La memoria es garante de la historia y ésta da cuenta del quehacer humano que invariablemente es vivo e incansable; de igual forma el tiempo no se detiene ni se contiene, se interconecta físicamente con el espacio y la mente.

El SIRPA cumple cincuenta años de su descripción original y conserva su legendaria presencia, define una época dentro de la medicina y permanece como concepto obligado en todo profesional de la medicina. El presente número de Medicina Crítica pretende conmemorar este hecho.

El 7 de agosto de 1967, el llamado grupo de Denver describió por primera vez en la Revista Lancet el «Síndrome de Distrés Respiratorio del Adulto» (ARDS por sus siglas en inglés), que por su característica de cursar con hipoxemia progresiva -explicada por estar condicionada fisiopatogénicamente por cortocircuitos venoarteriales intrapulmonares sin respuesta a oxígeno suplementario- pronto se llamó en México y otros países de lengua hispana «Síndrome de Insuficiencia Respiratoria Progresiva del Adulto», diferenciándola de la membrana hialina del recién nacido. Años más tarde, el Dr. Thomas L. Petty en una sesión histórica durante un congreso del ACCP en Estados Unidos de Norteamérica señaló que se había equivocado en el nombre original del síndrome, ofreció disculpas a la comunidad médica ahí reunida y apuntó que la «A» inicial del nombre debería ser de «agudo» y no de «adulto»; en todo caso, el acrónimo ARDS en inglés y SIRPA en castellano no se modificó.

Hasta donde sé, éste es el único ejemplo en el trabajo editorial médico contemporáneo en el que a partir de una declaración de este tipo por uno de los autores se cambia no sólo el nombre sino también el artículo mismo en su versión en línea. En años recientes ha habido una tendencia de llamarlo simplemente «SIRA» (Síndrome de Insuficiencia Respiratoria Aguda), nombre que consideramos inapropiado por ser ésta la denominación genérica de todos los tipos de hipoxemia conocidos: hipoventilación, alteración de la relación ventilación/perfusión, limitante de la difusión y cortocircuitos, razón por la que no sólo es confuso e inexacto sino fisiológicamente erróneo.

Sin embargo, no siempre se le conoció con el nombre de ARDS en el mundo, de manera simultánea a la publicación original en Lancet se le describió como pulmón blanco, pulmón del ventilador, atelectasia hemorrágica, pulmón de choque y pulmón de Da Nang, entre otros, tanto en reportes de casos aislados como en pequeñas series de los mismos.

A medio siglo de su aparición dicho reporte constituye todo un clásico en medicina, particularmente en la medicina crítica, al describir no sólo la etiología, caracterización clínica y radiológica del SIRPA sino su terapéutica específica, poco divulgada en aquel tiempo, a través de la implementación de PEEP en el contexto de la ventilación mecánica invasiva.

Este hecho no podía pasar desapercibido, sobre todo en la comunidad de la medicina respiratoria y de cuidados intensivos, motivo por el que Medicina Crítica rinde un pequeño tributo en la edición de este número especial, donde investigadores nacionales nos presentan diversos trabajos en el área respiratoria aguda.

Quiero agradecer a nombre del COMMEC de manera especial a Archivos de Cardiología de México y en particular al Dr. Alfonso Buendía Hernández, editor en jefe y al Dr. Alfredo de Micheli Serra, editor ejecutivo de la misma, el haber otorgado su permiso para reproducir en el actual número de Medicina Crítica el trabajo de la década de los setenta intitulado «El uso de la presión positiva espiratoria final (PPEF) en el manejo de la insuficiencia respiratoria aguda» del Dr. Julio Sandoval Zárate, que es la primera cita nacional de la que se tiene conocimiento sobre el uso de esta terapéutica específica en una revista indexada internacionalmente y que el lector podrá disfrutar nuevamente en este número especial.

El SIRPA, uno de los tópicos más interesantes e investigados en el área de la medicina crítica, continúa siendo un activo y poderoso imán de la imaginación y atención de la mente de los especialistas en el área, que por sus diversas facetas, aún inexploradas, nos depara indudablemente múltiples descubrimientos en los años por venir.