Señor editor: La prevalencia mundial del maltrato infantil se desconoce. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene estimaciones con programas centinelas en las unidades de urgencias,^1,2 sin embargo, en México son pocos los hospitales que cuentan con un programa de atención múltiple para maltrato infantil (PAMMI), integrado no sólo por pediatras, sino por un grupo multidisciplinario con psicólogos, ginecólogos, radiólogos, neurólogos, toxicólogos, trabajadoras sociales y un departamento jurídico que trabajen exclusivamente para la detección, tratamiento y contención de secuelas de este problema.³ En este documento se presentan los resultados de 12 años de trabajo de PAMMI del Hospital Civil de Guadalajara Dr. Juan I Menchaca. De 2008 a 2019 se confirmaron 4 574 menores de 16 años con maltrato infantil, 44.3% hombres y 55.7% mujeres. El maltrato infantil es más frecuente en los menores de cinco años, principalmente por negligencia de los padres (falta de vacunación, falta de nombre, falta de atención médica y abandono), maltrato fetal (consumo de drogas durante el embarazo, ausencia de control prenatal, traumatismos provocados o por violencia de género durante el embarazo), y abuso sexual y maltrato físico, desde múltiples traumatismos hasta “niño zarandeado”. Mientras tanto, en los mayores de seis años el maltrato “por pares” es más frecuente (acoso escolar), y es estadísticamente significativo, tal y como se muestra en el cuadro I.

Del total de los agresores, 98% son conocidos por la víctima. De este porcentaje, más de 60٪ son uno o varios miembros de la familia, como padres y abuelos, seguidos de padrastros de ambos sexos y tíos. Otros agresores viven en la comunidad del menor, como vecinos, amigos y empleados de la escuela. Mientras tanto, 2% de los agresores son completamente desconocidos por la víctima y esto sólo se observó en el abuso sexual. Identificar el maltrato infantil por grupos de edad y sexo, así como por tipo de agresor, es útil para generar estrategias para la prevención del maltrato infantil en nuestra comunidad. La debilidad de nuestro programa PAMMI es que no se incluye el maltrato infantil en todas las variantes que sufren los niños desplazados (migrantes) y los niños asociados con el narcotráfico, problemas muy conocidos en nuestro país, cuyas poblaciones afectadas por lo general no acuden por atención a las unidades de salud.