregón ninguna instrucción al respecto de iniciar el movimiento armado, cuando él y Múgica ya habían tenido reuniones con el caudillo y estaban comprometidos. A lo anterior, que ya de por sí eran causales suficientes, se agrega la situación de que José Rentería Luviano tenía una relación muy cercana con Múgica, amistosa y política, y necesitaba conocer la posición final del general de Tingüindín, pues, él todavía, hacia el 21 de abril, intentaba convencer a Carranza de cambiar de actitud frente Obregón y evitar la guerra entre los revolucionarios.21 Así, pues, el general huetamense, desde mi interpretación, creyó necesario llegar hasta la Ciudad de México para acordar con Múgica, tal y como afirma en su escrito que lo hizo, y habiendo conocido el resultado fallido de la reunión de Múgica y otros generales con Carranza, ambos coincidieron, en definitiva, apoyar, con todo, la rebelión obregonista, para lo cual Rentería Luviano regresó a Morelia y Múgica salió furtivamente de la Ciudad de México, por el norte del Distrito Federal hasta el Estado de México. En el poblado de El Oro, Múgica sumó sus fuerzas a las del mayor Francisco Cárdenas y el 3 de mayo en Tlalpujahua lanzaron un manifiesto dando a conocer los motivos de su rebelión contra Carranza.22 Luego, el 9 de mayo, se incorporó en Acámbaro, Guanajuato, con el general Rentería Luviano quien lo nombró jefe de su Estado mayor.
El triunfo del movimiento fue rápido, la mayoría de los jefes militares a nivel nacional desconocieron a Carranza, quien tuvo que salir de la capital el 7 de mayo pretendiendo instalar su gobierno en el estratégico puerto de Veracruz como lo había hecho en 1914. El 9 de mayo, Álvaro Obregón y Pablo González, ambos anticarrancistas, entraron triunfantes a la capital de la República. Por su parte, Pascual Ortiz Rubio llegó a la Ciudad de México el 20 de mayo, con 2,000 hombres, para reforzar a Obregón.23 Carranza luego de varias deserciones en su contingente y algunas derrotas en el camino encontró la muerte el 21 de mayo en Tlaxcalaltongo, Puebla, en circunstancias poco claras, acribillado por la gente del general Rodolfo Herrero, quien se había hecho pasar por su aliado y lo había llevado hasta ese lugar a pernoctar. El 24 de mayo, Adolfo de la Huerta fue designado presidente interino de México por el Congreso de la Unión, con un resultado de 224 votos en su favor frente a Pablo González con 29 y Fernando Iglesias Calderón y Antonio I. Villareal con uno respectivamente.24 El 2 de junio de 1920 se llevó a cabo un desfile militar ante el presidente De la Huerta, quien desde el balcón central del Palacio Nacional pasó revista a las tropas que habían apoyado el Plan de Agua Prieta y que sumaban más de 20, 000 soldados. Sobre el desfile militar apunta Dulles:
A la cabeza iban los generales Obregón, Hill, Manuel Peláez y Jacinto Treviño, seguidos por sus hombres. Después apareció el general Pascual Ortiz Rubio al frente de las fuerzas de Michoacán. A continuación iban los generales Guadalupe Sánchez y Rentería Luviano y sus tropas y, tras de ellos, los indios yaquis, sin uniforme pero con banda de música. Finalmente iban las tropas de los generales Benigno Serrato y Enrique Estrada, seguidas por los cadetes del Colegio Militar.25
El movimiento obregonista en Michoacán, como consta en el informe motivo de análisis, había sido respaldado desde un inicio por el gobernador del estado, ingeniero Pascual Ortiz Rubio, y secundado por el general Rentería Luviano y otros jefes. En esta ocasión, a pesar de que ambos personajes habían tenido anteriormente fricciones políticas, se logró unificar las acciones, pero al conseguirse el triunfo los reconocimientos fueron casi exclusivamente para el gobernador Ortiz Rubio, quien fue incorporado al gabinete del presidente interino Adolfo de la Huerta. Rentería Luviano se sintió menospreciado en su actuación, sobre todo, porque no se concedió el ascenso militar a sus oficiales que lo secundaron en el movimiento, tal y como se había prometido en el decreto del 4 de abril firmado por el gobernador Ortiz Rubio en el pueblo de Nocupétaro, al convocar el apoyo al movimiento rebelde. Al mismo general José Rentería Luviano, previo a dicho movimiento y un poco después, le pusieron muchas trabas de carácter burocrático para reconocer oficialmente su grado de general de brigada por parte de la Comisión Revisora de las Hojas de Servicio de la Secretaría de Guerra y Marina.26
Este desanimo por la actitud de las autoridades militares y del mismo general Obregón de falta de reconocimiento, a pesar de su participación como jefe militar de la rebelión obregonista en Michoacán, y de la cual dio cuenta en este informe, fue una de las causas, entre otras las que lo llevaron a pedir licencia absoluta del ejército en junio de 192027 y, pocos años después, a sumarse a la rebelión delahuertista en contra del gobierno del presidente Álvaro Obregón.28