Desde el comienzo de la pandemia de enfermedad por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) a principios de 2020, ha habido preocupaciones respecto a los riesgos en mujeres embarazadas, como tener más síntomas graves, efectos adversos para en el binomio madre-hijo y la posibilidad de transmisión del SARS-CoV-2 desde la madre al feto o recién nacido.
En julio de 2020, una revisión sistemática sobre la infección por SARS-CoV-2 en el embarazo concluyó que el riesgo de parto prematuro iatrogénico y parto por cesárea aumentaron, pero la morbilidad materna y la mortalidad fueron similares al de mujeres embarazadas no infectadas1.
Respecto a la mortalidad y morbilidad por SARS-CoV-2, un estudio de cohorte en población mexicana que incluyó 5,183 mujeres embarazadas y 175,905 mujeres no embarazadas con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) reportó una frecuencia de muerte, neumonía, intubación e ingreso en la unidad de cuidados intensivos en mujeres embarazadas en comparación con mujeres no embarazadas del 1.5 vs. 1.5%, 9.9 vs. 6.5%, 8.1 vs. 9.9% y 13.0 vs. 6.9%, respectivamente. Sin embargo, al realizar un análisis de mujeres con y sin embarazo, pareadas 1:1 por similares condiciones de salud, las mujeres embarazadas tuvieron un mayor riesgo de muerte; (odds ratio [OR]: 1.84; (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.26-2.69), neumonía (OR: 1.86; IC 95%: 1.60-2.16) y admisión a la unidad de cuidados intensivos (OR: 1.86; IC 95%: 1.41-2.45) que las mujeres no embarazadas. Con probabilidades similares de intubación (OR: 0.93; IC 95 %: 0.70-1.25)2.
En relación con los resultados perinatales adversos, una revisión sistemática publicada en abril de 2021, que incluyó 42 estudios con 438,548 embarazadas, reportó que las mujeres embarazadas con infección por SARS-CoV-2 tienen un mayor riesgo de preeclampsia (OR: 1.33; IC 95%: 1.03-1.73), parto prematuro (OR: 1.82; IC 95%: 1.38-2.39) y muerte fetal (OR: 2.11; IC 95%: 1.14-3.9). En comparación con infección leve, la infección grave por SARS-CoV-2 se asoció fuertemente con preeclampsia (OR: 4.16; IC 95%: 1.55-11.15), parto prematuro (OR: 4.29; IC 95%: 2.41-7.63), diabetes gestacional (OR: 1.99; IC 95%: 1.09-3.64) y bajo peso al nacer (OR: 1.89; IC 95%: 1.14-3.12)3.
Si bien, aún hay mucho que aprender sobre el virus y los efectos perjudiciales que puede traer a madres y fetos infectados, la evidencia acumulada sugiere que la transmisión vertical intrauterina a los fetos ocurre, aunque rara vez. La mayoría de los recién nacidos de mujeres infectadas con SARS-CoV-2 no parecen adquirir la infección después del nacimiento sin embargo, se han reportado casos con neonatos complicados con viremia y posterior compromiso neurológico. Si es o no un evento inmunomediado o un efecto citopático directo del virus se requieren estudios para aclararlo. A la fecha no se han informado efectos teratogénicos del virus en los fetos4.
Aun cuando, las mujeres embarazadas corren un mayor riesgo de padecer una enfermedad grave relacionada con la enfermedad por SARS-CoV-2, los ensayos clínicos de las vacunas disponibles excluyeron a las mujeres embarazadas y lactantes. Si bien los datos de seguridad y eficacia de las vacunas para la mujer embarazada, el feto y el recién nacido permanecen desconocidos, las vacunas contra SARS-CoV-2 deben ofrecerse a las mujeres embarazadas, con administración preferencial para aquellas en mayor riesgo de infección grave5, como una buena estrategia para disminuir los riesgos asociados al SARS-CoV-2 en el embarazo.