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Nueva antropología

versión impresa ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.31 no.88 México ene./jun. 2018

 

Artículos

El ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución y el sistema proxeneta

The Life Cycle of Women Working As Prostitutes and the Pimp System

Oscar Montiel Torres1 

1Doctor por la UNAM, coordinador de la Licenciatura en Antropología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Tlaxcala. Línea principal de investigación: trata de personas con fines de explotación sexual. Correo electrónico: osmarmontiel@hotmail.com


Resumen:

En este artículo analizo la relación entre el ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución con el sistema proxeneta y considero a los padrotes rurales tlaxcaltecas como paradigma empírico. Primero, defino este sistema de esclavitud con sus lógicas de poder, mecanismos y estrategias. Después, examino las relaciones de las mujeres dentro de esa estructura: madres, hermanas, hijas, esposas y mujeres no parientas. Explico cómo funcionan para ellas las bases de poder del conjunto y de qué manera éste usa el ciclo vital femenino para ejercer su capacidad de dominio. Expongo además cómo el amor y el “robo de la novia” son mecanismos de adjudicación de las mujeres y las condiciones de vulnerabilidad que facilitan su reclutamiento, sometimiento y explotación. Por último, presento un ejemplo para comprender parte del funcionamiento de la organización.

Palabras clave: sistema proxeneta; esclavitud sexual; padrotes; prostitución; trata de personas

Abstract:

In this article I analyze the relationship between the life cycle of women working as prostitutes and the pimp system, considering rural pimps from Tlaxcala as an empirical paradigm. First I define this system of slavery, including its rationale of power, mechanisms and strategies. Then, I analyze the relationships between women within this structure: mothers, sisters, daughters, wives and women unrelated by blood. I explain how the bases of power of the whole work for these women and how this system uses the feminine life cycle to exert its command over them. I also explain how love and “abducting the bride” are mechanisms for recruiting women and the vulnerability that facilitates their recruitment, subjugation, and exploitation. Finally, I present an example to help understand part of the organization’s function.

Keywords: Pimp system; sexual slavery; pimps; prostitution; human trafficking

INTRODUCCIÓN

Esta artículo está construido con base en la investigación que lleve a cabo en el sur del estado de Tlaxcala desde 1995 y cuyos primeros resultados presenté en 2005. La articulación teórica que presento es resultado de una estancia posdoctoral que realicé en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Mi búsqueda ha tenido una evolución que explora la sexualidad masculina de hombres polígamos (Montiel, 2005); el modus operandi y la iniciación de padrotes tlaxcaltecas (Montiel, 2007); el entendimiento del origen, la evolución y las transformaciones del oficio de esta figura en la zona sur del estado de Tlaxcala (Montiel, 2013) y, concluye con la construcción de una teoría sobre el sistema proxeneta para comprenderlo como una práctica de esclavitud. Esta hipótesis permite analizar el proxenetismo como una estructura transcultural (Montiel, 2015). El estudio se efectuó en la comunidad de “Alfa” (por seguridad personal y de los colaboradores, utilizo nombres ficticios para la comunidad y las personas).

Las comunidades indígenas de esta región han sufrido transformaciones, Nutini e Isaac (1990) destacan que la erosión de la tierra potenció la transformación. La falta de cultivos, el establecimiento de fábricas textiles en la zona durante la segunda mitad del siglo xix, la migración laboral y el mejoramiento de las vías de comunicación y del transporte. Estos autores dividen el proceso de modernización y secularización en el territorio tlaxcalteca en tres periodos históricos: 1890-1920; 1920 1937[40] y 1937[40]-1974.

El primer periodo es un proceso de apertura al mundo exterior; la agricultura comienza a ser una actividad menos importante y la pérdida del náhuatl se acelera por las escuelas primarias locales (que se establecen en todas las comunidades entre 1917 y 1922). El sistema de cargos se transformó con la pérdida del poder de los “tiaxcas” (viejos del pueblo), quienes en este momento ya no tienen el control de las tradiciones culturales (Nutini e Isaac, 1990: 408-409).

La etapa de 1920 a 1937[40] es la intensificación del cambio sociocultural; ya no hay cambios cualitativos de importancia sino la acentuación de patrones económicos desarrollados durante la época anterior; más trabajo en las fábricas, intensa migración fuera de la región, en su mayoría a Puebla y a la Ciudad de México; esto gracias a la construcción de nuevos caminos y a la mejora de los medios de transporte (Nutini e Isaac, 1990: 412).

Para la tercera etapa, 1937 a 1974, las comunidades amplían su red social más allá del pueblo, con otras poblaciones de la región y con distintos actores sociales de Puebla y el, entonces, Distrito Federal (Nutini e Isaac, 1990: 416) describen este periodo como el de mayor apertura hacia el exterior, pero con una vuelta al “tradicionalismo” adaptando su cosmovisión, sistema ritual y de parentesco a los cambios económicos introducidos por la industrialización.

En las conclusiones de su investigación encuentran que, hacia 1974, hay muchos cambios en la cultura material de las colectividades, pero sin transformaciones sustanciales desde 1959, porque observan, “un núcleo integrativo de la vida comunal -que incluye la ideología religiosa del ayuntamiento, el sistema de mayordomías y varios aspectos asociados de parentesco y compadrazgo-, que constituye la resistencia más fuerte al cambio que se introduce desde la periferia, es decir, en la cultura material” (Nutini e Isaac, 1990: 367).

Por último, Nutini e Isaac (1990), destacan del área tlaxcalteca: “Nuestro análisis histórico claramente indica que esta región era completamente indígena hace 90 años, y que ha sido solamente durante los últimos 60 años que muchas comunidades comenzaron su transición cultural indígena mestiza”. Desde su estudio, pionero sobre los pueblos de habla náhuatl de la zona de Tlaxcala y Puebla, argumentaban que en la parte tlaxcalteca los cambios tecnológicos y económicos han sido rápidos, aunque no los cambios sociales ni los religiosos. Y no entendían por qué “los cambios tecnológicos y económicos no han producido los cambios sociales y religiosos que se esperaría” (Nutini e Isaac, 1990: 367).

Hacia 1975 la industria textil recobró importancia en Tlaxcala, para ese año se registraron 39 establecimientos de este negocio en el estado. Varios hombres trabajaban en fábricas de telas en México y Puebla. La autopista que conecta estos lugares, inaugurada a principios de 1960, facilitó el traslado al Distrito Federal y reforzó la hegemonía económica de la capital. Gracias a la experiencia acumulada por años de trabajo en la producción textil, los varones del territorio “El Sur” obtuvieron nuevos empleos en la gran urbe aunque también enfrentaron complicaciones. Robichaux destaca que:

Debido al horario de trabajo, el mal estado de los caminos locales y la falta de transporte rápido, en los años 70 no era posible ir y regresar a diario entre la mayor parte de las comunidades del suroeste de Tlaxcala y la ciudad de Puebla. Así, en el caso de los obreros textiles de “Omega” que conocimos y en muchas otras comunidades, grupos de 8 a 12 hombres alquilaban un cuarto o pequeños departamentos y se arreglaban con una mujer que les preparaba los alimentos (Robichaux, 1996: 165).

Hacia 1994, el trabajo obrero se volvió inseguro porque las industrias en la región y en el centro del país empezaron a cerrar las fuentes de trabajo o dejaron de requerir mano de obra. Aunque este fenómeno ocurrió de 1991 a 1995, se acentuó después de la crisis económica y la devaluación de la moneda nacional en diciembre de 1994. En la década de 1990, también fue notable el alto índice de participación tanto de hombres como de mujeres en los talleres de confección (Rothstein, 2007: 159).

Éste es el contexto regional en que surge una cultura proxeneta, caracterizada como un sistema de esclavitud sexual, que describo en el siguiente apartado.

SISTEMA PROXENETA COMO SISTEMA DE ESCLAVITUD

La conformación de hombres como grupos de proxenetas y la instauración de pactos patriarcales son los ingredientes necesarios para el estallido del poder de dominio que estableció la esclavitud sexual en las mujeres. Los proxenetas rurales son fundamentales en el desarrollo de los mercados y en la “fabricación” de “mercancías sexuales”. La cosificación y la mercantilización tienen por función la sumisión del sexo femenino a la satisfacción de los placeres carnales de los varones. La extensión del campo monetario supone “la transformación en mercancía” de lo que no es producido para serlo. Este proceso de mercantilización opera al precio de una tensión y violencia considerables. La apropiación privada de los cuerpos, su transformación en mercancía y su consumo, necesita el empleo de la fuerza. La violencia es constitutiva de la mercantilización de los seres humanos y de sus cuerpos (Poulin, 2005).

Es importante construir puentes explicativos entre las formas locales de explotación sexual y las condiciones de mundialización de la industria sexual para entender cómo el capitalismo, a través de los proxenetas, se apropia de los cuerpos de las mujeres para que sean comerciados en un sistema de esclavitud sexual.

Los proxenetas rurales establecen pactos entre ellos y con los varones de su familia y comunidad para reclutar, trasladar y explotar mujeres. De esos acuerdos patriarcales emana el poder asociado con la violencia que ejercen sobre las mujeres. Ésta se encuentra legitimada mediante un proceso de cosificación de la mujer, que implica la negación de su voluntad y la normalización de la violencia.

Es importante destacar que la esclavitud no es legal y la cultura proxeneta tiene todas las características de un sistema de ese tipo. Para resolver el dilema jurídico, me apoyo en Orlando Patterson (1982), quien a inicios de los ochenta cuestionaba las perspectivas que enfatizaban la relación de propiedad sobre el esclavo como eje central del esclavismo moderno. De la revisión de otras formas de servidumbre y trabajo forzado en la historia de Occidente, Patterson planteaba que en conjunto con la relación de propiedad, la anulación social y cultural es la característica esencial de ese modo de producción, lo que denominó muerte social. Él argumentaba que el subyugado debía mantenerse siempre como un agente foráneo al cuerpo social, carente de relaciones de parentesco y responsabilidades cívicas entendidas como honorables o signos de prestigio. Esto lo definía como una “alienación de nacimiento”, el oprimido se convertiría en una no persona dependiente sólo de la voluntad de su amo y de los marcos que le entregaba la sociedad dominante. Patterson planteaba que aquella combinación de factores sociales, culturales y psicológicos determinaría al esclavo como un objeto de violencia y control. El concepto de “muerte social” permite comprender que es la falta de un vínculo familiar o comunitario lo que diferencia a los esclavos del resto de los trabajadores, y ese concepto se articula muy bien con el de no pariente, que reviso más adelante.

Una comunidad o región que se caracteriza como “productora” de proxenetas cambia sus concepciones y formas de vida para adaptarse a las prácticas de la explotación sexual. En un plano general, se presenta un tipo de violencia comunitaria hacia las mujeres, que ciñe a las habitantes a nuevas normas y reglas sociales. Se establecen acuerdos que crean un equilibrio social entre los proxenetas, sus familiares y la comunidad.

Para que “Alfa” se consolidara como una colectividad productora de proxenetas, quienes comenzaron la actividad establecieron convenios patriarcales sobre sus parientas, sus esposas y las mujeres prostituidas. Actuaron en consenso para iniciar un proceso de proxenetización. Al inicio el poder concertado usaba como herramientas de sometimiento la violencia física, incluso mataban a las mujeres. Los siguientes, los de la nueva escuela, refinaron sus mecanismos de dominio para ejercer la explotación y con ello obtienen mayor control sobre las mujeres en comparación con los de la vieja escuela.

Los proxenetas rurales, al instituirse como grupo, fundan su poder sobre el esclavismo sexual. Desarrollan un “sentido práctico” de éste y lo expresan a la manera de oficio, que puede definirse como un “sentido práctico de la esclavitud” y se transmite a través de una “pedagogía de la esclavitud” para reclutar e iniciar mujeres en el mundo de la prostitución mediante instrumentos de control sobre el cuerpo y la subjetividad femenina. El sentido práctico de la explotación se transmite de padrotes-maestros a aprendices.

Los proxenetas rurales, amparados en discursos de orden patriarcal, han establecido pactos de poder sobre las mujeres, sus cuerpos y sus subjetividades, a la manera de una “fratría de explotadores”.1El pacto se centra en el aprovechamiento del cuerpo femenino, concebido como la “víctima sacrificial”, al llevar a cabo un ritual de inicio y permanencia en un mundo de explotación sexual. Y al relacionarse con otros varones -no intermediarios-, entran a la dinámica comunal y establecen nuevos pactos, lo que les permite ejercer su oficio y evita cualquier acción comunitaria para denunciarlos. Una de las formas más visibles de la relación de los varones en el nivel comunitario son las asociaciones entre grupos parentales, por lazos políticos de alianza matrimonial.

En un principio, cuando “los más antiguos” se iniciaron, prostituían a sus esposas o vecinas de su comunidad; esto generó conflictos entre familias que tomaron tintes violentos y de venganza; con el correr de los años, fueron extendiendo sus espacios para reclutar en otras regiones y otros estados de la república mexicana con el fin de evitar los conflictos familiares y comunales. De esa forma, instituyeron un pacto tácito: no incorporar a mujeres de su comunidad. Este evento marca el inicio de la construcción de la figura de la no pariente, característica de los sistemas de esclavitud.

Los proxenetas regresan a sus comunidades de origen para casarse, reproducirse y perpetuar formas culturales. Aprovechan los pactos juramentados que les permiten tener una esposa del pueblo mientras sus actividades de explotación no estén en contra de la comunidad. Tienen poder porque son reconocidos como miembros distinguidos del pueblo: financian fiestas comunitarias, apadrinan bodas, XV años, bautizos, y también los designan para organizar las fiestas de carnaval, esto les confiere un amplio prestigio social.

Las ideas anteriores son importantes para comprender la historia del esclavismo sexual en la región; me sirvieron como base para entender de qué manera se fueron construyendo lógicas de explotación que se han adaptado al sistema de esclavitud sexual.

El fenómeno del proxenetismo rural en el sur de Tlaxcala, México, es un paradigma empírico. Elias (1998) habla de paradigma empírico cuando realiza su investigación en Winston Parva para respaldar su teoría de los establecidos y marginados, en la que argumenta que esa comunidad puede servir como un medidor “al aplicarlo a otras figuraciones más complejas de este tipo, se pueden entender mejor las características estructurales que tienen en común y las razones por las cuales, bajo condiciones diversas, ellas funcionan y se desarrollan de diferentes modos” (Elias, 1998: 84); por esta razón considero que la investigación, el análisis, la interpretación y la construcción teórica sobre el proxenetismo del sur de Tlaxcala puede servir de marco conceptual para analizar este fenómeno en otras partes del país y en el ámbito internacional.

Para contextualizar, el proceso de proxenetización en el sur del estado de Tlaxcala comienza en la década de 1950. Se instalan lógicas de explotación sexual que se adaptaron a normas sociales comunitarias y se establecieron pactos sobre las mujeres para poder ejercer su oficio y al mismo tiempo reproducirse en la cultura y como grupo social. Ése es el lado oscuro del México profundo: la combinación de lógicas de reproducción social “mesoamericana” y la estructura básica del esclavismo sexual que se mezclan en un proceso de proxenetización que implica la transformación de una región. Se pasa de una sociedad campesina a una campesina-obrera y, con la llegada de lógicas de esclavitud sexual, a una sociedad “productora de padrotes”. Las prácticas de explotación sexual se adaptan a sistemas de reciprocidad, parentesco y compadrazgo, y eso posibilita la reproducción social de los proxenetas rurales. En otras investigaciones (Montiel, 2009; 2013) he definido el proceso en una serie de puntos concatenados:

  1. 1. Se enseña a varones tlaxcaltecas un sentido práctico de la esclavitud sexual para reclutar, trasladar y explotar a mujeres con el fin de esclavizarlas y prostituirlas.

  2. 2. Ellos van a lugares públicos, en diferentes estados de la república mexicana para enganchar, seducir y engañar mujeres.

  3. 3. Después las trasladan para alejarlas de sus grupos de apoyo. Primero establecen una relación conyugal con ellas y las llevan a vivir a Tlaxcala, ahí las hacen depender de ellos en lo económico y en lo afectivo; después las vuelven a trasladar a otro espacio, como la Ciudad de México o ciudades fronterizas del norte del país e incluso a diversas ciudades de Estados Unidos de América. Ahí por medio de engaños vinculados a carencias económicas las obligan a padecer la explotación sexual con el argumento de ayudarlas y construir un futuro promisorio para los dos.

  4. 4. La esclavitud sexual. una vez que someten a las mujeres, las explotan en diversos lugares de prostitución, en México o Estados Unidos.

Este fenómeno permite comprender las lógicas de poder del sistema proxeneta, develar sus estructuras y la manera como las mujeres las somatizan. El incremento de padrotes en el pueblo al que llamo “Alfa” potenció el proceso y se volvió referente en la difusión del oficio a escala regional. Estos factores comparten las características descritas por Elias (2011: 538) para el proceso de civilización, que implica una autocoacción emocional para ajustarse a lógicas sociales, y la civilización conlleva la organización del comportamiento individual de forma diferenciada, regular y estable. La complejidad de los recursos de dominio para la esclavitud sexual de las mujeres es un proceso de experimentación individual que se comparte y se aprende en colectividad. Han creado pactos entre ellos y con otros varones del pueblo y de fuera (autoridades, otros proxenetas, dueños de lugares de prostitución, entre otros). El refinamiento de la cultura proxeneta ha generado estabilidad en “el aparato sociogenético” de autocontrol psíquico.

Los padrotes tlaxcaltecas construyen un código de valores que involucra a los habitantes de las comunidades para “normalizar” sus actividades delincuenciales y para un autodisciplinamiento afectivo de aquellos que quieren aprender el oficio. Como afirma Elias, para el proceso de civilización: “Lo que sucede es que el campo de la batalla se traslada al interior. El hombre tiene que resolver dentro de sí mismo una parte de las tensiones y de las pasiones que antiguamente se resolvían directamente en la lucha entre individuos” (Elias, 2011: 547). Surge, en palabras de Elias, “un aparato social en el que las coacciones que los hombres ejercen unos sobre otros se transforman en autocoacciones” (Elias, 2011: 548). Este aparato social está en el orden social de género, el cual se manifiesta en las costumbres, prácticas sociales y culturales que dan identidad a las personas. La particularidad es que en el modo de reproducción de los grupos domésticos de la región están incrustadas las lógicas de esclavitud sexual.

El proceso de proxenetización en “Alfa” transforma el orden social de género en orden social de género proxeneta. Algunas de sus etapas pueden segmentarse en: la llegada del oficio de padrote a la comunidad y la aparición de la vieja escuela, el surgimiento de la nueva escuela, y la aparición del grupo de los patrañeros. Es el refinamiento paralelo de las estrategias de reclutamiento y traslado y de los mecanismos de dominio para la esclavitud sexual. Otro elemento es el control de la violencia en sintonía con las formas de convivencia y los modos de reproducción social, cultural y familiar. Los pactos que establecen entre padrotes y con los hombres, en general, muestran cómo las lógicas de esclavismo sexual se van incrustando en las estructuras culturales y de parentesco.

El sistema proxeneta está construido sobre una estructura básica de sometimiento sexual, un acto primario de poder que se ejerce sobre las mujeres para anular su autonomía y someterlas mediante herramientas de dominio, físico o psicológico; con la amenaza de muerte, real o simbólica, o con la falsa promesa de un futuro mejor. La organización se sustenta en conocimientos y alianzas pactados en colectivo en un proceso dinámico y adaptativo (Montiel, 2013). Tal conformación permite comprender cómo se inician y operan los proxenetas, quienes desarrollan un sentido práctico de la esclavitud sexual que cumple con lo siguiente:

  1. • Saber moverse. La manera como interpretan sus actividades delictivas para reclutar, trasladar y explotar.

  2. • Ser bien verbo. Es la forma especializada de la palabra que usan para engañar, seducir, enamorar y esclavizar a las mujeres.

  3. • Autocoacción emocional. Que definen como “matar el sentimiento”; es la conciencia de sus emociones y movimientos corporales para controlarlos y, de esa forma, engañar y esclavizar mujeres.

  4. • Lectura corporal y emocional. Es la forma especializada de identificar las vulnerabilidades de las mujeres que reclutan y explotan a partir de la lectura emocional y de sus movimientos corporales.

En las investigaciones sobre trata de personas con fines de explotación, en el caso de la prostitución ajena se habla de una nueva esclavitud. Para el contexto tailandés, Kevin Bales (2000: 28) destaca que “la nueva esclavitud se apropia del valor económico de las personas y las mantiene bajo control con amenazas, pero sin reivindicar su propiedad ni hacerse responsable de su supervivencia [...] el esclavo es un objeto de consumo que se añade al proceso de producción cuando hace falta pero que ya no supone un coste elevado”; en el caso de las mujeres prostituidas, esta nueva esclavitud se manifiesta en las enormes ganancias que obtienen los padrotes al ejercer sobre ellas mecanismos de poder sobre su cuerpo, lo que asegura su docilidad y subordinación, y hace de sus cuerpos objetos comerciables, intercambiables y desechables.

Para definir al sistema proxeneta como un sistema de esclavitud, me baso en lo que argumenta Meillassoux sobre las sociedades esclavistas:

Para concebir la esclavitud como sistema, vale decir eventualmente como modo de producción, es preciso que haya continuidad de las relaciones esclavistas, y por lo tanto, que esas relaciones se reproduzcan orgánica e institucionalmente de tal manera que preserven a la organización sociopolítica esclavista, y que pongan en contacto, pues, a grupos sociales en una relación específica y renovada sin cesar, de explotación y dominación (1990: 83).

El sistema proxeneta es una organización compuesta por una tríada de actores primarios (prostituidores, prostituyentes y mujeres en situación de prostitución), por lógicas y herramientas de dominio (para reclutar, someter, explotar y controlar a mujeres que tienen como fin último la esclavitud sexual para prostituirlas) y por mecanismos y estrategias que se nutren del modelo patriarcal. Sus límites están fijados por el alcance de la configuración básica de la esclavitud sexual que le da sentido a todo el esquema y permite la comunicación entre los diversos actores que poseen un sentido práctico de la explotación sexual. Esa estructura está compuesta y jerarquizada de la siguiente manera:

  1. • Fin: la esclavitud sexual de mujeres para prostituirlas.

  2. • Actores primarios: prostituidores/ proxenetas (hombre, mujer o entidad), mujeres en situación de prostitución y prostituyentes.

  3. • Actores secundarios: familias de los actores primarios, dueños de los lugares de prostitución, empleados de esos lugares, autoridades, sociedad civil organizada y sociedad en general.

  4. • Capacidad de dominio para reclutar, someter, trasladar, esclavizar y controlar.

  5. • Lógicas de funcionamiento que tienen como fin la prostitución ajena y se adaptan a otros sistemas para lograr el sometimiento y el control de mujeres para prostituirlas.

  6. • Mecanismos: son engranes y medios prácticos para reclutar, someter, esclavizar, y controlar.

  7. • Estrategias: son la configuración de un plan con respecto a los mecanismos para reclutar, someter, esclavizar y controlar a las mujeres.

Definir esta organización como esclavista provee de elementos conceptuales para analizar el fenómeno de la prostitución ajena y sus actores; antes ya lo examiné en uno de los actores primarios, los padrotes (Montiel, 2007 y 2013). Ahora estudiaré el papel de las mujeres en relación con el sistema proxeneta; indago las relaciones de todas las mujeres con los padrotes tlaxcaltecas para comprender cómo se construye un sistema de esclavitud, poniendo énfasis en las mujeres prostituidas, quienes son la base de poder de toda la estructura. Además expondré cómo utilizan el amor como recurso de dominio para reclutar, someter, trasladar y explotar y cómo los padrotes se valen del mecanismo del “robo de la novia” para enrolar a las mujeres; también reflexionaré acerca de qué implica para las mujeres que utilicen parte de la cultura en relación con su ciclo vital.

Con base en estos elementos, analizo la relación entre sistema proxeneta y el ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución.

LAS MUJERES EN RELACIÓN CON EL SISTEMA PROXENETA

Las parientas

Las mujeres participan en el proceso de proxenetización para la reproducción social de los proxenetas tlaxcaltecas como:

  1. Parientas, construidas a partir del tabú del incesto, que son el soporte emocional más fuerte y quienes “controlan” a sus hijos/hermanos/padres y además son respetadas dentro de los códigos morales emanados del sistema de parentesco; destaca el papel de las hijas, quienes reciben cuidado y protección especial por parte de sus padres padrotes; todas estas mujeres no padecen el cautiverio sexual; en este grupo también se incluye a las esposas que no son prostituidas y que sirven como reproductoras del grupo familiar.

  2. Parientas prostituidas, que son esclavas sexuales y se convierten en las principales auxiliares de la esclavitud, y en “recompensa” las incluyen en el sistema de parentesco y pueden cumplir con su función social de reproductoras sociales.

  3. No parientas prostituidas. Éstas son el grupo de mujeres que hacen que las comunidades se conviertan en sociedades proxenetas de tipo esclavista. Ellas no acceden al sistema de parentesco, no tienen pertenencia comunitaria y las altas ganancias que generan para los padrotes se invierten en fiestas, en la compra de terrenos y casas para la herencia para la reproducción social de sus familias y de la perpetuación de lógicas de esclavitud sexual.

Las lógicas de poder que usa el sistema en contra de las mujeres es convertirlas en esclavas sexuales a partir de la construcción de la figura de “no parienta”; la enemistad femenina que impide la alianza entre mujeres y el uso de lógicas culturales para dominarlas.

Mujeres prostituidas de otras comunidades y regiones: las no parientas

El grupo de mujeres que permite entender cómo se consolida una sociedad esclavista son las no parientas; ellas, al carecer de parentesco con los padrotes, son la base de su poder colectivo, uno de los principios rectores de la producción de proxenetas y la principal característica de este sistema de esclavitud sexual. Sin su presencia no podría entenderse el proceso de proxenetización en la región. A éstas se les arrebata su identidad comunitaria, familiar, social y hasta jurídica. Los padrotes reclutan a mujeres de otras regiones y estados para iniciar el proceso de “desparientilización”, el cual implica extraerlas de su sistema de parentesco y evitar que formen parte de otro (el de ellos), de tal manera que queden fuera de la reproducción social.

La lejanía geográfica y cultural provee a estos explotadores de mayor poder sobre las mujeres. Las herramientas de dominio para someter se sustentan en la ejecución de la ideología y el orden social de género de sus comunidades, similar al de las colectividades de las mujeres a quienes prostituyen. El refinamiento de sus recursos también guarda relación con el aprendizaje cultural cuando exploran “las costumbres” y prácticas de otros contextos. Hay una ideología que sustenta el “sistema familiar mesoamericano” y coloca a las mujeres como reproductoras sociales; las mujeres son “de y para otros”. Ésta es una de sus principales funciones culturales y sociales. Esos aspectos de la identidad femenina en contextos mesoamericanos son los que aprovechan los proxenetas para construir justificaciones de sacrificio de las mujeres para desempeñar su rol social, es decir, las mujeres viven la explotación sexual como una oblación y cumplen los deseos e intereses de otros; su papel permite comprender el método de dominación.

Entender la construcción de la vulnerabilidad social y su relación con el ciclo vital de las mujeres esclarece por qué unas mujeres son más fáciles de engañar y reclutar. Tiene que ver con patrones culturales sobre la sexualidad que clasifican a las mujeres en buenas y malas. Dentro de este entramado social se encuentra otro grupo que puede considerarse de “desechables”, aquellas orilladas al mundo de la prostitución y desprotegidas de su familia y de la comunidad. La sociedad no entiende los motivos y circunstancias que las condujeron a la prostitución. La mayoría de las veces se argumenta que “les gustan los hombres”, “es por ambición del dinero” o “prefieren la vida fácil”. Esto hace necesario conocer de qué forma se construyen estigmas sociales desde la misma cultura y dinámica comunitaria y entender cómo esto se convierte en un recurso para el sistema proxeneta.

Los padrotes reclutan mujeres de regiones ajenas a su territorio de origen. Al “ser robadas”, las jovencitas, están en mayores desventajas en comparación con las mujeres que son de la zona de los proxenetas, porque los desconocen. La mayoría de las mujeres engañadas y enroladas son “robadas” con el “aval” de la joven y, en muchos casos, de su familia. Aquellas que no son de la zona se consideran “otro” como “extranjeras” y se introducen en el sistema de esclavitud sólo como mujeres prostituidas sin entrar al sistema de parentesco ni en las lógicas de reproducción social. Su posición permite comprender cómo funciona un sistema de explotación sexual cuya necesidad de renovación de las mujeres que ha cosificado es constante. Es importante mencionar que las mujeres de la región de procedencia de estos reclutadores no serían suficientes para satisfacer la demanda masculina. Ellas constituyen una clase distinta de personas. Al incorporar mujeres ajenas a su lugar de origen aseguran la presencia de una no pariente.

Por otra parte, si la mujer tiene un hijo(a) de uno de estos hombres, ese descendiente sí entrará al grupo de parentesco y familia. Lo mismo aplica para los hijos (niños o niñas) de las mujeres en situación de prostitución que el padrote elija para pertenecer a su familia, sin importar el parentesco biológico. Así se asegura el rol exclusivo de “prostituta” de las no parientes y ello las convierte en una clase que se sustituye y renueva en los distintos campos de reclutamiento que han establecido los explotadores en las distintas regiones de México.

EL SISTEMA PROXENETA Y EL CICLO VITAL DE LAS MUJERES EN SITUACIÓN DE PROSTITUCIÓN

El ciclo vital no es sólo un ciclo biológico, también es de carácter sociocultural y marca los momentos más importantes de la vida de las mujeres dentro de un orden social de género. Los proxenetas lo comprenden y lo utilizan para anular la autonomía de las mujeres y ejercer el dominio sobre ellas. Existe una figuración social de los periodos de vida de las mujeres que usan los proxenetas para construir eso que puede denominarse ciclo de vida de las mujeres en situación de prostitución. Hay diferentes tipos de mujeres en relación con el sistema proxeneta y diferentes serán sus etapas, pues estarán determinados por el tipo de lazo que mantengan con esta organización. Dentro del ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución hay un antes y un después de ser incorporadas al esclavismo sexual. Uno de los recursos de dominio universal de este esquema es el amor,2 y en el caso de los padrotes rurales, el “robo de la novia”, mecanismo que usan para reclutar. El paso de mujer “por” (antes de la unión conyugal) a mujer “de y para” (después de la unión marital) está marcado por el inicio de la vida en pareja y es ahí donde los explotadores transforman las prácticas culturales en mecanismos de reclutamiento.

El “robo de la novia”, de práctica cultural a mecanismo de reclutamiento

Como práctica cultural, el robo de la novia, se ha documentado en varias comunidades rurales del área mesoamericana. Ésta puede entenderse como una secuencia de eventos en la formación de las uniones, como un guion cultural prescrito: fuga, dar parte, perdón y concierto. Es muy común y existen varias investigaciones que dan cuenta de esa costumbre. En Puebla (D’Aubeterre, 2000); Tlaxcala (Nutini e Isaac, 1990; Romero y Viñas, 1994; Robichaux, 2003; Castañeda, 2001); Guerrero (Good, 2003; Goloubinoff, 2003; Quiroz, 2003); Veracruz (Córdova, 1997; Ponce, 2006); Estado de México (Oehmichen, 2002) y Chiapas (De la Cruz López Moya, 1999), sólo por poner algunos ejemplos.

Esta usanza se convierte en mecanismo de reclutamiento cuando adapta el amor, uno de los universales de la transculturalidad del proxenetismo, como recurso para establecer el poder de dominio. El paradigma empírico de los padrotes tlaxcaltecas hace posible ampliar la mirada y considerar que ese mecanismo de reclutamiento es un método global, empleado incluso en otros países.3 Hay un orden patriarcal vigente y en relación con los procesos de globalización. Por ello estas formas de esclavitud comparten algunas características generales. La particularidad de los proxenetas locales está dada por los habitus adquiridos en sus comunidades y por los nexos que establecen con otros proxenetas en el ámbito nacional e internacional, en un intercambio de ideas sobre la esclavitud sexual de mujeres.

El engaño para el inicio de una relación conyugal por “robo de la novia”, en su modalidad de fuga concertada, sirve a los padrotes como mecanismo para conseguir a mujeres “vírgenes” y someterlas a la explotación sexual. Cuando roban o raptan a la novia, consuman el acto sexual, este hecho significa que la mujer ahora es de su propiedad. Después él, acompañado por algún familiar o alcahuete, va a la casa de los papás de la mujer a la que robó para dar parte y pedir perdón. En los casos más comunes sólo hacen que la mujer llame a los padres para avisarles “que se fue con el novio, que es feliz y que no la busquen”. Una vez que la nueva relación conyugal queda formalizada, el varón se lleva a vivir a la mujer a su casa (puede ser la paterna, aunque no es la única opción). Después de inducirla e iniciarla en la prostitución, deja que la mujer mantenga contacto con sus familiares para evitar sospechas y posibles denuncias en su contra. El robo de la novia es el primer paso de los padrotes para después iniciar a las mujeres en el mundo de la prostitución y es eficiente porque saben que ese ritual de paso les da un inmenso poder sobre ellas; algunas investigaciones sobre padrotes y mujeres prostituidas así lo reportan (Castro et al., 2004; Romero, 2006; Montiel, 2007, 2013).

El proxenetismo rural de esta región lleva al extremo ciertos rasgos de la masculinidad y dominio que los hombres ejercen sobre la mujer con argumentos cuya base son las costumbres arraigadas y aceptadas por la sociedad y que forman parte de un orden patriarcal más amplio. El parentesco, la familia, la poliginia y el robo de la novia son prácticas culturales que tienen fundamentos que permiten a los varones dominar de manera colectiva e individual a las mujeres. El paso de los sistemas de parentesco -en donde la mujer es un objeto de intercambio- a un sistema proxeneta que la convierte en esclava requiere la intervención de un agentepadrote que sirve como bisagra entre esos dos tipos de sistemas sociales.

Sobre la salida de una mujer del seno familiar cuando se la roban, pesa el miedo a ser “devuelta” y por esta circunstancia ser considerada “fracasada” o “echada a perder” en la sociedad; este factor explica por qué a pesar de ser explotada, prefiere no decir nada a su familia, comunidad y mucho menos denunciar, pues no teme que la consideren “fracasada”, sino “puta”. Esas concepciones del mundo compartidas por los dos géneros permiten a los padrotes aprovecharse de ellas y transformarlas en mecanismos de poder sobre las mujeres. Estos modos de sometimiento están enraizados en los cuerpos, se trata de una somatización de la dominación (Bourdieu, 2000: 54-55). Todo el trabajo previo sobre los cuerpos permite a los varones aprovecharse de la lógica social de los sistemas de parentesco, pero además de las mujeres a las que intercambian o con las que trafican. Aplican “a las relaciones de dominación unas categorías construidas desde el punto de vista de los dominadores, haciéndolas aparecer de ese modo como naturales” (Bourdieu, 2000: 50).

Con base en estos argumentos queda clara la forma de ejecución del sistema proxeneta a través de las acciones de los explotadores y el papel que tiene “el robo de la novia” como mecanismo de poder para incorporarlas a la estructura. Éste esclarece el antes y después del reclutamiento que está sustentado en órdenes sociales de género que permiten a la organización instituirse como sistema de esclavitud, por tanto, dominar y controlar a las mujeres para obtener provecho de la venta de su sexualidad.

Condiciones de vulnerabilidad de mujeres antes de ser reclutadas

El sistema proxeneta aprovecha las condiciones de vulnerabilidad para reclutar y enganchar a las mujeres para prostituirlas, y tales condiciones pueden ser de tipo cultural, de género, económicas o educativas; además, también se desprende aquella que está relacionada con el ciclo vital de las mujeres: antes de casarse, casadas con hijos, separadas con hijos. La construcción de las condiciones de vulnerabilidad femenina presenta como constantes: violencia masculina, del padre y del esposo; carencias emocionales, afectivas y económicas; vulnerabilidad de género y cultural. La condición social de las mujeres mediante la cual se conciben de otros y para otros. Todos esos elementos toman características específicas en relación con el ciclo vital de las mujeres y de manera fundamental cuando se trata de menores de edad. En la vida de las mujeres está presente la violencia masculina, estructural, institucional y personal, y tal se ve incrementada cuando las fuerzan otras personas o lo hacen ellas mismas por necesidades económicas.

UN EJEMPLO DE CÓMO OPERA EL SISTEMA PROXENETA: AMOR, PROSTITUCIÓN Y ESCLAVITUD

Para finalizar presento el caso de un proxeneta rural tlaxcalteca que reclutó por medio del amor. Se podrán observar en práctica los poderes de dominio antes expuestos y el funcionamiento de las lógicas de poder ligadas al amor y el “robo de la novia” como mecanismo para enrolar.

El caso de María

Reclutar

María es originaria de Tabasco, tenía 18 años de edad cuando la reclutó un proxeneta rural tlaxcalteca. Los nombres de las personas son ficticios, lo importante es observar el proceso mediante el cual la reclutan, someten, trasladan, explotan y controlan para prostituirla. Ella narra:

Me encontraba cursando la preparatoria y una amiga me presentó a Francisco. Ellos me dijeron que me invitaban a salir, pero yo les dije que no.

Después, recibí una llamada de Francisco; me decía que desde la primera vez que me vio se enamoró de mí; después me llamaba y me dedicaba canciones. Un día me invitó a desayunar y luego me fue a dejar a la escuela y esa ocasión platicamos de cómo me iba en la escuela; me gustaba su forma de ser, era muy amable y atento.

Queda claro que el tratante inicia una relación de amistad mediante una amiga de la víctima. Después comienza un proceso de empatía y confianza a través del cual el proxeneta obtiene información vital de la mujer. Los traficantes se presentan como personas diferentes al entorno de la víctima, les hacen regalos, las invitan a comer y las escuchan con atención. Estas actitudes crean en la mujer un sentimiento de importancia, entonces le confía información que utilizará para reclutarla. Continúa el relato de María:

Un día de abril del 2008 me llamó por teléfono y me invitó a salir con mi amiga; comimos helado, platicamos, dejamos a mi amiga en su casa y después me fui con él en su carro. En el trayecto me dijo que le gustaba mucho y que quería tener conmigo una relación seria y me comenzó a besar en la boca y le correspondí; me propuso que fuéramos a un motel y yo le dije que sí y tuvimos relaciones sexuales; fue mi primera vez. Después me llevó a mi casa y me dijo de nuevo que me amaba, incluso me propuso que fuera su novia, que como su novia me iba a respetar y a querer mucho, por lo que yo le dije que sí, le di un beso y me metí a mi casa.

Cuando él tiene la información suficiente construye una forma de guión teatral que utilizará como estrategia de sometimiento. Una vez que considera oportuno pasar a otra etapa, comienza a actuar un teatro que implica, en este caso, iniciar una relación amorosa. Es importante comprender la condición de vulnerabilidad cultural de las mujeres y que el inicio de la vida sexual activa le da al proxeneta poder sobre ella. Es en esta etapa que se comprende cómo opera el amor y el uso del “robo de la novia” como mecanismo para reclutar. Él ha contribuido a un cambio de condición identitaria, al tener relaciones sexuales y convertirse en su novio; con base en esto utiliza los símbolos e ideas de exclusividad sexual para someter a la víctima, y comienza otra fase del proceso de la trata de personas: el traslado. María relata que:

No lo vi en quince días. Después, un día me invitó a almorzar y acepté. En ese momento recibí una llamada de mi exnovio y me levanté de la mesa para contestarle y al regresar a la mesa, Francisco me preguntó quién era y le dije que era mi exnovio y se molestó y me dijo que ya no era nada mío, ya no era novia de él... ese día me dijo que en ese momento la relación terminaba...

Pasaron los días y no sabía nada de él; después me enteré [de] que él ya andaba con otra muchacha. El día 11 de mayo del año 2008 lo volví a ver porque cuando salí de la escuela fue a ver a mis amigas. Ese día me dijo que quería regresar conmigo, que me quería y no me podía olvidar y yo le dije que sí... volvimos a tener relaciones sexuales. Pasó una semana que no lo vi, sólo me llamaba por teléfono en las noches y me decía que andaba vendiendo ropa. Cuando regresó me dijo que si lo acompañaba a comprar su boleto de avión al aeropuerto porque ya se tenía que ir y me di cuenta que compró un boleto de avión para ir a la Ciudad de México y otro a Tijuana.

Podemos apreciar tres elementos fundamentales en el despliegue de la estrategia del tratante: el enamoramiento, el engaño de las actividades que realiza y que su vida está en Tijuana, todo bajo la estrategia de la actuación en forma de teatro. Esta primera fase es importante porque le permitirá al tratante sacar a la víctima de su entorno familiar, social y afectivo.

El traslado

Con la información que obtiene planifica una estrategia para enganchar y luego trasladar a la mujer, con eso en mente construye el engaño:

A finales de mayo me llamó y me dijo que quería que fuera con él para Tijuana, que ya había comprado mi boleto de avión para que me fuera y yo le dije que sí pero que antes tenía que hablar con mis papás, pero él me dijo que no, que mejor cuando ya estuviera en Tijuana, que él iba a llamarles para pedirles disculpas. Como lo quería le dije que sí y sus amigos me llevaron al aeropuerto...

Llegué a Tijuana y él fue por mí, nos fuimos en su carro; después me llevó a comprar ropa y me llevó a un hotel... Estuvimos viviendo ahí como una semana y teníamos relaciones sexuales muy seguido. Al pasar esa semana, me dijo que un amigo le había prestado un departamento amueblado y que por esa razón teníamos que irnos del hotel.

Saca a la mujer de su contexto y la traslada a un lugar desconocido, lo que genera un estado de indefensión, ya que depende en su totalidad de él. Es importante ver cómo opera la red que ayuda al traslado, los amigos del proxeneta la llevan al aeropuerto y aseguran que se vaya a Tijuana. Él le pide llevar sus documentos, aunque no lleve ropa y le “prohíbe” avisar a sus padres. Llegando a Tijuana, además de comprarle ropa, la hace depender de él en su totalidad. Es la puesta en escena de los poderes de dominio para someter que ha construido el varón sobre la mujer. Mientras ella buscaba establecer una relación de pareja vinculada al amor, él comienza el proceso para prostituirla. La particularidad de los proxenetas es aplicar su sentido práctico de la explotación sexual y saber actuar con “la sangre fría”4 para lograr sus objetivos.

Explotación

María está en Tijuana con la idea de iniciar una nueva familia y es en ese momento en que se presenta la proposición de que sea prostituida:

En julio de 2008 me propuso que trabajara en la prostitución porque de eso se ganaba mucho dinero. Le dije que no y me dijo que si no quería pues que me fuera, que no me iba a dar dinero para irme a mi casa y además me presionó porque tenía todos mis documentos y entonces acepté... ese día me compró ropa... Al día siguiente salimos temprano y me dio mis documentos, me llevó a un lugar que se llama Salubridad y me dio tres mil pesos y me dijo que entrara y preguntara cómo podía sacar mi tarjeta de salubridad.

Después de que ha logrado “convencer” a la mujer para prostituirse, busca el lugar para la explotación. Ellos conocen lugares de prostitución: hoteles, bares, cantinas, esquinas, zonas de tolerancia. Ese conocimiento lo utiliza para que “mande” a su pareja al lugar donde la prostituirá. Inicia el proceso de convencimiento para mercantilizarla. Él actúa como “terapeuta” al hacerle creer que sólo hace un trabajo más y no la están explotando. Cuando ellos le proponen que trabaje en la prostitución, empieza el proceso de mercantilización del cuerpo femenino. Con ese argumento las llevan a “formarse”. Para transformar el cuerpo femenino en mercancía se apoyan en mecanismos de poder, psicológicos o físicos. Sigamos con el caso:

Al día siguiente me dieron la tarjeta... Al salir del lugar me llevó a desayunar y después me dijo que ya me tenía que ir a trabajar, pasamos a un Oxxo y me compró un celular, me dejó en el callejón de Coahuila, en Tijuana. Me ordenó que me acercara con la persona que estaba en la casilla, que le pidiera un cuarto, por lo que yo entré y seguí sus indicaciones, la persona que me atendió me asignó un cuarto y me dijo que cobrara 230 pesos, de los cuales 200 eran para mí y 30 pesos para pagar el cuarto.

Los proxenetas no llevan a las mujeres a los lugares donde las prostituirán, sino que las “mandan”. Ahí otro actor de la organización les explica cuánto cobrar por las relaciones sexuales y las diferentes tarifas:

Llegó el primer cliente y me preguntó qué cuánto y yo le dije que eran $230, el aceptó; entramos al cuarto donde me desvestí de la cintura para abajo, pero me dijo que lo quería oral, por lo que en ese momento me dio 100 pesos más; le puse el condón y le hice sexo oral, después le puse lubricante porque quería una pose, por la que me dio otros cincuenta pesos; me colocó de perrito y me penetró, para esto me dolía porque era muy brusco y muy rápido.

La primera relación sexual pagada es el paso que marca la mercantilización del cuerpo femenino y su entrada a la esclavitud sexual. La primera vez que las mujeres cobran es un momento decisivo:

[Después de la primera vez] Yo me sentí mal y le marqué para decirle que me sentía mal, que me quería ir y me dijo que me fuera a la verga y que pasaría por mi hasta las 12 de la noche y que no lo estuviera molestando porque estaba ocupado, y seguí trabajando. Llegó la noche y me llamó por teléfono y me dijo que me esperaba en la esquina donde me había dejado para que fuéramos a cenar. Pasó por mí, cuando me subí al coche lo primero que me preguntó fue que cuántos cuartos había hecho, yo le dije que hice cinco mil pesos, entonces me agarró el bolso y me quitó todo el dinero. Esa noche me golpeó e insultó, y después me penetró; me puse a llorar, me metí a bañar y me quedé dormida.

Él utiliza golpes y amenazas para someter a la mujer, usa la violencia física como mecanismo de control. Continúa el testimonio:

Al siguiente día por la mañana le dije que me quería ir a mi casa, me dijo que no y me quitó mi credencial de elector, me dio una cachetada y me dijo que yo no iba a hacer lo que yo quisiera. Me arreglé y me llevó a desayunar, mientras desayunábamos me dijo que no había sido su intensión golpearme, que lo había hecho porque yo lo hice enojar, que le echara ganas, que me iba a hacer mi casa en Tabasco y me iba a poner un puesto de ropa en Tijuana, por lo que yo pensé en echarle ganas para salir adelante, mandarle dinero a mis padres.

Las mujeres prostituidas son mercancía sexual y los proxenetas les proveen discursos que justifican su “trabajo” como algo económico que es una ayuda para que “salgan adelante”. En el caso que estamos analizando además de los golpes, la promesa de casa, negocio y dinero para la familia de la mujer se combina con amenazas de muerte a su familia:

Al tercer día, hice doce mil pesos libres. En la noche fue por mí y nos fuimos a la casa; al llegar me comenzó a pegar, yo le pregunté por qué me hacía eso, no me decía nada, nada más me golpeaba y me decía “maldita perra, pinche puta vales verga”, y me seguía golpeando.

Al día siguiente, decidí irme y cuando estaba haciendo mis maletas, me dice “qué madres estás haciendo” y le dije que me iba a mi casa que ya no iba a seguir aguantando más; me agarró y me sentó en el sofá y dijo que le iba a llamar a mi familia. Esa mañana marcó al celular de mi mamá, cuando le contestó, le preguntó quién era, él le dijo que era el esposo de su hija y le explicó por qué no le habíamos hablado antes y entonces le dijo que habíamos estado ocupados y que no habíamos tenido tiempo. Incluso le dijo que le hablaba para pedirle perdón por llevarme con él sin permiso. Mi mamá le preguntó que dónde estábamos y le dijo que en Tlascoloya. Mi mamá le preguntó por mí y él luego dijo que yo estaba bien que no se preocupara y después me comunicó con ella mientras me amenazaba que no dijera nada. Hablé con mi mamá y le dije que estaba bien, que me trataba bien que no se preocupara; después le pasé el teléfono a él y dijo “cómo ve señora que su hija ya se quiere ir, que ya no quiere estar conmigo”; mi mamá le preguntó por qué, él le dijo que no sabía pero que al parecer yo tenía otro; mi mamá le dijo que si ya me había llevado con él y que si ahora me quería regresar me iba a perjudicar; le dijo que él me amaba y que por lo visto yo ya no, que me trataba bien y no sabía por qué me quería ir, incluso le dijo que queríamos hacer una casa en Tabasco y si se podía un negocio. Mi mamá le dijo que estaba bien, me pasó de nuevo el teléfono y mi mamá me dijo que como viera que de todas formas en mi casa era bienvenida y yo le dije que iba a seguir con él y que íbamos a seguir adelante los dos, le pasé de nuevo el celular a Francisco y se despidió de mi mamá. Ese día no fui a trabajar, me llevó a la playa de Rosarito, después al cine y a cenar y luego nos regresamos al departamento.

El testimonio muestra cómo el padrote combina la violencia física con la violencia emocional y busca por medio de engaños la alianza con la familia de la mujer, acusándola de una posible infidelidad, además se coloca como un gran hombre/proveedor. El uso extremo de violencia en contra de las mujeres está relacionado con la violencia feminicida. Y hay tres caminos que puede seguir la relación de violencia y explotación sobre la mujer prostituida: su muerte; que el proxeneta ya no la vea como rentable y la deje ir y ella siga en el mundo de la prostitución, y que denuncie a su tratante, como sucedió en el caso de esta mujer.

REFLEXIÓN FINAL, A MODO DE CONCLUSIÓN PRELIMINAR

El caso de María es un ejemplo de cómo operan las lógicas de esclavitud.

Mientras se siga argumentando que la prostitución es diferente a la trata de personas con fines de explotación sexual se seguirán perpetuando las lógicas de dominación masculina, de explotación sexual y de esclavismo. La falta de comprensión del fenómeno crea confusiones y políticas públicas que estigmatizan a las mujeres, las criminalizan o en todo caso, cuando no se asumen como víctimas, son victimarias o sólo están ahí por gusto, sin cuestionar la construcción de la demanda y a quienes las prostituyen y toda la violencia que implica reclutarlas, trasladarlas y esclavizarlas para satisfacer la demanda sexual. Uno de los pendientes de investigación para seguir consolidando la teoría del sistema proxeneta como sistema de esclavitud es analizar la participación de los hombres en este fenómeno.

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1 El concepto de fratría explotadora está inspirado en el concepto de “fratría mafiosa” de Laura Segato, al referirse a los grupos ligados a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, México (Segato, 2003: 255).

2Según Kennedy et al. (2007), las mujeres más vulnerables para ser reclutadas son adolescentes y existen cinco formas para reclutar: el amor, la deuda, la adicción, la fuerza física y la autoridad. Sobre el amor mencionan que: “Los proxenetas se aprovechan de los vínculos emocionales que establecen con la mujer. Son capaces de convencer a niñas menores de edad para prostituirlas con discursos basados en el amor. Jugando con su vulnerabilidad, los estereotipos y las inseguridades, distorsionan el sentido de una joven sobre el bien y el mal a una gran velocidad; la corteja con atención y regalos”.

3Para ver el fenómeno en Tailandia revisar el estudio de Bales (2000); sobre mujeres reclutadas por este método y prostituidas en España, revisar a Salas (2004); sobre los países de Europa del Este, la película de Lars Jönsson (2002), Lilya 4-ever (Las alas de la vida), es una buena forma de conocer el fenómeno.

4Es una expresión regional que se refiere a la actuación de las personas sin que las emociones aparezcan. Se trata de ser frío y calculador.

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