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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versão impressa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.30 no.93 Ciudad de México  2008

https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2008.93.2269 

Obras, documentos, noticias

 

El ex molino de San Antonio. Patrimonio industrial de la ciudad de Querétaro

 

Andrés Torres Acosta y Thania Aceves Lozada

 

El patrimonio industrial de un lugar es todo lo referente a la industria, todo sistema de producción por medios mecánicos activados por energía, cuyo origen no sea humano: vestigio tangible e intangible de diversos orígenes surgido en torno a la industria, ya sea de determinada fuerza motriz —hidráulica, eólica, de vapor, eléctrica, etc.— o definida por el tipo de producción —textil, minera, azucarera, entre otras. Este patrimonio está amenazado en todo el mundo. Debido a los cambios económicos e industriales que han caracterizado los últimos dos siglos, grandes áreas dentro de las ciudades se han declarado obsoletas a causa de cambios tecnológicos o de la sobreexplotación de los recursos naturales. Fábricas, plantaciones, minas, trenes y otras fuentes de patrimonio industrial son indicios del lugar de trabajo y de producción y tienen la misma importancia que el patrimonio religioso y el doméstico, a los cuales hasta ahora se les ha dado prioridad. Esta nueva mirada al estudio del patrimonio industrial, también conocido como "arqueología industrial", nos invita a acercarnos a los testimonios de nuestra memoria, a ver cómo los paisajes urbanos y rurales se han modificado debido a la creciente necesidad de producir.

El edificio conocido como ex molino de San Antonio es un ejemplo de una construcción utilizada para uso industrial durante casi tres siglos y medio en Querétaro que, a mediados del siglo XX, se transformó para albergar una institución particular de educación —desde mediados de 2002 ha sido ocupada por la Universidad Marista de Querétaro. Este edificio se localiza en las márgenes del ahora llamado río Querétaro, que flanquea la avenida Universidad, desde la avenida Bernardo Quintana hasta la Cinco de Febrero de oriente a poniente.

Se han realizado estudios históricos de este importante edificio queretano1 que forma parte del Catálogo de Monumentos Históricos de Querétaro del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Delegación Querétaro. Esas investigaciones se han publicado también en revistas sobre el tema2 cuyo objetivo es recopilar los momentos más importantes de la historia del ex molino en los documentos escritos y gráficos en que durante más de 400 años se ha registrado el ir y venir de los propietarios del inmueble, así como el uso al que éstos lo destinaron. El estudio que ahora se presenta incluye la evaluación del estilo arquitectónico utilizado, aún apreciado por muchos jóvenes, alumnos y profesores que asisten a la Universidad Marista de Querétaro como punto de reunión para efectuar sus actividades cotidianas de enseñanza superior.

 

Antecedentes históricos

El México colonial

Como antecedentes históricos sólo mencionaremos que el edificio se fundó en 1608 cuando a don Hernán Sánchez Cortés, acaudalado ganadero español, se le concedió un herido de molino (desvío del afluente de un río para mover maquinaria de un molino de granos).3 Es por ello que llevó por varios siglos el nombre de molino de Cortés, aunque también se llamó de la Otra Banda, por ubicarse en la margen norte del río Blanco (conocido ahora como río Querétaro). Encontramos otra nota importante en la historia de este edificio cuando fue adquirido por don Juan Antonio de Urrutia Jáuregui y Aldama, marqués de la Villa del Villar del Águila (sobrino heredero del famoso marqués que construyó el acueducto), quien obtuvo la propiedad el 12 de febrero de 1767.4 Como testigo de este acontecimiento aún se encuentra en el inmueble el escudo de armas del marqués (fig. 1). Tan importante fue esta propiedad al paso de los tiempos, que se conocen varios mapas de la ciudad de Querétaro en donde aquélla sirve como punto de referencia5—mapas fechados en 1760, 1778, 1796, 1802, 1844, 1845, 1862 y 1870 (los cuatro últimos correspondientes al México independiente).

Con relación al equipamiento del molino, se encontró, en el Archivo Histórico de Querétaro, el primer levantamiento conocido de esta propiedad fechado el 29 de abril de 1688 y efectuado por el propietario de entonces, don Antonio Rodríguez Camacho. En el inventario se listaban como sus bienes inmuebles el molino, la casa y la huerta; además, había "nueve aposentos en el molino y la labor tenía una casa con cinco piezas",6 mas no se especificaron las dimensiones de estas áreas ni el sistema constructivo empleado en ellas. En junio de 1732 se realizó otro testamento, el del general Alonso Sánchez Grimaldo, El Viejo, que constituye el primer documento donde se registran las dimensiones de la propiedad y otros datos importantes:

Predio: Un solar que colinda con el río el cual se compone de trescientos setenta varas [310 m] de oriente a poniente, y de la atarjea al río, ciento veinte varas [100.6 m].

Presa: De calicanto de setenta varas [58.7 m] de atravesía al río, con dos cortinas, una al oriente y otra al sur. Altura de cinco varas [4.2 m]. Al desemboque del agua, quince varas [12.6 m] de atarjea (o canal) hecha de calicanto. Su ancho es de cinco varas [4.2 m]. Al desemboque del agua quince varas [12.6 m] de atarjea hecha de calicanto. La acequia es de tierra zanjeada.

Atarjea (o canal): setenta y ocho varas [65.4 m] de largo y tres [2.5 m] en alto.

Casa habitación: Tres cuartos maltratados con techo de morillos y tejamanil y otros tres cuartos bien tratados con techos de vigas, sus pisos y azotea enladrillados. Los muros de ambas partes son de adobe. Puertas y ventanas de madera. Sin medidas.

Molino: Dos cubos en sus macizos y rempujos de calicanto, así mismo sus cárcamos, bóvedas y dos piedras (de molienda) en él (una nueva y otra usada). La fábrica es de calicanto doce varas [10.1 m] en largo, siete [5.9 m] en ancho y encima del techo un limpiadero con pilares de mampostería. Su techo y suelo enladrillado y arriba un asoleadero igual enladrillado.

Molino pequeño: fábrica de calicanto (sin dimensiones definidas).

Huerta: trescientos cincuenta y cuatro varas [296.7 m] de largo de oriente a poniente, y ciento noventa y dos [160.9 m] de sur a norte, con merced de agua cotidiana a la toma de la congregación de los indios. La huerta se encontraba cercada con muro de adobe y cimiento de piedra con lodo, de una longitud total de novecientas noventa varas [829.6 m], su altura tres varas [2.5 m] poco más. Posee dos mil setenta y tres árboles. Se especifican los tipos de árboles también y si producen o no.7

Gracias a este documento se conocen datos muy precisos de lo que poseía el molino: una presa de contención de agua de casi 60 m de ancho y dos cortinas de 4.2 m de alto. También se encontró el canal de distribución de agua (atarjea en el documento), dividido en dos trayectos: el primero de 12.6 m y el segundo de 65 m. Asimismo, se hace referencia al predio del molino de casi 32 000 m2. Lo más interesante es el señalamiento de que la fábrica se construyó con muros de piedra unida con mezcla a base de cal (calicanto), cuyas dimensiones cubrían una superficie de poco menos de 60 m2. Por último, se describe la huerta de casi 48 000 m2, con una barda perimetral de casi 900 m de largo y 2.5 m de alto. Al sumar todas las áreas, resulta que la finca poseía un área total de casi 80 000 m2.

 

El México independiente

El primer dato importante de la historia del ex molino en el México independiente corresponde al 9 de diciembre de 1854, cuando los señores Félix Malo y Juan Goroztiaga formaron una compañía molinera denominada Fomento y Giro del Molino de San Antonio, ya que por primera vez se nombra al molino como de San Antonio. En el documento de escrituración de la propiedad se definieron algunas de sus dimensiones:

solar desde la atarjea que va del molino para el río compuesto por ciento veinte varas [100.6 m] de sur a norte y trescientas setenta varas [310.1 m] de oriente a poniente; la huerta se compone de trescientas cincuenta varas [293.3 m] de oriente a poniente, y de sur a norte, ciento noventa y dos varas [160.9 m], cercada de tapia y con el derecho de agua perpetuo de la toma de la congregación de indios que viene de la presa.8

Como puede observarse, las dimensiones se mantuvieron casi iguales respecto a las levantadas en el testamento del general Sánchez Grimaldo en 1732. El documento que se presentó para formalizar la creación de la nueva compañía estipulaba el deseo de los empresarios de invertir en la construcción de un molino moderno en 1855, por lo que se cree que en ese año se comenzó a edificar el que se conoce hoy día.

El 19 de julio de 1856, adquiere el molino de San Antonio un astuto español de nombre Cayetano Tomás Miguel Rubio Álvarez, propietario de los otros dos molinos de grano más importantes de Querétaro en ese entonces: Hércules y la Purísima, para convertir a los tres en fábricas textiles. No se tiene información documental sobre quién realizó las adecuaciones de las tres fábricas de don Cayetano Rubio, aunque por su similitud se cree que fue la misma persona. Una hipótesis defiende que las adaptaciones y ampliaciones de los tres edificios fueron realizadas por el arquitecto español Lorenzo de la Hidalga,9 conocido representante en México de la arquitectura neoclásica de mediados del siglo XIX. Obras como la catedral de Tampico, la casa principal de la ­hacienda la Muralla en San Luis Potosí, el mercado el Volador en el primer cuadro de la ciudad de México (ahora desaparecido) y las ampliaciones a la Casa de Moneda en la capital (hoy Museo Nacional de las Culturas) demuestran un estilo similar al de los pórticos de las tres fábricas de don Cayetano Rubio, de quien se sabe además que fue dueño de la hacienda la Muralla y que él solicitó al arquitecto De la Hidalga que la construyera. Otro dato que sostiene esta hipótesis es el nombre del edificio: Casa de don Lorenzo de la Hidalga, sede actual de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que en 1838 fue también propiedad de don Cayetano Rubio, lo cual estrecha más aún la relación entre don Cayetano y el arquitecto Lorenzo de la Hidalga.

A los 250 años de vida del molino se inicia la turbulenta época del sitio militar de la ciudad de Querétaro para derrocar al segundo Imperio mexicano de Fernando Maximiliano José, archiduque y príncipe real de Austria de la familia Habsburgo. Se tiene información según la cual durante el sitio de Querétaro en 1867 el molino fue cuartel general del coronel republicano Julio María Cervantes (gobernador del estado inmediatamente después de que el archiduque Maximiliano fue vencido).10 Incluso hay datos que sitúan el molino como escenario de la trascendental entrevista del 14 de mayo de 1867 entre el general Mariano Escobedo y el coronel Miguel López, conocido como El Traidor, para la entrega de la guarnición del templo de La Cruz, cuartel general del ejército imperialista.

Otros datos importantes registrados durante este capítulo trascendental de la historia mexicana señalan que la fábrica de Hércules fue hospital del ejército republicano. Se conoce también que la Purísima fue el cuartel del general Mariano Escobedo, lugar en donde también se llevó a cabo una reunión de gran importancia entre el general Escobedo y el archiduque Maximiliano unos días después de que el segundo fuera vencido en el cerro de las Campanas.11 Así, las tres propiedades más importantes de la familia Rubio estuvieron tomadas por el ejército republicano durante el sitio de Querétaro. Finalizado éste, tales bienes se devolvieron a sus dueños en el mismo 1867, y se reanudaron sus labores normales.

Entre la información arquitectónica más antigua que se tiene registrada del ex molino, se conocen planos y fotografías que muestran el estado de esa ­fábrica hasta mediados del siglo XIX y que servirán para realizar un análisis previo a los cambios arquitectónicos de la propiedad. En el Plano topográfico e hidrográfico de la ciudad de Querétaro de 1885, escala 1:4000, levantado por los ingenieros Carlos Alcocer y Adolfo de la Isla (fig. 2),12 se conoce por primera vez con exactitud la posición y orientación geográfica del molino de San Antonio. En el detalle de ese testimonio topográfico, mostrado en la figura 2, se aprecia la forma rectangular del edificio y se observa claramente que en las esquinas se encuentran unas zonas circulares que corresponderían a los torreones actuales. Asimismo, se advierte que ya desde entonces se contaba con un contenedor de agua al aire libre junto a la calzada de San Cayetano, el cual conectaba el canal de Roncopollo con el molino.

Además de este plano de finales del siglo XIX, se tienen registradas y publicadas en varios libros dos fotografías de la misma época tomadas, aparentemente, por don Antonio Ruiz; resultan las únicas registradas del ex molino hasta esta fecha y aparentemente se produjeron en 1874.13 Asimismo, importa mencionar lo siguiente:

• La arquitectura guarda formas y proporciones similares a las de las otras dos fábricas propiedad de don Cayetano: Hércules y la Purísima.

• Los procedimientos constructivos son muy similares en las tres fincas de don Cayetano: muro de calicanto con acabados exteriores lisos, ventanería repetitiva, techos de dos aguas aparentemente de estructura de madera y techumbre de lámina metálica, y entrada o pórtico principal tipo neoclásico.

• El edificio principal del molino termina en los torreones y no hay extensiones suyas en el ala norte, como sí las hay en la actualidad.

• No existe la chimenea que hoy posee, lo cual permite suponer que en la época la fábrica contaba únicamente con maquinaria movida por el torrente hidráulico del río.

Si comparamos la planta del conjunto del plano (fig. 2) con la foto de la fachada lateral (fig. 3), se puede apreciar que tienen las mismas proporciones: un rectángulo con cuatro torreones en las esquinas. La única diferencia es que en la planta del conjunto no se aprecia el pórtico neoclásico que en las fotos sí se puede observar. Podría ser error del dibujante, pues parece poco probable que no se hubiera construido en esa fecha dicho elemento arquitectónico, al ser este pórtico la entrada principal al edificio. Otro aspecto interesante es la existencia de un edificio rectangular ubicado en la parte surponiente del inmueble principal y perpendicular a él. Se cree que este edificio secundario podría ser anterior al que funcionaba como molino de granos, cuando aún no se levantaba el edificio principal con sus torreones en las esquinas.

El siguiente registro disponible de las características arquitectónicas del ex molino de San Antonio es el plano de la compañía harinera de los hermanos Posada, quienes fueron dueños de aquella finca de 1912 a 1940 (fig. 4). Según los datos del documento, la propiedad tenía en ese entonces una superficie de 64 526.59 m2, y contaba con ramal de ferrocarril, acueducto, calderas, chimenea, planta de luz, un departamento de cilindros y otro de tolvas, la fábrica de harinas, el despacho, almacenes, capilla y área de servicios. Cabe recordar que el último levantamiento de la propiedad en 1732 definía una superficie total, sumadas la del molino y la huerta, de casi 80 000 m2, por lo que aparentemente entre esa fecha y 1914 se perdió superficie, aunque no hay registro alguno de ellos. Un dato interesante es la distancia entre la turbina, dentro del edificio principal del molino (actualmente el hall de la Universidad Marista de Querétaro), y la presa de San Isidro, que en el plano es de 855.55 m.

Una fotografía aérea de 1934, parte de una colección particular que actualmente pertenece a la empresa Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y que fue propiedad de la compañía Aerofotos de México, muestra la ciudad de Querétaro en aquel año y en ella aparece el molino de San Antonio en primer plano. El primer detalle (fig. 5a) exhibe las instalaciones del ex molino en su totalidad: edificios, huerta posterior, acueducto, presa y huerta anterior. El segundo (fig. 5b), un acercamiento todavía mayor al edificio principal y su equipamiento interior.

Si se comparan las fotografías de la figura 5 con el plano de los hermanos Posada de 1914 (fig. 4), resulta que fueron pocos los cambios realizados entre 1914 y 1934. La planta original de forma rectangular, con los cuatro torreones como aristas, transformó sus fachadas oriente y norte: al suroriente se adosaron zonas de tolvas y de servicios, y se destruyó así la linealidad de la fachada original; asimismo, la planta se extendió al norte para albergar las oficinas de la fábrica. Junto a la chimenea quedó el cuarto de calderas, se cree que los altos muros que separaban los canales de transporte de agua a la turbina siguen enterrados en el piso del hall de acceso de la ahora Universidad Marista de Querétaro. También es muy notorio que los muros de todos los edificios están recubiertos con un aplanado liso de color claro, que posiblemente era blanco.

Hacia mediados de 1942, la congregación religiosa de los hermanos ­maristas llegó a Querétaro y en un paseo, realizado el 19 de marzo de aquel año, ­pasó por la Cañada y el río Querétaro, frente al molino de San Antonio. Entonces les llamó la atención el edificio y el tamaño de la finca. Luego de una segunda visita, comentaron esto:

Quedamos encantados de la vista. Una gran avenida de altos fresnos y con un campo a la izquierda y el río a la derecha nos condujo a la puerta principal. Otra avenida conducía al edificio central; además visitamos una amplia residencia señorial y otra para empleados; jardines, bodegas y varios patios interiores; un canal que servía en otros tiempos para mover las turbinas; un espolón de vía de ferrocarril de 200 metros que entraba a la propiedad y la gran chimenea levantándose como un enorme dedo hacia el cielo. El molino era propiedad del Sr. González Muñiz que lo había comprado en subasta pública.14

Los religiosos se sorprendieron al ver edificio tan imponente a las orillas del río. Los júniores (seminaristas), a su llegada el 28 de enero de 1943, refieren lo siguiente:

El edificio principal de la finca del molino es de piedra sin labrar de unos cien metros de largo por quince de ancho; tiene dos plantas, cada una de cinco metros de altura. El conjunto está cubierto por un techo metálico (lámina ondulada posiblemente galvanizada) a dos aguas. Los pisos de la planta alta son de madera y están sostenidos de vigas que descansan sobre columnas de hierro fundido. La madera empleada en la construcción la proporcionaron los grandes árboles del cercano Cimatario, cubierto de bosques en el siglo XIX, época en la que fue construido el molino de San Antonio. La fachada principal mira hacia el poniente. Sus elegantes y simétricas puertas y ventanas tienen jambas y dinteles de ladrillo rojo, con refuerzo y clave de cantera. En la parte central de la fachada se adelanta la entrada ancha y un pórtico clásico con seis arcos rebajados, que da acceso a un amplio vestíbulo. Todo este conjunto es de cantera rosada, material de uso típico en la arquitectura queretana.

[...] El edificio se levanta en el centro de una propiedad que tiene unos quinientos metros de largo, por ciento cincuenta de ancho, entre la vía de ferrocarril y un riachuelo que tiene su origen en varios manantiales que nacen en la cercana región de la Cañada. Un pequeño acueducto de ladrillo traía el agua del río, que, almacenada en depósitos (llamado "La Presita") movía las turbinas que proporcionaban la fuerza motriz, primero al molino de San Antonio y más tarde a la fábrica de hilados y tejidos. Esta última necesitó vapor de agua que producía una caldera, como lo atestigua la alta chimenea de ladrillo de 33 metros de altura.15

No se conoce la fecha exacta en que los maristas compraron el molino, aunque se sabe que fue hacia julio de 1942 y que el 14 de ese mes se tenían ya los planos de las adecuaciones que se harían al molino para convertirlo en colegio. Los trabajos de remodelación con tal fin continuaron sin cesar. El hermano Rafael Palomar describe así en sus memorias aquellas obras:

El acondicionamiento del local para el Juniorado y colegio fue un trabajo pesado, pues había que hacer muchas reparaciones al edificio mayor: arreglar el techo, instalar el cielo raso con duela, reemplazar vidrios rotos y ventanas podridas y apolilladas [...] En lo que es ahora el hall central, estaba un agujero grande donde se encontraba una turbina que generaba energía para mover la máquina del molino. Entre lo que es ahora la capilla y el salón de actos pasaba un canal que traía el agua para la turbina [...] En cuanto al Instituto Queretano, éste ocupó sólo los salones que entonces había: la parte vieja del edificio de la familia Posada.16

Ya el 28 de enero de 1943 llegan de la ciudad de México los júniores, quienes serían los nuevos inquilinos del molino. Carecerían todavía de lo elemental, como luz e instalación de agua, aunque los trabajos de remodelación no se interrumpían:

Hubo que ayudar a albañiles y carpinteros, a fontaneros y electricistas que llevaban varios meses de trabajo para nivelar los pisos, reforzar los techos y arreglar o reponer puertas y ventanas: en una palabra, transformar en escuela-internado una fábrica del siglo XIX, abandonada durante diez o veinte años y saqueada por sus varios propietarios. Casi se puede decir, que lo único aprovechable fueron las cuatro macizas paredes del edificio primitivo. Una vez terminadas las faenas mayores y más urgentes, lo cual ocupó todo el mes de febrero (de 1943), iniciaron los cursos escolares.17

De esto se puede inferir que las obras de adaptación del edificio principal terminaron en 1943. Las últimas fotografías disponibles de este edificio en su estado original se encuentran en los anuarios del Instituto Queretano-Primaria de 1982-1983,18 donde también hay fotos relativas a la construcción de otras nuevas instalaciones —ubicadas actualmente en el predio conocido como San Javier— tendientes a reunir la primaria, la secundaria y el bachillerato en el mismo local.

El ex molino poseía para ese entonces su acabado original con aplanado a base de mortero y de cal de color claro, que fue "levantado" de las paredes exteriores. Los trabajos se iniciaron entre 1987 y 1988 en la fachada poniente, y concluyeron entre 2001 y 2002 con la fachada oriente. En la Nueva España era usual aplanar los elementos pétreos con mortero de cal y arena, en el caso de los elementos formados con mampostería de piedras irregulares. La capa final tenía la función, especialmente en exteriores, de proteger la piedra de los deterioros causados por la humedad, los hongos, el guano y otros agentes ambientales nocivos. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando empezó la tendencia petrófila, que valora el aspecto de cualquier piedra y evita los recubrimientos tradicionales de aplanados, lechadas y pintura. Tal tendencia ha crecido de manera gradual desde entonces, tanto en la construcción de obras nuevas como en las intervenciones de edificios históricos, y ello se manifiesta en el ex molino de San Antonio.

La imagen exterior del edificio (fig. 6) cambió radicalmente y ahora éste parece construido por completo de cantera y mampostería de piedra, si bien quedan algunos detalles de la mezcla original colocada a mediados del siglo XIX en los bordes superiores de los torreones y los muros perimetrales del ex molino. La medida de raspar el acabado de mortero se repitió también en otro de los edificios que fueron propiedad de don Cayetano Rubio, la Purísima, actualmente Seminario Conciliar Diocesano.

 

Estudio del estilo arquitectónico del ex molino de San Antonio

El análisis del estilo arquitectónico del ex molino se dividirá conforme al número de edificios existentes antes de que la propiedad se convirtiera en colegio particular. Corresponderá, pues, a cuatro construcciones: el ex molino o edificio principal, la chimenea, la casa habitación de los dueños de la fábrica y el acueducto.

Edificio principal

En el edificio principal del ex molino se contemplan todas las características necesarias para determinar que el suyo es un estilo ecléctico, pues se trata de una mezcla de estilos arquitectónicos marcados seriamente en el edificio representativo: combinaciones del neoclásico, el medieval y meramente gustos personales del constructor (fig. 6). La planta del edificio principal está formada por un macizo rectangular hecho de calicanto, que en su centro se integra con otro en forma transversal para formar el pórtico de acceso, y en sus ángulos remata en cuatro torreones de altura sobresaliente en la perspectiva de todo el panorama. La disposición del eje compositivo de este edificio es horizontal. Ese cuerpo principal está trazado conforme a una proporción de 1:7 y lo forman siete cuadrados perfectos alineados sobre un eje horizontal. La planta del pórtico que sobresale del edificio está trazada con un cuadrado cuyo lado tiene la proporción de raíz cuadrada de dos.

El alzado central que forma el vestíbulo principal de la fábrica, transversal al edificio en su longitud sobre los ejes norte-sur, está bellamente enriquecido por un pórtico de cantera formado por tres arcos de medio punto y otros dos en sus costados con proporción 1:1.5 entre sus vanos, y rematado en la terraza con tres secciones de balaustradas también de cantera. El pórtico manifiesta claramente un estilo neoclásico, determinado por sus columnas de orden dórico —definido en el capitel y el fuste—, asentadas en una basa rectangular de cantera, arcos de medio punto y entablamento. En la terraza del nivel superior se aprecian las balaustradas, que no son originales. En la parte superior del pórtico se distingue un frontón recto de estilo renacentista, en cuyo centro figura un medallón con la imagen de san Antonio que se colocó en etapa reciente, pues originalmente era sólo una ventana de forma también circular (fig. 7). Los cuatro torreones poseen una influencia medieval y recuerdan los castillos europeos. Se rematan esos cuatro elementos verticales con las almenas, que han sido "tapadas" con muros de tabique a manera de pretil. Las aristas de los muros están acabadas en cantera. Las ventanas del torreón, en proporción 1:3, tienen arco de medio punto y dintel de tabique, mientras que las del edificio de la fábrica están diseñadas según el estilo de un arco escarzado: arco y jamba de tabique.

El edificio principal está dispuesto en dos niveles, entrepisos de madera, que se comunican entre sí a través de una escalera con ángulo de 90 grados situada a un costado del vestíbulo principal. La escalinata es una adaptación de la original, cuyos vestigios se encuentran inmediatamente a la izquierda del acceso al vestíbulo principal. La estructura del entrepiso del edificio está construida mediante un sistema de vigas de madera y columnas de fierro fundido (fig. 8). La techumbre de la azotea del edificio es de dos aguas, cubierta con lámina pintada de rojo y apoyada por armaduras de madera dispuestas a cada 6 m aproximadamente.

 

Chimenea

El elemento más llamativo desde distintos puntos de la ciudad es la chimenea. Está formada por una columna alta y hueca, elevada sobre un pedestal de planta cuadrada de aproximadamente 3 m de altura. Su cuerpo tiene la forma de un tronco de cono muy alargado fabricado de ladrillo, a fin de alcanzar corrientes atmosféricas favorables que aseguren un tiraje intenso. Mide unos 33 m de altura desde su base hasta la punta. Este elemento fue cambiado varias veces por los maristas durante las diferentes direcciones que ha tenido el colegio (la figura 9 muestra la chimenea como se encuentra actualmente). La principal mudanza que sufrió al pasar el tiempo es el acabado de la superficie de la base cuadrada, antes recubierto con mezcla blanca, seguramente del mismo material con que se había enlucido los muros del edificio principal.

Es aquí donde se dice que se encontró el escudo del marqués del Villar del Águila (fig. 1). Este elemento está coronado con el nombre San Antonio y la fecha 1889 (fig. 9), la cual conmemora la adquisición de las propiedades de la familia Rubio (Hércules, la Purísima y San Antonio) por la empresa Compañía Industrial Manufacturera (CIMSA), que puso fin a la industria de molienda de más de medio siglo de la familia Rubio en el ­estado de Querétaro.

 

Casa habitación

En la figura 10 se observa el edificio de Talleres y Laboratorios de la Universidad que originalmente se construyó como casa habitación de los dueños de la fá­brica, de acuerdo con el plano de la figura 4. Tal edificación posee muchas de las características originales: dos plantas, techos de entrepiso y azotea tipo bóveda catalana, y muros de cal y canto de 60 cm de espesor. Se sabe que en la fábrica Hércules había un taller muy grande de herrería que prestaba servicio a todas las propiedades de la familia Rubio. Ejemplo de esto es la fuente de la diosa Hebe ubicada en el jardín Zenea, fabricada en los talleres de Hércules. También se sabe que la Casa de los Cinco Patios, propiedad de don Carlos María Rubio (hijo de don Cayetano) y ubicada en lo que ahora es el andador Cinco de Mayo, posee unos barandales idénticos a los mostrados en el detalle de la figura 10c.

 

Acueducto

El siguiente elemento analizado lo constituyen la Presita y el acueducto que comunicaba la presa de San Isidro con la turbina de la fábrica, construcciones que también forman parte del Catálogo de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de Querétaro (fig. 11). Las fotos corresponden al mismo acueducto en su estado actual, y revelan su extensión y algunos detalles de la parte superior, como las esclusas y los vertederos en forma de "pulpo" que surtían agua a dicha huerta.

 

Comentarios finales

Entre 2007 y 2009, la propiedad del ex molino de San Antonio cumple 400 años de haberse fundado y de mantenerse como un icono del patrimonio industrial de Querétaro, que ha pasado de mano en mano hasta convertirse en nuestros días en un centro de educación enfocado a preparar a las nuevas generaciones que alimentarán la planta productiva del estado de Querétaro y, por ende, de México. Se espera que el estudio presentado aquí sobre los estilos arquitectónicos apreciables en las cuatro edificaciones antiguas, que datan de finales del siglo XIX, promoverá nuevas investigaciones sobre el tema, pues quedan asuntos por descubrir, como por ejemplo la identidad del constructor de las remodelaciones del edificio principal del ex molino a mediados del siglo XIX. Se desconoce también si todavía quedan vestigios de la antigua industria harinera que albergó la finca (si la turbina horizontal continúa enterrada) y del acueducto que dirigía el agua de la Presita hasta la turbina, e, igualmente, si los túneles y las esclusas encontrados bajo la chimenea o el actual edificio de Pastoral se dirigen hacia un sótano, entre otras interrogantes.

En la actualidad, dentro de la Universidad Marista de Querétaro, se formó un grupo de trabajo y se creó un proyecto para recuperar varias zonas desocupadas del antiguo edificio, como es el caso de un sótano de dimensiones considerables (6 m de ancho por aproximadamente 25 m de largo) encontrado en el ala sur. También se planteó la necesidad de tomar medidas de conservación, como liberar la fachada del antiguo ex molino de la ampliación realizada en 1947 e intervenir el edificio que actualmente alberga la Escuela Normal Queretana (ENQ), para tratar de renovar su primigenio aspecto formal. La limpieza del pórtico de acceso de tipo neoclásico, actualmente manchado por lixiviaciones inducidas por la lluvia ácida de la ciudad, y la reconstrucción de piezas de cantera despostilladas o perdidas con el tiempo también se están considerando en los trabajos de recuperación. Por último, se planea igualmente restablecer los aplanados de mortero a base de cal en los torreones y reparar la enorme grieta encontrada en la parte superior de la cara sur de la chimenea, todo ello con fines de restaurar la magnífica propiedad. Para estos trabajos se cuenta con la ayuda del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que regula todo el trabajo de conservación realizado en cualquier edificio catalogado como monumento histórico de nuestro país, como son el ex molino y el acueducto situados en los terrenos de la Universidad Marista de Querétaro. 

 

Notas

1. Patricia Luna Sánchez, Molino de San Antonio, antes molino de Cortés. Inversionistas en la molinería queretana (1608-1942), Querétaro, Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Documentos de Querétaro), 2005.

2. Andrés Torres Acosta y José Sosa Padilla, "Transformaciones del ex molino de San Antonio. Parte I: siglos XVII y XVIII", Historia y Cultura, Querétaro, año 2, núm. 20, agosto de 2007, pp. 9-11; ibidem, "Parte II: siglo XIX", núm. 21, septiembre de 2007, pp. 27-30; ibidem, "Parte III: primera mitad del siglo XX", núm. 22, octubre de 2007, pp. 13-17; "Parte IV: segunda mitad de los siglos XX y XXI", núm. 23, noviembre de 2007, pp. 8-12.

3. Luna Sánchez, op. cit., p. 55.

4.Ibidem, p. 110.

5. Manuel Septién y Septién, Obras de Manuel Septién y Septién. Apéndice: Cartografía de Querétaro, Querétaro, Gobierno del Estado de Querétaro-Oficialía Mayor-Archivo Histórico, 1999, t. II.

6. Luna Sánchez, op. cit., p. 82.

7.Ibidem, pp. 97-103 (1 vara equivale a 0.838 m).

8. Ibidem, p. 149.

9. Elisa García Barragán, "El arquitecto Lorenzo de la Hidalga", Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. XXIV, núm. 80, primavera de 2002, pp. 101-128.

10. Konrad Ratz, Querétaro: fin del segundo Imperio mexicano, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Querétaro, 2005, p. 196.

11. Ibidem, p. 237.

12. Septién y Septién, op. cit., p. 13.

13. Véanse Fidel Soto González, Hércules. Industrialización y clase obrera en Querétaro, 1838-1877, Querétaro, Viterbo, 2004, pp. 44 y 94; Patricia Priego Ramírez y José Antonio Rodríguez, La manera en que fuimos. Fotografía y sociedad en Querétaro: 1840-1930, México, Jericó, 1989, p. 103.

14. José Flores, Instituto Queretano, 1942-2002. Efemérides: los fundadores, 1942-1948, Santiago de Querétaro, Progreso, 2002, p. 6.

15. Comisión Interprovincial de Historia, Los hermanos maristas en México, tercera etapa, 1938-1959, México, Progreso, 1993, pp. 97-98.

16. Ibidem, p. 98.

17. Idem.

18. Instituto Queretano-Primaria, Anuario 1982-1983, p. 8.

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