SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.18 número51En pos de África: el ensamble instrumental del fandango de artesa de la Costa ChicaPor las ánimas de negros bozales: Las cofradías de personas de origen africano en la ciudad de México (siglo XVII) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuicuilco

versión impresa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.18 no.51 México may./ago. 2011

 

Africanos y afrodescendientes en México: reflexiones del pasado y del presente

 

La niñez y juventud afrodescendiente en el México de hoy. Experiencias a partir de la migración México-Estados Unidos

 

Citlali Quecha Reyna

 

Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Resumen

Este artículo se centra en el tema de las incidencias de la migración internacional entre los jóvenes y niños afrodescendientes de la región de la Costa Chica de Oaxaca. Analizo dos escenarios: por un lado, la experiencia de los jóvenes (especialmente de las mujeres) que sí han migrado, y por otro, los niños de Corralero (menores de 14 años) que no son migrantes y cuyos padres laboran en Estados Unidos, con mayor énfasis en el caso de la ausencia de la madre. Conoceremos algunas de las transformaciones que la migración ha generado en la dinámica local y la manera en que afecta la vida cotidiana y las relaciones sociales de las jóvenes generaciones afrodescendientes.

Palabras clave: jóvenes, niños, migración internacional, afrodescendientes, Costa Chica.

 

Abstract

This article focuses on the incidences of the international migration between afro-descendent young people and children, in "Costa Chica", Oaxaca. I analyze two topics: in one hand, the experience of young (specially women) that had migrated, and in the other hand, children of Corralero (less of 14 years old) that are not migrants, whose parents are working in the United States, with emphasis in the mother's absense. We will know some transformations that migration have been generated in the local dynamic, and the way in which this phenomenon incide in the daily life and in the social relationships from the new afro-descendent generations.

Keywords: young people, children, international migration, afro-descendents, Costa Chica.

 

La región de la Costa Chica

La Costa integra una de las ocho regiones que conforman el estado de Oaxaca. Particularmente la Costa Chica es el corredor existente entre los puertos de Huatulco [Oaxaca] y Acapulco [Guerrero]. Desde el siglo XVI se tiene registro de la presencia de población de origen africano en esta zona. Los diferentes estudios que hablan de su llegada, además de ubicarla como mano de obra o cimarrones, también mencionan a los esclavos que llegaron como desertores de las vigías marítimas de Acapulco a asentarse en la región [Motta, 2007; Velázquez y Correa, 2007].

El desarrollo de las haciendas ganaderas derivó en el establecimiento de asentamientos de africanos esclavos en los lugares habitados por los indígenas. Ello motivó la salida de éstos últimos hacia la parte serrana, sentando el precedente de una relación asimétrica entre ellos. El esquema racista que fundamentó la organización social de la Colonia influyó directamente en la dinámica inter- étnica actual en la región [Martínez, 1992]. Sin embargo, la cercanía geográfica y su interacción económica, origina que entre indígenas, afrodescendientes y mestizos se establezcan otro tipo de relaciones, como las de compadrazgo y, en algunos casos, de matrimonio.

La información que se presenta en el artículo fue recabada en localidades pertenecientes al municipio de Pinotepa Nacional, aunque en mayor grado, brindo datos sobre la localidad de Corralero. Los municipios de la Costa que cuentan con población afrodescendiente, además de Pinotepa Nacional son: San Pedro Tututepec, Santiago Jamiltepec, Santa María Huazolotitlán, Santiago Tapextla, Santo Domingo Armenta, San José Estancia Grande, Santa María Cortijos, Santiago Llano Grande, Mártires de Tacubaya y San Juan Bautista Lo de Soto.

Las actividades económicas más importantes de la región actualmente son la ganadería, la pesca, la agricultura y el comercio. Si bien éstas brindan un soporte financiero importante para las localidades de la zona, se debe mencionar que en las últimas dos décadas, las remesas de los migrantes internacionales constituyen una forma de manutención o complemento de ingresos para las familias que se quedan. Por este hecho la migración hacia Estados Unidos ha cobrado una relevancia significativa para esta población, como veremos a continuación.

 

La migración internacional y los jóvenes afrodescendientes

De acuerdo a las categorizaciones que se han realizado para comprender la dinámica migratoria en el país, podemos decir que la región de la Costa Chica se integra como una zona de "migración internacional reciente" o dentro del grupo de zonas "emergentes" de emigración [Roberts y Hamilton, 2007]. Estas nuevas oleadas migratorias, provenientes en su mayoría del sur de la República Mexicana, se caracterizan por ser resultado de condiciones económicas particulares, y que han sido afectadas por la caída de los precios en los productos regionales. Entre las causas precipitantes para la migración se encuentra la presencia de fenómenos meteorológicos, como el paso de huracanes y tormentas tropicales. Tal como aconteció con el Huracán Mitch en Chiapas, que incidió en la salida de los flujos internacionales de indígenas chiapanecos en la década de los noventa [Villafuerte y García, 2006], así como el paso del Huracán Paulina, para la región de la Costa Chica en 1997. Sin embargo, no sólo es el factor económico el principal expulsor. También influyen otros tipos de motivaciones sociales (estatus, prestigio) para migrar. En este contexto, principalmente los jóvenes varones, fueron quienes emprendieron la aventura migratoria hacia distintos puntos de la geografía norteamericana, y más adelante, las mujeres también se incluyeron en este proceso.

Con el aumento de las salidas internacionales, la migración se convierte en un tema de conversación frecuente entre los habitantes de la Costa Chica. Durante mis diversas estancias de campo conocí los detalles que narraban los jóvenes1 que ya habían cruzado la frontera y estaban de regreso en sus localidades. Manifestaron haber realizado el cruce a Estados Unidos para poder conocer el sitio del que tanto se hablaba en la región. En algunos casos, los ingresos obtenidos en el trabajo eran utilizados para realizar viajes los fines de semana. Conocer Disney World en Florida era una de las metas más importantes para ellos. De igual manera, poder rentar un automóvil para desplazarse, visitar las playas en California y conocer "muchas mujeres", fueron temas que abundaban en las narraciones de sus experiencias migratorias. Si bien, en algunos casos, enviaban remesas para sus familiares (padres, parejas e hijos), en realidad, la mayor parte de su dinero lo gastaban allá, no solamente para su manutención inmediata, sino que también lo invertían en la compra de joyas y ropa.

Ahora bien, la mayoría de estos jóvenes, que han retornado a la región y que partieron a principio de la década de 1990, coinciden en señalar la precariedad de los empleos en Estados Unidos, bien por los bajos sueldos o por la temporalidad en sus contratos, como resultado de un proceso de desestabilización paulatina en la economía estadounidense. Esto incentivó su retorno a México, puesto que por su condición de desempleados, los ingresos que habían acumulado los utilizaban para su manutención, por lo que las remesas para sus familias de origen se volvieron cada vez menos constantes. En algunos casos extremos fue necesario que sus familiares les mandaran dinero a Estados Unidos para poder regresar. Una vez que retornaron a la Costa, los jóvenes se insertaron en actividades económicas como la albañilería, la pesca y, en varios casos, se ocuparon como choferes en taxis y camionetas de servicio colectivo que circulan en las rutas hacia Pinotepa Nacional.

Los jóvenes mencionan que en realidad el "sueño americano" no siempre puede cumplirse, prueba de ello es su propio retorno. Reconocen que parte del "fracaso" en su empresa responde a la situación de despilfarro que llevan a cabo mientras se encuentran en Estados Unidos. También señalan que su situación migratoria indocumentada les coloca en una posición de mayor vulnerabilidad. A diferencia de algunas comunidades indígenas y mestizas que residen en Estados Unidos, los afrodescendientes tienen redes de paisanaje poco consolidadas, esto como resultado de lo reciente del flujo. Ello imposibilita apoyarse ante la falta de empleo o en otras coyunturas extraordinarias que requieran de ayuda moral y financiera durante su permanencia en Estados Unidos,2 Luis González de la comunidad de El Ciruelo señaló al respecto:3

Luis: Nosotros, los morenos, no somos como los indígenas allá en el norte. Ellos sí están bien organizados, hacen sus fiestas, se ayudan para encontrar chambas y también se prestan dinero. Yo conocí a unos mixtecos que estaban en California y vi cómo se apoyaban. Que se prestaban dinero, a veces cuando alguien estaba malo, lo ayudaban para las medicinas, bien organizados. Hasta para las marchas que se hicieron en 2006 se organizaron y salieron en grupo. En cambio nosotros no, como que somos más envidiosos, "sí te va mal, pues ni modo, es tu problema", casi casi dicen así los paisanos, y mira que ya somos hartos, no nomás de aquí de Oaxaca, también de Guerrero hay hartos, pero no, ni nos ayudamos.4

A pesar de que estos jóvenes migrantes no tuvieron éxito financiero, cuentan con cierto prestigio social ante sus pares, de ahí que otros jóvenes se encuentren interesados en cruzar la frontera para tener sus propias vivencias que narrar. Las muchachas incluso, dicen que estos hombres migrantes se vuelven "interesantes", porque ya han salido de la comunidad, han corrido los riesgos del cruce y la estancia indocumentada en el vecino país del norte, por tanto, deducen que son "valientes", pero también que tienen la capacidad para intentar de nuevo internarse en territorio norteamericano.5

Por otro lado, también hay mujeres jóvenes, solteras y sin hijos, cuya edad promedio oscila entre los 17 y 23 años, que deciden emprender la salida hacia Estados Unidos. En este tipo de situaciones, las redes de amigas que ya residen allende la frontera son fundamentales. Las amigas suelen mantener comunicación telefónica y, en algunos casos, por Internet. Muchas de ellas han sido compañeras de escuela o vecinas, y, en algunos casos, han entablado alguna relación de parentesco ritual,6 hecho que profundiza los vínculos y la solidaridad entre ellas. En algunos casos, mantener lazos tan estrechos es lo que propicia que aquella que esté laborando en el norte, decida prestar dinero o conseguir por diferentes medios un monto suficiente para que la amiga, cuyo plan es irse a Estados Unidos, pueda hacerlo. De hecho, las muchachas, en la mayoría de los casos, optaron por mantener en secreto sus preparativos de viaje por diversos factores: en primera instancia, destaca la negativa inicial de las familias para que las mujeres migren solas; en segundo lugar, se teme que la muchacha en lugar de dirigirse al norte, se fugue con su pareja; en tercer lugar, los familiares prefieren que sea algún varón del grupo doméstico el primero en salir, así que cuando las jóvenes externan sus deseos de partir, la negativa es absoluta.

Por lo regular, los padres de las jóvenes al notar la prolongada ausencia de las hijas fuera de la población comienzan su búsqueda, primero con los familiares, después con la familia del novio, si es que existe y, finalmente, con las amigas más cercanas. Por lo común, éstas últimas tratan de ser evasivas, hasta que confiesan la verdad sobre el trayecto de la joven mujer, sobretodo cuando consideran que será difícil alcanzarla. Una vez dada a conocer la noticia, lo único que resta es esperar, el señor Efrén Mariche señaló:

Sí, mi hija así se fue, nunca nos dijo nada, ni cuenta nos dimos que iba sacando su ropa de a poquito. Como nosotros dos trabajamos, pues tampoco estamos todo el tiempo tan al pendiente. Y de repente ya se ocultó el sol y de la Lupe, nada ¡ni una noticia! El de la camioneta dijo que nomás la dejó allá en la terminal en Pino (Pinotepa) y nomás, pero que no llevaba maleta grande ni nada. Pero cuando revisamos el ropero, sí faltaba algo de ropa. Ya luego Carmen (su amiga) nos dijo que se había ido pa' allá, al norte. Pero que iba a estar bien, y que más bien teníamos que esperar a que llegara a Tijuana para hablar por teléfono. Eso fue en el año 2004, y de ahí ya no ha regresado. Pero sí sabemos que está bien, nos manda a veces algunos centavos, pero yo no sé a qué se fue, si ni obligaciones tenía, eso es para los hombres o las mujeres que ya tienen chamaquitos, pero Lupe no tenía nada de necesidad, pero ni modo, ya está allá.7

Carmen, una de las amigas que ayudó a Lupe a partir, relata al respecto:

Pues es que aquí así le hacemos las amigas. Ella ya había decidido irse y como ya otras dos más de la escuela se habían ido, pues que la animan. Pero también hay otras así, que así se van. Ya cuando llegó allá y tuvo su trabajo, nos estuvo pagando poco a poco y ahorita ya tiene casi cuatro años que se fue. Yo no me fui porque me quedé y me casé, pero sé que en algún momento cuando tenga un apuro, ella también me va poder ayudar. A veces ni la familia la quiere ayudar a una, dizque nomás por ser mujer, pero ya ves, también nos podemos ir para allá.8

La solidaridad femenina en los últimos años está adquiriendo un papel relevante para que las mujeres puedan migrar. En el estudio de caso de las mujeres chinantecas que migran hacia los Estados Unidos, Edna Peña [2004] señala la importancia de los apoyos femeninos para el mantenimiento de la migración de mujeres, sean o no miembros de la misma familia. Retoma el concepto de "espacios-puente" para hablar de esta dinámica, de acuerdo a la autora estos espacios:

[...]aparecen en las distintas formas de asociacionismo, en los que la experiencia cotidiana pone de manifiesto que las mujeres vivimos principalmente en redes con otras mujeres, lo que implica mujeres ligadas por lazos diversos de parentesco y consanguinidad así como de amistad y de colaboración en trabajos comunes. Se ha recalcado el papel que cumplen estos espacios puente como forma de identificación con el espacio interior [Peña, 2004:499].

Para los padres de las migrantes solteras jóvenes, el hecho de que sus hijas salgan del hogar sin notificación alguna, redunda en un estigma, puesto que se ve fuertemente cuestionada la manera de ejercer la autoridad de ambos padres.

Un hecho significativo del proceso migratorio, del caso que nos ocupa, es la consolidación de parejas en territorio estadounidense. Debido a la migración de las mujeres, las relaciones de cortejo y noviazgo "entre paisanos" comienza a gestarse también en los Estados Unidos. Pude conocer casos de parejas, en algunos casos con hijos nacidos en territorio estadounidense, que han decidido regresar a la región y buscar nuevos horizontes de vida ante lo adverso que resulta para ellos el contexto norteamericano. Otro de los motivos que los jóvenes tienen para regresar a la costa es culminar sus estudios, tanto de bachillerato como de educación superior.

Este es el caso de Verónica Clavel y Francisco Martínez.9 Esta pareja se consolidó "en el otro lado". Entablaron en Kentucky una relación de noviazgo que duró tres años. Ellos dejaron inconclusos sus estudios de bachillerato, por este motivo, decidieron regresar a la región con sus respectivas familias para terminar la educación media superior y continuar con sus estudios universitarios. Francisco terminó la carrera en Administración, en el Instituto Tecnológico de Pinotepa, y Verónica decidió dejar sus estudios y comenzar a trabajar en unas oficinas gubernamentales como secretaria. Ahora ya casados comentaron que no figura entre sus planes regresar a Estados Unidos. De hecho, el dinero conseguido allá, lo utilizaron en los primeros años para sufragar los gastos en la escuela, puesto que sus respectivas familias difícilmente hubieran podido otorgarles el dinero para esta empresa.

Es posible advertir que la motivación para las migraciones internacionales se ha diversificado de acuerdo a las edades y al rol de los individuos en las familias. Para aquellos primeros migrantes, la necesidad de cubrir las necesidades básicas de la familia (vivienda y alimentación principalmente), constituyó el fin inmediato de su migración. En cambio, ahora algunos de los y las jóvenes (solteros en su mayoría) que migran, lo hacen para obtener medios financieros que les permitan continuar estudiando. Su intención es terminar la carrera universitaria para encontrar mejores condiciones de empleo en la región o en otros puntos del país. Existe una opinión generalizada entre las jóvenes generaciones de que es más probable el ascenso social a través de la educación, específicamente la recibida en territorio nacional, puesto que es "más barata" en comparación con los altos costos que implica estudiar en Estados Unidos. Además, de acuerdo a sus experiencias en suelo americano, su poca calificación los restringe a ocupar los empleos más "devaluados", particularmente aquellos del área de servicios, como afanadores, pintores, cocineros y lavaplatos.

Pero no todos los que migran regresan. Si bien se tienen registrados los casos de los jóvenes que retornan, otras personas han optado por retrasar su regreso, especialmente los varones, aunque también las mujeres paulatinamente comienzan a hacerlo. Particularmente, la coyuntura de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 favoreció esta situación. Esto ha repercutido directamente en las relaciones familiares de los habitantes de la zona, puesto que pueden pasar años sin que los migrantes regresen. En algunos casos, nunca más se tuvieron noticias suyas desde el día en que partieron, lo cual nos habla también de los costos que deja la migración internacional en la región de la Costa Chica.

Es así como se construyen algunas de las experiencias migratorias entre los jóvenes. Conoceremos ahora detalles sobre los pequeños que aún no viajan: los niños afrodescendientes.

 

La experiencia de los niños10

Parto de reconocer que los niños son sujetos sociales con capacidad de agencia.11 En virtud de ello, la información aquí vertida refleja sus opiniones directas en torno al tema de la migración. Especialmente enfoqué la atención en los niños hijos de migrantes. En Corralero, la etapa de la niñez no necesariamente se circunscribe al periodo señalado por UNICEF, es decir, el tiempo comprendido entre los 0 y 18 años. Esto porque todavía hoy, algunos jóvenes contraen nupcias a partir de los 16 años de edad. Esta situación los involucra en una dinámica que los aleja de la etapa infantil, ya que adquieren un nuevo estatus como adultos y, sobre todo, como padres de familia. Existe una diferencia sustantiva en la definición de la niñez entre niños y adultos. Para estos últimos, la etapa de la infancia se describe como un momento "feliz", en el cual no hay problemas ni preocupaciones mayúsculas dado que no existen "responsabilidades" mayores que interfieran con la diversión y alegría, ya que la "tristeza es pasajera". Por el contrario, los niños manifiestan que durante la infancia viven sucesos que les generan malestar o insatisfacción por diversas causas. Pero también, los niños reconocen que todavía no tienen muchas responsabilidades. Hasta los 13 o 14 años es posible que los adultos hablen de las personas como niños, y que ellos se autodefinan como tales, aunque también hay excepciones, como en el caso de algunos estudiantes de secundaria. El bagaje de conocimientos transmitidos en las aulas, les brinda información sobre el periodo de la adolescencia por el cual transitan, razón por la cual experimentan cambios fisiológicos y emocionales que los coloca en una posición diferente a los niños, particularmente en lo relativo a la esfera de la sexualidad.

Debido a lo reciente del flujo en la zona, la migración infantil no es una práctica común, y aún no adquiere las proporciones que en otros puntos del país. Entre los afrodescendientes de la Costa Chica, todavía no puede hablarse a cabalidad de la existencia de una "cultura de la migración", como la observada en las regiones expulsoras de mano de obra migrante circunscritas a la zona centro-occidente de la República, en la cual los niños realizan sus salidas internacionales como un "rito de paso" necesario para llegar a la edad adulta [Kandel y Massey, 2002; López, 2007].

Cuando los niños deben permanecer en la localidad de origen mientras sus padres migran, se enfrentan a diversos escenarios. Por ejemplo, en el caso de la comunidad de Corralero, los niños viven una situación que los coloca en una posición de ambivalencia e inquietud constante a raíz de la salida de su madre. Por otro lado, existen también los casos de aquellos niños que han sido abandonados en la localidad a escasos meses de nacidos; están aquellos que han dejado de ver a su mamá cuando tenían en promedio de tres a diez años y, finalmente, se encuentran los que ven partir a la madre entre 10 y 13 años. Entre las madres migrantes ubicamos a aquellas que son madres solteras y aquellas que cuentan con cónyuge, estas últimas pueden permanecer un tiempo solas con los niños en la localidad, y más tarde buscar los medios para alcanzar al esposo en el norte. Presentaremos en primera instancia, los sucesos que se ponen en marcha cuando es una madre soltera quien decide irse.12

Guillermina es una madre soltera que partió una mañana, en el año 2005 hacia Estados Unidos. Sabía de los riesgos que implicaba el cruce, así que decidió dejar a su hija de tres años, Ana Bárbara, bajo el cuidado de sus padres. La noticia no fue bien recibida, pero ante la determinación de la mujer, los padres decidieron respetar su decisión y prestarle su ayuda para el cuidado de la pequeña. Pidió a la parentela hablarle "siempre" a Ana Bárbara de ella, para evitar que, con el paso del tiempo, la pequeña la olvidara, como ocurre con algunos niños que crecen sin la figura materna, ya que la abuela o alguna tía es llamada "mamá" por los infantes.

En 2008 tuve la posibilidad de conversar con Ana Bárbara, quien entonces tenía seis años. Estaba ya en el primer año de primaria; como el resto de sus compañeros, jugaba y charlaba sobre diferentes temas. Una tarde con un grupo de amigos, le pregunté a la niña sobre su mamá y su respuesta fue la siguiente:

¿Mi mamá, mamá? ¿La de a de veras? Ella está en el norte, mi otra mamá es mi abuelita, ella vive aquí conmigo, mi abuelita es más mi mamá, que la otra. Si ella regresa del norte, yo le voy a decir que mejor me quedo a vivir con mi abuelita en lo que la voy conociendo, así esta bien, porque luego las mamás de uno luego quieren que uno les de besos, pero ¿cómo? ¡Si ni las conocemos!13

Si bien los familiares de Guillermina le han hablado a la pequeña Ana Bárbara de su mamá, el contacto con su abuela ha producido el efecto que Guille quería evitar al pedirle a sus hermanos hablarle de ella a la niña. Sin embargo, también Ana Bárbara planea una posible solución ante la coyuntura del regreso de su madre, al tomarse un tiempo "para conocerla".

Existen otros casos donde se ha dejado a los niños a escasos meses de nacidos, tal como ocurrió con Jair, Mauricio y Carmen. Todos ellos han quedado bajo los cuidados de los abuelos maternos. Para las familias de estos pequeños, el que se su madre haya tomado la decisión de irse a los pocos meses de dar a luz, redundó en que los niños no pasaran por el proceso de tristeza que implica para otros pequeños experimentar la partida de sus madres:

Abuela Herminia (65 años): Como Jair estaba chiquitillo, no se dio cuenta (de la partida de su madre). Conforme fue creciendo le dijimos que su mamá estaba en el norte trabajando para que él y su hermana pudieran tener dinero y que vivieran mejor, y el niño está conforme. Pero luego, cuando habla por teléfono con ella se pone nervioso y no quiere, dice que le da miedo, pero yo creo que cuando pase más tiempo ya no se va poner rebelde para hablar con su mamá.14

No obstante la opinión de los familiares, es frecuente que los niños que se encuentran en esta situación hablen de sus madres ausentes, sobre todo cuando comparan sus circunstancias con aquellos que sí viven con sus respectivas madres, conozcamos algunos de sus puntos de vista:

Jair (4 años): Yo no extraño mucho a mi mami, yo creo que sí la quiero pero como no hemos estado juntos, a lo mejor no mucho como a mi abuelita.15

Carmen (6 años): Mi mamá se fue cuando yo estaba rete chiquita, dicen que de siete meses de nacida. No me acuerdo nada de ella, nomás por las fotos sé como es su cara.16

Mauricio (7 años): Pues es que luego uno compara, a veces los niños como yo estamos bien, porque luego las mamás son bien regañonas. Mi abuelita me consiente, me compra cosas y hace de comer rico, luego otras mamás nomás regañan, quién sabe cómo será mi mamá.17

En el caso de estos pequeños es frecuente que pasen algunos días en casade sus tíos, lo cual les permite tener un mayor grado de interacción con el resto de la parentela y también mitiga la carga de trabajo que implica para los abuelos estar pendientes de las necesidades de sus nietos. Sin embargo, la situación crea sensaciones muy particulares en los niños, como incertidumbre y soledad.

En los estudios sobre la migración internacional, el tema de la incertidumbre es un tópico que impregna el vivir presente de los agentes migratorios y su círculo inmediato de interacción en diferentes contextos [Besserer, 2007: 330-335]. Tener noticias del pariente que partió, los detalles de su llegada al norte, los imprevistos por lo cuales pasó, su estado de salud; entre otros temas, contribuye a que exista un periodo de estrés e inquietud cuando estos cuestionamientos no encuentran pronta respuesta. En estos casos concretos, los medios de información cumplen un papel fundamental como paliativo a la incertidumbre que implica migrar,18 pero también en los niños es posible observar cierto grado de incertidumbre ante su forma de vida, particularmente entre aquellos que pasan tiempo en las casas de sus diferentes tíos y tías, sobre todo los fines de semana o en temporadas vacacionales. El ir y venir de una casa a otra impide a los niños experimentar la pertenencia a "una sola casa", como el resto de sus amigos:

Mariana (9 años): Yo estoy cansada, todos los fines de semana voy con mis tíos, a veces a Pinotepa, a veces aquí en Corralero, luego con mis abuelitos. Es cansado porque hay que levantarse temprano y luego mis tías me ponen a hacer limpieza, a cuidar a mis primitos, un montón de cosas.19

Alberto (7 años): Si mi mamá estuviera aquí, yo no andaría de un lugar para otro, luego no me siento bien en ningún lugar, ni con mis abuelitos, es su casa de ellos, no es la mía. Y luego me mandan con mi tía, a veces juego, pero a veces nomás quiero ver televisión y no me dejan.20

Además de la incertidumbre, la sensación de soledad es común entre estos pequeños según sus propias apreciaciones. En su estudio con niños y adolescentes michoacanos, Gustavo López [2007:565] describe este sentimiento como uno de los más recurrentes tanto en niños como en adultos que migran hacia Estados Unidos. Particularmente esta sensación se expresa cuando los pequeños realizan su viaje migratorio. De acuerdo con las propias experiencias de sus familiares, los pequeños saben que la estancia en el norte conlleva cambios significativos en el estilo de vida. El hecho de ser indocumentados y no tener conocimiento del nuevo sitio de residencia deriva en el aislamiento en las casas o departamentos en el lugar de destino. Empero, entre los niños no migrantes de la localidad de Corralero, este sentimiento se expresa en el marco de las constantes "visitas" a casa de sus familiares. A pesar de que se encuentran rodeados de los parientes y los primos, comentan que se sienten muy solos debido a que no cuentan con la presencia de su madre para llevar a cabo ciertas actividades, como jugar, ir de visita, salir a la playa. Es por eso que buscan la compañía de amigos que atraviesan por circunstancias similares, ya que el resto de los pequeños ignoran lo que implica vivir sin la madre:

Alberto (7 años): ¡Huy sí! Todo el tiempo me siento solito, no sé, es que no hay mucho a quien decirle cosas, de cómo se siente uno. Es feo cuando uno está sin su mamá, pero pues ni modo, hay que seguirle, ni modo de siempre andar así, por eso voy con los otros, porque luego nos ponemos a platicar de cómo estarán las mamás, si se acuerdan de nosotros, si también están solas o no, de esas cosas.21

Mariana (9 años): Los niños estamos solos, no solos de no tener a nadie, estamos solos porque no tenemos mamá, bueno sí tenemos, pero no está, que es igual. A veces pienso que mi mamá también está sola, pero quién sabe, a lo mejor igual que yo se pone triste a veces. Pero no nomás yo estoy así, habemos un montón de chamaquitos así, es que no sé como decirle, estamos solos pero vivimos con los abuelitos. ¿Usted si tiene mamá?22

Como se ha documentado en otros casos, es común que los hijos e hijas de migrantes expresen emociones como tristeza y soledad cuando evocan a la madre o al padre ausente [López y Loiaza, 2009: 848]. Máxime cuando en el proceso de socialización primario, los abuelos y el resto de los familiares dan una connotación importante a la ausencia de su progenitor(a) a través de las charlas. Pero ¿qué ocurre con los casos de los niños que tienen mayor edad y están casi en la etapa de adolescencia y han quedado bajo la tutela de sus abuelos una vez que su padre, y particularmente la madre, han migrado?

El caso de Iris nos puede brindar algunas pistas para conocer con mayor detalle este hecho. Iris creció en compañía de sus padres hasta los diez años, tiene dos hermanos menores, uno de ocho y otro de cuatro años. El primero en partir fue Miguel, su padre. Decidió probar suerte en Estados Unidos acompañado de uno de sus hermanos, así que se quedaron en la localidad su madre (Martina) y los tres hijos. Todo parecía transcurrir con cierto grado de normalidad hasta que un día Martina le notificó a Iris que ella también iría a trabajar con su esposo, puesto que las remesas enviadas hasta el momento eran insuficientes para la manutención de la familia y no estaban reuniendo con la prontitud esperada los fondos para la construcción de la casa.

En este momento comenzaron las negociaciones con las familias para determinar quienes se harían cargo del cuidado de los niños. Iris tuvo una participación importante en el proceso de negociación, ya que ella estaba más inclinada por quedarse en casa de los abuelos paternos. Aunado a esto, Iris comenzó a planear su vida en calidad de "madre de sus hermanos", como ella en algún momento comentó. La partida de su madre significaba para ella adquirir un mayor grado de responsabilidades, así que desde que su mamá le dio a conocer la noticia de su salida hacia Estados Unidos, ella comenzó a indagar sobre los aspectos que implica el cuidado de los niños para apoyar a su abuela. Iris estaba presente en las charlas entre su madre y su abuela para tomar previsiones ante circunstancias muy claras, como aprender a cocinar, lavar la ropa y los trastes, apoyar a sus hermanos en las tareas escolares, entre otros. Una vez que su mamá se fue, ella continuó con sus actividades cotidianas, aunque con una mayor carga de responsabilidades. Al momento de conocerla y realizar la entrevista, contaba ya con 13 años:

Iris: Yo sí me acuerdo cuando mi mamá se fue. Me dijo que tenía que cuidar a mis hermanitos chiquitos. Como yo soy la mayor, me toca cuidarlos, pero ahora ya se me hace más pesado, porque luego no puedo salir a ver a mis amigas porque tengo que ver si mis hermanos ya comieron, que la tarea, que si juegan. Es bien difícil, porque yo también tengo cosas que hacer de la escuela, pero ¿qué le hago? mi abuelita también ya está más grande. Mi mamá dice que no sabe para cuando regresa y yo también ya estoy viendo qué voy a hacer cuando acabe la escuela (secundaria). Las que somos mayores y nuestra mamá se va, nos toca hacerla de mamás de nuestros hermanitos también.23

Iris no es la única que vive esta situación, así como ella, se encuentran las niñas que al ir creciendo y ante la ausencia de su madre, deben cuidar de los más pequeños. Sin embargo, cuentan con el apoyo de sus abuelas y tías para encarar este tipo de escenarios; para algunas su participación en el cuidado de los hermanos menores es un "apoyo", más que un deber, como lo ha asimilado Iris. A pesar de ello, como resultado de este estilo de vida, ellas llegan a tener conversaciones que giran en torno a las diferentes problemáticas que deben enfrentar en su cotidianidad y las posibles alternativas de solución en distintos momentos.

Otro de los temas recurrentes de conversación entre estas niñas, casi adolescentes, es qué ocurrirá si sus madres no regresan:24

Iris: Si mi mamá no regresa no sé que voy a hacer con mis hermanos. A lo mejor ya voy a tener que trabajar también, porque también ya van creciendo y luego entre más va uno a la escuela son más gastos.

Lourdes: No creo que regrese pronto, está difícil, pero también mis hermanitos están aprendiendo a estar solos. Lo triste va ser cuando mi abuelita no esté, porque como sea ella también hace muchas cosas por nosotros. Luego, cuando se enferma pienso "¿qué va ser de nosotros si mi abuelita no está?" Vamos a tener que vivir solos, a lo mejor con algún tío, o alguna tía, pero no es lo mismo.

Este tipo de inquietudes se manifiestan con relativa frecuencia, lo que no impide que estas niñas tengan la posibilidad de pasar buenos momentos en la compañía de sus amigas y familiares cuando las circunstancias se presenten. Además, el hecho de que sus hermanos reconozcan también en ellas una figura de autoridad favorece la realización de sus tareas con ellos. La coyuntura que les ha tocado vivir sin duda, ha redundado en una maduración temprana, la cual les motiva a reflexionar sobre su futuro a mediano plazo y también en el de sus hermanos y tutores mayores (abuelos en su mayoría). Estas pequeñas han incorporado en su bagaje emocional la idea de que están "para cuidar a los otros",25 en tanto han comenzado a fungir en cierta medida como "niñas-madre":

Los niños-madres, y fundamentalmente las niñas-madres, son aquellos en quienes ha sido delegada, implícita y a veces explícitamente, la autoridad, delegación hecha por los padres, en particular por la madre. La delegación de este papel va dirigida desde el principio a las mujeres [...] La madre empieza a conferir un poder a las hijas que determinan una cierta posibilidad de identidad materna aunada al papel que les atribuyen los hermanos de permanencia, condicionadora del control y la organización familiar de la mujer-madre [Cueli, 1980:48-49].

Esto las sitúa ante una posición ambivalente relativa a la construcción de sus referentes de maternidad, ya que, por un lado, su contexto familiar les exige brindar cuidados a los hermanos pequeños, pero, por otro, ellas dejaron de ser el objeto de cuidados maternales entre los nueve y 11 años. Si bien las abuelas han constituido sus "figuras de apego subsidiarias" [Carrillo, Maldonado, Saldarriaga, Vega y Díaz, 2004:412] ante la ausencia de la madre,26 éstas niñas también se han constituido en figuras subsidiarias ante sus hermanos:

Lourdes: A mí ya me tocó ser mamá sin querer, y las cosas que aprendí algunas me las dijo mi mamá hace cinco años que se fue, otras las aprendí de mi abuelita. Pero yo creo que yo le estoy dando más atención a mis hermanos que la que a mí me dieron, a mi casi no me escuchaba mi abuelita cuando estaba triste, por eso las cosas que me faltaron a mí, las estoy haciendo con mis hermanos, sobre todo con la chiquita, que luego es la que sufre más.27

Es importante mencionar que la ausencia del padre no genera este tipo de reflexiones en las niñas, aunque para los adultos tutores, la ausencia de la autoridad del varón redunda en la desobediencia de los niños ante la falta de control en su conducta.

De acuerdo con Marina Ariza [2002:72], en las familias trastocadas por la migración internacional "la ausencia de la madre parece tener un efecto desestabilizador más fuerte sobre la familia que la ausencia del padre, pues —en contraste con lo que acontece en la dinámica intrafamiliar en los casos de emigración masculina— ellos no asumen los roles domésticos, sino que delegan en otros parientes el cuidado y a la atención de los hijos". En estos casos, las hermanas mayores deben hacer un mayor esfuerzo para evitar que los pequeños tengan mala conducta. Para ello recurren a la figura de los tíos, a quienes se les reconoce la autoridad para regañar y, en algunas ocasiones, golpear a los niños, aunque no es una práctica generalizada, esto permite a las pequeñas y los abuelos tener una figura mediadora para regular la conducta de los niños que llegan a ser agresivos o desobedientes.

En el marco de estos escenarios se desarrolla la vida de las niñas y los niños ante la ausencia de padres. Los reajustes familiares por los que deben pasar les colocan en situaciones novedosas que exigen un rápido proceso de adaptación de su parte. Conocer los detalles de su vida en este nuevo contexto, nos permite aproximarnos a una forma de experimentar la migración sin tener necesariamente que emprender el viaje. Se torna una tarea obligada estar atentos al transcurso de este fenómeno más adelante, para tener una aproximación a la manera en la que la migración internacional incide a mediano y largo plazo entre los niños, y por supuesto, los jóvenes afrodescendientes.

 

CONCLUSIONES

Con los ejemplos de los jóvenes y los niños, podemos conocer los alcances e impactos que tiene la migración internacional en la dinámica comunitaria y regional. Se puede apreciar la inserción de los pobladores en el flujo migratorio no necesariamente, como un modo de subsistencia para los núcleos domésticos en exclusiva, aunque no se niega que sigue siendo un incentivo importante. En los últimos años, los migrantes jóvenes se van para reunir el suficiente capital y cubrir otros gastos, como las fiestas o los estudios. Esto redunda también en un aumento en el prestigio social de las personas que lo hacen, incluidas sus familias. Cumplir con la meta de la partida hacia Estados Unidos, deriva en un reconocimiento "al esfuerzo", de mujeres y hombres migrantes.

Las experiencias de los jóvenes afrodescendientes y los niños, permiten generar una reflexión alusiva a una realidad que no se ciñe únicamente a ellos. Dado el elevado número de connacionales que cruzan la frontera norte, se torna pertinente conocer qué ocurre en aquellas zonas que se han incorporado recientemente a las oleadas migratorias transfronterizas. En el caso de los niños, no existe aún un proceso de migración infantil que documentar, aunque no resultaría extraño que a corto plazo se presente esta situación. El hecho de conocer sus experiencias de acuerdo a sus apreciaciones particulares sobre el tema es una fuente de información valiosa.

Las ciencias sociales se han caracterizado por ser adultocéntricas, brindando a los niños un papel secundario en las investigaciones. El hecho de retomar sus puntos de vista constituye un recurso importante para encontrar otras vetas de análisis en los estudios sobre migración. Sobretodo porque gracias a esta perspectiva podemos tener un panorama más holista sobre este hecho.

Por otro lado, en el caso de los jóvenes es también interesante notar cómo se va trastocando su manera de relacionarse. El hecho de que algunos jóvenes afrodescendientes encuentren pareja en Estados Unidos, constituye una experiencia novedosa dado los patrones en las pautas de cortejo y matrimonio. Otro de los cambios significativos es el alusivo a la migración de las jóvenes solteras. El hecho de tomar la decisión de partir las coloca en una coyuntura donde cuestionan el orden patriarcal establecido, al tomar ellas la iniciativa de migrar, siempre y cuando cuenten con el apoyo de sus redes de amigas, sean migrantes o no. Por otro lado, pudimos observar también otro tipo de repercusiones de la migración femenina, particularmente la de las mujeres que tienen hijos y deciden migrar sin ellos. Sus hijas e hijos adquieren toda una serie de experiencias que les permiten paliar la ausencia, y a la vez, encontrar estrategias para crecer e interactuar con el resto de la comunidad.

Podemos apreciar que en un marco más amplio, nos encontramos ante transformaciones importantes en la dinámica familiar en las distintas comunidades de la región de la Costa Chica de Oaxaca. Tener una aproximación a este tipo de situaciones, permiten dar cuenta de las formas de vida contemporáneas de una población que para algunos es poco conocida. Resta mantenerse atentos a los cambios en las experiencias que viven los niños y jóvenes, como parte de la diversidad de México y de sus procesos sociales vigentes.

 

BIBLIOGRAFÍA

Ariza, Marina 2002 "Migración, familia y transnacionalidad en el contexto de la globalización: algunos puntos de reflexión", en Revista Mexicana de Sociología, vol. 64, núm. 4, pp. 53-84.         [ Links ]

Besserer, Federico 2007 "Luchas transculturales y conocimiento práctico", en Ariza, Marina y Alejandro Portes (coords.), El país transnacional. Migración mexicana y cambio social a través de la frontera, México, Instituto de Investigaciones Sociales/UNAM, pp. 323-347.         [ Links ]

Carrillo, Sonia, Carolina Maldonado, Lina María Saldarriaga, Laura Vega y Sonia Díaz 2004 "Patrones de apego en familias de tres generaciones: Abuela, madre, adolescente, hijo", en Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 36, núm. 3, pp. 409-430.         [ Links ]

Cueli, José 1980 Dinámica del marginado 1. Teoría psicosocial del marginado, México, Alhambra Mexicana.         [ Links ]

Gaytán, Lourdes 2006 Sociología de la Infancia, Madrid, Síntesis.         [ Links ]

Jáuregui, Jesús 1982 "Las relaciones de parentesco", en Nueva Antropología, año/vol. 5, núm. 18, pp. 179-208.         [ Links ]

Kandel, William y Douglas Massey 2002 "The culture of Mexican Migration: A Theorical and Empirical Análisis", en Social Forces, vol. 80, núm. 3, pp. 981-1004.         [ Links ]

López, Gustavo 2007 "Niños, socialización y migración a Estados Unidos", en Ariza, Marina y Alejandro Portes (coords.), El país transnacional. Migración mexicana y cambio social a través de la frontera, México, Instituto de Investigaciones Sociales/UNAM, pp. 545-570.         [ Links ]

López, Luz María y María Olga Loaiza 2009 "Padres o madres migrantes y su familia: oportunidades y nuevos desafíos", en Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales. Niñez y Juventud, vol. 7, núm. 2 [ref. 13 de enero de 2010]. Disponible en web: http://www.umanizales.edu.co/revistacinde/index.html.         [ Links ]

Martínez, Luz María 1992 "La cultura africana: tercera raíz", en Bonfil, Guillermo, (comp.), Simbiosis de culturas. Los inmigrantes y su cultura en México, México, FCE, pp. 111-180.         [ Links ]

Molinar, Patricia y Martha Rebeca Herrera 2009 Creciendo en la adversidad, México, Juan Pablos/Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Sinaloa.         [ Links ]

Motta, Arturo 2007 "Las vigías marítimas de los milicianos pardos de la Costa Chica Oaxaqueña y el 'engreimiento' de su calidad; último tercio del siglo XVIII", en Velázquez, María Elisa y Ethel Correa (coords.), Africanos y afrodescendientes en Acapulco y la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, Diario de Campo, Boletín interno de los investigadores del área de Antropología Social, núm. 42, México, Conaculta-INAH, pp. 58-77.         [ Links ]

Peña, Edna 2004 "Mujeres migrantes de Santa María Las Nieves en el mercado laboral: perspectivas en el ejercicio del poder en el grupo doméstico", en Suárez, Blanca y Emma Zapata (coords.), Remesas. Milagros y mucho más realizan las mujeres indígenas y campesinas, vol. 1, México, GIMTRAP, pp. 461-502.         [ Links ]

Quiroz, Haydée 2009 "La migración de los afromexicanos y algunos de sus efectos culturales locales: una moneda de dos caras", en Barroso, Gabriela (comp.), Migrantes indígenas y afromestizos de Guerrero, Acapulco, UAG/Conacyt, pp. 244-270.         [ Links ]

Rodríguez, Iván 2007 Para una sociología de la infancia: aspectos teóricos y metodológicos, Colección Monografías 245, Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas.         [ Links ]

Velázquez, María Elisa y Ethel Correa (coords.) 2007 Africanos y afrodescendientes en Acapulco y la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, Diario de Campo, Boletín interno de los investigadores del área de Antropología Social, núm. 42, México, Conaculta-INAH.         [ Links ]

Villafuerte, Daniel y María del Carmen García 2006 "Crisis rural y migraciones en Chiapas", en Migración y Desarrollo, vol. 6, pp. 102-130.         [ Links ]

 

NOTAS

1 Principalmente, varones cuyas edades oscilaban entre los 19 y 25 años.

2 Esto no significa que no existan otras redes para realizar el cruce fronterizo, como veremos más adelante en el caso particular de las mujeres.

3 Los nombres de las personas cuyos testimonios aparecen a lo largo del artículo han sido modificados para resguardar su anonimato.

4 Entrevista realizada el 8 de noviembre de 2007 en la comunidad de El Ciruelo.

5 De acuerdo al estudio realizado por Haydée Quiroz [2004] en comunidades de la Costa Chica de Guerrero, otro fenómeno que la migración ha generado en las comunidades es la presencia de grupos de "cholos", así como un aumento en el consumo de alcohol y drogas como resultado del envío de remesas. Este hecho aún no adquiere proporciones mayúsculas en las localidades de Pinotepa Nacional, lo cual no quiere decir que estén ausentes.

6 De acuerdo a lo señalado por Jesús Jáuregui, el parentesco ritual es aquel donde "determinados procesos rituales establecen vínculos análogos a los lazos del parentesco, esto es, la relación es asimilada a la del parentesco, pero no se confunde con él. Los casos más importantes son: la hermandad de sangre y el compadrazgo o copaternidad, cuyo correlato es el padrinazgo" [Jáuregui, 1982:184-185].

7 Entrevista realizada el 10 de marzo de 2008 en la comunidad de Corralero.

8 Entrevista realizada el 15 de marzo de 2008 en la comunidad de Corralero.

9 Quienes viven en la localidad de Corralero.

10 La información presentada en este apartado forma parte de los resultados de mi tesis doctoral, realizada en la comunidad de Corralero, intitulada: "Cuando los padres se van. Migración e infancia en la Costa Chica de Oaxaca.

11 Perspectiva que la sociología de la infancia ha colocado como un eje articulador para los estudios con niños y niñas en diversos contextos culturales. Para mayores detalles sobre esta aproximación teórica, puede revisarse: Gaytán [2006]; Rodríguez [2007].

12 Los datos para conocer estas situaciones se obtuvieron a través de las entrevistas con la parentela de las mujeres y con los niños. En algunos casos concretos, con aquellas mujeres que han retornado a la localidad por diversos factores.

13 Entrevista realizada el 9 de julio de 2008 en la comunidad de Corralero.

14 Entrevista realizada el 7 de noviembre de 2008 en la comunidad de Corralero.

15 Entrevista realizada el 06 de enero de 2009 en la comunidad de Corralero.

16 Entrevista realizada el 25 de mayo de 2009 en Corralero.

17 Entrevista realizada el 07 de enero de 2009 en Corralero.

18 De acuerdo a lo señalado por Federico Besserer, en el caso particular de la migración de los pobladores de San Juan Mixtepec, Oaxaca, la comunicación telefónica, pero principalmente el uso de la Radio Bilingüe, constituye una herramienta de suma importancia para que las familias aminoren la incertidumbre que implica que uno de sus familiares parta hacia Estados Unidos, para conocer con más detalles este proceso, v. Besserer, 2007:331-332.

19 Entrevista realizada el 6 de noviembre de 2008 en la comunidad de Corralero.

20 Entrevista realizada el 24 de mayo de 2009 en la comunidad de Corralero.

21 Entrevista realizada el 24 de mayo de 2009 en la comunidad de Corralero.

22 Entrevista realizada el 06 de noviembre de 2008 en la comunidad de Corralero.

23 Entrevista realizada el 22 de mayo de 2009 en la comunidad de Corralero.

24 Conversación registrada en casa de Lourdes el 07 de noviembre de 2008.

25 Molinar y Herrera nos dicen: "se aprende a ser madre desde la infancia, la niña es socializada para atender a los 'otros' antes que a sí misma, se le enseña a estar atenta de las necesidades ajenas, aprende la obligación de proveer cuidados necesarios con competencia y afecto" [Molinar y Herrera, 2009:103].

26 Las figuras de apego subsidiarias son aquellas que "pueden reemplazar a la madre o al principal cuidador durante sus ausencias, procurándole al niño los cuidados que éste necesite y una base segura para la exploración. Sin embargo, no todas las figuras de apego son tratadas como equivalentes entres sí y cada una de ellas genera en el niño patrones de conducta social de diferente intensidad, que permiten organizarlas jerárquicamente en figuras de apego principal y subsidiarias" [Carrillo, Maldonado, Saldarriaga, Vega y Díaz, 2004:415].

27 Entrevista realizada el 03 de diciembre de 2008 en la comunidad de Corralero.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons