Esta es una obra colectiva que tuvo su origen a partir de dos actividades: el homenaje a la Dra. Yoko Sugiura Yamamoto por sus aportes al Valle de Toluca; la segunda es la inauguración del seminario permanente "Miradas interdisciplinarias sobre el estado de México, estudios perspectivas y propuestas".
El libro es una muestra por demás detallada de la trayectoria de Yoko Sugiura y del diálogo establecido en el seminario. Es resultado de la manera en que un estado cuyo territorio actual consta de 22 500 km2 engarza historias diversas. En su Introducción, sus coordinadores destacan que el estado de México fue creado en 1824 con una composición diferente y que ésta ha mutado a través de la tensa construcción de estabilidad política del Estado mexicano; y no sería sino hasta 1871 cuando se delimita su extensión actual. Este texto introductorio también va dando la pauta para entender la complejidad de hechos y sucedidos en el Estado; da cuenta del constante cambio, de los incontables hechos que parecieran plasmarse en un gran lienzo que es el territorio mexiquense, donde con diversos hilos, finas puntadas e imaginativas formas de tejerlos se enmarcan las regiones y se destacan los hechos sociales "forjando un entreverado de historias y procesos que no pueden homologarse bajo un solo marco de criterios".
Más que referirme en esta reseña a cada uno de los textos, preferí tomar los hilos que encuentro y que guían cada parte de la obra. Desde luego que la arqueología con sus técnicas de investigación, métodos y teorías es un gran referente, como también lo es la Etnohistoria, al enfocarse al estudio de fuentes. La Antropología Social se distingue por el trabajo de campo y la etnografía, sin embargo, en estos abordajes es posible darse cuenta de que estas fronteras se diluyen, por lo que una y otra especialidad recurre a teorías, etnografía y entrevistas para dar una visión más amplia del pasado o del presente.
Así, Yoko Sugiura logra integrar sus hallazgos con esa vocación de arqueóloga a la antigua, de esa formación en la que para reconocer algo es prioridad el caminar (como ella lo hizo) por la planicie, subiendo cerros, cruzando barrancas, cubriendo de milpa en milpa alrededor de 1 500 km2 del Valle de Toluca para descubrir más de 680 huellas de antiguos asentamientos que "comprendendían la historia de más de tres mil años; un largo tiempo en que se desarrollan las sociedades". Incansable en su andar y en su capacidad para interrelacionar el presente con el pasado, Yoko fue descubriendo la vida cotidiana en las zonas lacustres y los cambios que han llevado a transformar esas formas de vida.
La memoria es un eje que guía la obra.
Esa memoria es la que se obstina y no se resigna a quedar en un lejano pasado o a desaparecer, porque es ella la que permite recrear las identidades; cada autor en el libro recurre a ella, la busca en las experiencias y en las marcas simbólicas y materiales. Así, historizar las memorias es uno de los primeros referentes que asoman al leer los textos de Yoko, de Rubén Nieto y el de Gustavo Jaimes: cuándo llega a México, por qué, para qué, quiénes fueron sus principales referentes y figuras relevantes en su formación.
La Dra. Yamamoto rememorará la figura de un gran maestro: Román Piña, quien incursionó en Teotenago y del que aprendió a conocer las estrategias que diseñaba para aproximarse a los sitios; con él aprendió a conocer también el lado humano, el respeto y la solidaridad que distinguía a este gran investigador. En el trabajo de Yoko se recrea su memoria para llevarnos a imaginar esos años que pasó de ser alumna de la ENAH a convertirse en académica en la UNAM, en una apasionada investigadora de la historia de los asentamientos menores de lo que hoy es el estado de México.
Es la memoria también la que guía a Rubén Nieto y a Gustavo Jaimes para dar cuenta de la trayectoria de Yoko Sugiura, sus andanzas, su trabajo de investigación y docencia y, sobre todo, su esencia que es la de una gran humanista siempre preocupada por que las comunidades conozcan su historia y por apoyar en todo tipo de formas a sus estudiantes para hacer de ellos muy buenos investigadores. Yoko trabaja con pasión y eso bien lo ha sabido transmitir y contagiar; pasión por la historia de un país que hizo suyo, por descifrar una extensa región a la que le ha dedicado medio siglo.
La memoria es obstinada y aflora en todo material que descubren los arqueólogos y en los recuerdos que se transmiten de una a otra generación. Así, está presente y da sentido a las formas de vida del pasado, en esas ollas, cazuelas, cajetes y comales encontradas por los arqueólogos. Pero también la memoria sirve para encontrarse con el pasado de un pueblo encuentra otro gran aliado en las fuentes; y si bien la morfología de un objeto arroja valiosa información sobre usos y funciones de un objeto, las fuentes, los códices y los periódicos también, pues con sus imágenes y textos dan información sobre la importancia que juega la geografía, los elementos como el fuego, el sacrificio, los rituales y los accidentes geográficos, como los cerros, los conflictos, las diferentes versiones o la complementaridad de las mismas.
Todos los materiales permiten historizar las memorias descubriendo lo que se fue sorteando para poder construir ciudades y alcanzar ideales. La complejidad y necesaria interrelación de culturas, que van llevando a momentos de esplendor, pero también de conflictos y decadencias. La importancia de los grandes hombres y mujeres que en unos casos guiaron a las poblaciones y en otros enfrentaron al poder. Nombres que destacan en la memoria por ser parte de procesos diversos, de historias de construcción, esplendor, de conflictos sociopolíticos, de luchas por el poder, de confrontación de ideologías y formas de ver el mundo. Nombres como Xolotl y Netzahualcoyotl, Coltzin o Tolotzin, Juan Diego, el coronel Silvestre López Torquemada, Abundio Gómez, Manuel Reyes, José León Toral, Manuel Trejo, José León Jiménez tienen su lugar en la historia del estado de México y su papel en ella quedó en esta memoria de disputas, conflictos y luchas, siendo latente al darles un rol activo y productor de sentido a todos los participantes en estos procesos históricos enmarcados, sin duda, en relaciones de poder.
La memoria debe entenderse como resultado de procesos subjetivos, es tarea del investigador confrontar versiones para llegar al acercamiento de las verdades. Así, puede entenderse por qué se dieron enfrentamientos por las fértiles tierras del valle de Toluca. Comparar fuentes como los Anales de Tlatelolco y los de Cuautinchan, o la obra de Diego Durán permiten entender un conflicto entre Axayacatl, el tercer tlatoani que tuvo México-Tenochtitlan, y su campaña para dominar a los pueblos del Valle de Toluca en lo que pareciera ser un agravio en el trato de algunos señores. El resultado fue el sometimiento de sus antiguos pobladores. Gracias al Códice Techialoyan se conoce el origen y la historia de varios pueblos y barrios durante la época prehispánica y colonial; sus textos y sus imágenes permiten identificar cuerpos de agua, arboles, elevaciones, montañas, águilas, venados, caballos y peces, personajes, elementos arquitectónicos como casas e iglesias y elementos culturales como rostros de piedra, cruces y santos.
La memoria en un fragmento del Nican Mopohua, en las obras de Sahagún, Montúfar y Bustamante del siglo xvi permiten a Adolfo Yunuen Reyes recuperar la imagen de Juan Diego, poniendo énfasis en el uso político y de negociación simbólica que tuvo entre los indios su imagen y trayectoria de vida.
A través del Archivo Particular de Silvestre López Torquemada, de papeles sueltos de 1855, Moroni Spencer Hernández logra dar cuenta de un hecho de gran relevancia, y por qué no decirlo, por demás desconocido, como fue el papel del mormonismo y el zapatismo en la región de los volcanes. Gracias a esta minuciosa revisión se nos presenta la manera en que los mormones interiorizaron los ideales zapatistas para defender "cosas buenas".
La memoria a través del trabajo minucioso de un gran historiador, como lo es Jean Meyer llevó a poner la importancia de la guerra cristera, y aquí Jhonnatan Alejandro Zavala relee su texto y aumenta la información para recrear las referencias a los brotes de la rebelión ocurrida al poniente del Estado de México.
Gracias a la memoria de los viejos se ha podido localizar entre otros asentamientos "pueblo viejo" en los bordes de la laguna de Chinaupan. Gracias a la misma es posible destacar el papel que juega el territorio visto a través de los sistemas simbólicos, donde se pone de manifiesto en dinamismo conferido al espacio. El paisaje es en sí mismo vivo, sentido, cargado de memoria y construido por un modo de inserción al mundo.
La identidad, otro eje conductor.
Esa identidad que se forjó en el Valle de Toluca y en la que sus recursos naturales y accidentes geográficos, como el Nevado de Toluca sin duda fueron un gran referente en su construcción identitaria. Naturaleza y cultura van de la mano y la ritualidad que se explaya creo sentido de pertenecía a los habitantes del Valle de Toluca
Ha sido gracias al trabajo de Yoko, que como mencionan Rubén Nieto y Gustavo Jaimes, al estudiar los universos menores de una población, se les ha dado voz a los pobladores silenciosos que dejaron como evidencias modestas pero invaluables huellas de su vida cotidiana. El legado de Yoko permite que las poblaciones actuales cuenten con información esencial acerca de su origen y con ello fortalecen su sentido de identidad
Gracias a Xolotl, un gran hombre que guió a los chichimecas para disgregarlos por la cuenca de México.y el ritual que organizó para darles posesión territorial se dotó de identidad a los chichimecas y la región noroccidental de la cuenca de México
Identidad que también se forja en el reconocimiento de los ancestros divinizados. Raymundo César Martínez se pregunta sobre la identidad del dios de los matlazinacas, Cotzin o Tolotzin. Podemos ver en este caso concreto que las historias se trazan alrededor de las deidades y que mucha tinta se ha vertido para descifrar su significado y su relación con los cerros, su conexión con la tierra, para establecer si son la misma deidad, si su cabeza torcida es característica de dioses. La identidad y su estudio permite a Martínez García recapitular y aseverar que Coltzin, deidad de los matlazincas era un dios joven, mientras que Tolotzin si guardó relación con el Dios viejo y era representación antropomorfa del cerro Tolotepetl.
La identidad, como destacan Battock y Magaña, es definida por los pueblos originarios en su relación con la diversidad, a través de procesos de significación y comprensión producidos desde sus culturas.
Vida Cotidiana
Es otro eje conductor y con tal concepto podemos referirnos a la misma acción que la dra. Sugiura lleva día con día. Esa vida cotidiana que transcurre investigando, recorriendo escenarios, visitando a los pobladores del Alto Lerma, apoyando a sus alumnos, leyendo sus textos, revisando sus tesis, dando cuenta de la manera en que la vida cotidiana de los habitantes del Alto Lema se desarrolló en torno al medio acuático.
El vínculo entre grupos humanos y el medio lacustre dejó profundas huellas en la vida cotidiana y en esta frase de la Dra. Yoko destaca que la actual vida cotidiana, aún con sus grandes cambios, mantiene también huellas de lo que quedó impreso en la memoria colectiva de sus moradores, el sentido de identidad y pertenecía a la región lacustre. Pero la vida cotidiana, como expresa Yoko no es llana, ni sencilla, sino que hay que tomar en cuenta múltiples tramos que la construyen y se entretejen de manera compleja.
A lo largo de las historias plasmadas en esta obra se puede uno imaginar cómo impacta la transformación de un medio lacustre en las actividades de un lugar, cómo se transforman las maneras de ver el paisaje y cómo se desarrollan tecnologías para resolver los múltiples inconvenientes de los suelos. También pueden verse que es en el transcurrir de la vida cotidiana donde se generan las noticias, se llevan reuniones, se planean acciones.
En la vida cotidiana se destacan formas de vida, de alimentarse y con ello no puede dejar uno de lado el papel protagónico que jugo el lago de Texcoco al hacer posible que los grupos asentados a su alrededor tuvieran una rica dieta basada en el consumo de aves, peces, insectos. Gracias a la cerámica, como destaca Jaimes Vence es posible también inferir las prácticas cotidianas domésticas.
Parte de la vida cotidiana de los grupos mesoamericanos, y en particular de los habitantes de la Cuenca ha sido marcada también por el conflicto y como Aguilar plantea, "tras la llegada de cada vez más grupos migrantes a la Cuenca de México, los lugares con mejores condiciones para sobrevivir fueron rápidamente poblados, surgieron tensiones entre los advenedizos y los locales, así como la puja por el poder de centros preeminentes como Azcapotzalco. La inestabilidad fue una constante y los problemas internos son, sin duda, parte de la cotidianidad.
Redes sociales
Este eje, sin ser nombrado específicamente en los textos, salvo en el Jhonnatan Zavala, en la gran mayoría de ellos está presente y es indispensable para comprender la historia de la vida social de los pobladores del ahora nombrado Estado de México. Su relevancia queda de manifiesto cuando Zavala recurre a tal concepto para estudiar este proceso socio histórico que fue la rebelión cristera. Así, este autor indaga y se guía por la posición social que los actores sociales tuvieron, la manera en que se comunicaban, la independencia de llegar a otros sin intermediarios, la mediación o control de la comunicación con los demás. Cada personaje nombrado se vale de las redes y pasa a la historia por la relevancia de sus acciones.
Además, los conceptos de persona, individuo y de acción social son una vertiente que se propone y aplica en el último texto, el de Jaime Enrique Carreón, el cual difiere de los demás porque su principal fuerte de información es la etnografía y el tiempo al que se remite es la actualidad. Aquí, la identidad está en función de analizar el concepto de persona como lo que motiva una adscripción identitaria en distintos contextos y escenarios relacionales.
El texto, es sin duda, un gran aporte a la historia de Toluca y bien vale terminar esta reseña anotando que los distintos grupos étnicos de este extenso territorio (chichimecas, mazahuas, otomíes, nahuas, matlazincas) conforman un crisol de culturas y que es el minucioso trabajo del conjunto de estos textos lo que permite, como se espera desde la introducción, tener un mayor conocimiento y reflexión sobre la cultura, devenir y patrimonio de la población mexiquense.