Introducción
El síndrome metabólico (SM) es reconocido como un conjunto de alteraciones que pueden presentarse de manera simultánea o progresiva en un individuo, entre las que se incluyen factores como resistencia a la insulina (RI), circunferencia de cintura abdominal (CCA) aumentada, presión arterial (PA) alta, concentraciones plasmáticas de glucosa (G) y triglicéridos (TG) elevadas y lipoproteínas de alta densidad (HDL por sus siglas en inglés) disminuidas. La constelación de estos factores que son de riesgo para SM, se ha asociado con una mayor probabilidad de enfermedades no transmisibles - ENT (Ford, 2005; Eckel et al., 2010; Mottillo et al., 2010; OMS, 2018).
Reaven fue uno de los primeros investigadores en describir el SM en 1988; sin embargo, desde sus inicios y con el avance científico, diferentes organizaciones y grupos de expertos han propuesto distintas definiciones para el diagnóstico del SM entre ellas la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés), el Programa Nacional de Educación para el Colesterol (NCEP por sus siglas en inglés) y la Federación Internacional de Diabetes (IDF por sus siglas en inglés), entre otras. Durante muchos años la prevalencia de SM era incierta debido a la gran variedad de puntos de corte para su diagnóstico, ya que su prevalencia dependía en gran medida de la definición establecida. De ahí que en 2009 algunas organizaciones y grupos de expertos crearon una definición unificada para su diagnóstico, a la que llamaron armonización del SM (WHO, 1999; NCEP, 2002; Alberti et al., 2005; Alberti et al., 2009).
Hoy en día el SM se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública en México y en el mundo debido a su alto impacto en la calidad de vida de las personas. Si bien no existen datos concisos que indiquen la prevalencia actual de SM en México, es evidente que existe una alta prevalencia de padecimientos asociados a este problema, tales como la obesidad abdominal, la hipertensión arterial (HTA), las dislipidemias, la enfermedad cardiovascular (ECV) y la Diabetes mellitus tipo II (DMT2), siendo estas dos últimas las principales causas de muerte en México (Gutiérrez et al., 2012; Corona y Castillo, 2014; Hernández et al., 2016).
Diversos estudios han observado la influencia favorecedora de la capacidad aerobia y la fuerza muscular sobre el riesgo metabólico (RM), sugiriendo que mayores niveles de estas capacidades físicas, se asocian con la disminución de la masa grasa (MG), del índice de masa corporal (IMC), la CCA, PA, G, TG, colesterol total (CT), colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y aumento de las HDL, sin embargo, la evidencia en la población mexicana es limitada (Steene-Johannessen et al., 2009; Morrell et al., 2013; Triana-Reina y Ramírez-Vélez, 2013; Ramírez-Vélez et al., 2014; Mišigoj-Duraković et al., 2016).
El objetivo de la presente investigación fue analizar la relación independiente de la capacidad aerobia y la fuerza muscular con la presencia de factores de riesgo para SM en adultos jóvenes con o sin sobrepeso u obesidad.
Material y métodos
Diseño y población
Mediante un muestreo no probabilístico estratificado por género, fueron reclutados 26 sujetos (12 hombres y 14 mujeres) en edades comprendidas entre los 20 y 30 años de edad, con o sin sobrepeso u obesidad, de la ciudad de Chihuahua al norte de México. Fueron excluidos aquellos sujetos que estuvieran bajo algún tratamiento médico, no se encontraran clínicamente sanos mediante una valoración médica, así como aquellos que no cumplieran con la totalidad de las mediciones, por lo que la muestra quedó comprendida de 12 mujeres y 11 hombres. Se explicó de manera personal las características y pormenores del estudio y posteriormente se obtuvo el consentimiento informado de participación voluntaria de acuerdo a la declaración de Helsinki y al Reglamento de la Ley General de Salud de México en Materia de Investigación para la Salud (Secretaría de Salud, 1984; Asociación Médica Mundial, 2017).
Procedimientos
Los sujetos fueron citados a primera hora de la mañana, con un ayuno de 8 horas y ropa adecuada para las mediciones clínicas, composición corporal y bioquímicas.
Medición de la presión arterial
La medición de la PA fue obtenida mediante las recomendaciones de la American Heart Association (Pickering et al., 2005). Se utilizó un esfigmomanómetro automatizado de la marca BIOSPACE modelo BPBIO 320. Se colocó al sujeto sentado en una silla, con los pies apoyados sobre el piso, la espalda recta en el respaldo del asiento, el codo derecho apoyado sobre el muslo derecho y el codo izquierdo sobre una mesa a la altura del corazón. Las mediciones fueron registradas en milímetros de mercurio (mm Hg) y realizadas por duplicado. La primera medición fue obtenida después de un periodo de 5 minutos de reposo y la segunda, un minuto después de la primera. Se obtuvo el promedio de ambas cuando la diferencia entre la primera y la segunda medición fue igual o menor a 5 mm Hg, en caso contrario se realizó una tercera medición y se registró la mediana de los valores.
Mediciones antropométricas
La medición del peso corporal, estatura máxima y CCA se llevaron a cabo de acuerdo al manual de Estándares Internacionales para la Valoración Antropométrica y bajo los lineamientos de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (Stewart et al., 2011) con un error técnico de medición - ETM ≤ 1 %. Se utilizó una balanza digital marca Omron modelo HBF-214, un estadímetro digital marca SECA 274, un banco antropométrico y una cinta antropométrica metálica marca Lufkin respectivamente.
Índice de masa corporal
Fueron clasificados con sobrepeso aquellos sujetos con un IMC ≥25 kg/m2 y con obesidad aquellos con un IMC ≥ 30 kg/m2 (National Heart, Lung, and Blood Institute, 1998).
Análisis de la composición corporal
La masa muscular (MM), la MG y el porcentaje de grasa corporal (% GC), fueron obtenidos mediante un impedanciómetro de 4 puntos táctiles InBody 230, de la marca BIOSPACE. Se le pidió al sujeto retirarse zapatos y calcetines y cualquier objeto metálico o electrónico (pulseras, aretes, celulares, relojes), de acuerdo a las indicaciones señaladas en el manual de usuario del equipo. La MM, la MG y el % MG fueron registrados en kilogramos y porcentaje, respectivamente.
Bioquímica sanguínea
Con un ayuno de por lo menos 8 horas, se obtuvieron muestras sanguíneas, para determinar las concentraciones en sangre de G, TG y CT, las cuales fueron analizadas mediante el método enzimático colorimétrico, utilizando reactivos de la marca Spinreact®, mientras que el colesterol HDL se hizo por método precipitante; todas las lecturas fueron realizadas con un espectrofotómetro Chem-Well® Awareness Technology a una longitud de onda de 505 nM. El colesterol LDL fue estimado mediante la fórmula establecida por Friedewald et al., en 1972, en donde LDL = CT - HDL - (TG / 5).
La RI se determinó mediante el índice triglicéridos y glucosa (índice TyG) propuesto en 2008 por Simental-Mendía et al., en donde índice TyG = Ln (TG * G / 2)
Clasificación del Síndrome Metabólico (SM)
El SM fue clasificado como la presencia de tres o más de los siguientes factores de riesgo: CCA ≥ 90 cm en hombres y 80 cm en mujeres; presión arterial sistólica (PAS) ≥ 130 mm Hg y presión arterial diastólica (PAD) ≥ 85 mm Hg; G ≥ 100 mg/dL; TG ≥ 150 mg/dL; y HDL ≤ 40 mg/dL en hombres y ≤ 50 mg/dL en mujeres (Alberti et al., 2009).
Otros factores de riesgo metabólico.
El CT > 200 mg/dL, LDL > 130 mg/dL y un índice TyG > 4.68 (Guerrero et al., 2010; NOM-037-SSA2-2012).
Capacidades físicas
Se midieron la capacidad aerobia y la fuerza muscular, mediante un diseño doble reversible, con un periodo de lavado de 72 horas entre una y otra pruebas. Se indicó a los sujetos presentarse con un ayuno no menor a dos horas ni mayor a cuatro horas, asistir con ropa y calzado deportivo, no haber realizado ejercicio físico intenso 24 horas antes de la prueba, haber disfrutado de un sueño reparador la noche previa, así como evitar el consumo de bebidas estimulantes o energizantes. Antes de la prueba se realizó un calentamiento no mayor al 50 % de la frecuencia cardiaca máxima (FCmáx), estimada mediante la fórmula de Tanaka et al., 2001, en donde FCmáx = 208 - (0.7 * edad en años).
El consumo máximo de oxígeno (VO2máx) fue estimado mediante la prueba de carrera de 20 metros (The Multistage 20 metre Shuttle Run Test) que consistió en recorrer ida y vuelta una distancia de 20 metros, al ritmo de un sonido emitido por un disco pregrabado, a una velocidad inicial de 8.5 km/h, aumentando la velocidad en 0.5 km/h cada nivel de un minuto. El VO2máx fue registrado en ml∙kg-1∙min-1 (Léger et al., 1988).
La fuerza relativa del tren superior (FRTS) y la fuerza relativa del tren inferior (FRTI) fueron estimadas mediante las pruebas de prensa en banco y sentadilla con banco respectivamente; aquellos sujetos que no estaban familiarizados con el ejercicio iniciaron con un peso proporcional a su peso corporal (20 % mujeres y 30 % hombres para prensa en banco y 40 % mujeres y 50 % hombres para sentadilla con banco); quienes ya estaban familiarizados con el ejercicio utilizaron el peso con el que trabajaban regularmente. Se asignó un máximo de 5 intentos con 5 minutos de descanso como mínimo entre cada intento, hasta encontrar el peso máximo levantado en una sola repetición; para la estimación de la fuerza relativa se dividió el peso máximo levantado de forma correcta en una sola repetición entre el peso corporal del sujeto (Johnson y Nelson, 1986).
Análisis estadístico
Se realizaron pruebas de normalidad y homogeneidad de las varianzas por sexo (Shapiro-Whilk y prueba de Levene respectivamente); los datos fueron reportados como media y desviación estándar (DE) o como mediana e intervalo intercuartil (IIC) entre el 25 y 75 percentil. Para observar la prevalencia de factores de riesgo se efectuó una distribución de varianzas, mientras que para determinar las diferencia entre hombres y mujeres fueron realizadas las pruebas estadísticas t de Student para muestras independientes o U de Mann-Whitney; finalmente para observar la relación independiente del VO2máx, FRTS y FRTI con los factores de riesgo, se verificó con el coeficiente de correlación de Pearson o con el de Spearman. En todos los casos, se estableció un nivel de significancia a una p ≤ 0.05.
Resultados y discusión
Características antropométricas, clínicas, bioquímicas y físicas
Las características de las variables de estudio se muestran en la Tabla 1. Se observa que los hombres fueron significativamente más grandes, más pesados y con mayor MM y CCA que las mujeres (p < 0.05); ellas mostraron una mayor MG y % GC, que los hombres (p < 0.05). Estos valores eran esperados ya que existen diferentes factores como la producción de hormonas sexuales masculinas y femeninas que predisponen a la presencia de diferencias fisiológicas entre ambos sexos (Ira, 2011); sin embargo es importante destacar que el IMC no mostró diferencias significativas entre ellos, a pesar de que hombres y mujeres evidenciaron desigualdades en la composición corporal. Algunos estudios sugieren que la eficacia en el uso del IMC para la categorización de la composición corporal puede ser reducido debido a que una de las limitaciones de este método es la falta de discriminación entre la MG y la masa libre de grasa (MLG), lo que puede predisponer a la sobreestimación de adiposidad corporal (Carrasco et al., 2004; Rothman, 2008).
Características | Mujeres (n=12) | Hombres (n=11) | Valor P |
---|---|---|---|
Edad | 22.0 | 23.0 | 0.027 |
(21.3,23.0) | (23.0,25.0)b | ||
Estatura máxima | 162.53 ± 7.28 | 175.63 ± 6.79b | 0.000 |
Masa Corporal | 62.36 ± 12.73 | 74.32 ± 9.45b | 0.019 |
IMC (kg/m2) | 23.50± 3.94 | 24.11 ± 2.97 | 0.682 |
MM (kg) | 23.16 ± 3.74 | 33.83 ± 4.28b | 0.000 |
MG (kg | 20.45 ±7.34a | 14.83 ± 4.04 | 0.036 |
% GC | 31.07 ± 7.06a | 19.73 ± 4.23 | 0.000 |
CCA (cm) | 72.37 ± 8.39 | 80.66 ± 6.25b | 0.015 |
PAS (mm Hg) | 113.5 (111.2, 116.8) | 120.0 (118.0, 122.0)b | 0.026 |
PAD (mm Hg) | 80.0 (69.2, 81.0) | 77.0 (74.0, 82.0) | 0.757 |
G (mg/dL) | 85.0 ± 6.0 | 85.2 ± 8.7 | 0.867 |
TG (mg/dL) | 61.4 (52.0,83.1) | 67.5 (60.2, 113.2) | 0.295 |
CT(mg/dL) | 141.5 ± 30.0 | 172.0 ± 40.0b | 0.049 |
HDL (mg/dL) | 55.1 (45.0, 63.0) | 50.6 (47.0, 54.0) | 0.600 |
LDL (mg/dL) | 71.0 ± 22.1 | 101.3 ± 34.0b | 0.017 |
Índice TyG-RI | 4.3 (4.2, 4.4) | 4.3 (4.2, 4.6) | 0.388 |
VO2máx (ml·kg-1·min-1) | 36.0 (33.0, 39.0) | 42.0 (39.0, 41.0)b | 0.008 |
FRTS | 0.50 ± 0.1 | 1.02 ± 0.24b | 0.000 |
FRTS | 1.17 ± 0.40 | 1.49 ± 0.34 | 0.060 |
IMC = índice de masa corporal; MM= masa muscular; MG= masa grasa; % GC= porcentaje de grasa corporal; CCA= circunferencia de cintura abdominal PAS= presión arterial sistólica; PAD= presión arterial diastólica; G= glucosa; TG= triglicéridos; CT= colesterol total; HDL= lipoproteínas de alta densidad; LDL= lipoproteínas de baja densidad; Índice TyG-RI= índice triglicéridos y glucosa de resistencia a la insulina VO2máx= consumo máximo de oxígeno; FRTS= fuerza relativa tren superior, FRTI= fuerza relativa tren inferior; a mayor que en hombres; b mayor que en mujeres.
Por otra parte, los hombres mostraron una mayor PAS y concentraciones mayores de CT y LDL en sangre (p < 0.05); sin embargo, no se observaron valores por encima de los recomendados en ninguna de las variables.
Si bien la capacidad cardiorrespiratoria y la fuerza muscular depende de diversos factores tales como el nivel de entrenamiento, el sexo, la edad, factores genéticos, hormonales y de composición corporal, entre otros, estas capacidades físicas suelen ser mayores en hombres que en mujeres (López y Fernández, 2006; Coburn y Malek, 2014); tal comportamiento fue evidente en el presente estudio, en donde el VO2máx y la FRTS mostraron valores más altos en hombres que en mujeres (p < 0.05), sin embargo, el hecho de que la FRTI no resultara diferente entre sexos pudiera significar que las actividades cotidianas de las personas evaluadas es similar, lo que parece empatar el desarrollo de la fuerza en la región inferior. Es importante tomar en cuenta que esto es sólo un supuesto ya que una de las limitaciones de este estudio fue la falta de evaluación de la actividad física diaria de las personas incluidas en el estudio.
Prevalencia de SM y sus factores de riesgo
De acuerdo a los lineamientos establecidos por Alberti et al., 2009, no se observó la presencia de SM en la muestra del presente estudio, sin embargo la manifestación de factores de riesgo comienza a ser evidente en este grupo de personas, en donde el 30.4 % del total de la muestra presentó al menos un factor de riesgo y sólo en el 4.3 % de la muestra se observaron por lo menos dos factores de riesgo para SM; se identificó en las mujeres mayor presencia de factores de riesgo para SM (ver Tabla 2).
Frecuencia de factores de riesgo metabólico
Como se observa en la Tabla 3, la obesidad abdominal, las HDL disminuidas, la RI medida por índice TyG, el CT, LDL y/o los TG elevados fueron los factores de riesgo que se presentaron en esta muestra de estudio, siendo la obesidad abdominal y las HDL disminuidas los más frecuentes, seguidas de la RI (17.4 % y 13 % del total de la muestra respectivamente); esto puede significar un hallazgo notable ya que las HDL juegan un papel importante en la disminución del RCV debido a diversos mecanismos, entre los que destaca el contenido de apoproteínas A-1 y su capacidad para la movilización del CT de los tejidos periféricos hacia el hígado para su eliminación, proceso también conocido como transporte inverso del colesterol. Si bien los altos niveles de LDL se han asociado con riesgo de muerte por ECV, existe evidencia que demuestra que un bajo contenido de HDL en sangre predispone a un mayor riesgo de muerte prematura, por lo que la presencia de bajos niveles de este compuesto, en la sangre de los participantes en el presente trabajo, puede indicar que el 33.3 % de la muestra estudiada tiene un mayor riesgo de muerte por ECV a mediano y largo plazo (Cui et al., 2001; Errico et al., 2013).
Factores de riesgo metabólico | Mujeres (n=12) | Hombres (n=11) | Total (n=23) | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Frec. | % | Frec. | % | Frec. | % | |
Obesidad abdominal | 3 | 25 | 1 | 9.1 | 4 | 17.4 |
PA alta | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
G alta | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
TG altos | 0 | 0 | 1 | 9.1 | 1 | 4.3 |
HDL bajas | 4 | 33.3 | 0 | 0 | 4 | 17.4 |
CT alto | 0 | 0 | 2 | 18.2 | 2 | 8.7 |
LDL altas | 0 | 0 | 2 | 18.2 | 2 | 8.7 |
Índice TyG-RI | 1 | 8.3 | 2 | 18.2 | 3 | 13.0 |
Frec=frecuencia de casos; PA=presión arterial; G=glucosa; TG=triglicéridos; HDL=lipoproteínas de alta densidad; CT=colesterol total; LDL=lipoproteínas de baja densidad; TyG-RI=índice triglicéridos y glucosa de resistencia a la insulina.
La obesidad abdominal así como la RI, son considerados factores detonantes de trastornos asociados con las ENT, entre los que destaca el aumento de ácidos grasos libres (AGL), G, TG, lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) e HTA entre otros; además se ha observado que en personas obesas que aún no han desarrollado la RI, el tejido adiposo actúa como un órgano endocrino el cual secreta una mayor cantidad de adipocinas como la interleucina seis (IL-6) y el factor de necrosis tumoral -α (TNF-α), ambas asociadas con la RI (Reaven, 1988; Ritchie y Connell, 2007; Després et al., 2008; Fernández-Travieso, 2016).
En condiciones normales los TG, el CT, así como las LDL, cumplen funciones importantes que permiten el correcto funcionamiento del organismo, tales como el almacenamiento de energía, transporte de AGL, aislamiento del organismo contra las bajas temperaturas, reparación de células, membranas y transporte del CT a las células y tejidos periféricos, entre otros. Sin embargo, el riesgo de ENT se ve aumentado en situaciones en donde la concentración de estos analitos en sangre es elevada. (NCEP, 2002; McKee y McKee, 2003; Eckel et al., 2010; Ira, 2011; Errico et al., 2013).
Capacidad aerobia y muscular y su relación con factores de riesgo metabólico.
En el análisis de correlaciones del VO2máx, la FRTS y FRTI con factores de RM en mujeres y hombres respectivamente, se encontró que la capacidad aerobia y la fuerza muscular no tuvieron correlaciones significativas con ninguno de los factores de RM en ambos grupos. Estos resultados difieren de otros estudios en los cuales se ha documentado que los niveles mayores de VO2máx y de fuerza muscular se correlacionan con un menor RM. Ver tablas 4 y 5 (Steene-Johannessen et al., 2009; Morrell et al., 2013; Triana-Reina y Ramírez-Vélez, 2013; Ramírez-Vélez et al., 2014; Mišigoj-Duraković et al., 2016).
Factores de Riesgo metabólico | Mujeres (n=12) | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
VO2máx | Valor | FRTS | Valor | FRTI | Valor | |
r | p | r | p | r | p | |
CCA (cm) | -0.375 | 0.230 | -0.203 | 0.527 | -0.112 | 0.729 |
PAS (mm Hg) | 0.035 | 0.915 | -0.141 | 0.662 | -0.366 | 0.243 |
PAD (mm Hg) | -0.136 | 0.674 | -0.385 | 0.217 | -0.291 | 0.360 |
G (mg/dL) | -0.107 | 0.740 | -0.179 | 0.579 | -0.146 | 0.652 |
TG (mg/dL) | -0.038 | 0.906 | -0.077 | 0.813 | -0.196 | 0.540 |
CT (mg/dL) | -0.124 | 0.701 | -0.263 | 0.409 | -0.207 | 0.518 |
HDL (mg/dL) | -0.037 | 0.910 | -0.203 | 0.527 | -0.040 | 0.902 |
LDL (mg/dL) | -0.130 | 0.688 | -0.295 | 0.352 | -0.224 | 0.484 |
Índice TyG-RI | -0.040 | 0.901 | -0.092 | 0.777 | -0.153 | 0.635 |
VO2máx=consumo máximo de oxígeno; FRTS=fuerza relativa de tren superior; FRTI=fuerza relativa de tren inferior; r=coeficiente de correlación de Pearson; p=valor de significancia; CCA=circunferencia de cintura; PAS=presión arterial sistólica; PAD=presión arterial diastólica; G=glucosa; TG=triglicéridos; HDL=lipoproteínas de alta densidad; CT=colesterol total; LDL=lipoproteínas de baja densidad; TyG-RI=índice triglicéridos y glucosa de resistencia a la insulina.
Factores de riesgo metabólico | Hombres (n=11) | |||||
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VO2máx | Valor | FRTS | Valor | FRTI | Valor | |
p | p | p | ||||
CCA (cm) | -0.029 | 0.933 | -0.190 | 0.575 | -0.051 | 0.880 |
PAS (mm Hg) | 0.168 | 0.622 | -0.326 | 0.328 | -0.324 | 0.332 |
PAD (mm Hg) | -0.147 | 0.667 | -0.467 | 0.148 | -0.493 | 0.123 |
G (mg/dL) | 0.292 | 0.383 | 0.130 | 0.704 | 0.227 | 0.502 |
TG (mg/dL) | -0.029 | 0.933 | 0.307 | 0.358 | 0.282 | 0.401 |
CT (mg/dL) | -0.343 | 0.301 | -0.291 | 0.385 | -0.080 | 0.816 |
HDL (mg/dL) | -0.046 | 0.894 | -0.077 | 0.821 | 0.128 | 0.708 |
LDL (mg/dL) | -0.374 | 0.258 | -0.393 | 0.232 | -0.160 | 0.638 |
Índice TyG-RI | 0.022 | 0.950 | 0.351 | 0.290 | 0.333 | 0.317 |
VO2máx=consumo máximo de oxígeno; FRTS=fuerza relativa de tren superior; FRTI=fuerza relativa de tren inferior; r=coeficiente de correlación de Pearson; p=valor de significancia; CCA=circunferencia de cintura; PAS=presión arterial sistólica; PAD=presión arterial diastólica; G=glucosa; TG=triglicéridos; HDL=lipoproteínas de alta densidad; CT=colesterol total; LDL=lipoproteínas de baja densidad; TyG-RI=índice triglicéridos y glucosa de resistencia a la insulina.
Se observó que la FRTS y la FRTI mostraron valores normales (por edad y sexo) en hombres y mujeres. El VO2máx también fue adecuado para la edad y sexo en ellas, pero se encontró por debajo de la media (percentil 40) en los varones (Johnson y Nelson, 1986; Coburn y Malek, 2014); los resultados mostraron que la baja prevalencia de SM en esta muestra estudiada no se relacionaron con los niveles de capacidad aerobia y fuerza muscular mostrados.
La presencia de factores de riesgo metabólico encontrados en la muestra de población adulta joven estudiada en este trabajo, resulta de particular importancia para identificar que el desarrollo de SM y sus comorbilidades asociadas (ECV y DMT2) de alta prevalencia en México, pueden presentarse desde estas edades. Aunque no se encontró correlación inversa entre esos parámetros y las capacidades físicas evaluadas, tal como se esperaba de acuerdo a la literatura revisada, si representa una oportunidad de establecer estrategias de detección temprana e intervención oportuna que permitan la prevención y el control adecuado de estas patologías; por lo que se sugiere continuar con estudios similares en este tipo de población. El trabajo aquí desarrollado también corroboró la pobre utilidad del IMC como un método de clasificación del sobrepeso y la obesidad en poblaciones pequeñas, como habitualmente se utiliza, por lo que la implementación sistemática de otros procedimientos entre ellos la medición simple de la CCA, puede resultar más efectivo a la par de económico, como indicador de sobrepeso u obesidad.
Conclusiones
Los participantes evidenciaron obesidad abdominal, RI y dislipidemia, lo que supone un aumento de riesgo de ENT a mediano y largo plazo si no se modifican estos factores. No se encontró relación del VO2máx y la fuerza muscular con el SM o sus factores de riesgo en los grupos estudiados. La ausencia de relación entre las capacidades físicas y el SM o sus factores de riesgo en esta muestra, no descarta su interacción.