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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.19 no.60 Ciudad de México ene./mar. 2014

 

Investigación temática

 

La Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur: una opción de educación no formal para la población indígena en el estado de Guerrero, México

 

Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur: An option in Informal Education for the Indigenous Population in the State of Guerrero, Mexico

 

Lorena Alonso Guzmán,* Víctor Manuel Hernández Alarcón,** y Edgardo Solís Carmona*

 

* Profesores-investigadores de la Unidad Académica de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Guerrero. Av. Lázaro Cárdenas s/n, Ciudad Universitaria, 39079, Chilpancingo, Guerrero, México. CE: alonso@uagro.mx, esoliscr@hotmail.com

** Profesor-investigador del Instituto Tecnológico de Chilpancingo. Guerrero, México, CE: vmanuel.hdez@gmail.com

 

Artículo recibido: 20 de agosto de 2013
Dictaminado: 27 de septiembre de 2013
Segunda versión: 24 de octubre de 2013
Comentarios: 28 de octubre de 2013
Tercera versión: 6 de noviembre de 2013
Aceptado: 7 de noviembre de 2013

 

Resumen

Este artículo muestra los resultados de un estudio cualitativo-documental sobre educación intercultural, realizado en la región de La Montaña de Guerrero, México. Analiza en particular a la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur, la cual ha conseguido desarrollar su proyecto de educación intercultural e, incluso, expandirlo a cinco municipios del estado de Guerrero. Esta universidad representa un espacio de educación no formal para jóvenes indígenas, desarrollando un modelo educativo orientado a la perspectiva del medio rural y fomentando capacidades en las comunidades y familias, por medio de asistencias técnicas, transfiriendo tecnología y conocimientos especializados en actividades agropecuarias. Finalmente se hacen recomendaciones que orienten la práctica educativa intercultural, tomando en cuenta la evidencia aportada por las investigaciones realizadas.

Palabras clave: población indígena, educación superior, educación no formal, aprendizaje, México.

 

Abstract

This article shows the results of a qualitative/documentary study on intercultural education carried out in the mountain region of Guerrero, Mexico. The paper analyzes in particular the Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur, which has been able to develop a project in intercultural education and even expand it to five municipalities in the state of Guerrero. The university represents a space of informal education for indigenous youth, using an educational model oriented to the rural perspective and encouraging abilities in communities and families through technical assistance by transferring technology and specialized knowledge in agricultural activities. The paper concludes by making recommendations that orient intercultural educational practice, taking into account the evidence contributed by research.

Keywords: indigenous population, higher education, informal education, learning, Mexico.

 

Introducción

La existencia de una sociedad multicultural requiere una respuesta educativa cultural como derecho y patrimonio común; una educación que supere el ámbito escolar y que permita preservar y optimizar las técnicas culturalmente adecuadas para la comunicación y la transmisión del saber de los pueblos indígenas. Desde este enfoque, un número cada vez mayor de personas, no sólo ni exclusivamente del ámbito escolar educativo, demanda estrategias para afrontar el reto de una sociedad más diversa desde el punto de vista étnico y cultural.

Para hablar de educación intercultural, primero haremos mención del significado de interculturalidad para después arribar a la educación intercultural así como al escenario de la educación formal y, especialmente la no formal.

Interculturalidad

La interculturalidad, es un concepto en construcción, por eso retomamos a Essomba (2006), quien indica:

[...] la interculturalidad es una práctica de la vida diaria. La practican las personas concretas que buscan mayor igualdad y justicia social, no conformándose con lo que tienen. La responsabilidad de que la interculturalidad funcione es de la sociedad civil, son los habitantes de una comunidad los que tienen que respaldarla mediante sus actos. Las prácticas interculturales deben ser un puente, no un muro, porque los seres humanos somos iguales en esencia y diferentes en existencia (Essomba, 2006:11).

Lo anterior queda claro al analizar lo que ocurre con las culturas indígenas de México, partiendo de una historia de opresión y explotación que nos conduce a una realidad de mestizaje, misma que incluye serios intentos de asimilación tratando de integrar a los indígenas y su cultura dominante; la realidad intercultural supone una relación y una interacción entre grupos humanos con culturas diferentes las cuales se dan en condiciones de igualdad entre ellas. La interculturalidad busca eliminar las diferencias al suponer una relación que incluya comprensión y respeto entre las culturas.

 

Educación intercultural

La educación intercultural surgió como consecuencia de la confrontación de dos o más culturas dentro de una misma sociedad, fue un proceso que inició en los años sesenta cuando emergieron los movimientos de revitalización étnica. De acuerdo con Bruckmann y Dos Santos (2008:7), en los años setenta del siglo XX, en América Latina renace con fuerza el movimiento indígena, asumiendo el carácter de una postura ideológica para las luchas sociales contemporáneas y que en México alcanza una expresión clara en el zapatismo. Este movimiento latinoamericano pretende ser mundial, es decir, indígenas de diferentes regiones del orbe buscan afirmar sus luchas en una ideología opuesta al capitalismo, crisis que se da especialmente en los sistemas de educación formal.

Durante los años setenta se dieron a conocer diversos análisis, reflexiones y propuestas; por un lado, penetraba más la raíz de la institución escolar y, por otro, no se hacía una crítica puntual a determinadas escuelas, sino que era bastante global a la institución; pero lo que era claro era que la sola expansión del aparato escolar no servía como único recurso para las expectativas de formación y aprendizaje. Lo anterior hace necesario observar esta realidad negada en nuestra sociedad y nuestras universidades, donde el marco escolar no siempre es el más idóneo para atender todas las necesidades y demandas educativas que se presentan. Dentro de ás significativos que ha experimentado la sociedad hoy en día es la irrupción de identidades que tradicionalmente estuvieron sumergidas bajo los discursos dominantes de una identidad nacional excluyente y cerrada. De ahí la necesidad de crear otro medio y entorno educativo complementario: la llamada educación intercultural (López, 1997; González, 2004).

En México, el sistema educativo se ha ido adaptando a los requerimientos del mercado y a las necesidades de las grandes corporaciones privadas. Desde la década de los setenta, y con más afán en los ochenta, se han privilegiado los métodos sobre el conocimiento universal. Incluso, se han creado universidades en donde el dominio de procesos industriales, tecnológicos y administrativos es lo más importante, tal es el caso de los institutos tecnológicos y algunas universidades politécnicas. Producir más con menos es la prioridad de hoy, producir para competir; al finalizar el ejercicio escolar cientos de escuelas superiores envían al mercado laboral a miles de egresados de distintas disciplinas que, en realidad, de inmediato pasan a engrosar las filas del desempleo a lo que se suma un contexto sociopolítico global de una educación neoliberal (Flores-Crespo, 2006; Casillas y Santini, 2006).

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos menciona, en su artículo 3°, la equidad de la educación y en el artículo 2°, apartado A, fracción IV reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para preservar y enriquecer sus lenguas, conocimientos y todos los elementos que constituyen su cultura e identidad.

Precisamente, el objetivo de esta investigación es mostrar dos aspectos de la práctica educativa intercultural en el nivel superior del estado de Guerrero, México, a partir de las exigencias de los pueblos originarios, que luchan de manera específica para que el Estado legalice sus iniciativas legítimas de formación de estudiantes indígenas, con propuestas de currículos originales dirigidos a dicha población.

 

Educación no formal

En México los proyectos de educación no formal son una opción que intenta colaborar a la solución de los problemas que enfrentan los grupos y comunidades que viven en condiciones de marginalidad social, política y económica. Esta modalidad se refiere a todas las instituciones, ámbitos, aspectos y actividades organizadas con fines educativos pero fuera del ámbito académico (Rogers, 2004:8). Para comprender mejor este concepto, partimos de la tridimensionalidad del universo educativo, basándonos en los conceptos de Calvo (2002):

• Educación formal: es aquella que se basa en los distintos sistemas educativos cronológicamente graduados, estructurados y jerarquizados, que empieza en los primeros años de escolarización y termina con los últimos en la universidad.

• Educación informal: es la que nos permite adquirir conocimientos y habilidades a través de la práctica diaria y la relación con el medio. Es un aprendizaje espontáneo y continuo.

• Educación no formal: es el aprendizaje que no es ofrecido por un centro educación o formación y, normalmente, no conduce a una certificación; no obstante, tiene carácter estructurado (en objetivos didácticos, duración o soporte). La educación no formal es aquella que se diseña en función de los objetivos y de los alumnos a los que va dirigida.

Además, la educación no formal es sistémica, busca la coherencia en todo el proceso pedagógico en sus etapas de investigación, planificación, ejecución y evaluación; su principal característica es ofrecer a los grupos marginados que no han tenido acceso a los beneficios del sistema escolar una instrucción equivalente a la que puede obtenerse por medio de una institución educativa (Calvo, 2002:55-68; Latapí y Cadena, 1984:6-10). A lo largo de la vida nos educamos con las tres formas de educación mencionadas que, aunque parecen distintas, están estrechamente interrelacionadas.

Lamentablemente, ante la escasa posibilidad que tienen en México los jóvenes indígenas de aprender en su lengua y la falta de oferta educativa de nivel medio superior y superior en sus lugares de origen, aún se observa que están ausentes los temas de interculturalidad en las instituciones de nivel medio superior y superior así como políticas educativas que establezcan una relación entre la formación para el trabajo y la interculturalidad. Las posibilidades de acceso a la educación superior son menores para los jóvenes indígenas, porque esto implica trasladarse de sus comunidades a los centros urbanos donde están las instituciones y resolver lo relacionado con su manutención en el tiempo en que duran sus estudios. Asimismo, muchos de aquellos que logran ingresar a un nivel superior, es porque se han adaptado a una cultura mestiza olvidándose de sus prácticas culturales y del arraigo de la comunidad.

En esta investigación se presenta el caso de la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (Unisur), una opción totalmente institucionalizada desde una perspectiva de educación no formal en la que existe una intención y una planificación de las experiencias de enseñanza-aprendizaje organizadas a través de un currículo; comprende un proceso dirigido a la obtención de algún nivel de aprendizaje, aunque no de un título académico.

 

Objetivo

El propósito de esta investigación es proyectar la práctica de la educación intercultural ofrecida por la Unisur. Este objetivo surge a partir de dos realidades contrastantes, procedentes en la región de La Montaña de Guerrero, donde se ubica la Universidad:

1) una educación formal ofertada por la Universidad Intercultural del estado de Guerrero, mediante un modelo educativo de formación parcial que se disgrega del enfoque intercultural, y

2) la presencia y aumento creciente de una sociedad cultural y étnicamente plural que está requiriendo, entre otras muchas, una respuesta educativa adecuada.

Esta investigación se enmarca en la iniciativa de Educación para la Población Rural promovida por los pueblos originarios. Pretende recopilar información sobre la educación para la población indígena rural, atendida por la modalidad no formal, y presentar las buenas prácticas de políticas y experiencias innovadoras en este campo. Para llevarla a cabo consultamos a diversas personas e instituciones sobre experiencias de educación intercultural para estos grupos poblacionales desarrolladas en el país.

 

Metodología

Dado el propósito planteado, adoptamos un método mixto de investigación utilizando la técnica cualitativa no experimental y la documental, la cual surge de las bases epistemológicas que determinan la construcción de las evidencias, los criterios a utilizar para formular los juicios de valor desde la perspectiva de la comprensión de las posibilidades de conocimiento de la realidad humana (Briones 2002:113-125).

Las fuentes consultadas fueron, en coherencia con la educación intercultural, generadas en el campo de la pedagogía y la sociología y se recogieron de revistas dedicadas a la difusión de la investigación, bases de datos y congresos; asimismo recurrimos a fuentes de carácter más informal como entrevistas con colegas, encuentros en reuniones científicas y referencias en medios de comunicación.

La información consultada evidenció la práctica de la educación intercultural en la Unisur, en cuanto a su organización, autonomía para gestionar sus recursos y su profesorado y a sus prácticas de diversidad intercultural, que son puntuales y sistemáticas. Las consultas realizadas enfatizan en la necesidad de mantener a la Unisur con expectativas altas respecto de sus estudiantes de diversos orígenes.

Localidad de estudio

La investigación se centró en la región de La Montaña, una de las siete que conforman el estado de Guerrero, específicamente en la localidad de Santa Cruz del Rincón, perteneciente al municipio de Malinaltepec, un pueblo originario Me'phaa. Está situada a 616 metros de altitud sobre el nivel del mar, sus coordenadas geográficas son: longitud: 16° 59' 46'' y latitud: -98° 44' 07'. El total de la población es de 2 mil 449 habitantes, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2010). La distribución por género de la población se puede observar en el cuadro 1. Del total de hogares, más de 300 viviendas cuentan con servicio público y acceso a la luz eléctrica, de éstas, 281 tienen piso de tierra (cuadro 2).

La población económicamente activa en la localidad es de 384 personas (18.64% de la población total), de ellas, 67.2% se dedica al sector primario en actividades como la agricultura, explotación forestal, ganadería, minería y pesca; en tanto que 29.21% realiza actividades en el sector terciario, como el comercio, los servicios y transportes (cuadro 3). Esto hace prioritaria a la población dentro de la economía municipal y en el conjunto de estrategias implementadas en el sector agropecuario (INEGI, 2010).

La población indígena estatal es de 13.75% y representa 5.7% de la total del país. La proporción de nahuas es de 40%, que es el grupo indígena más numeroso, seguido por los mixtecos (28%), tlapanecos (22%) y amuzgos (9%); finalmente, hay miembros de otros grupos que se han establecido en el estado y que representan sólo 1% de la población indígena total (gráfica 1 y figura 3.).

Con respecto a la educación escolar en la localidad, hay 230 analfabetos de 15 y más años y 11 de los jóvenes entre 6 y 14 años no asisten a la escuela. Del grupo de población a partir de los 15 años, 224 no tienen ninguna escolaridad; 385, incompleta; 168, básica y 304 cuentan con una educación pos-básica. Un total de 237 personas de la generación de jóvenes entre 15 y 24 años de edad han asistido a la escuela, con una media de 7 años de escolaridad. En la localidad, este promedio es de 6.16, en tanto que en el municipio de Malinaltepec alcanza 4.93 y en el estado 6.10 (INEGI, 2010).

 

Unisur: proyecto de los pueblos indígenas

El interculturismo ha evolucionado a través de los años; en México de forma especial, la Secretaría de Educación Pública (SEP), en coordinación con los gobiernos estatales, a la fecha han creado diez universidades interculturales en diferentes estados de la república: Chiapas, Estado de México, Puebla, Tabasco, Guerrero, Quintana Roo, Michoacán, San Luis Potosí, Hidalgo y Veracruz. Esta última fue abierta por la Universidad Veracruzana; cada una de estas instituciones cuenta con reconocimiento y financiamiento de la SEP y del gobierno de cada entidad, aunque esto no es así para la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur, como apuntamos más adelante.

La creación de cada una de estas universidades está lejos de que los saberes salgan de la universidad y se adopten en la comunidad para implementar acciones de desarrollo y bienestar social. En este sentido, la Unisur busca la vinculación universitaria que se constituya como un aprendizaje colectivo entre los estudiantes, profesores y miembros de la comunidad.

El estado de Guerrero es una zona de gran diversidad lingüística, cultural y social, la falta de oferta educativa y de empleo han producido en los pueblos originarios constantes flujos de migración, esto requiere actualmente la aparición de sociedades que convivan con costumbres diversas, tanto de creencias, religiones y culturas.

Ante la demanda de un modelo de educación de acuerdo con la necesidad de los pueblos indígenas, en 2003 se realizó el primer Encuentro de Educación Intercultural, que posteriormente dio paso al Encuentro Nacional de Intercambio de Experiencias Curriculares en Formación de Inicio de Profesores de Educación Indígena, en la ciudad de Acapulco, Guerrero. Fue ahí donde se propuso crear una universidad indígena, tomando como base la cultura de origen de estos pueblos, sumando los principios y pautas de trabajo de la educación superior occidental en una propuesta integradora (Flores y Méndez, 2008:217).

En La Montaña de Guerrero, donde se ubica la Unisur, muy pocos jóvenes llegan hasta el nivel de secundaria, la cual cursan en los poblados cercanos debido a la falta de ingresos económicos para trasladarse a las ciudades, justo donde existe la mayor oferta académica para continuar con el nivel medio superior y superior y donde, además, la posibilidad para ellos de seguir estudiando es menor dado que a su situación se suma que en estas instituciones se conglomera el resto de jóvenes guerrerenses.

Debido a tal situación, en 2006 el gobierno del estado, en ese entonces bajo la dirección de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, dio a conocer el proyecto de creación de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero (UIEG), a desarrollarse en el municipio de Malinaltepec, en la localidad de La Ciénega. No obstante, dicho proyecto se originó dividido y politizado debido, por un lado, a que no cumplió con el modelo pedagógico intercultural propuesto ni se consultó con los pueblos originarios y, por otro, a que en la localidad de Santa Cruz del Rincón, municipio de Malinaltepec, se encuentra la sede de la Unisur, proyecto original planteado al gobierno del estado y que a la fecha es un modelo de universidad gestado como un proceso autónomo y no como se planeó desde el inicio, que surgiera por decreto. A la fecha, la Unisur no tiene el aval de la Secretaría de Educación Pública, fue fundada por un grupo de los primeros promotores del proyecto, tema que se trata en más adelante (Flores y Méndez, 2008:17).

Así en el estado de Guerrero existen dos modelos de educación superior indígena que se encuentran enfrentados. Por un lado, las experiencias de educación superior construidas por y para los pueblos originarios y, por el otro, el modelo de universidad intercultural que parte de una mirada etno-céntrica sobre la cuestión indígena, impuesto por el gobierno federal.

Antecedentes de la Unisur

Guerrero se caracteriza por ser uno de los estados con altos índices de marginalidad y pobreza, en él habita una diversidad de pueblos -Naua (Naoa), Me'phaa (tlapaneca), Un Savi (mixteca) y Na'mncue No'mndaa (amuzga)- que conviven con comunidades afromexicanas ubicadas en la región denominada Costa Chica. En el estado también habitan mestizos y un sinnúmero de hablantes de diversas lenguas indígenas que han llegado en busca de mejores condiciones de vida (Flores y Méndez, 2008:217).

La situación de abandono en las comunidades indígenas de La Montaña de Guerrero era tal que apenas era posible terminar la primaria. Para estudiar secundaria era necesario desplazarse a poblaciones más grandes. Poco a poco sus pobladores consiguieron completar estos ciclos educativos, y fue entonces cuando se plantearon la necesidad de continuar la formación de sus jóvenes para que pudiesen contribuir al desarrollo de las comunidades y, de esta forma, asegurarse el futuro.

Origen

La Unisur surge como proyecto educativo en el estado de Guerrero para la población indígena. Sus orígenes son parte de la lucha que los pueblos han emprendido por el reconocimiento de sus derechos como originarios y afromexicanos en la búsqueda de mejoras económicas y sociales (Flores y Méndez, 2008:211-217; Korsbaek et al., 2011:2-7).

La Unisur es una institución sustentada en un proyecto elaborado por los pueblos indígenas, por la comisión académica nombrada en el primer Congreso de Educación Intercultural en Chilapa, en enero de 2003. A la fecha, tanto investigadores de diferentes instituciones de educación superior como indígenas continúan impulsando una universidad intercultural con las características que fueron consultadas en los pueblos originarios. Actualmente la Unisur cuenta con cinco sedes: San Luis Acatlán, Santa Cruz del Rincón, Xalitla, Xochistlahuaca y Cuajinicuilapa, que están escolarizando y sistematizando los conocimientos de los indígenas (Flores y Méndez, 2008:222).

Sin embargo, la creación de la UIEG con instalaciones en La Ciénega, del mismo municipio de Malinaltepec y que fue aprobada por el Congreso local, es diferente al proyecto original que los pueblos han ido impulsando; aun cuando tiene el reconocimiento de la Secretaría de Educación en Guerrero (SEG) y de la SEP, no cumple con las necesidades de las comunidades indígenas que corresponden a las aspiraciones de los pueblos originarios.

La Unisur se presenta bajo el marco mundial de reconocimiento sobre la diversidad cultural y la construcción de distintos mecanismos de participación ciudadana, es decir, más incluyentes y de mayor intervención democrática. Surge ante la creciente necesidad de prácticas educativas y de socialización propias del sistema de pueblos originarios y de las comunidades. De acuerdo con Bruner (1995:45), de no existir tales prácticas se restringe el acceso al conocimiento a las capas sociales menos favorecidas. Esta situación se torna más grave al señalar que al no considerar a estos pueblos dentro y fuera de la escuela se garantiza una distribución desigual no sólo del conocimiento, sino también de la capacidad de obtener un mejor aprovechamiento del mismo.

La Unisur es un proyecto alternativo que busca dentro de los marcos legales, nacionales e internacionales, nuevas alternativas de aprendizaje para la proyección y el desarrollo de los propios pueblos indígenas.

Korsbaek et al. (2011:8) mencionan que la creación de la Unisur tiene sus antecedentes en movimientos sociales importantes en las luchas de los pueblos en el marco internacional, nacional y regional: primero el Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia India, Negra y Popular, fundado en 1991, y el movimiento magisterial del estado de Guerrero, en particular los profesores indígenas, quienes desde el inicio de la década de los ochenta luchan por sus derechos laborales; y después los movimientos de resistencia de las comunidades indígenas que se han mantenido latentes sobre la base de una lucha subsumida por el peso de las demandas de carácter campesino y del protagonismo de los partidos políticos.

Mediante el Tercer Congreso de Educación Intercultural, se designó a la comunidad de Santa Cruz del Rincón como lugar donde se instalaría la rectoría de la Unisur. Es preciso mencionar que los servicios ofrecidos son gratuitos; es decir, la comunidad y algunas organizaciones son las encargadas de financiar las obras, en tanto que la prestación de servicios docentes y administrativos no son facturados a los pobladores, lo que da libertad a los estudiantes de tener acceso a diferentes servicios en forma gratuita (Flores y Méndez, 2008:19-25).

La educación intercultural está marcada por un pensamiento donde los componentes social y cultural son elementos esenciales en la comprensión y explicación de los fenómenos (Lazo, 2010:182). La educación, por tanto, no puede estar al margen de aprender a conocer lo que significa adquirir el dominio de los instrumentos mismos del saber para descubrir, conocer y comprender el mundo que nos rodea (Balaguer, 2005:180-200; Jordán, 2004:19-22).

Propósito de educación

El propósito de educación intercultural es facilitar hábitos de comunicación de intercambio cultural entre comunidades, situando la igualdad de modos de expresión diferentes, de esta manera su enfoque se basa en:

• atender las necesidades y demandas de participación, formación y aprendizaje, desarrollando métodos, contenidos, enfoques, medios y programas presenciales y a distancia, con énfasis en el desarrollo de empresarialidad rural, que coadyuven en el desarrollo de la población indígena; y

• elaborar los programas de educación, formación y aprendizaje impulsando la participación activa y la integración de redes, que coadyuven en el desarrollo humano con la participación de académicos.

Algunos de los valores constitutivos de este modelo y que los estudiantes desarrollan son: responsabilidad, honestidad, compromiso, creatividad, innovación, cooperación, pluralismo, liderazgo y humanismo, características de la educación no formal.

 

Diseño y aplicación del modelo intercultural de educación no formal

Una vez expuesto el proyecto de la Unisur, analizamos el proceso de educación. Éste se orienta al desarrollo de capacidades de los jóvenes indígenas mediante un enfoque teórico-pedagógico desde lo local, olvidándose del contexto neoliberal y privatizador de la educación; ante la carencia de recursos económicos y aun sin tener aulas, los profesores de la Unisur han trabajado en las parcelas de los indígenas; y cuando no han contado con sillas, han impartido sus cursos sentados en piedras o costales de mazorcas.

El derecho a la educación en Guerrero es cada vez menos asumido por los gobiernos estatal y federal; es decir, la diversidad intercultural demanda en la educación de la población indígena, personal mejor preparado, no obstante se carece de intérpretes de lenguas indígenas, al tiempo que los criterios de selección a las universidades públicas de nivel superior dan cuenta de miles de jóvenes excluidos dando paso a la educación privada y a la no formal.

La educación no formal no cuenta con el reconocimiento ni el apoyo de la SEP, sin embargo este modelo ha sido adoptado por la Unisur, que ofrece a los estudiantes de los pueblos originarios, principalmente de la región de La Montaña y Costa Chica de Guerrero, una opción educativa de nivel superior para que desarrollen su proceso formativo en su propio contexto comunitario, propiciando fortalecer su arraigo en la comunidad para que no pierdan la perspectiva del futuro y no sean presa de la frustración y la marginación.

 

Los estudiantes indígenas en universidades urbanas se enfrentan a ambientes donde su identidad no es valorada positivamente, sino que muchas veces es motivo de burla y discriminación, no sólo por parte de sus compañeros, sino también de los propios profesores, por lo que tienden a abandonar sus estudios. Sin embargo, la Unisur plantea priorizar la libertad, autonomía de la autogestión del conocimiento y de la producción de los jóvenes indígenas, asumiendo el reto de construir un modelo educativo que responda a las necesidades de las comunidades, de los pobladores rurales; con un enfoque teórico-práctico en donde exista una interacción de los docentes ía que fortalezca el pensamiento lógico, reflexivo y crítico que contribuya al apego del entorno social, histórico y cultural.

Por ende, el concepto de educación rural va muy de la mano con el modelo no formal de la Unisur, ya que coincide con la tarea de fortalecer la identidad y formación integral de individuos, grupos, comunidades, culturas y pueblos que habitan en territorios rurales de alta a muy alta marginación, incidiendo con metodologías participativas.

Con el proyecto alternativo de la Unisur se pretende orientar a los jóvenes indígenas a la creación y autonomía de prácticas que conlleven a construir conocimiento, a rescatar el saber popular, la memoria colectiva, la cultura y las prácticas y saberes de la agricultura, partiendo de que el conocimiento se comparte, apostando por una pedagogía liberadora, autónoma y democrática que conlleve a la pedagogía de las identidades culturales.

 

Características de la universidad

Una de las características de educación de la Unisur es la formación de profesionales orientados a desarrollar capacidades para retomar la dirección y el sentido de su futuro como pueblos y comunidades, así como encontrar alternativas propias para poner en marcha estrategias que satisfagan sus necesidades de vida y el desarrollo desde su propia perspectiva étnica y cultural (Korsbaek et al., 2011:25). Este modelo busca mejorar las condiciones de participación de los pobladores en el ámbito del sector rural, en el mercado laboral y la sociedad rural mediante acciones para desarrollar y propiciar:

• metodologías de formación;

• un sistema de evaluación de la calidad de la formación;

• capacidades para contribuir al desarrollo rural integral, con énfasis en el progreso regional;

• habilidades y destrezas que les permitan a los indígenas ser más competitivos y mejorar sus condiciones de vida; y

• una mejor inserción laboral de los grupos de población prioritarios en su comunidad y una mayor calidad de vida.

Licenciaturas

El modelo de la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur surge de propiciar un enfoque territorial para el desarrollo local, municipal y regional, así como de generar proyectos productivos viables que mejoren las condiciones de vida de la población indígena y proporcionar un mayor fortalecimiento de producción agrícola, mediante el análisis de su competitividad, como estrategia fundamental para agregar valor e impulsar la organización en la comunidad rural, a través de los saberes tradicionales que impulsan un avance sustentable local y regional (Flores y Méndez, 2008:212, 220).

A la fecha esta institución de educación superior cuenta con cinco licenciaturas:

1) Gestión ambiental comunitaria

2) Gobierno y administración de municipios y territorio

3) Lengua, cultura y memoria

4) Salud comunitaria

5) Justicia y derechos humanos

Planta docente

En el modelo de educación implementado por la Unisur, el docente posee competencias interculturales, lo cual representa un reto planteado en el ámbito educativo; básicamente lo que se busca es promover las condiciones requeridas para la actuación autónoma de las comunidades, proporcionando recursos de conocimiento adecuados a la población indígena, a partir de un aprendizaje significativo. Dicho modelo se sustenta en programas curriculares flexibles adaptándose a la cultura de los saberes propios de los pueblos originarios; por tanto, se sustenta en cuatro pilares mencionados por Téllez (1996): aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.

La planta docente está integrada por más de 40 investigadores provenientes de las universidades Autónoma de Guerrero, Autónoma Metropolitana, Autónoma de la Ciudad de México y Nacional Autónoma de México; del Instituto Politécnico Nacional; la Escuela Nacional de Antropología e Historia; el Colegio de la Frontera Sur; la Secretaría de Educación Guerrero, y de las propias comunidades. Cabe mencionar que ningún profesor recibe salario de la Unisur.

 

Alcances

El análisis del municipio de Malinaltepec como comunidad rural sede de dos universidades interculturales requiere estudiar contextos territoriales donde la educación intercultural ofertada por el gobierno se presenta condicionada por factores políticos y socioeconómicos, quedando un amplio campo de actuación de la educación no formal. En palabras de Forni et al. (1998): "puede significar el freno para los procesos de trasformación cultural y territorial".

Población atendida

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población, de 2012, Guerrero es el tercer estado con mayor número de indígenas, por lo que tiene el enorme reto de cómo asegurar la educación superior para ellos en todo el territorio guerrerense y determinar el espacio más conveniente de la instalación de la universidad intercultural.

Lo anterior lleva a decidir si las escuelas se ubican en los municipios urbanos que ya cuentan con los servicios instalados y facilidad de aprovisionamiento, pero lejos de los hogares de los jóvenes indígenas, o en las zonas rurales, cerca de los padres, pero con complicaciones para su provisión y requerimientos de instalación de servicios.

Ante esta situación, la Unisur cuenta con cinco sedes que abarcan los pueblos indígenas de las regiones de La Montaña y Costa Chica (ver figura 3). Dichas instalaciones están en Santa Cruz del Rincón, donde se atiende a población tlapaneca y mixteca, y cuatro sedes de reciente creación ubicadas en: Xochistlahuaca, donde asisten estudiantes del pueblo amuzgo, tanto del estado de Guerrero como de Oaxaca; Cuajinicuilapa, San Luis Acatlán y Xalitla para estudiantes del pueblo afromexicano de la región de la Costa Chica, y que también atienden estudiantes de Oaxaca (Flores y Méndez, 2008:211).

Impacto en la comunidad

La Unisur es un espacio de educación que ofrece un modelo semi-presencial, lo cual constituye una experiencia de convivencia para la población; además, es una opción para quienes viven a grandes distancias de la universidad, pues los jóvenes tienen días corridos de clase y después vuelven por un tiempo corto a sus hogares para colaborar con sus padres en las tareas productivas. El modelo semi-presencial evita el desarraigo de los jóvenes, no sólo de su núcleo familiar sino también del entorno conocido como "su vida cotidiana".

Debemos destacar que la Unisur depende de la comunidad y, por ser proyecto de los pueblos, la incluyen dentro de su jurisdicción territorial, sin embargo cuenta con un Rector, quien tiene incumbencia en todo lo relacionado con el edificio y sus albergues (Flores y Méndez, 2008:211). En este sentido, en palabras de estos autores:

[...] la educación que se propone por parte de los propios sujetos es una educación que parta del seno de las mismas comunidades para que su matriz sea la misma que la de su cultura: una educación intercultural. Una educación intercultural que, en íntimo diálogo con el pensamiento de otras culturas que componen el pensamiento universal, recoja los aportes de las culturas originarias que se construyeron en el país y sustentaron la reproducción y la continuidad de los pueblos originarios, aun en las condiciones de rechazo y abandono en que se las mantuvo por siglos. Una cultura con una matriz de profundas raíces en el tiempo que a su vez, de manera dialogal, reconozca e incorpore lo mejor de la cultura universal en beneficio de los pueblos y comunidades originarias (Flores y Méndez, 2008:212).

Las universidades interculturales orientan sus actividades en función de las comunidades indígenas. El modelo intercultural tiene una orientación pedagógica que focaliza hacia el reconocimiento y capitalización de la cultura, los lenguajes y los saberes de las comunidades ancestrales en este caso de México (Casillas y Santini, 2006:56).

Expansión del proyecto-modelo

Los orígenes de la Unisur demandan y obligan a que genere un acercamiento con los pueblos originarios, cuyo objetivo sea el de aprender mutuamente los saberes de los pobladores y rescatar el conocimiento de los ancestros (Díaz, 2002:348).

La Unisur busca construir un modelo educativo con un enfoque pedagógico guiado por el pensamiento lógico, crítico, transformador y creativo; con ello se pretende fortalecer la identidad de los individuos, grupos, comunidades, culturas y pueblos que habitan las zonas de alta y muy alta marginación; su enfoque formativo se sustenta en el presente y pasado de las comunidades y se orienta hacia la construcción de un futuro mejor para todos. Vincular la universidad con la comunidad representa una posibilidad cognitiva de aprendizaje mutuo y de interacción social, partiendo del entendido cultural y político entre la comunidad indígena que lamentablemente está prevaleciendo desde la educación no formal.

El reto principal al que se enfrentó la Unisur fue el de la pedagogía intercultural. Lo llamamos pedagogía y no solamente educación porque la amplitud y complejidad del problema supera los límites de la práctica educativa para convertirse en un auténtico problema pedagógico. Un reto que tiene más de creación, búsqueda, desarrollo, difusión y encuentro que de legado a conservar y transmitir. El modelo pedagógico que presenta la Unisur para sus cinco licenciaturas consiste en:

• Un plan de estudios con duración de cuatro años.

• Un sistema modular con duración trimestral.

• Un modelo transdisciplinar, dialógico e intercultural.

• La metodología enfatiza la creación de espacios de trabajo para la construcción de conocimiento comunitario, no en la impartición de contenidos disciplinares.

• El problema de investigación de cada estudiante(s) es el que articula su proceso de aprendizaje.

• El sistema es semi-presencial, ya que se trabaja intensivamente en aula siete días al mes en dos periodos presenciales, el resto del tiempo es ocupado por el estudiante en desarrollar el trabajo de campo en su propia comunidad.

Participación de la comunidad en el funcionamiento de la universidad

Los estudiantes y profesores participan en las iniciativas y los proyectos de las comunidades:

• planeación territorial,

• conservación de suelos y aguas,

• radio comunitaria,

• alfabetización,

• elaboración de estufas ahorradoras de leña,

• medicina tradicional y salud comunitaria,

• saneamiento de aguas grises,

• procesos de consulta a la población,

• actualización de reglamentos comunitarios,

• reproducción de especies nativas y reforestación,

• contraloría social en proyectos de inversión pública,

• entre otros proyectos comunitarios.

 

Retos

Las condiciones que rodean a la Unisur son complejas. Por un lado, las instalaciones con las que cuenta no son las idóneas. No tiene un acervo bibliográfico ni la tecnología necesaria para hacer búsquedas cibernautas. Las fotocopias resultan caras y por lo tanto los estudiantes no pueden llevarlas a casa para analizarlas de una forma más profunda. A pesar de ello, trabajan en equipo para poder empaparse un poco del conocimiento escrito (Korsbaek et al., 2011:4-19).

El currículum que se ofrece en la Unisur toma en cuenta los criterios epistemológicos, sociológicos y pedagógicos actuales, fruto de una reflexión previa, según la oportunidad y el principio de calidad sobre la cantidad y no fruto de intuiciones o posibilidades azarosas (Korsbaek et al., 2011:4-19).

Desventajas de no estar sujeto a normas y recursos oficiales

La Unisur sufre de una limitante: los fondos para operar. Al no ser un proyecto surgido por el estado, en su creación no recibió ningún tipo de fondos públicos y, como es una universidad de carácter público, jamás cobraría un solo centavo de colegiatura. El debate interno en la Unisur fue y sigue siendo buscar el registro oficial ante las autoridades educativas nacionales y estatales para entonces recibir fondos públicos o, por el contrario, mantener la autonomía total, pero sin ningún tipo de reconocimiento oficial (lo que entre otras cosas impide emitir títulos). Y es que obtener tal registro del gobierno implica coartar significativamente la autonomía de la Unisur.

En México existe una disposición que limita a una cantidad de universidades autónomas por estado de la república (permitiendo, eso sí, un número indefinido de ellas a nivel nacional). Como existe ya la Autónoma de Guerrero, la Unisur no puede aspirar a ese grado de autonomía y recibir reconocimiento y recursos por parte del estado aunque esto también puede implicar seguir ciertos lineamientos administrativos e incluso académicos.

Finalmente, después de cuatro años trabajando sin dinero (excepto por ingresos provenientes de proyectos de investigación que lleva a cabo una asociación civil paralela a la Unisur y a las donaciones -sobre todo en especie- que hacen los consejos comunitarios de los pueblos), la Universidad está buscando la aceptación oficial y el reconocimiento político administrativo.

El modelo de la Unisur espera lograr el aprendizaje mediante la transformación práctica de las relaciones sociales, de poder y organización económica de una comunidad, en este sentido es muy claro el compromiso de la lucha por la autonomía de las comunidades indígenas y por la reivindicación de los derechos políticos (Macías, 2011).

 

Comentario final

En México, si bien la educación superior ha ido logrando sus frutos pues a la fecha existen programas dirigidos a responder a las necesidades de los pueblos originarios, el hecho de que los jóvenes indígenas lleguen a este nivel constituye un privilegio para muy pocos y, si lo alcanzan, se debe al esfuerzo individual y familiar, que es muy poco valorado por las instituciones, y sus actores, de nivel superior.

Es notable la falta de instituciones de educación superior, si bien sólo podemos explicar una parte de este todo, no se puede ignorar que para generar una propuesta tendiente a una solución al problema de educación para los pueblos originarios se debe trabajar desde distintas disciplinas y con todos los organismos que tienen injerencia en las comunidades.

Bajo esta premisa, el gobierno del estado de Guerrero, en su carácter de gestor de la educación en todos los niveles, debe basarla de acuerdo con las necesidades de los pueblos -dejando las políticas neoliberales que impulsan la privatización de la educación- con el fin de acreditar, certificar y fortalecer la educación superior intercultural.

La Unisur ofrece un espacio a jóvenes indígenas, con miras a desarrollarse como un proyecto autónomo de educación. Se creó para formar hombres y mujeres con una visión crítica de las políticas neoliberales que el gobierno federal y estatal imponen, desconociendo los derechos de los pobladores y la diversidad cultural, bajo un modelo diseñado desde la esfera del poder que serviría tanto para los pueblos originarios del estado de Guerrero como para los pueblos del norte o de otras regiones del país sin considerar las especificidades locales, culturales, de historia o de condiciones ambientales. Por ende, los hallazgos de esta investigación muestran que las políticas educativas impuestas por la SEP todavía no han respondido a las necesidades reales del estado, por lo tanto, el proyecto de universidad intercultural, está diseñado más allá del derecho de los pueblos originarios. La SEP, junto con el gobierno del estado, debe rediseñar su modelo educativo de tener un currículum urbano en una comunidad rural, lo cual está privando a la población a participar en su proyecto de universidad intercultural.

Por tanto, la Unisur contribuye a la formación de los estudiantes con base en la diversidad cultural, a través del análisis, la reflexión y discusión de temas vinculados con sus tareas cotidianas considerando la planeación territorial y, lo más importante, compartirlo con su comunidad. La Unisur es ejemplo de un modelo educativo que articula un conjunto de servicios para sus usuarios, buscando con ello el encuentro entre el desarrollo de capacidades y el económico y social de los jóvenes y familias del medio rural.

La Unisur ha logrado hacer visible la diversidad cultural de los estudiantes y desarrollar acciones para atender las problemáticas de la población estudiantil indígena y potenciar sus capacidades y habilidades. No basta con crear políticas que favorezcan el ingreso de estos jóvenes a las universidades, es fundamental poner en marcha programas y políticas compensatorias que coadyuven en una experiencia escolar positiva.

No obstante, la evidencia obtenida en este trabajo, se sugiere que el modelo alternativo de enseñanza-aprendizaje se relacione más con los pobladores de la comunidad, además de ofrecer la oportunidad de empleos locales, debido a que en La Montaña de Guerrero se carece de desarrollo agrícola e industrial.

La Unisur está trabajando junto con las autoridades de la comunidad con el fin de promover un desarrollo comunitario más integral que favorezca la legitimidad de la cultura y los valores rurales; es decir, crear una relación familia-universidad-comunidad más activa, para promover que los jóvenes de las comunidades indígenas y rurales puedan seguir estudiando y con esto no corran el riesgo de quedarse en el camino y ver truncadas sus aspiraciones debido a que las necesidades económicas personales y familiares sean más apremiantes y los obliguen a colocarse en la disyuntiva de estudiar o alimentarse o bien apoyar para el sostenimiento familiar.

Así, el sector estudiantil indígena no sufrirá los estragos de una invisibilidad histórica, marcada por actitudes discriminatorias y racistas hacia sus formas de hablar, de ser e incluso de vestir, así como el menosprecio de su pertenencia a un pueblo originario.

Por último, quienes participamos en esta investigación vislumbramos el proyecto de la Unisur desde la perspectiva de educación no formal, ya que establece un desarrollo cognoscitivo, continuidad educativa, fomento al seguimiento de la formación, alternancia del estudio y trabajo comunitario. Si bien el proyecto de la Unisur ha hecho esfuerzos por ser una institución de educación intercultural reconocida por la SEP, éstos no han sido suficientes, para que el gobierno la reconozca dentro del marco institucional formal.

 

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