Exposición: Virreinato entre mares. Museo de El Carmen Sala de Arcos, planta baja Av. Revolución 4 y 6 San Ángel, alcaldía Álvaro Obregón, 01000, Ciudad de México Del 18 de junio al 22 de septiembre de 2024
¿Qué es la mar? Ese cúmulo inmenso de agua que separa y une territorios, continentes y culturas del mundo, es el ámbito de la geografía y la historia globales. Los espacios marítimos no son ni han sido agentes pasivos en tiempo y espacio; al contrario, fueron partícipes y protagonistas de la actividad humana, así como de la construcción del sistema- mundo que conocemos hoy en día. La exposición Virreinato entre mares, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tiene como principal interés el mar en el periodo novohispano de la historia de México. No ha sido fortuito elegir el Museo de El Carmen, ubicado en el barrio de San Ángel de la Ciudad de México, como sede de la exposición. Ahí la Virgen del Carmen, patrona de los carmelitas descalzos, a quienes desde 1585 pertenecía el inmueble conventual del actual museo, representa la advocación mariana protectora de los marineros y pescadores. Esta virgen se convirtió en Campeche en el símbolo de identidad de los pobladores costeros debido a una batalla que tuvo lugar el 16 de julio de 1717, donde expulsaron a los ingleses de la Isla de Términos, victoria que se le adjudicó a la protección de dicha virgen a los marineros en guerra.1
¿Qué mejor lugar al elegir este convento donde los carmelitas introdujeron el culto a la patrona de los que viajan en altamar?2 Bajo esta premisa, los curadores de la exposición, Karina Romero Blanco3 y Marco Silva Barón4, seleccionaron 65 piezas que proceden de distintas regiones de Nueva España, España, China, Filipinas, Italia, Portugal y Francia, de los siglos XVI al XVIII, provenientes de 13 acervos de la Ciudad de México, Puebla y Campeche, todos pertenecientes al INAH.5 Se han incluido las investigaciones de arqueología subacuática del mismo instituto, con algunos de los objetos rescatados del pecio Ancla Macuca del Arrecife Alacranes en Campeche, un navío mercante que naufragó en el siglo XVIII.
¿Cuál es la relevancia de esta exposición que nos lleva a bordo? En primer lugar, el mérito de presentar al mar como elemento pedagógico de una exposición para la enseñanza de la geografía e historia de México, lo cual es destacable frente a otros museos que se enfocan en los acontecimientos y cultura material de tierra adentro. En segundo lugar, hay que mencionar que, a excepción de las comunidades costeras y portuarias, la sociedad mexicana no se identifica con el entorno marítimo (González, 2013, p. 159), por lo que Virreinato entre mares cobra valor al invitarnos a voltear la mirada a estos espacios que también forman parte del patrimonio cultural de México. Esta muestra inédita se abasteció exclusivamente de las valiosas piezas de los acervos museográficos del INAH (Tabla 1).
Tabla 1 Guía pedagógica de la exposición Virreinato entre mares.
| Temática | Pieza representativa | Procedencia |
| La religión y la fe | Pinturas virreinales de la Virgen del Carmen, Nuestra Señora de la Soledad | Museo de El Carmen |
| Naves históricas | Maqueta de madera de Carabela de tres mástiles siglo XX | Museo Nacional del Virreinato |
| La evangelización | Óleo San Francisco Xavier Andrés López, siglo XVIII | Ex convento de Santa Mónica |
| Alegorías religiosas de la navegación | Óleo sobre lámina: alegoría de la Inmaculada Concepción como fuente de vida | Museo Nacional del Virreinato |
| El mar, vía de intercambio | Cerámicas de botellones, talaveras, marfiles. Coco chocolatero, siglo XVIII | Museo Nacional de Historia |
| Comercio | Grabado aguafuerte: bienaventurado Felipe de Jesús a las Islas Filipinas destinado al comercio, 1801 | Museo Nacional de Arte |
| La navegación | Litografía: Puerto de la Vera Cruz con el fuerte de San Juan de Ulúa, siglo XX | Colección Museo Nacional de Historia |
| La virgen del Carmen | Óleo sobre lienzo: La Virgen le entrega el Santo Escapulario a San Simón de Stock, siglo XVIII | Museo de El Carmen |
| Cartografía e instrumentos | Carta de América 1776, impresa. Reloj de arena, siglo XVII, balanza siglo XIX | Museo Nacional de Arte. Mapoteca Histórica de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Museo Nacional de las Intervenciones |
| Vida cotidiana | Balas de cañón, siglo XVIII | Museo Nacional del Virreinato |
| Santidades para afrontar el mar | Exvoto de doña Gertrudis Castañeda a la Virgen de la Soledad, 1840 | Museo Nacional de las Intervenciones |
| Protectores de los marinos | Óleo: Santa María del Socorro, Nuestra Señora de la Barca, siglo XIX | Museo de El Carmen |
| Testimonios del fondo del mar | Piezas rescatadas del pecio Ancla Macuca: joyero, esmeralda, mondadientes y rosarios | Museo Nacional San Carlos. Biblioteca Museo Nacional de Historia, Centro INAH Campeche |
Fuente: elaboración propia.
El guion museográfico tiene el objetivo de darnos un panorama amplio de los entornos acuáticos. La exposición se dividió en tres salas, con una entrada señorial en la Sala de Arcos y una cédula introductoria que presenta al mar en el desarrollo histórico del mundo entero, a la par de una instalación pictórica, ante todo, inspiradora. Al explorar la sala principal dividida en dos partes, encontramos en los muros y vitrinas algunas piezas relacionadas con el mar, que invitan a un libre recorrido por parte del visitante. La sala propone ingresar al espacio sagrado del mar por medio de grabados, óleos de santos y mapas, y saltar al espacio cultural a bordo de las naves, apreciar las conectividades globales y las tecnologías geográficas, y finalizar con el tema de la religión asociada al ámbito marino (Figura 1). La museografía y museología actuales han optado cada vez más por la economía de la palabra y la preeminencia de la imagen adaptadas al espacio curatorial de las exposiciones temporales, de modo que el público tiene la libertad de zigzaguear, ir y regresar entre una sala y otra.

Fuente: Héctor Mendoza Vargas, archivo de campo, 9 de julio de 2024.
Figura 1 Vista de la sala principal. Sala de Arcos. Museo de El Carmen.
Integramos cuatro ejes, con las cédulas temáticas de la exposición, ordenadas a continuación:
1. El espacio sagrado en el mar, se integró de cinco temas: a) la religión y la fe, b) la evangelización, c) la virgen del Carmen, d) las santidades para afrontar el mar, e) los protectores de los marinos
Este es el espacio más notable de la argumentación de la exposición. Primeramente, sitúa la advocación mariana de la Virgen del Carmen al establecer una relación entre la fe y el espacio marítimo. Esto resulta aún más claro cuando otra de las formas para referirse a Nuestra Señora del Carmen es Stella Maris, es decir, “Estrella del Mar” que guía a los marineros en la travesía, más aún, que los protege. La fe siempre ha acompañado los pasos del ser humano sobre la Tierra, ya que, como indica Norbert Elías, ofrece esperanza en forma de eternidad. (Elías 2022, p. 25) Cuando la fe se institucionaliza en religión, ya no solo acompaña, sino que orienta los pasos en la travesía, como otros protectores y santidades de marinos. La equiparación de la iglesia como una barca nos la muestra la exposición con una cita del padre San Ambrosio, quien recuerda el pasaje bíblico de la embarcación de los apóstoles agitada por las olas donde la caminata de Cristo sobre las aguas calma tal embravecimiento. Aquí el mar, los barcos y sus infortunios han sido elementos para ejemplificar la fe (Trejo, 2015, p. 16).
2. La construcción náutica y el espacio cultural a bordo, se compuso de tres temas: a) las naves históricas, b) la vida cotidiana, c) los testimonios
Es interesante observar en esta parte de la exposición la figura de la embarcación como espacio de vivencias puntuales que crearon rutinizaciones, nuevas sociedades y prácticas que sucedieron exclusivamente en el mar. En este espacio se presentó una tipificación de algunas de las distintas embarcaciones, su tonelaje y alcances marítimos, así como con una maqueta a escala de una carabela de tres mástiles que nos abre la imaginación a la experiencia náutica, dividida en dos contextos: en lo terrestre y lo marítimo. El primero desde la construcción náutica y su posterior carga mercantil. Y el segundo, la navegación por varios días o incluso meses, donde la embarcación se transforma en un espacio cultural, especialmente apegado a la vida cotidiana donde los testimonios provienen de los diarios, narraciones escritas o elementos materiales, por ejemplo, los que ha traído a la luz el pecio de Ancla Macuca, resultado de la arqueología subacuática, aunado a uno de los momentos más terribles vividos en altamar, un naufragio, como se observa en el audiovisual "Tras las huellas del Juncal, crónica de una expedición", en la sala contigua sobre la historia del galeón español hundido, en 1631, en la ruta de Veracruz a La Habana (Trejo, 2019, p. 54).
3. Las conectividades globales, presentó tres temas: a) el mar, vía de intercambio, b) el comercio, c) la navegación
En este apartado se presentaron los intercambios comerciales que agudizan la mirada del público hacia las redes transoceánicas, destacan las piezas expuestas como cerámicas, talavera, platería y plumería. Aquí resalta la ubicación geográfica del territorio novohispano, visto como punto de encuentro entre dos mares: el Atlántico con la Carrera de Indias y el Pacífico con la ruta del Galeón de Manila. La movilización de plata, consumo de géneros asiáticos y la instalación de redes marítimas a través de los puertos, dieron origen al fenómeno conocido como conectividad global. En esta parte de la exposición se destacaron los mercados integrados, y por supuesto, las implicaciones socioculturales que se gestaron de manera paulatina en la cultura novohispana (Gordon y Morales, 2022, p. 102).
4. Las tecnologías geográficas, con un tema: a) las cartografías e instrumentos
En este apartado se presentó la cultura material a bordo de los barcos y a disposición de los marinos durante la travesía, compuesta por relojes de arena, balanzas, astrolabios y cartas náuticas, los cuales ayudaban a la ubicación de los navegantes en mar abierto. Así mismo, los instrumentos científicos y el uso de mapas, derroteros, manuales de navegación y cartas náuticas orientaban la embarcación en el espacio marítimo (Figura 2). Por otro lado, la visión de la geografía se equiparó con la cartografía y los instrumentos náuticos, sin embargo, no tiene mayor protagonismo en esta exposición por el espacio menor dedicado a los mapas.

Fuente: Fernanda Martínez Muñoz, archivo de campo, 9 de julio de 2024.
Figura 2 Pedro Manuel Cedillo (1745). Tratado de cosmografía y náutica. Cádiz. Imprenta Real de Marina. Biblioteca del Museo Nacional de Historia. Ciudad de México.
Por otra parte, es importante señalar que, a mediados del siglo XX, se comenzó a replantear el lugar del mar en la historiografía. Actualmente hay varios grupos de especialistas interesados, tanto los investigadores del INAH como de la UNAM coinciden en la centralidad de los mares dentro de la historia mexicana. Sin embargo, cada uno tiene sus modos de trabajo, en sus especialidades y quehaceres. El INAH, por ejemplo, con el objetivo de rescatar y conservar el patrimonio arqueológico sumergido, ha destinado más recursos económicos en la búsqueda de naufragios,6 aunque nos preguntamos: ¿qué tanto de la materia subacuática estuvo montada en la exposición? En el discurso museográfico se detectó un menor número de piezas procedentes de los fondos marinos (calculamos, grosso modo, una cuarta parte del total de la exposición), principalmente en el espacio de la segunda sala con algunos objetos del pecio de Ancla Macuca (Tabla 1) y adicionalmente, las explicaciones ofrecidas en el video sobre el naufragio Nuestra Señora del Juncal (Trejo, 2020).
Es aquí en donde extrañamos un diálogo con los investigadores de la UNAM que no se sumergen al mar, pero que se zambullen en los documentos y han planteado las temáticas desde el fondo de los archivos, con lo que nos dan a conocer las siguientes perspectivas marítimas: la cultura material, la prosopografía, el paisaje cultural marítimo, la cartografía y sus monstruos marinos, las narraciones de viajeros, las nuevas tecnologías geográficas y de humanidades digitales, que en conjunto, han ofrecido nuevas discusiones y propuestas interdisciplinarias, y colocan a los espacios marítimos como parte del devenir de las sociedades, venciendo miedos y desafíos, entre exploraciones, accidentes navales e intercambios comerciales.
Una reflexión final acerca de esta exposición nos lleva a pensar varios puntos. Uno, que no hay que generalizar a los espacios marítimos. Existen varias geografías, sociedades y desarrollos culturales que conllevaron procesos distintos en la época colonial y que merecen visibilidad en estos proyectos curatoriales. En la Nueva España, por ejemplo, existieron otro tipo de navegaciones no occidentales, a escalas regionales y locales, que también tienen su lugar dentro de la historia mexicana, señaladamente la tecnología náutica indígena que provino de las sociedades originarias y que también formaron parte de la historia marítima.
También es deseable en estas propuestas museográficas un diálogo fructífero entre las instituciones con otros acervos disponibles en la Ciudad de México que propicien intercambios, por ejemplo, con las vastas colecciones del Museo Franz Mayer en la materia. Las alianzas institucionales beneficiarían las ideas y contenidos del guion museográfico de esta exposición. Todo lo anterior con la finalidad de recuperar el patrimonio cultural marítimo y su fascinante historia cada vez más desafiante y estimulante (Pinzón y Trejo, 2019, p. 9).
Virreinato entre mares cumple con el objetivo de situar al espacio marítimo como protagonista que articula distintos ámbitos de la sociedad y cultura mexicanas, esto es una innovación pedagógica que debe resaltarse. Esto ha quedado integrado en la amplitud de los cuatro ejes temáticos aquí ordenados, y que merecen una mayor promoción para orientar la mirada del público mexicano hacia el papel cultural del mar en la historia de México.










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