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Revista de historia de América

On-line version ISSN 2663-371X

Rev. hist. Am.  n.155 Cuidad de México Jul./Dec. 2018  Epub Feb 28, 2022

https://doi.org/10.35424/rha.155.2018.293 

Artículos

Silvio Zavala y la interpretación sobre el pasado nacional: México frente al mundo

Silvio Zavala and the interpretation of the national past: Mexico facing the world

Elmy Lemus-Soriano* 

*Universidad Autónoma Metropolitiana Unidad Azcapotzalco . Correo electrónico: elmygrisel@hotmail.com.


Resumen

El siguiente es un análisis historiográfico de los ensayos escritos por Silvio Zavala, cuyo principal propósito fue hacer un recuento de la historia general de México desde el periodo prehispánico hasta el siglo XX. Estos ensayos constituyeron, en suma, una carta de presentación del país ante organismos internacionales. Para ello, se analizan escritos entre 1946 y 1955 que consisten en reportes para la UNESCO, conferencias dictadas en la UNAM, así como un artículo publicado en la revista Nouvelles du Mexique.

Palabras clave: Encuentro; patrimonio; colonización; síntesis

Abstract

The following text is a historiographical analysis of a series of essays written by Silvio Zavala whose main purpose was to elaborate a synthesis of Mexican History from pre-colonial period until the 20th Century; in essence, those essays constituted a “business card” towards international institutions. It includes the analysis of some reports written for UNESCO, conferences at the UNAM, as well as an article originally published in the magazine Nouvelles du Mexique.

Key Words: Encounter; heritage; colonization; summary

Introducción

Es indudable el valor de la producción historiográfica de Silvio Zavala. Múltiples ensayos dan muestra del interés que hasta nuestros días ha provocado su estudio del Nuevo Mundo, del proceso de colonización y la Conquista, así como sobre los efectos del mestizaje cultural. Obras como la temprana La encomienda indiana, de 1935, siguen constituyendo un referente imprescindible de la historiografía colonial.1 Sin embargo, no podemos olvidar la faceta de Zavala como activo intelectual y representante de México ante organizaciones internacionales y otros gobiernos. En cumplimiento de sus funciones diplomáticas y culturales, Zavala fue invitado a escribir reportes y ensayos sobre la historia de México y compartir, en consecuencia, su perspectiva sobre el México Contemporáneo. De igual forma, su prestigio entre la comunidad académica mexicana le convirtió en participante de obras historiográficas de gran talla. En todo caso, los requerimientos de su labor obligaron a Zavala a escribir sobre una serie de temas que, si bien no eran su área de especialidad, sí correspondían a la observación de contexto de un hombre de conocimiento enciclopédico, proveniente de una corriente historiográfica que se preciaba de ser científica y objetiva.2 En este ensayo pretendemos conocer cuál era la visión del México Contemporáneo que defendía Silvio Zavala, resultado en todo caso de su interpretación de la Historia de México en general -es decir, desde el mundo prehispánico hasta el siglo XX-. Para ello, recurrimos en particular a algunos ensayos escritos por Silvio Zavala entre 1946 y 1955 -incluimos también algunas adiciones hechas posteriormente-, cuya característica principal es ser interpretaciones de largo plazo sobre México y sobre lo mexicano. Se trata de un corpus historiográfico que, dentro de la vasta producción de Zavala, ha sido poco estudiado, pero cuya significación -dadas las circunstancias de difusión internacional- justifican un análisis propio. En primer lugar revisamos su “Síntesis de la historia del pueblo mexicano”, que formó parte del trabajo colectivo intitulado México y la cultura, de 1946. Asimismo, incluimos algunos de los reportes que Zavala escribió por solicitud de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en adelante UNESCO) y como parte de sus tareas como director del Museo Nacional de Historia y presidente de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Historia y Geografía.3 El más extenso es el escrito originalmente en francés en 1949, “Enquête sur les relations entre les cultures. Le Contact des Cultures dans l’Histoire mexicaine”, así como los breves reportes “Le Museo Nacional de Historia au château de Chapultepec, Mexico” de 1951 y “Musées d’Histoire et Compréhension internationale” de 1954. Posteriormente, abordamos el ensayo “El mexicano en sus contactos con el exterior”, resultado de sus conferencias dictadas en la Facultad de Filosofía y Letras en 1952, y cerramos con el artículo escrito en francés para la revista Nouvelles du Mexique con el título “Aperçu sur l’histoire du Mexique”, publicado en 1955.4 Más aún, si bien analizamos ensayos y no obras historiográficas eruditas -como las que Zavala escribió sobre la historia colonial- consideramos que su difusión en Europa les dio resonancia considerable y, en cierta medida, representaron la voz intelectual mexicana ante organismos internacionales.5 En cualquier caso, no debemos olvidar que Silvio Zavala organizó el Primer Congreso de Historiadores de México y Estados Unidos, y fue el representante de México en encuentros internacionales de Historia, como el Noveno y Décimo Congresos Internacionales de Ciencias Históricas en París (1950) y en Roma (1955), así como durante las reuniones del Instituto Panamericano de Historia y Geografía en las que tuvo un papel fundamental durante las discusiones sobre la enseñanza de la Historia y los libros de texto. Ante una figura de tal importancia, cabe preguntarnos sobre su visión del México Contemporáneo, así como los problemas que Zavala preveía como estudioso del devenir humano. Nos interesa conocer su perspectiva sobre la política cultural del régimen posrevolucionario, la cual, en cierta medida, se vio obligado a ejecutar. Así, es posible anticipar una defensa de la importancia de la dominación española en la conformación de la identidad mexicana, así como en los proyectos políticos y culturales de largo plazo. De igual forma, consideramos que, como auténtico representante de una corriente historiográfica objetiva y erudita, Zavala mantuvo una posición crítica respecto a los verdaderos logros del régimen posrevolucionario, cuyos propósitos esenciales -como la conformación de un Estado liberal- se encuentran ya anunciados desde el México decimonónico.

Síntesis del pasado mexicano

Comenzaremos con el documento preparado por Zavala para la obra coordinada en 1946 por el entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, México y la cultura, en donde también participaron otros estudiosos de gran talla de su época.6 En su función de director del Museo de Historia Nacional, Zavala preparó su “Síntesis de la historia del pueblo mexicano”, la que sirvió esencialmente de larga introducción a la obra de más de mil páginas. En la “Síntesis…”, Zavala logra una explicación de largo plazo sobre los mexicanos. En suma, la historia del pueblo mexicano se resume en la búsqueda de su propia identidad, pero también en una lucha por su libertad. Profundicemos.

En la primera parte se presenta la antesala del encuentro entre la cultura europea y la cultura indígena. Zavala hace énfasis en el enorme desarrollo del México indígena con anterioridad a la llegada de los españoles: “El pobre legado traído de Asia se había transformado en una economía agrícola que sustentaba complejas culturas ritualistas”.7 No obstante, concede mayor espacio al estudio de la sociedad resultante del proceso de Conquista. En todo caso, Zavala muestra cómo de ese encuentro -y desencuentro- surge lo que hoy llamamos México, una reflexión constante en los textos revisados y en la que, por supuesto, se refleja su conocimiento profundo de la época.8 Sin embargo, en la “Síntesis…”, Zavala también se ve obligado a referir el concepto de Revolución, mismo que funge como una suerte de hilo conductor que engarza la Historia del México Colonial con el Independiente y Contemporáneo. En concreto, nuestro autor identifica al menos cuatro revoluciones: la de 1810, la fallida de Gómez Farías en 1833, la de Ayutla que desemboca en la de Reforma en 1857 y la última en 1910. ¿Qué es lo que caracteriza a todas estas revoluciones? Se trata de un proceso cuyas etapas conforman la emancipación legal, religiosa e identitaria con respecto a Europa. Por lo tanto, podemos hablar de una historia mexicana que es esencialmente una reacción al proceso de Colonización iniciado en el siglo XVI. Una respuesta cuya pregunta se relaciona con el propio ser y su proyecto a futuro: “En suma, la etapa revolucionaria pone de relieve el interés de México por superar la situación semicolonial creada con motivo de la invasión de los capitales extranjeros, y por recobrar el acceso a sus propios recursos naturales”.9 Encontramos pues, un México abocado a construirse a sí mismo, a encontrar sus elementos originales, tanto como a reconocer aquello que le une irremediablemente con la cultura occidental.

Por tal motivo, Zavala encuentra que la última revolución, la de 1910, es todavía una etapa aún abierta y en desarrollo, un proceso claramente inacabado. Es enfático sobre la falta de una democracia plena; reconoce que hay elecciones y ningún gobernante permanece más tiempo del que le corresponde: “tal circunstancia ha mantenido despiertas las aspiraciones democráticas y la esperanza de llegar al ejercicio de un verdadero régimen de instituciones políticas, de acuerdo con los principios doctrinales aceptados en la Constitución”.10 En ese sentido, es evidente su objeción respecto a la permanencia de un sólo partido político en el poder.11 Un balance que, pese a su propia vinculación con los avances culturales y diplomáticos del país, busca ser objetivo. Zavala no asevera que México es ya un país democrático, por lo que su omisión da muestra de su imparcialidad al analizar el régimen al que él mismo ha representado.

Sin embargo, Zavala considera que la Revolución de 1910 ha provocado cambios profundos tanto en el territorio de México, como en el mexicano, que después del cambio político tuvo la oportunidad de reflexionar sobre sí mismo y su identidad. El regreso al arte y estética que Zavala llama “autóctonos” es una muestra de dicha búsqueda, así como del interés por mostrar al mundo la esencia del pueblo mexicano: “Puede decirse que el mexicano comienza a descubrirse a sí mismo y que ha encontrado temas propios dignos de ser tratados... Es claro que la creación mexicana no prescinde de las aportaciones universales, pero dentro de ellas busca aspectos de consciente y valiosa originalidad”.12 Se trata de un historiador que muestra el proyecto mexicano más que la consumación del mismo. Y en ese sentido, nuestro autor encuentra que, si bien la lengua y las aspiraciones democráticas provienen de la herencia española, la estética y la cultura popular son indígenas y han sido vinculadas al proyecto gubernamental de cultura y educación. En suma, se trata de la incorporación de la mayoría en la conformación del presente y futuro nacionales. Líneas atrás, Zavala ya había enfatizado:

La perduración biológica y cultural del indígena… ha sido enjuiciada a menudo… como un lastre para la civilización de México y como fuente inagotable de sus problemas sociales. Pero la cuestión ofrece otro cariz más optimista, ya que los críticos, por más severos que sean, no pueden desconocer que esa realidad histórica imprime carácter al país y constituye una reserva que sirve de apoyo a sus diversas creaciones.13

Fue sin duda “Síntesis de la historia del pueblo mexicano” el documento de Zavala -sobre la Historia de México en su conjunto- que tuvo más difusión y cuya influencia es evidente en los siguientes ensayos aquí revisados. Fue publicado en 1946, luego en 1947 como ensayo independiente y en 1953 como parte del libro editado por Porrúa Aproximaciones a la Historia de México,14 así como en la segunda edición de México y la cultura en 1961, sin sufrir cambios. Cuatro años después, la “Síntesis…” fue traducida al alemán y publicada por la Embajada de México en Alemania a manera de libro breve. Para esta cuarta ocasión, Zavala decidió finalmente actualizar su interpretación del devenir histórico mexicano. En un par de páginas, proporciona al lector una serie de cifras sobre los que podrían considerarse “éxitos” del régimen posrevolucionario: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) protege a más de 3 millones de personas, el analfabetismo ha disminuido, si bien todavía 38% de la población no sabe leer y escribir. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reporta más de 67 mil estudiantes, sin contar los nuevos museos y la proyección cultural de México en el escenario internacional.15 Un resumen sucinto para el lector de habla alemana sobre los avances del proyecto posrevolucionario. Para referirse al aspecto político-electoral, Zavala nuevamente es puntual: “en los años de 1946 hasta hoy [1965] México ha gozado de elecciones pacíficas y ordenadas”.16 Respecto al exterior, México puede presumir su política de no intervención y respeto a la soberanía.17 Veinte años después de la primera edición, Zavala sigue sin utilizar la palabra “democracia”; más aún, decide mantener intacta la conclusión redactada originalmente en 1946. Se presenta la relación entre el pasado nacional y la oportunidad de proyección internacional, una dicotomía que, como veremos, se encuentra también en los reportes presentados ante la UNESCO:

Nuestra historia no ha sido la de una nación llamada fácilmente al goce general de la riqueza y al poderío. Han surgido a menudo contiendas trágicas y desigualdades profundas… Creemos que tales complicaciones conceden a esta historia un vivo interés humano. Ella ha preparado al espíritu mexicano para enfrentarse a la vida con valor y resistencia; a veces, también, con dotes creadoras que otorgan a este pueblo algún derecho a ser estimado como miembro apto de la gran familia universal.18

La tesis revela al Zavala representante de nuestro país ante el mundo: en suma, el pasado reciente -violento y a la vez, catalizador- ha conformado un México singular que puede y debe hacer aportes significativos a la cultura universal. De igual forma, encontramos por primera vez la importancia que Zavala le dará al patrimonio cultural, idea que, como activo representante de México ante el mundo y a través del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, no tardará en defender.

La historia de México para la UNESCO

Tan sólo tres años después, la UNESCO solicitó a Zavala un reporte sobre la cultura mexicana, mismo que escribió originalmente en francés con el título “Enquête sur les relations entre les cultures. Le Contact des Cultures dans l’Histoire mexicaine” y el cual formó parte del libro L’originalité des cultures,19 de 1953.20 Recordemos que en 1949 Zavala era no sólo director del Museo Nacional de Historia, sino también presidente de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. El reporte, conformado en su versión mecanográfica por 26 páginas, hace énfasis en el concepto de “Encuentro”, más aún, en su plural, “Encuentros” para referirse a la Conquista y Colonización. Su visión, en muchos sentidos opuesta a la de O’Gorman -cuya tesis central al respecto era la de “Invención de América”21-, ponía énfasis en las transformaciones mutuas de las culturas indígena y europea, así como en el aprendizaje “sobre la marcha” para relacionarse entre sí. De tal suerte que no se trata de una imposición de culturas, sino de un diálogo en el que cada participante creó una imagen de sí mismo y del otro.22 Por ello, no extraña que el reporte escrito para la UNESCO muestre la erudición de Zavala respecto al periodo del Descubrimiento y Conquista de América. Nuestro autor narra el encuentro de dos culturas poderosas, de ricos y complejos antecedentes. En cualquier caso, comprende como un momento crucial en la historia mundial el momento en que Cristóbal Colón puso en el “radar” europeo la existencia de una serie de pueblos y tierras que, eventualmente, demostrarían ser un continente ajeno a los entonces conocidos. De hecho, considera que más que un encuentro es una amalgamación “que aun en nuestros días podemos calificar de reciente, inacabado y penoso”.23 Por lo tanto, Silvio Zavala señala las diferencias importantes entre los distintos pueblos indígenas, tanto en su relación con los conquistadores, como en el proceso de asimilación y aculturación. Mientras que en algunos sitios el idioma español se impuso casi de forma inmediata, en otros se mantienen vivas múltiples lenguas indígenas. Lo mismo sucede con la religión, puesto que no es posible identificar la misma forma de catolicismo en el norte o en el sur de México. En todo caso, es congruente con otros ensayos, como el intitulado “Formación de la Historia Americana24, en donde puntualiza las diversas “colonizaciones”, en plural, acontecidas en todo el continente americano. Sólo que aquí, Zavala ensaya un ejercicio historiográfico de largo alcance; por lo tanto, se refiere al Estado Nacional decimonónico el cual, en cierta forma y desde su nacimiento, contribuyó en parte a la colonización cultural, al imponer el español como la lengua oficial del país recién conformado. De tal suerte que el proceso de transformación de los indígenas por el contacto con los españoles se mantiene vigente hasta el México Contemporáneo y repercute aún en el proyecto posrevolucionario.

Por consiguiente, Zavala muestra que la influencia de las culturas indígenas se encuentra matizada y en evidente desventaja respecto a la influencia de la cultura occidental. Así, Zavala explica la realidad mexicana a través de la dicotomía europeo-indígena como par de formas de ser que se encuentra, lucha, se adapta y en algunas ocasiones fusiona hasta dar como resultado la cultura mestiza del siglo XX. Y en ese proceso de largo alcance, la Revolución de 1910 resulta en un reconocimiento de la población indígena por largo tiempo ignorada: “La revolución iniciada en 1910 corrige violentamente ese curso de ideas y de hechos. Vuelve a experimentarse la movilidad de la lucha que rompe las estratificaciones de las clases sociales durante la paz de la dictadura”.25

Este balance es fundamental para comprender lo que Zavala desea mostrar hacia el exterior: una nación sin diferencia de razas, una nación mestiza. En todo caso, es aquí donde comienza a desplegarse la visión optimista que Zavala tenía del futuro de México, pues advierte que el proceso de mestizaje podía haber resultado en una auténtica guerra de castas o bien en un país dividido por el origen. Pero he aquí que nuestro autor encuentra, por el contrario, un país con una identidad propia, cuyo fundamento es precisamente ese mestizaje: “Junto a los pies descalzos alterna algún par de zapatos que denota en el propietario un acercamiento a la cultura mestiza, que día a día se va haciendo más natural, menos engorrosa”.26 Y ese desarrollo natural hacia el mestizaje encuentra su fundamento precisamente en la tradición española, de donde se ha tomado la ideología liberal que permitirá construir el nuevo país donde el indígena es finalmente reconocido:

Es aquí donde importa y cuenta la unión del proceso ideológico con el proceso social, que es uno de los rasgos más valiosos del fenómeno de formación del pueblo mexicano. Porque no sólo importa a una nación su ser físico, sino el ganar una idea moral que concuerde con su realidad biológica. En esta lucha sólo puede esperarse el triunfo si los elementos formativos en el orden de la cultura son propicios y de signo liberal. Tal ha sido, según creo, el caso histórico de México.27

Así, para Zavala, el liberalismo -y adelantamos, el humanismo, según el ensayo “El mexicano en sus contactos con el exterior”- son las cartas fuertes de la herencia europea en el proceso de mestizaje. Pero por su naturaleza, estas mismas ideas son las que impiden una simple asimilación o eliminación del indígena -como asegura que sucedió con los nativos estadounidenses- y logran su reivindicación social: “…sobre un fondo humano que conserva racial y culturalmente los rasgos que caracterizaron a los pueblos que se venían desarrollando en el Nuevo Mundo… se registran las alteraciones constantes y crecientes que obedecen al contacto inevitable con el mundo de origen europeo”.28

A pesar de este panorama y de la dificultad que entraña hablar del presente propio y del régimen en el que se habita, Zavala demuestra la tradición historiográfica de la que proviene y logra articular un juicio severo, pero acorde con la situación mexicana: “Hay grandes abismos de miseria, de ignorancia, de primitivismo. Es un proceso en marcha, una orientación correcta, pero los medios y las flaquezas humanas no logran todavía imponerse a la inmensidad de la obra”.29 A diferencia de lo escrito en la “Síntesis…”, Zavala hace mayor énfasis en las carencias económicas y educativas en las que todavía se encuentra gran parte de la población, respondiendo así a los propósitos anunciados por la UNESCO al solicitar este reporte: “L’objet commun à ces études n’est pas seulement d’ordre scientifique ou spéculatif. Il intéresse d’une manière très concrète plusieurs des entreprises les plus urgentes de l’Unesco”.30

El problema de la identidad nacional

De 1952 datan las Conferencias dictadas en la UNAM bajo el título “El mexicano en sus contactos con el exterior”, mismas que fueron publicadas en Cuadernos americanos ese mismo año y en 1953 en la recopilación hecha por Porrúa, las ya mencionadas Aproximaciones a la Historia de México. La problemática académica del momento se encuentra presente en dicho ensayo por diversos motivos. En primer lugar, las conferencias fueron dictadas bajo el vasto programa de búsqueda del ser mexicano impulsado por el Grupo Hiperión, que contaba entre sus participantes a Leopoldo Zea. Además, no podemos olvidar que, en 1947, Zavala propuso la creación del Comité de Historia de las Ideas en América dentro de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, proyecto que quedaría precisamente bajo la batuta de Zea, por lo que ambos compartían el interés por la reflexión de la cultura y pensamiento mexicanos.31 Más aún, en 1950 se había llevado a cabo en la UNAM el Tercer Congreso Interamericano de Filosofía. Entre los principales temas de discusión se encontraban la posibilidad de una filosofía original proveniente de Latinoamérica, así como la posible función social de dicho pensamiento.32

En “El mexicano en sus contactos con el exterior” se hace un análisis puntual de la relación de México con distintas culturas, según los antecedentes históricos y las diferencias culturales. Grosso modo, Zavala señala cuatro culturas con las que México se ha relacionado: la estadounidense, la europea, la asiática y la africana.33 A estas dos últimas, Zavala les dedica poco espacio, pues asegura que se trata, en realidad, de una relación mediada por las culturas europea y estadounidense.34 Respecto al Vecino del Norte, aclara que la relación ha sido tirante, pero que los eventos mundiales recientes han acercado a ambos pueblos. Asimismo, las actividades intelectuales han mostrado más similitudes que diferencias, pues en ambos lados del Río Grande, los científicos sociales se interesan por los mismos problemas, si bien sus perspectivas y posibles soluciones son diferentes. Sin embargo, es al contacto con Europa al que Zavala da más importancia, no sólo porque se trata de una relación que comenzó durante la Conquista, sino también porque le parece que la influencia recíproca es vital para comprender el presente nacional. Más aún, Zavala prevé un futuro prometedor para México y América Latina, pero siempre en relación con la cultura occidental. La razón es simple: México ha bebido de la cultura europea; por el tamiz histórico han pasado el humanismo35 y el liberalismo y es así que, sin buscarlo, nuestro país es heredero y salvaguarda de la tradición del Viejo Continente: “La juventud de América es, por lo tanto, relativa, pues lo propiamente americano consiste en el descubrimiento y circulación de los valores indígenas, en la adaptación de los europeos al medio extraño, en la solución de problemas de frontera que ofrecen matices propios”.36 De tal suerte que, en el mundo de la Posguerra, América será la encargada de mostrar al mundo lo mejor: “Y en el caso de un hundimiento próximo de Europa, no olvidemos a quienes miran a Hispanoamérica como una esperanza… de salvar la herencia de ese espíritu humanista… Entonces nuestro papel en el Nuevo Mundo será más difícil, pero también de mayor importancia para el destino de la cultura universal”.37 Encontramos aquí a un Zavala, quien inmerso en las discusiones de su tiempo sobre la originalidad de la cultura y el pensamiento americanos, defiende nuevamente la importancia del mestizaje como la carta fuerte de América para el mundo. En todo caso, encuentra en el Porfiriato un momento álgido de nuestra historia nacional dado que se trata de una historia de negación, precisamente por ello destinada al fracaso.38 Enfático, asegura:

Y lo sensible no era tan sólo que anduviéramos mendigando un ‘alma mater’… sino que mediante esa renuncia a la historia de nuestro espíritu se menoscabaran valores permanentes y afirmativos que hoy reconocemos como el mejor patrimonio y el más firme sostén de nuestras actitudes culturales; porque no son un legado que recibimos o perdemos con las escuelas o modas intelectuales que pasan, sino consecuencia de una actitud madura y constante ante los problemas que la historia nos depara.39

Hacemos referencia a esta interpretación sobre el Porfiriato porque la noción precisa de patrimonio cultural influye en su reflexión sobre el pasado mexicano. No se trata de una simple defensa del legado material que posee México, sino también de una visión que defiende como propio el legado cultural formado como producto del encuentro de culturas, el cual, es necesario proteger activamente a través de políticas educativas en las que él mismo se involucró, en específico, sobre la enseñanza de la Historia.

Por lo tanto, es necesario reconocer la importancia que el mismo Zavala daba no sólo al estudio científico y puntual del pasado, sino también a su difusión a través de diversos medios, como libros de texto o museos. Ese interés se refleja en la organización del reporte sobre la enseñanza de la Historia en México desde su papel de presidente de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia40, así como su contribución a la mejora de los libros de texto y por supuesto, su labor al frente del Museo Nacional de Historia. Al igual que la Historiografía, Silvio Zavala encontraba que la Museografía daba cuenta de la historia general de México, por lo que echó mano de una serie de recursos visuales para mostrar a nacionales y extranjeros el pasado mexicano. Así nos lo dejan ver los breves escritos de Zavala sobre los museos en México y publicados en francés en la revista Museum por la UNESCO, mismos que reflejan la perspectiva de la función social y educativa de la Historia en un país en reconstrucción: “L’exposition que le Musée national d’histoire offre au public est le résultat d’un effort constant d’harmonisation entre le cadre historique et la mise en valeur des œuvres d’art…les objets sont présentés selon un plan historique… pour permettre au musée de remplir sa fonction didactique”.41

Sus escritos lograron mostrar cómo se construía un discurso museográfico e historiográfico del pasado reciente, vinculado con una historia general de México basada en el mestizaje y cuyo punto culminante se encontraba en la Revolución de 1910. Y de esta forma, el estudio del pasado en sí mismo contribuye a conformar la identidad nacional, a través de la exposición -escrita y visual- de lo que ha sido y es México. Sin embargo, es de advertir que toda esta labor se completa sólo hasta que se proyecta hacia el exterior. Como el mismo Zavala lo había enfatizado, la tarea del historiador americano consistía en estudiar el Nuevo Mundo para comprender lo similar y lo distinto en cada una de las historias nacionales; en suma, el conocimiento del continente para resolver los problemas particulares que aquejan a cada región.42 Y es en ese marco de ideas que los ensayos de historia general adquieren sentido tanto para el lector mexicano como para el extranjero.43

Fue así como en 1955 Jaime Torres Bodet, ya entonces embajador de México en Francia, pidió a Zavala escribir un ensayo para el primer número de la revista Nouvelles du Mexique, cuyo propósito era dar a conocer no solamente las noticias, sino también la historia y la cultura mexicanas a Europa.44 El texto fue rápidamente traducido al español y publicado un año después por el Colegio de México en Historia mexicana con el título de “Ojeada a la Historia de México”.45 El artículo muestra similitudes con el reporte entregado a la UNESCO, aunque aquí, Zavala decide iniciar su recuento de la historia de México desde la llegada del hombre al continente americano, haciendo énfasis en la larga tradición de la que proviene la cultura nacional. Pero de nueva cuenta, insiste en que existen dos “corrientes de hombres” que conformaron al pueblo mexicano. Así como Mesoamérica legó a México una vasta y diversa civilización, lo mismo se puede aplicar a Europa, pues los españoles tenían tras de sí otra conquista y otras culturas; en cierta forma, también eran un pueblo guerrero. Zavala también hace referencia, si bien somera, a la población de origen africano que llegó a México. Coloca de nueva cuenta el mestizaje en el centro del origen del mexicano, cuyo desarrollo natural ya anunciaba la Independencia, aunque: “la Invasión de la Península Ibérica por las tropas de Napoleón en 1808, avivó el ritmo de los acontecimientos”.46 Sin embargo, también advierte que ese pueblo nacido como fruto del mestizaje tenía por delante la tarea de la igualdad y la democracia, que tardaron al menos un siglo más en llegar. Su visión hace énfasis en los aspectos positivos: en México no hay racismo ni discriminación y se “renueva periódicamente a sus mandatarios”.47 Se trata a la vez de un pueblo antiguo y “en proceso de transformación”.48 La frase “el viajero encuentra, sin duda, muchos aspectos que los mexicanos quisieran que fuesen mejores”49 delata al público al que va dirigido. Se trata de un recuento somero para aquél que quiera conocer México, una anticipación de lo que podrá encontrar. Años después, Zavala explicaba sus razones para participar en el proyecto Nouvelles du Mexique: trataba de mostrar a Europa una cara positiva de México, menos centrada en los conflictos y desgracias que un siglo de conflictos internos habían sido noticia en el Viejo Continente.50

Conclusiones

Como hemos podido constatar, el análisis de la historia general de México se mantuvo como una preocupación constante en la obra ensayística del Doctor Silvio Zavala. En buena medida, significa una parte sustancial de su labor como representante de México ante organismos internacionales, constituye el encuentro del Zavala historiador con el Zavala funcionario e intelectual.

En primer lugar, es innegable la enorme importancia que Zavala da a la etapa colonial en la conformación de lo que llamamos México, tres siglos de encuentros y desencuentros que dan como resultado la formación de una cultura singular. Sin embargo, en el balance sobre el peso de la cultura indígena y la cultura europea, Zavala no duda en asegurar que dos pilares del México moderno -el liberalismo y el humanismo- se deben únicamente a la cultura europea. De tal suerte que, como resultado del proceso de mestizaje, México ha quedado en la esfera de la cultura occidental, cuya renovación -después de la Segunda Guerra Mundial- le corresponde ejecutar, acompañada del resto de América Latina. En cuanto al mundo indígena, Zavala subraya la diversidad de culturas presentes en México, pero asegura que la reivindicación del pueblo indígena es aún más importante que el reconocimiento de su legado cultural y artístico y es, en esencia, un proceso inacabado.

Así, el estudio del pasado sirve al propósito de comprender los problemas de su tiempo. Su interés por la historia nacional se refrendaba en su lucha por hacer de México un protagonista de la historia regional e incluso universal. Sus ideas sobre la potencialidad de la cultura mestiza, fruto auténtico de la mezcla de los indígenas y los españoles, le permitían augurar un futuro en el que toda América Latina actuaría en concordancia con su legado humanista y mostraría al mundo las pautas de la convivencia pacífica. A su vez, reconocía que México tenía todavía un largo camino por recorrer respecto al ejercicio de la auténtica democracia y la igualdad social, pero veía con entusiasmo los proyectos del régimen posrevolucionario.

En todo caso, Zavala hacía énfasis en la importancia de la Historia como vía para consumar el México planeado; ya fuese a través del juicio crítico y ponderado, a través de la enseñanza -escrita o visual- del pasado o a través de la participación en organismos internacionales. En fin, una larga y prolífica trayectoria académica nos muestra que Zavala decidió contribuir con acciones concretas a la realización plena de ese México humanista y liberal tantas veces por su pluma proyectado.

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1Véase Andrés Lira, “El mundo americano en la obra de Silvio Zavala”, Boletín Editorial de El Colegio de México, núm. 132, marzo-abril 2008, p. 3-9.

2No olvidemos que Silvio Zavala aprendió el oficio de historiar de la mano del español Rafael Altamira, quien se definía a sí mismo como un historiador de la “antigua escuela”, según la cual, la interpretación histórica debía basarse en las fuentes y no en la ideología y subjetividad del historiador. Años después, Zavala mismo aseguraba que con Rafael Altamira aprendió a hacer “historia de la civilización”, que se caracterizaba por ser una “mirada más amplia a la historia, que no sólo incluía el fenómeno político, sino las ideas, la vida social, las letras y las artes”. Véase Silvio Zavala, “Deslinde de vivencias en la historia mexicana”, Nueva Revista de Filología Hispánica, tomo 37, núm. 2, 1989, p. 690.

3Silvio Zavala fue director del Museo Nacional de Historia entre 1946 y 1955; asimismo, fue presidente de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia entre 1947 y 1963. Nuria Sanz y Carlos Tejada, México y la UNESCO/laUNESCOy México, p. 36.

4Álvaro Matute, “Silvio Zavala. Decano de los historiadores”, p. 36. Reconocemos que los Apuntes de historia nacional escritos como colaboración a la Historia de América de la Editorial Jackson ameritan en sí mismos un análisis historiográfico. Aquí los hemos utilizado únicamente de apoyo ya que, en estricto sentido, solamente se ocupan de una parte de la historia mexicana, más precisamente, de los siglos XIX y XX.

5Cuando ha sido posible, hemos revisado y comparado las traducciones y las versiones originales.

6La lista de participantes incluye a Manuel Toussaint, Alfonso Reyes, Salvador Toscano, Samuel Ramos, Isaac Ochoterena, Genaro Fernández MacGregor, Manuel Gual Vidal, Alfonso Caso, Justino Fernández, José Luis Martínez, Carlos Chávez, Francisco Larroyo, Fernando Orozco, Ignacio Chávez, Ignacio González Guzmán, Antonio Martínez Báez, Gabino Fraga, Francisco González de la Vega y Alberto Barocio. Véase “Advertencia”, México y la cultura, p. V-VII.

7 Silvio Zavala, “Síntesis de la historia del pueblo mexicano”, México y la cultura, p. 5.

8Como el mismo Zavala lo refería años después: “… my principal concerns were in two areas: the Spanish conquest and the social order that developed as a result of that conquest. These two themes or topics of interest have been carried over into my later work”. Peter Bakewell and Dolores Gutiérrez Mills, “An interview with Silvio Zavala”, The Hispanic American Historical Review, vol. 62, núm. 4, noviembre 1982, p. 554.

9 Silvio Zavala, “Síntesis de la historia del pueblo mexicano”, México y la Cultura, p. 43.

10Ibidem, p. 40.

11Años después, Zavala mantenía sus críticas al régimen. Por ejemplo, en los Apuntes de historia nacional, actualizados para la edición de 1975, aseguraba que: “a medida que la historia política de la Revolución ha prolongado la lucha secular entre la democracia teórica y el caudillaje, se han comenzado a reflejar sobre el Estado mexicano algunas influencias de los sistemas que se apartan de la teoría democrática liberal”. Véase Silvio Zavala, Apuntes de historia nacional, p. 147.

12Ibídem, p. 46.

13Ibídem, p. 6.

14El volumen editado por Porrúa incluía la “Síntesis de la historia del pueblo mexicano”, “El contacto de culturas en la historia de México”, las conferencias de 1952 “El mexicano en sus contactos con el exterior”, el “Tributo al historiador Justo Sierra y “Formación de la historia americana”. Cabe mencionar que este libro formó parte de la colección “México y lo Mexicano” dirigida por Leopoldo Zea. La advertencia fue preparada por el mismo Silvio Zavala, quien aclaraba que: “[las obras] son más bien de índole sintética y tienen por objeto desentrañar el sentido del proceso histórico mexicano. Son aproximaciones, como lo reconozco en el título de la obra, más bien que investigaciones a fondo”. Silvio Zavala, “Advertencia”, Aproximaciones a la historia de México, p. 7.

15 Silvio Zavala, “Síntesis…”, p. 63-65.

16En el original escrito en alemán: “In den Jahren von 1946 bis heute ist Mexiko nacheinander von folgenden, aus friedlichen und geordneten Wahlen”. Silvio Zavala, Geschichte des Mexikanischen Volkes. Eine synthese, p. 62.

17Ibídem

18 Silvio Zavala, “Síntesis…”, p. 46.

19En dicho libro también fue publicado un ensayo de Leopoldo Zea, “Les arcanes de la culture hispano-américaine”. Véase L’originalité des cultures, p. 295-319.

20 Silvio Zavala, “Enquête sur les relations entre les cultures. Le Contact des Cultures dans l’Histoire mexicaine”, 19 de mayo de 1949, Archivos de la UNESCO, UNESCO/PHS/CE/1, 26 p. El artículo fue traducido al español y publicado en 1953 por la editorial Porrúa en la compilación ya mencionada Aproximaciones a la historia de México. El mismo ensayo fue publicado por Cuadernos Americanos y por la Universidad Autónoma de Yucatán en los Ensayos Iberoamericanos. Nuria Sanz y Carlos Tejada, México y la UNESCO/la UNESCO y México, p. 153.

21En 1951 O'Gorman publicó el libro que se convertiría en un clásico de la historiografía colonial, La idea del descubrimiento de América, en el que desarrollaba a profundidad algunas de las ideas ya anotadas en el previo Fundamentos de la historia de América y más tarde, en La invención de América de 1958 y que, en conjunto, constituían una propuesta de reinterpretación de las fuentes coloniales, a partir de una profunda influencia filosófica y de la premisa de que América era principalmente una construcción epistemológica y cultural de Europa, y no sólo un lugar que se hubiese descubierto. La obra suscitó, por supuesto, importantes controversias, principalmente por proponer una forma de interpretar las fuentes y cronistas coloniales que, para muchos, era más que audaz, atrevida y hasta anacrónica. En específico, la metodología de O’Gorman provocaría una confrontación directa con Zavala, a quien el mismo O’Gorman invitaría a un debate público y abierto el 15 de junio de 1945 en El Colegio de México sobre el futuro de la Historiografía en México. Como sabemos, Zavala canceló su asistencia a dicho evento. Abraham Moctezuma Franco, “El camino de la historia hacia su institucionalización”, Historia y Grafía, núm. 25, 2005, p. 76.

22 Silvio Zavala, “Emigración y Confluencia de culturas en Nueva España”, Temas Americanistas, núm. 11, 1994, p. 1; Rodrigo Martínez Baracs, “El aporte histórico central de Silvio Zavala”, Letras Libres, 5 de septiembre 2011.

23Silvio Zavala, “El contacto de culturas en la Historia de Mexico” en Aproximaciones…, p. 68. En francés: “si violente et si rapide que, même de nos jours, il peut être qualifié de récent, de difficile, d’inachevé”. “Enquête sur les rélations entre les cultures. Le Contact des Cultures dans l’Histoire mexicaine”, 19 de mayo de 1949, Archivos de la UNESCO, UNESCO/PHS/CE/1, p. 1.

24“Tanto la sangre, el idioma y la cultura de los europeos, como estas otras aportaciones indias y negras, van a demarcar las regiones, dentro del conjunto americano, que harán sentir su presencia en tiempos posteriores”, Silvio Zavala, “Formación de la Historia Americana” en Aproximaciones…, p. 136. Sin embargo, Silvio Zavala también insistía en las semejanzas de los pueblos latinoamericanos: “El nacionalismo fragmenta las áreas que mantuvieron antes relaciones más estrechas, bien en la época de los dominios europeos o de la acción conjunta para lograr la independencia. Pero las supervivencias culturales actúan en favor de una unidad latente, y surgen vinculaciones nuevas”. Silvio Zavala, op. cit., p. 155.

25 Silvio Zavala, “El contacto de culturas…”, p. 99. En francés: “La révolution qui éclate en 1910 redresse violemment le cours des idées et des événements. Une fois de plus, l’agitation de la lutte vient briser la stratification des couches sociales qui s’étaient formés pendant l’ère de paix de la dictature”. Silvio Zavala, “Enquête sur les rélations…”, p. 23.

26Silvio Zavala, “El contacto de culturas …”, p. 77. En francés : “A côté des pieds nus, apparaît de temps à autre une paire de souliers, dont le propriétaire se rapproche ainsi de la culture métisse qui, chaque jour, paraît plus naturelle et plus aisément acceptable”. Silvio Zavala, “Enquête sur les rélations…”, p. 7.

27Silvio Zavala, “El contacto de culturas…”, p. 90. En francés: “C’est ici que prend toute son importance l’accord de l’évolution idéologique et de l’évolution social, qui est l’un des traits les plus admirables de la formation du peuple mexicain. Car ce qui importe pour une nation, ce n’est pas seulement d’exister physiquement, mais encore de se former un idéal moral qui soit en harmonia avec sa réalité biologique. Dans cette lutte, la victoire n’est possible que si, de parte et d’autre, les conditions culturelles sont propices, c’est-à-dire libérales. Tel est, à mon sens, le cas historique du Mexique.”, Silvio Zavala, “Enquête sur les rélations…”, p. 16.

28Silvio Zavala, “El contacto de culturas…”, p. 77.

29Ibídem, p. 100. En francés: «Et l’on voit subsister de profonds abîmes de misère, d’ignorance, que la civilisation n’a pas réussi à combler... L’évolution est en cours, elle s’oriente dans la bonne direction, mais la faiblesse des moyens empêche les hommes de venir à bout de leur immense tâche ». Silvio Zavala, “Enquête sur les relations…”, p. 23. Como vemos, en la versión en español se ha añadido “primitivismo”.

30 UNESCO, “Introduction”, L’originalité des cultures, p. 8-9.

31 Nuria Sanz y Carlos Tejada, México y la UNESCO/la UNESCO y México, p. 36.

32Las tres sesiones en las que se dividió el Congreso fueron: 1.— El significado y alcance del conocimiento científico ¿Qué sentido tiene para el hombre la actitud científica?, 2.— La importancia del existencialismo, 3.— En torno a la filosofía americana. En el Congreso participaron: Leopoldo Zea, José Gaos, José Vasconcelos, Samuel Ramos, Juan Hernández Luna, Francisco Miró Quesada, José Alvarado, Eduardo Nicol, entre otros. Véase Tercer Congreso Interamericano de Filosofía, p. 7.

33Aunque también hace mención del resto de los países de América Latina, encuentra que muchas de las consideraciones para México pueden aplicar para el resto de los países de habla hispana.

34“De los contactos con África y el Oriente poco ha quedado. El mexicano de hoy no los tiene en cuenta como presencia viva. Silvio Zavala, “El mexicano en sus contactos con el exterior” en Aproximaciones…, p, 47.

35Sobre el liberalismo y el humanismo, Zavala puntualiza: “Europa es en el comienzo lo español, mas también lo que a través de España llega del conjunto de la experiencia occidental, campo mucho más vasto de lo que usualmente se piensa… la cultura escolástica no era exclusivamente española; las órdenes religiosas contaron con maestros formados fuera de la península, las bibliotecas recogieron los frutos de la cultura general clásica y católica, los impresores trajeron la tradición tipográfica alemana a través de su ramificación en Sevilla; en suma, el hombre culto colonial tuvo en cuenta ideas e inventos que no eran originarios de la metrópoli. En el siglo XVIII la modernidad penetró en España en Indias, y el pensamiento católico, en lo que aceptaba y en lo que rechazaba, volvió a tener presente al mundo exterior.” Silvio Zavala, “El mexicano…”, p. 56-57.

36Ibídem, p. 62.

37Ibídem, p. 65.

38En el mismo orden de ideas encontramos las reflexiones de Zavala sobre la obra historiográfica de Justo Sierra. Si bien aplaude al Sierra historiador -de la política y cultura mexicanas- critica su postura como intelectual y promotor de la Universidad de México, cuyo principal propósito era desvincular la educación de la herencia colonial: “La generación de Sierra, y aun personas que siguieron a ella, no habían descubierto a fondo lo que significa para un pueblo la adopción de un estilo de cultura. Vivían encandilados por la gloria del espíritu francés”. Silvio Zavala, “Tributo a Justo Sierra” en Aproximaciones…, p. 110.

39“Tributo a Justo Sierra”, p. 111. No obstante, Zavala reconoce que Sierra tenía una visión ponderada de la Conquista: “Sierra no teme, por eso, llamar a Hernán Cortés el fundador de la nacionalidad, si bien reserva para Hidalgo el nombre de Padre de la Patria”. Silvio Zavala, “Tributo a Justo Sierra”, p. 114.

40Véase Rafael Ramírez et al. La enseñanza de la Historia en México. Comisión del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, passim.

41 Silvio Zavala, “Le Museo Nacional de Historia au château de Chapultepec, Mexico”, Museum, Vol. IV, núm. 2, 1951p. 140.

42“…Que cada historiador americano de un área dada pueda manejar la experiencia general del Continente para enfocar sus problemas con mejor perspectiva”. Silvio Zavala, “La Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Historia y Geografía”, Revista de la Universidad de México, núm. 37, enero de 1950, p. 7.

43Por ejemplo, Zavala propone que en el Museo Nacional se organice una exposición sobre la Revolución Francesa. En fin, que las historias nacionales no opaquen el conocimiento de la historia universal “para fortalecer en el espíritu de los hombres un sentido de universalidad”. Silvio Zavala, “Musées d’Histoire et Compréhension internationale”, Museum, vol. VII, núm. 2, 1954, p. 95.

44El artículo preparado por Zavala llevaba originalmente el título de “Aperçu sur l’histoire du Mexique” y apareció en el primer número de abril-mayo de 1955 de la revista Nouvelles du Mexique. La revista era subsidiada por la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Banco de México. A decir de dicho autor, Nouvelles du Mexique fue solicitada por múltiples universidades europeas. Silvio Zavala, “La revista mexicana en lengua francesa”, Diálogos: Artes, Letras, Ciencias Humanas, Vol. 15, Núm. 3, mayo-junio 1979, p. 11.

45 Silvio Zavala, “Ojeada a la Historia de México”, Historia Mexicana, v. 4, abril-junio 1956, p. 498-505.

46Ibídem, p. 502.

47Ibídem, p. 504.

48Ibídem, p. 505.

49Ibídem, p. 504.

50 Silvio Zavala, “La revista mexicana en lengua francesa”, Diálogos: Artes, Letras, Ciencias Humanas, vol. 15, núm. 3, mayo-junio 1979, p. 14.

Recibido: 02 de Mayo de 2018; Aprobado: 12 de Julio de 2018

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