Señor editor: Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2035 propuestos por la OMS está la eliminación de la tuberculosis a nivel mundial.1 Esto podría ser factible si tomamos en cuenta que los objetivos propuestos por la OMS para el año 2015 fueron logrados.1,2
Un ejemplo de esta factibilidad es Perú, país donde los programas de control de esta enfermedad permitieron una disminución mayor a 8% en los primeros años de su implantación y luego una disminución promedio de 2% anual.2 Otro ejemplo es México, donde, al aplicar estrategias similares, se ha logrado la reducción de la prevalencia y la mortalidad en 50% con respecto a los datos de 1990.3 Estas estrategias se pueden resumir en la aplicación del método de susceptibilidad a drogas por observación microscópica (MODS) en el diagnóstico de la tuberculosis, el empleo de los sistemas de telediagnóstico o el tratamiento acortado estrictamente supervisado (TAES).3,4,5
No obstante, el M. tuberculosis ha desarrollado mecanismos de resistencia que han permitido la aparición de formas no susceptibles a los fármacos utilizados para su tratamiento. Dentro de ellos la más estudiada es la tuberculosis multidrogorresistente (TB-MDR).6 La OMS reportó que en promedio en los últimos años 3.3% de la incidencia anual de la tuberculosis corresponde a casos de TB-MDR (un rango que va de 220 000 a 370 000 nuevos casos anuales);1 este aumento también se reportó en los países antes mencionados.2,3 Se han encontrado algunos factores que podrían aumentar esta incidencia: tener más de tres campos pulmonares afectados, tener más de ocho meses de tratamiento inicial, tener más de tres episodios de tratamiento antituberculoso, y haber experimentado una falla o un empeoramiento en su último tratamiento, entre otros.7
La OMS no ha sido ajena a este problema, por tal motivo, en la 67a Asamblea Mundial de Salud de 2014 se aprobó el programa The End TB Strategy, el cual, a través de sus tres pilares, busca la prevención y cuidado integral centrado en el paciente, políticas y sistemas de apoyo, y llevar a cabo investigaciones para optimizar la implementación de nuevas herramientas en la lucha contra esta enfermedad evaluando el impacto de las mismas.1,8
Aunque el aumento de esta condición puede estar influenciado por una mejora en la infraestructura de los laboratorios, lo cual ha permitido un mayor diagnóstico y estudios de sensibilidad, es necesario aumentar las investigaciones con respecto a una mejor accesibilidad al tratamiento para el paciente, un diagnóstico temprano, establecimientos de salud adaptados para pacientes con TB-MDR y una intervención adecuada.7
Por tal motivo, debemos comenzar a trabajar desde ahora en estas investigaciones y además analizar factores de índole administrativa (lineamientos y definiciones operativas, programas de vigilancia, conocimiento y manejo efectivo para la referencia y contrarreferencia de pacientes, y apoyo financiero a la red de laboratorios), para afirmar con precisión la razón de estos cambios en la tendencia de la farmacorresistencia y sea posible detener el avance de la TB-MDR en los próximos años y, por consiguiente, el logro del tercer objetivo de desarrollo sostenible planteado por la OMS.