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Investigación bibliotecológica

versión On-line ISSN 2448-8321versión impresa ISSN 0187-358X

Investig. bibl vol.25 no.55 Ciudad de México sep./dic. 2011

 

Reseñas

 

BALSAMO, LUIGI. La bibliografía. Historia de una tradición

 

por Héctor Guillermo Alfaro López

 

España, TREA, 1998

 

Todo es cuestión de enfoque y de altura de miras signados por la creatividad, para poder comprender cómo la parte se entreteje con el todo y viceversa. Por supuesto que no resulta sencillo que la mente levante el vuelo para lograr un conocimiento integral de aquello que busca conocer. Con tenaz reincidencia la mente suele quedar varada en las situaciones inmediatas, en los aspectos particulares que ofrece la realidad. Pero esto que pudiera entenderse como una cierta normalidad en los individuos particulares cuando pretenden conocer el cotidiano entorno en el que están inmersos, se torna ciertamente preocupante dentro de una actividad sistemática y programática de conocimiento como la que se lleva a cabo dentro de una disciplina cognoscitiva. Lo que por otra parte, habla del nivel de avance en cuanto a la fundamentación de tal disciplina. Un ejemplo de esto lo representa la Bibliotecología en la cual una orientación cognoscitiva anclada en el conocimiento inmediato, particular y específico de los objetos que estudia suele ser aún determinante. Esto se denota con especial agudeza cuando trata con aquellos objetos que le son sustancialmente propios, pero que tienen una marcada consistencia técnica; como es el emblemático caso de la bibliografía.

La subrayada orientación técnica que encauza al campo bibliotecológico en su conjunto tiende a resaltar la dimensión técnica de la bibliografía, con lo que se encubren los demás aspectos que también forman parte de ella. El estudio de la bibliografía queda así focalizado en su particularidad específica técnica, con lo que queda acentuado su aspecto operativo y práctico, dejándose de lado su entramado con una integridad más amplia de procesos y acontecimientos de diversos órdenes. Ante semejante obturación del enfoque cognoscitivo resulta un auténtico bálsamo el libro La bibliografía. Historia de una tradición, escrito por el bibliógrafo italiano Luigi Balsamo. Libro que con fina sensibilidad articula el desenvolvimiento histórico semántico del concepto de bibliografía con los procesos socio-culturales. Su altura de miras es conducida por la creatividad al poner de manifiesto como la gestación y desenvolvimiento de la bibliografía responde a situaciones políticas, ideológicas y culturales de cada época histórica por la que transita. El enfoque que le da L. Balsamo a su tema al ser de carácter histórico semántico le permite rastrear las metamorfosis que ha seguido el concepto de bibliografía como, por ejemplo, biblioteca o repertorio. Las diversas acepciones del concepto que, por supuesto, no han sido gratuitas son el producto de fuerzas profundas de la configuración sociocultural de la información.

La esfera técnica de la bibliografía es así explicada como un mecanismo organizativo que responde al proceso sociocultural informativo: por lo que no es entendida como un mero automatismo técnico autónomo que se genere al margen del contexto. Cada avance en su depuración y rigor técnico están signados por situaciones que la trascienden externamente. De esta manera L. Balsamo pone en su justo sitio a la parte técnica de la bibliografía, lo que es un implícito guiño para hacer lo mismo con los demás aspectos técnicos de la Bibliotecología. Por otra parte, el estimulante libro de L. Balsamo tiene asimismo la virtud de propiciar una serie de consideraciones que nos permiten apreciar de manera distinta y más amplia la bibliografía, lo cual es una de las altas distinciones de los buenos libros. Así, por ejemplo, conforme se explica el desenvolvimiento histórico semántico del concepto bibliografía gradualmente tomamos conciencia del papel jugado por ella en los procesos de construcción sociocultural, a partir de organizar y darle coherencia a la producción impresa del mundo moderno. Al llevar a cabo la organización de los repertorios de las diversas áreas del saber la bibliografía conformó la cartografía del conocimiento propia de la modernidad, de la era de Gutenberg. El desarrollo de la bibliografía corre aparejado con el despliegue de la cultura impresa, por lo que metafóricamente puede decirse que es la toma de conciencia de esa cultura respecto a sus propios alcances, potencialidades y límites que la definen y le dan forma. Con ello quedó de manifiesto el proceso y organización cognoscitiva mediante las cuales se conformaron esos orbes que vienen a ser los campos del conocimiento, los cuales son factor determinante en la construcción de la realidad sociocultural. Entre las que la propia bibliografía será el antecedente en la gestación de uno de ellos: el campo bibliotecológico, por lo tanto nacido de una necesidad, también organizar la información producida en los campos de conocimiento.

El hecho de que la bibliografía haya sido una simiente de la que brotó el campo bibliotecológico nos remite a una de las partes más logradas del libro de L. Balsamo: en la que se extiende sobre la obra del fundador oficial de la bibliografía Conrad Gesner (1516-1565). Aunque ya había habido algunos precursores, Gesner por sus aportes a la técnica bibliográfica bien puede ser considerado el padre fundador, pero lo es sobre todo por la visón con que concibió a la bibliografía: un conocimiento en esencia humanístico. Pero hay que aclarar que tal humanismo no radica sólo en el hecho de que conformara su bibliografía en un periodo aún signado por el humanismo renacentista, sino porque para él la bibliografía expresa lo más fundamental de los anhelos humanos por el conocimiento: el hombre es autónomo, racional y libre, y por eso se construye a sí mismo a través del conocimiento. El propio Gesner era un preclaro ejemplo de tales aspiraciones por el conocimiento universal: era médico, filólogo, botánico y zoólogo. Para este sabio de Zurich un repertorio bibliográfico por necesidad tenía que ser universal porque lo humano se expresa universalmente puesto que con ello se abarca la multiforme y contradictoria experiencia humana. De ahí que su repertorio llevara el incontestable y dilatado titulo de Biblioteca Universalis, sive Catalogus omnium scriptorum locuspletissimus, in tribus longuis, Latina, gracca et hebraica: extantium et non extantium, veterum et recentiorum in hunc usque diem, doctorum et indoctorum, publicatorum et in Bibliothecis latentium. Punto de referencia insoslayable en la historia de la bibliografía, queda de manifiesto el espíritu humanista omniabarcador que lo inspira.

Pero como lo apunta L. Balsamo esos sentimientos de altruismo y generosidad que le insufló el preclaro humanista C. Gesner a la bibliografía con el correr de las peripecias históricas y los intereses ideológicos fueron gradualmente velados. Lo que en otras palabras significó el extravío, la obnubilación del espíritu humanista de la bibliografía. Lo que redundó en la parcialización de la misma: concebirla sólo como un conocimiento técnico que responde a una funcionalidad práctica descontextualizada de la organización de la información; con lo que la voz del humanismo que recorre los laberínticos listados de las bibliografías ha quedado reducido a un inaudible susurro. Y más aún como lo señala al final de su libro L. Balsamo, cuando muestra el panorama de la bibliografía en la actual era tecnológica en la que la propia ciencia bibliográfica es puesta en entredicho, con lo que pareciera que hasta el susurro humanista ha sucumbido por completo.

El filósofo Heidegger reflexionando sobre las consideraciones que sobre la poesía se hacia el poeta Hólderlin, planteaba la pregunta ¿para qué la poesía en tiempos de penuria? A lo que respondía que es precisamente en los tiempos oscuros, cuando parece que la poesía no tiene nada que decir, que se hace más necesaria su presencia para que su luminosidad despeje la oscuridad abriendo en ella el claro donde se muestre el espíritu humano por mediación del estro poético. De manera análoga el libro de L. Balsamo subrepticiamente nos plantea la pregunta ¿para qué el humanismo de la bibliografía en tiempos de penuria tecnológica? De donde podemos también espigar la respuesta: para que la Bibliotecología retome a su raigambre humanista nutrida por el proyecto originario de la bibliografía.

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