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Comunicación y sociedad

versión impresa ISSN 0188-252X

Comun. soc  no.17 Guadalajara ene./jun. 2012

 

Reseñas

 

Semiótica y teoría de la comunicación

 

Jesús Galindo Cáceres1

 

Vidales, C. (2010, 2011). Semiótica y Teoría de la Comunicación. Colección altos estudios. 2 tomos, Monterrey, México: CAEIP–CECyTENL, 322 pp.

 

1 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. Correo electrónico: arewara@yahoo.com

 

Semiótica y Teoría de la Comunicación, de Carlos Vidales Gonzáles fue publicado en Monterrey, Nuevo León, México, en dos tomos, el primero editado en el año 2010, y el segundo en el año 2011. La obra forma parte de una colección titulada Altos Estudios; el número 23 corresponde al tomo uno y el número 24 al tomo dos. El Centro de Altos Estudios e Investigación Pedagógica (CAEIP), que forma parte del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Nuevo León (CECYTENL) es una empresa dedicada a publicar libros de apoyo a la vida académica, promoviendo la reflexividad en diversos sentidos y temas, con énfasis en la investigación. El libro fue editado en papel, la versión electrónica puede descargarse de la página www.caeip.org. El primer tomo tiene 135 páginas y presenta los dos primeros capítulos; el segundo tiene 187 páginas, con los tres capítulos finales, para un total de 322 páginas, cinco capítulos, más conclusiones, introducción, presentación y prólogo.

 

TEMA Y ASUNTOS PRINCIPALES QUE ABORDA EL LIBRO

El tema central del texto podría frasearse en forma sintética como la presentación de la trama epistemológica que permite pensar e imaginar una semiótica de la comunicación, como matriz teórica, a partir del análisis de las genealogías separadas del pensamiento teórico en comunicación y en semiótica, las relaciones del campo conceptual de la comunicación con la semiótica, y del campo de la semiótica con la comunicación, hasta identificar los puntos de sutura y articulación, así como las posibilidades constructivas hacia el futuro.

El primer capítulo "El problema de la relación conceptual entre las teorías de la comunicación y la semiótica en el marco de la emergencia e institucionalización de los estudios de la comunicación", aborda cómo dentro del curso general de las ciencias en el siglo XX, la comunicación busca su autonomía a través de dos vías, su institucionalización y su fundamentación teórica. La primera parece haber tomado alguna forma; la segunda no se ha beneficiado de ella, la teoría de la comunicación se encuentra aún en una estabilidad dinámica débil, desarticulada e incluso confusa.

El elemento identificado para construir el discurso sobre la ciencia contemporánea es Wallerstein y su lectura de las ciencias de la complejidad y de los estudios culturales. Este punto se complementa con la figura de la institucionalización del campo académico de la comunicación, con Raúl Fuentes. Para presentar un gradiente de lecturas sobre la historia del pensamiento en comunicación: Anderson, Jennings Bryan y Dorina Mirón, Marta Rizo, Jeffrey St. John, Ted Striphas y Gregory Shepherd, Robert T. Craig. Todo para sintetizar que el panorama actual de la teoría de la comunicación está caracterizado por la dispersión teórica. El tema de la historia de las teorías de la comunicación concluye en una serie de preguntas programáticas:

¿Cuáles son los sistemas conceptuales históricos de la comunicación? ¿Cuál es la historia de la relación conceptual entre la semiótica y los estudios de la comunicación? ¿Podemos hablar de relación entre sistemas conceptuales o sólo entre conceptos, palabras o términos? ¿Es posible identificar un punto de vista semiótico en los estudios de la comunicación? (p. 63).

Sobre la relación entre el pensamiento en comunicación y la semiótica su propuesta es la siguiente:

Resulta fundamental reconocer la diferencia entre a) la estructuración, lectura, análisis, definición o configuración de un determinado proceso comunicativo u objeto propio de la comunicación a través de la semiótica, lo que implicaría "pensar" la comunicación semióticamente y, b) el empleo de terminología semiótica en un estudio comunicativo sin que por esto se pueda entender una fundamentación semiótica (p. 67).

La situación general es la segunda, la deseable y programática es la primera.

En el segundo capítulo "La semiótica como epistemología y su encuentro con la comunicación: orígenes, desarrollos y rutas posibles", el autor propone su programa para fundamentar la investigación sobre la configuración de una ciencia de la comunicación posible bajo la matriz semiótica.

Por principio, la identificación de los orígenes y el contexto histórico de la emergencia de la ciencia de los signos ... En segundo lugar, es importante identificar el lugar que la semiótica ocupa con respecto a las ciencias en general... Un tercer momento tiene que ver con la identificación y construcción de una propuesta específica (pp. 69–70).

Es decir, sigue un camino similar al que empleó en el capítulo anterior a propósito de la teoría de la comunicación.

Para empezar toma como referencia para la historia inicial del pensamiento semiótico a John Deely, con su propuesta de presemiótica, protosemiótica y semiótica propiamente, visión que cubre desde la antigüedad hasta el tránsito del siglo XIX al siglo XX con las dos grandes figuras clásicas, Saussure y Peirce. Aparecen tres epistemologías clave, la de los dos fundadores en el siglo XIX, y la de Umberto Eco en el siglo XX, con su propia síntesis y la vinculación del mundo semiótico con el mundo de la cultura. Cita a una serie de autores que confirman la tesis de las tres epistemologías.

Dedica apartados especiales a las tesis básicas de Charles Sanders Peirce, por la complejidad de su construcción, y la trascendencia de su intención, elementos de composición y organización. Los temas analizados son, entre otros, su clasificación de las ciencias, la idea de signo y la propuesta de organización del espacio semiótico, la clasificación de los signos, la tipología, la organización del conocimiento y el pensamiento en primeridad, segundidad y terceridad. Intenta una relación entre la propuesta de semiótica de Peirce y la comunicación, siguiendo una guía en seis criterios de análisis:

Primera tríada: signo, objeto e interpretante. Identificación de la genealogía o matriz constructiva a la que pertenece el modelo. Tipo de organización. Nivel de complejidad (número de conceptos y relaciones). Modos de ser: primeridad, segundidad y terceridad. Definición del estudio de la comunicación o su papel en el modelo (p. 104).

Peirce es un referente indispensable para pensar la semiótica hoy día, sus propuestas están en la base de casi cualquier especulación o construcción teórica contemporánea. Y aún falta mucho para aprovechar al máximo sus aportaciones.

El tercer capítulo, "De la lógica de los sistemas formales a la lógica de los sistemas biológicos y sociales: semiosis, cultura y comunicación", ubicado en la segunda parte del libro, constituye uno de los dos capítulos más intensos y sugerentes. Partiendo de las guías generales del pensamiento teórico en comunicación y el pensamiento teórico en semiótica, ahora toca dar un paso hacia delante en la complejidad y la precisión conceptual. Estos dos capítulos son el centro del libro, uno sobre la semiótica, el tercero, y otro sobre la comunicación, el cuarto. Ahora se trata de observar e identificar los elementos que hay en las respectivas propuestas que pueden alimentar el vínculo y la integración entre ambas fuentes en una posible semiótica de la comunicación.

En este tercer capítulo:

El punto de partida es el reconocimiento de cuatro genealogías semióticas: la de Charles Sanders Peirce con base en la lógica y la filosofía, la de Ferdinand de Saussure de clara base lingüística, la primera propuesta de integración de ambas matrices por parte de Umberto Eco y, finalmente, la de base sistémica y cultural proveniente del Formalismo Ruso, es decir, la semiótica de Iuri Lotman (p. 152).

De esta forma presenta una mirada sintética sobre las cuatro genealogías, enfatizando lo cercanas o lejanas que están de la comunicación. En complemento apunta una crítica al campo académico de la comunicación.

El estudio de la comunicación volteó la mirada hacia la semiótica cuando ésta comenzó a desarrollar modelos comunicativos y de la cultura [el caso de Eco y de Lotman], pero lo que sucedió es que incorporó sólo los ejes conceptuales y no las matrices epistemológicas, lo que trajo como principal consecuencia la aparición de la cultura y la semiótica como palabras y no como conceptos constructores, como elementos discursivos y no como elementos analíticos (p. 184).

Para desarrollar su argumentación se apoya en otros autores y su pensamiento teórico y crítico, como Greimas y Verón. Su lectura y organización conceptual lo va llevando a la hipótesis de que los conceptos de semiosis, proveniente de la semiótica de Peirce, y de información, proveniente de la teoría matemática de la información, son claves para la identidad de los dos campos, y claves en su diálogo y posible integración discursiva.

El punto culminante de la revisión del pensamiento semiótico asociable a la comunicación son dos autores centrales en la guía de una neosemiótica que ya es transdisciplinar, Sebeok y Hoffmayer, quienes ponen en contacto al pensamiento lógico con la vida, y a la vida en un sentido general con la semiosis y con la vida social en particular. La semiótica en este sentido toma el cuerpo de una poderosa propuesta teórica, metodológica y epistemológica. Emerge un programa posible a partir de la relación entre biosemiótica, semiosis y comunicación, con rasgos de una cosmología que permite leer, entender, comprender, que aporta sentido a una nueva y emergente posición racional lógica frente al mundo, al tiempo que permite una acción y una intervención también racionales y ecológicas. Una lectura semiótica que deja a la comunicación en un segundo lugar.

El cuarto capítulo, "De la evolución biológica y comunicativa de los organismos vivos a la comunicación humana: génesis, naturaleza y teoría de la comunicación", inicia con unas preguntas:

¿Qué sucedería si la semiótica se pone al centro de la configuración teórica de la comunicación? ¿Qué le sucede a la comunicación si se piensa semióticamente? ... ¿Qué sistemas conceptuales de la comunicación tienen una formalización similar a los sistemas semióticos mostrados? (pp. 213–214).

De las tres, todas muy sugerentes, la clave es la tercera, que interroga sobre las posibilidades de que el pensamiento semiótico tenga un par con el cual dialogar en el mundo del pensamiento en comunicación. En general, parece que el desarrollo conceptual del campo académico de la comunicación no puede compararse en complejidad y claridad al de la semiótica. Pero aparece un autor que es en sí mismo una red de asociaciones que sí permite ese diálogo entre iguales, Manuel Martín Serrano.

Para empezar, Vidales identifica apoyándose en varios autores, que las dos figuras centrales del pensamiento en comunicación durante el siglo XX son los discursos dominantes del tipo técnico sobre la teoría de la información y del tipo terapéutico como cura y enfermedad, lo cual es una concentración sintética de la diversidad, debatible, y al mismo tiempo muy sugerente. Esta primera aproximación al pensamiento complejo sobre la comunicación la completa con las ideas de Vizer y Pasquali, dos autores latinoamericanos de primer nivel. El orden de la diversidad lo pone la epistemología con las figuras de diferencia y complementariedad de los sistemas conceptuales y los modelos. Una apuesta neopositivista que acude en la ayuda del autor para poder definir desde algún lugar qué discurso científico está mejor construido. Desde esta perspectiva resulta que los diversos apuntes discursivos en comunicación son incompletos, parciales, fragmentados, pero hay uno que está mejor ordenado, incluso mejor que muchos buenos discursos semióticos de primer nivel, la propuesta de la Teoría de la Comunicación de Manuel Martín Serrano.

El objeto de estudio de las ciencias de la comunicación es de la Naturaleza y es de la cultura y, en el caso de la especie humana, es ambas cosas al mismo tiempo (Martín Serrano, 2007: XVII) ... "Al hacer Teoría de la Comunicación no conviene explicar culturalmente lo que pueda ser explicado evolutivamente" (Martín Serrano, 2007:XX) (pp. 242–243).

El propio Martín Serrano presenta su propuesta general sobre la comunicación desde un lugar que rompe por completo con el antropocentrismo de la teoría de la comunicación tradicional en el campo académico especializado. La comunicación para ser útil en forma científica necesita construirse desde lo primario y original. Su paleontología de la comunicación es el primer eslabón de su clara y precisa construcción conceptual. Su propuesta de hominización y humanización es el ele–mentó sustantivo, y su definición sobre lo que es y lo que no es comunicación es la clave de todo su edificio conceptual.

La Teoría de la Comunicación estudia una clase determinada de interacciones. Concretamente aquellas en las que dos o más comunicantes llevan a cabo sus actividades indicativas. Actividades que consisten en producir, enviar y recibir información que se refiere a algún objeto de referencia (Martín Serrano, 2007:69) (p. 252).

Siguiendo la línea de desarrollo del pensamiento de Martín Serrano, Carlos Vidales constata que la construcción de una teoría de la comunicación completa ha sido posible, y que hay elementos suficientes para dialogar con la teoría semiótica más elaborada y completa, la de cuarta generación, la de la biosemiótica.

En la Teoría de la Comunicación de Martín Serrano lo que existe es un nivel de complejidad de la información muy elevado y en la semiótica lo que hay es un nivel sígnico igualmente complejo, lo cual sugiere que, o bien es posible una integración conceptual, o bien es necesaria una diferenciación conceptual, y en eso parece radicar el centro del problema, en la equiparación de dos sistemas conceptuales o en su distinción (p. 256).

Vidales concluye con un mapa de posibilidades constructivas esta segunda parte general:

Aparecen por lo menos cinco escenarios posibles sobre la relación entre sistemas conceptuales: a) una Teoría de la Comunicación de base semiótica, b) una Teoría de la Comunicación con apoyo formal de la semiótica pero no determinada en su totalidad por ésta, c) una Teoría de la Comunicación independiente de la semiótica, d) una semiótica con apoyo en la Teoría de la Comunicación y, e) una semiótica de la comunicación (p. 276).

La propuesta de Vidales va en el sentido de la quinta opción, la configuración de una semiótica de la comunicación.

El quinto capítulo, "Un marco de relación posible entre la semiótica y la teoría de la comunicación: hacia la semiótica de la comunicación", es el final del recorrido de los largos y extenuantes cuatro capítulos anteriores. La configuración de una teoría de la comunicación con base semiótica es posible. La semiótica es poderosa y tiene una cosmología y una configuración transdisciplinar que permite imaginar el programa a seguir. Pero la teoría de la comunicación también es poderosa. Estamos hablando de un diálogo, y ese es el corazón de la propuesta de una semiótica de la comunicación.

El capítulo inicia con la revisión de las tesis de uno de los semióticos contemporáneos más completos, Soren Brier. Este autor forma parte del grupo que impulsa la biosemiótica, en su caso, desde una nueva figura científica general híbrida, la cibersemiótica. Para Vidales este maridaje de cibernética y semiótica es idóneo para poner a conversar a los dos constructos centrales de la complejidad conceptual explorada, la semiosis y la información. Por otra parte permite el diálogo con la propuesta de Martín Serrano desde una comunicación que también se monta sobre elementos paralelos y complementarios a la semiótica, como la interacción y la información. Lo que sigue es el trabajo de construcción de las ligas y la hipótesis de la propuesta integrada.

Vidales hace su primera apuesta:

La semiosis sólo nombra un proceso de movimiento de sentido y de for–mas de modelización, mientras que la comunicación es un nivel de organización de relaciones de sentido y de mundos empíricos . La semiótica ve signos y semiosis, la comunicación ve movimiento de información mientras que la propuesta que aquí se realiza ve a ambos actuando como sistemas complementarios: Sistemas Semióticos y Sistemas de Comunicación (pp. 288–289).

Para confirmar el programa que ha aparecido ante su trabajo, el autor propone seis niveles para la construcción de una semiótica de la comunicación: a) nivel general de producción semiótica, b) nivel general de la teoría de la comunicación, c) nivel de reproducción semiótica y biológica, d) nivel de producción comunicativa, e) nivel semiótico de reproducción social, y f) nivel comunicativo de acción social. Estos seis niveles se organizan en tres pares, de lo más teórico general –los dos primeros–, a lo más concreto y particular –los dos últimos–, pasando por los dos niveles de articulación de lo general abstracto y lo particular concreto. De los niveles epistemológicos generales, pasando por los niveles de construcción de las figuras concretas de comunicación y semiosis, hasta llegar a los niveles de configuración de la comunicación y la semiosis humanas y sociales concretas. En todo este ejercicio son claves las propuestas de la biosemiótica de Hoffmeyer y de la teoría de la comunicación de Martín Serrano.

El autor termina el texto con unos juicios que sin llegar a ser pesi–mistas son muy realistas.

Por lo tanto, el reto de la investigación es doble. Primero, porque la semiótica es totalmente marginal en los estudios de la comunicación y, segundo, porque la reflexión teórica no es una prioridad ... Más allá de los alcances teóricos que la propuesta por una semiótica de la comunicación pueda alcanzar, en realidad el principal reto que enfrenta es que la propuesta sea leída, discutida o por lo menos conocida (p. 305).

 

APORTACIONES DE LA OBRA A SU ÁREA DE CONOCIMIENTO. CONTRIBUCIONES GENERALES

Quizá la aportación más sustantiva del texto es la autocrítica, no la autocrítica de un autor que inicia su camino como intelectual constructivo dentro del campo de la epistemología comunicológica, que ese será un asunto que se presentará más adelante, cuando haya una trayectoria que poner en juicio; la autocrítica que aquí se enfoca es la del autor como miembro, como sujeto representante de la ecología intelectual del campo académico de la comunicación en general, y del campo académico de la comunicación mexicana en particular. Tenemos serias limitaciones en nuestros cursos de acción epistemológicos, nos hemos refugiado por mucho tiempo en una postura discursiva constructiva simple y conveniente que ha estancado las posibilidades de desarrollo de la claridad en nuestro propio campo de estudio, y lo más grave, ha limitado las posibilidades de diálogo con otros campos de conocimiento, nos ha colocado en una posición marginal respecto de las conversaciones científicas del mundo en general del pensamiento científico. En el campo académico de la comunicación no hacemos ciencia contemporánea, sólo ciertos ejercicios que a veces con dificultades pueden ser calificados de científicos.

La segunda aportación, que en un sentido constructivo es la primera y más importante, es la propuesta misma de ensayar un curso de análisis epistemológico para identificar las bases de lo que puede dar sustentabilidad científica a un proyecto de teoría de la comunicación con una base semiótica, la hipótesis hacia una semiótica de la comunicación. En el proyecto Hacia una Comunicología Posible, del cual Carlos Vidales formó parte, se propone que hay cuatro epistemologías y nueve configuraciones conceptuales básicas que han construido históricamente al pensamiento científico en comunicación, según el propio campo académico de la comunicación. Una de esas nueve fuentes científicas es la semiótica, calificada por el Grupo Hacia una Comunicología Posible (GUCOM), como una de las más complejas y completas de todas, junto con la cibernética, desde un punto de vista lógico constructivo. La semiótica y la cibernética permiten al pensamiento en comunicación el diálogo con la ciencia contemporánea del más alto valor constructivo. Este es un referente que Carlos Vidales tiene como base para el desarrollo de su proyecto, que según la propuesta de la comunicología posible, permite pensar en por lo menos cuatro paradigmas constructivos epistemológicos de la comunicología, y nueve comunicologías científicas en el desarrollo de las fuentes más claras de su configuración histórica. Vidales toma a una de las fuentes –la semiótica–, y a una de las epistemologías –el positivismo–, para ensayar su programa de una semiótica de la comunicación, lo cual es una gran noticia para el mundo de la epistemología comunicológica mexicana y universal.

A partir de estas dos grandes aportaciones, que el propio Vidales tiene muy claras, vienen en cascada muchos otros elementos de un orden complementario, pero no por ello menos importantes. Por ejemplo, en el primer capítulo el autor elabora una serie de preguntas que después ensayará contestar:

¿Cuáles son los sistemas conceptuales históricos de la comunicación? ¿Cuál es la historia de la relación conceptual entre la semiótica y los estudios de la comunicación? ¿Podemos hablar de relación entre sistemas conceptuales o sólo entre conceptos, palabras o términos? ¿Es posible identificar un punto de vista semiótico en los estudios de la comunicación? (p. 63).

Y por último dos aportaciones puntuales en el sentido constructivo de una teoría de la comunicación. Primero la conclusión sobre lo que ha configurado el pensamiento histórico en comunicación en forma general a lo largo del siglo XX, la teoría matemática de la información. Aunque en cierto sentido este juicio es un lugar común, en el contexto del texto adquiere otra significación. La información es algo sustantivo para la teoría de la comunicación. El punto es que el periodismo ha tenido la mano en la composición y organización del contenido del término en forma muy elemental, y se ha perdido el sentido profundo, cibernético, de su semántica constructiva científica. La información en un sentido cibernético forma parte sustantiva del pensamiento científico contemporáneo en diversas áreas, pero no en comunicación. Recordar esto es una estupenda aportación del libro.

La segunda gran aportación a la construcción de una ciencia de la comunicación, una comunicología, es la figura sintética más importante del texto en un sentido conceptual, la relación entre la semiosis y la comunicación. Este punto abre un programa de investigación por sí mismo. Vidales asume la relación en la complementariedad y oposición entre una figura inmaterial –la significación–, y otra cargada de la presencia energética de la situación concreta, la comunicación como acción. Me parece que la teoría de la comunicación está bien bosquejada en esta relación entre dos de sus parámetros elementales de configuración. Ya sea dentro del programa de una semiótica de la comunicación o dentro de cualquiera otra propuesta teórica de la comunicación, lo identificado en esta asociación es programático. Esta es la gran aportación del libro desde un punto de vista de la epistemología comunicológica, que es su marco general de elaboración.

Las contribuciones generales del texto al mundo académico de la comunicación podrían sintetizarse en tres sentidos: primero, el relato del camino seguido a lo largo de los cinco capítulos que proponen un ejemplo además de una visión sobre el tema que pretende desarrollar; segundo, la crítica a la situación actual del pensamiento teórico y científico en comunicación, y tercero, la propuesta programática de una posible semiótica de la comunicación. En un sentido más estricto el texto también puede considerarse una contribución al trabajo epistemológico en general, y por tanto una contribución clara y directa al desarrollo del pensamiento científico universal.

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