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Nueva revista de filología hispánica

versión On-line ISSN 2448-6558versión impresa ISSN 0185-0121

Nueva rev. filol. hisp. vol.71 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2023  Epub 20-Feb-2023

https://doi.org/10.24201/nrfh.v71i1.3852 

Reseñas

Juan José Arreola: un pueblerino muy universal. Ed. de Rafael Olea Franco. El Colegio de México, México, 2021; 327 pp.

Iram Isaí Evangelista Ávila1 
http://orcid.org/0000-0002-1065-082X

1Universidad Autónoma de Chihuahua, ievangelista@uach.mx

Juan José Arreola: un pueblerino muy universal. Olea Franco, Rafael. El Colegio de México, México: 2021. 327p.


En este libro que rinde homenaje a uno de los grandes escritores de la literatura en lengua española, Rafael Olea Franco reúne a estudiosos y críticos de la obra del “último juglar”, quienes desde sus campos de estudio investigan, reflexionan, debaten y ensayan la compleja obra del escritor jalisciense. La narrativa de Arreola es multidimensional, y por ello permite acercamientos desde diferentes perspectivas y disciplinas, cualidad que se debe a su carácter de varia invención: “Conforme pasa el tiempo -asegura Olea Franco- la obra de Arreola despliega con mayor certeza su versatilidad” (p. 11). La creación literaria del nacido en “Zapotlán el Grande”, Jalisco, debe analizarse como producto cultural que expresa una serie de visiones y críticas sobre el autor, su percepción de lo general y de lo propio. Quienes participan en este libro comprueban en la propia diversidad de capítulos tal naturaleza de varia invención en su obra.

El libro comienza con una presentación de Rafael Olea Franco, quien refrenda la constitución de homenaje del compendio y elabora una breve descripción de los participantes. El primero de los capítulos, titulado “Juan José Arreola y compañía” (pp. 17-40), está a cargo de una de las estudiosas más entrañables de Juan José Arreola, Sara Poot-Herrera, quien habla de las diferentes ocupaciones del autor en su peregrinaje por las letras mexicanas, entre las que destacó por poseer verdaderas dotes de artista, con una calidad “irrepetible en nuestra historia multicultural” (p. 19). Allí, la estudiosa evidencia las distintas facetas de Arreola como corrector de estilo, de pruebas, de galeras, como redactor de solapas de libros y como traductor, entre otras; su versatilidad, añade Poot-Herrera, lo llevó a ser maestro y formador de escritores. Asimismo, sobresale el importante fomento del autor a la cultura; sus intervenciones tanto en radio como en televisión fueron pieza clave para acercar a las generaciones a este estrato de la sociedad mexicana. Por lo demás, en este texto de Poot-Herrera, de naturaleza íntima y dialógica, también se acumulan diversas anécdotas del narrador mexicano: su viaje a La Habana, charlas, encuentros con otros escritores, tertulias literarias y su humor característico. En suma, “Juan José Arreola y compañía” nos muestra con carácter lúdico una vida creada para la cultura; las anécdotas que relata, así como los datos biográficos y críticos que expone, dan testimonio de los mil y un oficios y pasiones del autor: “Nació un año de influenza (1918) y su influencia -la de Juan José Arreola- seguirá más de cien años” (p. 37).

En el siguiente capítulo, “Un espejo lúdico: la imagen del autor y de la escritura en la obra de Arreola” (pp. 41-62), Martha Elena Munguía Zatarain se dedica a estudiar una de las características de la narrativa arreolina, como lo es, evidentemente, el humor. Su primer acercamiento se basa en “Parturient montes”, cuento que aparece en Confabulario y versa sobre un artista merolico que sabe una nueva versión del “Parto en los montes”. La risa en la cuentística arreolina es imprescindible; un humor fino y hasta la ironía y el sarcasmo son elementos que los lectores del juglar esperan disfrutar en sus relatos. Y es precisamente lo que Munguía Zatarain menciona sobre este epíteto: “se trata de una caracterización justa porque en él se reúnen los rasgos del antiguo cantor popular que congregaba a su alrededor a los oyentes” (p. 47). Posteriormente, la estudiosa destaca el trabajo artesanal a que el oriundo de Zapotlán sometió su narrativa, y tal señalamiento se refleja en la construcción de la sintaxis, no menos que en la acción de sus personajes. Por último, se ensaya una de las preocupaciones de Arreola: la imposibilidad de alcanzar el ideal artístico; aquí, la estudiosa toma “La canción de Peronelle” y “El lay de Aristóteles” para ejemplificar esta tortuosa cruzada del escritor zapotlanense.

Ulises Bravo López subraya en su trabajo “De la charlatanería a la persuasión irónica en «En verdad os digo»” (pp. 63-86) cómo tras el sentido irónico que se establece en la trama existe un mensaje que es necesario revelar para la mejor comprensión del texto. Bravo López define los términos que constituyen los fundamentos de su análisis según los estudios de Kerbrat-Orecchioni y de Ana Rosa Domenella, para explicar en detalle lo que hay a ese respecto en el cuento de Confabulario. A partir de ahí, el autor menciona que el tono irónico descubre intenciones que aparecen recreadas en no pocos cuentos de Arreola: “la crítica social [que es] el tema central del relato” (p. 72). Así, por medio de la narración, Juan José Arreola plasma en su cuento el problema ético que enfrenta el uso y abuso de la tecnología en perjuicio de muchos y en beneficio de pocos. “En verdad os digo” ofrece una propuesta descabellada: “salvar el alma de los ricos”; y por medio del humor, el maestro jalisciense presenta tal idea revolucionaria desde las elucubraciones de un científico de apellido Niklaus, “desprendido de un grupo de sabios mortíferos” (cit. en p. 79). Para Bravo López este relato endereza “una dura crítica a la charlatanería científica y religiosa de su tiempo” (p. 83). Ciertamente, “En verdad os digo”, a partir de una artera interpretación de la analogía bíblica de Mt 19:23-24, denuncia y critica mordazmente el avance de una “ciencia” que se desentiende de toda razón y escala al absurdo y al disparate, cuyos únicos fundamentos se sostienen en una jerga artificiosa tan absurda como los razonamientos que engendra; el propósito, oculto y evidente a la vez: dilapidar las fortunas de los fervorosos incautos.

Sigue luego “El nuevo Parto de los montes: cifra de «Varia invención». Metaficción y metanarración en Arreola” (pp. 87-116), a cargo de Julio María Fernández Meza, para quien el texto objeto de estudio podría figurar como “la prescriptiva del autor sobre cómo elabora su literatura” (p. 103). Es decir, indaga el drama que supone escribir y el temor permanente de repetirse. Asimismo, Fernández Meza lleva a cabo un minucioso análisis de las referencias a Horacio que subyacen en “Parturient montes”, y hace dos últimas reflexiones: “¿Por qué, según Arreola, este cuento constituye una imagen sobre la desilusión radical del escritor? Y ¿cómo representa un símbolo del acto literario?” (p. 111).

Emiliano Delgadillo Martínez presenta un texto sugerente en el que hace un recorrido temático de “El soñado”, cuento que califica de “pequeña pieza maestra” (p. 120). Delgadillo Martínez señala que el relato puede interpretarse como extensión de los pensamientos del autor, manifestación de la creación literaria y lectura metafísica de la divinidad. Estos tres tópicos son recurrentes en la obra de Arreola y pueden atestiguarse en sus “Cláusulas” (Bestiario), en que el autor recrea su pensamiento mediante la creación literaria.

El siguiente capítulo estudia la única novela del escritor jalisciense, que, entre otros elementos, está hecha de anécdotas y vivencias de su ciudad natal. Es así que en “El carnaval y La feria: Zapotlán y el culto a Señor San José” (pp. 143-171), Ignacio Ortiz Monasterio, partiendo de la teoría de Mijaíl Bajtín, hace una revisión de esta obra polifónica para establecer una comparación entre las manifestaciones que se dan en el espectáculo carnavalesco europeo y el humor popular que aparece en La feria. El título de la novela alude a la festividad del santo patrono zapotlanense, pero también a ese conjunto lúdico de voces que aparece en la novela arreolina para proyectar la discursividad festiva, trágica, alegórica y diversa que hay en los diálogos. Ortiz Monasterio también explica la importancia de la figura del “Señor San José” en las actividades feriales de los personajes de la novela y en documentos históricos, en los que tiene gran representatividad, y cómo es que éstos logran integrarse en la narrativa arreolina.

Rafael Olea Franco, en “Otro pueblo en vilo: el Zapotlán de Juan José Arreola” (pp. 173-216), revisa “dos obras josefinas”: La feria y el libro de carácter histórico de Luis González, Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia, ambas publicadas en los años sesenta. Luego de someterlas a un estudio comparativo, Olea Franco encuentra que los dos pueblos se asemejan en sus rasgos religiosos, sociales y culturales. Siguiendo esta lógica, creo que podríamos hacer otra comparación válida entre las dos obras: así como Pueblo en vilo, según su propio autor, se elaboró de una forma no tradicional, pues “se sacó mucho más de libros no históricos” (p. 176), el entramado de La feria está compuesto de chismes y anécdotas que Arreola recopiló de su pueblo natal; es decir, tampoco obedece a las reglas de una ficción canónica. Una de las cualidades primordiales en ambas obras, puntualiza Olea Franco, es ese carácter de veracidad que guardan entre sus páginas, no una verdad cuantitativa científica, sino una verdad subjetiva, porque en ambos textos se encuentra la voz de sus personajes como una “expresión verbal del relato de sucesos cotidianos con base en información escrita, testimonios orales y experiencias personales” (p. 189). Así, pues, el estudioso muestra la analogía que hay entre historia y literatura como expresiones nacidas del relato, pues no hay que olvidar que estas expresiones nacen como recreación. El capítulo termina con una de las anécdotas más importantes en la historia de la literatura mexicana: la intervención de Arreola en Pedro Páramo.

Además de los estudios sobre la técnica, la preceptiva, los correlatos sociohistóricos, etc., en este libro también se toca un tema de mucho interés: la traducción de la obra arreolina. Elena Madrigal, Erbey Mendoza y Juan Carlos Calvillo aparecen como estudiosos de las versiones al inglés de la narrativa de Juan José Arreola. En “Una cala a la brevedad arreolina: las versiones de George D. Schade y de Susan Kaufman” (pp. 217-254), Elena Madrigal se detiene en las versiones que elaboraron ambos traductores en 1964 y 1977, respectivamente, de los relatos “Prólogo”, “Felinos”, “Los monos”, “La trampa”, “Tú y yo” e “Interview”. Aduce Madrigal que, al momento de traducir, algunos cambios se vuelven inevitables, en parte por obedecer a diversas percepciones en el arte de trasladar un texto literario de una lengua a otra. Asimismo, la investigadora puntualiza que el ejercicio de la traducción se elabora en virtud del tipo de público al cual va dirigido, por lo que se pueden encontrar diferencias ostensibles entre las versiones de Kaufman y de Schade. Tal comparación y el análisis entre el texto original y sus dos traducciones constituyen una buena guía de estudio para los interesados en el arte de la traducción.

En “Divagaciones del guardagujas: cuatro versiones de «The switchman»” (pp. 255-272), Mendoza Negrete analiza este cuento representativo de Arreola según la interpretación de cuatro traducciones. En un orden cronológico, la primera versión de que se tiene noticia es “The switchman”, de 1961, preparada por el catedrático George D. Schade e incluido en “Confabulario” and other inventions; la siguiente, de 1986, apareció en Anthology of contemporary Latin American literature, y fue elaborada por el profesor de español Wayne H. Finke; otra más se publicó en el año 2000, en Sun, stone, and shadows: Twenty great Mexican short stories, por Ben Belitt, poeta y traductor; la última, correspondiente a 2016, e incorporada a Juan José Arreola. Una selección personal/ A personal selection, estuvo a cargo de Ramón Elizondo Mata, traductor de obras médico-biológicas. Cuatro versiones, cuatro maneras de acercarse a la traducción. Erbey Mendoza señala que las diferencias entre todas estas versiones corresponden al contexto histórico en que se produjeron, pero también, y esto es lo más valioso de su trabajo, explica de manera detallada las diferencias entre el texto fuente y su traducción, así como las distintas aproximaciones a la obra literaria de un catedrático, un profesor de lengua, un poeta y alguien dedicado a la ciencia.

Juan Carlos Calvillo muestra la compleja labor del traductor en “Una más en la «Galería de voces»: la traducción de La feria de John Upton” (pp. 273-294). Calvillo menciona lo siguiente: “los traductores estamos cada vez más obligados a explicar la lógica que encauza nuestras decisiones, a declarar y documentar las estrategias de nuestra mediación… para avisar al lector sobre la intervención interlingüística e interpretativa a la que fue sometido el texto”. Esto podría presentarse como una nota introductoria a la obra traducida, con el fin de justificar por qué se hicieron tales o cuales modificaciones al texto, así como para fomentar la producción de “nuevas y mejores traducciones” (p. 274). Para Juan Carlos Calvillo, el trabajo de John Upton es notable, pues no solamente media entre el texto en español y el texto en inglés, sino también entre cultura y cultura, preservando con ello el tono y la sustancia de la narrativa arreolina. Resulta complicado trasladar a otro idioma una novela como La feria, sobre todo porque se compone de un evidente lenguaje coloquial. Calvillo señala que Upton suma su voz a la de los habitantes de Zapotlán; no se apropia de una dinámica lingüística regional, sino que interviene con el “contexto lingüístico y cultural de sus lectores potenciales” (p. 287). Con lo anterior, La feria se consolida como una obra totalmente traducible.

El libro se cierra con “Arreola en verso” (pp. 295-327), a cargo de Felipe Vázquez, quien estudia el trayecto de Arreola por el ámbito de la poesía, desde sus primeros escarceos como escritor novel hasta llegar a la madurez con su poesía en prosa, que “conquistó espacios inéditos en la literatura” (p. 297). El texto describe y ejemplifica los distintos temas que toca la obra poética del nacido en Zapotlán, así como los estados de ánimo en que logra apreciarse “su visión abismal” (p. 300). Felipe Vázquez nos dice que Juan José Arreola “estaba poseído por una visión trágica del mundo y un continuo sentimiento de culpa” (p. 301), visión que permea tanto su creación poética como su prosa. Vázquez argumenta que a causa de su educación religiosa (falta y castigo), Arreola buscaba confesarse continuamente, actividad que incluso puede encontrarse en su obra de manera recurrente. Este trabajo de Vázquez también se detiene en el Arreola traductor, sobre todo en su confrontación con Octavio Paz por la traducción de un poema que ambos interpretaron de distinta forma. El estudio concluye con la noticia del hallazgo de otros textos de Arreola, que el propio Felipe Vázquez compendia en un volumen titulado Perdido voy en busca de mí mismo, lo que seguramente interesará no sólo al especialista, sino al público en general. A manera de anécdota, el autor de este capítulo refiere cómo fue seleccionando la obra poética arreolina, que incluso contiene una “Calavera”.

Juan José Arreola: un pueblerino muy universal es un libro que nos acerca a la creación de una de las mejores plumas en Hispanoamérica. Este compendio, preparado por Rafael Olea Franco, va dirigido principalmente al investigador de la obra arreolina, lo que no impide que cualquier lector, aficionado a Arreola, pueda hurgar entre sus páginas en busca de mayores detalles y noticias de este admirable ingenio universal, avecindado en Zapotlán el Grande, Jalisco. Como dice la contraportada del libro, en Arreola “se aprecia la versatilidad de sus textos, donde viven la cultura letrada y la popular, que son las fuentes escritas u orales en las que él abrevó sin prejuicio alguno”. La diversidad de temas y de perspectivas de análisis que esta obra colectiva reúne constituyen una aportación crítica necesaria para comprender la varia invención que Juan José Arreola nos ha legado.

Recibido: 07 de Abril de 2022; Aprobado: 27 de Mayo de 2022

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