Considero que el artículo “Multimorbilidad en pacientes que viven con VIH y cáncer en México” es de suma importancia.1 Se trata de un estudio retrospectivo que se realizó en población mexicana del Instituto Nacional de Cancerología.
Conforme la indagación, 70 % de las personas > 40 años que viven con VIH y cáncer presentó enfermedades crónicas. Respecto al tipo de carcinoma relacionado con el sida, 74 % de los pacientes presentaba cánceres definitorios. Asimismo, el carcinoma relacionado con sida se presentó en una alta proporción de pacientes.2 Cabe mencionar que diversos ensayos clínicos sobre la misma enfermedad en países desarrollados no incluyen al cáncer dentro de las comorbilidades o solo describen que la frecuencia de este no es definitoria. En cuanto a la enfermedad ósea, un tercio del grupo investigado sufría osteoporosis, mientras que 38 y 56 % de las personas ≥ 50 años se sometieron a densitometría ósea.3
Por otro lado, una disertación similar se presentó en Perú, en el Hospital Nacional Cayetano Heredia, entre 2000 y 2018, donde se registraron 276 casos; 80.8 % se encontraba en tratamiento de neoplasias definitorias del sida, siendo la más frecuente el sarcoma de Kaposi; la neoplasia no definitoria de sida más frecuente en pacientes que viven con VIH fue el linfoma de Hodgkin. La edad a la que ocurren estas comorbilidades es en promedio a los 35.5 años. Los hombres que tienen sexo con individuos del mismo género son quienes se encuentran principalmente en riesgo de contraer estas enfermedades; en segundo lugar, los heterosexuales. En ambos casos, estas condiciones conllevan un desenlace final inesperado y multimorbilidad.4
En resumen, se sugiere otorgar consultas médicas multidisciplinares en las que se incluyan habilidades médicas internas por parte de los galenos, que ayuden holísticamente a la detección temprana de comorbilidades; de esa manera, se ofrecerá una mayor y mejor esperanza de vida a las personas que viven con VIH.