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Debate feminista

versión On-line ISSN 2594-066Xversión impresa ISSN 0188-9478

Debate fem. vol.61  Ciudad de México  2021  Epub 10-Mayo-2023

https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2021.61.2235 

Artículos

Un cuarto compartido y conectado a la red: entrecruzamiento entre mujeres, literatura e Internet en América Latina1

A Shared Room Connected to the Web: The Intersection between Women, Literature, and the Internet in Latin America

Um quarto compartido e conectado à rede: entrecruzamento entre mulheres, literatura e Internet na América Latina

Bárbara Duhau* 

Taluana Wenceslau Rocha** 

Antonella Flamini*** 

* Vida propia - comunidad digital de experiencias literarias de la maternidad, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: barduhau@gmail.com.

** Programa de Posgrado Interdisciplinar en Derechos Humanos de la Universidad Federal de Goiás, Goiânia, Brasil. Correo electrónico: taluanawrocha@gmail.com.

*** Vida propia- comunidad digital de experiencias literarias de la maternidad, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: antonellaflamini88@gmail.com.


Resumen

Este trabajo de orientación empírica y analítica se propone revisar el entrecruzamiento entre mujeres, literatura, feminismo e Internet, para luego profundizar en las organizaciones que ya le están dando vida en este momento en América Latina, y analizar las prácticas desarrolladas y el uso de las herramientas cibernéticas, sobre todo hacia la comunicación, para interpelar y desmantelar el discurso dominante masculino de la literatura. En América Latina, verificamos que el activismo digital aún está en proceso de configuración de un escenario significativo desde el cual construir redes para transformar las estructuras culturales que desoyen las experiencias literarias de las mujeres, tanto desde la escritura como desde la lectura. Asimismo, concluimos que ese tipo de iniciativas posee un enorme potencial para cuestionar y romper estructuras de desigualdad, aunque necesite perfeccionar sus estrategias.

Palabras clave: Ciberfeminismo; Comunicación Digital; Literatura; Mujeres

Abstract

This empirically and analytically oriented study seeks to review the intersection between women, literature, feminism and the Internet to explore the organizations that are already contributing to it at this time in Latin America, and analyze the practices developed and the use of cybernetic tools, especially in communication, to challenge and dismantle the dominant masculine discourse in literature. In Latin America, we see that digital activism is still in the process of setting up a significant scenario from which to build networks to transform cultural structures that ignore the literary experiences of women in both writing and reading. Likewise, we conclude that these types of initiatives have enormous potential to question and destroy the structures of inequality, although they need to hone their strategies.

Keywords: Cyberfeminism; Digital Communication; Literature; Women

Resumo

Este trabalho de orientação empírica e analítica visa revisar a interseção entre mulheres, literatura, feminismo e Internet, para então aprofundar nas organizações que já estão dando-lhe vida neste momento na América Latina, e analisar as práticas desenvolvidas e o uso de ferramentas cibernéticas, especialmente de comunicação, para interpelar e desmantelar o discurso masculino dominante da literatura. Na América Latina, constatamos que o ativismo digital ainda está em processo de constituição de um cenário significativo a partir do qual construir redes para transformar estruturas culturais que ignoram as experiências literárias das mulheres, tanto da escrita quanto da leitura. Da mesma forma, concluímos que iniciativas deste tipo possuem um enorme potencial para questionar e romper estruturas de desigualdade, embora precisem de aprimorar suas estratégias.

Palavras-chave: Ciberfeminismo; Comunicação Digital; Literatura; Mulheres

Introducción

El activismo y la participación de las mujeres en el ambiente digital vive un momento único. Internet habilitó la discusión de nuevos temas para la agenda feminista, y las mujeres están usando cada día más sus herramientas (sitios, redes sociodigitales, boletines por e-mail, etcétera) para organizarse, comunicarse, informarse y autogestionar sus actividades.

En el campo literario, un marco de la utilización de la vía digital con un movimiento para interpelar y desmontar el discurso dominante fue el #ReadWomen, iniciado en Inglaterra (Walsh, 2014), que recorrió parte del mundo generando campañas, iniciativas y organizaciones para denunciar el machismo en la literatura y proponer una alternativa autogestiva donde hacer oír (y leer) las voces de las mujeres que escriben.

En América Latina en general, el activismo digital sobre esta temática aún está en proceso de configuración de un escenario significativo desde el cual construir redes para transformar las estructuras culturales que ignoran las experiencias literarias de las mujeres. La atención de este trabajo estará puesta en exponer los impactos que la potencia creativa y política de la literatura hecha por mujeres posibilitan en una sociedad irreversiblemente conectada para, en consecuencia, delinear un modo posible de subvertir el ecosistema tradicional literario actual de la región con una red femenina y feminista que empiece a contar otra historia, ya sea desde el apoyo a mujeres que escriben o desde el fomento a la lectura de obras de escritoras.

Este trabajo de orientación empírica y analítica revisa el entrecruzamiento entre mujeres, literatura e Internet, para profundizar en las organizaciones que ya le están dando vida en este momento en América Latina y analizar las prácticas desarrolladas y el uso de las herramientas cibernéticas, sobre todo de comunicación, para desmontar e interpelar el discurso dominante masculino de la literatura.

El recorrido es el siguiente: empezamos por identificar los inicios del movimiento feminista en Internet, su vinculación con el activismo que expone las desigualdades en la literatura y el espacio que ocupan actualmente las mujeres en el ecosistema digital latinoamericano. Luego, profundizamos en las prácticas de siete organizaciones o proyectos autogestivos de mujeres de América Latina para tomar puntos en común y quedarnos con algunos aprendizajes, sobre todo desde lo estructural y la comunicación digital.

Análisis del contexto: ciberfeminismo, literatura y ecosistema digital

Toda escritura lleva consigo un “érase una vez”, un objeto perdido, una ausencia que remite a lo simbólico, al pasado que cambia, un espejo que permite encender conciencia. Toda escritura (un relato, un ensayo, un poema...) es un acto de resistencia, valioso por tanto para la emancipación, en primer lugar de quien escribe, pero también de quien se apropia de lo escrito (Zafra, 2010, p. 34).

Ciberfeminismos: el activismo feminista en Internet

El espacio cibernético ha sido utilizado para difundir información, intercambiar opiniones, crear espacios de debate y coordinar estrategias de reflexión y acción feminista (pese a que también representa y reproduce las disputas y desigualdades de poder de la sociedad). A esta vinculación reflexiva entre tecnologías, mujeres y activismo feminista se la llamó, como veremos más adelante, ciberfeminismo. Por su carácter novedoso, disruptivo y al mismo tiempo en construcción, el ciberfeminismo no tiene una definición acabada, por lo que resulta más conveniente referirse a los ciberfeminismos en plural.

Los ciberfeminismos comenzaron a principios de la década de 1990 inspirados en el borramiento de los límites identitarios que trajeron consigo los primeros años de Internet, como una forma de trascender las rígidas determinaciones de los géneros y desafiar los márgenes de las relaciones entre las mujeres y las tecnologías. Nacieron de la mano de la creación artística feminista, particularmente con las experiencias del grupo australiano VNS (Venus) Matrix -que presentó trabajos de experimentación entre el sujeto femenino, la virtualidad y el arte- y de la investigadora británica Sadie Plant, quien cuestionaba la “tecnofobia” de algunas tendencias del feminismo y planteaba que la matriz de la tecnología era esencialmente femenina (de Miguel y Boix, 2013, pp. 55-57).

De las experiencias tempranas surgió el 1er Encuentro Internacional Ciberfeminista, en 1997, en Alemania.2 La mayoría de sus participantes eran jóvenes vanguardistas que utilizaban el arte como expresión de rechazo al patriarcado y veían en las nuevas tecnologías un canal de comunicación para ponerlo en práctica. De ahí surge una gran cantidad de escritos teóricos que reflexionaron sobre las estrategias para actuar dentro y sobre las tecnologías, cuestionaron su carácter preeminentemente masculino y sus reglas androcéntricas, y abrieron posibilidades para la creación y el uso crítico de las tecnologías, todo con un “carácter belicoso, rebelde y divertido y una particular utilización del lenguaje, basada en la ironía” (Stofenmacher, 2005, p. 1).

Paralelamente, en España surgió otra rama del ciberfeminismo acuñada por Boix (2006) como “ciberfeminismo social”. Nacido del activismo en Internet, este ciberfeminismo abría la posibilidad de que el espacio electrónico funcionara como un lugar de comunicación y empoderamiento, accesible a las mujeres, desde donde coordinar estrategias globales, amplificar denuncias sociales y actuar en el mundo digital, ofreciendo una nueva dimensión a la lucha feminista.

Junto con la llamada Tercera Ola del feminismo, toman fuerza estrategias en el plano de lo simbólico y se acrecientan los análisis discursivos y de la comunicación con categorías de análisis, lenguajes y significantes que no estaban tan elaborados o no existían en los feminismos dominantes anteriores y que surgen acompañados de una crisis de representación: ya no se pueden sostener luchas de acuerdo con una identidad única. Por este motivo, las problemáticas de los feminismos dominantes -en general desde una perspectiva blanca y de clase media, sobre todo de los países ricos- son llamadas a actualizarse, por ejemplo con perspectivas interseccionales, decoloniales (en especial a partir del siglo XXI), en comunicación con el feminismo y el activismo lesbiano, el ecofeminismo y, como ya señalamos, los ciberfeminismos (Gil, 2011, pp. 34-40).

La escritora y activista cultural Faith Wilding fue una de las primeras en construir un puente teórico y práctico (en este caso, praxis artística) entre los ciberfeminismos.

la red provee al ciberfeminismo de un vehículo crucialmente diferente que no es, de ninguna manera, comparable con las anteriores olas feministas. Históricamente, el feminismo ha dependido de que las mujeres tomaran conjuntamente corporalidad en las cocinas, en las iglesias, en las asambleas y en las calles (Wilding, 1998) .

Gracias al ciberfeminismo, entonces, ahora las mujeres podían empezar a conectarse desde espacios no necesariamente físicos y potenciar sus luchas, discursos y acciones del mundo offline planteando una intervención política más allá de las formas (offline u online).

Dependiendo de la zona geopolítica de que se trate, las dinámicas de acción y problemáticas del ciberfeminismo son diferentes, pero hay un hilo conductor que se dibuja en todos los frentes: problematizar las plataformas con una mirada feminista y utilizar críticamente las tecnologías es un rasgo imperante y necesario.

Sobre todo en la última década, surgieron en la red múltiples ciberfeminismos que fueron conformando un abanico de prácticas y mostraron el poder de las tecnologías de la información y la comunicación tanto para el activismo social feminista como para la creación artística. Veremos algunas de sus expresiones más adelante.

Feminismo, escritura e Internet: un cuarto propio conectado

Virginia Woolf decía en 1929 que para que una mujer pudiera escribir era necesario que tuviera un ingreso económico anual y un cuarto para sí misma (a room of one’s own o, como muchas traducciones terminaron por titular a la versión español del emblemático libro de Woolf, “un cuarto propio”). Esas dos condiciones le permitirían a una mujer dedicarse profesionalmente a la escritura y apropiarse de manera intelectual del lugar del que históricamente se responsabiliza a las mujeres: el hogar.

De ese modo, el “cuarto” que propone Woolf constituye un símbolo para la reivindicación autónoma de las mujeres creadoras. Pero entendemos que ese postulado va más allá del espacio físico, puesto que sabemos que poseerlo no ha sido ni es la realidad de muchas mujeres (sobre todo de ciertos grupos étnico-raciales y/o de ciertas regiones de mundo) que, no por eso, dejaron de escribir. Casi 90 años más tarde, la propuesta de Woolf acerca de un espacio autónomo para el desarrollo de la escritura de las mujeres sigue generando reflexiones.

Si recordamos que la gestación de los ciberfeminismos fue propiciada en entornos artísticos, pero también por mujeres provenientes de espacios privados que se conectaban y que, como menciona Wilding, “peleaban contra la soledad silenciada en sus casas, convirtiéndose en un signo público de rebelión femenina y activismo” (citada en Boix, 2004, p. 165), debemos pensar que muchas mujeres creadoras ya dialogaban y formaban redes mucho antes de la existencia de “la red”.

En el siglo XXI, el cuarto propio se desdibuja, o más bien, deja de ser tan privado, tan aislado y tan solitario como Woolf lo pensó. Desde que existe la posibilidad de tener una pantalla conectada a Internet, las dinámicas de creación y producción ligadas a la escritura, la lectura y a otros ámbitos de producción creativa se distancian de la esfera privada y pasan a formar parte de un espacio público online (Zafra, 2010).

El añorado cuarto propio que reclamaba Woolf para la escritura -y acá lo extendemos a todo desarrollo intelectual de las mujeres en relación a la literatura- sigue siendo un espacio singular y necesario, pero aparece reactualizado: ya no (solo) se trata de paredes que nos guarecen del ruido de la casa y de los/as hijos/as; ahora este espacio es un cuarto propio conectado a Internet (Zafra, 2010).

La idea de reapropiación del cuarto propio woolfiano hacia un cuarto propio conectado fue acuñada por Zafra (2010), quién explica que allí, la posibilidad de una implicación con el afuera no solamente es viable sino además absolutamente transgresora: este “estar en casa, estando afuera” es uno de los signos de la época y es por tanto también una oportunidad interesante para el feminismo en general y el ciberfeminismo en particular.

En la habitación conectada concurren oportunidades de acción colectiva y social limitadas antes al “afuera del umbral” […] Tal que hoy el cuarto propio conectado amplifica el poder de pensamiento (concentración) y acción desde una posición localizada (Zafra, 2010, p. 51).

¿Qué posibilidades abre para el feminismo el uso político y reflexivo de las herramientas cibernéticas? En palabras de la periodista y activista feminista Florencia Alcaraz (2017): cabe preguntarse si la cuarta ola del feminismo se monta en esta alianza entre tecnología, redes sociodigitales y cuerpos en las calles […] Hoy el espacio público debe comprenderse más allá de las calles, plazas y asambleas: lo virtual también forma parte de ese lugar.

El movimiento “Ni Una Menos”, por ejemplo, surgió de un colectivo que hizo una performance y un maratón de lectura en la Biblioteca Nacional de Argentina el 26 de marzo de 2015, tras el hallazgo del cuerpo de Daiana García, asesinada por la violencia machista, y en solo dos años logró ser un lema y un movimiento social de alcance internacional. Según reflexiona Alcaraz (2017), no es casual que quienes empujaron esta acción desde el primer día y fundaron el movimiento hayan sido, desde distintos lugares, personas que trabajan con las palabras, “obreras del lenguaje”: periodistas, escritoras y cronistas.

¿Qué rastros podemos encontrar en ese cruce entre feminismo, escritura e Internet? ¿Qué alquimia potenció “Ni Una Menos”, un lema que surgió desde la palabra pero también desde las entrañas de un movimiento feminista sólido en Argentina y desde el altavoz de las redes sociodigitales?

Como explica Goldsman (2018, p. 98), en un momento en el cual las mujeres se saben participantes poderosas en la creación de nuevas narrativas y proyectos liberadores de futuro, la “apropiación creativa de los escenarios público-privados de las tecnologías resultó -y continúa resultando- crucial para crear imaginarios emancipadores, ejercer el derecho a la información y la comunicación, y visibilizar las demandas del feminismo”.

Si bien este artículo se enfoca en acciones que se pueden considerar desde el marco del ciberactivismo, vale destacar las reflexiones de algunas feministas que hablan de propuestas alternativas más allá del uso de las herramientas digitales ofrecidas por servidores y softwares controlados por los grupos hegemónicos (en su mayoría de hombres blancos de los países ricos). Eso tópico será abordado al final del artículo.

Ciberfeminismo en acción: la experiencia de #ReadWomen

En 2014, la escritora británica Joanna Walsh publicó en su cuenta de Twitter fotos de unos señaladores de libros que ella misma había armado a partir de imágenes y nombres de autoras que admiraba junto con el hashtag #ReadWomen2014 (#LeanMujeres2014). Su iniciativa surgió luego de descubrir a través de investigaciones y estadísticas que las mujeres eran una minoría en las publicaciones literarias, no solo como autoras de las obras que se difundían sino también como autoras de las reseñas publicadas.3

Gracias al impulso de Walsh, en poco tiempo #ReadWomen2014 llegó a otras partes del mundo y se convirtió en un emblema para visibilizar a las mujeres de la literatura.4 Dos años más tarde, en 2016, la iniciativa alcanzó a América Latina con la campaña de una organización digital argentina5 que invitó a recomendar autoras por medio de las redes sociodigitales durante octubre con motivo del primer Día de las Escritoras.6 Wikipedia se sumó a la iniciativa y organizó ediciones colectivas en España y Argentina para crear y mejorar las biografías de escritoras en la enciclopedia colaborativa, a la luz del dato de que menos de 10% de las biografías publicadas en español en esa plataforma son de mujeres (Pagola, 2013).

La inquietud de una escritora en Inglaterra sobre un problema que más tarde se supo era global, fue potenciada por el alcance de las redes sociodigitales y la colaboración de miles de participantes en todas partes del globo que identificaron el asunto y generaron acciones para visibilizarlo y transformarlo. La problemática puntual a visibilizar y transformar vinculaba a las mujeres y la literatura, una relación con algunos siglos de edad que a la fecha no mostraba signos de mejoría.

Para ponerlo en contexto, solo 14 mujeres han ganado el Premio Nobel de Literatura en 116 años; en América Latina, a las autoras se les otorgaron solamente 23% de los premios literarios más importantes de la región durante 2011 y 2015; la mayoría de los referentes apuntados como “influencias literarias” son hombres (Flood, 2015); y la mayoría de críticos literarios sigue siendo de varones; por ejemplo, en México, solamente 21% de las reseñas y entrevistas en los principales periódicos versaron sobre escritoras y libros escritos por ellas, y en Argentina esa cifra fue de 32% (Rocha, 2016).

La respuesta a por qué se dan estos números no es una sola, pero sí son fácilmente desmontables los mitos que circundan la problemática, como la idea de que los escritores varones son mejores que las mujeres, o de que leemos más varones en la actualidad porque hubo más varones que escribían en el pasado, o de que quienes editan libros solo miran la calidad literaria de una obra y el género no es un rasgo a tomar en cuenta a la hora de la publicación. Esos supuestos ya están desmitificados con datos, como también los hay para ejemplificar otras desigualdades sociales vinculadas con el acceso de las mujeres a los recursos en áreas de creación y producción (Nochlin, 2016).

Quizá lo más rico de toda la experiencia ciberfeminista iniciada con #ReadWomen -y en el contexto de otras movilizaciones feministas iniciadas o potenciadas desde las redes sociodigitales- haya sido que encendió una conversación global que se tradujo no solo en la exposición de estos problemas y la consecuente puesta en práctica de acciones para combatirlos, sino que también impulsó la construcción de comunidades que excedieron ampliamente lo virtual y conectaron física y localmente a varias mujeres.

Literatura femenina: del boom al fin de las etiquetas

La crítica literaria de la región inventó el término “boom femenino latinoamericano” para señalar el destacado lugar que muchas escritoras han logrado en los últimos años.7 A contrapelo de esto, en su texto “Cuestión de género”, Yuzsczuc (2017) intenta poner en evidencia algunas de las críticas que suscita la idea de circunscribir la literatura que hacen las mujeres con la etiqueta de “literatura femenina” -un sintagma criticado incluso entre las mismas escritoras-, y despertar inquietudes sobre lo que está sucediendo a nivel global con el feminismo en general, y con la literatura y las mujeres en particular:

Pero incluso si lo propio de ciertas escrituras de mujeres no fuera más que un repertorio de temas, ¿se dan o no se dan cuenta del profundo, infinito agujero que es la ausencia de la experiencia de las mujeres, contada por mujeres, en la literatura de los últimos siglos? [...] En lo que a mí respecta, me parece que hay una continuidad lógica entre unirse a un montón de mujeres en la calle o donde sea para exigir igualdad de derechos, aborto legal y políticas de Estado contra la violencia machista, y unirse a otras mujeres para que lo que escribimos se potencie y se vea más. ¿O hay alguna razón para manejarnos como si en el ámbito literario esa igualdad ya se hubiera realizado, como si la literatura fuera un reino separado del mundo en el que todo lo que nos molesta se hubiera resuelto mágicamente ya, en algún momento del pasado?

Lo que la autora intenta en ese texto es que no perdamos de vista que el boom es anecdótico. La realidad es que aún se publica, traduce, reseña y difunde la escritura de las mujeres muchísimo menos que la de los varones. ¿Y qué si se trata de “literatura femenina”? ¿No es justamente ese vacío el que se está intentando llenar? ¿No son las experiencias ciberfeministas que vimos nacer en Internet y derramarse a las ciudades, los clubes, las casas y los cuartos, los intentos revolucionarios de hacer entrar la literatura de las mujeres en espacios hiper colmados de varones? ¿No funcionó ponerse las etiquetas de #Women, #Mujeres, #She, #Mulheres, #Autoras para sacudir a lectores/as aletargado/as con estantes repletos de hombres y poner el foco en un problema? Para aquella autora, tal vez el próximo paso sea desetiquetarse y conseguir el lugar merecido.

Mujeres y medios en el ecosistema digital latinoamericano

En 2017, la organización SembraMedia presentó un estudio sobre el ecosistema de medios digitales latinoamericanos en el que destacó el impulso de transformación que los y las emprendedoras de estos medios generan en el modo en que el periodismo se lleva a cabo y se consume en América Latina.

Uno de los datos más destacados que surgió de la investigación, en la que se se hicieron entrevistas a más de 100 emprendedores/as de medios digitales, fue que casi 40% de quienes participaban en estos medios y ocupaban roles importantes en las áreas de dirección son mujeres. Este es un dato muy significativo ya que, sobre todo en Latinoamérica, los medios tradicionales están prácticamente dominados por hombres.

Según el informe de SembraMedia denominado Punto de Inflexión, “este hallazgo sugiere que las mujeres están aprovechando las ventajas de las bajas barreras de entrada de los medios digitales emprendedores, esquivar el techo de cristal de los medios tradicionales, y construir sus propias empresas mediáticas” (2017, p. 41).

Así, la relevancia de este fenómeno resulta difícil de subestimar. Con un contexto de luchas revolucionarias desde los cuartos propios conectados, las mujeres latinoamericanas encuentran las grietas por donde colarse en el ecosistema mediático para alzar sus voces. Dado el desalentador número de mujeres propietarias de medios tradicionales en América Latina, una alternativa que parece presentársenos es la autogestión.

Si tenemos en cuenta que todas las experiencias de acción ciberfeminista vinculadas con la literatura que vimos hasta ahora -y las que veremos más adelante- revisten esta misma modalidad autogestiva y liderada por mujeres, la hipótesis fundamentada por SembraMedia toma aun más fuerza. Se trata de la subversión del canon del ecosistema tradicional literario y periodístico y de construir redes femeninas y feministas que empiecen a contar otra historia. Esperamos que esta confluencia de experiencias y hallazgos pueda dar a las mujeres una oportunidad para construir ese cuarto conectado y compartido en los medios de América Latina.

Análisis de casos de referencia y aprendizajes

El filtro con el que miramos

Para comprender el panorama del ciberfeminismo en acción que está trabajando con la literatura en la actualidad, realizamos un análisis de competencia de algunas organizaciones, iniciativas o medios que funcionan en este momento de manera activa en América Latina.

El objetivo central del análisis fue comprender qué es lo que estas organizaciones estaban haciendo en torno del entrecruzamiento de estos tres pilares (mujeres, literatura e Internet) ya fuera dirigidos a las mujeres que escriben o a promover la lectura de obras de escritoras. La investigación inicial que llevó a ese artículo tuvo como propósito identificar prácticas de cada proyecto desde una perspectiva de comunicación para obtener aprendizajes a tomar en cuenta a la hora de elaborar otras propuestas de valor similares, sobre todo enfocadas en el público latinoamericano de habla hispana, donde se ha observado una vacancia de ese tipo de iniciativas.8

Con la mirada puesta en ese objetivo, delineamos algunas categorías bajo las que analizamos cada una de las organizaciones: país de origen, año de inicio, cómo se presenta, cuál es su historia, qué tipo de organización es, cuáles son sus actividades generales y cuáles sus actividades más destacadas, cómo es su estructura y comunicación digital, cómo es su comunidad y cómo se financia o sostiene económicamente.

El foco de análisis estuvo puesto en la exclusividad de tratamiento de esas temáticas de interés (mujeres, literatura e Internet), por lo que dejamos afuera a aquellas organizaciones que, aunque estuvieran vinculadas con estas temáticas, no las pusieran en el centro de su actividad. Esta decisión se debió a que durante la etapa de selección vimos que la mayoría de los medios o proyectos periodísticos feministas digitales ya contaban con alguna sección o apartado cultural relacionado con la literatura; sin embargo, su tratamiento tenía la mayoría de las veces poca profundidad, por lo que no podíamos extraer conclusiones ricas para el análisis.

Así, llegamos a siete organizaciones significativas que están activas a la fecha de este estudio (una en México, una en Chile y cuatro en Brasil). No encontramos una organización de este estilo que existiera en la actualidad en Argentina, aunque analizamos una iniciativa con el potencial de convertirse en un proyecto similar a los encontrados, como se verá más adelante.

Exponemos a continuación un resumen de los elementos destacados del análisis de cada organización (además indicamos su presencia en las redes con los números de seguidores al momento de la colecta de esos datos).9

Resumen de los casos de referencia

I) LibrosB4Tipos (México)

En 2016, algunas Booktubers (usuarias que crean contenidos sobre libros para canales de YouTube) mexicanas notaron que las vinculaba no solo el amor por la literatura, sino también el feminismo. Para conversar sobre estos temas, se unieron en un grupo de WhatsApp y empezaron a crear actividades juntas. La primera de ellas fue la de leer el mismo libro y comentarlo a través de un Hangout (plataforma de comunicación digital). Así nació LibrosB4Tipos (Libros Before Tipos), cuyo nombre significa “Los libros están antes que los varones”.

Se presentan como un colectivo de chicas interesadas en difundir la obra de diferentes autoras y analizarla desde el feminismo, y se destacan por tener una participación digital muy activa con contenidos originales y específicos para cada red social y por haber sabido construir una comunidad muy amplia con la que saben cómo interactuar.

Este proyecto no tiene un sitio web que nuclee el historial de contenidos y actividades que realizan. Parecen preferir la dispersión de informaciones por las redes sociodigitales, por lo cual resulta un poco difícil seguirles el rastro sin un centro de actividad donde anclarlas. Vinculan actividades online, como conversaciones en vivo sobre libros de autoras con invitado/as especiales en Google Hangouts,10 recomendaciones de libros por Twitter y un club de lectura mensual en Goodreads,11 con acciones offline, como participaciones en eventos literarios con charlas sobre feminismo y literatura o armado de fanzines sobre temáticas especiales que luego venden en papel. No tienen un plan de monetización del proyecto, sino que basan su continuidad en la colaboración autogestiva de sus integrantes.

II) La Ventana del Sur (Chile)

Iniciativa creada en 2017 por tres amigas con la idea de potenciar a las autoras chilenas que escriben en los géneros de fantasía, ciencia ficción y terror. Se inspiraron en la iniciativa llamada “La Nave Invisible”, originaria de España. En su sitio informan que su mayor interés es crecer como comunidad y que el blog recoja los aportes que cada escritora y colaboradora decida compartir tanto para el grupo mismo como para su difusión pública, creando un ambiente de acogida donde se puedan expresar sus intereses literarios y sus inquietudes dentro del medio.

En su sitio publican reseñas, biografías, reflexiones y experiencias, herramientas de escritura y cuestionamientos sobre los diversos temas que pueden plantear los géneros literarios mencionados. Esperan a futuro realizar encuentros de escritoras y un podcast mensual.

En 2018, lanzaron la convocatoria para una primera edición de una antología de relatos cortos intitulada “Imaginarias“, realizada por un equipo integrado exclusivamente por mujeres, tanto en la parte editorial como en la promoción, difusión, ilustración y participación, con el apoyo de una editorial. Según las bases de la convocatoria, el proceso de selección de los cuentos de la antología se desarrolló en dos partes: la primera con relatos de las participantes producto de su Taller de Relato, y la segunda parte correspondió a una convocatoria abierta solo a mujeres.

III) Leia Mulheres (Brasil)

Esta iniciativa brasileña empezó en 2015 con tres amigas que se propusieron llevar al ámbito presencial la iniciativa #ReadWomen2014 de Joanna Walsh, por medio de clubes de lectura presenciales con encuentros mensuales donde se discute exclusivamente sobre libros escritos por mujeres. Se inició en la ciudad de São Paulo y se extendió por todo el país; a la fecha de este análisis (mayo de 2019), ya existían clubes “Leia Mulheres” en más de 100 ciudades de Brasil.12

Si bien su actividad principal es presencial, el proyecto avanzó por todo el país gracias a la comunicación digital. La solicitud para la creación de clubes en nuevas ciudades ocurre casi en su totalidad por medios digitales (contacto por las redes o e-mail), toda la comunicación entre los distintos clubes y sus mediadoras también transcurre por grupos de Facebook, Whatsapp y correo electrónico, así como la convocatoria para los encuentros ocurre por medio del sitio web, aplicación propia, WhatsApp y redes sociodigitales.

Además, las propias mediadoras voluntarias de los clubes y sus participantes producen contenidos online sobre las obras que están leyendo y las autoras de los libros, y los publican en el sitio web del proyecto, replicado en una aplicación para teléfono móvil y difundido en sus redes sociodigitales. También hay contenido generado desde las redes de comunicación específicas de cada ciudad (grupos de Facebook, cuentas de Instagram, boletines informativos vía e-mail o newsletters), como modo de dialogar directamente con el público local, dado que cada ciudad posee autonomía en la elección de las obras y en el modo de organizarse (pese a que hayan algunos parámetros generales para todos los clubes del país).

Los clubes suelen elegir sus libros por sugerencia de las participantes, por curaduría de las mediadoras y/o por votación (online o presencial) entre todas/os las/os integrantes de cada ciudad. Cada club tiene sus propias características, pero se ha averiguado que, por lo general, buscan contemplar diversos géneros literarios así como incluir libros de autoras debutantes y/o fuera del eje comercial, con el objetivo de darles visibilidad y voz.

Es un proyecto autogestionado y, según declaración de sus creadoras, no tiene fines de lucro.

IV) Mulheres que escrevem (Brasil)

Es una iniciativa nacida en 2015 y dirigida por un equipo de mujeres y que cuenta con decenas de colaboradoras. Se inició como una newsletter (boletines informativos por e-mail) para compartir inquietudes entre mujeres acerca de la escritura. Su principal trabajo es realizar curaduría, difusión y edición de contenido literario producido por mujeres. Uno de sus instrumentos principales de conexión es su sitio web, que está dividido en secciones fijas como ficción, traducción, poesía, entrevistas y ensayos. A posteriori consideraron necesario comunicarse también por las redes sociodigitales.

Además, empezaran a organizar encuentros presenciales durante los cuales debaten la presencia femenina en el universo de la escritura con una periodicidad frecuente. Tienen una comunidad amplia que acude a esos eventos y sobre todo contribuye con contenido original a su sitio web.

Sus redes sociodigitales amplifican el contenido producido para la web y promocionan los eventos y discusiones. No parecen contar con ingresos y la generación de contenidos no es retribuida monetariamente.

V) Mulherio das Letras (Brasil)

La iniciativa partió de la premiada escritora brasileña Maria Valéria Rezende, monja, militante política y educadora popular que, a los 74 años, indignada con la falta de mujeres entre los ganadores del principal premio literario de Brasil (“Jabuti”), en una conversación con otras escritoras, resolvió crear un grupo en Facebook para conversar sobre el tema. Su llamado fue un éxito y casi inmediatamente miles de mujeres se sumaron al grupo (hoy el grupo cuenta con más de 6,000 participantes).

Luego de meses de conversaciones digitales con “intenso intercambio de experiencias, discusiones acaloradas y noticias sobre prosa y poesía, en libro y en otras plataformas” (Oraggio, 2017, en línea), surgió el deseo de un encuentro presencial. El I Encuentro Nacional del “Mulherio das Letras” fue realizado fuera del eje Río-São Paulo, en la ciudad de Rezende, João Pessoa, al nordeste de Brasil; fue precedido de varios encuentros regionales por el país y ocurrió de manera colaborativa, con innumerables voluntarias. Además se hizo un financiamiento colectivo para cubrir los costos de locación de equipos, adquisición de materiales, difusión, seguridad y limpieza. El proyecto logró reunir casi el doble del valor de la meta. Al primer día del evento, el Instituto Itaú Cultural (vinculado a un banco privado) donó un monto que superó el doble del valor reunido por la campaña colectiva (Oliveira, 2018). Ese primer encuentro principal reunió a más de 500 mujeres. El segundo encuentro contó con el apoyo de la alcaldía de la ciudad de Guarujá, donde fue realizado.13

El proyecto no tiene un sitio donde se pueda acceder fácilmente a todas las informaciones y buscar su historial, pero sigue actualizado por página y grupo de Facebook.

Facebook Grupo de fb
4,791 6,499
https://web.facebook.com/mulheriodasletras

Sitio web: no tiene

VI) Mulheres Negras na Biblioteca (Brasil)

Fue creado en 2016 por cuatro mujeres que eran alumnas de licenciatura en Biblioteconomía de una Escuela Técnica de Brasil, después de que constataron que no había ningún libro de una escritora negra en la biblioteca de la institución. Para corregir esa falta, pidieron donaciones y organizaron charlas sobre el tema, que además fue abordado en su tesina y la iniciativa se convirtió en un colectivo.

El proyecto se expandió para otras bibliotecas de la ciudad con el propósito de ampliar el acervo de obras escritas por mujeres negras, incluso con financiamiento público (Centro Paula Souza, 2019).

Si bien la naturaleza de este proyecto es esencialmente presencial (con actividades tales como charlas, veladas culturales y participación en clubes de lectura), hacen intenso uso de redes sociodigitales (Facebook y Instagram) para promocionar las obras de escritoras negras y convocar a sus eventos. No hay un sitio con la historia del proyecto.14

VII) Nosotras proponemos literatura (Argentina)

“Nosotras proponemos literatura” (NPLiteratura) nació en abril de 2018 en el marco de la organización Nosotras proponemos, cuyo interés estaba vinculado con propuestas de cambios en relación al género en el mundo del arte. El hito fundacional de NPLiteratura fue la construcción de un compromiso de diez puntos que proponía igualdad de espacios, visibilidad y puesta en valor de las mujeres en el campo cultural, literario e intelectual. Este compromiso fue firmado por más de 300 escritoras argentinas y sirvió como base para movilizar una serie de acciones multitudinarias de apoyo a la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo que se discutió en el Congreso argentino a mediados de 2018.

A partir de esas acciones lograron construir una comunidad sólida de escritoras y personalidades del ámbito literario que apoyaron la organización y se vincularon cotidianamente con el colectivo, además de sostener un vínculo directo con el ámbito político y cultural argentino, lo que les permitió incidir en la toma de decisiones del ambiente literario, como la ampliación de la cantidad de escritoras presentes en eventos literarios. Por ser una organización reciente que surgió al calor de acciones urgentes, no cuenta con una estructura planificada de actividades ni contenidos, ni con una página web propia, solamente poseen una cuenta de Twitter específica de la acción dirigida a la literatura. Sus acciones de comunicación y difusión son elaboradas, gestionadas y ejecutadas por una asamblea permanente que decide de forma coyuntural y esporádica sus siguientes pasos. No cuentan con financiamiento externo ni estadísticas propias que sustenten las propuestas de acción.

Puntos en común

Luego de haber efectuado un análisis de competencia en profundidad, establecimos algunas regularidades entre los diferentes proyectos e iniciativas que nos mostraron puntos en común de los que tomamos aprendizajes para analizar y elaborar futuros proyectos. A continuación, los más destacados y, posteriormente, los aprendizajes que tomamos de ellos.

i) Ninguna de las iniciativas tiene más de cinco años de existencia

Como vimos en el capítulo anterior, 2014 fue el año en el que surgió #ReadWomen y a partir del que comenzaron a gestarse diferentes iniciativas que vinculaban el feminismo, la literatura y a las mujeres con propuestas digitales. Es probable que, debido a esta campaña ciberfeminista, este entrecruzamiento de temáticas haya repercutido en el nacimiento de nuevos emprendimientos. En el surgimiento de #LeiaMulheres en 2015, esto es directamente explicitado en su presentación. En los demás, creados entre 2015 y 2017, no está explicitado pero suponemos que se trata de “hijas” del movimiento cultural que se dio con el #ReadWomen en conjunto con la movilización feminista de esos años que surgieron o se potenciaron por las redes, como el #NiUnaMenos en América Latina.

ii) Hay muy pocas organizaciones de habla hispana en Latinoamérica dedicadas al tema de las mujeres en la literatura

Solamente dos de las organizaciones analizadas son latinoamericanas y de habla hispana: LibrosB4Tipos (México), que, aunque enfoca algo de sus contenidos en el público latinoamericano, tiene la mayoría de sus actividades circunscritas al público mexicano, y La Ventana del Sur (Chile), cuyo objeto de actuación es bastante específico por género literario y geografía, lo cual evidencia la falta de organizaciones/proyectos que específicamente promuevan a las mujeres y la literatura en español desde medios digitales en América Latina. Lo que llama la atención, puesto que hay varios proyectos ciberfeministas destacados en la región. Las otras cuatro organizaciones en los moldes analizados en funcionamiento en América Latina son de habla portuguesa y están situadas en Brasil, dirigidas a la promoción tanto de la escritura cuanto de la lectura de escritoras: Leia Mulheres, Mulheres que escrevem, Mulherio das Letras, Mulheres Negras na Biblioteca.

iii) Estas organizaciones hacen uso de Internet, sobre todo de las redes sociodigitales, para establecer o ampliar una comunidad que co-construya, sostenga y amplifique sus objetivos

Todas las organizaciones analizadas dedican en mayor o menor medida gran parte de sus esfuerzos a crear y mantener una comunidad que a su vez las retroalimenta y co-produce. Esto se puede observar en la apropiación que el público receptor hace de las actividades, proyectos y líneas de trabajo de estas organizaciones.

Lo cual, a su vez, se refleja en la elección de actividades que realiza la mayoría de estos emprendimientos, los que demuestran desde su conformación cuán importantes son la conversación, la retroalimentación, la conexión e incluso el apoyo inestimable de su comunidad a estos proyectos, que en la mayoría de los casos suceden en la vinculación del ambiente digital con iniciativas presenciales. Algunas de ellas: la investigación, publicación y difusión de artículos en sus sitios y redes sociodigitales sobre literatura escrita por mujeres, que en gran parte de los emprendimientos son enteramente producidos por integrantes voluntarias; las discusiones sobre temáticas pertinentes ya sea en los proyectos enfocados en la escritura o en la lectura de mujeres, que permiten un intercambio fructífero, con la participación de personas que están en geografías distantes, en el caso de la virtualidad, o la movilización digital para la organización de encuentros presenciales; los clubes de lectura feminista (véase más abajo), puestos en marcha por participantes que amplifican el alcance de los proyectos en territorios a los que las fundadoras no llegan, ya sea de modo totalmente virtual o de modo presencial, mediante una movilización a partir de contactos virtuales y difundida por redes digitales (desde la creación hasta la circulación de los mismos).

Los espacios de vínculo comunitario, ya sea mediante foros digitales (privados o abiertos) o con la apertura de espacios físicos seguros de intercambio con diversas participantes, entre otras actividades, construyen comunidad y, a la vez, permiten que esa misma comunidad regenere los emprendimientos.

iv) Ninguna de las organizaciones parece tener un posicionamiento de crítica activa sobre las tecnologías que utilizan

En la vertiente del ciberfeminismo social aparece la tecnología digital como una de las herramientas más importantes en el proceso de cambio. En este sentido, podríamos preguntarnos si estas iniciativas que analizamos estarían aportando algún aspecto transformador, no solo en términos discursivos en torno de aspectos del feminismo en la literatura, sino también de las estructuras mismas que se utilizan como espacios de activismo digital.

Una de las ideas centrales del ciberfeminismo se enmarca en la crítica activa de las tecnologías digitales que se utilizan, tanto para hacer activismo feminista como para convivir en Internet en general.

A simple vista, y por lo que llegamos a analizar, estos proyectos carecen de una militancia crítica y reflexiva sobre las tecnologías y redes sociodigitales que utilizan en su activismo digital feminista, o de prácticas de apropiación o uso activo de este tipo de alternativas, al menos, de nuevo, de cara al exterior de sus organizaciones. Esto se refleja en las plataformas que utilizan, la mayoría de carácter hipercomercial, extractivas y recolectivas de datos privados, como Facebook, Instagram, Twitter o el paquete de Google (YouTube, Google Hangouts, etcétera) así como el uso de redes como Goodreads para vincularse con su comunidad, y no a través de foros alternativos y privados.

Esas grandes empresas son en general controladas por varones blancos de los países del llamado “Norte”, y son acusadas o hasta condenadas por controlar el flujo de información, vender datos sin permiso o enmascarados en términos no expresos de vinculación, beneficiándose económicamente de la generación de información, interacción e intercambio que se genera en las redes sociodigitales; además, hay toda una crítica hacia la mediación del contenido que muchas veces permite mensajes violentos y acoso, sobre todo hacia las mujeres y otros grupos vulnerables.

v) Los clubes de lectura feminista crecen en las organizaciones

Dos de las siete iniciativas (LibroB4 y Leia Mulheres) tienen como actividad principal el sostenimiento de clubes de lectura feminista que crecen de manera exponencial, tanto por la cantidad de público que reciben como por su réplica en diferentes ciudades con moderadoras voluntarias. Leia Mulheres constituye la más impresionante a escala masiva. Un club que empezó en una ciudad, pero a cuatro años de existencia, el proyecto fue replicado en más de 150 ciudades brasileñas que todos los meses eligen, leen, comentan y discuten libros escritos por mujeres; con difusión e interacción nacional desde herramientas cibernéticas.

Ante este fenómeno cabe preguntarse cuáles son los componentes que generan semejantes acontecimientos literarios. Si es la capacidad de promover vínculos digitales y físicos seguros con personas con intereses similares en torno de una actividad tan solitaria como es la de leer libros; si es la relación novedosa entre literatura, feminismo, Internet y su potencial para construir comunidades de mujeres que ya estaban buscando un espacio donde debatir, conversar y tratar estos temas; si es la posibilidad de sentirse representadas en los libros que otras mujeres escribieron y ver en eso el germen de la valoración de la propia voz. Podemos arriesgar algunas hipótesis, pero lo único verdaderamente claro es que constituyeron un fenómeno de masividad y destacado crecimiento, lo que demuestra que había un espacio vacante donde fortalecer estas conversaciones, que debería continuar ampliándose.

Conforme señala Xavier (2018), los clubes de lectura se articularon a lo largo de la historia como un importante espacio de discusiones literarias y sociales; y en el siglo XXI, propician la interacción entre sujetos y el estímulo a la lectura asociados a un destacado protagonismo político. Además, concluye que su predominancia femenina ha posibilitado “la creación de un enlace entre las mujeres frente a sociedades machistas y patriarcales” (la traducción es nuestra, p. 58).

vi) Todas las organizaciones apelan a llevar al frente a autoras y obras menos conocidas o que no han sido debidamente valoradas

Todas las organizaciones parecen tener entre sus objetivos principales la circulación y amplificación de contenidos actualmente poco visibilizados por el mercado editorial, entre los que se encuentran algunos de los ya mencionados (sacar a la luz autoras desconocidas, llevar al frente a escritoras ya consagradas pero no debidamente valoradas, difundir libros que obtuvieron poca circulación, promover las obras de escritoras negras, proponer temáticas nuevas, visibilizar géneros literarios poco asociados a mujeres, proveer apoyo a escritoras independientes).

El hilo conductor de todas ellas apela a confrontar la todavía muy acentuada desigualdad de género en la literatura, donde el mercado editorial publica mayoritariamente varones blancos, y las escasas escritoras publicadas no reciben la misma visibilidad en los medios de comunicación, en los festivales o en los premios. Así, se verifica que hay, en la mayoría de estos proyectos, el propósito de poner de relieve a autoras debutantes y/o fuera del eje comercial, escritoras de diversas razas/etnias, clases, ubicaciones geográficas y de diversas orientaciones sexuales, con el objetivo de darles visibilidad y escuchar sus voces y correr los límites de un mercado editorial que mira hacia otro lado.

vi) Las iniciativas analizadas todavía no tienen un modelo de financiamiento o sustentabilidad

Estas iniciativas no tienen fines de lucro. La mayoría de ellas surgieron sin inversión y parecen no aspiran a tener ingresos en el futuro.

Aún en el caso de Mulherio das Letras, que recibió fondos privados y estatales para la realización de sus eventos, y de Mulheres Negras na Biblioteca, que ha accedido a un fondo por medio de un edicto público, no parece haber un modelo de sustentabilidad amplio a largo plazo.

La falta de un modelo de financiamiento o sustentabilidad, en muchos casos, puede generar incertidumbre en la continuidad de los proyectos, debido a que son llevados a cabo gracias a colaboración voluntaria. Un ingreso fijo podría dar cierta estabilidad a las actividades a largo plazo, con retribución monetaria a quienes colaboran a través de las notas y la moderación de clubes literarios, y a quienes realizan entrevistas, así como permitir la organización de eventos especiales, o incluso amplificar los contenidos con patrocinio en redes sociodigitales.

Conclusiones

El momento que está viviendo el activismo digital es histórico: el escenario está en pleno desarrollo y las mujeres son parte activa de su constitución. Esa actuación configura una potencia; en los últimos años las mujeres han habilitado nuevas discusiones, están disputando el sentido del discurso dominante masculino y cada día hacen más uso de las herramientas cibernéticas para organizarse, comunicarse, conectarse y autogestionar el aprendizaje.

En este marco, nuestro trabajo se propuso analizar el contexto de entrecruzamiento entre mujeres, literatura, feminismo e Internet en la actualidad. En el campo literario, los feminismos vienen haciendo uso de la vía digital, por medio de la circulación de información/comunicación y de movilizaciones (que, muchas veces, parten desde o llegan a lo presencial) para desmontar el supuesto universalismo que, en términos efectivos, es blanco y masculino. Un ejemplo emblemático fue #ReadWomen, la campaña ciberfeminista que nació en Inglaterra en 2014 y continúa recorriendo el mundo, generando nuevas acciones e incluso organizaciones cuyo objetivo es crear alternativas autogestionadas donde hacer oír las voces silenciadas de las mujeres que escriben.

De nuestra aproximación al contexto construimos un análisis de competencia de organizaciones que ya trabajaban con mujeres y literatura con el uso destacado de herramientas cibernéticas en América Latina. Desde los criterios elegidos para esta investigación, mapeamos siete: LibrosB4Tipos (México), La Ventana Del Sur (Chile), Leia Mulheres (Brasil), Mulheres que escrevem (Brasil), Mulherio das Letras (Brasil), Mulheres Negras na Biblioteca (Brasil) y Nosotras proponemos literatura (Argentina).

La investigación inicial que llevó a ese artículo tenía como propósito identificar prácticas de cada proyecto desde una perspectiva de comunicación para obtener aprendizajes a tomar en cuenta a la hora de elaborar propuestas similares, sobre todo con foco en el público latinoamericano de habla hispana, donde se ha observado una vacancia de ese tipo de iniciativas. Luego de mapear y analizar esos proyectos, comprendimos que una organización es parte activa en la configuración de su escenario significativo si construye redes (digitales e incluso presenciales), aporta contención, genera identificación y brinda herramientas para la reflexión y la autogestión del aprendizaje.

Una inferencia a que llegamos en este recurrido es la importancia de que un proyecto de estas características tenga un modelo autosustentable sobre el que basar su estrategia a futuro, aún si se trata de una combinación de diferentes modalidades de ingreso, pero que permita una continuidad estable.

A propósito del uso de las herramientas cibernéticas, un escalón más en el activismo feminista vinculado con la literatura sería poner en discusión no solo los modos discursivos de gestionar Internet como espacio político y transformador, sino también cuestionar la apropiación de estas narrativas por parte de corporaciones y empezar a buscar formas alternativas de transitar la red que sean realmente significativas para el movimiento (ciber)feminista y que incluso vayan más allá. Por ejemplo, Guzmán (2019) entiende que el ciberactivismo “no explora más allá que el uso de las herramientas tecnológicas digitales” y tarde o temprano, habrá de ser trascendido para “pasar a otro tipo de prácticas que transgredan el uso de la tecnología y se enfoquen en el ‘hacer’ tecnología”, que ella identifica como el hackfeminismo. Para la autora, una posible cuarta ola del feminismo, requiere que las mujeres se apropien de la tecnología y ejerzan autonomía por medio de tecnologías libres y abiertas propias de la filosofía de la cultura hacker y el software libre.

Es menester que organizaciones y proyectos como los acá analizados se materialicen y expandan para romper con patrones subordinantes y desiguales de género en el campo literario y en la sociedad en general, con el propósito de cada vez más sacar a la luz historias contadas por (y sobre) mujeres en todas sus diversidades. Tal logro, además de enriquecer la literatura, contribuye a alcanzar un cuarto propio en un simbólico y amplio significado, que es la emancipación tanto de quienes escriben como de quienes leen.

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1Este artículo se elaboró a partir de datos y análisis recolectados para la tesina de grado presentada por Bárbara Duhau y Antonella Flamini en 2018 a la Facultad de Ciencias Sociales, Ciencias de la Comunicación, de la Universidad de Buenos Aires. Posteriormente, Taluana Wenceslau Rocha se sumó haciendo el recorte geográfico y agregando nuevas organizaciones, datos y análisis.

2Manifiesto del Primer Encuentro Internacional Ciberfeminista en la Documenta X de Kasse. Disponible en: http://www.e-revistes.uji.es/index.php/asparkia/article/view/605 (consulta: 27 de julio de 2019).

3Algunas de las investigaciones mencionadas por la autora están disponibles en http://www.vidaweb.org/the-count/ y http://cwila.com/. Consulta: 11 de noviembre de 2017.

4La organización española Clásicas y Modernas comenzó a usar el hashtag en español #LeamosAutoras: http://www.clasicasymodernas.org/lanzamos-la-campana-leamos-a-autoras-2014/. En el sur de Asia se creó la iniciativa SheReads South Asia: http://www.indireads.com/shereads-south-asia/. Ambas consultadas el 11 de noviembre de 2017.

5Un Pastiche - Género y Comunicación. Disponible en: http://unpastiche.org/2016/10/11/lanzamos-la-campana-leamosautoras-en-latinoamerica/. Consulta: 27 de julio de 2019.

6Una conmemoración iniciada en España ese año para recuperar el legado de las autoras, hacer visible su trabajo en la literatura y combatir la discriminación sufrida a lo largo de la historia.

8La recolección inicial de datos se llevó a cabo en octubre de 2017; entre marzo y mayo de 2019, fueron agregadas nuevas organizaciones y actualizadas las inicialmente identificadas, en seguimiento y profundización de los análisis.

9Conforme lo informado en nota anterior, los números de seguidores en las redes presentados más adelante se refieren al periodo mencionado de 2019.

10Una plataforma de Google para mantener conversaciones en video entre distintas personas, con la posibilidad de publicarlas en vivo al instante en YouTube.

11Una red social de lectores/as.

12Al inicio de 2020 ya eran más de 150 ciudades.

13El tercer encuentro ocurrió a finales de 2019 en Natal, Rio Grande do Norte.

14En la presentación de su página de Facebook, hay un link para un blog que se define como “de escrevivências para mulheres negras”, pero la última entrada era de septiembre de 2018 (consulta: mayo de 2019).

Recibido: 27 de Julio de 2019; Aprobado: 14 de Noviembre de 2019; Publicado: 15 de Diciembre de 2020

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