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Nueva antropología

versión impresa ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.19 no.64 México ene./abr. 2005

 

Reseñas bibliográficas

 

Con un simple cambio de palabras*

 

Miguel Ángel Hinojosa Carranza**

 

Anna M. Fernández Poncela, Estereotipos y roles de género en el refranero popular (charlatanas, mentirosas, malvadas y peligrosas. Proveedores, maltratadores, machos y cornudos), Barcelona, Anthropos, 2002, (Biblioteca A, núm. 46).

 

** División Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco.

 

...sabrían mudar la faz del mundo,
implantar el reino de la felicidad universal,
dando de beber a quien tiene sed, de comer
a quien tiene hambre, paz a los que viven
agitados, alegría a los tristes,
compañía a los solitarios, esperanza a
quien la tenga perdida, por no hablar ya
de la fácil liquidación de miserias y de
crímenes, porque todo lo harían
con un simple cambio de palabras.

José Saramago

 

¿Quién habla a quién?, ¿cómo, cuánto y de qué modo lo hace?, ¿de qué manera nos referimos unos de otras y viceversa?, ¿el habla influye de modo alguno en las relaciones intergenéricas? La respuesta a la última pregunta puede sonar obvia al ser claramente afirmativa, porque cuando uno da su palabra no sólo está transmitiendo al otro su pensar, sentir, creer y ser; a la vez se generan roles sociales, se reproducen modos de ser, de apropiarse y estar en el mundo, actitudes, ideales, imaginarios, se crean vínculos sociales y más, mucho más. Esto nos ayudaría a contestar los primeros cuestionamientos porque entonces partiríamos de que habla quien se apropia del "derecho" a la palabra, y lo hace como le parece adecuado, tanto en el modo como en la cantidad, asumiendo que sus maneras de hacerlo son las "normales"; mientras que la otra parte debe adecuarse a las mismas y aceptarlas, así que habrá de guardar silencio, escuchar y esperar a que se dirijan a ella para contestar, fijándose, ella sí, en el modo en que lo hace, no hablando más allá de lo que se le permita, etcétera.

Por si fuera poco, lo anterior contribuye a la permanencia del orden social establecido, a las diferencias económicas (de clase), a las jerarquías de toda índole, a las estructuras de poder, a la discriminación por raza, credo, preferencia sexual, etc., y a sostener el androcentrismo de todo tipo: teológico, laboral, económico y lingüístico, entre muchos otros. Así, desde lo que uno escucha los medios de comunicación, en canciones, diálogos televisivos o radiofónicos, argumentos de cine, en lo escrito en periódicos, revistas, libros y medios electrónicos como la internet, hasta lo que se dice en el habla popular, en las conversaciones cotidianas y, por supuesto, en los refranes que se repiten sin cesar de generación en generación, encontramos palabras que nos dicen y hacen, que nos dan sentido.

Estos últimos, los dichos o refranes, sirven de base a la doctora Anna María Fernández Poncela para analizar y reflexionar en torno a los vínculos establecidos entre ambos géneros, así como en lo relativo a la configuración y reproducción de estereotipos o imaginarios del hombre y de la mujer en la cultura popular, lo que desemboca en la asunción de distintos roles sociales para cada uno de ellos. Así, en su libro Estereotipos y roles de género en el refranero popular, la antropóloga hace un repaso por el ser y hacer de unos y otras en lo social, a partir del discurso e imaginario popular creado y reproducido en los refraneros. De este modo se ubican algunos de los papeles sociales que "debemos" asumir a partir de la idea o figura aceptada comúnmente como "adecuada" para cada cual, se estereotipa el ser mujer, o sea, madre, suegra, cuñada, puta, charlatana, mentirosa, malvada y todo lo demás, o el ser hombre: proveedor, valiente, racional, maltratador, macho, cornudo... Como vemos, a partir de esta publicación, no sólo al andar se hace camino, también al hablar damos dirección a nuestras vidas, creamos caminos en lo imaginado y simbolizado.

Las palabras que decimos (y las que callamos) son mágicas porque tienen el poder de construir (y destruir a la vez); de ahí la importancia de realizar estudios en torno a los diversos modos de comunicarnos, porque las frases en ningún momento son vanas y, mucho menos vacías, más cuando son acuñadas y estereotipadas, de uso corriente, por lo que las pronunciamos en nuestro espacio cotidiano y están dirigidas a quienes nos acompañan en el mismo. La cuestión no tendría relevancia si tuviéramos la costumbre de pensar lo que decimos antes de hacerlo, y si la organización social en el mundo fuera justa para todos. Pero como lo común es lo contrario, y por lo general en nuestra vida cotidiana se habla y se actúa sin recapacitar en lo que se dice y hace, entonces lo dicho adquiere relevancia, ya que va unido tanto a lo simbolizado y significado — aunque sea inconscientemente — como a la acción.

Los ideales de hombre y mujer, acuñados en los refraneros de varios países (la autora retoma publicaciones de España, México, Colombia, Puerto Rico, República Dominicana, Nicaragua, etcétera) expresan el discurso dominante en nuestra sociedad iberoamericana: cargado de machismo, injusticia y desigualdad entre unas y otros, entre unos y otros. Las sociedades que tenemos están sustentadas, en mucho, en el lenguaje y el pensamiento —éstos nos llevan a imaginar, simbolizar y actuar — , en los modismos del habla, en la forma en que nos situamos en el mundo, en la cultura popular; a partir de ahí actuamos de un modo o de otro. Por ello, una manera de transformar a la sociedad y los vínculos que en ella establecemos mediante los diversos roles asignados para cada género —madre, viuda(o), esposa(o), padre, hija(o), suegra(o), etcétera— es empezar por variar nuestros usos en el habla, dar la libertad a las palabras, socializarlas y apropiarnos de ellas, tomando una posición ética y política ante y con las mismas, aguzar el oído, fijándonos cómo, cuánto y de qué modo hablamos; cómo nos referimos de y hacia los demás, sean éstos hombres o mujeres porque, parafraseando al maestro Saramago, todo lo haríamos con un simple cambio de palabras.

 

Notas

* Comentario del libro de Anna M. Fernández Poncela, Estereotipos y roles de género en el refranero popular (charlatanas, mentirosas, malvadas y peligrosas. Proveedores, maltratadores, machos y cornudos), Barcelona, Anthropos, 2002, (Biblioteca A, núm. 46).

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