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Nova tellus

Print version ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.42 n.2 Ciudad de México Jul./Dec. 2024  Epub Nov 25, 2024

https://doi.org/10.19130/iifl.nt.2024.42.2/000s22x0q119 

Noticias

DAVID KONSTAN, LA AMISTAD COMO ENSEÑANZA IN MEMORIAM

aUniversidad Nacional Autónoma de México, México, hyperion0z@yahoo.com


Palabras clave: David Konstan; amistad; filología clásica; remembranza

Keywords: David Konstan; Friendship; Classical Philology; Remembrance

La contemplación constante de estos hechos te permite comprender todo lo que aceptas o rechazas en términos de la salud del cuerpo y la serenidad del alma, ya que esa es la meta de una vida completamente feliz.

Epicuro, Carta a Meneceo, 128.

En el mes de septiembre de 2005 se celebró en el Instituto de Investigaciones Filológicas el I Congreso Internacional de Estudios Clásicos en México, cuyo tema fue “Cultura clásica y su tradición. Balances y perspectivas actuales”. Fue el primer magno evento académico en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que reunía a los estudiosos más reconocidos, en ese entonces, del mundo antiguo, griego y romano. Paola Vianello, la generadora de este acontecimiento, había ido pergeñando a lo largo de varios años la posibilidad de colocar a nuestro país en la mira de los estudios clásicos en un nivel más amplio a través de dicha reunión de filólogos de distintas universidades. Un antecedente inmediato del Congreso fue la fundación de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos, a instancias también de Vianello Tessarotto, en 1999, quien fue su primera presidente. Así, estos dos espacios resultaron fecundos para la difusión de la Filología clásica y de su Tradición que se desarrollan en México, y para el diálogo con especialistas de todo el orbe.1 Esta muy breve remembranza viene a colación porque gracias a estos esfuerzos los estudios clásicos en nuestro país recibieron un aire renovador que aún se extiende hasta nuestros días, a pesar de que Vianello ya no se encuentra más físicamente en este mundo, pero entre su legado intangible se cuenta la amistad que sembró y cultivó con diversos colegas, uno de ellos fue David Konstan, con quien mantuvo una amistad de más de veinte años y que se acentuó gracias al congreso referido.

No vamos a ocuparnos aquí de los datos académicos de Konstan. Tal información es profusa en diversos medios, pero sobre todo porque para conocer a este insigne filólogo cosmopolita lo mejor es acercarse a sus más de veintidós libros de autoría única, otros tantos como coeditor y casi quinientas contribuciones a través de artículos y capítulos de libros, trabajo intelectual que inició desde 1972 hasta el día de su deceso, el 2 de mayo de 2024, en Providence, donde vivió durante largos años y de cuya Universidad fue Profesor Emérito.

El legado de Konstan a los estudios clásicos es profundo e intenso, tal como lo fue él como persona y como humanista. Abordó cuestiones tanto del mundo romano como del griego, centrándose sobre todo en este último y de manera más precisa en temas de ética, de las emociones y los sentimientos, de aspectos filosóficos y religiosos como la culpa, el pecado y la piedad, entre otros. La erudición de David Konstan era equivalente a su generoso huma­nismo: en el espacio de los estudios clásicos pocos son los profesores de quienes se puede decir sin la menor sombra de duda que en el tejido de las relaciones humanas que cultivó, emergía y fructificaba lo mejor de las ideas de los antiguos. Las conversaciones con él, fuesen de asuntos clásicos o no, tenían en sus palabras el peso de la sabiduría clásica, y no porque citara a los antiguos a propósito o por pretensión de erudito, sino porque se asomaba es­pon­táneamente la fina decantación del pensamiento clásico que había hecho tan suyo que devino en una inteligencia útil para la vida del día a día. En Konstan se conjuntó lo mejor de la Filología y de la Literatura comparada, una combinación de saberes que abre la posibilidad de hacer hablar al mundo actual con las enseñanzas del pasado y para hacer del pasado una recreación de la modernidad. Y tal disposición la expresaba el filólogo neoyorkino con una sonrisa sincera y contagiosa, con una amabilidad natural y con la originalidad de quien supo tomar al pie de la letra el carpe diem. Sus disertaciones, por ejemplo, eran sumamente hondas y plenas de sabiduría al abordar asuntos complejos que requieren la fortaleza de la Filología y, al mismo tiempo, la sensibilidad para entender ese contenido en nuestro aquí y ahora. Y ante tal expectación sus ejemplos, sus comentarios y sus glosas estaban acompañadas de la gracia de quien sabe hacer del conocimiento la invitación para el proceso reflexivo. Acaso con Konstan no se cumplía aquel adagio esquíleo de que “se aprende sufriendo”, pues era un socrático con el ingenio aristofánico y la prudencia de un estoico. Todo lo contrario, pues con él se aprendía con gozo. Cómo no recordar, ahora que ya no está entre nosotros, aquella célebre disertación con la que clausuró el I Congreso de Estudios Clásicos en México, “Las emociones en la Antigüedad clásica y en la actualidad”, en la que expuso el sentido y la naturaleza de las emociones en la Grecia antigua frente a la concepción moderna en este mismo campo, un tema por demás relevante para comprender la manera como se percibía un concepto esencial en aquel mundo en contraste con la apreciación moderna, y desde esa diferencia comprender los mecanismos que mueven al ser humano a experimentar y a expresar sus emociones. Tres años después, en 2008, regresó a México para dictar la conferencia “¿Qué significaba ignoscere en latín? Las fortunas del perdón”, una penetrante reflexión filológica y ética sobre la responsabilidad humana.2 Cómo no recordar también que Konstan dictó, en ese mismo septiembre de 2008, la conferencia “La filosofía antigua como conversación: de Platón a Descartes” en el II Coloquio Internacional de la revista Nova Tellus, disertación en la que fue palmaria su capacidad para trazar historiográficamente aspectos relevantes como el diálogo de factura socrática en el devenir de la filosofía, siendo él mismo un dialogante por naturaleza y por formación.

Hasta su muerte, David Konstan colaboró cercanamente con el Centro de Estudios Clásicos, sobre todo con la revista Nova Tellus, pues formó parte de su Consejo académico asesor durante largos años. No fueron pocos los colegas y alumnos mexicanos que abrevaron de la sapiencia de Konstan e iniciaron sendas investigaciones bajo la luz de su obra que hoy cobra una plena vigencia en medio de una sociedad global, ayuna de ideas que reafirmen su sentido como aldea poblada de seres humanos.

* * *

Septiembre es un mes lluvioso en México, acaso es en el que hay más días en los que caen verdaderas cortinas de agua. Fuera de la Ciudad de México, más allá de su creciente y caótica periferia, todo es verde, con tonalidades que van del oscuro al esmeralda. Es 2008. Muy puntual, David Konstan ya está más que dispuesto para viajar a la tierra de Zapata desde temprano. Esta última alusión no es gratuita, David fue un ciudadano del mundo con ideas políticas muy precisas y con un legítimo compromiso social. Ya de camino hacia Cuernavaca, sus ojos devoran el paisaje, mira el Popocatépetl y pregunta y pregunta maravillado sobre los mitos alrededor de la evocadora imagen del Valle Central de México. La fumarola del volcán lo embelesa y de pronto dice: “Pura es como ese volcán, fuerte e intensa”. Su esposa emergía como nostalgia en aquella mañana fresca y húmeda del 6 de septiembre. David degusta sin reticencia alguna cuanto alimento se le convida -guacamole, quesadillas de huitlacoche,3 chile en nogada, mole guerrerense, mezcal, tequila, era un gran sibarita que sabía apreciar los sabores de la tierra. David inquiere por los nombres de árboles y de plantas, de los pájaros y de la toponimia. Y una vez que se ha hecho de alguna información sobre los vestigios de Xochicalco (“En el lugar de la casa de las flores”), centro político, religioso y militar que conjuntó los saberes de la cultura náhuatl y maya, surge el comparatista que traza con magistral destreza intelectual las analogías en cuanto a la disposición urbana de los respectivos enclaves, el mesoamericano y el ateniense. Era ciertamente un deleite contar con las palabras de un erudito sencillo y profundo. Acaso en consonancia con el pensamiento de David, se puede decir que la gratuidad del destino es hallar la amistad genuina en la inteligencia de quien supo tomarse el vino de la vida con la apropiada medida hesiódica y poder reflexionar, junto con él que

Una relación lograda no significa necesariamente que dependa esencialmente de la libre elección personal. Uno puede encontrarse con amigos por accidente y sentirse atraído por ellos por razones misteriosas que poco tienen que ver con la decisión.4

Estimado David, amigo por elección y por decisión, te recordaremos todos aquellos en quienes dejaste trascendente impronta con tu conocimiento y con tu generoso humanismo.

1 El I Congreso de Estudios Clásicos en México ha sido, sin asomo de duda, el más relevante que se ha organizado a lo largo de la historia de este evento académico por la destacada presencia de notables filólogos. Además de David Konstan, participaron en ese congreso Giovanni Cerri, Marcel Detienne, Juan Antonio López Férez, Claude Mossé, Antonio Alvar Ezquerra, Sally Davis, entre otros, además de la intervención de los colegas del Instituto de Investigaciones Filológicas y de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

2En el II Congreso de Estudios Clásicos en México, animado también por Paola Via­nello, colaboraron excelentes clasicistas: Dietrich Briesemeister, François de Polignac, Carmen Codoñer, Juan Lorenzo, Antonio López Eire, Michael Paschalis, Ferruccio Bertini, Luciano Bossina y Ana Panayiotou, entre otros. Por parte de nuestra Universidad intervinieron destacadamente Germán Viveros, Mauricio Beuchot, Carolina Ponce, Roberto Heredia y Tarsicio Herrera.

3David escribió una nota a la muerte de Paola Vianello (enero de 2007). En una parte se lee lo siguiente, a propósito de su afición por las quesadillas de huitlacoche: “We went out with a bunch of students to a restaurant near the campus, and talked about forming a literary society under the name of The Huitlacoche Club (for those who do not know the meaning of the word, it refers to a delicious Mexican specialty derived from a fungus that grows on corn). How we laughed”. Konstan, “In memoriam Paola Vianello”, Nova Tellus, 25-1, 2007, p. 356.

4David Konstan, Friendship in the Classical World, Cambridge, Cambridge University Press, 1997, p. 1.

Recibido: 16 de Mayo de 2024; Revisado: 03 de Junio de 2024; Aprobado: 24 de Junio de 2024

*

David García Pérez es doctor en Letras Clásicas; profesor de Literatura Griega en la Facultad de Filosofía y Letras e investigador titular en el Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su línea de investigación principal es el teatro clásico griego y la literatura comparada. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores desde el año 2000. Sus publicaciones recientes son: Esquilo, Orestiada. Agamenón, Las Coéforas, Las Euménides, México, UNAM, 2021, y Los hilos de la memoria. Esbozos sobre Tradición clásica, México, UNAM, 2022.

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