Con mucho interés, hemos leído el artículo Los trastornos mentales en México 1990-2021. Resultados del estudio Global Burden of Disease 20211. Nos parece de relevante significación los hallazgos presentados acerca del vertiginoso incremento de los trastornos mentales, focalizados en ansiedad y depresión, y su posible relación con el confinamiento y los duelos producidos durante la pandemia.
Convergemos en que el tema de la salud mental en México es poco alentador; datos cifrados en la investigación referida1 indican una escalada respecto a los trastornos mentales ocurridos antes de la pandemia. El punto de inflexión se presenta con el preocupante incremento de 15.4 % entre 2019 y 2021. En adición, resulta interesante contrastar la información presentada por la Organización Mundial de la Salud con una investigación realizada en 90 países, la cual concluye que la pandemia de COVID-19 provoca un aumento de 25 % en la prevalencia de ansiedad y depresión en todo el mundo2. Resulta evidente que en el estudio mencionado,1 los márgenes de sus resultados se encuentran dentro del universo estadístico mundial.
Otro aspecto interesante es la necesidad imperante de inversión en estudios epidemiológicos, prevención y trastornos mentales, ya que estos se encuentran entre las primeras causas de discapacidad en México.1 Podemos capitalizar el trasfondo de estas líneas con las palabras del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, quien declaró que esta es una llamada de atención a todos los países para que presten más atención a la salud mental y hagan un mejor trabajo apoyando la salud mental de sus poblaciones2.
En Perú, por ejemplo, en 2021, en el ámbito nacional fueron atendidas 313 455 personas con depresión, lo que refleja un incremento de 12 % respecto a la etapa de prepandemia. El psiquiatra peruano Carlos Bromley declaró: es importante tratar la depresión oportunamente3. En ese sentido, detalló que cuando es severa y no es tratada a tiempo, puede agravarse hasta la sensación de que la vida no tiene valor. Por ende, las personas afectadas pueden intentar suicidarse.3 Por esa razón, entendemos como aliados vitales la prevención oportuna y el tratamiento adecuado.
Finalmente, para establecer la importancia de la salud mental, es importante contextualizar los datos y tomar medidas preventivas, ya que en la bibliografía se aprecia un preocupante incremento de trastornos mentales en México y el mundo, sobre todo de ansiedad y depresión. Los ejes de la investigación aludida1 son válidos y bien direccionados.