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Salud Pública de México

versión impresa ISSN 0036-3634

Salud pública Méx vol.57 no.2 Cuernavaca mar./abr. 2015

 

Cartas al editor

 

La importancia de la salud emocional en la escuela, un factor a considerar para la mejora de la salud mental y los logros en el aprendizaje

 

Señor editor: Para las políticas públicas de los países latinoamericanos, una de las grandes preocupaciones es reducir la inequidad en salud y mejorar la educación.1 Concebir a la escuela como un centro de salud contribuye con tales propósitos. Es necesario, entonces, generar intervenciones contextualizadas que den cuenta de cuáles son los factores que influyen en la salud y los logros de aprendizaje. En este sentido, la relación entre salud y logro de aprendizaje es compleja. A esto se agrega que las políticas públicas tienden a visualizar la salud infantil y la educación por separado.

Existe evidencia de que la relación entre salud y logros de aprendizaje puede ser bidireccional: los estudiantes que presentan discapacidades o enfermedades crónicas obtienen logros de aprendizaje inferiores, y quienes presentan logros de aprendizaje inferiores son más propensos a tener morbilidad y mortalidad prematura.2

La revisión de la literatura especializada da cuenta de una variada investigación que presenta asociaciones entre la actividad física, la función cognitiva y los logros de aprendizaje. Las conclusiones de un total de 125 artículos analizados (de los cuales 42% fue publicado en los últimos años) muestran un efecto positivo de la actividad física en el logro académico.3 Otro estudio evaluó la relación entre la aptitud y el logro académico y encontró que todas las variables de la aptitud, excepto el índice de masa corporal (IMC), mostraron asociaciones positivas significativas con el logro académico, después del ajuste por variables sociodemográficas con tamaño del efecto de diferencia de medias estandarizada (DME) que van desde 0.07 hasta 0.34. El acondicionamiento cardiovascular mostró la diferencia más grande en la puntuación interquintil TAKS (32-75 puntos).4 Otro estudio realizó una revisión de la literatura: analizó siete publicaciones y para la mayoría de los artículos encontró que, independientemente del nivel socioeconómico o del origen étnico, existe una relación positiva entre la actividad física y los resultados relacionados con logros académicos.5 Las habilidades cognitivas también dan cuenta de la salud de los niños y de su potencial educativo. Desde esta perspectiva, en México se observó que existe una alta asociación positiva entre la habilidad cognitiva de los padres y la de los hijos.6

No obstante lo anterior, cuando indagamos sobre asociaciones entre salud emocional y logros de aprendizaje, los estudios son muy escasos y los informes -al menos para Latinoamérica- no consideran a la salud emocional/mental como un determinante de la salud infantil, ni a la escuela como un centro de salud. Lo anterior adquiere relevancia dada la influencia de este factor en la salud escolar y su relación con los logros de aprendizaje y prevención en la salud mental (figura 1).

La interacción con el medio le exige a cada niño poner en práctica habilidades que ha aprendido con su familia y con sus compañeros en el ambiente escolar. Los contextos de aprendizaje en estas instancias validarán o no sus patrones de relaciones sociales. Lo anterior determinará los esquemas cognitivos y afectivos saludables o disfuncionales del niño. Éstos últimos serán considerados conductas de riesgo para su salud mental. Estas conductas de riesgo se expresan en el no desarrollo de habilidades sociales, fallas en la regulación emocional y bajos logros de aprendizaje.7 Cabe destacar que, si bien tales características se encuentran en todos los grupos de una sociedad, su efecto es más notorio en los grupos sociales más vulnerables. Así lo demuestran estudios que destacan que el comienzo y la duración de la pobreza impactan sobre el desarrollo neurocognitivo, la conducta impulsiva y los problemas de autorregulación socioemocional y conductual del niño.8

Es precisamente en este espacio donde la escuela cobra la relevancia como agente de salud mental, pues posibilita la oportunidad de acortar la brecha de desigualdad en la salud de los niños. Diversos estudios coinciden en sostener que una salud emocional positiva impacta en el desarrollo de características y competencias personales útiles para afrontar la desafiante vida cotidiana y para sobreponerse a la adversidad, lo que potencia la salud mental y la resiliencia psicológica.9,10 En el plano cognitivo se ha demostrado la influencia positiva de este factor sobre procesos intelectuales como el razonamiento, la resolución de problemas, la atención, el estado de alerta, la memoria y el procesamiento de información, así como su contribución en la mejora de los logros de aprendizaje.11

Por último, es necesario señalar que para mejorar el aprendizaje en los niños no basta la realización de diagnósticos y tratamientos médicos, sino que es necesario considerar la salud escolar desde una lógica preventiva a través del desarrollo y fortalecimiento de la salud emocional y el monitoreo constante para el tratamiento temprano y oportuno de enfermedades mentales. Lo anterior no es posible si no se realiza un trabajo interdisciplinario entre profesionales de la educación, las ciencias sociales y la salud, especialmente el área de la salud emocional y mental, en la cual hay falencia de estudios en la materia y una visión de la política pública que no es integradora. Sin duda, este enfoque puede contribuir a mejorar los índices de la política pública en salud y en educación, y a permitir que los niños sean capaces de enfrentar de mejor manera, con las herramientas adecuadas y -por qué no decirlo- más felices, la desafiante vida que el contexto globalizado les presenta.

 

Mónica Bravo-Sanzana, D en C Educ,(1) Sonia Salvo, D en Estad,(2) Manuel Mieres-Chacaltana, M en C Soc Apl.(3)

 

(1) Departamento de Educación, Universidad de La Frontera de Temuco. Chile. mbravo.sanzana@gmail.com, monicaviviana38@gmail.com

(2) Departamento de Matemática y Estadística, Universidad de La Frontera de Temuco. Chile.

(3) Facultad de Educación, Universidad Católica de Temuco. Chile.

 

Referencias

1. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe regional sobre desarrollo humano para América Latina y el Caribe 2010. Actuar sobre el futuro: romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad. Nueva York: PNUD, 2010.         [ Links ]

2. Fiscella K, Kitzman H. Disparities in academic achievement and health: the intersection of child education and health policy. Pediatrics 2009;123(3):1073-1080.         [ Links ]

3. Howie EK, Pate RR. Physical activity and academic achievement in children: a historical perspective. J Sport Health Sci 2012;1(3):160-169.         [ Links ]

4. Van Dusen DP, Kelder SH, Kohl HW, Ranjit N, Perry CP. Associations of physical fitness and academic performance among schoolchildren. J Sch Health 2011;81(12):733-740.         [ Links ]

5. Efrat M. The relationship between low-income and minority children’s physical activity and academic-related outcomes: a review of the literature. Health Educ Behav 2011;38(5):441-451.         [ Links ]

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7. Ison MS. Características familiares y habilidades sociocognitivas en niños con conductas disruptivas. Rev Latinoam Psicol 2004;36(2):257-268.         [ Links ]

8. Musso M. Funciones ejecutivas: un estudio de los efectos de la pobreza sobre el desempeño ejecutivo. Interdisciplinaria 2010;27(1):95-110.         [ Links ]

9. Fredrickson BL. Cultivating positive emotions to optimize health and well-being. Prevention & Treatment 2000;3(article 0001a).         [ Links ]

10. Vera-Poseck B. Resistir y rehacerse: una reconceptualización de la experiencia traumática desde la psicología positiva. Revista de Psicología Positiva 2004;1:1-42.         [ Links ]

11. Tamblyn D. Laugh and learn. Nueva York: Amacom, 2003.         [ Links ]