Gaceta Médica de México ha publicado el interesante artículo de Carpio et al. “Caracterización clínico-epidemiológica de los pacientes con COVID persistente en México”, el cual me gustaría comentar.1 El COVID persistente consiste en un conjunto de síntomas que puede experimentar una persona después de presentar la enfermedad, generados por las secuelas pulmonares. Según cifras de poblaciones europeas y norteamericanas afectadas, estudios realizados por Centers for Disease Control and Prevention indican que entre 7.5 y 14 % de quienes presentaron COVID-19 agudo pueden padecer enfermedad persistente, proporción que varía de acuerdo con los países.
Otra investigación similar se realizó en Perú, en el Hospital Regional Docente Clínico Quirúrgico “Daniel Alcides Carrión”, de la ciudad de Huancayo. El estudio se basó en 88 expedientes clínicos de los años 2020 y 2021 de pacientes recuperados de COVID-19, quienes presentaron persistencia de síntomas después de la recuperación. La mitad de la muestra fue del sexo femenino, con una edad predominante de 36 a 59 años, con antecedente de diabetes y que se encontraba en la unidad de cuidados intensivos con síntomas persistentes de infección por SARS-CoV-2.2 En tanto, en el estudio de investigación de Carpio se observó que el síndrome de COVID crónico afecta especialmente a población adulta cuyo sistema inmunitario está disminuido para contraatacar otras enfermedades con comorbilidades asociadas, lo que incrementa la mortalidad.1
Ahora bien, existen otros síntomas perseverantes en pacientes con secuelas posagudas de COVID-19, como los neuropsiquiátricos, con un porcentaje de 97 %, como ansiedad, nerviosismo, fatiga y cansancio, pérdida de movilidad, delirio o depresión. Al mismo tiempo, se reportó que el sexo femenino parece ser el más afectado por síntomas persistentes de diversas índoles; el sexo masculino se vio más afectado en cuanto a síntomas cardiovasculares.3
En suma, los pacientes afectados con síntomas persistentes de COVID-19 deben mantenerse al día con sus esquemas de vacunas. En este sentido, se sugiere la realización de más estudios y observaciones a largo plazo para identificar a tiempo las secuelas de dicha enfermedad y encontrar alternativas terapéuticas que ayuden a la recuperación de los pacientes que sufren de esta enfermedad pospandemia.