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Revista de la Facultad de Medicina (México)

versión On-line ISSN 2448-4865versión impresa ISSN 0026-1742

Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.61 no.4 Ciudad de México jul./ago. 2018

 

Arte y medicina

Los sonidos y el silencio

The sounds and the silence

Teresa I. Fortoul van der Goes


“And in the naked light I saw

Ten thousand people, maybe more

People talking without speaking

People hearing without listening

People writing songs that voices never share

And no one dared

Disturb the sound of silence.”

Paul Simon. “The sound of silence”1 (1964)

Estamos rodeados de sonidos. En esta época, más que deleitarnos con un concierto armonioso de “la orquesta sinfónica de la vida”, recibimos constantemente estímulos sonoros. Y no sólo eso, observe a su alrededor -ya sea que vaya en el transporte público o transitando por cualquier avenida-: pareciera que el nuevo humano ha mutado, y ahora, en el sitio que corresponde al conducto auditivo externo, se aprecian dos estructuras de diversos colores y tamaños que lo obstruyen (en casos más extremos cubren la totalidad del pabellón auricular). Además, en la mayoría de los casos surgen de éstos dos prolongaciones que descienden hacia un receptáculo al que se conectan. Estas “variantes”, no responden a estímulos externos y podría parecer que se aíslan del exterior. ¿Lo ha notado? Da la impresión de que buscan aislarse del ruido ambiental, pero estudios recientes muestran que encapsulan sus propios sonidos en el receptáculo al que se conectan. Esta mutación parece presentarse como una respuesta al exceso de ruido en el ambiente, conocido como “contaminación acústica”. Algunos estudios refieren que esta contaminación es un factor de riesgo para padecer hipoacusia en edades tempranas, entre otras alteraciones2.

La realidad es que el silencio no existe, pero sí la posibilidad de disminuir el sonido ambiental al máximo, lo que permite descubrir otros sonido ocultos entre los cotidianos. En un intento de eliminar al máximo las ondas acústicas, en la Universidad de Harvard se construyó la cámara anecoica, que se diseñó para absorber en su totalidad las reflexiones producidas por las ondas acústicas o electromagnéticas. De igual manera, la cámara está aislada del ruido exterior. Cuando una onda acústica llega a una superficie, la onda se refleja o se absorbe, fenómeno que ocurre en toda la naturaleza, excepto en el vacío. En 2012 se creó una cámara anecoica que absorbía 99.9% de los sonidos, y se reportó que un humano no podía permanecer más de 45 minutos en este ambiente. Parece que nuestro cerebro requiere de una fuente de sonido, no tolera el silencio absoluto, y entonces busca la fuente de sonido más cercana: el mismo organismo. Así, en estas cámaras es posible escuchar los sonidos que hace la sangre al circular por el organismo y los que produce la conducción de los impulsos nerviosos3.

Con la idea de escuchar silencio, en 1951John Cage visitó la cámara anecoica de la Universidad de Harvard, y cuando salió de ésta le comentó al ingeniero que había escuchados dos sonidos: uno alto y otro bajo. El especialista le respondió que el alto correspondía a su sistema nervioso, y el bajo, a su sangre en circulación. Esta experiencia lo inspiró para crear una de sus obras más conocidas4.

Fuente: danielmecca.files.wordpress.com

John Cage (1912-1992) 

4’33’’

En 1952, John Cage compuso una obra constituida por tres movimientos, la cual puede ser interpretada por cualquier instrumento por más moderno o antiguo que sea. En la partitura se inscribe la única palabra “Tacet”. Esta palabra le indica al ejecutante que no debe tocar su instrumento por cuatro minutos y treinta y tres segundos. Cuando se presentó por primera vez, los asistentes vieron al pianista David Tudor sentarse en el banquillo frente al piano y cerrar la cubierta del teclado, con lo que indicaba el inicio del movimiento, un poco después abrió nuevamente la cubierta del teclado para indicar el final del primer movimiento. Esto, lo repitió en dos ocasiones más. Lo interesante de esta presentación fue la respuesta del público que asistió al estreno. Después del primer movimiento y cuando el intérprete repitió las misma acciones, el sonido surgió, pero del público: éste se empezó a inquietar y la sala se llenó de los sonidos que ellos producían al comunicar entre ellos su extrañeza y al tratar de salirse de la sala.

En medicina, uno de los pasos en la exploración física es la auscultación. Es tan importante, que en 1816 René Laënec creó un instrumento que permite escuchar con menor interferencia los sonidos que producen los humanos -sanos o enfermos-, y que aún se emplea5.

Al médico le preocupan los silencios, ya que tienen varias implicaciones de acuerdo con el sistema explorado. Así, le dan importancia a la falta de ruidos intestinales, la ausencia de ruido respiratorio, del latido cardiaco, o la ausencia de respuesta de un niño al ambiente.

Lo mismo pasa con los silencios durante los interrogatorios en el análisis psicoanalítico, en la entrevista psiquiátrica, en el intercambio con el otro, en la comunicación en el mundo. Lo que no se dice o se escucha puede ser más importante que lo que sí se escucha o expresa.

REFERENCIAS

1. Himes G. How "The sound of silence" became a surprise hit. January, 2016. Disponible en: https://www.smithsonianmag.com/arts-culture/sound-silence-surprise-hit-180957672/Links ]

2. Notimex. CDMX, octava urbe con mayor contaminación acústica del mundo. Comunidad, Periódico Excélsior; 30 de abril de 2017. Disponible en: http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2017/04/30/1160744Links ]

3. Jorge M. Nadie ha aguantado más de una hora en el lugar más silencioso del planeta sin volverse loco. Gizmodo. 29 de mayo de 2017. Disponible en: https://es.gizmodo.com/nadie-ha-aguantado-mas-de-una-hora-en-el-lugar-mas-sile-1795634135Links ]

4. Viana I. John Cage, el hombre que "compuso" el silencio. ABC. 2 de diciembre de 2013. Disponible en: http://www.abc.es/20120208/archivo/abci-john-cage-pieza-silenciosa-201202071414.htmlLinks ]

5. Baez-Saldaña R, Monraz-Pérez S, Castillo-González, P, et al. La exploración del tórax: una guía para descifrar sus mensajes. Rev Fac Med. 2016;59:43-57. [ Links ]

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