Exposición temporal: Dibújame un mapa de lo que no verás Casa del Lago de la UNAM. Primera Sección del Bosque de Chapultepec, s/n, San Miguel Chapultepec, 11850 Ciudad de México [Acceso peatonal por Av. Paseo de la Reforma, puerta principal al Zoológico] Del 8 de junio al 17 de noviembre de 2024
¿Qué es un mapa?, ¿es un objeto?, ¿es una imagen?, ¿es un documento?, ¿es una representación de la realidad?, ¿es una manera de analizar producciones literarias?, ¿es simplemente arte? Mónica Ramírez Bernal y Adriana Melchor Betancourt, curadoras de la exposición Dibújame un mapa de lo que no verás, abrieron al público una original propuesta museográfica en la Casa del Lago, recinto cultural que se ha caracterizado por programar exhibiciones de corte vanguardista y experimental.1
En un ejercicio colaborativo, durante dos años, las curadoras de esta exposición desarrollaron el proyecto que reunió a 15 artistas con 31 piezas que aluden a la cartografía. Ramírez Bernal se hizo cargo de la investigación, mientras que Melchor Betancourt asumió la logística y el montaje (Gaceta UNAM, 2024), con el respaldo de la Fundación Jumex de Arte Contemporáneo y la Casa del Lago. La participación se extendió a Arte&Cultura del Centro Ricardo Salinas Pliego, a la Biblioteca Justino Fernández del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, sitios que prestaron algunos de los mapas expuestos.
Entre las variadas acepciones que implica la palabra mapa, a la que podría definirse como una representación gráfica de un territorio, o de un plano que al imitar el espacio técnicamente refleja la realidad, el visitante presenciaba una muestra que rompía con tales concepciones. La exposición Dibújame un mapa de lo que no verás abría el telón con un fragmento del poemario The Cartographer Tries to Map a Way to Zion (2014), escrito por el artista jamaiquino Kei Miller,2 quien a través de sus versos contrasta la visión científica del cartógrafo con la del rastaman, es decir, las representaciones convencionales del espacio, donde se enuncian y representan territorios que existen, frente a lugares que no necesariamente son visibles.
Así, la exhibición se distanciaba por completo de la cartografía objetiva o de corte científico, la cual, de acuerdo con Peter Barber (2005, p. 6), formó parte de una tradición europea donde la representación matemática y geométrica del espacio era la única visión válida, hoy reforzada por los Sistemas de Información Geográfica. Ramírez Bernal y Melchor Betancourt formularon mirar el espacio más allá de lo evidente. Pensar los mapas desde una perspectiva artística que genera conocimiento y entendimiento en torno al espacio, es decir, como “un acto creativo que tiene la capacidad de hacer que nuevas nociones de territorio aparezcan frente a nuestros ojos” desde una “dimensión política de la cartografía” (Ramírez y Melchor, 2024).
Como se muestra en la Tabla 1, la mayor parte de los mapas exhibidos eran recientes, fueron producidos entre 2018 y 2024, aunque se presenta un segundo grupo que data de 1955 a 1959, y finalmente las obras más antiguas, elaborados entre 1936 y 1938. En términos de su producción, estas expresiones fueron realizadas en diversos formatos como luminarias, dibujos, gráfica, pintura acrílica u óleo, video, audio, en textiles, en impresiones sobre papel, entre otros. En algunos casos, las maneras de pensar un mapa trastocaban la idea de concebirlo como un plano y se ampliaba su repertorio al abarcar el performance, una instalación, los relatos orales, los bordados en algodón o en una alfombra, en un tablero en el piso con piezas de cerámica y fieltro, plasmados en un biombo o en cuero de puerco. Los movimientos del cuerpo y el lenguaje, la tradición oral que conecta rutas con paisajes, o un papel finamente cortado que a contraluz parecía una escultura que emulaba un tejido, ampliaron el concepto territorio (Figura 1).
Tabla 1 Mapas de la exposición Dibújame un mapa de lo que no verás.
Periodo de
elaboración de los mapas |
Autor/a | Número de mapas | Técnica o material |
2018-2024 | Alan Sierra | 6 | Luminaria de tubo de neón Tinta sobre papel |
María García Ibáñez | 1 | Tríptico de papel recortado a láser | |
Michelle Sáenz Burrola | 1 | Proyección monocanal | |
Gabriel Garcilazo | 1 | Pintura acrílica sobre puro y piel de cerdo | |
Mariana Castillo Deball y Carlos Sandoval | 1 con 6 archivos de audio | Comal oráculo y audio, mapa impreso sobre tela, espigas y flautas de barro negro | |
Antonia Alarcón | 5 | Bordado de algodón, hilos teñidos con tintes naturales | |
Alejandro “Luperca” Morales | 5 | Estambres acrílico y textil de algodón en reverso; impresión digital a color montada en cintra | |
Marek Wolfryd | 1 | Óleo sobre tela, aluminio de calcita amarilla sobre bases de resinas | |
Wendy Cabrera Rubio y Charlotte González | 1 | Piezas de fieltro y cerámica | |
1955-1959 | Vladimir “Vlady” Kibalchich Russakov y Pedro Friedeberg | 1 | Impresión sobre papel |
Vladimir “Vlady” Kibalchich Russakov | 1 | Impresión sobre papel | |
Sin autor | 4 | Impresión sobre papel | |
1936-1938 | Miguel Covarrubias | 1 | Impresión de tinta sobre tela |
Justino Fernández | 2 | Dibujo en técnica mixta sobre papel; cromolitografía sobre papel |
Fuente: Elaboración propia.

Fuente: Marcela Mijares Lara, archivo de campo, 23 de junio de 2024.
Figura 1 Ensayo sobre mapas, diálogo coreográfico de Michelle Sáenz Burrola.
Si bien algunos artistas plantearon su noción sobre el espacio, otros tomaron como referencia, por ejemplo, un códice del siglo XVI donde se subvirtió la narración cartográfica del mito fundacional de Tenochtitlán o la Crónica de Michoacán de Fray Pablo Beaumont. Otras propuestas recuperaron la cartografía digital o la información oficial estadística de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), e incluso se combinó lenguaje cartográfico con dibujo. El punto en común de esta exposición fue la crítica al orden hegemónico, la cual se advirtió en la mayor parte de los mapas. Los casos más elocuentes fueron los referidos al imperialismo estadounidense en el Pacífico y el Caribe a principios del siglo XX, así como la cuestión de los flujos migratorios y las fronteras, la violencia y la discriminación por el color de piel3 (Figura 2).

Fuente: Marcela Mijares Lara, archivo de campo, 23 de junio de 2024.
Figura 2 Mapas de Antonia Alarcón, de la serie Todos los campos del mundo.
Al concluir el recorrido daba la impresión de que era irreconciliable la mirada científica con la artística, y que quizá podría ser mejor esta última porque se atrevía a expresar más certezas que un tradicional muestrario cartográfico o los planos georreferenciados. Sin embargo, los mapas no solo son meras representaciones gráficas ni exclusivamente actos creativos; en cada uno de estos se ha construido la realidad, a través de los cuales conocemos e incluso interpretamos las intenciones de sus autores (Harley, 2005, pp. 61-65). En ese sentido, Ramírez Bernal ha señalado que un artista como Miguel Covarrubias empleaba el arte para expresar ideas científicas de forma didáctica en sus mapas (2018, p. 97), planteamiento que se vislumbró tanto en el guion museográfico, como en cada uno de los mapas seleccionados. Dibújame un mapa de lo que no verás introdujo elementos pedagógicos que se apartaban de los esquemas tradicionales de nociones como espacio y tiempo, al ofrecer una cartografía que superaba la oposición entre lo objetivo y lo subjetivo, priorizando el entendimiento del mundo exterior. (Figura 3).

Fuente: Marcela Mijares Lara, archivo de campo, 23 de junio de 2024.
Figura 3 Exposición Dibújame un mapa que no verás.
Entre líneas, esta exposición temporal igualmente reafirmaba la importancia del trabajo interdisciplinario entre la geografía, la historia y el arte, al condensar una diversidad de formas e ideas sobre el territorio en un tiempo determinado, las cuales, al ser presentadas en diversos formatos, pusieron en primer plano lo que no siempre se enuncia, se convirtieron en una herramienta poderosa para la enseñanza, al tiempo que ejercitamos nuestra libertad interpretativa.