Bioética y los bienes humanos⁽¹⁾ es un libro póstumo del filósofo chileno Alfonso Gómez-Lobo y cuya edición final fue completada por John Keown. Fue publicado en 2018 con la traducción de María Alejandra Carrasco, a partir de la edición en inglés⁽²⁾ publicada en 2015.

El profesor Gómez-Lobo ejerció en dos universidades de ámbitos socioculturales muy diversos, como lo son la Pontificia Universidad Católica de Chile y la George Town University en Washington DC, lo que contribuyó a su ya espontánea apertura al diálogo con actores que piensan diferente. Asimismo, fue miembro del President´s Council on Bioethics de los Estados Unidos y de la Pontificia Academia para la Vida.

Es un texto que aproxima de manera cordial a los interesados en la materia y se considera una obra indispensable para los expertos en bioética ya que se distingue de la inmensa mayoría de la literatura publicada que suele estar orientada a otras corrientes de pensamiento. Además, el autor es diametralmente claro respecto al fundamento de su propuesta.

Alfonso creía que sin un entramado razonablemente firme de convicciones éticas resulta prácticamente imposible dirigir la propia vida manteniendo una cierta coherencia entre los propósitos generales y las múltiples decisiones concretas⁽³⁾. Por ello, siempre trató de acercar su filosofía al lector común.

Premisa para poder entender este libro es conocer una de sus obras publicada en 2006 titulada Los bienes humanos básicos: ética de la ley natural⁽³⁾, en la que se plasma una propuesta de ética mediante una reformulación contemporánea de la teoría ética tradicional de la Ley Natural, planteada de un modo que resulta atractivo y fácilmente comprensible en el contexto cultural actual⁽⁴⁾. Nace de la filosofía clásica de Aristóteles, a partir de la cual genera una propuesta de bienes necesarios para la plenitud humana, sin pretensión de exhaustividad, como él mismo reconoce; pero que invita a discernir cuáles deberían de ser las guías de acción para que toda persona logre una vida feliz. Los bienes que propone son:

Creo sinceramente que, si las razones que presento resultan ser convincentes y si alguien logra llevar una vida de exitosa búsqueda y apropiación de los bienes básicos, esa persona podrá acceder a una vida realizada y plena, al menos en cuanto es posible para quienes habitamos un mundo imperfecto donde la enfermedad, la vejez y la muerte ponen en peligro el goce de cualquier bien ⁽³⁾.

El presente libro traslada los bienes humanos básicos al ámbito de la bioética, por lo que, para lograr comprender sus reflexiones, es necesario conocer lo expuesto en su publicación del 2006.

El lenguaje es amigable y su introducción plantea diversas preguntas que desafían al lector y lo mueve de lugar para que logre asumir que existen nuevos cuestionamientos que nos presenta el avance de la ciencia y la tecnología, y que nos hacen enfrentar temas que antes eran tan solo ciencia ficción y cuya respuesta no es elemental.

Si el paciente está en un estado de inconsciencia permanente, ¿es ético apagar el respirador? ¿Hay alguna diferencia si, antes de estar inconsciente, el paciente declara que no quiere que lo mantengan vivo en esas condiciones? ¿O si es una paciente embarazada y se la mantiene con ventilación artificial durante meses para permitir que su bebé nazca y sobreviva? Un paciente en coma persistente, ¿está “vivo” o “muerto”? ⁽¹⁾.

El autor no proporciona respuestas, solo presenta cuestionamientos e invita al lector a plantearse los retos propios de la bioética, incluso lo desafía y motiva no solamente a obtener respuestas propias sino también a continuar con la lectura del libro en los temas específicos de su interés.

Sin expectativas de neutralidad, transparenta y fundamenta su posición. Además, muestra cómo los debates en torno a la bioética se remiten, en última instancia, a temas éticos y ontológicos:

La ética considera: ¿Es bueno o malo tratar a X de esa determinada manera? La ontología considera: ¿Qué es X? ¿Una persona? ¿Un objeto? ¿Otra cosa? Muchos filósofos afirmarían que antes de poder decir cómo se debe tratar a X, hay que saber quién, o qué, es X: qué clase de ser es ⁽¹⁾.

También impulsa el diálogo interdisciplinario propio de la metodología bioética: Ciertamente, es loable desarrollar una disciplina filosófica abstracta y tener, al mismo tiempo, el fin práctico de ponerse al servicio de los profesionales del arte médico. Esto último es también uno de los objetivos de este libro⁽¹⁾, como lo afirma en la introducción.

De igual manera, se hace cargo de corrientes de bioética dominantes como el principialismo, dialoga con sus argumentos, fundamentando su propia postura. Además, este libro propondrá, desde la ley natural, una reinterpretación y aplicación de esos mismos principios. Por lo demás, aunque estos, correctamente entendidos, son parte esencial de una bioética razonable, no son en ningún caso toda la bioética⁽¹⁾. Como afirma el propio Keown en el prefacio del libro.

La presente obra de ética aplicada reúne mucho de lo que el autor ya había escrito en torno a temas específicos de bioética, pero uniéndolos de forma sistemática y no en artículos individuales. Como lo había hecho con temas como la clonación⁽⁵⁾, las células madre⁽⁶⁾, el embrión humano^{(7- 10)}, la dignidad humana⁽¹¹⁾, fundamentaciones de la bioética⁽¹²⁾, identidad personal y criterios de muerte⁽¹³⁾. Asimismo, antecede estas discusiones en torno al inicio y final de la vida, con los fundamentos de su razonamiento bioético.

También incluye, en forma de apéndice, pronunciamientos publicados en vida de Gómez-Lobo, sobre el embrión humano⁽¹⁴⁾ y la determinación de la muerte⁽¹⁵⁾.

Evidentemente, este volumen no puede incluir todos los temas de la bioética de manera exhaustiva, algunos ejemplos de los temas no abordados son: justicia en la distribución de los recursos, temas de bioética social, ecología, experimentación en animales, etc. Asimismo, tampoco dialoga con todas las corrientes bioéticas vigentes en la actualidad.

Recomiendo la lectura de este libro, ya que, como afirma Paulina Taboada, su agudeza en la penetración filosófica, elegancia en la argumentación y claridad expositiva fueron siempre acompañadas de una admirable simplicidad y coherencia de vida⁽⁴⁾. Los que lo conocimos tuvimos la oportunidad de comprobarlo. Por ello, no me cabe la menor duda que la lectura de Bioética y los bienes humanos representa un aporte a la reflexión y formación del pensamiento crítico de cualquier lector dispuesto a dialogar con el autor.