Introducción
La victoria electoral de Narendra Modi en 2014 significó un parteaguas en la historia política india, debido al quiebre que supuso con las élites tradicionales y a la mag ni tud del apoyo popular. Su estrategia populista propició cambios en posturas clásicas en políticas internas y externas de la India, además de un esfuerzo por proyectar su concepción del papel nacional en diferentes ámbitos multilaterales, regionales y bilaterales. Esto ha sido particularmente notorio en las relaciones con Israel.
El interés en estudiar el populismo como un fenómeno global se ha renovado a partir del ascenso de líderes de esta índole en todo el mundo. En la India, se han estudiado en detalle las expresiones populistas y sus repercusiones en la política interna, pero sus efectos en las relaciones bilaterales, regionales y multilaterales han sido menos analizados. El objetivo de este estudio es, pues, identificar los elementos por los cuales se puede categorizar la política exterior de Narendra Modi como “populista”, sus expresiones y las condiciones que permiten ese estilo de política exterior. El argumento principal es que Modi utiliza una estrategia populista para su política exterior porque apela a la voluntad del pueblo; incorpora un discurso en el que se acentúa la confrontación entre el pueblo, frente a las élites políticas tradicionales y el “otro”, y centraliza la toma de decisiones. Además, muestra sus acciones como congruentes con la concepción de un papel nacional específico que legitima esas decisiones. La alianza entre la India e Israel permite observar los elementos mencionados.
Esta investigación se desarrolla como un análisis de política exterior, por el cual se pone especial atención a los actores que inciden en el proceso de toma de decisiones y de su implementación. La relevancia que se da a los individuos, sus procesos cognitivos, su personalidad y percepciones, como a la dinámica dentro de grupos específicos en el seno del liderazgo o las burocracias, es una parte central del análisis.1 En este sentido, los postulados de la escuela constructivista en el estudio de las relaciones internacionales guían el presente análisis, pues se complementan con aquéllos más cognitivos, característicos del subcampo del análisis de política exterior.2 Los responsables de tomar decisiones parten de normas colectivas construidas socialmente, que determinan los posicionamientos generales y forman las imágenes respecto al Estado y el resto del mundo.3
La argumentación se divide en tres secciones. En la primera se exponen los elementos relevantes de la discusión académica sobre el tema del populismo, en política interna y en política exterior. Posteriormente, se presentan las características del fenómeno populista en la India para, en una tercera parte, analizar su manifestación en las relaciones de la India con Israel. Por último, se concluye con algunas reflexiones finales.
Populismo y política exterior
En la discusión en ciencia política sobre el populismo no existe un consenso en torno a su definición y características como fenómeno sociopolítico. El concepto resulta ambiguo y polémico; se ha utilizado para analizar regímenes, campañas, partidos políticos, decisiones e individuos en diferentes regiones del mundo. De igual forma, se han categorizado como “populistas” tanto políticas xenófobas de grupos de derecha en Europa, como discursos antiimperialistas de líderes de las izquierdas latinoamericanas. Asimismo, como dice Eric Dupin, “este término se ha convertido, en el espacio público, en una herramienta de lenguaje destinada a descalificar a todos aquellos que tienen la mala fortuna de desafiar, de una u otra forma, las convenciones establecidas”.4 Actualmente, las definiciones más frecuentes identifican el populismo como una ideología, un estilo de liderazgo o una estrategia.
Chryssogelos5 enfatiza el papel que desempeñan los partidos políticos y las coaliciones parlamentarias para ejercer presión y control sobre los principales responsables de tomar decisiones. Al definirlo como una ‘ideología delgada’ que se moldea a partir de ideologías más fuertes, se pregunta si el populismo ayuda a promover tradiciones ideológicas fuertes o si las posiciones en política exterior se toman en función de las características de una ideología populista tout court. En una línea similar, según Verbeek y Zazlov,6 el efecto de los partidos populistas en la política exterior depende de la ideología más fuerte que adopten como principal.
Analizar el populismo como estrategia parece más adecuado que asumirlo como un estilo o una ideología. Por un lado, el principal problema al definir el populismo como una ideología es que no hay una congruencia con posturas emblemáticas del espectro ideológico -sea la izquierda o la derecha-; en cambio, estos posicionamientos varían dependiendo del contexto y la naturaleza de las élites.7 Por otro lado, como apuntan Rooduijn y Pawels,8 la definición de populismo como estilo “no es errónea sino incompleta”, pues deja a un lado otras dimensiones del fenómeno. En cambio, su conceptualización como estrategia contempla los elementos clave de las otras dos definiciones. Al considerar los procesos cognitivos y los factores que moldean las preferencias de los actores, el estudio del populismo como una estrategia equivale a reconocer que su práctica no es meramente táctica, superficial o aislada.
Por ello, en este texto se toma como base la definición de populismo de Kurt Wayland como “una estrategia política mediante la cual un líder carismático o grupo político busca ganar y ejercer el poder”.9 Con todo, es necesario complementar esta definición para explicitar la influencia de las ideologías. De esta manera, proponemos la siguiente definición ampliada del populismo como una estrategia política mediante la cual un líder carismático o grupo político busca ganar y ejercer el poder, en congruencia con elementos ideológicas que vinculan a estos líderes con el pueblo y legitiman sus posicionamientos. Por lo tanto, no hay un solo tipo de política exterior populista, sino varios, ya que varía la influencia de los contextos nacionales y del factor internacional, tanto como las preferencias e ideologías de los responsables de tomar decisiones. Ahora bien, en este artículo no establecemos una tipología de políticas exteriores populistas, sino que reconocemos elementos clave que ayudan a identificar esta estrategia en diferentes casos.
Previamente, se han identificado algunos elementos que contribuyen a diferenciar una política exterior populista. Entre los elementos que Schmitter10 identifica, dos se refieren específicamente a la política exterior. El primero es cuestionar y desafiar los límites impuestos por el sistema internacional o las potencias externas, así como rechazar la dependencia del exterior. El segundo aspecto apunta al empleo de asuntos internacionales para fomentar la cohesión interna, y esconder debilidades y fracasos nacionales. Asimismo, Schmitter11 argumenta que los líderes populistas tienden a debilitar los vínculos con el exterior para presuntamente garantizar la seguridad y bienestar de la nación. No obstante, bajo el liderazgo de Modi no se ha buscado romper lazos, sino fortalecerlos, a la vez que se fortalece la imagen de la India como una nación autosuficiente frente a su población. Esta discordancia puede explicarse si se incorpora la concepción del papel nacional como un elemento relevante de una política exterior populista.
De acuerdo con el trabajo pionero de Holsti12 y de estudios más recientes,13 la concepción del papel nacional influye en las decisiones de los actores de política exterior y, a su vez, los responsables de tomar decisiones pueden moldearlas a partir de determinadas acciones. Al tomar en consideración los elementos constitutivos de las concepciones del papel nacional,14 es posible rastrear sus orígenes y explicar determinadas posturas o cambios en las líneas de política exterior de un Estado en específico. Cabe mencionar que estas concepciones no son permanentes, sino que pueden cambiar según las necesidades nacionales o los factores externos. Sin embargo, según Chafetz, “usualmente, los Estados no abandonan directamente sus concepciones del papel nacional. En cambio, van degradando su relevancia lentamente”.15 Además, los Estados tienen más de una concepción del papel nacional según se refiera a determinados temas, países o sistemas, lo cual puede aparentar contradicciones o traslapes. Como se explica más adelante, Modi ha buscado explotar el contexto de interdependencia en el sistema mundial para impulsar sus intereses y mantener autonomía en el escenario internacional mediante una presencia activa e influyente.
A partir de lo anterior, las características que podrían determinar si un actor instrumenta una estrategia populista en política exterior son: el establecimiento de un vínculo directo -sin intermediarios institucionales- con el pueblo, la exaltación de la identidad popular y aspectos nacionalistas, y la articulación de un enfrentamiento entre el pueblo y la “otredad”, generalmente representada en las élites, así como la congruencia de las acciones y discursos con la concepción del papel nacional.
Antes de profundizar en el populismo en la India, cabe mencionar que su estudio se ha centrado principalmente en Estados Unidos,16 América Latina17 y Europa.18 Esa discusión apunta sobre todo al uso de la retórica, el papel del líder y el fortalecimiento de ciertos partidos políticos. En cambio, las expresiones populistas en materia de política exterior no han recibido la misma atención.
La política exterior de la India se ha estudiado desde diferentes ángulos. Muchos de estos trabajos se centran en las visiones estratégicas de las élites indias,19 mientras que otros ofrecen análisis históricos divididos por regiones.20 Los estudios de populismo en la India han hecho énfasis prioritariamente en temas de política nacional, especialmente los agrarios, lingüísticos, de castas y sociales.21 Jaffrelot y Tillin22 identifican tres tipos de expresiones de populismo en la India. El primero, dirigido al campesinado y los pobres; el segundo, basado en el nacionalismo hindú y, el tercero, sobre un populismo regionalista que surge en el sur del país. Con respecto a la administración de Narendra Modi, Jaffrelot argumenta que la India se está convirtiendo en una “democracia étnica” de facto y uno de sus principales pilares es la agenda populista-nacionalista impulsada por el BJP.23 Sin embargo, los estudios de populismo en política exterior en la India son escasos.
Al concentrarse el papel activo del líder populista en la construcción de la noción de pueblo y su incorporación discursiva en la toma de decisiones hacia el exterior, Wojczewski24 concluye que Modi ha logrado presentarse a sí mismo y al BJP como los representantes legítimos del pueblo indio. Además, Modi ha desarrollado una “política exterior del pueblo” en la que pueden participar a través de la diplomacia de las diásporas o al expresar sus opiniones y preferencias en diferentes plataformas comunicativas.
Finalmente, cabe resaltar la propuesta de Plagemann y Destradi que identifica el antielitismo y el antipluralismo como características principales de una política exterior populista.25 Los autores ponen a prueba cinco hipótesis derivadas de esta noción de los componentes característicos de una política exterior populista, con base en el caso de la política exterior de Narendra Modi. Tres de tales hipótesis coinciden con la propuesta de este artículo: el debilitamiento institucional como consecuencia de la centralización de la toma de decisiones, el establecimiento de vínculos de comunicación directa con el pueblo mediante el uso de nuevas tecnologías y la creación de vínculos con las diásporas.26 En relación con las otras dos hipótesis -que los populistas tienden a involucrarse menos en temas de gobernanza global y que tienden a priorizar relaciones bilaterales sobre multilaterales- los mismos autores reconocen que en el caso estudiado no se sustentan.27 Aquí argumentamos que esta aparente excepción se debe precisamente al efecto de la concepción del papel nacional. Por lo tanto, el aislacionismo, el rechazo al multilateralismo y el distanciamiento de la gobernanza global no son características suficientes para una estrategia de política exterior populista, pues su despliegue depende de la concepción específica del papel nacional que construyan los responsables de tomar decisiones.
El populismo en la política exterior de Nueva Delhi
Según Morning Consult, en 2021, Narendra Modi fue reconocido como el líder más popular a nivel global con 71% de aprobación y sólo 21% de rechazo entre la población encuestada.28 Su forma de influir en la sociedad india ha sido referida como un fenómeno ligado a su carisma particular, tanto en la concepción de Hermann y Karboo29 como en la noción weberiana del término. En esta sección, se hará una breve exposición sobre los elementos que explican el populismo en la India, en general, y su influencia en la concepción de política exterior de Nueva Delhi en particular.
El pueblo y los otros
Dado que el concepto de “pueblo” en la India no es un concepto familiar,30 deben tomarse en cuenta algunas particularidades en el estudio del populismo en este país. A pesar de que el Estado se define como “secular”, la identidad nacional se construyó a partir del hinduismo; incluso el nombre que se da al país en hindi -Bharat- hace referencia a la comunidad hindú. Cabe mencionar que miembros del partido Indian National Congress (Congress) -encabezado por Nehru- también expresaban sentimientos nacionalistas hindúes e impulsaban ideas antimusulmanas frente a la formación de Pakistán.31 Las tensiones sobre el carácter secular de la India adquieren importancia al considerar que cuenta con una clara mayoría numérica de hindúes (79.8% de la población total) y que la minoría más importante es la musulmana (14.2%; de la población que lo ubica como el segundo país con mayor número de población musulmana a nivel mundial).32
Es relevante entender cómo se formó el nacionalismo hindú para determinar quiénes componen el “pueblo” con el que se identifica Narendra Modi. El “pueblo” responde a una base ideológica específica conocida como hindutva,33 la cual aboga por una identidad hindú ligada al territorio nacional y a la Madre Tierra Sagrada. Hindutva puede traducirse como “hinduidad” (distinto de “hinduismo”) y puede interpretarse como la esencia de ser hindú. Además, los ideólogos de hindutva presentan a los musulmanes como traidores (con lealtad dividida), pues su Madre Tierra Sagrada se encuentra en un territorio que no corresponde a la Madre Patria.34
A partir de lo anterior, puede decirse que el “pueblo” dentro del discurso político de la derecha nacionalista hindú se refiere a una comunidad homogénea derivada de la población que cumple con las características de un hindú. Narendra Modi se formó desde temprana edad en dicho marco ideológico y se ha mantenido activo en las diversas instituciones que siguen sus preceptos, principalmente el Bharatiya Janata Party (BJP, Partido del Pueblo Hindú) y la Rashtriya Swayamsevaak Sangh (RSS). Ambos, el BJP y la RSS forman parte de la Sangh Parivar (“familia de organizaciones”) que integra a todas las agrupaciones oficiales que se guían por hindutva. La RSS se trata de una “Organización Nacional de Voluntarios”, donde jóvenes varones35 reciben el adoctrinamiento de los principios de hindutva mediante actividades recreativas. Otras organizaciones relevantes son Hindu Swayamsevak Sangh (HSS), que tiene un papel relevante en la relación con las diásporas hindúes; y Akhil Bharatiya Vidyarthi Parishad (ABVP) -“Consejo de todos los estudiantes indios”- al que pertenecieron relevantes miembros del gabinete de Modi.
Con el fin de garantizar y mantener la legitimidad, el gobierno pone en marcha estrategias de legitimación interna y externa, y depende de la percepción de autonomía que tenga la población.36 Si bien la política exterior en sí busca impulsar la agenda y los intereses de un Estado, los gobiernos populistas tienden a hacer especial énfasis en el interés nacional como un “llamado patriótico”. Un ejemplo de esto es el fuerte hincapié de la derecha nacionalista hindú en la necesidad de recuperar la gloria perdida de la nación en el escenario internacional.37
La centralidad del líder en el proceso de toma de decisiones
Como se mencionó previamente, el estudio sobre los líderes en el proceso de toma de decisiones es un elemento relevante para el análisis de política exterior. Además, una de las características de las estrategias populistas es la centralización de las decisiones por actores claves. En la India, oficialmente hay gran variedad de actores que participan en la toma de decisiones; sin embargo, el primer ministro es el más relevante. Los principales actores institucionales en materia de política externa son el Ministerio de Asuntos Exteriores (MEA), el de Asuntos Nacionales, el de Defensa y el de Finanzas. Estos dos últimos pueden tener mayor influencia debido a la relevancia de sus áreas.38
El MEA está a cargo de las principales negociaciones internacionales, exceptuando las referentes a temas de comercio y defensa. Dos miembros activos del BJP han ejercido la titularidad del MEA desde el inicio del primer periodo del gobierno de Modi: Sushma Swaraj y Subrahmanyam Jaishankar. Jaishankar es un destacado diplomático de carrera y miembro del Parlamento en la Cámara Alta por el Estado de Gujarat (desde 2019); ingresó al Servicio Exterior Indio en 1977 y estuvo adscrito a las representaciones de la India en Singapur, República Checa, China y Estados Unidos. El nombramiento de un diplomático experimentado como Jaishankar, luego de la salida de Swaraj del MEA, resalta el interés de Narendra Modi en dejar la ejecución de la política exterior india en manos de un funcionario experimentado. Ambos cancilleres han atribuido directamente a Modi el reconocimiento que ha adquirido la India en los últimos años.39
Por su parte, el Ministerio de Defensa ha procurado evitar el empoderamiento de los militares, limitando el acceso al ministro. Según Schaffer y Schaffer, “las fuerzas armadas uniformadas pueden hacer sugerencias, pero la decisión final la tienen los burócratas civiles del Ministerio de Defensa y los líderes políticos que se apoyan en ellos”.40 Por ejemplo, el presupuesto del gasto en materia de seguridad nacional propuesto por el Comité del Gabinete sobre Seguridad lo aprueban el primer ministro y los ministros de Defensa, Asuntos Internos, Finanzas y Asuntos Exteriores.
Asimismo, llama la atención la alta rotación en la titularidad de este Ministerio, pues podría interpretarse como una manera del primer ministro de mantenerse como la principal autoridad en el tema. Durante los gobiernos de Modi, cuatro militantes del BJP han sido ministros de Defensa: Arun Jaitley (2014-2017), Manohar Parrikar (mayo-noviembre de 2014 y noviembre-septiembre de 2017), Nirmala Sitharaman (2017-2019) y, actualmente, Rajnath Singh (desde 2019). Destaca que Singh, a pesar de tener formación de físico, ha sido titular de diferentes ministerios y ha ocupado varios puestos públicos, además de haber ostentado la presidencia del BJP en dos ocasiones (2005-2009 y 2013-2014).
En este sentido, es pertinente retomar la propuesta del constructivismo respecto a la formación del concepto de “interés nacional”. Como se explicó previamente, el interés nacional se forma a partir de las concepciones que tienen los responsables de tomar decisiones sobre las características del entorno que los rodea, las cuales, a su vez, se construyen social y culturalmente a partir de significados compartidos colectivamente por un grupo determinado. Por lo tanto, a pesar de que las decisiones en materia de seguridad se discuten en los niveles más altos del Estado, por su relevancia y complejidad, no se encuentran aislados de las formaciones cognitivas y las narrativas sociales generales.
En este marco institucional, la posición, personalidad, cosmovisión e ideología del líder es esencial para entender una política exterior populista. De entrada, la popularidad de Modi se debe en buena medida a su imagen como el gobernador que logró el excepcional crecimiento económico del estado de Gujarat,41 si bien esa tendencia positiva había iniciado antes de su gobierno.42 Por ese motivo, se le llamó “Vikash Purush”, es decir, “el hombre del desarrollo”.43 Como gobernador, Modi enfrentó acusaciones polémicas por los graves enfrentamientos de violencia comunal en 2002, en los que se estimaron alrededor de 2000 muertos, de los cuales la gran mayoría eran musulmanes.44 Aunque esto le costó algunas sanciones de actores externos, su popularidad nacional quedó intacta.45
El tipo de relación y comunicación que establecen con el pueblo y sus críticos46 es otra característica a observar de los líderes populistas. Los orígenes de Modi han sido una herramienta útil para establecer la conexión con una parte del electorado que se identifica con él y se siente comprendida y representada. Además, este sector de la población lo admira por provenir de una clase social humilde y casta baja,47 y haber triunfado como un “self made man”.48
En cuanto a la personalidad y al estilo de liderazgo, pueden observarse rasgos de autoritarismo de Narendra Modi en su relación con críticos y opositores.49 La personalidad de Modi, sin duda, contrasta con la del anterior primer ministro, Manmohan Singh, quien era percibido como un líder débil y sin autonomía.50
En un ejercicio de análisis de discurso de Narendra Modi, Jaffrelot y Martelli51 identifican la retórica populista de Modi desde su gobierno como gobernador de Gujarat hasta sus primeros tres años como primer ministro. Entre las palabras más utilizadas por Modi sobresalen: “hermano”, “hermana”, “equipo”, “tú”, “pueblo”, “amigo” y “madre”. Es un intento por establecer un vínculo directo y familiar con la población hindú, además de ser compatible con la visión orgánica de la sociedad que propone hindutva.52 En materia de política exterior, las palabras más empleadas fueron “cooperación” y “asociación”, lo cual evidencia su interés por mantener una relación cercana y amistosa con sus contrapartes globales. Nuevamente, es notorio el nacionalismo hindú, pues el primer ministro realiza sus discursos en hindi, incluso en foros multilaterales, a pesar de hablar inglés fluidamente.53
Otra relación relevante para identificar el liderazgo populista es la que mantiene el líder con su partido y otras instituciones. Al igual que el Congress con Indira Gandhi, el BJP depende de la personalidad de Modi, incluso desde mucho antes de su campaña como primer ministro.54 Con ello, ha logrado prescindir de la aceptación de los miembros del partido para algunas acciones.55 Asimismo, el líder populista recurre continuamente a símbolos que enfatizan el vínculo con el pueblo.56 Uno de ellos es la vestimenta tradicional de Modi.57 Además, es relevante notar las visitas a lugares sagrados y a autoridades religiosas que ha hecho en momentos coyunturales como marcadores simbólicos directamente relacionados con su agenda ideológica.58
Principios de política exterior y la concepción del papel nacional
Es pertinente notar las diferencias entre los principios que guían la política exterior de un gobierno en contraposición con otro. En el caso de la India, a diferencia del Congress que se guía por principios idealistas, de no alineamiento y una política nuclear ambigua, el BJP impulsa principios realistas, con una visión militarizada y una posición a favor del armamento nuclear.59 Modi ha incorporado esto en su política exterior, pero el énfasis no se ha restringido a la fuerza militar, sino que se ha extendido al poder económico y la influencia mundial, que contribuyan a consolidar a la India entre los poderes más importantes de la comunidad internacional.60
En contraste con los principios nehruvianos panscheel,61 Modi definió cinco pilares de su política exterior y los nombró “Panchamrit”.62 Cada uno se ha expresado en acciones o discursos del primer ministro (a nivel regional, con la Act East Policy, y global, en sus relaciones con otros actores relevantes), en su activismo multilateral y en el impulso de su diplomacia pública. A los pilares anteriores se suma el concepto de “Vasudhaiva Kutumbakam”, que se traduce como “el mundo es una familia”, con el cual Modi se presenta como un actor responsable, confiable y consciente del bienestar de toda la comunidad internacional -este principio ha tomado particular relevancia ante los esfuerzos para enfrentar la pandemia COVID-19.
A partir de estos principios, se persiguen tres objetivos estratégicos clave: 1) alcanzar el reconocimiento de potencia global, 2) contribuir a la construcción de un sistema multipolar, 3) consolidar el reconocimiento como potencia también a nivel regional.63 La interpretación del responsable de tomar decisiones sobre el sistema internacional y el papel que desempeña su Estado se expresa en la articulación entre el interés nacional que debe perseguir y la concepción del papel nacional.64 Como se dijo anteriormente, la “concepción del papel nacional” es crucial para entender el populismo en la política exterior de la India, como el punto de intersección entre los actores y la estructura.65 Narendra Modi tiene una concepción del papel nacional según la cual la India es “un líder comprometido a nivel mundial”, un líder global con las capacidades para influir en las discusiones más relevantes junto a las principales potencias mundiales.66 Dicho papel se expresa en su interés por participar activamente en espacios multilaterales para denunciar las principales amenazas a las que se expone la comunidad internacional.
Durante su campaña electoral, Modi anunció que “el siglo XXI sería el siglo de la India”.67 Para ello, suele resaltar el acelerado crecimiento económico del país en los últimos años, sus nuevas aportaciones tecnológicas y su activismo en las discusiones de temas de preocupación mundial como son la seguridad energética, alimentaria y el cambio climático. Asimismo, durante la pandemia de COVID-19, la India ha impulsado su imagen como una nación líder y moralmente responsable mediante su estrategia de diplomacia de las vacunas, Vaccine Maitri. Además, el país actualmente ocupa el cuarto lugar en el ranking de fuerza militar a nivel mundial68 y ha buscado fortalecerse y reformar el sector de defensa bajo el mandato de Modi.69
Modi e Israel: “The sky is the limit? ”
La victoria del BJP con Narendra Modi a la cabeza creó expectativas respecto a la relación con Israel y Palestina, tanto por su simpatía personal con el entonces primer ministro Benjamín Netanyahu, cuanto por las afinidades de los miembros de su gabinete. Un ejemplo es la exministra de Asuntos Exteriores, Sushma Swaraj, quien encabezó el grupo parlamentario de amistad con Israel y se reconoce como una admiradora de Golda Meir.70 Como se esperaba, la relación entre ambos países ha sido muy activa y cercana. Modi y Netanyahu se han proyectado como amigos cercanos con afinidades ideológicas e intereses comunes. Este reconocimiento mutuo ha llevado a hacer más pública y abierta la relación con Israel; esto, junto con la fuerte atención mediática que los vínculos con Israel han recibido, finalmente compensó el “amor no correspondido”71 de Israel.
Contexto de la relación India-Israel
La relación entre la India e Israel tuvo un inicio complicado. Nueva Delhi desaprobó la partición de Palestina en 1947 ante la Asamblea General de Naciones Unidas y, posteriormente, votó en contra de la entrada de Israel en ese organismo en 1949.72 Nehru y otros políticos indios mantuvieron una postura hostil para con Israel en público, pero en privado buscaban discretamente su apoyo en diversas áreas.73 La India reconoció a Israel en 1950, aunque establecieron relaciones diplomáticas hasta 1992, en virtud del fortalecimiento del BJP y del fin de la Guerra Fría.74
El sostén a Israel por parte de la Sangh Parivar converge con la ideología de hindutva y se ha defendido históricamente -incluso en la década de 1970, el Jana Sangh (precursor del BJP), apoyó los lazos con Israel-.75 De esta manera se explica que los acercamientos entre estas naciones se hayan llevado a cabo durante los años de gobiernos encabezados por el BJP. Aunado a lo anterior, Israel se identifica como el ideal de hindutva de un “Estado fuerte” que trata “firmemente” con los “terroristas”.
Israel, por su parte, apoyó a Nueva Delhi en distintas ocasiones. Para comenzar, fue uno de los países que no condenó los ensayos nucleares de Pokhran II,76 e incluso una delegación de la Industria Aeroespacial Israelí visitó la India para la venta de vehículos aéreos no tripulados (UAV) para fines militares.77 Durante la guerra de Kargil entre la India y Pakistán (1999), Israel brindó apoyo y municiones a la India.78 Asimismo, el gobierno israelí condenó los ataques terroristas de Mumbai en 2008 y ofreció ayuda para investigar a los responsables.79 Adicionalmente, el sostén del lobby proisraelí en Washington ha sido clave para facilitar algunos acuerdos con los estadounidenses. En efecto, la India buscó acercarse a ese lobby argumentando la afinidad de intereses, en especial respecto a la amenaza del extremismo islámico. Este lobby fue uno de los grupos más relevantes par conseguir la aprobación del Acuerdo Nuclear Civil de 2008,80 en el que también participó el actual canciller Jaishankar en calidad de embajador.
Durante la administración de Atal Bihari Vajpayee (1998-2004), quien siguió los principios de hindutva y fue miembro del BJP, se registró un acercamiento significativo a Israel. En 2003, Ariel Sharon (entonces primer ministro israelí) visitó la India con el objetivo de fortalecer las relaciones en materia de defensa y contraterrorismo.81 Ese mismo año, Bajesh Mishra (entonces asesor nacional de defensa de la India), dio un discurso ante el Comité Judío Americano en el que destacó los motivos por los cuales era natural la creación de un “eje del bien” entre la India, Israel y Estados Unidos contra el terrorismo de islamistas radicales.82 De esta forma, Mishra aseguró: “La India, Estados Unidos e Israel tienen similitudes fundamentales. Los tres somos democracias, compartimos una visión de pluralismo, tolerancia y equidad de oportunidades. El fortalecimiento de las relaciones entre la India y Estados Unidos, y la India e Israel tiene una naturaleza lógica”.83 La lucha contra el terrorismo y su vínculo con la islamofobia son un factor importante que asocia el discurso populista del interior -en especial el elemento de oposición entre el pueblo y la otredad- con la estrategia de política exterior en el manejo de las relaciones de Nueva Delhi con Tel Aviv.
La llegada Manmohan Singh (Congress) al poder en 2004 ocasionó un nuevo distanciamiento entre ambos países, pero los grupos de derecha nacionalista hindú continuaron sus lazos en Israel, gracias a las diásporas y los grupos con ideologías afines.84 En cambio, el inicio del gobierno de Modi presentó una nueva oportunidad para revitalizar las relaciones bilaterales.
Relevancia de la seguridad y la noción de un enemigo común
Como se verá a continuación, la relación entre la India e Israel toca elementos relacionados con los ámbitos de seguridad y defensa que atañen de manera determinante a las decisiones de política exterior, pues se relacionan con la existencia misma del Estado y, por ello, también conllevan a la centralización de decisiones. Por ese motivo es relevante considerar que el Complejo de Seguridad Regional del Sur de Asia -en el que se encuentra la India- se caracteriza por la inestabilidad y debilidad de los Estados vecinos, los grupos de terrorismo transnacional y el riesgo de un enfrentamiento nuclear.85
En ese sentido, para la India, Pakistán es el principal foco de alerta en materia de seguridad, debido a la latente amenaza de un conflicto armado, la posesión de armamento nuclear por ambas partes y la presencia de grupos terroristas con base en el vecino. Respecto al terrorismo, se han registrado 14 098 incidentes desde 1972 a 2019;86 por segundo año consecutivo, en 2020, el sur de Asia fue la región que tuvo más muertes ocasionadas por ataques terroristas; la India fue el tercer país de la región (después de Afganistán y Pakistán) más afectado y el octavo a nivel mundial.87
A partir de lo anterior se pueden destacar elementos clave para observar el populismo en el manejo de la relación con Tel Aviv. Primero, respecto a la importancia de defender a la India de las amenazas externas, durante su campaña electoral, Modi propuso modernizar las fuerzas armadas involucrando al sector privado y atrayendo inversión extranjera directa dirigida específicamente al sector de defensa.88 Esta decisión fue congruente con el planteamiento de impulsar la industria nacional y otras propuestas nacionalistas que fueron bien recibidas por los sectores empresariales.
En ese sentido, Israel es un aliado importante en lo que respecta a armamento; según los datos de SIPRI, en 2018, Israel fue el segundo proveedor principal de armas a la India, superado únicamente por Rusia y seguido por Estados Unidos en tercer lugar;89 si bien en 2020 Israel fue superado por Francia, cabe destacar que en el periodo 2016-2020, la India fue el principal destino de exportación de armamento israelí, recibiendo 43% de las exportaciones de armas de este país.90 El comercio de armamento y las relaciones bilaterales en materia de seguridad y defensa no son nuevas, pero se mantenían en bajo perfil para evitar fricciones con la población de indios musulmanes y con otros países de Medio Oriente.91
Un segundo elemento a destacar es la retórica empleada en la construcción del “enemigo” que dicen compartir la India e Israel. En diferentes ocasiones representantes de estos países han hecho alusión al “enemigo extremista común”. Hay que recordar que para la derecha nacionalista hindú, como la RSS o el BJP, la nación comprende a aquellos que comparten una identidad nacional ligada al territorio y a la identidad religiosa, en este caso, al hinduismo. Por consiguiente, una parte de la agenda de la Sangh Parivar se centra en mostrar a las minorías musulmanas como quintacolumnistas y aliados de Pakistán, congruente con el objetivo de formar una Hindu Rashtra (nación hindú). Esta retórica también resultó ser compatible con la percepción de amenaza de Israel. Por este motivo, la idea de una “alianza moral” formada por la India e Israel con Estados Unidos, bajo el estandarte de una lucha moral contra el enemigo común encarnado en el radicalismo islámico, fue atractiva para estos grupos con tendencias islamofóbicas.92
En ese sentido, cabe mencionar los ataques terroristas de Nueva Delhi (2001) y Mumbai (2008) que al día de hoy ocupan un lugar prominente en la memoria de la población y el discurso político indio; al hacerlo establecen significados compartidos colectivamente respecto a la percepción de amenazas a la nación, e influyen en las percepciones de los responsables de tomar decisiones.93 En lo que respecta a la relación con Israel, la cooperación contraterrorista se ha reforzado y se ha facilitado el intercambio de información y apoyo en servicios de inteligencia gracias a los acuerdos entre los que también se contempla la cooperación en materia de seguridad cibernética. A esto se suma el manejo mediático de la historia de Moshe Heltzberg94 durante las visitas efectuadas por ambos líderes, que puede considerarse como marcador simbólico en la relación entre la India e Israel.95 A varios encuentros por esa historia siguieron declaraciones de ambos líderes sobre su compromiso con unir fuerzas y combatir el terrorismo que amenaza al pueblo indio e israelí.
Modi, Netanyahu y el equilibrio en el Golfo
Previamente se explicó que una de las principales características que forma parte de una estrategia populista en política exterior se refiere al papel central que desempeña un líder. En el caso de la India, Narendra Modi ha presentado el acercamiento y fortalecimiento de las relaciones con Israel como un logro propio basado en su relación personal y amistosa con los líderes de ese países, principalmente con Benjamin Netanyahu. En efecto, la relación entre estos dos líderes se ha considerado un símbolo del acercamiento entre sus naciones en una alianza basada en una ideología común y no solo en cálculos de realpolitik.96
Un suceso clave en el acercamiento entre estos países fue la visita de Modi a Israel, en julio de 2017, en el marco de la celebración de los 25 años del establecimiento de relaciones entre ambos países. Durante ese encuentro se firmaron nueve importantes acuerdos referentes a agricultura, agua, tecnología espacial y militar.97 Al cierre de la visita, el exprimer ministro israelí compartió en un tuit del 6 de julio de 2017 una fotografía en la que se le observa caminando con Modi descalzos por la playa con el texto: “No hay nada como ir a la playa con amigos”. Esta visita fue simbólica por ser la primera vez que el jefe de Estado indio hacía una visita a ese país y por haber omitido la visita a Ramallah, capital de Palestina. Este último factor es un indicador relevante, pues si bien el siguiente año Modi sí visitó Ramallah, con el objetivo de mostrar un papel equilibrado, en el momento representó la ruptura con una tradición simbólica, la cual no pasó inadvertida para los observadores internacionales.
En enero de 2018, Narendra Modi rompió el protocolo y recibió personalmente a Netanyahu en el aeropuerto de Nueva Delhi. Al final de la visita, Netanyahu incluso dio a entender su voluntad por practicar yoga con Modi, al decir: “Mi amigo, Narendra… cada vez que quieras participar en una clase de yoga conmigo… es mucho suponer, pero ahí estaré. Créeme”.98 Estas declaraciones no se limitan a su relación personal, sino que reconocen la incidencia en la relación de los Estados, así lo expresó Netanyahu: “Algo diferente está sucediendo ahora y es por su liderazgo [de Modi] y por nuestra asociación”.99
Las simpatías entre estos países superan la relación entre los líderes, como se expresa mediante cambios simbólicos en las posturas tradicionales de Nueva Delhi. Por ejemplo, en el marco de Naciones Unidas, hubo dos abstenciones significativas por parte de la India: una, en la votación de la resolución A/HRC/29/L.35 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés) en contra de Israel y Hamas por crímenes de guerra en Gaza en la guerra de 2014; la segunda, en la resolución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que critica la ocupación de Cisjordania.100
En la 46a sesión del CoDH a principios de 2021, la India había votado en contra de Israel en tres resoluciones: una sobre el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, una segunda sobre la política de asentamientos israelíes y una tercera sobre la situación de los derechos humanos en el Golán. En febrero de 2021, la Corte Penal Internacional (CPI) reclamó jurisdicción para investigar abusos de derechos humanos en Cisjordania (incluida Jerusalén oriental) y Gaza. El primer ministro Netanyahu esperaba que la India, que no reconoce a la CPI, se opusiera a ella sobre el tema. Sin embargo, se abstuvo.
Después de la guerra de mayo de 2021, el primer ministro Netanyahu tuiteó su agradecimiento a todos los países que “decididamente” apoyaron a Israel y “su derecho a la autodefensa contra los ataques terroristas”, colocando todas sus banderas. Pero la bandera india no figuró. Esta omisión se interpretó como una muestra del descontento de Tel Aviv ante la falta de apoyo explícito por parte de Nueva Delhi. No obstante, las precauciones del gobierno indio no impidieron que gran cantidad de usuarios de Twitter lamentaran la omisión y refrendaran el apoyo de la sociedad india a Israel.
Es relevante recordar que, históricamente, la relación de Nueva Delhi con Tel Aviv se ha manejado con base en un equilibrio de por sí delicado que -si bien se ha ido desgastando en ciertos momentos- no desaparece. Esta ambivalencia se observa en las acciones de la India en el ámbito multilateral con respecto a Palestina. Otro elemento que debe considerarse en este complejo equilibrio es que la India ha buscado fortalecer sus lazos con Israel sin alienar a gran parte del mundo árabe, una tarea facilitada tras los Acuerdos de Abraham de agosto 2020, de normalización de las relaciones de los Emiratos (EAU) y Bahréin con Israel.
Modi tiene motivos para conservar relaciones cordiales con los países árabes. En primer lugar, surten a la India de recursos energéticos cruciales para su desarrollo y son mercados importantes para los productos alimentarios indios; se estima que para 2032, 91% los recursos energéticos del país deberán ser importados.101 Además, el comercio con los países de Medio Oriente representa 18.25% (121 billones de dólares estadounidenses de 2016 a 2017) del comercio indio, en contraste con el 1% ($5 billones) que corresponde a Israel.102 En 2020, los Emiratos Árabes Unidos fueron el 3er socio comercial más importante de la India, sólo por detrás de Estados Unidos y China.103 Asimismo, su búsqueda de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, CSONU, en congruencia con la proyección de la India como una potencia responsable, evitan que haya un viraje en apoyo absoluto hacia Israel.
En efecto, el MEA ha participado en la tarea de fomentar las relaciones de la India con el mundo árabe que se extienden desde los vecinos inmediatos de Israel hasta el Golfo Pérsico. Por ejemplo, el flujo migratorio de la India hacia los países del Golfo es de gran relevancia, pues los expatriados indios componen el 30% de la fuerza laboral migrante en estos países.104 Adicionalmente, la India sigue dependiendo en gran medida de la región para acceder a hidrocarburos e inversiones. Por estas razones, el aparato de política exterior de la India, los partidos de izquierda e incluso partes del gobernante BJP no están dispuestos a vincular a la India con Israel a expensas de Palestina y de las relaciones con el mundo árabe.
No es de extrañar, entonces, que el gobierno de Modi ha reafirmado regularmente su apoyo a la Autoridad Palestina. Por ejemplo, en 2017, invitó al presidente palestino Mahmoud Abbas a Nueva Delhi antes de viajar a Tel Aviv y, como se mencionó previamente, visitó Ramallah en 2018. Del mismo modo, unas semanas antes de la visita de Netanyahu en 2018, la India también apoyó el voto de la Asamblea General de la ONU (AGONU) en contra de la declaración unilateral del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, de Jerusalén como la capital de Israel, argumentando que la decisión se oponía al derecho internacional y resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad de la ONU (CSONU). Y en noviembre de 2020, la India decidió cuadriplicar su asistencia a los refugiados de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente. En la ONU, Nueva Delhi continúa en gran medida con su política de décadas sobre Palestina, respaldando la solución de dos Estados y el establecimiento de Jerusalén Oriental como capital Palestina.105
Pese a estas acciones, la administración de Modi ha tenido cambios simbólicos relevantes respecto a Palestina y ha sido mucho más público en su compromiso con Israel que gobiernos anteriores. Durante la guerra de mayo de 2021, el MEA denunció los ataques con cohetes que emanaban de la Franja de Gaza, controlada por Hamás.106 En la declaración ante el CSONU del 16 de mayo, la India incluyó su tradicional línea con la que reitera su apoyo a la causa palestina, aunque, en su declaración de la AGONU de mediados de mayo, omitió expresar ese apoyo.107 Posteriormente, la India se abstuvo en la votación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CoDH) que solicitaba una investigación sobre las acciones israelíes, lo que provocó la indignación de un sector crítico de la oposición india.
Las voces del pueblo
Narendra Modi ha podido llevar a cabo algunos cambios tácticos significativos en el manejo de las relaciones de seguridad con Israel, en virtud de la falta de límites institucionales y de oposición interna constante. Por una parte, los miembros de su gabinete comparten la ideología y agenda de Modi, y el BJP (pro Estados Unidos y pro Israel) cuenta con la mayoría parlamentaria. Por otra parte, la opinión pública tiene poca injerencia en la toma de decisiones de política exterior, por falta de conocimiento. Además, los temas de seguridad -los cuales predominan en esta relación bilateral- por lo general se discuten en los puestos más altos del gobierno. Con todo, ha habido muestras de apoyo respecto al acercamiento con Israel por grupos de nacionalistas hindúes antimusulmanes que forman el núcleo de la idea de “pueblo” a la que apela Modi. Así, mientras Israel se enfrentaba a la condena mundial por sus acciones en Jerusalén oriental ocupada y el bombardeo continuo de la Franja de Gaza, en la India encontró importantes muestras de solidaridad. Hash tags como #IsupportIsrael, #IndiaWithIsrael e #IndiaStands WithIsrael fueron tendencia en las redes sociales indias durante la guerra, y muchos llamaron a los palestinos “terroristas”. El apoyo a Israel en las redes sociales, en particular Twitter e Instagram, provino también de los principales miembros del BJP.108
No se cuenta con datos estadísticos que den una idea representativa de la opinión de la población india sobre Israel, sin embargo, cabe mencionar que se sabe de grupos pro Israel de carácter nacionalista hindú y antimusulmanes que exigen mayor apoyo de su gobierno a este país. Algunos ejemplos de las muestras de apoyo de estos grupos son las movilizaciones en Calcuta del 14 de febrero de 2018, en las que aproximadamente 70 000 personas salieron a las calles con carteles a favor de Israel,109 en el marco de la conmemoración de los 10 años del movimiento nacionalista hindú conocido como Hindu Samhati. Otro ejemplo fue el recibimiento que dieron cientos de miles de Gujaratis a Netanyahu portando banderas israelíes e imágenes suyas y de Modi.110 Aunado a lo anterior, Pant111 asegura que, en los últimos años, puede decirse que hay un consenso a nivel nacional sobre la necesidad de establecer lazos fuertes con Israel en beneficio de los intereses de seguridad de la India.
El potencial de represalias en las urnas durante los diversos procesos electorales previstos en la India durante 2021 y 2022 pueden ser una de las motivaciones del BJP para querer prevenir la alienación de votantes chiitas que en otros momentos han dado su apoyo al partido por sus propuestas económicas.112 A este argumento se suma el descontento social ocasionado por la dramática gestión frente a la pandemia. Sin embargo, este temor ante un voto de castigo debe matizarse, pues las relaciones con Israel no se han presentado como un factor de movilización relevante entre la comunidad musulmana en la India, a diferencia de factores ligados a discriminación económica, condiciones negligentes de salud pública y violencia comunal local.113
Conclusiones
Las ideas de actores populistas sobre la política internacional son a menudo vagas y heterogéneas. Las estrategias populistas de política exterior se expresan mediante un estilo particular de liderazgo que tiende a utilizar una retórica en la que se exacerben los elementos ideológicos afines. Además, romper con posiciones de la élite tradicional -identificada en contraposición al pueblo- parece conducir a alineamientos diplomáticos improbables y posturas políticas contraintuitivas.
Ante los retos que se presentan en el estudio del vínculo entre política exterior y populismo, este artículo se propuso una serie de elementos clave para identificar y examinar estrategias de política exterior populista y, de esta forma, ahondar en la comprensión sobre las motivaciones y potenciales efectos de estos actores. Estas características son: 1) el establecimiento de un vínculo directo con el pueblo, 2) la exaltación de la identidad popular y aspectos nacionalistas, 3) la articulación de un enfrentamiento entre el pueblo y la “otredad”, y 4) la congruencia de las acciones y discursos con la concepción del papel nacional. El manejo de las relaciones entre la India e Israel del primer ministro Modi muestra estas características.
El papel que desempeña el líder y su vínculo con el pueblo son cruciales. El vínculo que establece Modi con el pueblo no se limita al carácter religioso; también se han enfatizado sus orígenes humildes que contrastan con la trayectoria personal de la familia Nehru-Gandhi, a la cual ha calificado como una élite dinástica y corrupta y, por lo tanto, ajena a los intereses de la población general. En este sentido, también se cumple con un segundo elemento de una estrategia populista: el enfrentamiento entre el pueblo y la otredad que, en este caso, se integra tanto por las élites corruptas del Congress como por los musulmanes, dentro y fuera del territorio nacional, que amenazan la integridad de la nación hindú.
El primer ministro Modi ha logrado posicionarse como principal responsable de tomar decisiones en política exterior, y presentar los avances y acciones como logros personales. Esta tendencia puede observarse en el manejo de su relación con Israel en materia de seguridad y contraterrorismo. La atribución del acercamiento con estos países a la amistad personal de Narendra Modi con Benjamín Netanyahu es un ejemplo ilustrativo de esto. Si bien en gobiernos previos se mantuvieron lazos con Israel debido a los intereses de seguridad y defensa, así como a los principios congruentes del BJP durante su mandato, Modi ha dejado a un lado la discreción en la relación, haciendo pública la cercanía entre las dos naciones e instrumentalizando su cobertura para su estrategia populista.
Las expresiones nacionalistas de Modi fortalecen la concepción del papel nacional de la India que el primer ministro ha buscado proyectar y es ampliamente compartida por las élites políticas: la India como un líder global, con una fuerte presencia en foros multilaterales, pero fiel a los elementos característicos de su identidad cultural. La influencia que tiene la construcción de un papel nacional específico es un aporte clave para el análisis sobre el vínculo entre populismo y política exterior que desmiente la noción de que los actores populistas tienden a alejarse de los esfuerzos de gobernanza global, y a preferir posicionamientos bilaterales o aislacionistas.
Como se expuso en este artículo, ese populismo corresponde a una determinada concepción del papel nacional de la India que se manifiesta en la alianza con Israel. Se expresa a partir de un discurso en el que se demuestra la solidaridad y admiración hacia el pueblo israelí; la compatibilidad en sus intereses estratégicos (e ideológicos) y de la percepción sobre los enemigos que enfrentan; el papel central que ocupan los vínculos personales entre los líderes en la relación; y el apoyo -tácito o explícito- en foros multilaterales ante posicionamientos polémicos de Israel. Además, destacan las expresiones de apoyo de diferentes sectores sociales en la India a Israel pues, pese a la poca injerencia que en general la opinión pública tiene en decisiones de política exterior, el apoyo de la población se suma como un elemento legitimador.
Los posicionamientos de Nueva Delhi frente a Israel muestran que una estrategia populista en política exterior se forja a partir de cálculos muy complejos en los que se contemplan presiones nacionales e internacionales. La guerra más reciente (mayo de 2021) en Gaza, entre Israel y el movimiento palestino islamista Hamas, “puso de relieve la ‘ambigüedad estratégica’ de la India hacia Israel y Palestina de forma aguda e incómoda”.114 Es decir, el líder populista puede tomar una decisión pragmática para no afectar otra cara del interés nacional, como puede ser la seguridad energética u otros intereses económicos.
Los retos de la política interna son tan complejos, que la política exterior permite al primer ministro crear una percepción de éxito ante la población para desviar la atención de otras necesidades y, así, mantener la estabilidad y cohesión nacionales. El análisis de la política exterior de la India hacia Israel a lo largo del gobierno de Narendra Modi muestra que, si bien los populistas no necesariamente adoptan actitudes despreocupadas en los asuntos internacionales, su diplomacia a menudo se ve paralizada por el daño colateral a la política interna que genera su enfoque ‘radical’ en política exterior.