Introducción
La temperatura superficial global fue 1.1 °C más alta durante el período 2011-2020 que en el de 1850-1900, lo que ha ocasionado impactos adversos generalizados en la seguridad alimentaria e hídrica, la salud humana, las economías y la sociedad, así como pérdidas y daños a la naturaleza y las personas. Además, históricamente las comunidades vulnerables que han contribuido menos al cambio climático actual están siendo afectadas de manera desproporcionada (IPCC, 2023). Este cambio climático inducido por el ser humano, debido a la emisión de gases de efecto invernadero, además de causar un incremento global en las temperaturas, está conduciendo a ondas de calor más frecuentes y más intensas desde los años 1950, y han provocado incrementos en la mortalidad y morbilidad humanas (Ma et al., 2015; Wang et al., 2016; Debnath et al., 2023), y algunos eventos de calor extremo se han reportado desastres de salud pública, como los de Chicago en julio de 1995 (Semenza et al., 1996), el occidente de Europa en 2003 (Kosatsky, 2005; Poumadere et al., 2005) y en la Federación Rusa en julio y agosto de 2010 (Fischer y Knutti, 2015).
La Organización Mundial de la Salud estimó que el calentamiento global causó un exceso de 140 000 muertes en 2004 en comparación con 1970 (World Health Organization, 2010); dichos eventos de calor extremo se han intensificado en las ciudades, muy probablemente por el efecto añadido de calentamiento producido por las islas de calor urbanas (ICU) (Lowe, 2016; Cuerdo et al., 2023).
Respecto a las ondas cálidas no existe una definición universalmente aceptada (Robinson, 2001), pero se entiende que son períodos de tiempo inusualmente cálidos y secos o cálidos y húmedos, con un sutil inicio y cese, duración de al menos dos o tres días, responsables de una alta tasa de mortalidad y morbilidad y que varían en carácter e impacto aún en una misma localidad, es decir, son relativas al clima de un lugar (World Meteorological Organization y World Health Organization, 2015).
Durante dichos períodos, no solo las temperaturas diurnas alcanzan valores elevados, sino que las nocturnas y los niveles de humedad también pueden aumentar mucho más allá de su media a largo plazo. Los eventos de calor extremo, además de afectar negativamente a la salud humana, quebrantan la estabilidad social, incrementan la demanda de energía y afectan el suministro de agua (Nairn y Fawcet, 2013); el comercio minorista de ropa, el turismo y los servicios ecosistémicos también pueden verse afectados, de modo que puede haber “ganadores y perdedores” socioeconómicos (World Meteorological Organization y World Health Organization, 2015).
Además de los factores termorregulatorios, las características demográficas y socioeconómicas pueden determinar un nivel individual de riesgo; las ondas cálidas tienen mayor probabilidad de impactar a poblaciones vulnerables, es decir, a personas mayores y niños, individuos con condiciones de enfermedad preexistentes, vivir socialmente aislados, sin aire acondicionado, sin hogar, no tener acceso a información oportuna de las temperaturas y afectaciones en la salud, estar incapacitado para moverse, sufrir de alguna enfermedad mental, no ser capaz de auto cuidarse y condición de pobreza en las zonas urbanas, condición que los pone especialmente en riesgo debido a su baja capacidad adaptativa (NIHHIS, 2023).
En una revisión (Campbell et al. 2018) se identificaron 854 lugares en los que se investigaron los efectos en la salud provocados por las ondas cálidas. Las zonas mayormente estudiadas fueron las zonas templadas de América del Norte y sur de Europa, el este de China y sur de Australia. Muy pocos estudios en las zonas tropicales y de montaña, y prácticamente ningún estudio en América del Sur y Centroamérica. En esa revisión no se mencionan los estudios elaborados para México, y uno que reviste particular importancia es el realizado para la ciudad de México (Jáuregui, 2009), cuya ubicación es en los trópicos (19° 30' N, 99° 10' W) sobre un valle de gran altitud (2250 msnm), en el que se define una onda cálida cuya temperatura registra valores superiores a 30 °C durante tres o más días y una temperatura media diaria ≥ 24 °C; en el período de 1880 a 2005 se identificaron 88 períodos de calor extremo y una frecuencia creciente de ondas cálidas en un análisis decadal: de seis en los años 1950 a 16 en la década de 1990. Otro estudio realizado para México es el de Diaz-Caravantes et al. (2014) en el que encontraron que durante el período 2002-2010 fallecieron 393 personas por calor natural excesivo, la mayor parte en el noroeste del país.
Asimismo, los estudios realizados para la ciudad de Mexicali, Baja California, México, tienen una connotación particular ya que en ella se registraron las temperaturas más altas de todo el país durante el verano (García-Cueto y Santillán, 2012) y un índice muy alto de vulnerabilidad social por ondas de calor (Cordero, 2017), lo que da como resultado una gran cantidad de afectados por este fenómeno natural. En torno a este tema se han realizado algunos estudios, por ejemplo, García-Cueto et al. (2009), definieron a una onda cálida como la temperatura máxima diaria que excede el percentil 90, al menos durante dos días consecutivos; la temperatura seleccionada fue de 44 °C. En el período de 1951 a 2006 encontraron 284 ondas cálidas, más frecuentes en el mes de julio, y una duración, en su mayoría, de 2 a 4 días. De 1991 a 2006 se contabilizaron 113 ondas cálidas, mientras que de 1975 a 1990 hubo 59 ondas cálidas, un incremento de casi el 100% en solo 15 años. Este aumento en la duración e intensidad de estas ondas guarda consonancia con lo esperado por el cambio climático global, aunado al proceso de urbanización. Jaramillo et al. (2011) evaluaron 77 ingresos al servicio de urgencias del Hospital General de Mexicali de 2006 a 2010 con diagnóstico de golpe de calor, con una mortalidad del 32% (24 fallecidos). Contreras-Navarro et al. (2016) identificaron las principales variables que causan la formación de una onda cálida y la definieron como aquel fenómeno con duración de dos días o más cuando la temperatura máxima diaria ≥ 42 °C y temperatura mínima diaria ≥ 29 °C. Propusieron la modelación, mediante algoritmos de inteligencia artificial, y encontraron que las redes neuronales tuvieron el mejor desempeño, por lo que concluyeron que el modelo generado para la predicción de las ondas cálidas en Mexicali podría ser utilizado en un sistema de alerta temprana.
En México se tienen muy pocos estudios publicados en revistas científicas sobre las ondas cálidas a pesar de sus afectaciones recurrentes en la morbilidad y mortalidad de sus habitantes, lo que puede deberse a varias causas: 1) falta de información fidedigna y oportuna en el sector salud, tanto a nivel nacional, como estatal y municipal, 2) carencia de recursos económicos, y 3) falta de investigadores dedicados a este tema. Afortunadamente, la primera causa está siendo atendida, ya que a partir del 2005 la Secretaría de Salud del Gobierno Federal de México empezó a publicar información mensual y anual, de la morbilidad y mortalidad, como producto del calor y frío extremos. La información se encuentra disponible en: https://www.gob.mx/salud/documentos/informes-semanales-para-la-vigilancia-epidemiologica-de-temperaturas-naturales-extremas-2024.
Asimismo, la exposición a los peligros climáticos está aumentando a nivel mundial y el paradigma naturalista de que nada se puede hacer con respecto al riesgo que representan los fenómenos naturales ya no se sostiene, pues los desastres no son naturales, sino producto de condiciones de vulnerabilidad y exposición, derivados en gran medida de aspectos socioeconómicos y de desarrollo no resueltos, como elevados índices de construcciones informales, marginación, pobreza y escaso ordenamiento urbano y territorial (Mayrhuber et al., 2018).
Con el contexto anterior, y a partir de los resultados encontrados para la ciudad de Mexicali por Contreras-Navarro (2011), los objetivos de este artículo son: 1) actualizar la incidencia en la salud debido a las ondas cálidas y 2) establecer estrategias de mitigación mediante un índice físico de vulnerabilidad para Mexicali, Baja California, México.
Materiales y métodos
Descripción de la zona de estudio
La ciudad de Mexicali es la capital del estado de Baja California. Se encuentra en el Desierto Sonorense, al noroeste de México; limita al norte con el estado de California, Estados Unidos, y hacia el oeste con el estado de Sonora, México (Figura 1). Es una aglomeración urbana en medio del desierto cuya fuente de expansión física y de crecimiento económico fue inicialmente la actividad agrícola; actualmente las actividades industriales y comerciales son más importantes. El más reciente censo de población y vivienda (INEGI, 2020) contabilizó 854 186 habitantes.
El clima es del tipo BW(h')(hs)x', de acuerdo con la clasificación de García (2004), lo que indica un clima árido seco con amplia variación térmica mensual y lluvias en invierno. Mexicali es una de las ciudades más calientes de México, con temperatura máxima promedio en julio de 42.5 °C; el 28 de julio de 1995 alcanzó la temperatura máxima histórica de 52 °C, la más alta desde el año 1948, cuando se empezó a llevar un registro continuo (García-Cueto y Santillán, 2012). La Alta Presión semipermanente del Pacífico Noroeste es la principal responsable del clima desértico de la región ya que por sus movimientos de subsidencia inhibe la formación de nubes y precipitación.
Metodología
Se utilizaron dos enfoques para abordar el problema del impacto de las ondas cálidas en la salud de los habitantes de la ciudad de Mexicali. El primero se encargó de cuantificar las afectaciones a la salud mediante el empleo de boletines epidemiológicos complementada con otras fuentes de datos locales, que se describen en la siguiente sección, mientras que el segundo enfoque se orientó a estimar el riesgo físico por las temperaturas extremas mediante criterios de vulnerabilidad (CENAPRED, 2006). La unión de ambos enfoques permitió discutir el riesgo de las ondas cálidas en el contexto socioeconómico local y su utilización como estrategia de mitigación de riesgo en las poblaciones vulnerables.
Afectaciones a la salud por ondas cálidas
A partir de los boletines epidemiológicos semanales de la Secretaría de Salud del gobierno de México (https://www.gob.mx/salud/documentos/informes-semanales-para-la-vigilancia-epidemiologica-de-temperaturas-naturales-extremas-2024), se obtuvieron datos cuantitativos acerca de los daños a la salud ocasionadas por temperaturas cálidas extremas (temperaturas cálidas extremas y ondas cálidas se usan indistintamente en este artículo). A partir del 2008, las definiciones operacionales de caso para la vigilancia epidemiológica por las altas temperaturas son: golpe de calor (que incluye insolación), agotamiento por calor (que incluye deshidratación) y quemaduras solares graves (segundo y tercer grado). Una deficiencia en esta clasificación es que, al incluir en el golpe de calor a las personas que sufren de insolación, se produce una subestimación de las defunciones, como se verá más adelante. El acceso a otras fuentes de datos, de morbilidad y mortalidad, ocasionadas por ondas cálidas en Mexicali (Contreras-Navarro, 2011; Inzunza-Castro, 2019) permitió extender el período de análisis de 2002 a 2013.
Índices de riesgo por temperaturas extremas
Dado que los daños a la salud por temperaturas extremas dependen de la vulnerabilidad, tanto física como social, se estimaron índices de riesgo a nivel de área geoestadística básica (AGEB) al interior de la ciudad de Mexicali. A continuación, se muestra el método de estimación.
El Índice de Riesgo Físico (IRF) es una medida de la probabilidad de daños y pérdidas a razón del encuentro de un evento extremo o peligro con una comunidad vulnerable. El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED, 2006) propone su cálculo mediante la siguiente fórmula:
Donde:
IRF = |
Índice de riesgo físico |
IVF = |
Índice de vulnerabilidad física |
IM = |
Índice de vulnerabilidad social |
El Índice de Vulnerabilidad Física (IVF) da cuenta de la fragilidad del hábitat ante ciertos eventos extremos. CENAPRED (2006) se refiere principalmente a la vulnerabilidad de las viviendas a sismos y vientos, y propone su cálculo a partir de cuatro elementos: la calificación del desempeño de la vivienda según su tipología (Vi), la calificación del tipo de vivienda con el peor desempeño (Vp), el nivel de peligro en el lugar (Pi) y el nivel de peligro máximo posible en el territorio nacional (PM). Estos dos últimos se obtienen a partir de la regionalización de las amenazas en el territorio nacional.
Debido a que el IVF no fue diseñado para temperaturas extremas, Ley-García et al. (2006) realizaron algunos ajustes metodológicos en la definición del nivel de peligro y la tipología de las viviendas. Para su cálculo se utilizó la información de materiales de muros y techos de la vivienda de INEGI (2010), cuya combinación dio como resultado la Tabla 1.
Tabla 1 Tipología de la vivienda para temperaturas extremas.
Tipo Cenapred | Tipo
(muestra censal) |
Combinación
de materiales |
Vi | Conductividad |
1 | 1 | Muros rígidos con techos rígidos | 3 | Media |
2 | 2a | Muros rígidos con techos flexibles tipo A | 4 | Alta |
2b | Muros rígidos con techos flexibles tipo B | 2 | Baja | |
3 | 3 | Muros de adobe con techos rígidos | 2 | Baja |
4 | 4a | Muros de adobe con techos flexibles tipo A | 3 | Media |
4b | Muros de adobe con techos flexibles tipo B | 1 | Muy baja | |
5 | 5a | Muros flexibles tipo A con techos flexibles tipo A | 5 | Muy alta |
5b | Muros flexibles tipo A con techos flexibles tipo B | 3 | Media | |
5c | Muros flexibles tipo A con techos rígidos | 4 | Alta | |
5d | Muros flexibles tipo B con techos flexibles tipo A | 3 | Media | |
5e | Muros flexibles tipo B con techos flexibles tipo B | 2 | Baja | |
5f | Muros flexibles tipo B con techos rígidos | 2 | Baja |
Fuente: Ley-García et al. (2011).
Para la clasificación realizada debe entenderse que:
Los muros rígidos son de tabique, ladrillo, block, piedra, cantera, cemento o concreto.
Los techos rígidos son de losa de concreto o viguetas con bovedilla.
Los muros flexibles tipo A son de material de desecho, lámina de cartón, de asbesto o metálica.
Los techos flexibles tipo A son de material de desecho, lámina de cartón, metálica o de asbesto.
Los muros flexibles tipo B son de carrizo, bambú, paja, embarro o bajareque, madera.
Los techos flexibles tipo B son de paja o palma, madera o tejamanil, terrado con viguería, teja.
Con respecto al Índice de Vulnerabilidad Física por AGEB, la clasificación se dio en función de tres combinaciones posibles: muro rígido con techo rígido (1), muro rígido con techo flexible (2) y muro flexible con techo flexible (5). Las proporciones de estos tipos de vivienda en el AGEB (Pi) fueron multiplicadas por la peligrosidad (Vi) que les corresponde y sumadas, para obtener el nivel de peligro de la unidad espacial (IVF = P1V1 + P2V2 +P5V5).
El Índice de Vulnerabilidad Social (IM) es el resultado de clasificar en cinco niveles el Grado de Vulnerabilidad Social (GVS). Este último se obtiene a partir de la suma ponderada de tres factores: 1) la vulnerabilidad socioeconómica (VSE), 2) la vulnerabilidad de capacidad de prevención y respuesta (VCPR), y 3) la vulnerabilidad por percepción local del riesgo (VPLR) que se obtuvo a partir de una encuesta a una muestra aleatoria de 385 hogares (UABC, 2011).
Resultados
Afectaciones a la salud por ondas cálidas
En la Tabla 2 se reportan los daños a la salud por temperaturas cálidas extremas en Mexicali, B.C., de 2014 a 2023.
Tabla 2 Daños a la salud por temperaturas cálidas extremas en Mexicali, B.C. de 2014 a 2023.
Año | Golpe de
calor |
Agotamiento
por calor |
Quemadura
solar |
Total |
2014 | 33 | 44 | 1 | 78 |
2015 | Sin datos | Sin datos | Sin datos | Sin datos |
2016 | 36 | 26 | 1 | 63 |
2017 | 35 | 19 | 2 | 56 |
2018 | 65 | 38 | 1 | 104 |
2019 | 36 | 20 | 0 | 56 |
2020 | 35 | 8 | 2 | 45 |
2021 | 51 | 380 | 0 | 431 |
2022 | 76 | 82 | 2 | 160 |
2023 | 51 | 10 | 0 | 61 |
418 | 627 | 9 | 1054 |
Por la agrupación que la Secretaría de Salud realiza bajo el rubro golpe de calor, en el que incluye insolación, no fallecen todos los que se reportan en esa columna de la Tabla 2. El número total de personas afectadas fue de 1054, de las cuales 418 (39.7%) fueron por golpe de calor, 627 (59.5%) de agotamiento por calor y 9 (0.8%) por quemadura solar. El año 2021 reporta el mayor número de daños a la salud con 431 personas, siguiéndole el año 2022 con 160 personas. El número menor fue en el 2020 con 45 personas.
Los estudios de Contreras-Navarro (2011) e Inzunza-Castro (2019) abarcan los períodos 2002-2009 y 2007-2018, respectivamente, los cuales fueron muy útiles para completar la información obtenida de la Secretaría de Salud de 2014 a 2023. De los resultados encontrados de 2002 a 2013, los más sobresalientes fueron los siguientes. Las edades en las que más se presentaron los efectos por las ondas cálidas fueron entre los 30 y 55 años, 95% del sexo masculino y 5% del sexo femenino, el 89% oriundos de Mexicali y el 11% foráneos. Los meses en los que se presentaron afectaciones por ondas cálidas fueron de mayo a septiembre, siendo julio y agosto los más severos, con 46.4% y 30%, respectivamente. Le siguieron junio, septiembre y mayo con 15.3%, 5.1% y 3.2%, respectivamente. Las afectaciones reportadas en el período 2002 a 2013 no difieren sensiblemente del período 2014-2023, reportado en el párrafo anterior, puesto que los afectados por golpe de calor fueron un 42%, agotamiento por calor un 57%, y los de quemadura solar, junto con los deshidratados, solo un 1%. También se observó que se presentaban más casos de personas afectadas y defunciones cuando la temperatura era mayor a 43 °C por más de dos días consecutivos, incrementándose el número de casos al continuar la temperatura elevada por varios días, lo que coincide con Kalkstein et al. (1991) y Harlan y Ruddell (2011). Las ocupaciones más habituales de los afectados (Contreras-Navarro, 2011) fueron las de oficios realizados al aire libre, los que no tienen hogar o que tienen problemas mentales y de drogadicción.
En la Figura 2 se muestran las defunciones por golpe de calor en Mexicali, B.C., de 2002 a 2023. En ese período hubo 332 defunciones, con los valores máximos de 35 en 2006 y de 45 en 2023; los valores mínimos fueron en 2002 y 2003, con 1 y 5 defunciones, respectivamente. En los períodos 2002-2006, 2008-2011 y 2017-2023 se tienen tendencias ascendentes que culminan con el mayor número de defunciones, con 35, 22 y 45 casos en 2006, 2011 y 2023, respectivamente.
En la Tabla 3 se observan los efectos en la salud de las ondas cálidas que se presentaron entre 2007 y 2013. La información original proporcionada por el hospital general de Mexicali (M. R. Lomelí, comunicación personal, 3 de mayo de 2014) fueron combinados para presentarse de acuerdo con la clasificación oficial de la secretaría de salud; para la Tabla 2 se incluyen dos categorías: golpe de calor y deshidratación.
Tabla 3 Eventos de onda cálida (2007-2013) y efectos en la salud de la población de Mexicali, B.C. de 2007 a 2013.
Afectación | 2007 | 2008 | 2009 | 2010 | 2011 | 2012 | 2013 | Total |
Golpe de calor | 12 | 7 | 12 | 18 | 22 | 8 | 13 | 92 |
Deshidratación | 16 | 14 | 9 | 10 | 16 | 10 | 8 | 83 |
Total | 28 | 21 | 21 | 28 | 38 | 18 | 21 | 175 |
Fuente: M. R. Lomelí, comunicación personal, 3 de mayo de 2014.
De acuerdo con la Tabla 3, el total de personas afectadas fue de 175, de las cuales con golpe de calor fueron 92, con el valor máximo en el 2011 con 22 casos, y el valor mínimo en el 2008 con 7 casos. El número total de deshidratados fue de 83, con el mayor número en 2011 con 38 casos y el menor número en 2012 con 18 casos.
Índices de riesgo por temperaturas extremas
Respecto a los resultados del Índice de Vulnerabilidad Física (IVF), se identificó que en la ciudad de Mexicali el peligro por temperaturas máximas es tal que 5.7% de las viviendas presentan vulnerabilidades alta o muy alta, 56.2% vulnerabilidad media y 38.1% vulnerabilidades muy baja o baja (Tabla 4).
Tabla 4 Índice de vulnerabilidad física para temperaturas máximas.
Tipo | % de las
viviendas |
IVFTMAX | Grado |
1 | 55.5% | 0.60 | Media |
2a | 2.2% | 0.80 | Alta |
2b | 29.2% | 0.40 | Baja |
3 | 0.1% | 0.40 | Baja |
4a | 0.0% | 0.60 | Media |
4b | 3.6% | 0.20 | Muy baja |
5a | 3.1% | 1.00 | Muy alta |
5b | 0.4% | 0.60 | Media |
5c | 0.4% | 0.80 | Alta |
5d | 0.3% | 0.60 | Media |
5e | 5.2% | 0.40 | Muy baja |
5f | 0.1% | 0.40 | Baja |
Total | 100% |
Fuente: elaboración propia.
En la escala intraurbana, 58% y 42% de las AGEB presentaron vulnerabilidades media y alta a temperaturas máximas, respectivamente. Los niveles altos se distribuyen principalmente en el oriente y suroeste de la ciudad, donde se han desarrollado amplios conjuntos habitacionales de interés social (Figura 3), abarcando 48% de las viviendas y 47% de la población urbana.
El Índice de Vulnerabilidad Social (IM) a nivel urbano fue muy bajo, como resultado de los valores pequeños presentes en la vulnerabilidad socioeconómica y la incapacidad de prevención y respuesta (VSE=0.05, VCPR=0.09), lo que indica que la comunidad cuenta con condiciones para enfrentar y recuperarse de eventos adversos. No obstante, la vulnerabilidad por percepción local del riesgo tuvo un nivel alto (VPLR =0.64), lo que indica que la mayor parte de los hogares carece de información o medidas de prevención y mitigación suficientes para enfrentar una situación de emergencia.
El 90% de los hogares identificó el peligro de temperaturas máximas en el lugar, pero su percepción al peligro fue heterogéneo al interior del espacio urbano. En la Figura 4 se observa que los hogares del oeste de la ciudad tienen una percepción más alta del peligro por temperaturas extremas que el resto de la ciudad, mientras que, en el oriente, la percepción es muy baja.
El Índice de Riesgo Físico (IRF) para las temperaturas máximas, un producto compuesto de las vulnerabilidades física y social, tuvo un nivel medio (IRF=0.47), mientras que, a nivel intraurbano, 27% de las AGEB presentó un riesgo bajo y 73% un riesgo medio. Estas últimas abarcan casi toda la superficie urbana, especialmente en la porción central y las periferias, concentrando 71% de las viviendas y de la población (Figura 5).
Discusión
De acuerdo con los resultados presentados se observa que la ciudad de Mexicali, B.C., tiene anualmente afectaciones a la salud, que no solo son casos de deshidratación y quemaduras solares, sino también defunciones por golpe de calor, las cuales, a partir de que se realizan necropsias por el servicio médico forense, acumulan un total de 332 personas, durante el período de 2002 a 2023. A diferencia de otros estudios en los que, de manera indirecta, ya sea por modelos epidemiológicos o modelos de simulación, se estiman las muertes atribuibles al calor (Weinberger et al., 2020; Ballester et al., 2023; Zhang, 2023), en este artículo se presenta información cuantificable de defunciones certificadas por el riesgo de ondas cálidas, lo que fue posible en virtud de que el entonces director del servicio médico forense en la ciudad de Mexicali (V. A. Campa, comunicación personal, 22 de noviembre de 2015) otorgara permiso para revisar los archivos. Basado también en decesos certificados en Estados Unidos, en el período de 2004 a 2018, un promedio de 702 muertes anuales (un total de 10527) fueron directamente atribuibles a causas relacionadas con el calor, siendo los estados de Arizona, California y Texas los más afectados con aproximadamente un tercio del total (Vaidyanathan et al., 2020), lo que plantea la hipótesis, dado que limitan con los estados fronterizos del norte de México, que un porcentaje de esas muertes por temperaturas extremas podrían estar relacionadas con migrantes tratando de cruzar la frontera y con trabajadores cuyas actividades se realizan a la intemperie o bajo condiciones ambientales bajo las que no están adaptados.
Por otra parte, la mayoría de estudios revisados sugieren que los adultos mayores de 65 años y las mujeres son más vulnerables al calor extremo debido a características fisiológicas y sociales (van Steen et al., 2019; Kollanus et al., 2021), lo que difiere de lo encontrado en Mexicali, ya que de acuerdo a los datos analizados fueron personas de entre 30 y 55 años, que trabajan al aire libre, nativos de la ciudad, es decir, hipotéticamente adaptados a las temperaturas cálidas extremas de la ciudad, y mayoritariamente hombres. Otro subgrupo claramente vulnerable es el de la gente que vive en situación de calle con problemas mentales o de drogadicción. El último subgrupo vulnerable encontrado es el que tiene baja capacidad adaptativa y bajo nivel socioeconómico como es la situación de los migrantes, tanto nacionales como internacionales.
Ante este panorama y con el objetivo de prevenir afectaciones a la salud por temperaturas cálidas extremas, los gobiernos de Baja California, estatal y municipal, establecieron un programa llamado “verano seguro” en el que abren casas de hidratación oral en diferentes colonias, área de descanso con regaderas, aparatos de ventilación y proporcionan vidas de suero oral a la población vulnerable, acciones que claramente han sido insuficientes para contener el número de afectados en sus diferentes categorías. Así, lo que se observa por parte del gobierno es la reacción cada verano para enfrentarse una y otra vez a este fenómeno, sin embargo no hay planes o estrategias específicas que contemplen reducir el riesgo de las ondas cálidas a pesar de su paulatino aumento, intensidad creciente y duración cada vez mayor, como se contempla en diversos escenarios globales y regionales de modelación (IPCC, 2023; PEACC-BC, 2012), lo que sumado a la intensificación del estrés por calor debido a la isla de calor urbano en Mexicali (Garcia-Cueto et al., 2007) probablemente se incremente la morbilidad y mortalidad (Founda y Santamouris, 2017), agravada por la tendencia positiva demográfica de una población adulta. Una solución natural para mitigar la intensidad de la isla urbana de calor es el desarrollo de espacios verdes (Villanueva-Solís, 2017; Santamouris et al., 2018; Gómez-Martínez et al., 2021) lo que parece funcionar mejor para climas áridos secos (Zhou et al., 2023), tal como lo tiene la ciudad de Mexicali, por lo que una propuesta similar podría ser aplicada en beneficio de la población vulnerable al calor.
En lo que respecta a la percepción de las temperaturas cálidas extremas como peligro y el índice de riesgo físico por temperaturas máximas encontradas por AGEB para la ciudad de Mexicali, dan una imagen muy clara de que un riesgo natural es una función no solo del peligro sino también de la vulnerabilidad y siendo el oeste de la ciudad y sus extremos este y sureste los más desfavorecidos, se ratifica que esa percepción y el índice de riesgo estimado tengan los mayores valores en esos estratos, sobre todo porque en esas áreas se tienen deficiencias en servicios públicos básicos y poblaciones de bajo ingreso. El resultado anterior corrobora lo que, respecto a la vulnerabilidad al calor para Mexicali mencionan Muñoz-Pizza et al. (2023), al encontrar que hay una notoria confluencia de sensibilidad, exposición y reducida capacidad adaptativa en las áreas periféricas de la ciudad que cuentan con baja densidad de población, mayormente urbanizada, asentamientos informales, colonias de bajos ingresos y grandes lotes vacíos.
Los estudios actuales que evalúan la vulnerabilidad al calor se han realizado principalmente en Estados Unidos y Europa, por lo que el índice de riesgo físico para temperaturas cálidas extremas propuesto en este estudio para la ciudad de Mexicali, al igual que los estudios de Navarro-Estupiñán et al. (2020) para la ciudad de Hermosillo, Son., y de Muñoz-Pizza et al. (2023), para las ciudades de Tijuana, B.C. y Mexicali, B.C., refuerzan lo expresado por Bao et al. (2015), en el sentido de que un índice de calor debe estar relacionado con la vulnerabilidad humana, de tal manera que refleje con fidelidad la realidad socioeconómica de una región, para avanzar en la prevención del fenómeno letal de las ondas cálidas.
Como corolario de lo discutido se puede comentar que el riesgo de las ondas cálidas para los habitantes de la ciudad de Mexicali es un problema de salud pública, puesto que anualmente se tienen decesos y otras afectaciones, que deberían obligar a las autoridades gubernamentales a proponer un plan preventivo en el que involucren a la academia y al sector empresarial para formar un frente común. Al mismo tiempo, una comunicación efectiva que haga uso, no solo de los medios oficiales, sino también a través de las redes sociales para que permee a esa membrana de grupos vulnerables y socioeconómicamente deprimidos. El plan de crecimiento urbano municipal de Mexicali debe contemplar un mayor número de áreas verdes y una reforestación urbana con el propósito de usarlas en las zonas que se encontraron más vulnerables a las temperaturas cálidas extremas, que bien podrían utilizarse como estrategia de mitigación del calor y decremento en la intensidad de la isla de calor urbano.
Conclusiones
El riesgo de las ondas cálidas en Mexicali y su afectación en la salud es un problema complejo de salud pública el cual se convierte en un peligro real causado por la vulnerabilidad de sus habitantes. En el período 2002-2023 hubo un total de 1054 afectados por esta causa, de los cuales casi la tercera parte (332 de ellos) fueron decesos certificados por el médico forense local. Las edades más frecuentes de afectación son entre los 30 y 55 años y el 95% del sexo masculino; ocupaciones en los que se encontró muerte por golpe de calor fueron los trabajos al aire libre, mientras que los indigentes y con problemas mentales y/o de drogadicción también son fueron más comúnmente afectados. El índice de riesgo físico estimado por AGEB para temperaturas cálidas extremas mostró una clara imagen de las zonas vulnerables al calor, las cuales están íntimamente relacionadas con el nivel socioeconómico. A nivel ciudad, pero particularmente en las zonas más vulnerables al calor se deberían incrementar las áreas verdes como estrategia de mitigación de las ondas cálidas y que a su vez contribuyan con el detrimento de la isla de calor urbano para disminuir la carga térmica en horas nocturnas. Finalmente, un programa estratégico de mitigación en el que concurran gobierno, academia y empresas, en colaboración con profesionales de la comunicación y el uso de redes sociales podrían ayudar a disminuir el número de afectados en la ciudad de Mexicali por el riesgo de las ondas cálidas.