Introducción
Con el avance y mediación de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), las personas están expuestas a múltiples interacciones que conforman vínculos relacionados con sus expectativas individuales, de pareja o como colectivo en el cual se desarrollan (Lozano y Cortés, 2020). La adopción de las TIC, en especial de los teléfonos celulares inteligentes o smartphones, suaviza las barreras entre las esferas públicas y privadas debido al acceso masivo y personal a internet y a las redes sociales digitales (Arie y Mesch, 2016; Ramos, 2016; Alvídres y Rojas, 2017). El 75.5% de la población mexicana cuenta con telefonía móvil; de ese grupo, el 92% de la población es usuaria de internet a través de sus teléfonos inteligentes, 92% para entretenerse, 91% para informarse y 91% para comunicarse (INEGI, 2021; IFT, 2021).
Tinder se creó en 2012 y es líder en el mercado de las aplicaciones de citas (dating apps). Tiene 75 millones de usuarios en todo el mundo, se utiliza en 190 países y está traducida a 40 idiomas. Los usuarios son en un 60% jóvenes y adultos jóvenes de entre 16 y 34 años, 75% son hombres frente a un 24% de mujeres (Statista, 2022). En México Tinder es la aplicación de citas con más usuarios (86%) que con base en un intuitivo manejo permite acceder a la información de otros usuarios: fotos, descripción, nombre, edad y ubicación geográfica. A partir de un perfil escrito y estético-visual, el usuario puede elegir las características de la persona con la que desea vincularse dependiendo de su intención relacional sexo-erótico-afectiva (Goodcase et al. 2018; Dai y Robbins, 2021). Asimismo, Tinder permite al usuario jugar con diferentes personalidades mediante la manipulación de su propia imagen en uno o varios perfiles, con los peligros éticos de la no responsabilización que esta práctica conlleva (Kiesler et al., 1984; Walther y D’Addario, 2001; Sánchez y Oviedo, 2005; Han, 2019).
Este artículo tiene como objetivo principal analizar las experiencias en Tinder de hombres de 36 a 55 años a partir de sus percepciones y sus formas de interacción digital con el sexo opuesto. Considerando el incremento en la utilización de las TIC en entornos personales, domésticos, laborales y profesionales, la hipótesis preliminar del estudio radica en que aplicaciones como Tinder podrían contribuir a formas instrumentalistas de comunicación (Taylor y Bodgan, 1984; Hernández et al., 2014). Resultaría problemático, entonces, el encuadre ético discursivo en donde se producen dichas interacciones y el establecimiento de relaciones sexo-erótico-afectivas que conlleven deshonestidad, dicriminación, instrumentalismo, injusticia o violencia entre los participantes. Por estos motivos, es relevante investigar los procesos de interacción afectiva en entornos online y los aspectos éticos que los enmarcan (Bauman, 2017; Han, 2019).
1. Marco teórico
1. 1. Ética y comunicación digital
En la plataforma se evidencian al menos tres formas de comunicación: la interpersonal, la de masas y la autocomunicación de masas que tiene que ver con la interacción en redes sociales digitales (Scolari, 2008; Castells, 2009). A partir del perfil de usuario se construye un discurso donde se muestran gustos e ideologías (Van Dijck, 2016) que posibilitan la aceptación mutua (match) y un diálogo para interesar y conocer a la persona (Hefner y Kahn, 2014; Dai y Robbins, 2021). En este sentido, las TIC generan contactos iniciales (pick-up lines) que podrían transformarse en presenciales (Hefner y Kahn, 2014), o bien combinarse alternando espacios en y fuera de línea en un ambiente onlife (Floridi, 2015; Rodríguez y Rodríguez, 2016; Goodcase et al., 2018).
Esta mediación digital que no garantiza lo ético (transparencia, honestidad, verdad) modifica los protocolos y las formas de construir relaciones sexo-erótico-afectivas, lo mismo que las formas de conceptualizar el amor y sus diversas expresiones (Gálvez y Tirado, 2006; Alvídrez y Rojas-Solís, 2017; Beck y Beck-Gernsheim, 2012). En este sentido, los lugares que por tradición habían sido idóneos para encuentros iniciales presenciales entre desconocidos ahora son sitios donde se concreta una conversación que comenzó previamente en el espacio digital (Urresti et al., 2015), y que no siempre es percibida como positiva, pues es común la disconformidad al observar discrepancias entre la imagen discursiva (Fernández, 2013) digital y la presencial.
No obstante, puede hablarse de mercado sexo-erótico-afectivo (Linne, 2020; Carpenter y McEwan, 2016): en tanto el usuario prepara su perfil para aparecer en el catálogo (oferta), y según la cantidad de matches, así será la demanda vinculada a la edición de fotos, perfil y parámetros para una mejor performance de venta, de la cual obtendría ventajas competitivas sobre los demás del mismo rubro. Estudios previos concluyen que predomina un consumo sexo-erótico-afectivo superficial vinculado a procesos comunicacionales no éticos, no sustentados en el cuidado del otro como persona humana, los cuales apuestan a la autobjetivación y a la objetivación del otro (Nistor y Stanciu, 2017; Han, 2019) y al concepto de extimidad (Lacan, 1995; Miller, 2010), que implica el proceso de hacer pública la información íntima con el propósito de incrementar el número de matches y lograr encuentros orientados en su mayoría a lo sexual, casual, abierto y sin compromiso (Linne, 2020; Linne y Fernández, 2019; Goodcase et al., 2018; Carpenter y McEwan, 2016; Rodríguez y Rodríguez, 2016; Floridi, 2015).
1. 2. Perfiles y tipos de capital
En Tinder es trascendental la primera impresión, pues cada usuario procura una autopresentación estratégica basada en imágenes que lo favorecen físicamente y una descripción innovadora y creativa que sirva de enganche (Gibbs et al., 2006; Kim y Sundar, 2016; Dai y Robbins, 2021); en un entorno de diversión que invita a la interacción, se presentan a partir de un imaginario (verdadero o no) que corresponde con lo que Ranzini et al. (2016) conceptualizan como yo real y yo falso.
Los usuarios obtienen un aprendizaje con base en las interacciones con sus matches, lo cual se diferencia de las formas tradicionales de conseguir citas por la rapidez, la interacción simultánea, la comodidad, el bajo costo económico y el bajo nivel de riesgo (Gómez, 2020), aspectos que parecen moderarse en usuarios adultos y adultos mayores (Russell y Kissick, 2015; Carpenter y McEwan, 2016).
Según estudios previos, los perfiles de los usuarios priorizan ciertos tipos de capital sobre otros: a) el capital económico en el cual se muestran bienes materiales o económicos, b) el capital cultural que se evidencia en información académica, idiomas, libros o en la posesión de objetos o bienes culturales, c) el capital social demostrado en la pertenencia a un grupo, la red de conexiones que pueda movilizar y los capitales de aquellas personas con las que está familiarizado y d) el capital simbólico tiene que ver con el prestigio, la legitimidad, la autoridad y el reconocimiento (Bourdieu, 2001).
Se ha desarrollado el concepto de capital erótico (Green, 2008; 2013; Hakim; 2010; 2012) para entender las formas de interacción sexo-erótico-afectiva vinculadas a lo socio-económico-cultural. Para Hakim (2012: 9), el capital erótico es una mezcla entre “belleza, atractivo sexual, cuidado de la imagen y aptitudes sociales […] que hace que determinados hombres y mujeres resulten atractivos para todos los miembros de la sociedad […]”, que se manifiesta en la corporalidad, la belleza, los atributos físicos y el poder de seducción (Linne y Fernández, 2019).
En este sentido, las aplicaciones de citas parecen contribuir a la desregulación del proceso de formación de parejas a través del sexting con cámaras, videos o FaceTime, donde se pone en valor la sexualidad, el erotismo y el romance a partir de la construcción de un perfil adecuado a los gustos del usuario y del consumidor, que dan lugar a los campos sexuales (Illouz, 2007; 2016; 2019; Green, 2013).
2. Metodología y procedimiento
La investigación fue cualitativa, exploratoria y descriptiva de 200 perfiles y 50 entrevistas semiestructuradas de hombres de 36 a 55 años en Tinder, con ubicación geográfica en Monterrey (México). Se determinó el rango de edad por dos razones: a) ha sido estudiado el fenómeno de utilización de internet y redes sociales digitales en adolescentes y adultos jóvenes (Linne, 2020; Sepúlveda, 2021; Rocha y Acselrad, 2017; McEwan y Horn, 2016); b) se observó un área de oportunidad al estudiar el fenómeno en adultos mayores de 35 años que al mismo tiempo estén en posibilidades de buscar pareja. Se recurrió a la observación participante (Taylor y Bogdan, 1984; Díaz de Rada, 2011; Jociles, 2018) para conocer los procesos de comunicación y su sentido en Tinder mediante la interacción con los usuarios en el contexto previo y posterior a las entrevistas, y también con usuarios que no fueron entrevistados, pero que permitieron conocer de forma práctica el funcionamiento y posibilidades comunicacionales de la plataforma.
La investigación de campo se llevó a cabo durante junio-noviembre de 2021. El principal objetivo consistió en analizar las experiencias de comunicación originadas en Tinder a partir de perfiles, percepciones y formas de interacción de usuarios de la aplicación en Monterrey (México). Para estos fines, las preguntas de investigación fueron las siguientes: a) ¿Cómo perciben los usuarios la experiencia de interacción afectiva en Tinder? b) ¿Cómo perciben las interacciones en términos de comunicación y ética?
De acuerdo con este contexto, se creó un perfil en Tinder con la finalidad de propiciar la interacción con personas de las características mencionadas, a quienes se les explicitó que se estaba realizando una investigación científica. Se procedió a dar like en los primeros 200 perfiles, de los cuales se categorizó el número de fotografías, características y categorías principales correspondientes a los tipos de capital (económico, cultural, social, simbólico y erótico). Se obtuvo la autorización y disponibilidad de 50 personas para aplicar las entrevistas por medio de un cuestionario flexible y semiestructurado de 20 preguntas referentes a aspectos sociodemográficos, percepción de sí mismo, comunicación e interacción, percepción de la aplicación, de sus relaciones románticas y sexoafectivas y también expectativas en torno a las relaciones con el género femenino. Por razones éticas y de seguridad, se descartaron los perfiles de a) personas casadas, b) parejas en busca de un tercer integrante y c) sin fotografías o con fotografías ajenas a su persona (de artistas, de lugares u objetos como motos, autos, estadios, bebidas). Los nombres de los participantes fueron alterados para respetar su privacidad y anonimato.
En el aspecto metodológico se reconocieron las siguientes limitaciones: a) La naturaleza cualitativa de la investigación y la temática sensible, que requirió un esfuerzo de apertura y honestidad de los participantes. b) Los usuarios mostraron cierta resistencia para aceptar una entrevista, pues mencionaron motivos asociados a la divulgación de información privada o íntima, temor a la exposición en una investigación científica, así como la inversión de tiempo en un objetivo diferente al que ellos tenían al entrar en Tinder. Debido a estas razones se optó por informar sobre el objetivo y también pedir la autorización en el chat de la aplicación en el entorno del rapport (interacción en la cual se construyen lazos de confianza) (Taylor y Bogdan, 1984) y no utilizar un documento formal de consentimiento informado. c) El reducido tamaño de la muestra, junto con la metodología cualitativa, dificultan el tratamiento generalizado de la información y la universalización de los hallazgos científicos.
3. Resultados y discusión
La investigación de campo se desarrolló en torno a categorías como a) construcción y autodiseño del perfil de usuario, b) interacción online, c) catálogo y mercado sexo-erótico-afectivo y d) el amor y el juego como formas de comunicación, las cuales permitieron la comprensión más amplia de los procesos de comunicación digital online en Tinder y las relaciones afectivas que los usuarios establecen con el sexo opuesto. A continuación, se presentan textualmente las respuestas dadas por los participantes a fin de comprender sus experiencias personales en la aplicación a partir de su propia narrativa.
3. 1. Construcción y autodiseño del usuario
Los usuarios se autoconceptualizan y refuerzan su descripción con explicaciones sobre el tipo de persona y el tipo de relación que buscan a partir de perfiles con frases cortas que invitan a la acción o sugieren un desafío, elementos utilizados como enganche para obtener likes.
Hola… si no solo quieres chatear por este medio… nos vamos a llevar bien… El mundo es de quien se atreve!! (Gustavo, 54). Ando por aquí de paso… Divertirme… Pasarla bien y que pase lo que pase!!! (Esdras, 39). Te apuesto una cerveza a que nos llevaremos bien… (Joshua, 41). En busca de amistades, vivo en Monterrey, México (Luis, 45). En un mundo de hipócritas! Los sinceros somos los malos… (Martín, 50).
Otros perfiles son más descriptivos en cuanto a la información brindada:
Ingeniero industrial, cursando maestría, buscando una relación seria, me gustan TODOS los deportes, el arte, las ciencias, y la diversión sana. Pasatiempo dar clases…, lo demás descúbrelo… (Ricardo, 38). Soy alto (1.83m), con buen sentido del humor y buena plática. Valoro las buenas amistades y reconozco que no todo match debe terminar en romance (Emilio, 49). Vivo en Monterrey, busco personas para amistad, me gusta convivir con personas de mi edad… Estoy abierto a relaciones serias en dado caso que se presente la oportunidad de conocer más a la persona… (Carlos, 50). Nuevo en la ciudad, recién desempacando mis cosas. …Humor negro… Me gusta leer todos los días, fan de la buena ortografía… Un día de estos voy a tomar clases de piano… ‘Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí…’ Augusto Monterroso. Y pensar que ya leímos un micro cuento juntos tú y yo... (Alejandro, 44).
También se observaron perfiles que priorizan la información académica y el capital cultural del usuario:
Español, inglés y alemán (Daniel, 39). Arquitecto (Darío, 41). Ingeniero mecánico, servicio a la industria, viajo por el noreste de México, soltero. Actividades al aire libre, ambiente relajado, puntual (César, 52). Psicoanalista. Escribo poesía y narrativa. Paso mucho tiempo leyendo y escuchando música (a veces la comparto en mis lugares favoritos en la ciudad como hobbie). Buena ortografía garantizada. Semivegetariano. Ayer es ya otro mundo (Polo, 45).
En el caso de las fotografías que acompañan los perfiles revisados, se priorizan las de rostro y medio cuerpo, lo cual coincide con lo planteado por las investigaciones previas en cuanto al tipo de capital que cada usuario pretende mostrar (Linne y Fernández, 2019; Hakim, 2012). Los perfiles que aluden al capital económico exhiben fotos dentro de aviones, en aeropuertos, en vacaciones o viajes, y una minoría se muestra con objetos valiosos como tecnología, joyas o ropa lujosa. El capital cultural fue el menos representado por los sujetos observados; éste se basa en fotos de museos, teatros, universidades, con libros o en eventos culturales. El capital erótico es el más abundante entre los usuarios, pues a partir de fotografías destacan poses, rasgos, actividades como hacer ejercicio, tatuajes en el cuerpo, musculatura trabajada o figura física, las cuales combinan atractivo físico, belleza y estética (Hakim, 2012; Linne y Fernández, 2019). Es común que los usuarios se autodefinan en términos positivos y exalten cualidades como la atracción, la creatividad o la innovación:
Soy un hombre que sabe lo que quiere. Tranquilo. Vive y deja vivir. Acepta a los demás como son (Gustavo, 54). Inteligente, selectivo, estricto, serio, en algún momento de la vida deportista… He practicado algo de box... tímido y reservado (Julio, 37). Soltero, sin hijos, tranquilo (no antros), transparente… (Ray, 37). Pacífico, activo y relax… Desde hace tiempo me soy muy fiel, así que trato de respetarme mucho… Algo importante, me encanta reír… (Diego, 49).
Pareciera que los usuarios se construyen para ser objetos de deseo de la otra persona a través de un autodiseño (Linne, 2020) estructurado en un discurso que combina la palabra escrita y las imágenes con la finalidad de tener una relación socio-erótico-afectiva. Esa construcción erótica de sí mismo se forma con base en las autorrepresentaciones y en las representaciones que cada uno piensa que tienen los demás miembros del grupo como habitus compartido (Bourdieu, 2001), las cuales se van refinando en la medida en que el usuario aprende cómo relacionarse en la plataforma gracias a un proceso cognitivo intencionado bajo la estructura de una racionalidad técnica y práctica y de una ética utilitarista orientadas a la concreción del objetivo de la aplicación, que es tener un creciente número de matches (Linne, 2020; Tenembaum, 2019; Floridi, 2015).
3. 2. Interacciones online
Frente a la pregunta sobre por qué está en la aplicación, los usuarios daban dos tipos de respuestas. La primera orientada a amistades; la segunda, a intercambios sexuales:
Me gustan las buenas amistades y pues si se da algo más… pues…. Mira, no te puedo decir que busco una pareja de vida o que busco una relación seria… Sólo eso se da si las dos personas se conocen, se tratan y llevan buena química… El tiempo lo dice todo, pero si no te das la oportunidad de tratar nunca sales de lo mismo... (Iram, 44). Te voy a ser honesto. Al inicio busqué sexo. Por comentarios de algunas personas, decían que lo habían conseguido y como ya tengo tiempo sin él dije: pues vamos a ver qué sucede… (Carlos M, 43).
Aquí busco tres cosas: primero conocer, segundo sexo… Ahhh son sólo dos cosas… jajajaja (Adrián, 42). Ah, sí… sexo en línea… Ya sé… Digo, está bien que puedas tener calentura o algo por alguien, pero mínimo conócela y si se gustan pues adelante, pero no nomás por tener calentura, algunas personas quieren más cosas… A lo mejor hay mujeres que se ven muy provocativas o en su mismo perfil dicen que buscan algo casual entonces pues ahí sí. Yo soy caliente la verdad. Creo que funciona más eso en los hombres... el tener desesperación, pero también debes ser prudente y saber a quién se lo dices... Te digo, yo soy caliente pero yo no busco eso... (Erick, 39).
Hay algunos usuarios que toman la aplicación con actitud humorística, aunque mencionan la honestidad como una característica especial:
Recién hice el perfil, estaba aburrido y lo hice jajaja…Para mí no es problema el estado civil, sólo quiero platicar, conocer a alguien… (Erick, 39). Busco conocer gente. No he salido con nadie aunque sí he platicado con varias… como unas cinco… Me ha ido bien [con las pláticas]. Algunas son divertidas y honestas… (Carlos M, 43).
Otro tipo de usuario tiene sentimientos encontrados, o bien presenta una mirada más crítica al respecto de la aplicación y la influencia en las comunicaciones en línea:
Al final cada quien es lo que es y busca por lo cual entró (Juan, 50). A mí me ha tocado que varias personas son muy superficiales, se extienden en las pláticas, sí. Pero… cada quien es lo que es... y te das cuenta enseguida porque eso no cambia… (Francisco, 40).
En ciertas ocasiones, los usuarios destacan experiencias negativas y poco éticas en las interacciones digitales:
Me tocó una chava con una plática muy amena. Mucho tiempo después preguntó por mi estatura (mido 1.65) y según ella no le gustan los chaparros y ahí quedó todo. Desapareció… Realmente patético... Entonces, pues así la cosa. Cada quien es lo que es y lo refleja en la aplicación... (Darío, 41). Sí, me encontré con una persona hace unos poquitos días, pero no resultó porque en vivo no me gustó… Fue muy diferente a sus fotos y, bueno, no resultó… (Darío, 41).
En cuanto al tema de las interacciones mediadas por las tecnologías, algunos usuarios mantienen una postura crítica y otros manifiestan precaución o temor.
La calidad de las interacciones es baja… Seguimos en la superficialidad. Hay otro tipo de valores e intereses… Me he topado mucho aquí con la superficialidad. Son mucho de aparentar y evaden todo... hasta el saludo... jajajaa (Luis, 45). Pretenciosamente buscaba pareja en… Lentamente me di cuenta que Tinder lo convertimos en una porquería… Se convirtió en nido de buscadores de sexo, hombres infieles y mujeres en busca de diversión. Me he encontrado muy buenos amigos ahí [en Tinder], tan perdidos como yo. Yo busco pareja, compañera de vida, amiga, amante, cómplice (Savat, 53). Todos tenemos la esperanza de encontrarnos con alquien que valga la pena... (Lucio, 55).
Los usuarios explican el uso de las redes sociales como una consecuencia de la falta de interacción abierta y honesta en la vida material; es decir, justifican que las redes sociales son un espacio de mayor libertad:
De alguna u otra manera las redes sociales trabajan así... Si hoy te digo que me encanta tu sonrisa, te hago sonreír o te hago el día... Y si te viera caminando y te dijera que me gustas y me encanta tu sonrisa, probablemente te asusto o me acusas a la policía. Tinder te da la oportunidad de decirle a alguien “me gustas” sin asustarla (Roberto, 44).
La noción de interlocutor válido en el sentido ético parece no existir, pues impera una lógica instrumental donde el diálogo puede ser interrumpido a través del ghosting, es decir, desaparecer de la conversación en cualquier momento y sin previo aviso. Esta práctica anula toda consideración ética de la persona y del diálogo establecido, ya que quita responsabilidad al emisor de enfrentar la decisión de no continuar y de no explicitar su situación de hablante (Apel, 1998; Habermas, 2000; 2018).
Me ha ido mal [en Tinder], me desagrada mucho la app, y todas esas apps, pero a esta edad, en estos tiempos, no hay muchas oportunidades de conocer gente… Los matches no se convierten en algo más sólido, son conexiones a partir de la imagen, muy efímeras… Entablas una conversación interesante con alguien y al poco tiempo deja de fluir. No te enteras más de la persona y en ocasiones dan unmatch y te quedas sin saber qué sucedió… (Polo, 45). Cada mujer es diferente… La interacción con cada una es diferente… Algunas veces pareciera que todo va bien, pero luego resulta que no fue nada… Desaparecen, dejan de hablar… (Richy, 48).
Muchas veces, los usuarios plantean que no entienden las decisiones o conductas de las personas con las que interactúan y eso genera sentimientos encontrados sobre la relación establecida:
Hace tres semanas aproximadamente hicimos match. Ya era tarde y estaba con unos amigos tomando, la saludo y me pregunta qué estoy haciendo y me da su número para mejor hablar. Ella estaba sola en su casa tomando, yo me fui a mi casa y ahí estuvimos como dos horas en videollamada. Me la pasé muy bien pero después de eso como que no ha querido armar algo… Y eso me sacó de onda porque nos la pasamos muy bien, nos reímos mucho… (Ricky, 48).
Los usuarios suelen distinguir diferentes tipos de encuentros y diferentes tipos de personalidades que asocian con valores como compromiso, bondad, empatía, atención, expresión, honestidad y practicidad para comunicarse:
Yo te puedo decir que hay de todo ahí, tanto gente buena, gente que quiere sexo, casados y casadas, que buscan sugar daddy… Hay de todo, sólo tienes que ser tú y ser selectivo… Luego te vas dando cuenta en las conversaciones… (Ro, 41). Yo creo que bien… La verdad he conocido buenas, malas e insípidas personas… personas razonables sin ganas de pelear… personas que les gusta el choque y el conflicto, personas tercas y metiches, así como personas que respetan y son educadas… (Juan, 43).
El abordaje de esta categoría permitió conocer las múltiples y variadas formas de interacción que los usuarios establecen, las cuales dependen de la experiencia que tengan dentro de la plataforma, la facilidad y apertura para comunicarse, el tiempo que invierten para las conversaciones, al igual que la construcción y tipo de perfil de usuario (discurso escrito y fotografías). No obstante, parece ser escasa la reflexión en torno a los aspectos éticos de encuadre comunicacional con el sexo opuesto, lo cual pudiera ser un área de oportunidad de Tinder, pero también de los usuarios en cuanto a la educación (alfabetización) para utilizar este tipo de aplicaciones digitales.
3. 3. Catálogo y el mercado sexo-erótico-afectivo
Los usuarios tienen la posibilidad de dar like o super like para expresar la aceptación de comunicación con el otro; sin embargo, algunos de ellos agregan datos personales en su perfil para posibilitar la comunicación independientemente de la plataforma.
No lo pienso mucho… [doy like o super like] a partir de la impresión general: ¿Hay algo aquí que me resulte atractivo de alguna forma? Al menos como para chatear un rato… Ya si alguien, además de parecerme atractiva, me genera la idea de que podría ser también interesante y creo que podría resultar en algo más parecido a una relación, digamos, que me crea la idea de que hay potencial emocional, pues entonces doy super like (Polo, 45).
Los entrevistados reconocen la importancia de las fotografías de cada persona, pues en los aspectos físicos, estéticos y eróticos radica la decisión del like y la posterior interacción:
Tinder es visual… O sea que tiene que llamar la atención algo… ya sea ojos, boca, pelo, curvas… todo empieza así, que te llame la atención… y la química se da cuando ya platicas y ves quién es, su vida, sus metas y qué es lo que busca… Hay mucha gente que busca sugar daddy y eso no va conmigo… Si veo una sonrisa plena, linda, me derrite… [y doy un super like] (Ro, 41). Si la veo sexy y de buen cuerpo le doy like… Los super like que he dado son porque las veo mucho muy sexosas, muy sexys, muy atractivas y me urge poder contactarlas… (Tony, 48). Mi objetivo es más bien conocer mujeres para salir a pasear, divertirnos y si se da el sexo, ¡muy bien! (Tony, 48).
Aunado a esto, es común que utilicen WhatsApp sin abandonar la aplicación Tinder, donde se suele aceptar abiertamente que se mantienen otras conversaciones simultáneas. Hay usuarios que no buscan necesariamente el encuentro personal, sino más bien un disfrute erótico sexual por vía streaming (FaceTime, videos, fotografías íntimas, desnudos, videollamadas, entre otros) para generar el encuentro sexoafectivo en línea de forma sincrónica o asincrónica:
Muchas veces he tenido encuentros sexuales en línea, o bien hablamos por teléfono de esos temas y luego intercambiamos fotos íntimas… Es una forma de tener sexo (Guillermo, 45). Sí, más de una vez… [he tenido intercambios sexuales]… propiciado por ambos, casi siempre… A veces lo provoco… con fotos, videos, gifs, videollamadas… Creo que es porque entre ambos predominó el deseo sexual o al menos las ganas. El sexting es preámbulo a un encuentro próximo en persona… (Polo, 45). En alguna ocasión sí… propiciado por ambos… Sí está padre [la experiencia de sexo en línea], el detalle es que tiene que ser con mucha confianza… Lo importante es el respeto, la comunicación… Soy de la idea que si yo soy buena persona y estoy en esa plataforma seguro hay alguien bueno para mi ahí… Sólo hay que platicar, poner atención y vas viendo si te gusta lo que ves… (Ro, 41).
Del mismo modo, es aceptada abiertamente la posibilidad de utilizar las tecnologías para diálogos centrados en temas sexuales y eróticos, donde sólo algunos plantean la necesidad de dar un encuadre ético (de honestidad y respeto) a dichos intercambios:
Sí, dos veces, sólo intercambio de fotos. Motivado por la conversación más bien, se va subiendo de tono… pero yo no lo he pedido, ha salido siempre de ellas, a través de WhatsApp… con dos personas me pasó… (Ricky, 48). Cuando estás de acuerdo con la otra persona… pueden seguir conociéndose y hacerse tan cercanos como bañarse juntos usando FaceTime por ejemplo, yo lo he hecho varias veces y me agrada, es una forma de conocerse y de pasarla bien… (José, 48). Sí me han compartido fotos de ese tipo, sexuales o íntimas… y yo en alguna ocasión lo hice... Pero sólo eso... Me gusta… El hombre es más sexual por naturaleza... (Emilio, 49). He pasado la noche junto con otras personas, en diferentes momentos, figurativamente hablando… (Savat, 53).
Hay estudios que plantean que los usuarios desarrollan intimidad, confianza, atracción y afecto en la medida en que interactúan y cuanto más tiempo lo hacen más desarrollan estas emociones con el otro, lo cual hace que quieran permanecer en el encuentro virtual y no llevarlo a un encuentro presencial porque podría implicar la desilusión o, incluso, la desaparición del placer logrado online (Parks y Floyd, 1996; Rice y Love, 1987; Alvídrez y Rojas, 2017; Utz, 2000).
3. 4. Amor y juego como formas de comunicación
Si bien la aplicación tiene fama de ser para encuentros sexuales casuales:
No he conseguido lo que busco, pero ahí voy… Mira, más bien se lo que NO busco y NO quiero. No busco y no quiero relación seria, compromiso, novia, esposa y todo lo que se le parezca… (Tony, 48). En Tinder conocí a una chica con quien tuve una relación abierta o sea más tipo relación sexual. Estuvimos juntos por un poco más de seis meses después me aburrí y ya no la vi más… (Ro, 41).
También hay usuarios que están enfocados a la continuidad de su vida mediante el encuentro de un nuevo amor, a partir de lo cual se corre el riesgo de que si no se encuentra esa relación seria y de amor, cae en el escepticismo, la desilusión o la ironía.
Sí, busco un match en serio… aunque dudo encontrarlo en Tinder… Yo quiero enamorarme de nuevo, experimentar el amor… Si gracias a Tinder puedo hacer una nueva amistad, perfecto. Si me trae algún acostón, pues también… distracción también… pero lo mío es otra cosa… la entrega y todo eso que es tan difícil describir y que creo que sucede pocas veces en la vida... (Polo, 45). Me encantaría encontrar una pareja estable, pero quiero empezar por la amistad… Algunas mujeres interpretan eso como que sólo quiero fiesta y sexo… Tal vez por eso muchas no me contactan de nuevo… (Ricky, 48).
La plataforma Tinder, en cierta medida, alienta al usuario a incrementar las interacciones y el número de matches a partir de notificaciones y mensajes sobre la cantidad de gente que ha dado like o super like en el propio perfil; sin embargo, al parecer para los usuarios investigados, no hay competencia, aunque sí hay un aspecto lúdico que en pocos casos se reconoce abiertamente.
Competir por matches no, ni siquiera conmigo mismo… sí jugando un poco, porque no me tomo la app muy en serio… La realidad es que ahora lo que abunda en Tinder es chicas que quieren un sugar daddy o que venden fotografías de sus pies… El juego puede estar en que a perfiles como éstos puedo darles like, así como a chicas que no me interesarían más que para algo pasajero… y ahí soy menos serio y no comparto mucho sobre mí… Si buscan sugar daddy, pregunto por el acuerdo que buscan, les sigo la corriente… (Polo, 45). Yo la verdad no… Digo, sí he escuchado amistades que dicen eso… es un catálogo y sí lo es, tal cual… pero cualquier red social lo es… (Ro, 41). No… prefiero uno [un match] que valga la pena… imagínate tener diez matches o 1000 y no hablar… como para qué (Juan, 43).
Hay usuarios que llevan tiempo utilizando Tinder y otras aplicaciones de manera simultánea, y expresan haber aprendido un cierto habitus no sólo en los estilos de comunicación, los abordajes discursivos, el perfeccionamiento de su catálogo de fotografías, sino también en el perfeccionamiento del juego de obtener más matches:
Sí [me he vuelto experto], creo que ahora comienzo mejor las conversaciones, que pongo más de mi parte para conocer a la persona y a veces da resultado esperado… corresponden el saludo y se da una conversación… (Polo, 45). Es difícil [volverte experto], pues cada persona es diferente… Para mí Tinder es una ventana o puerta a conocer gente, ya que a cierta edad ya no socializas igual por el trabajo o las amistades que son más cerradas… (Ro, 41). Sí… un poco… por ejemplo, a que, aun y si en las fotos se muestran en calzones o completamente desnudas, las trataría como lo que son, como mujeres, con educación y buen trato… ¿Me explico?... Y me ha tocado muchos perfiles así. Me encantan [esos perfiles], a mí me gusta mucho el sexo, ¡A quién no, digo yo!... Si se da una relación sexual y tenemos química, ¡qué bien!, pero si no, no hay problema (Tony, 48).
Algunos usuarios explican con claridad el proceso comunicativo y afectivo en la aplicación; incluso, dan elementos que denotan un estado de ánimo específico frente a las interacciones o la falta de éstas:
Si fluye bien suelo proponer hablar por WhatsApp y con los días se entra en una dinámica de compartir memes, fotos, coquetear, compartir tontería y media, y se va conociendo uno al otro un poco más… eso llevaría a conocernos en persona… He conocido a tres personas… una fue de Tinder, otra de Bumble y otra de Instagram. La de Tinder muy pronto se tornó en algo principalmente sexual (Polo, 45). Sentirme solo y desesperado, triste, me llevó a quedar con quienes he quedado estos meses… Vivo solo… y mi vida social, que no era tanta, ha sido toda virtual ahora… (Juan, 43).
La afectividad sin una ética de la comunicación es una interacción sin el otro como interlocutor válido (Habermas, 2018), lo cual conduce a exacerbar la apariencia (Bauman, 2017), la satisfacción inmediata y la ansiedad por pertenecer a un catálogo bajo una lógica del juego y la diversión para ganar.
Análisis prospectivo
La comunicación digital en aplicaciones como Tinder pareciera desarrollarse en el ámbito de una ética instrumental-hedonista en contraposición a una ética solidaria, discursiva (Habermas, 2018; 2000) y universalista (Kant, 2016). Se trata de una ética que busca la gratificación inmediata en la imagen fotográfica respaldada por un discurso que sugiere la idea de un ser humano que es objeto de deseo porque él mismo se ha objetivado para conseguir una relación a su medida.
Sin embargo, es necesario reafirmar que en todo proceso de comunicación se deben explicitar las pretensiones de validez (verdad, justicia, honestidad, respeto, libertad), que son supuestos éticos que subyacen o debieran subyacer en la base de la comunicación. Dichos aspectos éticos, su explicitación, así como su aceptación por parte de los interlocutores, son los que garantizan la validez de la comunicación y contribuyen a la disminución de las injusticias, la discriminación, la violencia y la instrumentalización del proceso discursivo comunicacional.
Los entornos de comunicación digital, las interacciones a través de metaversos y multiversos son propuestas tecnológicas cada vez más reales y sofisticadas. Es necesario, entonces, diseñar entornos éticos digitales para las diferentes formas de comunicación humana, espacios de seguridad, de diálogo honesto a través de información real y verídica que ofrezca garantías mínimas a los usuarios. Es importante, además, que las empresas que están detrás de estas aplicaciones digitales generen espacios de educación, de aprendizaje y de alfabetización mediática para usuarios a fin de concientizar en los riesgos de la utilización de las comunicaciones mediadas por las tecnologías.
Conclusiones
La vinculación entre el mundo virtual y el mundo físico ha sido identificada como un desafío (Bilinkis, 2019), pues hay quienes plantean que aplicaciones como Tinder contribuyen a la exacerbación de una individualidad narcisista y egocéntrica en la cual el sujeto es conducido a un vacío existencial que lo aniquila a él y a su entorno relacional (Bauman, 2017; 2013; Sibilia, 2008; Lipovetsky, 2000; Turkle, 2011; Han, 2021). Sin embargo, hay otra perspectiva que plantea la relación virtualidad-realidad como generadora de vínculos sociales que van más allá del mundo online u offline porque son onlife (Palumbo, 2019b; Giddens, 2006; Vilches, 2010), posición que coincide con los hallazgos de esta investigación.
No se trataría, entonces, de confrontación, sino de complementación en las interacciones, aspectos que son estudiados en lo afectivo-sexual (Illouz, 2007; Beck y Beck-Gernsheim, 2012; Kaufmann, 2013), en lo social (Gálvez y Tirado, 2006; Christakis y Fowler, 2009; Bernete, 2013; Alcoceba, 2013) y en el ocio (Robinson, 2011), donde se plantea la virtualización de las relaciones humanas como innovación sociohistórica (Velarde et al., 2015; Velarde y Casas-Mas, 2018), porque implica la gestión de actividades, desde la creación, uso y extensión de las redes sociales digitales en nativos (Goodcase et al., 2018) o en adultos adaptados al medio tecnológico y digital (Nimrod, 2010; Agudo et al., 2012).
En cuanto al objetivo principal del artículo, que consistió en analizar las experiencias de comunicación de los usuarios en Tinder, éste se cumplió, pues se concluye que las relaciones interpersonales pueden convertirse en superficiales, liberadoras y carentes de compromiso, pero a la vez reflejan necesidades afectivas que los usuarios explicitan mediante la aceptación de los términos de utilización y socialización digital (Postmes y Baym, 2005), y asumen las reglas de interacción planteadas por la aplicación, pero sin detectar problemas ético-discursivos en la comunicación. Este planteamiento coincide con Palumbo (2019a; 2019b), quien establece que los sujetos autodiseñan su identidad virtual al elegir vincularse en la medida que observan un universo compartido, constituyen al otro y se dejan constituir a partir de la interacción que implica una posición de género o masculinidad hegemónica (Connell y Messerschmidt, 2005; Ardenghi y Orellana, 2017), aspecto que pudiera ser problemático, pues los entrevistados no identifican la necesidad de un marco ético comunicacional.
Se concluye que no sólo conviven los diferentes tipos de habitus (Bourdieu, 1987), sino que emerge un habitus romántico producto de estas interacciones, por lo que lo sexual o el sex appeal se vuelve un capital coincidentemente con otras investigaciones (Hakim, 2012; Green, 2013; Nistor y Stanciu, 2017; Illouz, 2019; Linne, 2020). El usuario se hace competitivo y exitoso al ganar el juego de obtener más matches, pero al mismo tiempo se da un proceso de comunicación instrumental bajo una ética utilitarista que responde a la relación entre oferta y demanda (Bauman, 2017; Han, 2018, 2019, 2021), posicionándolo como un instrumento útil de satisfacción de necesidades (Nistor y Stanciu, 2017; Haywood, 2018), aspectos que permiten confirmar la hipótesis preliminar del estudio y responden a las preguntas de investigación.
Para finalizar, se reafirma la necesidad de explicitar una ética discursiva para las comunicaciones digitales, en específico en lo que refiere a relaciones interpersonales. Si bien las aplicaciones como Tinder funcionan como una tecnología afectiva (Serrano, 2016), en cuanto es un campo para la expresión de las emociones y un espacio para la constitución y desarrollo de la afectividad humana, se reivindica la necesidad de dar un marco ético explícito a las interacciones comunicacionales, virtuales o no, para brindar mínimos éticos (Cortina, 2010) y contribuir a relaciones más honestas y maduras.